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1 Miguelete De los orígenes a la colonización agrícola Heroídes Artigas Mariño Sebastián Rivero Scirgalea Introducción Este trabajo puede catalogarse dentro de la “historia rural”. Sin embargo, presenta sólo algunos parentescos metodológicos con esta rama de la disciplina histórica (rama de la historia tan bien cultivada desde hace años en la Argentina). Se ha contado con una documentación fragmentaria. Prensa de Carmelo, Colonia y Rosario existente en la Biblioteca Nacional, actas de defunciones del Registro Civil de la Intendencia de Colonia, papelería diversa de la antigua Junta Económico Administrativa. Además de los importantes estudios territoriales del equipo integrado por Sala de Tourón, Rodríguez y De la Torre. Con estos materiales hemos tratado de bosquejar el devenir de la región: guardia contra el portugués, estancias criollas y jesuítica, repartos de tierras durante las revoluciones y guerras civiles, estancia lanar inglesa, colonización agrícola. Historias hechas de sustratos y tiempos diferentes. Cambios bruscos, pero también permanencias. Un fragmento de la historia del país y el departamento, que se ofrece como un paradigma a cotejar con procesos similares o distintos. La región La zona estudiada es pródiga desde la geografía. Tiene una altura conveniente sobre el nivel del mar. La región se halla regada por cursos de agua grandes y pequeños que contribuyen a mejorar aquellos campos aptos para la ganadería y la agricultura. Algunas alturas se repiten sobre la zona litoral, más precisamente en los Cerros de San Juan. Dentro del departamento de Colonia la región de Miguelete se conecta con poblaciones o puntos geográficos conocidos como Ombúes de Lavalle (antigua estancia 2 de los hermanos Lavalle), Cerro de las Armas, Paso Hospital, y colonias pequeñas como Campana, El Cuadro, Sarandí y otras. Cruzando la frontera norte se halla la ciudad de Cardona, que está íntimamente ligada a Florencio Sánchez, ciudades que sirven de apoyo tanto desde el punto de vista educacional, atención de la salud y proveeduría generalizada. En la conexión terrestre Miguelete dispone de las rutas 12, 106, 54, 55 y la 2. A fines del siglo XIX, Miguelete conformaba la Séptima Sección Rural de las secciones policiales. Sus límites eran: Norte: desembocadura del Arroyo Miguelete. Sur: Arroyo San Juan. Este: desde las puntas del Arroyo Miguelete y un camino vecinal. Oeste: Arroyo Miguelete hasta su desembocadura en el San Juan. Área: 77 kms. 310 metros de largo. 20 kms. 316 metros de ancho.1 Durante el mil ochocientos, tanto en la prensa como en la documentación pública, se conoció esta zona como Distrito del Miguelete, abarcando un área más extensa que la mencionada arriba. Para esta investigación hemos decidido hacer foco en un espacio territorial que abarca desde el San Juan por el sureste, hasta el Arroyo Tala por el noroeste. Lucha de imperios Las intenciones geopolíticas de la corona portuguesa, aunadas al deseo de contrabandear la plata del Potosí, llevaron a la fundación de la Colonia del Sacramento en 1680. Una rápida reacción española desde Buenos Aires condujo a una prolongada lucha de imperios en la Banda Oriental, zona marginal y fronteriza. Si este choque entre los estados ibéricos llevó en 1724 a la fundación de Montevideo, cortando definitivamente con los planes expansionistas lusitanos, en 1683 con la creación de la guardia de San Juan, ya se establecía un primer punto de contención y vigilancia. Ahuyentar los ganados de las cercanías de Colonia, impedir el contacto con los indios charrúas y minuanes, fiscalizar las salidas al exterior de las tropas y pobladores de la plaza fuerte lusitana, eran los cometidos de la guardia. Avanzada militar que debía demarcar las áreas de influencia, con el paso del tiempo tendió lazos sociales y económicos con los enemigos. 1 Archivos Policiales. Tomo 179. Año 1895. p. 144. (Archivo Regional Colonia) 3 En 1723, por ejemplo, el ex-gobernador portugués Gomes Barbosa informaba que durante su administración los habitantes de Colonia debían arreglarse con el capitán de la Guardia de San Juan para procurarse las corambres. El contrabando así, no estuvo ausente. En 1735 durante el sitio de la Colonia, las tropas de la Guardia de San Juan asolaron los establecimientos portugueses de extramuros, arreando sus ganados, llevándose carros y esclavos, destruyendo quintas, casas, capillas, molinos y atahonas. En represalia, al año siguiente, los portugueses atacaron la guardia, saqueando y quemando los galpones de suministros. A medida que la política defensiva de los Borbones se hizo más intensa, se establecieron numerosas guardias en el actual departamento de Colonia: Riachuelo, Rosario, Cufré, Barra del Sauce, la Horqueta, Víboras, Las Vacas y Miguelete.2 En el complejo marco de la lucha de imperios, comenzará el poblamiento de la zona. Origen del nombre El historiador Francisco Manuel de Melo escribió en el siglo XVII su libro “Historia de los movimientos, separación y guerra de Cataluña”, narrando ese episodio ocurrido durante la monarquía de Felipe IV (ocasionado por la guerra de España con Francia y la política centralizadora del Conde-Duque de Olivares que colisionó con las libertades catalanas). Allí se hace referencia a unas compañías catalanas llamadas “miquelets”. Por su interés transcribimos todo el párrafo: “Eran entre ellos los miquelets al principio de la guerra la gente de mayor confianza y valor; bien que sus compañías no parecían más de una junta de hombres facinerosos, sin otra disciplina o enseñanza militar que la dureza alcanzada en los insultos, terribles por ellos a los ojos de los pacíficos: tomaron el nombre de miquelets, en memoria de su antiguo Miquelot de Prats, compañero y cómplice del duque de Valentinois y sus hechos, hombre notable en aquellos tiempos de Alejandro VI y don Fernando el Católico en la guerra de Nápoles. 2 BARRIOS PINTOS, A., “Historia de los pueblos orientales”, T. II, Montevideo, Academia Nacional de Letras, 2000. MOROUIO BLANCO, L. “Breve Reseña Histórica de la Guardia de San Juan”, Montevideo, ed. del autor, 1999. RIVEROS TULA, A., “Historia de la Colonia del Sacramento (1680 – 1830)”, Montevideo, Instituto Histórico y Geográfico, 1959. Archivo Histórico Ultramarino. Lisboa. 36. T. 1 y 2 (Archivo Regional Colonia). 4 Antes fueron llamados almogavares, que en antiguo lenguaje castellano, o mezcla de arábigo, dice gente del campo; hombres todos prácticos en montes y caminos, y que profesaban conocer por señales ciertas, aunque bárbaros, el rastro de personas y animales.”3 El cuerpo de migueletes fue fundado en 1640 por Francesc de Cabanyes (o Cabañas, como lo escribe Francisco Manuel de Melo) para frenar a las fuerzas castellanas que atacaban Cataluña intentando sojuzgarla. Su vestimenta era un sayo rojo, calceta blanca, espardeñas y un faldón que cubría hasta las rodillas. Llevaban sombrero con pluma larga y un gran número de armas de fuego de llave «a la catalana». En 1642 el cuerpo fue disuelto por su indisciplina. A fines del siglo XVII y en el siglo XVIII sería sucesivamente creado y disuelto, teniendo participación en la Guerra de los Nueve Años entre España y Francia, la Guerra de Sucesión y la Guerra del Rosellón. Además de los migueletes catalanes, existieron los migueletes forales navarros, guipuzcoanos y vizcaínos. También se conoció a estas fuerzas como “miñones”. En el Río de la Plata actuaron desde el siglo XVIII, nombrándolos de ambas formas. La toponimia del arroyo que cruza Montevideo, como el ubicado en el departamento de Colonia, se debe a estas tropas. En 1724 en las cercanías del arroyo coloniense hubo un encuentro entre migueletes y soldados portugueses. “Al respecto, Pereira de Sá señala que los portugueses de Colonia mortificados por la presión continua que ejercía una partida volante española, decidieron salir a su encuentro. El destacamento portugués estaba integrado por 25 hombres de caballería al mando del Alférez Pedro Pereira Chaves, en tanto que la partida española estaba compuesta por soldados Migueletes (que formaron posteriormente un cuerpo de fusileros catalanes) comandados por el capitán Pedro Burgos. El choque tuvo lugar en 1724, en las orillas de un arroyo que suponemos que a partir de entonces llevó el nombre de Migueletes, porque en ese lugar los Migueletes resultaron derrotados y murió el capitán Burgos.” 4 3 4 DE MELO, F. M., “Guerra de Cataluña”, T. II, Madrid, Compañía Ibero-Americana, s/a. p. 9. MORQUIO BLANCO, L., “Breve Reseña Histórica de la Guardia de San Juan”, op. cit. pp. 19 – 20. 5 Durante el siglo XVIII existió una guardia en el lugar, la cual, según el historiador Luis Morquio Blanco, se ubicó sobre el Arroyo Miguelete, en las cercanías del Arroyo Tala.5 Poblamiento. Las grandes estancias Una guardia no sólo es un destacamento militar, sino que en las soledades del campo, en un espacio de frontera y relacionamiento entre españoles, portugueses e indígenas, puede constituirse en un centro de sociabilidad, donde se generan múltiples intercambios. De allí al establecimiento de los soldados o de los diferentes migrantes del virreinato sólo hay un paso. En 1780 según datos de Sala, Rodríguez y De la Torre, la región de Miguelete se repartía entre la mediana y pequeña propiedad.6 Sin embargo, los jesuitas y la familia De la Quintana, poseyeron varias miles de cuadras allí. En 1741 se le otorga a la Compañía de Jesús una extensión de 42 leguas cuadradas entre el San Juan y el Arroyo de Las Vacas. Allí mantienen ganado vacuno (estimado en 20 mil cabezas), una calera, un molino y una huerta con viñedo. La estancia de los jesuitas fue una verdadera empresa productiva y comercial, sostenida en el trabajo esclavo. Después de la expulsión de los jesuitas, la estancia fue a dar a manos del Colegio y Asilo de Huérfanas con sede en Buenos Aires. La familia De la Quintana se avecindó en Colonia luego de la definitiva conquista española en 1777. Teodosio de la Quintana tuvo tierras entre los arroyos San Juan y Miguelete. La “Estancia grande de los Quintanas” como se conoció a esta propiedad hasta mediados del siglo XIX, tenía una superficie de 22.924 cuadras cuadradas, según la mensura realizada en 1834. En 1811 socorrió a José Artigas, luego que este se fugara de la plaza de Colonia para unirse a la Revolución de Mayo. Teodosio de la Quintana contrajo matrimonio con Gervasia Benítez, naciéndole doce hijos. Estos se casaron a su vez, con destacadas figuras del ambiente político local y nacional. Falleció en 1831 y fue sepultado en Colonia. 