SERIE RECURSOS HIDROBIOLÓGICOS
Y PESQUEROS CONTINENTALES
DE COLOMBIA
XIV. MORICHALES,
CANANGUCHALES Y
OTROS PALMARES
INUNDABLES DE
SURAMÉRICA
PARTE II:
Colombia, Venezuela, Brasil, Perú,
Bolivia, Paraguay, Uruguay
y Argentina
Homenaje a Gloria Galeano
y Jean-Christophe Pintaud
Carlos A. Lasso, Giuseppe Colonnello
y Mónica Moraes R.
(Editores)
C. Torres
@Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt. 2016.
Los textos pueden ser citados total o parcialmente
citando la fuente.
SERIE EDITORIAL RECURSOS
HIDROBIOLÓGICOS Y PESQUEROS
CONTINENTALES DE COLOMBIA
Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt (IAvH).
Editor: Carlos A. Lasso.
Revisión científica: Jon Paul Rodríguez (Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas –IVIC;
Species Survival Commission–SSC–IUCN) y Antonio
Machado-Allison (Universidad Central de Venezuela
–UCV).
Revisión de textos: Carlos A. Lasso y Lina M.
Mesa-S.
Fotos portada: Ignacio Guani, Claudia Torres,
Fernando Trujillo y Federico Mosquera-Guerra.
Fotos contraportada: Fernando Trujillo.
Foto portada interior: Ivan Mikolji.
Diseño y diagramación: zOOm diseño S.A.S. Luisa Fernanda Cuervo G.
Impresión: JAVEGRAF – Fundación Cultural
Javeriana de Artes Gráficas
Impreso en Bogotá, D. C., Colombia, noviembre de
2016 - 1.000 ejemplares.
CITACIÓN SUGERIDA
Obra completa: Lasso, C. A., G. Colonnello y M.
Moraes R. (Editores). 2016. XIV. Morichales, cananguchales y otros palmares inundables de Suramérica.
Parte II: Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Bolivia,
Paraguay, Uruguay y Argentina. Serie Editorial
Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales
de Colombia. Instituto de Investigación de Recursos
Biológicos Alexander von Humboldt (IAvH). Bogotá,
D. C., Colombia. 573 pp.
Capítulos o casos de estudio
Quinteros, Y., F. Roca A. y V. Quinteros. 2016.
Ecología, uso y conservación de los aguajales en
el Alto Mayo, San Martín. Un estudio sobre las
concentraciones de Mauritia flexuosa en la selva
peruana. Capítulo 11. Pp. 264-283. En: Lasso, C. A.,
G. Colonnello y M. Moraes R. (Editores), XIV. Morichales, cananguchales y otros palmares inundables de
Suramérica. Parte II: Colombia, Venezuela, Brasil, Perú,
Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina. Serie Editorial
Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales
de Colombia. Instituto de Investigación de Recursos
Biológicos Alexander von Humboldt (IAvH). Bogotá,
D. C., Colombia.
Morichales, cananguchales y otros palmares inundables de Suramérica. Parte II: Colombia, Venezuela, Brasil,
Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina / editado por Carlos A. Lasso, Giuseppe Colonnello y Mónica Moraes
R.; Serie Editorial Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales de Colombia, XIV -- Bogotá: Instituto de
Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, 2016.
573 p.: il., col.; 28 x 22 cms.
Incluye bibliografía, ilustraciones, índice
ISBN obra impresa: 978-958-8889-90-0
ISBN obra digital: 978-958-8889-91-7
1.
Plantas acuáticas 2. Palmas 3. Palmares inundables 4. Fauna silvestre. 5. Plantas acuáticas 6. Humedales 7.
Conservación 8. Amazonia (Bolivia, Brasil, Colombia, Perú, Venezuela) 9. Orinoquia (Colombia, Venezuela)
10. Pacífico (Colombia) 11. Caribe (Colombia, Venezuela) 12. Magdalena (Colombia) 13. Paraná (Argentina,
Paraguay, Uruguay) I. Lasso, Carlos A. (Ed.) II. Colonnello, Giuseppe (Ed.) III. Moraes R., Mónica (Ed.) IV.
Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt
CDD: 581.92 Ed. 23
Número de contribución: 547
Registro en el catálogo Humboldt: 14986
Catalogación en la publicación – Biblioteca Instituto Humboldt – Nohora Alvarado
Responsabilidad. Las denominaciones empleadas y la presentación del material en esta publicación no implican
la expresión de opinión o juicio alguno por parte del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander
von Humboldt. Así mismo, las opiniones expresadas no representan necesariamente las decisiones o políticas del
Instituto, ni la citación de nombres, estadísticas pesqueras o procesos comerciales. Todos los aportes y opiniones
expresadas son responsabilidad de los autores correspondientes.
COMITÉ CIENTÍFICO
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Anabel Rial Bouzas (BioHábitat A. C. Venezuela y consultora independiente)
Aniello Barbarino (Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias–INIA,
Venezuela)
Antonio Machado-Allison (Universidad Central de Venezuela)
Carlos Barreto-Reyes (Fundación Humedales, Colombia)
Carlos A. Rodríguez Fernández (Fundación Tropenbos, Colombia)
Célio Magalhães (Instituto Nacional de Pesquisas da Amazonia INPA/CPBA, Brasil)
Donald Taphorn (Universidad Experimental de los Llanos–Unellez, Venezuela)
Edwin Agudelo-Córdoba (Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas–
Sinchi, Colombia)
Fernando Trujillo (Fundación Omacha, Colombia)
Francisco de Paula Gutiérrez (Universidad Jorge Tadeo Lozano, Colombia)
Germán Galvis Vergara (Universidad Nacional de Colombia)
Hernando Ramírez-Gil (Universidad de los Llanos–Unillanos, Colombia)
Hernán Ortega (Universidad Nacional Mayor de San Marcos–UNMSM, Perú)
Jaime De La Ossa (Universidad de Sucre, Colombia)
John Valbo Jørgensen (Departamento de Pesca y Acuicultura, FAO)
Josefa C. Señaris (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, Venezuela)
Luz F. Jiménez-Segura (Universidad de Antioquia, Colombia)
Mauricio Valderrama Barco (Fundación Humedales, Colombia)
Myriam Lugo Rugeles (Universidad Nacional de Colombia)
Ramiro Barriga (Instituto Politécnico de Quito, Ecuador)
Ricardo Restrepo M. (Universidad Santo Tomas de Aquino–USTA, Colombia)
Rosa E. Ajiaco-Martínez (Universidad de los Llanos–Unillanos, Colombia)
Susana Caballero-Gaitán (Universidad de los Andes, Colombia)
M. I. Vallejo
TABLA DE CONTENIDO
Presentación
Prólogo
11
Prologue
13
Autores y afiliaciones
15
Resumen ejecutivo
21
Executive summary
23
Agradecimientos
25
Homenaje a Gloria Galeano y Jean-Christophe Pintaud
29
1.
Introducción
PRIMERA PARTE. Mauritia flexuosa en Suramérica: generalidades
2.
Los palmares de pantano de Mauritia flexuosa en Suramérica: una revisión
SEGUNDA PARTE. Mauritia flexuosa en Suramérica: casos de estudio
3.
4.
Mauritia flexuosa en morichal de Tauramena. Foto: F. Castro-Lima
9
Palmas (Arecaceae) de los morichales de Venezuela: composición,
distribución y uso
Aproximación demográfica de una población de la palma Mauritia flexuosa en
la Amazonia colombiana
39
44
45
84
85
109
5
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TABLA DE CONTENIDO
F. Mijares
5.
Análisis espacial de los visitantes florales y polinizadores del moriche
(Mauritia flexuosa: Arecaceae) en Colombia
133
BRASIL
390
6.
Aves y mamíferos asociados a ecosistemas de morichal en Venezuela
159
18. Dinâmica de populações, ecologia e estratégias de dispersão de
Astrocaryum jauari no rio Negro, Amazônia Central, Brasil
391
7.
