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Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 Francisco Berra historiador: aspectos de una biografía intelectual en el Río de la Plata a finales del siglo XIX Santiago Harispe (UNLP)1 santiagoharispe@yahoo.com.ar Resumen Este artículo se propone analizar algunos aspectos de la biografía intelectual de Francisco Antonio Berra, quien fuera un importante pedagogo y funcionario del área educativa en el Uruguay y la Provincia de Buenos Aires, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El objetivo es observar cómo sus ideas acerca de la historia uruguaya, entraron en contradicción con su labor como funcionario y teórico de la educación, toda vez que su obra historiográfica fuera retirada de los establecimientos escolares. También se intentará describir cómo operaban los ámbitos de socialización intelectual y profesional, en ambas orillas, marginando o premiando la elaboración intelectual, a través de la utilización que hacía el Estado con ella. Asimismo se verá que la pertenencia a esos ámbitos de socialización, en el caso de Berra, terminaron siendo más importantes que sus ideas políticas. Por último, se observará, a través del itinerario que produjo el conflicto de Berra con sus publicaciones acerca de la Historia uruguaya, qué se reservaba el Estado para la enseñanza y qué prohibía, según los parámetros de aquellos años. Palabras clave: Berra, Estado, Nación, Buenos Aires, Uruguay Resumo Este artigo analisa alguns aspectos da biografia intelectual de Francisco Antonio Berra, que foi um importante professor oficial e área educacional no Uruguai e da Província de Buenos Aires, no final do século XIX e início do século XX. O objetivo é ver como suas idéias sobre história uruguaia, entrou em conflito com o seu trabalho como funcionário público e teórico da educação, uma vez que seu trabalho historiográfico foi retirada das escolas. Ele também irá tentar descrever como eles operavam nas áreas de socialização intelectual e profissional, em ambos os lados, marginalizando ou desenvolvimento intelectual gratificante, através do uso que fez do estado com ele. Também será que pertencem às áreas de socialização, no caso de Berra, acabou sendo mais importante do que os seus pontos de vista políticos. Finalmente, ele será visto através do itinerário que produziu o conflito Berra com suas publicações sobre a história uruguaia que o Estado reservados para o ensino e proibindo, pelos padrões daqueles anos. 1 Li e iado e Histo ia. U ive sidad Na io al de La Plata. I teg a te del P oye to de i vestiga ió Políti a, políticos y luchas de poder: 27 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 Palavras-chave: Berra, Estado, Nação, Buenos Aires, Uruguai Introducción El relato biográfico de Francisco Berra no se destaca por su notoriedad en el primer plano de la historia de la Argentina. Berra es, antes que nada, un intelectual de segundo orden; un pensador influyente en su tiempo, pero sin mayor trascendencia hoy en día. Su campo de acción se ha ceñido al ámbito pedagógico e historiográfico, aunque nunca dejo de ejercer como funcionario. Su obra escrita ha sido publicada tanto en Uruguay como en la Argentina, países ambos en los que vivió alternadamente hasta el recién comenzado siglo XX. Sus obras más destacadas fueron: Apuntes de Pedagogía, Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay, La doctrina de los métodos, Nociones de Higiene, y numerosos artículos publicados en revistas tales como El Monitor de la Educación Común y el Boletín de Enseñanza, por mencionar dos de varias, donde escribió y debatió fundamentalmente sobre pedagogía. Su vida atravesó prácticamente toda la mitad del siglo XIX, ya que Berra nació en San Miguel del Monte, en 1844 y murió en la ciudad de La Plata en 1906. Su labor pedagógica ha ocupado la mayor parte de su labor intelectual y política. Numerosos artículos ha publicado Berra sobre el tema. Su enfoque, de un positivismo