5 Datos brindados por el propio investigador. SALA DE TOURON, L., RODRIGUEZ, J.C., DE LA TORRE, N., “Evolución Económica de la Banda Oriental”, Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos, 1968. (Ver Mapas). 6 6 La “Estancia grande de los Quintana” empezaría a fraccionarse entre sus descendientes. Durante la Guerra Grande la estancia sufrió graves pérdidas debidas a las confiscaciones hechas por las fuerzas blancas de los coroneles Montoro y Moreno. A 60 mil pesos se elevó el monto de los daños, comprendiendo 15.000 cabezas de ganado vacuno y 7.000 ovejas mestizas embargadas y consumidas, además de caballos, yeguas, cerdos, bueyes, carretas y esclavos. El estado compensó estos perjuicios con la entrega de títulos de la Deuda Consolidada7 (títulos depreciados por los posteriores manejos financieros de Mauá). La campaña de Colonia al concluir el siglo Al finalizar el siglo XVIII se destacan en la región los núcleos poblados de Colonia del Sacramento, Rosario del Colla y Las Víboras. El vecindario de los dos últimos viviendo en dura pugna con los estancieros lindantes. La agricultura se practicaba junto a la ganadería y los pequeños propietarios mantenían relaciones con los grandes, relaciones tanto tensas como amistosas. En la década de 1780 los cultivos eran predominantes, según se trasluce del registro de los diezmos: en Colonia, Víboras y Soriano un 76 % correspondía a los granos, un 16% a los ganados y un 8 % a las huertas. Para el período 1798 – 1802 la relación se invierte, cobrando mayor importancia el ganado: granos 34 %, ganados 66 %. La apertura del comercio atlántico llevó a este resultado, aumentado las exportaciones de cueros. En la región de Colonia muchos medianos y pequeños ganaderos fueron también agricultores. Estos pequeños productores se relacionaban con los pulperos para comerciar sus trigos y cueros. Intensas interacciones entre estancieros – grandes, medianos y pequeños – agricultores y comerciantes, fueron conformando una vida rural rica en matices.8 En Miguelete se practicó la ganadería junto a la agricultura. En un censo de la década de 1830, los vecinos de Colonia del Sacramento Estanislado Rodríguez y AZAROLA GIL, L. E., “Apellidos de la Patria vieja”, Buenos Aires, Librería y Editorial La Facultad, 1942, p. 147 y sig. 8 GELMAN, J., “Campesinos y estancieros. Una región del Río de la Plata a fines de la época colonial”, Buenos Aires, Editorial Los Libros del Riel, 1998. GARAVAGLIA, J. C., “Economía, sociedad y regiones”, Buenos Aires, Ediciones De la Flor, 1987. 7 7 Domingo Lebrun que tenían estancias en el partido de Miguelete, poseían arados con sus útiles, además de ganado bovino, ovino y equino.9 Revolución Oriental. Repartos de tierras Los conflictos entre ocupantes y estancieros que se venían produciendo desde la época colonial, ambientaron una coyuntura apta para los repartos de tierras prohijados por el Reglamento de 1815. La densidad demográfica del actual departamento de Colonia, junto a estas pujas por la propiedad territorial, llevaron al fraccionamiento de numerosas estancias. Una porción de la estancia de la Calera de las Huérfanas, comprendida entre el Arroyo Tala y el San Juan fue repartida a varios donatarios artiguistas. Manuel Durán como Subteniente de Provincia fue comisionado por Artigas en 1816 para otorgar tierras en el litoral suroeste del país. Él será el encargado de posesionar en sus tierras a los agraciados Santiago Fernández, Lorenzo Ruiz Díaz, Pedro Solano, Martín Cautivo, Manuel Soria y Lorenzo Belem. Al primero le será concedido un campo entre los Arroyos del Sauce, Tala y Miguelete. En 1826 le pedirá a Manuel Durán que certifique la donación artiguista por él efectuada. A Pedro Solano se le dieron tierras entre el San Juan y el Miguelete. En 1822, en plena dominación lusobrasileña, al intentar consolidar su posesión dice carecer de documentación dado que Manuel Durán por las convulsiones políticas del país no se la había facilitado. Entre 1830 y 1834 logra que el Gobierno de la República le adjudique la propiedad y adquiere nuevas tierras (ver apéndice). Al parecer Pedro Solano -o un hijo de igual nombre- apoyó a los unitarios y colorados durante la Guerra Grande, siendo sus campos expropiados. Al negro libre Lorenzo Ruíz Días – muerto en las mazmorras portuguesas en 1819- se le concedieron por parte de Juan Antonio Lavalleja (Comandante de Colonia) tierras en la ex – estancia de las Huérfanas, en la confluencia de los Arroyos Miguelete y San Juan. Las mismas, en posesión de su viuda Doña Asecia Cabrera, luego serían vendidas al comerciante francés Domingo Lebrun. En un censo de Colonia de la década de 1830 figura Domingo Lebrun como estanciero (soltero, de 32 años). El inventario de sus bienes engloba: un terreno VILLEGAS, J., “Aporte para el conocimiento de Colonia, Uruguay al comienzo de la época republicana”, Montevideo, Centro de Estudios de Historia Americana, 2006, pp. 33 y 47. 9 8 valorado en 1.950 pesos, 3 ranchos valorados en 400 pesos, 1 corral, 400 cabezas de ganado valoradas en 800 pesos, 12 bueyes valorados en 96 pesos, 50 caballos valorados en 200 pesos, 400 ovejas valoradas en 100 pesos, y una carreta y dos arados con sus útiles valuados en 86 pesos. Trabajaban para él cuatro peones. La titulación que exhibe se refiere a la donación artiguista efectuada por el comandante de Colonia Juan A. Lavalleja. La denuncia fue ratificada en 1830. Martín Cautivo, Manuel Soria y Lorenzo Belem recibieron suertes de estancia entre el San Juan y el Miguelete. Muchas de estas donaciones pasarían luego a grandes propietarios. Tal el caso de las tierras del liberto Lorenzo Ruíz Días. Por su parte Juan Tomás Núñez adquirirá las suertes de estancia de Hipólito Antonio Montes de Oca y Manuel Hidalgo en Martín Chico.10 Núñez también tuvo tierras en la zona de Miguelete que quizás haya obtenido durante la Cisplatina o los primeros años de la República. Núñez, nacido en 1784 y muerto en 1869, fue un personaje de importancia a nivel político y económico en el ambiente local y nacional. Actuó como diputado del pueblo de Las Vacas (Carmelo) en la Sala de Representantes de la Provincia Oriental de 1825, que dictó las tres leyes de la Florida. En 1836, por sus vínculos personales, el Gral. Fructuoso Rivera le cedió unas tierras en Soriano.11 Una fracción de los extensos campos de Juan Tomás Núñez en el Miguelete pasará luego a los hermanos Drabble y la estancia inglesa The River Plate. La Guerra Grande. Expropiaciones y donaciones La Guerra Grande (1839 – 1852) fue un conflicto bélico en el cual los emergentes bandos orientales, colorados y blancos, se aliaron a los partidos argentinos, unitarios y federales. A esa lucha por el poder político en las dos márgenes del Plata, se unirá el afán expansionista anglo-francés, que deseaba obtener y consolidar nuevos mercados. Con su diplomacia y sus flotas, Gran Bretaña y Francia tratarán de debilitar y vencer al sistema federal de Juan Manuel de Rosas. Establecido el sitio de Montevideo en 1843, apoyaran a los colorados y unitarios que sostenían la defensa. SALA DE TOURON, L., RODRIGUEZ, J.C., DE LA TORRE, N., “La Revolución Agraria Artiguista”, Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos, 1969, pp. 231, 258 a 263. VILLEGAS, J., op. cit., p. 47. RIVERO, S., “La Guerra Grande en Colonia”, Montevideo, Torre del Vigía, 2007, pp. 138, 183-184. 11 OLAZARRI, J., “Soledad sin tristeza, campos de Palmar y El Tala”, Mercedes, Ed. Entrega SRL, 2008, pp. 66-67. 10 9 La guerra también afectó al departamento de Colonia. En 1843 queda parcialmente controlado por los blancos. En 1845 y 1846 los hombres del Gobierno de la Defensa recuperan algunos puntos. A partir de 1847 –y hasta el final del conflicto- los blancos se adueñan otra vez de la zona. Los militares blancos Jaime Montoro y Lucas Moreno, durante el curso de la guerra, se enfrentarán a los colorados Venancio Flores, Anacleto Medina y el caudillo Fructuoso Rivera, además de a la legión italiana de Giusseppe Garibaldi. Moreno instaló un hospital de sangre sobre el arroyo San Juan, próximo al paso Real, al cuidado del cirujano francés Salvador Larré. Cerca de allí, según Orestes Araújo, existió un depósito de armas ubicado en una cumbre. Los topónimos “Paso Hospital” y “Cerro de las Armas” tendrían en estos elementos su origen. El Gobierno del Cerrito, mientras mantuvo en su poder el departamento, expropió y donó tierras de sus enemigos. Numerosos trámites de desalojo que venían desde la década de 1830 se detuvieron, haciendo que algunos ocupantes se plegaran al bando blanco. En la zona de Miguelete, por ejemplo, la estancia de Santiago Fernández fue concedida al Comandante Leandro Villanueva, otorgándosele 300 terneros para poblar. En 1852 cuando las propiedades sean devueltas a sus antiguos dueños, Fernández aceptará que José M. García, albacea del finado Villanueva, retire 300 vacunos de la estancia.12 El militar colorado José María Solsona (que ocupó la población de Rosario en 1846)13 poseyó tierras en Miguelete. Ignoramos si consolidó su propiedad durante este convulso período. El Departamento y su modernización Al concluir la Guerra Grande la situación del departamento era ruinosa. Con todo, como reconocieron los miembros de la Junta Económico Administrativa al presidente Giró durante su visita a fines de 1852, la administración del Coronel Lucas Moreno desde 1847 había logrado restablecer cierta calma y prosperidad en la región. MORENO, E., “Aspectos de la Guerra Grande…”, Montevideo, Barreiro y Ramos, 1925. RIVERO, S., op. cit.. LEZAMA, A., “Guía Arqueológica del Departamento de Colonia”, Montevideo, UDELAR, 2004, p. 57. 13 BARCON OLESA, J., “Monografía completa de la Región del Colla…”, Rosario, El Progreso, 1902, p. 47. 