Caracterización, uso y manejo de la mastofauna asociada a los morichales
de los Llanos Orientales colombianos
191
COLOMBIA
406
19. Biología poblacional y reproductiva, usos y manejo de la palma cabecinegro (Manicaria saccifera) en los bosques inundables del Chocó, Colombia
407
20. Ecología, uso y manejo de los palmares de Copernicia tectorum en la
Depresión Momposina, región Caribe de Colombia
421
21. Los naidizales (Euterpe oleracea) del Pacífico colombiano
435
PARAGUAY
454
22. Estructura, composición florística, ecología, distribución y estado de
conservación de los palmares de Copernicia alba en el Paraguay
455
URUGUAY
470
23. Palmares de Butia odorata en los Bañados del Este de Uruguay
471
VENEZUELA
488
24. Humedales del Caño La Pica, estado Apure, Venezuela: estructura y
composición florística de las comunidades de Mauritiella aculeata
(Arecaceae), con consideraciones del entorno biofísico
489
25. Comunidades con Roystonea oleracea de Venezuela: aspectos fitogeográficos y principales componentes florísticos
517
26. Conservación de las comunidades con Roystonea oleracea
(palma “chaguaramo” o “mapora”) en Venezuela
547
CUARTA PARTE. Conservación de los morichales, cananguchales y
otros palmares inundables de Suramérica
570
27. Conclusiones y recomendaciones para la conservación
571
8.
9.
6
Mamíferos medianos y grandes asociados a un cananguchal de la Amazonia
colombiana
221
Floristic diversity of Mauritia flexuosa wetlands in the Brazilian Amazon
241
10. Los palmares en ecosistemas inundables de la Amazonia peruana: bajo
Ucayali y el alto Huallaga
253
11. Ecología, uso y conservación de los aguajales en el Alto Mayo, San Martín.
Un estudio sobre las concentraciones de Mauritia flexuosa en la selva peruana
265
12. Puente Anaconda sobre el aguajal Inkaterra: un manejo ecoturístico
sostenible de humedales amazónicos en Perú
285
TERCERA PARTE. Otros palmares inundables de Suramérica: casos de
estudio
298
ARGENTINA
298
13. Palmares de Copernicia alba en la cuenca inundable del Chaco argentino
299
14. ¿Es posible recuperar los palmares de Butia paraguayensis en el nordeste
argentino?
319
BOLIVIA
332
15. Palmares asociados a los llanos inundados en Bolivia: ecorregiones de
Heath, Moxos, Pantanal y Chaco
333
16. Vertebrados de Espíritu, Llanos de Moxos: un palmar estacionalmente
inundable de Bolivia
347
17. Palmeras utilizadas en tierras bajas de Bolivia: casos de estudio
373
7
F. Mijares
PRESENTACIÓN
Antes de finalizar la impresión del primer
volumen sobre los “Morichales y cananguchales de la Orinoquia y Amazonia:
Colombia – Venezuela” en 2013, varios
investigadores interesados en el tema
nos solicitaron una nueva edición o un
segundo número de la Serie que incluyeran nuevas o algunas investigaciones
anteriores sobre morichales y cananguchales, que no quedaron recogidas en
el primer número. De la misma forma
surgió, casi que de manera inmediata, la
necesidad de complementar estos estudios
con otras especies adicionales al moriche
o canangucho (Mauritia flexuosa), incluyendo también otros palmares inundables
no solo de Colombia y Venezuela, sino del
resto de Suramérica. Es así, que nace esta
nueva obra “Morichales, cananguchales
y otros palmares inundables de Suramérica. Parte II: Colombia, Venezuela,
Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay
y Argentina”, cuya idea terminó de coger
forma durante la realización del Simposio
Flor de Mauritia flexuosa en cananguchal San Martín de Amacayacu. Foto: M. F. González
Internacional de Palmas (World Palm
Symposium), realizado en Montenegro
(Quindío, Colombia) del 22 al 26 de junio
de 2015.
Este segundo libro considera entonces
además del morichal, a otros palmares
suramericanos, con especies adaptadas a
regímenes de carácter estacional a permanentemente inundados. En él participaron
66 investigadores independientes y/o
asociados a 15 universidades, 14 organizaciones gubernamentales incluyendo institutos de investigación de carácter oficial
y siete ONG de diez países: Alemania,
Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia,
Ecuador, Francia, Paraguay, Perú, Suiza
y Venezuela. Por todo ello, es un honor y
gran alegría para el Instituto Humboldt,
haber contado con una participación tan
amplia y diversa.