exacerbado1, influyó en la política educativa de la Provincia de Buenos Aires, incluso antes de su labor como encargado del área (Coll Cárdenas, 2009). Luego de graduarse en la Universidad de la República, en el Uruguay, participa activamente en los ámbitos intelectuales montevideanos, llegando a formar parte de la Comisión Directiva de la Sociedad de Amigos de la Educación Popular en 1873. A partir de allí, alternaría su labor política e intelectual entre los ámbitos públicos y privados. Lo primero que debemos recordar, es que Berra fue un modesto historiador, además de pedagogo y teórico de la educación. Por ello, el relato de este artículo se centrará, más que en sus ideas, en entender cómo se sirvió de su obra escrita y su labor profesional, para participar de los ámbitos de socialización estatales y cómo parte de ella -sus escritos sobre historiografía- le asestaron un golpe decisivo, que lo llevaría a definir su vuelta a la Argentina. Socialización intelectual y política Muchos fueron los hombres con los que trabó correspondencia Berra. Sus cartas y algunos Hispanoamérica, de las guerras de independencia a la guerra fría (1808- . 28 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 borradores, de su gestión educativa se conservan en un fondo denominado Archivo Berra, en el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, en adelante, AHPBA. Las dificultades para trabajar sobre él, lo constituye su falta de catalogación. Otra fuente de información sobre su vida, es lo que queda de su biblioteca personal, reunida y conservada en la Biblioteca Central de la Provincia de Buenos Aires. Por lo que sabemos, este es el primer trabajo que existe sobre su biblioteca personal, ya que la reunión de sus volúmenes data de muy pocos meses de anterioridad y su definición como ole ió ta ié . No sabemos cuál era el tamaño total que alcanzó antes de su fallecimiento. Hoy hay unos 500 ejemplares reunidos, con su apellido incrustado invariablemente en parte inferior del lomo de casi todos ellos. Si bien su formación universitaria estaba vinculada al Derecho, nunca pretendió establecer sus vínculos de sociabilidad en torno a aquel espacio profesional2. Por el contrario, desde muy temprano tuvo como vocación la enseñanza, la elaboración teórica en torno a ella, la Historia y, en alguna medida, fue también un modesto bibliófilo. Si bien no contó, por ejemplo, como su amigo Antonio Zinny, con una colección tan impresionante de publicaciones, su afección por los libros se puede observar en algunos ejemplares suyos que nos llegaron hasta el día de hoy. Desde los 11 tomos de una obra de Condillac de 17823, pasando por los seis volúmenes, en castellano, de la Historia de la Revolución Francesa de Thiers (1845)4, de mediados de siglo, hasta numerosos tratados sobre educación y diccionarios de diversos países muestran una atención y un cuidado especial en algunos volúmenes. Pero Berra parece un bibliófilo romántico, algo desfasado de su tiempo. Tal como ha escrito Graciela Batticuore (2007: 84), en el Rio de la Plata, el romanticismo había concebido a la Bi liote a e el hoga o o u sí to a de iviliza ió . A finales del siglo XIX sigue patrones que parecen algo desusados e incluso contradictorios. En 1882 le envía una carta a Pedro II, Emperador del Brasil, donde le hace mención de unos escritos de pedagogía y le comunica que le adjuntará su disertación en el Congreso Pedagógico de Buenos Aires de ese mismo año. Un año después vuelve a escribirle al Emperador donde le anuncia que con dicha carta le adjuntará su libro Apuntes para un curso de pedagogía. Semejante interés por establecer vínculos con el Imperio del Brasil en algo tan controvertido como la instrucción pública, suena como mínimo extraño. Como bien sabemos, y entonces también lo sabría Berra, el estado de la educación pública en Brasil distaba mucho del ideal que defendieran Berra y otros educacionistas de por aquellos años. Las críticas de José Veríssimo, pedagogo