12 10 En la década de 1850 la Junta intenta mensurar y regular el ejido y la zona de chacras en los pueblos del departamento. La dura puja entre estancieros y agricultores, sumada a la especulación con la tierra fiscal, impedían una adecuada resolución de los desordenes territoriales. Durante esos años y los siguientes, se establecen estancieros extranjeros con “estancias empresas” lanares, además de colonias agrícolas de inmigrantes (valdenses y suizos). La lana, los cereales y los productos lácteos van a ser renglones destacados en la economía del departamento. En 1870 y 1880 cada vez más tierras se dedican a la labranza. El departamento de Colonia pasará “del latifundio a la chacra” –certera consigna del profesor Gérard Prost- surgiendo una clase media rural. Proceso excepcional en el Uruguay de la época. En 1877 la densidad poblacional será de 4,5 habitantes por kilómetro cuadrado (densidad solamente inferior a la de Canelones).14 En 1860 la población era de 12.569 habitantes; en 1880 se había duplicado llegando a los 27.051 habitantes. El número de extranjeros también aumentó: de un 24% en 1860 a un 34% en 1880.15 El “boom” lanar, la agricultura y la formación de una sociedad nueva compuesta por inmigrantes, cortarán con la “edad del cuero” y las estructuras “pastoriles y caudillescas” (“edad del cuero” y estructuras que no se habían dado en puridad en el actual departamento de Colonia). No sólo se desarrolló el mercado interno, sino que a partir de la década de 1860 creció el comercio fluvial.16 Los comerciantes de Colonia, Rosario, Carmelo y Nueva Palmira se afianzaron, apareciendo grandes casas exportadores e importadoras. Este desarrollo productivo y comercial fue respaldado por las elites locales y el estado. En 1872, pasada la Revolución de las Lanzas, el Jefe Político José M. Neves en comunicación a la Asociación Rural afirmaba aún no estar satisfecho “de lo que ha hecho en obsequio de la agricultura y seguridades de vidas y bienes, de los que residen en su Departamento, y no lo estará, hasta que sus habitantes no se consideren tan garantidos en la campaña como los mismos de la Capital”. 17 Para 1876, no obstante, la situación parecía solucionada, dado que el Jefe Político Máximo Blanco había ideado PROST, G., “Del Latifundio a la Chacra: una excepción en el Uruguay”, “Almanaque del Banco de Seguros del Estado”, Montevideo, 1981, p. 57 y sig. 15 RIVERO, S., op. cit., p. 211. ACEVEDO, E., “Anales Históricos del Uruguay”, T. IV, Montevideo, Barreiro y Ramos, 1934, p. 197. 16 En 1899 el movimiento portuario fue de 189.415 toneladas en Colonia, 47.598 en Carmelo, 12.349 en Rosario, 94.849 en Puerto Sauce y 1.141.785 en Nueva Palmira. (“Anuario Estadístico de la República Oriental del Uruguay. Años 1899-1900”, T. I, Montevideo, Imprenta “La Nación”, 1901, p. 479). 17 Revista de la Asociación Rural, Montevideo, A. I, Nº 6, 15 agosto, 1872, pp. 6-7. 14 11 una manera de controlar la vagancia.18 La disciplina y el orden, con la anuencia de las clases altas, se impusieron. Por esos años el viajero inglés Edward Mulhall elogia los progresos económicos y sociales ocurridos en el departamento. Además de destacar la ejemplaridad de las colonias valdense y suiza, refiere que: “Algunas de las mejores estancias del país se encuentran en este departamento, a saber: Martín Chico, perteneciente a Mr. George Bell, casi enfrente a la isla Martín García; Estanzuela, de Mr. White, cerca de Colonia; Pichinango, de Mr. Rickett, sobre el arroyo de aquel nombre; la de Newton, sobre el arroyo Miguelete, cerca de los Cerros de San Juan; la de Locker sobre el Sarandí, etc.” Más adelante agrega: “Desde Colonia pueden hacerse algunas agradables excursiones a las colonias suizas e italianas, distantes unas 30 millas; o a la estanzuela de Mr. White, especie de granja modelo inglesa; o a lo de Mr. Newton, sobre el Miguelete; en todos estos lugares el viajante va a encontrar una bienvenida hospitalaria y mucho entretenimiento.”19 Durante este proceso de modernización se conformará la sociedad rural del distrito de Miguelete, integrada por varios extranjeros. Los extranjeros A fines de la década de 1850 y en la de 1860 se afincan extranjeros en el campo uruguayo transformando las “estancias cimarronas” en “estancias empresas”. Este proceso se dio cumplidamente en el litoral y el sur del Río Negro. “De los 377 estancieros ingleses existentes, 249, o sea el 66 %, estaban establecidos en los departamentos del Litoral (Paysandú, Río Negro, Colonia y Soriano) y 77, o sea el 20 %, en el Centro – Sur (Durazno, Canelones, Florida y San José). De los 256 alemanes, 65 % se afincaron en el Litoral y 21 % en el Centro – Sur. De los 1.817 franceses, el 40 % estaban concentrados en el Litoral y el 41 % en el Centro – Sur.”20 Este hecho, junto al predominio del ovino en departamentos como Colonia y Soriano, condujo con el paso del tiempo al mayor precio de la hectárea.21 En la zona de San Juan y Miguelete se instalan tempranamente estancieros alemanes e ingleses. 18 Idem., A. V., Nº 84, 1 junio, 1876. p. 180 y sig. MULHALL, E., “Handbook of the River Plate”, s/d., p. 378 y sig. (Traducción de Patricia Alvarez) 20 BARRAN, J.P., NAHUM, B., “Historia Rural del Uruguay Moderno. 1851 – 1885”, T. I, Montevideo, E.B.O, 1967, p. 325. 21 Op. cit., p. 71. 19 12 El alemán Cristian Lahusen, en sociedad con Prange, adquiere en 1854 la estancia los Cerros de San Juan.22 Perteneciente a una familia protestante de profunda religiosidad, sus ideales de austeridad y sencillez asociados con su espíritu emprendedor, parecen corroborar la reflexión de Max Weber acerca de la ética protestante como incentivo del capitalismo. En 1868 introdujo un lote de carneros Negrete puros procedentes de Kentzlin (Alemania). Contrató personal de origen germano, trayendo varias familias. Su meta era desarrollar la agricultura, dándole especial incentivo a la vitivinicultura. 23 Al norte, sobre el Miguelete, tuvo campos Richard Blake Newton. Nacido en 1801 en Londres, se establece en 1819 en Buenos Aires dedicándose al comercio. En 1834 compra unos campos sobre el río Samborombón fundando la estancia “Santa María”. Allí importa y cría lanares Electoral, Negrete, Rambouillet, Lincoln y Romney Marsh. Cuando fallece en 1868 deja como herederos de sus tierras en Miguelete a su esposa y a su hijo Enrique. Enrique Newton y Vázquez, nacido en 1832, poseyó de por vida la estancia “Los Arapéis” en esta zona de Colonia. En 1844 realizó estudios en Gran Bretaña en el Real Colegio Agrícola de Cirencester, en el condado de Gloucester. En 1904 en plena revolución de Aparicio Saravia se le confiscaron 150 de sus mejores caballos, padeciendo su propiedad diversos destrozos. Por eso pensaba realizar reclamos al gobierno argentino. Ese mismo año fallecería de un ataque cardíaco, provocado por este disgusto. 24 La estancia más importante en la región fue The River Plate Estancia Company Limited (de 12.155 hectáreas), administrada por los ingleses hermanos Drabble. George W. Drabble –al parecer el cabecilla en esta sociedad filial – había llegado en 1848 a Buenos Aires con 24 años para vender artículos de algodón a cuenta de la empresa familiar en Manchester. En la década de 1850 invirtió en tierras en el Uruguay, dedicándose a la cría del ovino y siendo uno de los pioneros del “boom” del lanar. En 22 Las dos suertes de estancia, dos mil quinientas noventa y tres cuadras, pertenecían a Juan Francisco Rodríguez. Lindaban por el norte con el campo del difunto Francisco Rodríguez, por el sur, con el Río de la Plata, por el este, con Lucas Moreno, Arroyo de San Juan por medio, y por el oeste con el campo de Pereyra. (BERETTA CURI, A., “En los orígenes y temprana historia de un establecimiento modelo”, AA.VV., “Los Cerros de San Juan. 150 años de historia uruguaya”, Coordinación Estela de Frutos, Montevideo, Ediciones Trilce, 2005, pp. 32-33) 23 Op. cit. 24 VEGA OLMEDO, C.A., “Los Newton”, Buenos Aires, Editorial Dunken, 2004. “La Colonia”, A. IV, N º 364, 9 enero, 1904, p. 2. 13 los años siguientes sería partícipe de empresas tales como el ferrocarril argentino y uruguayo y el tranvía en Buenos Aires. En 1867 fue uno de los directivos del Banco de Londres y Río de la Plata. Si bien en muchas de estas empresas era un modesto inversionista, su conocimiento de la región y su talento lo catapultaron a puestos dirigentes.25 “[L]a influencia de Drabble se ramificó a través de todas las principales empresas y penetró en la esfera de la política argentina, por su acción de ajustar la administración, de convertir ferrocarriles de bajo rendimiento en empresas productivas, y por promover fusiones de compañías, insistiendo siempre en que las empresas deben rendir lo bastante para pagar sus propios gastos, que lo que se logre tiene que estar a la altura de las promesas hechas y que el arte de dirigir empresas consiste principalmente en hacer que el dinero alcance.”26 Como se ve, fue todo un capitalista, dispuesto a que rindieran su dinero y el de sus inversores. Su astucia y tenacidad tanto hizo que tentara los emprendimientos más diversos, si estos podían reportar ganancias, como abandonarlos a tiempo, cuando estas se alejaban del horizonte. En la década de 1860 los Drabble fundan su estancia en el Miguelete. Las tierras pertenecían a Teodosio de la Quintana y Juan Tomás Nuñez, dos de los más poderosos propietarios de la zona.27 El declive de la clase alta criolla llevó a este resultado. The River Plate era una sociedad por acciones cuyos inversores estaban en Manchester (Inglaterra). Cuando la estancia se fracciona y remata al comenzar el siglo XX, esta era la situación de la empresa. Los Drabble, que también poseían campos en San Pedro, El General y La Estanzuela, eran sus representantes. Sin embargo, quien se ocupó efectivamente de la administración de las tierras en el departamento fue Guillermo J. Wilson.28 Introdujeron en sus estancias ejemplares ovinos de las razas Cotswal, Lincoln y Shropshire. WINN, P. “Inglaterra y La Tierra Purpúrea. A la búsqueda del imperio económico (1806 – 1880)”, Montevideo, FF.HH.CC.EE., 1996, p. 131. 26 FERNS, H. S., “Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX”, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1979, p. 335. 27 Datos tomados de J.E.A. Copia del Registro de propiedades seccionales correspondiente á la 3ª Sección del Departamento de la Colonia. Nº 1. Expediente relativo a un campo de Clara Solano de Gibbs donde figuran las propiedades linderas y sus antiguos dueños. 28 Guillermo J. Wilson en 1883 comparece ante la Junta en representación de los Drabble para cercar un campo de pastoreo en El General y un camino que atravesaba las tierras en La Estanzuela. En el primer caso para certificar su carácter de testaferro escribe: “Guillermo J. Wilson en representación de los Srs Drabble Hermanos y Cª, como consta del poder que en debida forma y ad efectum videndi acompaño […]”. J. E. A. Expedientes relativos al año 1883. Nºs 264 y 265. 