El libro está dividido en cuatro partes. En la
primera sección se incluye un análisis muy
9
F. Castro-Lima
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRESENTACIÓN
completo sobre el estado del conocimiento,
uso y conservación de Mauritia flexuosa en
Suramérica. En la segunda parte se consideran varios casos de estudio (11) sobre
comunidades de plantas asociadas, demografía, polinizadores, aves y mamíferos
relacionados, así como temas de manejo
y ecoturismo en palmares de Mauritia
flexuosa. La tercera sección incluye aportes
de varios países sobre otros palmares,
principalmente de Astrocaryum jauari,
Butia odorata, B. paraguayensis, Copernicia alba, C. tectorum, Euterpe oleracea,
Manicaria saccifera, Mauritiella aculeata
y Roystonea oleracea. También se aporta
información de 25 especies adicionales de
palmas, incluyendo los usos, dinámica de
poblaciones, biología reproductiva, florística de humedales asociados y conservación, entre otros aspectos. Por último, en
la cuarta parte se dan las conclusiones y
recomendaciones para la conservación de
los palmares inundables en Suramérica.
Esta nueva publicación representa el
número XIV de la Serie de Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales de
Colombia, cuyo ámbito de investigación
está abierto cada vez más a otros países
del Neotrópico con los cuales compartimos esta rica y variada diversidad de
especies de palmas y ecosistemas acuáticos asociados.
Finalmente, no podemos terminar esta
presentación sin rendir un homenaje
póstumo a dos grandes investigadores
que estuvieron involucrados en esta publicación y cuya obra perdurará por mucho
tiempo. Nos referimos a Gloria Galeano
y Jean-Cristophe Pintaud. A ellos y sus
familias está dedicado este libro.
Hernando García
Director General (E) y Subdirector de
Investigaciones
Carlos A. Lasso
Editor Serie Recursos Hidrobiológicos y
Pesqueros Continentales de Colombia,
Instituto de Investigación de Recursos
Biológicos Alexander von Humboldt
PRÓLOGO
Las elevadas precipitaciones presentes en
la mayor parte de América del Sur explican
la existencia de grandes humedales, los
cuales representan alrededor del 20% del
subcontinente. Estos humedales muestran
una diversidad impresionante en relación
a las condiciones hidrológicas y la cobertura vegetal presente. Muchos humedales
en las tierras bajas tropicales y subtropicales están dominados por diferentes
especies de palmas o palmeras, cuyos
frutos proporcionan recursos alimenticios
valiosos para muchos animales y el ser
humano. Otros beneficios importantes de
estos humedales para el medio ambiente
incluyen la retención de agua en el paisaje,
regulación de descargas e inundaciones
en los sistemas de ríos interconectados,
recarga del agua en el nivel freático,
limpieza de aguas superficiales, retención
y filtro de contaminantes, mantenimiento
de la biodiversidad y, en condiciones hidrológicas específicas, el almacenamiento del
carbono.
Muchos humedales tropicales están
sujetos a fluctuaciones del nivel del agua
que conducen a diferencias en el área
durante el ciclo hidrológico. Esto dificulta la delimitación de los mismos y crea
conflictos de intereses entre los usuarios
10
de los bienes y servicios que proveen los
humedales. Estos sistemas acuáticos en
general y los pantanos de palmas en particular, están amenazados seriamente por
las actividades humanas como la agroindustria, minería, construcción de infraestructura y la contaminación.
Existen muchos esfuerzos para delimitar
y clasificar los diferentes tipos de humedales. Recientemente, los científicos
brasileños propusieron una clasificación jerárquica en la que los parámetros
hidrológicos desempeñan un papel clave,
seguido por los parámetros químicos -si
están disponibles- y finalmente, por la
cobertura vegetal de las plantas superiores. Este enfoque, que también es
aplicado por los científicos colombianos,
clasifica a los palmares inundables como
macrohábitats, de acuerdo con las especies
de palma dominantes. Así por ejemplo, el
morichal en Colombia y Venezuela o el
buritizal como es conocido en Brasil, es
un pantano de palma dominado por el
moriche (Mauritia flexuosa), mientras que
un carandazal, es un humedal dominado
por otra palma acuática (Copernicia alba).