brasileño, casi contemporáneo de Berra y acérrimo crítico del sistema educativo del Imperio, no dejan dudas (Carvalho, 2003). El interés por el Emperador ¿estaba guiado por la imagen de mecenas de la historia 29 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 profesional, con que gozaba aún el Estado brasileño? Quizá. No es demasiado grande la sección dedicada a la historia brasileña que encontramos en su biblioteca. Sólo existen algunos libros escritos en portugués sobre aquella temática. En cualquier caso, no fue su Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay el que le mencionara Berra al Emperador, sino al menos tres de sus escritos pedagógicos los que sirvieran de excusa para mantener la correspondencia. En otras prácticas, Berra es más prototípico. De sus ejemplares, el 35% están en idioma francés, seguido por el 10% en italiano y en mucho menor medida obras en portugués. Curiosamente no posee obras en idioma inglés. Incluso cuando éstas fueran escritas en aquel idioma, Berra prefiere su traducción al francés. Un ejemplo de ello, por citar a un autor célebre, es su libro De la fecundación de las Orquídeas por los insectos de Charles Darwin5, traducido al francés. Una razón posible es la incomprensión del idioma. Hacia principios de los años 80 del siglo XIX Berra posee más de 2.000 folletos en su poder, además de los ejemplares de su biblioteca6. Su imagen de bibliófilo romántico, recurriendo de nuevo al término de Batticuore (2007: 79), o está dado po sola e te po la serie de títulos y autores elegidos para llenar sus estantes, sino más bien por el sentido que ellas adquieren en sus vidas, así como el lugar central que la biblioteca ocupa en la casa . Tal es así que en una carta dirigida a Florencio Escardó, Berra le comunica que había e i ido su li o so e histo ia a ge ti a y u uguaya y ue ag ade e o o e e e su obsequio, que ya ocupa un lugar en mi biblioteca americana7 . La uestió del luga ue ocupa dicha obra en su biblioteca se torna más paradigmática aún, ya que en la carta que le envía Berra, le declara incluso que aún no había leído su obra8. Pero volviendo a las noticias biográficas que se mencionaban en un principio, queda por destacar, de su labor montevideana, su participación en el Instituto de Instrucción Pública en 1874; su participación escrita en la Revista El Maestro, también por aquellos años; la edición del Reglamento General de Escuelas; su participación en la fundación del Ateneo de Montevideo y del Club Universitario; la presidencia de la Sociedad de Amigos de la Educación entre 1878 y 1879; y finalmente, uno de sus grandes logros profesionales: su labor como representante del Uruguay en el Congreso Pedagógico de Buenos Aires de 1882. Sin embargo, no es sino hasta la publicación de la tercera edición de su libro Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay, que sus logros sufrirían un drástico revés, al tiempo que una conclusión inexorable: el clima político ideológico de la élite uruguaya se tornaba cada vez más hostil a sus proyectos. Si bien sus escritos habían ganado popularidad al otro lado de la orilla del Río de la Plata, su labor pedagógica y teórica había comenzado a mostrarse cuestionada por sus colegas Emilio Romero y José Varela, funcionarios como él del área educativa en Uruguay. Tal como ha escrito Marceo Coll Cárdenas (2009: 15), su tie po e el U uguay ha ía llegado a su fi , do de las posi ilidades 30 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 de progreso se achicaban cada vez más, y sus relaciones políticas con Jacobo Varela eran malas. A ello se sumaba la dictadura de Santos, cada vez menos tolerable con los críticos al égi e . Pero, como se ha mencionado anteriormente, fue coincidiendo con aquellos años que rondan a la aparición de la tercera edición del libro Bosquejo Histórico (publicado en el año 1866, y luego vuelto a editar en 1874, 1881 y 1894) que Berra conocería los avatares del exilio, unos años después. Como