25 14 En 1866 Drabble Hnos. de sus propiedades de Colonia y San José obtuvieron 93.835 kilos de lana de sus 53.585 ovejas, representando un promedio per cápita de kg. 1, 750, superior al rendimiento medio estimado de kg. 1, 150.29 Ignoramos cuantos ovinos poseyó la River Plate en Miguelete. Considerando cinco animales por cada dos hectáreas –receptividad promedio de la época- se puede sostener que la estancia mantuvo un mínimo de 30 mil cabezas. Cabe aclarar que el departamento pasó de tener apenas 56.126 lanares en 1852, a contar con 1.314.984 en 1882.30 En las exposiciones internacionales de 1862 en Londres y 1867 en París resultaron premiados por sus lanas.31 En julio de 1884 en el Real de San Carlos establecieron una fábrica de carnes congeladas. La inauguración de este emprendimiento se celebró con un “lunch”, al que asistieron autoridades, el cuerpo consular y varias personas vinculadas al comercio y la actividad agropecuaria. La compañía faenaba 500 animales ovinos diarios, que eran conservados con el sistema frigorífico. En agosto de ese año había embarcado con destino a Inglaterra 5.000 capones, 5.000 lenguas y 9.000 riñones helados. La fábrica estaba avaluada en £ 18.309 (unos 90.000 pesos), constando una suma equivalente la lancha “La Nevera”, que la empresa usaba para llevar la carne a los vapores. En 1888, por la guerra de tarifas con la Argentina, los Drabble clausuraron el frigorífico de Colonia, manteniendo solamente el que ya explotaban en Campana, Provincia de Buenos Aires. 32 Debido a este fracaso, empezaron a arrendar sus campos alambrados para agricultura.33 Tanto The River Plate como los Newton es verosímil que explotaran sus propiedades con mano de obra asalariada y otra en régimen de aparcería. 29 BARRAN, J.P., NAHUM, B., op. cit., p. 141. RIVERO, S., op. cit., p. 196. ACEVEDO, E., op. cit., p. 306. 31 Op. cit., p. 173. “El Eco de la Campaña”, Colonia, Nº 101, 18 agosto, 1867. 32 BARRAN, J.P., NAHUM, B., “Historia Rural del Uruguay Moderno. 1886 - 1894”, T. II, Montevideo, E.B.O, 1968, pp. 96-97. VAZQUEZ FRANCO, G., “Ingleses, Ferrocarriles y Frigoríficos”, “Enciclopedia Uruguaya”, Nº 25, Montevideo, 1968. “El Carmelitano”, Carmelo, A. I, Nºs 30 y 39, 18 julio y 24 agosto, 1884. 33 BARRAN, J.P., NAHUM, B., op. cit., pp. 156-157. “El Uruguayo”, Colonia, A.I, 1889. En 1874 la casa comercial de los Drabble había comenzado a importar hilos de alambrar para cercos de campaña, remitiendo varias muestras a la Asociación Rural. (WINN, P., op. cit., p. 241. Revista de la Asociación Rural, Montevideo, A. III, Nº 34, 1 mayo, 1874, p. 174). 30 15 El viajero inglés J. H. Murray refiriéndose a fines de 1860 a una estancia ovejera en el departamento de Colonia, comenta sobre este tipo de sistema productivo: “[El Estanciero] deja los confines de su tierra a los diferentes pastores que son sus arrendatarios y cada una de las parcelas tiene un puesto o sea la casa de dos cuartos del pastor. Una estancia de 3 leguas tendrá, por ejemplo, 30 o más puestos. Estos puestos con su parcela de tierra, generalmente se dejarán a hombres que, comprarán una majada de ovejas del estanciero … Este, personalmente, retiene la tierra situada alrededor de la casa estancia para dos o tres de sus propias majadas. Una majada tiene de 800 a 1.200 cabezas o aún más, de hembras de diferentes edades y unos pocos capones. Un caballero o un labrador, cuando se ha graduado en el negocio atendiendo una majada por vez, compra ovejas al estanciero de acuerdo al monto de su capital y se establece en su puesto con un pedazo de campo, alrededor de una milla cuadrada, que arrienda por 20 libras al año. Pero en el caso de que no tenga capital suficiente para pagar por la majada, además de la renta, tomará a otro joven inglés como socio; o puede … tomar una majada del estanciero para cuidarla reteniendo como provecho la mitad o el tercio, y no pagando alquiler. Esto significa que tendrá la mitad o la tercera parte del aumento de la majada y de la lana, y el estanciero tomará la otra porción. En este caso se le llama medianero. Las ovejas también son dadas frecuentemente “al tercio” por el arrendatario; y muchos emigrantes sin un chelín de capital, y habiendo estado solo unos pocos meses en el país, no encontrarán dificultad en hallar personas dispuestas a dejarles las ovejas “al tercio”. En este caso el medianero, o propietario de ovejas, de la tierra, el puesto y la majada de 1.000 a 1.500 ovejas, de diferentes edades. El “cuidador” da su personal atención a la majada y recibe cada año un tercio del incremento de la lana y de los cueros; y se le permite matar, para su propio consumo, dos ovejas por semana; al final del tercer año recibe un tercio del incremento. En este caso no recibe salario, que hubiera recibido solamente el peón o pastor del propietario de las majadas. […]” 34 Esta explotación rural mediante la aparcería, como trasciende del relato de Murray, llevó al enriquecimiento de muchos inmigrantes sin recursos. La disponibilidad de tierras, se los facilitó. 34 BARRAN, J.P., NAHUM, B., T. I, op. cit., pp. 159-160. 16 Distribución de la tierra. Formas de explotación Desde la etapa colonial convivió la gran propiedad con la mediana y pequeña. Después de la Guerra Grande y especialmente en los años 1870 y 1880 las posesiones se fragmentan y cambian de mano. Sin embargo, algunos antiguos propietarios adquieren nuevas tierras. Sin contar estancias mayores como la The River Plate, de 12.155 hectáreas, o las de los Nuñez, de una superficie similar, hubo diversas propiedades que rondaron las 2.000 cuadras (1.500 hectáreas) o las 600 cuadras (400 hectáreas). En 1885 según aviso aparecido en “El Pueblo” de Carmelo se vendía un campo de 600 cuadras, ya alambrado, “para pastoreo ó agricultura”. Los interesados debían acudir a la platería de Juan Giménez en Carmelo, o a la casa de negocios de Sebastián Crespo en Miguelete. 35 También hubo otros campos menores de aproximadamente 100 cuadras. Las tierras de la importante familia De la Quintana se dividen entre los herederos luego de la Guerra Grande. De 1874 a 1878 Nieves de la Quintana hubo de su hermano Augusto y de sus padres varias cuadras.36 En 1880 Quita Fuentes heredó de sus finados padres, Antonio Fuentes y Cayetana Quintana, un campo compuesto de 1.519 hectáreas; mientras que su hermana Marcelina obtuvo otro de 470 hectáreas.37 Por su parte, Tomás Fuentes había recibido de su padre, Benito Fuentes, una cuarta suerte de campo en 1865, comprándole a su vez 400 cuadras en 1874.38 Los campos de Santiago Fernández y su esposa Justa Sena se reparten entre sus hijos. En 1884 Juan Giménez presenta títulos de su esposa Gomecinda (sic) Aguirre, descendiente del matrimonio Fernández. El mismo año Hipólita Fernández de Hernández declara que posee una propiedad de 546 cuadras que recibió por herencia paterna.39 Entre otros ejemplos, estos pueden ilustrar como las propiedades de una familia se fraccionan entre sus herederos. Posesiones que venían desde la dominación hispana, o que habían sido concedidas por el estado oriental o compradas al mismo. “El Pueblo”, Carmelo, 3era. Época, A.V, 1885. J.E.A. Antecedentes . Registro de propiedades. Años 1873 a 1879. Nºs 28 a 31. 37 Op. cit. Nºs 32 y 33. 38 J.E.A. Copia del Registro de propiedades seccionales correspondiente á la 3ª Sección del Departamento de la Colonia. Nº 6. 39 Op. cit. Nºs 136 y 138. 35 36 17 El campo que Manuela Fuentes de Quintana hereda de su finado padre Benito Fuentes –y del cual ofrece títulos a la Junta en 1884- había sido concedido por el gobierno en 1856 debido a su “posesión inmemorial”.40 Las tierras de Sebastián Solsona provenían de haberes crediticios paternos otorgados por su hermano José María Solsona en 1867. Las mismas habían sido adquiridas por la sucesión Solsona y Alzaibar al gobierno de la República.41 Si bien se produce esta ablación de las estancias, algunos estancieros como Bernardino Nuñez –cuyas tierras familiares, de todas formas, se habían perdido en parte a manos de los Drabble- incrementan su patrimonio. En 1883 compró 52 hectáreas –una minucia comparada con las miles de hectáreas que componían el antiguo fundo de su familia- a los hermanos Varela, adquirentes de la propiedad del General Lavalle.42 Dado que muchos campos rondaban las 600 cuadras (ver el apéndice) se puede suponer que existió en el distrito una gran oferta y disponibilidad de tierras. El uso extensivo de la misma en algunos casos y la decadencia de los estancieros criollos en otros, pueden explicar esta situación. La misma posibilitó el establecimiento de los inmigrantes, muchos de ellos, italianos. Desde 1830 –y tal vez ya desde la época colonial- convivía la ganadería y la agricultura. Con la Revolución del Lanar en la década de 1860, cobra mucha pujanza el ovino. En 1887, con motivo de un fuerte temporal, se registra en “El Progresista” de Carmelo, una nómina de las perdidas de algunos propietarios del distrito de Miguelete. Casi todos poseían vacunos y lanares, además de equinos. “Relación de las perdidas ocasionadas durante el último temporal, á los vecinos de la sección del Miguelete, de esta jurisdicción [Carmelo]: Feliciano Echevetonhay – vacunos 2 – lanares 12. Manuel Pereyra – vacunos 20 – lanares 15. Antonio Diaz – lanares 150. Ambrosio Toscano – vacunos 2 – lanares 7 – yeguarizos 1. Manuel de Jorge – vacunos 1 – lanares 30. Ramón Cestona – vacunos 10 – lanares 1. Teodoro Realdoff – vacunos 300 – lanares 80 – yeguarizos 1. 40 Op. cit. Nº 258. Op. cit. Nºs 185 y 217. 42 Op. cit. Nº 109. 41 18 Vicente Villalva – lanares 6. Adrián Toscano – vacunos 21 – lanares 15. Modesto Pueblas – vacunos 5. Leopoldina Leguísamo – lanares 30 – yeguarizos 3. Manuel A. Méndez – lanares 10. José Arrevillaga – lanares 9 - yeguarizos 5. Francisco Alberto – lanares 10 – ye […] Pedro Aguerre – lanares 40 – yeguarizos 4. José Méndez – vacunos 20 – lanares 22 – yeguarizos 5. Norberto Quintana – lanares 50. Justiniano Fernández – vacunos 125 – lanares 32. Carlos Lámbrechet – vacunos 140 – lanares 450. Pedro Carro – vacunos 2. José Solari – vacunos 4. Diego Griffin – vacunos 18 – lanares 20. Román Barquet – vacunos 5. Cayetano Dorrego – lanares 50. Francisco Dorrego – lanares 48 – yeguarizos 3. Dolores Vila de López – lanares 56 – yeguarizos 1. Carmen O. de Colo – vacunos 6 – lanares 20 – yeguarizos 4. Bernardino Nuñez – vacunos 70 – lanares 50. Eduardo Solano – vacunos 17 – lanares 15. Enrique Machuca – vacunos 8 – lanares 7. Gabriel Cuitiño – vacunos 3 – lanares 100 – yeguarizos 1. Aquiles Brasetti – vacunos 7 – lanares 5. Francisco Oviedo – vacunos 16. Galo Solano – vacunos 2 – lanares 180. Tomás Oviedo –vacunos 32 – lanares 5. Tomás Ohalde – vacunos 3 – lanares 5. Felix Lisaguani – vacunos 4 – lanares 14. Francisco Fernández – lanares 8. Santiago Fernández – vacunos 20. Ramón Pelays – lanares 4. Domingo Hernández – vacunos 8. 