El algarrobo dulce (Prosopis flexuosa) es el árbol nativo de mayor tamaño en General Alvear. Puede llegar a los 12 metros de altura y tener un diámetro de copa de 10 metros. El follaje es fino y las ramas flexuosas se abanican hacia el exterior de la planta, brindándole un aspecto aparasolado.

En el departamento, antes eran mucho más abundantes los ejemplares añosos, pero con el avance de la urbanización fueron desapareciendo.

Tanto es así, que en los alrededores de la ciudad solo se encuentra un algarrobo centenario: el algarrobo bonito. El mismo sirvió de referencia cuando se trazó la ruta 188 y, lamentablemente, tuvo que ser trasladado a unos metros para no ser sacrificarlo. Luego de eso, más de la mitad de su tronco se secó, al igual que la mayor parte de la copa.

Debido a la deforestación y a los incendios, en el campo también cada vez es más difícil encontrar ejemplares de gran tamaño.

Las plantaciones de algarrobo se suelen hacer luego de un incendio o simplemente para mejorar la calidad del campo. Es bien sabido que los frutos son muy apetecibles por el ganado. En años de sequía, tener un buen número de plantas con frutos puede engordar considerablemente a los animales.

Los frutos tienen una elevada cantidad de hidratos de carbono, mediano tenor de proteínas, hierro, calcio, bajo tenor graso y buena digestibilidad. Estas características los hacen muy utilizables tanto en la alimentación humana como animal. Pueden ser consumidos directamente o almacenados con el fin de complementar la dieta de los animales en las épocas críticas. Por su alto contenido de azúcares puede ser utilizado como edulcorante; son preferidos para la elaboración del “patay” (pasta harinosa obtenida al moler la algarroba madura y seca en mortero y pasada por cedazo fino. Luego puede ser secada al horno, lo que le confiere una alta duración en comparación con la moldeada al “rocío”).

También se prepara “arrope, algarrobina o miel de algarrobo”, líquido oscuro y espeso que se obtiene al cocinar en agua las vainas de algarrobo.

De acuerdo con el INTA, el agregado de valor en las vainas es del cien por ciento, y no genera residuos, ya que se usa en su totalidad. Tras su recolección del suelo, ésta pasa por los procesos de lavado, secado, molienda, de donde se obtienen semillas, harina refinada y resto de la cáscara, y almacenamiento. Finalmente, con los dos últimos elementos se realiza la elaboración de diversos productos naturales y saludables para la alimentación humana.
Al respecto, la harina de algarroba que se obtiene se emplea para panificaciones dulces y saladas, como por ejemplo galletas, panes, tortas, scones, medialunas, prepizzas, alfajores, etc., incorporándola en una proporción aproximada de cinco a uno con las harinas comunes. Es interesante también observar la evolución de una simple galleta con harina, a la incorporación ahora de nueces y cremas, pensando en lo que buscan los clientes.
Además, la cáscara que queda tras la molienda se tuesta en recipientes de metal logrando un producto muy parecido al café, lo que llevó a que mal se lo llame café de algarroba, cuando en realidad se trata de tostada de algarroba, producto que se puede envasar en saquitos de tela fieltro para preparar una infusión.

Esta industrialización podría constituirse como una herramienta para impulsar el desarrollo socio-económico de las regiones áridas, propiciando a su vez la conservación de los bosques nativos, ya que el impulso a la actividad contempla también la elaboración de plantines, fundamentalmente en ámbitos escolares, para la reforestación.

Las flores son abundantes y melíferas, con alta cantidad de néctar y polen. Esto lo convierte también en un árbol con valor apícola.

Se adapta perfectamente en sistemas de producción silvopastoriles y agroforestales, ya que permite que pasturas y cultivos prosperen bajo su dosel. La amplia copa no densa aporta nutrientes y favorece el balance hídrico bajo su copa.

Es una especie promisoria para la recuperación de suelos salinos. Se ha registrado bajo árboles adultos una disminución del 50% de la concentración salina. Al ser una leguminosa, aporta también nitrógeno al suelo.

Para plantaciones “a campo”, donde no se realizarán riegos posteriores, se recomienda realizar la plantación en el período de lluvias, desde diciembre hasta febrero.. Las plantas deben tener entre 2 y 3 meses de edad preferentemente para que la raíz tenga buen vigor y pueda sobrevivir.

El árbol puede empezar a generar flores a los siete años, claro que si se lo riega abundantemente podrá hacerlo antes, a los 5 años, donde tendrá además un tamaño mucho mayor de copa.

Una planta que obtuvo riego puede alcanzar los tres metros de altura en cinco años, donde también tendrá un diámetro de copa de igual tamaño, frente a un máximo de 2 metros que puede alcanzar una planta en el mismo tiempo sin regarse.

Es por eso que los beneficios de un proyecto de forestación con algarrobo dulce comenzarán a verse a largo plazo. Sin embargo, también puede tener otros fines.

En resumen, el algarrobo dulce es una planta con valor alimenticio para el humano, con valor apícola, valor ornamental y de cortina rompe viento, con madera apta para leña, postes y demás, que puede ser un “salvavidas” para el ganado en un año seco, que permite cultivo y pasturas bajo su copa y que mejora las condiciones del suelo, tanto en cuanto a salinidad como en nutrientes.

JT