ha escrito su máximo defensor en la actualidad Vázquez Franco -en un libro algo panfletario- la orden del Presidente uruguayo Máximo Santos, de prohibir a Berra, tuvo como justificación de tipo administrativa argucias de tipo ideológicas centradas en la figura de Artigas (Vázquez, 2001). A decir verdad, la opinión de Berra sobre Artigas y sobre la historia uruguaya en general, era compartida por muy pocos sectores de la intelectualidad del país vecino. Por entonces, en Uruguay había finalizado ya lo que el historiador uruguayo, Sansó Carbó (2011), a de o i ado la etapa p otohisto iog áfi a , que en algún sentido podría coincidir temporalmente con el tipo de producción argentina. Mientras aquí con Mitre, la figura de San Martín y Belgrano se entronizarían sin discusión en el Panteón Nacional; en Uruguay, con la obra de Francisco Bauzá, la figura de Artigas adquiere la estatura de héroe fundador de la Patria y la obra de Bauza, su explicación más acabada. E este de setie e de a o, las ideas de Be a, o te ía a ida. Prohibido por decreto de . No de e lee se de ía la disposi ió ad i ist ativa del Mi ist o de Fomento, Carlos de Castro, luego de publicada la tercera edición del Bosquejo Histórico. Dicha prohibición, sin dudas, entrañó una situación difícil de resolver para Berra, toda vez que su libro sería retirado de los establecimientos escolares, los cuales dependían del área donde él se desempeñaba. En una carta fechada en Montevideo en mayo de 1882, le dice a su amigo Alberto Navarro Viola: t atado de defender lo que he creído verdad, del modo que me ha sido posible, dado el terreno, para mi extraño, de la crítica histórica, á que me visto fatalmente arrastrado9 . El Decreto de Máximo Santos prohibiendo la obra de Berra dice en algunos párrafos: Es prematura y perjudicial toda tendencia que venga a desvirtuar el juego de los elementos que han de radicar el carácter nacional. La obra del Doctor Berra representa esa tendencia. Es más digna de ilustrar un criterio ya maduro, que para concurrir a fin elevado que persigue el Estado al señalar como tradición, la muy gloriosa del general Artigas, que venera el pueblo y que se perpetuará con el tiempo a pesar de cualquier obstáculo. Considerando pues, completamente inconveniente y perjudicial la adopción de ese libro en las escuelas públicas, este Mi iste io … o de a a la Di e ió Ge e al dispo ga lo o ve ie te pa a ue la enseñanza de la historia patria permanezca ajena a toda influencia antinacional 10. Esta anatematización de la obra de Berra redundó, posteriormente, en la ratificación 31 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 de Bauzá como el historiador oficial, tal como sucedería en Argentina con Mitre con los integrantes de la Nueva Escuela (Devoto, 2008: 272) y en la confirmación, por exclusión de una tendencia historiográfica por sobre otra. La prohibición, sin embargo, no lo aleja de los ámbitos intelectuales y políticos. Por la documentación existente en el APBHA se observa mucha correspondencia con dirigentes políticos e intelectuales argentinos, así como con otros intelectuales y pedagogos americanos y europeos. A través de una polémica desatada por Carlos M. Ramírez 11, la prohibición se convirtió en un hecho poco tiempo después, por lo que Berra no dudaría en pedir ayuda12. Según Coll Cardenas (2009: 47), Berra recurrirá a Mitre y a Ángel Carranza para proveerse de documentación probatoria. Sabemos también por su correspondencia que contó con el apoyo de Andrés Lamas13 y con el aporte documental de Mariano Pelliza para da el o ate. Nada ha epli ado Ra í ez ... “i el sile io se p olo ga tanto que sea improbable la necesidad de exhibir originales sus preciosos documentos se los mandaré le di e e u a a ta, e p ésta o ue o fi 14, efe e ia a seis do u e tos apo tados po Pelliza á título de a ot os de Puey edón que tengo originales 15 según dice Berra en la misma correspondencia de principios del año 1882. Berra le expone a Mitre que ya era