19 María P. de Torres – vacunos 3 – lanares 5. Tomás Fuentes – vacunos 8 – yeguarizos 2. Joaquín Ibarbay – vacunos 11 – lanares 5. Silverio Raintana – yeguarizos 6. Juan Duffor – lanares 30 – yeguarizos 4. Pedro Rodríguez – lanares 38. Diamantino Depré – lanares 16. José Sellanes – lanares 30. Eduardo Oviedo – vacunos 5 – lanares 70 – yeguarizos 4. Sebastián Nóketi – vacunos 3 – lanares 14. Federico Benites – vacunos 20. Juan Khande – vacunos 33. Guillermo Fuentes – vacunos 30. Manuel de Olivera – vacunos 13 – yeguarizos 1. Juan Quintana – vacunos 70. José Ponce – vacunos 12. Jorge García – vacunos 6. Enrique Neuto [sic] – vacunos 120. Reynaldo Rodríguez – vacunos 5 – lanares 8. Suma total – vacunos 1.241 – lanares 1.833 – yeguarizos 52.”43 A fines de siglo la agricultura se practicaba en la región. En 1897 las cosechas fueron atacadas por la langosta.44 En las décadas de 1880 y 1890 se alambran las tierras. Bernardino Nuñez, Pedro Olivera, Blas Yackson, Francisco Gibbs a nombre de su esposa Clara Solano, Felix Castro, Alberto Conze, Pedro Díaz, Bernardo Etchevarne, Jorge García, Ricardo Keiran, Antonio Martínez y Angela Díaz de Pérez, solicitan en esos años a la Junta E. A. permiso para cercar sus campos. “El Progresista”, Carmelo, A.I, Nº 21, 27 julio, 1887, p. 2. En 1884 por el frío y la helada habían padecido mucho los animales ovinos en la zona. (“El Carmelitano”, Carmelo, A.I, Nº 26, 3 julio, 1884, p. 2). 44 “En el Miguelete ha caído una manga de langosta considerable que viene a completar los destrozos causados hace poco tiempo por el granizo.” (“La Época”, Rosario, A.I, Nº 3, 4 diciembre, 1897, p. 1). 43 20 Si bien muchos dueños explotaban directamente sus tierras, existieron arrendatarios y propietarios ausentistas. Bernardo Etchevarne, por ejemplo, le arrendaba a Inocencio Fuentes. Por su parte Jorge García era encargado del campo de Juana García.45 El entramado social Para comprender la conformación social del distrito de Miguelete es útil acudir a un análisis de redes. Las redes sociales pueden definirse como un conjunto delimitado de actores –individuos, grupos, organizaciones, etc.- vinculados entre si a través de una relación o un conjunto de relaciones sociales. Esto implica pensar la sociedad y la historia en la perspectiva de los individuos y sus interacciones. El sujeto se integra a una red social en busca de ciertas ventajas y beneficios. Pero esta dependencia de la red, tanto le brinda oportunidades como le impone límites. La persona amolda sus expectativas y comportamientos a los marcos que le asigna la red social, pero al mismo tiempo, al interactuar con otros sujetos, puede transformar la estructura y las pautas de la red. Las redes sociales no son ajenas, por esto, a los juegos del poder. Habrá relaciones hegemónicas y otras subalternas. Individuos más constreñidos por las estructuras sociales y otros con más capacidad de incidencia y decisión. 46 El estado de la documentación a propósito de este tema, sólo nos permite plantear algunas suposiciones. Los vínculos sociales generados en la zona eran principalmente a nivel familiar. La continuidad de familias como los Nuñez, De la Quintana, Fernández, Fuentes y Solano, traspasándose la propiedad territorial de padres a hijos, revelan una permanencia en el tiempo y el espacio que aseguraría ciertos lazos mínimos entre estos grupos. Los recién llegados, los que adquieren tierras luego de la Guerra Grande –en su mayor parte extranjeros- ¿se integrarían a la sociedad local a través de estas u otras familias? Si para algunos propietarios medianos o pequeños la respuesta podría 45 Índice de la Junta E. A. Solicitudes Nºs 108, 122, 132, 442, 789, 796, 839, 840, 849, 851, 867, 911. J. E. A. Expedientes Año 1883. Nº 228. 46 BORGATTI, S., (Boston Collage), “Conceptos Básicos de Redes sociales", www.analytictech.com/networks. SNIJDERS, T., (ICS, University of Groningen – Holanda), “Macro – micro – macro y los modelos estadísticos para redes”, REDES, Revista hispana para el análisis de redes sociales, vol. 3, septiembre – noviembre de 2002, http://revista-redes.rediris.es. COUDANNES AGUIRRE, M., (Universidad Nacional del Litoral), “Pasado, prestigio y relaciones familiares. Elite e historiadores en Santa Fe, Argentina”, REDES, Revista hispana para el análisis de redes sociales, vol. 13, diciembre de 2007, http://revista-redes.rediris.es. 21 suponerse como afirmativa, para estancieros como los Newton o los Drabble –que podían tejer relaciones con redes más amplias en el plano departamental y/o nacional- la aseveración se vuelve problemática, dado que podían optar por esa estrategia entre muchas otras. En 1884 buscando habilitar un camino para Carmelo, los pobladores se presentan a la prensa como “vecinos” del distrito de Miguelete.47 Además del uso lingüístico, esta referencia impone considerar cierto grado de relacionamiento entre los mismos. Por supuesto que familias como los Nuñez y los De la Quintana, por su antigüedad o por su riqueza, podían ocupar un rol hegemónico entre el vecindario. Con todo, y pese a que se necesitan mayores investigaciones, debe considerarse que existió un entramado social rural de relativa consistencia y cohesión, que pautó la convivencia de las antiguas familias criollas y de los nuevos estancieros y agricultores. Su aglutinación para obtener beneficios –como la apertura de un camino- constituye, sin duda, un indicador. Estas redes familiares y sociales asociadas al poder estatal y a diversos grupos de presión, se extendían a Carmelo y Colonia. Carmelo y Colonia –especialmente el primero- eran centros administrativos y económicos. Los comerciantes –y a través suyos los estancieros y agricultores- debían dirigirse a sus puertos para vender sus productos. También todos sus trámites se despachaban en las oficinas de la Comisión Auxiliar y la comisaría, en el caso de Carmelo, o de la Junta Económico Administrativa y la Jefatura Política con sede en la capital del departamento, si eran asuntos de mayor importancia y gravedad. La prensa carmelitana recoge las noticias referidas al distrito, especialmente las de tema económico. Un edicto de matrimonio publicado en “El Progresista” en 1887 da cuenta de estas relaciones: Fortunato Genez, joven de 21 años, trabajador de profesión, domiciliado en Miguelete (hijo legítimo de Fortunato Genez, oriental, fallecido en 1886 en la zona, y de Matilde González, oriental), pensaba desposarse con Enrica Cabrera, de 16 años, de profesión “quehaceres de su sexo”, domiciliada en la Costa del Arroyo Vacas.48 Lazos administrativos, económicos, familiares se urdían así entre el distrito de Miguelete y la población de Carmelo y sus aledaños rurales. Diversos propietarios residían en estos pueblos, desempeñaban cargos públicos en ellos, o se integraban a agrupaciones allí radicadas. 47 48 “El Carmelitano”, Carmelo, A. I, Nº 28, 10 julio, 1884, p. 2. “El Progresista”, Carmelo, A. II, Nº 28, 20 agosto, 1887, p. 2. 22 El estanciero y comerciante Bernardino Nuñez poseía una casa en Colonia del Sacramento, ubicada en la esquina de las calles Rivadavia e Ituzaingó. 49 Por su parte, el capitán Diamantino Depré, que se desempeñaba como SubDelegado de la Jefatura en Carmelo, poseyó un establecimiento ganadero en Miguelete.50 En 1874 se forma la Comisión Auxiliar de la Asociación Rural en Colonia. Este grupo de presión, custodio de los intereses rurales, estuvo integrado a nivel local por estancieros de la zona de Miguelete, como Carlos Lambrechts, Enrique Newton y Alejandro Mac Vicar. También Guillermo Wilson, testaferro de los Drabble en el departamento, figura en la lista de socios fundadores. 51 Newton y los Drabble tenían fuertes lazos con Buenos Aires, participando de sus negocios. Estas redes conformaron un entramado social denso y complejo, llevando a la aparición incipiente de algunos servicios. En junio de 1875 el súbdito francés Don Arturo Gaucher escribe a la Junta explicando que imparte de forma privada la educación primaria en Miguelete, y que en el caso que se instale una escuela pública, se ofrece como maestro.52 En 1884 entre el San Juan y el Miguelete se estableció temporalmente el médico Dr. Pou, realizando diversas curas y asistiendo gratis a algunos enfermos.53 La seguridad y el orden rural estuvieron garantizados por un comisario. En 1888 desempeñó este cargo Don José M. Rivero (sustituido ese mismo año por Echagüe) y en 1898 Don Juan A. Recondo.54 49 El 4 de junio de 1875 se presenta a la Junta reclamando porque los desagües del techo de su vecino lindero Don Trifón Ordoñez (antiguo Jefe Político de Colonia), dan en su propiedad, y los días de lluvia ésta se inunda. (J.E. A. Doc. 24. Solicitudes del año 1875, Nº 230). 50 En 1887 el Sub-Delegado Depré fue removido por unos meses de su cargo debido a los desmanes de su subalterno el comisario Eulogio Carro. Esto llevó a que se enfrentara el Sub-Delegado contra el Juez de Paz y la Comisión Auxiliar. (“El Progresista”, Carmelo, A.II, Nºs 21, 22, 23 y39, julio-octubre, 1887). 51 Revista de la Asociación Rural, A. III, Nº 42, setiembre 1, 1874, p. 419. Idem, A. IV, Nº 50, enero 1, 1875, p. 686. 52 J.E. A. Doc. 24. Solicitudes del año 1875. 53 “El Carmelitano”, Carmelo, A. I, Nº 35, 7 agosto, 1884, pp. 1-2. 54 “El Progresista”, Carmelo, A.II, Nº 66, 7 enero, 1888, p. 2, y Nº 70, 21 enero, p. 2. “La Epoca”, Rosario, A. I, Nº 19, 27 marzo, 1898, p. 2. 23 Transportes y mercados Desde la época colonial el transporte terrestre se vio dificultado por el cruce de cañadas, arroyos y ríos, faltando adecuadas rutas y puentes. “Avanzado el siglo XIX, la carreta tirada por bueyes será sustituida paulatinamente por la diligencia tirada por caballos, medio de transporte técnicamente más complejo”[…]. “El sistema de transporte terrestre organizado en diligencias, por tratarse de un mecanismo que exige un manejo más delicado que el que supone la primitiva carreta organizada en caravanas, promueve un limitado mejoramiento de las rutas, en particular en los accesos a los núcleos urbanos y la construcción de algunos puentes cercanos a las casas de postas de mayor jerarquía.”55 En 1858 es reformado el sistema de postas en postillones. El trayecto de Montevideo a Colonia pasa a comprender a Rosario, extendiéndose a Carmelo y Nueva Palmira. En 1860 se crea el sistema de postas en diligencia, recayendo el contrato del servicio en la “Compañía de Mensagerías Orientales”.56 Las diligencias se emplearon para el transporte de pasajeros como de bultos y mercaderías menores. Pero las ventajas de este sistema se vieron empañadas por las deficiencias de la viabilidad pública. Las Juntas Económico Administrativas estaban encargadas de acondicionar la red vial, pero carecían de recursos para eso. Recién en la década de 1880 el gobierno autorizó el uso de la recaudación de patentes de rodados únicamente para este fin. La Jefatura como la Junta en el departamento de Colonia, debieron hacerse cargo de los pasos infranqueables o los caminos con tramos intransitables. El periódico “El Orden” escribía sobre esto en 1881: “Notables son los prejuicios que se originan por el mal estado de la viabilidad pública; buques hay que tienen que permanecer quince y veinte días, en un puerto esperando las cargas de cereales que se esportan [sic] ya para el exterior ó para los puntos del alto Uruguay. Esa demora la motiva el retardo de los vehículos que conducen aquellos productos puesto que necesitan tres veces más tiempo en el tránsito terrestre”. Y con respecto a los servicios de diligencias: “No hace mucho que los pasageros [sic] que salieron del Rosario á las 9 BARACCHINI, H., “Historia de las comunicaciones en el Uruguay”, 2da. Ed., Montevideo, Universidad de la República, 1981, pp. 11 y 70. 