El presente libro proporciona los detalles requeridos sobre las condiciones
11
J. A. Grassía
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRÓLOGO
ambientales en los diferentes pantanos
o palmares inundables, y las especies de
plantas y animales asociados con ellos.
También muestra que hay diferencias
regionales considerables con respecto a las
especies vegetales y animales asociadas
con un pantano dominado por una misma
especie de palmera, es decir, un morichal
en una región determinada puede ser muy
diferente de un morichal en otra región.
Para los esfuerzos de clasificación, esto
requiere de una diferenciación regional,
pero también tiene consecuencias de gran
alcance para la protección y el manejo del
medio ambiente: la gran diversidad intraespecífica de los diferentes palmares inundables requerirá la protección de muchas
áreas en varias regiones distintas para
mantener la diversidad de macrohábitats
y especies.
Otro aspecto crucial es la relación entre
los pantanos o palmares inundables y la
hidrología. Todas las especies de palmas
requieren de condiciones hidrológicas
específicas. El hombre interfiere cada vez
más en el ciclo hidrológico, a veces con
efectos positivos, pero más a menudo
con consecuencias negativas para estos
humedales. Además, el cambio climático mundial afectará seriamente el ciclo
hidrológico. En las zonas costeras, el
aumento del nivel del mar modificará no
sólo la hidrología de muchos humedales,
sino también la salinidad. Estos pequeños
cambios en las condiciones hidrológicas
y la salinidad, pueden tener a largo plazo
fuertes impactos sobre la extensión de los
palmares inundables y la composición de
la flora y fauna asociadas.
El presente libro ofrece una excelente recopilación de datos que servirán como base
para el análisis de los próximos cambios,
los cuales a menudo, requieren de décadas
para ser detectados. Como es característico de un buen libro científico, contesta
muchas preguntas, pero también formula
nuevas e importantes interrogantes que se
abordarán en el futuro.
Wolfgang J. Junk
Coordinador Científico del Instituto
Nacional de Humedales (INCT-INAU),
Universidad Federal de Mato Grosso
(UFMT), Cuiabá, Brazil
PROLOGUE
High rainfall in most parts of South
America accounts for the presence of large
wetlands, which make up about 20% of
the subcontinent. These wetlands show an
impressive diversity with respect to hydrological conditions and vegetation cover.
Many wetlands in the tropical and subtropical lowlands are dominated by different
palm species. Their fruits provide valuable
food resources for many animals and men.
Other important benefits for the environment are water retention in the landscape,
discharge regulation in connected streams
and rivers, recharge of ground water table,
cleaning of surface water, retention of
pollutants, maintenance of biodiversity,
and, under specific hydrological conditions, long term carbon storage.
Many tropical wetlands are subjected
to water level fluctuations which lead to
changes in the wetland area during the
hydrological cycle. This makes wetland
delimitation difficult and creates conflicts
of interests among different stake holder
groups. Wetlands in general, and also
palm swamps are seriously endangered by
human activities, such as agroindustry,
mining, infrastructure building, reservoir
construction and pollution.
12
There have been many efforts to delimitate and classify the different wetland
types. Recently, Brazilian scientists
proposed a hierarchical classification in
which hydrological parameters play a key
role, followed by chemical parameters, if
available, and finally by vegetation cover
of higher plants. This approach, which
is also applied by Colombian scientists,
gives palm swamps the status of macrohabitats, according to the dominant palm
species present, e.g. morichal o buritizal,
in Moriche Palm swamps dominated by
Mauritia flexuosa , or carandazal, in palm
swamps dominated by the Wax Palm,
Copernicia alba.
The present book provides much needed
details about the environmental conditions in the different palm swamps and
the plant and animal species associated
with them. It also shows that there are
considerable regional differences with
respect to plant and animal species associated with a swamp, dominated by the
same palm species. That means, a buritizal
in one region can be quite different from
a buritizal in another. For classification
efforts, this requires a regional differentiation. But it also has far reaching consequences for environmental protection and
13
M. F. González
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PROLOGUE
management: the large intraspecific diversity of specific palm swamps will require
the protection of many areas in different
regions to maintain macrohabitat and
species diversity.