consciente de su flaqueza en el terreno historiográfico. En una de sus tantas cartas le dice: Insisto á la vez de la necesidad de suplicar su indulgencia, pues no se me oculta que mis aportes, defectuosos ante los ojos de cualquiera inteligente, no merecen figurar en la biblioteca del autor del 'Belgrano'. Si algo pueda atenuar el hecho de haberme lanzado a escribir una obra semejante sin las aptitudes y la preparación indispensable, el móvil, que Ud. conoce ya; el deseo que he tenido de ser imparcial, aquí donde tanto cuesta decir la verdad 16. Es curioso que la polémica que entabla Berra se da entre miembros, no sólo del mismo estrato social y profesional, sino entre gente muy cercana. Antes de entablar públicamente la polémica con Berra, Ramírez mantenía un trato más bien cordial con él. En un intercambio epistolar entre ambos, Berra le dice: Estimado amigo. Contestando á la esquela con que Ud. me pide el primer tomo de la Historia de Belgrano y el opúsculo de Lamadrid Orígenes de los males y desgracias etc., debo decirle: Que sin embargo de ser ley de mi pequeña biblioteca permitir la lectura á todos, pero prestar a nadie, le remito el Mitre 17. Asimismo se observa que luego de ser públicamente prohibido por el Presidente Santos, a través de su Ministro Carlos de Castro, en oficio dirigido a Jacobo Varela, por entonces Director Nacional de Enseñanza, la relación entre éste último y Berra no había desaparecido. Prueba de esto es que uno de los ejemplares dedicados de su biblioteca está 32 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 firmado por Jacobo Varela, quien se refiere a él como su amigo, dos años después del mencionado decreto18. Aunque su vuelta al país se diera unos cuantos años después, Berra comenzó a percibir que su disputa ideológica, historiográfica y política estaba perdiéndose. Así se lo hace saber a Roca: recuerdo todos los momentos á mi tierra, con todas las realidades halagadoras que tiene, y con todas las idealidades que fomenta la distancia...en un medio tan ingrato como es este en los actuales momentos19. Si bien la disputa historiográfica se mantiene, por la correspondencia se advierte que el flujo de comunicaciones en torno al tema en disputa cede y Berra se concentra nuevamente en cuestiones pedagógicas. Luego de su éxito en el Congreso Pedagógico de Buenos Aires accede a ciertos circuitos europeos. Publica en la Revue Philosophique de Ribot; se cartea con Bernard Pérez -quien le dedica un ejemplar suyo-20; edita numerosos artículos sobre pedagogía y participa de profundos debates sobre esta cuestión. Por entonces los conceptos de Berra comienzan a influir en las ideas de Rodolfo Senet y Víctor Mercante. Pero el logro más importante llegaría con el Congreso Pedagógico de Paris de 1889, donde Berra obtiene la medalla de plata, lo que lo catapultaría, años después a su regreso a la Argentina y a ejercer al frente de la Dirección de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires por varios años. Sin dudas, para Berra, el logro en Paris representó una forma de resarcirse de sus o ates pe didos. Es posi le que después de esto se miren algo más ciertos caballeritos que no tienen otro título que los entusiasmos juveniles 21, dijo acerca de su mención. Consideraciones finales Como muchos otros, Berra se desempeñó en varios frentes al mismo tiempo. Su lugar en la historiografía y la pedagogía han quedado sepultados por diferentes motivos. Este trabajo ha intentado ahondar en las razones historiográficas Su obra escrita es larga e incluye textos tempranos sobre geografía uruguaya, historia y educación. Es autor de un voluminoso Código de Enseñanza primaria y normal de la Provincia de Buenos Aires22, con más de 900 páginas, entre muchísimas obras consignadas a inicio. Lo curioso de su caso fue que habiendo sido un funcionario a tiempo completo, fue ese floreciente Estado-Na ió el ue lo sile ió. Prohibido por decreto de 13 de setiembre de . No de e lee se de ía la o de e a