56 Op. cit., pp. 55 y 70. 55 24 de la noche, estuvieron parados en el Riachuelo desde la una á la cinco y media de la mañana. El otro día, se quedó la diligencia en el bañado y el único pasagero con el mayoral tuvieron que moverla á empujones y martirizando á los pobres caballos á palos”.57 Los servicios de diligencia a fines de la década de 1880 estuvieron atendidos por Juan Prandi. La carrera comprendía a Colonia, Carmelo, San Juan y Miguelete. La agencia en el distrito de Miguelete estaba en manos de los señores J. Pérez y Cª y Segundo Moretti, efectuándose siete viajes de ida y vuelta. El tráfico habitual con Carmelo y Colonia –centros administrativos y económicos del distrito- podía verse entorpecido por el pésimo estado de los caminos. En 1884 los vecinos de la zona se quejan porque un camino que pasa por la estancia “Santa Rosa” esta convertido “en un inmenso guadal”. El paso es inaccesible de tal forma “que á caballo es peligroso sino imposible vadearlo quedando por consiguiente aislado este vecindario sin tener por donde ir á ese pueblo [Carmelo], á menos de hacer un rodeo de seis ó siete leguas para tomar el camino que pasa por la estancia „San Antonio‟”. Esto redunda en que se privilegien las relaciones comerciales con Colonia del Sacramento, antes que con Carmelo, sitio más cercano. “Ese camino, queda sin efecto por esa razón y se ocasionan numerosos y gravísimos perjuicios á este vecindario tanto ganadero como comercial y también al comercio de ese pueblo [Carmelo]; pues no pudiéndose conducir mercancías de ese centro de población, se ve el comercio de este distrito obligado á traerlas de la Colonia, que aunque más distante son más accesibles los caminos á esa ciudad.”58 Por eso se solicita a la Comisión Auxiliar con sede en Carmelo, que el señor Siebell encargado de la estancia “Santa Rosa”, abra una portada cuatro o cinco cuadras más al oeste para evitar el guadal. A fines de julio de 1884, y luego de haberse entrevistado con el presidente de la Comisión Auxiliar Don José de Omar, Siebbell prometió colocar la portada en un paraje más conveniente. No obstante, el 21 de agosto, Federico Loforte, vecino del Miguelete, escribía a “El Carmelitano” diciendo que el tema aún no estaba resuelto. El cronista se asombra de 57 58 “El Orden”, Colonia, A. I, Nº 30, 11 junio, 1881. Idem., Nº 9, 31 marzo, 1881. “El Carmelitano”, Carmelo, A. I, Nº 28, 10 julio, 1884, p. 2. 25 esto y reflexiona: “¿Se habrá arrepentido el señor Siebell de lo que prometió al señor Omar?”.59 Más allá de los malentendidos y forcejeos que implicó este episodio, se puede percibir la importancia de la actividad comercial en el distrito. Sebastián Crespo y Bernardino Núñez tenían casas de comercio allí. Ambos además, eran estancieros. El comerciante estanciero era un fenómeno rural constante desde la época colonial. Mediante los intercambios comerciales –comprando la producción y adelantando capitales-, podía sujetar a los pequeños propietarios y a los trabajadores temporarios (los gauchos).60 Probablemente, tanto Nuñez como Crespo, dado su doble rol de estancieros y comerciantes, hayan ejercido este tipo de control sobre otros estancieros y agricultores. El tráfico de la lana y el grano que se realizaba hacia los puertos de Carmelo y Colonia quizás estuvo en sus manos. (Como otros temas abordados, este merece también una documentación más profusa). La sociedad rural en 1909 Conocemos a la sociedad de Miguelete al comenzar el siglo XX por un mapa del departamento de Colonia, impreso en 1910.61 Propiedades en Miguelete - Mapa de 1910 - Departamento de Colonia Pequeñas y medianas Grandes Francisco Ameglio Amancio Rosis Ernesto Ray Juan Greve José Quintana Juan E.Abot Norberto Toscano Francisco Perdomo Vicente Oviedo Manuel Pérez José Méndez Manuel Rivas Francisco Brigastain Arturo Antunez Antonio Martínez Crespo Jesús Carro River Plate Estancia Sucesión Drabble 59 Idem., Nº 32, 27 julio, 1884, p.2. y Nº 38, 21 agosto, p. 2. Tanto en China como en los estados del sur de los EE.UU durante el siglo XIX, estuvo también activo este tipo de comerciante rural, que a través de anticipos y créditos podía sujetar a los pequeños productores y a la mano de obra. (BARRINGTON MOORE, J., “Los orígenes sociales de la dictadura y la democracia”, Barcelona, Ediciones Península, 2002). 61 Existe un ejemplar en el Museo Municipal de Colonia “B. Rebuffo”. 60 26 José María Garat Mariano Vila Reynaldo Bonino Hilario Mendívil Manuel Díaz Antonio Landeche S.Carro Blas Jacobsen Aquiles Brasetti Alsema M. de Depré J.M. López Celedonio Odriozola José Solares Carolina Colo de Varela Juan C. Ayala Idalino Carro Cornelia C. de Maidana Antonio Carro Eugenio Carro R. Bidat Germán Aler Juana O. de Hurqueviel Pedro Quintana D. Quintana J. F. Loaces J. Echana Pedro Solano Domingo Delgado Alberto Casanoba Miguel Tururi Gerónimo Leguísamo K. Laysasoyen (sic) A. de la Quintana Bernardino Núñez Manuel Núñez Sucesión Vandebild Sucesión Genes Sucesión Castro José Pérez Martínez José Pérez Martínez Ricardo Carlen Pedro Ipari Fernandina Carro de Toloso Silverio Carro Andrés Pérez Estas propiedades están comprendidas entre el San Juan y el Miguelete. Dado que el mapa no contiene referencias de las hectáreas, siguiendo los cálculos de Barrán y Nahum 62 le atribuimos una superficie de 10 a 2.000 hectáreas a las propiedades pequeñas y medianas, y de 2.000 hectáreas en adelante a las grandes. Los datos que poseemos para el siglo XIX pueden avalar esta suposición. Resalta la continuidad de la propiedad territorial, manteniéndose muchos propietarios grandes, medianos y pequeños que vienen del siglo XIX. Junto a los apellidos españoles, se destacan otros de raíz anglosajona o italiana. En las décadas siguientes y hasta 1940, esta integración social parece proseguir. En 1914 falleció Manuel Nuñez. El mismo, de 46 años, soltero, de profesión hacendado, era hijo de Bernardino Nuñez y de Cándida Scanavino, siendo sus abuelos BARRAN, J. P., NAHUM, B., “Historia Rural del Uruguay Moderno”, T. VI. “La civilización ganadera bajo Batlle (1905-1914)”, Montevideo, E.B.O., 1977, p. 277. 62 27 paternos Manuel Lorenzo Nuñez y Pastora Ramos. En 1940 murió su hermano, Bernardino Cirilo (nacido en Colonia del Sacramento en 1864, de 76 años, divorciado, de profesión comerciante). En contraposición con estos importantes propietarios, en 1925 se registra la muerte del jornalero Eugenio Carro, a consecuencia de una herida de bala en el cráneo. Norberto V. Toscano (que figura en el mapa de 1910) como Juez de Paz de la segunda sección anota el deceso en 1909 de Manuel Díaz y Aquiles Brasetti, el primero de profesión “trabajador” y el segundo labrador. En 1910, también Norberto Toscano certifica la muerte de Hilario Mendivil, de nacionalidad española, nacido en Vizcaya, de profesión estanciero. En 1937 dejó de existir Juan Greve. El mismo, herrero de profesión, había nacido en Miguelete en 1873, siendo hijo de Juan Greve y Catalina Ditmann. En la ciudad de Colonia en 1941 murió Juan E. Abot. Hijo de Bernardo Abot y Juana Erracho y casado con Josefa Urrutia, figura con la profesión de “rentista” (quizás en alusión a su propiedad en Miguelete). Antonio Landechea, comerciante, falleció en 1947. El mismo era hijo de Tomás Landechea y de Antonia Telechea. A su muerte dejaba ocho hijos. 63 La sociedad rural de Miguelete pese a ciertas continuidades generacionales, comenzaba de este modo a transformarse. Se van los ingleses. Fraccionamiento de la River Plate La prédica del batllismo, que atacaba a la gran propiedad –especialmente extranjera- paralelamente al incentivo dado a la agricultura llevó al alejamiento de numerosos estancieros británicos. En el departamento de Colonia, una producción extensiva que ya no resultaba eficiente, el aumento de valor de la tierra y la expansión demográfica de los colonos valdenses, hicieron que se fraccionaran las grandes propiedades por parte de los dueños ingleses y se dedicaran a la agricultura.64 Este proceder ya había sido tentado por los Drabble, quienes desde 1889 arrendaban una parte de sus campos para la agricultura. 63 Información extraída del Registro Civil de Colonia. BARRAN, J.P., NAHUM, B., “Historia Rural del Uruguay Moderno”, T. VII, “Agricultura, crédito y transporte bajo Batlle (1905-1914)”, Montevideo, E.B.O., 1978, pp. 11-12. 64 28 En 1907, los accionistas de la estancia River Plate residentes en Manchester, resolvieron vender estas tierras, comisionando para ello a sus apoderados en Buenos Aires, Ernesto D. Drabble y Carlos D. Scott. La tarea del remate fue encargada a la firma Wilson Hnos. de Montevideo. El 28 de marzo de 1909, fraccionada en 92 lotes, fue rematada la estancia de Miguelete.65 Como cierre y reflexión de este tránsito de la propiedad inglesa a las colonias agrícolas valdenses, vayan estas palabras del pastor Bounous: “Al considerar el desarrollo de las colonias valdenses en el departamento de Colonia, no podemos menos que observar que unas cuantas de ellas (Rincón del Sauce, Estanzuela, San Pedro, Miguelete) se establecieron en terrenos comprados hace menos de un siglo, por ingleses establecidos en Buenos Aires, lo que demuestra el carácter colonizador de aquella nación, al acaparar los terrenos en tiempo que no tenían valor, seguros de que, con el tiempo, podrían obtener buen interés del dinero empleado.” 66 A modo de conclusión ¿Cuántos elementos estructurales decimonónicos se prolongaron en el siglo XX? ¿Cuántos perduran hasta la actualidad? En la zona convivió la gran propiedad con la pequeña y la mediana. En el reciente siglo y por la colonización valdense estas últimas se impusieron. El desenvolvimiento social y económico del distrito dependió de los centros poblados de Colonia y Carmelo. ¿En qué medida estas relaciones familiares, administrativas, culturales y económicas, moldearon su vida social? Estancia criolla, estancia inglesa y colonización agrícola fueron etapas que se sucedieron, pero a la par se superpusieron e imbricaron. Formas económicas y culturales que con sus ritmos propios transformaron el entorno rural. Este derrotero atípico, en un departamento atípico, constituye una de las historias posibles del Uruguay. La historia modernizadora que soñaron las elites patricias y luego el batllismo, y que tal vez, sólo en esta margen del litoral sur, se cumplió. “1909 – 1999. Aniversario 90. Colonia Miguelete”, Montevideo, Visión Gráfica, 1999, p. 5. BOUNOUS, F.C. Y L., “El pastor Bounous y su historia de C. Cosmopolita”, Colonia, El Ideal, 1952, p. 139. 