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La ciudad de Sudamérica donde adoptan sus balcones

El Centro Histórico de la capital de Perú es uno de los sitios Patrimonio de la Humanidad más bellos y con más historia de América del Sur

En Lima aguardan muchas ciudades en una: es uno de los mejores destinos gastronómicos del mundo, es la histórica Ciudad de los Reyes, es la del Miraflores de Vargas Llosa, o la del Barranco del bohemio Martín Adán, la que nunca duerme, la urbe gigantesca -más de diez millones de personas se mueve por ella en un aparente caos, entre rincones de nostálgico urbanismo-.

Pero, sobre todo, Lima es la ciudad de los balcones, la monumental, la que fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Una ciudad que en 2012 se lanzó a adoptar sus balcones como quien sabe que protege un último aliento. Se trató de una campaña municipal para que la sociedad participara en la restauración de estos elementos arquitectónicos, los más característicos de una ciudad en la que perviven los ecos de otro tiempo.

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Cerro San Cristóbal: el mirador de Lima

Una estrecha y vertiginosa carretera lleva hasta la cima. Se deja atrás las casas multicolor que desde la distancia parecen un zócalo de ese cerro icónico limeño, que es estribación de la cordillera de los Andes, y que ha sido domesticado a base de viviendas que parecen aguardar un futuro mejor. Desde la cima, Lima se abre a los cielos, al mar y al tiempo. La vista panorámica de 360 grados proporciona una estampa, no sólo a la gran urbe desparramada que es la capital de Perú, sino también a la historia de la misma. En su frente, se divisa la zona fundacional de la capital de Perú, el terreno donde Francisco Pizarro ordenó levantar el primer trazado de la ciudad siguiendo el edicto de 1523 del rey Carlo I de España con las ordenanzas para la fundación de ciudades en el nuevo mundo. 

 

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Plaza Mayor de Lima: epicentro del Patrimonio de la Humanidad

En aquellas Ordenanzas se estipulaba que  luego de trazado el plano de la ciudad por fundarse, este debía ser repartido a cordel y regla en forma de cuadrícula con un centro en la plaza Mayor, de tal forma que la ciudad siempre pudiera expandirse desde ese mismo punto. Y así procedió Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535, refundando el lugar en aquel entonces con el nombre de “Ciudad de los Reyes”, y ordenó todos los poderes civiles y militares alrededor de un mismo centro: la Plaza Mayor de Lima, más conocida como Plaza de Armas.  La “Ciudad de los Reyes” fue la urbe y capital más importante de los dominios españoles en América del Sur hasta mediados del siglo XVIII. Y pese a los graves daños sufridos por los terremotos y el paso del tiempo, trascendió su momento histórico para convertirse en Patrimonio de la Humanidad en  1991

Una ruta por esta Lima fundacional debe empezar pues en la Plaza de Armas. La fuente en el centro es la misma desde 1651. Alrededor, pasean los fotógrafos callejeros que compiten a cambio de unos pocos soles contra los selfies modernos.  La Historia de Lima corre pareja a la de esta plaza que ha visto hasta corridas de toros. En 1821, la plaza vivió la proclamación del Acta de Independencia del Perú. En este mismo punto están algunos de los edificios más importantes, no solo de la ciudad, sino de todo Perú: está el Palacio de Gobierno, la Catedral y la Municipalidad. 

 

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Palacio de Gobierno: el km 0 del poder de Perú

Ocupando una superficie de más de 19.000 metros cuadrados, el Palacio de Gobierno va más allá de ser el edificio que ocupa el presidente del país para convertirse en una enorme cápsula del tiempo arquitectónica que engloba aproximadamente cinco siglos, desde que Francisco Pizarro usara en 1535 la que había sido residencia del curaca Taulichusco, representante del gobierno inca en el Valle del Rímac. En la época del virreinato, se le conocía como el Palacio del Virrey o Palacio Virreinal, siendo la morada de los cuarenta virreyes del Perú. Más tarde, albergó a los libertadores José de San Martín y Simón Bolívar, así como a la mayoría de los presidentes en la etapa republicana.

La colección de recintos y salones ceremoniales, como el Salón Dorado, inspirado plenamente en la magnificencia real del Palacio de Versalles, obliga a visitarlo mediante un tour. El cambio de guardia, realizado por los Dragones del Regimiento de Caballería "Mariscal Domingo Nieto", es otra de sus sorpresas (los sábados y domingos al mediodía).