ada po el p eside te “a tos, en relación a la lectura de su libro Bosquejo Histórico en los establecimientos escolares. Los estertores que quedaron de aquel decreto lo silenciaron sobre los asuntos historiográficos y sobre sus ansias de polémica al punto que en la presentación del Boletín 33 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 de Enseñanza, ya en Bue os Ai es, es i e: se á ó ga o de difusió pe o o e plea á pa a conseguir su fin el medio de la polémica, porque la experiencia ha demostrado que tal modo de proceder apasiona más que convence 23. Con el transcurso de los años sus disputas políticas cesaron. Una carta que Zeballos le escribe unos años antes de su fallecimiento lo deja bien claro: ha e aguas más serenas u hos eses ue o os ve os, pe o yo oto ue Ud. avega e 24. Tuvo una nueva edición de su libro Bosquejo Histórico, pero ya viviendo a este lado del Río, donde las referencias a su disputa y prohibición son apenas referidas mediante alegóricas posiciones historiográficas. Nada en concreto se menciona allí sobre la controversia que desató su contenido. En su reflexión madura Berra se ve a sí mismo como un hombre de la política, pero no de partido o facción alguna, según la tipología él mismo había diseñado en escritos de su intimidad. En un borrador denominado Los partidos políticos, Berra ensaya, en sus años maduros, una visión retrospectiva de su tarea. Allí diferencia la acción de los hombres que participando en alguna escuela política, intentan que el Estado cumpla con sus ideas, a diferencia de los hombres partidarios que muchas veces se vuelven facciosos y por lo tanto mezqui os. Di e e u a de sus pági as: los ue sola e te pe te e e a es uelas políti as, son ajenos a los partidos, i a las facciones; no tienen interés en ocupar ni en desalojar empleos, i nunca disfrutan ni se mueven por esta causa 25. El nombre de Berra sólo ha quedado grabado en la estación de ferrocarriles del Partido de Monte y en la primera escuela platense. Poco más que alguna referencia marginal en algún texto evoca su obra escrita. La reconstrucción de una pequeña porción de su itinerario de vida intelectual, entre Uruguay y la Argentina, sin embargo, nos ayuda reflejar cómo se establecían las relaciones de socialización y producción teórica, en aquellos años en que el Estado se consolidaba en ambas orillas de Río de la Plata. Recibido: 30 de marzo de 2015. Aceptado: 31 de julio de 2015. 34 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 Bibliografía Ardao, Arturo (1968). Espiritualismo y positivismo en el Uruguay. Montevideo: Universidad de la República. Batticuore, Graciela (2007). Lectores, autores y propietarios. Las bibliotecas románticas. En Madero M. y Gayo S (edit.) Formas de Historia Cultural. Buenos Aires: Prometeo. Carvalho, José Murilo (2003). Brasil Naciones imaginadas. En: Annino A. y Guerra F-X (coord.) Inventando la Nación. México: FCE. Coll Cá de as, Ma elo (1874- . [E . F a is o Berra y la educación positivista en el Uruguay lí ea] A ua io del I stituto de Histo ia A ge ti a, . Dispo i le: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3920/pr.3920.pdf. Consultado el 13/03/2014 Coll Cárdenas, Marcelo (2011). P o eso de o figu a ió del a po histo iog áfi o u uguayo , História da Historiografia. Universidade Federal de Ouro Preto: Nº 6. março. pp. 123-141. Devoto, Fernando (2008). La construcción del relato de los orígenes en Argentina, Brasil y Uruguay: las historias nacionales de Varnhagen, Mitre y Bauzá. En: Altamirano Carlos Historia de los intelectuales en América Latina T1. Buenos Aires: Katz. Vázquez Franco, Guillermo (2001). Francisco Berra: la historia prohibida. Montevideo: Mandinga Editor. 35 Historia de la Educación | Anuario SAHE | Vol. 16 – N° 2 – 2015 | pp. 27-36 Notas 1 La influencia del positivismo y algo de la tarea de Berra pueden observarse en el enfoque minucioso de Ardao: , fu da e tal e te e su segu da pa te , a pa ti de la pági a . 