65 66 29 Apéndice I “Junta Económico Administrativa. Antecedentes. Registro de Propiedades. Años de 1873 a 1879”. (Resumen) Nº 28. Doña Nieves de la Quintana hubo de Da. Andrea de la Quintana un campo sito en Miguelete, el cual no se determina su área por estar indiviso con sus demás coherederos. Lo hubo la otorgante por herencia de su madre Da. Prudencia Rodríguez de Quintana. (Año 1875). Nº 29. Don (sic) Nieves de la Quintana hubo de su hermano Dn Augusto en 1874, un campo compuesto de 82 cuadras cuadradas sito en el Miguelete, el cual se halla indiviso con más campo de sus coherederos. Nº 30. Don Nieves de la Quintana hubo por herencia paterna un campo sito en San Juan compuesto de 273 cuadras cuadradas y 3.542 varas. Límites: Norte: Da. Flora Pagalday. Sur: sucesión de Dn. Juan Badell. Este: sucesión Arroyo. Oeste: Dn. Ladislao Pagalday. (Año 1877). Nº 31. Don Nieves de la Quintana hubo de Dn. Augusto de la Quintana un campo situado en Miguelete compuesto de 20.857 (sic) hectáreas, cuyo campo le corresponde por herencia de su finado padre José Aquilino de la Quintana, según partición de 1878. Nº 32. Doña Quita Fuentes hubo por herencia de sus finados padres Dn. Antonio Fuentes y Da. Cayetana Quintana según hijuela de 1880, una fracción de campo de 1.519 hás. 2.969 ms. o 2.059 cuadras. Campo situado en Miguelete. Límites: Norte: campo de sucesión Olivera. Sur y este: Cuchilla Grande. Oeste: Arroyo Miguelete. Nº 33. Doña Marcelina Fuentes de García hubo por herencia de sus finados padres Dn. Antonio Fuentes y Da. Cayetana Quintana, según hijuela de 1880, un campo sito en la costa del Arroyo Miguelete compuesto de 470 hás., 5.907 ms. o sean 637 cuadras, 7.597 varas. Nº 57. Don Tomás y Don Martín Fox hubieron de Dn Federico y Dn Félix Garay en 1858, un campo en este departamento compuesto de un cuarto de legua, 234 cuadras. Límites: Norte. Dn. Ceferino Fernández. Sur: Dn. José Aquilino Quintana. Este: Dn. 30 Gabino Rodríguez, y sucesión del Gral. Lavalle. Oeste: Dn. Santiago Fernández, cuyo campo esta situado entre los arroyos Miguelete y Tala. El campo lo hubieron Federico y Félix Garay por compra hecha a Dn. José T. Aldecoa en 1856. Nº 60. Don Cruz Ferreira hubo de Doña Bartola Ferreira en 1880 una fracción de campo entre los arroyos San Juan y Miguelete, compuesta de 250 cuadras. Límites: Norte. Dn. Nieves Quintana y sucesión de Dn. Cirilo Quintana. Sur. más terreno de la compareciente. Este: sucesión de Da. Felipa E. de Oviedo. Oeste: Dn. Lorenzo Carro. Nº 75. Don Vicente Rodríguez hubo de Don Laudelino Vázquez en 1872, una fracción de campo sita en el Miguelete, compuesta de 373 cuadras. Límites: Da. Narcisa Quintana de Aldecoa con el fondo, y el frente sobre el expresado arroyo. Nº 78. Don Aquiles Brascetti hubo de de Don Nicolás Dapelo una fracción de campo de pastoreo ubicada en San Juan, compuesta de 115 cuadras cuadradas. Límites: Norte: Dn. Teodoro (sic) Quintana. Sur y oeste: Da. Cruz Quintana de Solano. Este: con los Sres. Drabble Hnos. Este terreno le corresponde en propiedad según escritura otorgada en 1876, por Dn. Segundo Moretti. Nº 79. Don Segundo Moretti hubo de Doña Luisa Solano de Morelli en 1876, una fracción de campo ubicada en San Juan, de 115 cuadras cuadradas. Límites: Norte: Dn. Teodosio Quintana. Sur y oeste: Da. Cruz Quintana. Este: con los Sres Drabble. Nº 80. Don Vicente Aldecoa hubo de Doña Malvina Q. de Neves en 1872 un campo situado en el Miguelete, compuesto de 20.857 varas. Límites: Norte: propiedad de Dn. Nieves Quintana. Este: Da. Juana G. de Quintana. Sur: Da. Andrea Q. de Pérez y Dn. Vicente Rodríguez. Oeste: propiedad de la esposa del comprador. Este campo le corresponde por herencia de su finado padre, Dn. José Aquilino Quintana en la repartición ocurrida a su fallecimiento. Nº 82. La sucesión de Don Inocencio Fuentes hubo por escritura o hijuela otorgada en 1880 una fracción de campo de pastoreo sito en la costa del arroyo Miguelete. Límites: Sur: fracción Nº 4 perteneciente a Da. Marcelina Fuentes de García. Este: campo de la sucesión de Dn. Luis Amores, Dn Hipólito Leguísamo, sucesión Méndez y con la fracción Nº 5 adjudicada a Da. Justina Fuentes de Quintana. Oeste: arroyo Miguelete. Nº 83. Don Fortunato Genez hubo de Don Alejandro Mac Vicar una fracción de campo de pastoreo sita en el Miguelete, compuesta de 675 cuadras cuadradas. Límites: Norte: Da. Pascuala Q. de Rodríguez. Suroeste: sucesión de Dn. Antonio Fuentes. Sureste: con la cuchilla que vierte aguas a dichos arroyos y los campos de Dn. Francisco Morales. 31 Noroeste: Dn. Sebastián Solsona. Cuyo terreno lo adquirió por compra que hizo a este último en 1878. Nº 140. Don Carlos Lambrechets hubo de Don Jorge B. Bordas una suerte de estancia en esta sección. Límites: Sur: Drabble Hnos. Oeste: Dn Benito Fuentes. Este: por donde hace una punta con los mismos Sres Drabble Hnos. Norte: Dn. Salvador Gutiérrez. Cuya propiedad le corresponde por compra que hizo en sociedad con Dn. Martín B. Canon a Dn. Salvador Gutiérrez. Nº º147. Don Francisco Morales hubo de Don Sebastián Solsona, una fracción de campo entre los arroyos San Juan y Miguelete, compesta de 137 hás. o sean 185 cuadras. Límites: Norte, sur y este con más campo de Solsona. Oeste: Da. Ana Arellano. Cuyo campo lo adquirió por compra que hizo al Superior Gobierno de la República. Nº 149. Don Silvestre López hubo de Don Sebastián Solsona una fracción de campo sita entre los arroyos San Juan y Miguelete, compuesta de 115 cuadras. Límites: Norte: con más campo del vendedor. Sur: Dn. Manuel P. Rivas. Este: Dn. Lorenzo Carro y Da. Andrea Q. de Pérez. Oeste: Dn. Florencio Rodríguez. Cuyo campo lo adquirió en mayor área por compra que hizo al Sup. Gob. de la República. Nº 150. Doña Quintina F. de Quintana hubo por herencia de sus padres una fracción de campo sita en la costa del arroyo Miguelete. Límites: Norte: con la fracción Nº 3 adjudicada a la sucesión de Dn. Felipe Fuentes. Sur: Dn. Hipólito Leguísamo y sucesión de Dn. José Méndez. Este: sucesión de Da. Ana García de Arellano. Oeste: con las fracciones Nº 4 y 6 adjudicadas a Da. Marcelina Fuentes de García y sucesión de Dn. Inocencio. II “Junta Económico Administrativa. Copia del Registro de propiedades seccionales correspondiente á la 3ª sección del Departamento de la Colonia.” (Resumen) Nº 1. Carmelo, junio 4 de 1878. Francisco Gibbs en cumplimiento del superior decreto de 22 febrero del corriente año, presentó los títulos de un campo perteneciente a Da. Clara Solano de Gibbs y de sus menores hijos Juan, Dolores y Clara Gutiérrez Moreno, compuesto de 2.591 cuadras cuadradas, situado en esta sección. Límites: Norte: media suerte de campo vendida a Juan Rodas y por la Cuchilla Grande hasta el mojó que 32 divide este campo que fue de Dn. Pedro Solano, el de la testamentaria de Dn. Teodosio Quintana y Dn. Juan Tomás Nuñez, hoy de los Sres. Drabble Hermanos y Cía. Sur: con el alambrado del campo de la testamentaria de Dn. Carlos Lambrecht, una suerte que vendió Gutiérrez a los Sres. Canon y Bordas y el arroyo Miguelete al sur y este. Oeste: Cañada del Sauce. Cuya área y las vendidas en 1868 a los Sres. Cannon y Bordas y en 1877 a Dn. Juan Rodas (el primero por Dn. Salvador Gutiérrez y el segundo por la sucesión de Dn. Juan Gutiérrez), forman la de dos suertes y 1.241 cuadras cuadradas, que dice el título matriz de Dn.Pedro Solano, que presenta la parte interesada, de quien viene esta propiedad adquirida de Dn. Francisco Otarola y del Gobierno de la República de 1830 a 1834, siendo en ese año mensurado judicialmente por el Agrimensor Dn. Manuel Santos Herrero, como en 1859 por el Agrimensor Dn. Enrique Lluvez, y extrajudicialmente en 1868 por el Agrimensor Dn. Manuel García de Zúñiga. Nº 6. Carmelo, febrero 13 de 1882. Presentó Don Tomás Fuentes dos títulos de propiedad. Uno de una cuarta suerte de campo, que se lo cedió su señor padre Dn. Benito Fuentes en 1865, y otro de 400 cuadras que le vendió el dicho señor padre en 1874. Cuya área total esta ubicada en el campo que en Miguelete posee la testamentaria de Dn. Benito Fuentes y Da. Escolástica Torres, quienes lo hubieron del Sup. Gobierno. Nº 9. Carmelo, marzo 3 de 1882. Don José Miquelena presentó los títulos de un campo que posee en el Distrito del Miguelete, cuya área consta de 288 hás. habiéndolo comprado a Dn. Juan Francisco Corujo, quien lo hubo de Dn. Feliciano Sena, y a éste se lo donó Dn. Sebastián Solsona, por escritura otorgada en Colonia en 1867. Límites: Norte: Dn. Román Boné. Sur: Dn. Feliciano Sena. Este: arroyo Miguelete. Nº 14. Carmelo, abril 10 de 1882. Don Juan Rodas, vecino del distrito del Miguelete, presentó un título de propiedad de un campo sobre el arroyo Miguelete, compuesto de media suerte de estancia, o sea 995 hás. Límites: Norte: Cuchilla Grande. Sur: testamentaria de Dn. Juan Gutiérrez. Este: Cañada del Cuadro. Oeste: Arroyo del Sauce y los Sres. Fuentes y Lemos. En escritura otorgada en Colonia en 1877, consta la venta que le realizó Da. Clara Solano de Gibbs, viuda de Dn. Juan Gutiérrez. El campo de una suerte de estancia y 1241 cuadras, lo hubo Juan Gutiérrez por compra a su hermano Salvador en 1867, según escritura autorizada en Montevideo. Nº 15. Carmelo, abril 10 de 1882. Don Guillermo Mayer presentó una escritura que acredita la propiedad de un campo en el Miguelete, cuya área es de 708 cuadras cuadras, o sea 522 hás. Límites: Norte: con la cuchilla que vierte aguas a los arroyos de San Salvador y Miguelete. Sur: con la fracción Nº 4 de los herederos de Da. Eleuteria 33 Fuentes. Este: Dn. Juan Rodas. Oeste: con la fracción Nº 3 de los herederos de Da. Juana Fuentes. Cuyo campo lo compró a la sucesión de Dn. Benito Fuentes en 1880, quien lo hubo en mayor extensión por juicio al fisco en 1856. Nº 109. Carmelo, marzo 15 de 1884. Dn. Bernardino Nuñez del distrito de Miguelete, presentó un título de propiedad de un campo de 52 hás. o sea 70 cuadras, que compró en 1883 a los hermanos Francisco y Manuel Varela. Límites: Norte: con más campo de los hermanos Varela. Sur: Dn. Juan Fox y la sucesión de Dn. Benito Fuentes. Oeste: termina en un ángulo agudo. Los hermanos Varela lo obtuvieron en una cantidad de 