 

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Catedral de Lima

La Plaza Mayor de Lima también alberga la imponente Basílica Catedral de Lima, situada en el lado este y destacando como el principal templo religioso para explorar tanto en la capital como en todo Perú. La fachada de estilo renacentista, ostenta ornamentaciones platerescas, influencias neoclásicas y estilísticas de la escuela escurialense y del norte de Europa en sus altas torres.

En su interior, un techo estrellado recrea un cielo celestial. Aguardan trece capillas bellamente detalladas, la impresionante Sillería del Coro y la Cripta de Francisco Pizarro, decorada con mosaicos que narran la Conquista y un sarcófago con su cuerpo. Frente al mismo, un pequeño cofre que resguarda la tierra de la ciudad natal de Pizarro, Trujillo.

 

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Basílica y Convento de San Francisco de Lima 

El majestuoso complejo arquitectónico de la Basílica y Convento de San Francisco, ubicado no lejos de la Plaza Mayor, se erige como uno de los enclaves urbanos más impresionantes que visitar en Lima. Su fachada, característica del estilo barroco limeño, añade un toque de elegancia. Sin embargo, son sus famosas catacumbas y su extraordinaria biblioteca, que alberga una vasta colección de textos antiguos, algunos datados en la época de la conquista española, los mayores reclamos a la hora de visitar el complejo. 

 

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Duelo de balcones en el centro de Lima

En Lima, las calles son jirones. Así que los limeños inventaron el verbo “jironear”. Hay que seguir pues por Jirón de la Unión hasta la Plaza San Martín. Esta plaza es reflejo de la de Armas, pues se inauguró con el centenario de la independencia de Perú. La parte central rinde tributo al general José de San Martín. Antes, pero antes, hay que desviarse por el el jirón Ucayali para pasar por Casa Goyeneche que, con su fachada  amarilla no pasa desapercibida.
Flanqueando la portada de estuco y piedra, los grandes balcones de cajón de estilo rococó a lo limeño de la Casa Goyeneche  contrastan con los del Palacio de Torre Tagle, balcones moriscos de madera, de cedro y caoba, para muchos, todo un símbolo de la elegancia de los balcones de Lima.

Este duelo de balcones es la síntesis del desarrollo que alcanzaron los balcones del centro histórico de Lima entre los siglos XVI y XIX. Se adaptaron estilo arquitectónicos de Europa como el barroco y rococó a la realidad de Perú y a diversos tipos, abiertos, rasos, de cajón, cerrados con vidrio o de celosías. Estos balcones fueron uno de los motivos por los que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad el centro histórico de Lima. 

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Puente de los suspiros en Barranco

Barranco, un antiguo pueblo de pescadores, destaca como el barrio bohemio de Lima y es uno de los lugares favoritos de Lima para muchos que visitan la ciudad atraídos por su modernidad más que por su historia. Recorrer la avenida San Martín, rodeada de edificios residenciales, galerías de arte, murales  y hoteles, es una experiencia que sería fácilmente trasladable a cualquier barrio hipster de Europa. No hay que dejar de cruzar el Puente de los Suspiros, un puente de madera del siglo XIX del que dicen que si se pide un deseo y se cruza  sin respirar, por primera vez, se cumple. Sobra decir que la complicación no está en la extensión del puente sino en la cantidad de gente que hay que sortear. 

 

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Miraflores y la huella de Vargas Llosa

La influencia de Lima en las obras de Mario Vargas Llosa se remonta a su primera novela, La ciudad y los perros. Desde entonces, la capital peruana ha sido un escenario recurrente en las creaciones del premio Nobel de Literatura, destacando Conversación en la Catedral, donde se establece una conexión única entre la ciudad y el autor. En la actualidad, es posible explorar los lugares que dieron vida a los personajes de Los cachorros, Travesuras de la niña mala o La tía Julia y el escribidor porque Miraflores, el distrito crucial en la vida limeña del escritor, lanzó el Literatour, sabedores de que hoy en día la literatura se ha convertido también en un argumento turístico, un circuito turístico gratuito inspirado en la vida y obra de Vargas Llosa.

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Esta ruta comienza en el Parque Kennedy, el epicentro de Miraflores, y se desarrolla combinando sitios emblemáticos de Lima con detalles de la vida del autor y sus personajes. Además de visitar el Parque del Amor y las ruinas de Huaca Pullcana, los atractivos turísticos de Miraflores incluyen el Malecón de la Marina y su faro, con vistas panorámicas al Océano Pacífico desde las que hacerse con uno de los últimos recuerdos que atesorar del viaje antes de brindar con un pisco sour en alguno de los históricos bares limeños.