2 Puede verse esto en correspondencia con el Presidente del Colegio de Abogados de la Plata: Carta de Salvador de la Colina a Francisco Berra del 22/03/ . Di ha a ta se e ue t a suelta e el A hivo Be a del AHPBA, sin catalogarse ni pertenecer a ninguno de los libros copiadores que dicho fondo contiene. Tampoco a su tarea como abogado defensor le asignó demasiada importancia, como se observa en: AHPBA. Archivo Berra. Libro Copiador 1876-1878, pág. 25. Carta al Sr. Don Luis Domínguez el 11/08/1876. A partir de aquí la correspondencia sólo se referenciará como AHPBA. 3 Condillac Étienne Bonnot. Cours d'étude pour l'instruction du prince de Parme. Aux Deux-Ponts. 1782 Obra perteneciente a la Colección Berra de la Biblioteca Central de la Provincia de Buenos Aires. Signatura Topográfica 371.3 (44) C62 Inv. 14659 al 14709. A partir de aquí, todos los libros mencionados serán citados sólo por su signatura topográfica. 4 Thiers, Adolf (1845). Revolución Francesa. Madrid. Establecimiento Tipográfico de D.F. de P. Mellado. 5 Darwin Charles (1870). De la fécundation des orchidées par les insectes et des bons résultats du croisement. Paris. C. Reinwald et Cia. Libraires Editeurs. 6 AHPBA. Libro Copiador 1876-1878. Pág. 41. Carta enviada al Sr. Don Carlos M. Ramírez el 23/08/1876. Berra dice allí que no encuentra el folleto de Gregorio Araoz de Lamadrid, Origen de los males y desgracias de las Repúblicas del Plata po estar entre los dos mil folletos o ue está evuelto . 7 AHPBA. Libro Copiador 1876. Pág. . Ca ta e viada al “ Do Flo e io Es a dó el /08/1876. 8 Ibídem. Dicho libro se conserva aún en su biblioteca, con su dedicatoria correspondiente: Escardó Florencio. Reseña histórica, estadística y descriptiva con tradiciones orales…, Montevideo, Imprenta de la Tribuna, 1876. 9 AHPBA. Libro Copiador 1876-1878. Página 201. Carta a Alberto Navarro Viola del 27 de mayo de 1882. 10 Oficio del gobierno de Máximo Santos del 13 de setiembre de 1883, citado por Vázquez Franco, 2001, pp. 279-280. 11 En su Juicio Crítico del Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay por el Dr. Francisco A. Berra, en el año 1881. 12 No he adquirido aún el folleto que el Dr. Ramírez dedica á mi bosquejo, porque no ha llegado a las librerías de acá. … la verdad triunfará más definitivamente, si amigos como Ud. me mandaran armas poderosas de su rico parque . En AHPBA. Libro Copiador 1881, pág. Ca ta al “ . D . Á gel J. Ca a za del 25/01/1882. El subrayado es original. 13 Al menos así se lo agradece a Carranza, quien le comunica el apoyo suyo de Mitre y de Lamas en AHPBA. Libro Copiador 1881-1884, pág. . a ta al “eño D . D. Á gel J. Ca a za del /09/1881. 14 AHPBA. Libro Copiador 1881-1884, pág. 217. Carta al Sr. Don Mariano A. Pelliza del 13/06/1882. 15 AHPBA. Libro Copiador 1881-1884, pág. 121Carta al Sr. Don Mariano A. Pelliza del 25/01/1882. 16 AHPBA. Libro Copiador 1881-1884, pág. 13. Carta al Sr. General Don Bartolomé Mitre del 22/08/1881. 17 AHPBA. Libro Copiador 1876-1878. Pág. 41. Carta enviada al Sr. Don Carlos M. Ramírez el 23/08/1876. Subrayado por el autor. Dicho ejemplar no se encuentra en la Colección, por lo que quizá que nunca fue devuelto como vaticinaba la carta. 18 Varela Jacobo (1885). Memoria correspondiente a los años 1883 y 1884.Montevideo, Tip. de la Escuela de Artes y Oficios. 19 AHPBA. Libro Copiador 1881-1884, pág. 210. Carta al Sr. General Don Julio A. Roca del 5/06/1882. 20 Pérez Bernard (1882). La Psycologie de l'enfant (les trois premières annés). Paris. Libraire Germer Bailliére et Cie. 21 Carta a Juan de Vedia del 1 de febrero de 1890. Citado por Coll Cárdenas, 2009, p. 57. 22 El ejemplar que se conserva en la Biblioteca Central corresponde a la edición de los Tall. de Publicaciones de Museo del año 1898. 23 Pa a ué ha de se vi el Boletí de e seña za i de ad i ist a ió es ola , e Boletí de E seña za y Administración Escolar, t 1-4, enero-abril de 1895. 24 APHPBA Carta de E. Zeballos a Berra (sin catalogar) con fecha del 13/03/1900. 36