4.815 hás. por compra a Dn. Francisco Lavalle en 1881. El Sr. Lavalle lo hubo de Dn. José Garay en 1875, y de Estanislado, Juan y Estefanía Castro en 1879, y de Da. Eufrasia Veliz de Zabala, Da. Juana C. Veliz, Dn. Calasiano Veliz y Da. Juana M. Veliz, viuda de Julián Zabala, en el mismo año. Estas tierras salieron del dominio fiscal por escritura que otorgó el Virrey Dn. Santiago Liniers en 1808. Nº 136. Carmelo, mayo 10 de 1884. Don Juan Giménez presentó un título de un campo en el Miguelete de 846 cuadras. Límites: Norte: Dn. Justiniano Fernández. Sur: sucesión de Dn. Cornelio Boné. Este: Dn. Roque Baqué. Oeste: Dn. Juan Tiznez. Esta propiedad la hubo Da. Gomecinda Aguirre, su esposa, por herencia de Dn. Santiago Fernández y Da. Justa Sena, habiéndola estos obtenido por compra a Dn. Domingo Roguin, quien lo compró al Estado de Buenos Aires en 1828, como también por compra hecha al gobierno de sobras fiscales en 1876. Nº 138. Carmelo, mayo 10 de 1884. Doña Hipólita Fernández de Hernández presentó un título de un campo en la costa del Miguelete de 546 cuadras. Límites: Norte: Da. María Fernández: Sur: Dn. Santiago Fernández. Este: arroyo Tala al medio con Dn. Juan Fox. Oeste: Dn. Francisco Fernández. Lo hubo Dn. Seferino Fernández, padre de ésta, por herencia de su finado padre Dn. Santiago Fernández y Da. Justa Sena, y estos de Dn. Domingo Roguin (quien lo compro al Gobierno de Buenos Aires en 1839), y de compra hecha al Sup. Gobierno. Nº 159. Carmelo, octubre 3 de 1884. Don Tomás Fuentes presentó un título de un campo en el distrito de Miguelete de 1.349 hás. Límites: Norte: Da. María Fuentes. Sur: arroyo Miguelete. Este: Guillermo Fuentes. Oeste: Sres. Lavalle Hnos. La fracción es parte de dos suertes de campo y un quinto adquiridos por su finado padre Dn. Benito Fuentes en 1856. Nº 185. Carmelo, noviembre 27 de 1884. Don Alejandro Mac Vicar presentó un título de un campo en Miguelete de 1.155 hás. Límites: Norte: sucesión Bonet. Sur: Dn. 34 Enrique Newton. Este: herederos de Sena. Oeste: Dn. Gustavo Bierch. Esta propiedad la adquirió por compra hecha a Dn. Sebastián Solsona en 1879, quien hubo este campo en mayor área y a cuenta de haberes crediticios paternos de su hermano Dn. José M. Solsona en 1867. Nº 187. Carmelo, noviembre 29 de 1884. Don Juan Wilson, vecino del Miguelete, presentó una escritura de un campo de 225 cuadras. La propiedad esta comprendida en los campos de Dn. Benito Fuentes. El Sr. Wilson lo adquirió por compra hecha a Da. Quintina Fuentes de la Quintana; ésta de Da. Juana Fuentes, y Dn. Benito Fuentes por prescripción ganada al fisco en 1856. Nº 194. Carmelo, diciembre 17 de 1884. Don Roqué Baqué presentó un título por el cual consta que su esposa Da. Paula Aguirre es propietaria de un campo de 846 cuadras. Límites: Norte: Dn. Justiniano Fernández. Sur: sucesión de Cornelio Boné. Este: arroyo Miguelete. Oeste: sucesión de Dn. Juan Giménez. Lo hubo por herencia de sus finados padres Da. Evarista Fernández y Dn. Isidoro Aguirre, y estos de Dn. Santiago Fernández y Da. Justa Sena, quienes lo adquirieron en mayor cantidad de Dn. Domingo Roguin, el cual lo compró al Gobierno de Buenos Aires en 1828, y cuya propiedad reconoció en 1835 el Sup. Gobierno de la República Oriental. Nº 195. Carmelo, diciembre 17 de 1884. Don Juan Tiznez presentó una escritura donde consta que su esposa Da. Francisca Aguirre, es propietaria de un campo en el distrito de Miguelete, compuesto de 846 cuadras. Límites: Norte: Dn. Justiniano Fernández. Sur: sucesión de Dn. Cornelio Boné. Este: sucesión de D. Juan Giménez. Oeste: Dn. Jorge Bell. Lo hubo herencia de sus finados padres, Dn. Isidoro Aguirre y Da. Evarista Fernández, y estos de Dn. Santiago Fernández, quien a su vez lo compró a Dn. Domingo Roguin. Nº 202. Carmelo, diciembre 22 de 1884. Don Justiniano Fernández presentó una escritura de un campo en el distrito del Miguelete de 2.538 cuadras. Límites: Norte: Dn. Santiago Fernández. Sur: sucesión de Da. Evarista y Dn. Isidoro Aguirre. Este: arroyo Miguelete. Oeste: Dn. Juan Mkor (sic) y sucesión de Dn. Jorge Bell. Hubo este campo por herencia de sus finados padres Dn. Santiago Fernández y Da. Justa Sena, y estos en mayor cantidad de Dn. Domingo Roguin. Nº 217. Carmelo, diciembre 23 de 1884. Don Sebastián Crespo, vecino del Miguelete, presentó una escritura por un campo de 612 cuadras. Límites: Norte: sucesión Boné y Dn. Gregorio Rocha. Sur: Dn. Enrique Newton. Este: Dn. Feliciano Sena, Dn. Juan Fransico Corujo y el mismo Rocha. Oeste: Dn. Alejandro Mac Vicar. Cuyo campo es el 35 que le resta a la vendedora, Da. Apolinaria Sena, habiéndola ésta adquirido mitad por donación que le hizo Dn. Sebastián Solsona en 1867, y mitad por herencia de sus finados hermanos Dn. Cirilo y Dn. Eustaquio Sena. Dn. Sebastián Solsona lo obtuvo en mayor cantidad por adjudicación que le hizo su hermano Dn. José M. Solsona en pago de su herencia en 1867, habiéndoselo otorgado el Gob. de la República a la sucesión Solsona y Alzaibar. Nº 225. Carmelo, diciembre 27 de 1884. Doña Pastora Sosa de Acebedo presentó una escritura fechada en 1873 otorgada por Da. Marcelina Fuentes de García, por la cual consta que ésta le vendió una fracción de campo de 90 cuadras en el distrito de Miguelete. Este campo pertenece a la sucesión de Dn. Benito Fuentes. Nº 258. Carmelo, diciembre 31 de 1884. Doña Manuela Fuentes de Quintana, vecina del Miguelete, presentó una hijuela por la cual consta ser la propietaria de un campo en el distrito de Miguelete de 556 hás., que figura como la fracción Nº 3 del plano levantado en 1879 por el Agrimensor Dn. Manuel G. Zúñiga. Límites: Norte: con fracción Nº 5 de Da. Juana Fuentes. Sur: con las fracciones 1 y 2 de Dn. Guillermo y Tomás Fuentes. Este: con Cañada de la Casa de Piedra. Oeste: con los Sres. Lavalle Hnos. Cuyo campo le pertenece por herencia de su finado padre Dn. Benito Fuentes y es parte de dos y 1/5 suertes de campo, adquiridos por él en virtud de un título expedido por el gobierno en 1856, debido a su “posesión inmemorial”. III “El Carmelitano”, Carmelo, A. I, Nº 28, 10 de julio, 1884, p. 2. “Solicitud. El Sr. D. Federico Loforte, nuestro corresponsal y agente en el Miguelete, nos comunica lo siguiente, y sobre lo cual llamamos la atención de quien corresponda, á fin de que se ponga remedio á la irregularidad que denuncia. Miguelete, junio 30 de 1884 Señor D. Feliciano Salgado Carmelo. 36 Muy Señor mío: El día 11 del actual recibí por la casa de comercio de D. Bernardino Nuñez, tres ejemplares de El Carmelitano de fecha 10 del que rige, y ayer, por casualidad, he recibido por la casa del Sr. Mallarini, los números 12, 22 y 26. Digo á Vd. – por casualidad – porque hasta ahora estamos los vecinos de este distrito casi incomunicados con la referida casa del Sr. Mallarini, que es la estación más cercana del Correo que viene de ese pueblo. Adjunto á Vd. una copia de la solicitud que va á elevar este vecindario á la Junta E. A. Varios Vecinos desean suscribirse á El Carmelitano pero como por las razones expuestas no se recibe con regularidad, esperarán á que se decrete favorablemente la solicitud, como es de justicia – Lo saluda atentamente su afmo. S. S. – Federico Loforte. Sr. Presidente de la Comisión Auxiliar Los que abajo suscriben, vecinos todos del distrito del Miguelete, en la jurisdicción de esa Honorable Corporación, ante Vd. en la forma que más haya lugar por derecho, nos presentamos esponiendo [sic]. Que la única vía de comunicación que tiene el vecindario de este distrito en una zona de cuatro ó cinco suertes de campo con ese pueblo y lo mismo con el camino departamental de la Colonia, es un camino vecinal que pasa por el campo de D. Alejandro Mac Vicar y por el de “Santa Rosa”, hasta unirse con el referido camino departamental por un portón dejado en una esquina del citado establecimiento “Santa Rosa” á muy pocas varas antes de unirse ese camino al ya mencionado departamental de la Colonia. Ahora bien, Sr. Presidente: la portada antes mencionada, se ha dejado en un inmenso guadal que hace completamente inaccesible ese camino para el tránsito público; tan inaccesible, que á caballo es peligroso sino imposible vadearlo quedando por consiguiente aislado este vecindario sin tener por donde ir á ese pueblo á menos de hacer un rodeo de seis ó siete leguas para tomar el camino que pasa por la estancia “San Antonio”. Ese camino, queda sin efecto por esa razón y se ocasionan numerosos y gravísimos perjuicios á este vecindario tanto ganadero como comercial y también al comercio de ese pueblo; pues no pudiéndose conducir mercancías de ese centro de población, se ve el comercio de este distrito obligado á traerlas de la Colonia, que aunque más distante son más accesibles los caminos á esa ciudad. Parece mentira, Sr. Presidente, que los Jueces de Paz que han entendido en la vista de ojos de ese campo, 37 hayan podido informar á esa Honorable Corporación que esa portada se debía establecer en el punto donde está, haciendo caso omiso de la viabilidad pública que preferentemente á todo interés particular debían de atender. Venimos pues, señor Presidente, á solicitar confiados en las numerosas pruebas de bien inspirado interés que esa Comisión ha demostrado infinidad de veces por el buen tránsito público, á solicitar se haga cambiar la portada al Sr. Siebell – encargado de “Santa Rosa” – cuatro ó cinco cuadras más arriba (al Oeste) de donde hoy está, pues de esa manera, se salva perfectamente bien ese guadal y sin ningún perjuicio para el Sr. Siebell puesto que queda esa portada, en una esquina de su campo. Esta medida acarrearía incalculables beneficios á esta población y á este mismo pueblo. Por tanto: á Vd. suplicamos se sirva así resolverlo por ser de justicia, etc. – Miguelete junio … 1884 – Siguen las firmas.” 38 Bibliografía AA. VV., “1909 – 1999. Aniversario 90. Colonia Miguelete”, Montevideo, Visión Gráfica, 1999. ACEVEDO, E., “Anales Históricos del Uruguay”, T. IV, Montevideo, Barreiro y Ramos, 1934. ARTIGAS MARIÑO, H., “La Aventura del Real de San Carlos”, Colonia, Editorial Estampas, 2001. AZAROLA GIL, L.E., “Apellidos de la Patria vieja”, Buenos Aires, Librería y Editorial La Facultad, 1942. Idem., “Historia de Colonia del Sacramento 1680-1828”, Montevideo, Barreiro y Ramos, 1940. BARACCHINI, H., “Historia de las comunicaciones en el Uruguay”, 2da. Ed., Montevideo, Universidad de la República, 1981. BARCON OLESA, J., “Monografía completa de la Región del Colla...”, Rosario, El Progreso, 1902. BARRAN, J.P., NAHUM, B., “Historia Rural del Uruguay Moderno”, T. I, II, VI y VII, Montevideo, E.B.O, 1967 - 1978. 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