Another crucial aspect is the relationship
between palm swamps and hydrology. All
palm species require specific hydrological
conditions. Man interferes increasingly
with the hydrological cycle, sometimes
with positive, but more often with negative consequences for the palm swamps.
Furthermore, the change in global climate
will seriously affect the hydrological cycle.
In coastal areas, the rise in sea-level will
modify not only the hydrology of many
wetlands, but also the salinity. Small
changes in hydrological conditions and
salinity may have, in the long run, strong
impacts on the extent of the palm swamps
and the composition of the associated
flora and fauna. The present book provides
an excellent data collection baseline for
the analysis of coming changes, which
often require decades to be detected. As
is characteristic of a good scientific book:
it answers many questions, but it also
formulates important new ones, to be
tackled in the future.
Wolfgang J. Junk
Scientific Coordinator of National
Wetland Institute (INCT-INAU),
Federal University of Mato Grosso
(UFMT), Cuiabá, Brazil
AUTORES Y AFILIACIONES
Arbórea Consultores Ambientales,
C. A. Caracas, Venezuela
José S. Purisaca Puicón
jpurisaca@inkaterra-asociacion.org
Wílmer Becerra
wilmer.becerra@gmail.com
Fundación La Salle de Ciencias
Naturales – FLSCN. Caracas,
Venezuela
Museo de Historia Natural La Salle
Centro de Ecología Aplicada del
Litoral –CONICET. Argentina
Juan José Neiff
jj@neiff.com.ar
Centro para el Desarrollo de la
Investigación Científica –CEDIC-.
Fundación Moisés Bertoni para
la Conservación de la Naturaleza
y Laboratorios Díaz-Gill.
Programa Nacional de Incentivo a
Investigadores, Consejo Nacional
de Ciencia Tecnología -PRONIICONACYT-. Asunción, Paraguay
Vicky C. Malavé-Moreno
vicky.malave@fundacionlasalle.org.ve
Fátima Mereles
fmereles@sce.cnc.una.py
Danilo Salas Dueñas
dsalas@mbertoni.org.py
Estación ITA - Canopy en Reserva
Ecológica Inkaterra. Puerto
Maldonado, Perú.
Héctor A. Méndez Fachin
hector@tecnogen.pe
14
Giuseppe Colonnello
giuseppe.colonnello1@fundaciónlasalle.
org.ve
Fundación Moisés Bertoni para
la Conservación de la Naturaleza.
Asunción, Paraguay
Laura Rodriguez
mrodriguez@mbertoni.org.py
Fundación Omacha. Bogotá, Colombia
Fernando Trujillo
fernando@omacha.org
15
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
AUTORES Y AFILIACIONES
M. Moraes R.
Fundación Omacha y Universidad
Nacional de Colombia,
Departamento de Biología, Grupo
de Ecología del Paisaje y Modelación
de Ecosistemas-ECOLMOD. Bogotá,
Colombia
Federico Mosquera-Guerra
federico.mosqueraguerra@gmail.com
Fundación para el Desarrollo de
las Ciencias Físicas Matemáticas
y Naturales -FUDECI. Caracas,
Venezuela
Arnaldo Ferrer
aferrerperez@hotmail.com
Olga Herrera-Trujillo
olgah82@gmail.com
Fundación Phelps. Venezuela
Miguel Lentino
miguellentino@fundacionwhphelps.org
Gobierno Autónomo Municipal de San
Carlos. Santa Cruz, Bolivia
Fabiola Montoya
fabiola.montoya.m@gmail.com
Institut de Recherche pour le
Développement - IRD, DIADE/
DYNADIV. Lima, Perú
Jean-Christophe Pintaud †
Instituto de Investigaciones de la
Amazonia Peruana - IIAP,
Programa de Investigación en
Biodiversidad Amazónica - PIBA. Perú
María de Fátima Sánchez Márquez
mfatima.sanchezm@gmail.com
16
Sandro De la Roca Sánchez
sandrodelaroca@gmail.com
Sede Central Loreto, Iquitos
Kember Mejía Carhuanca
kmejia@iiap.org.pe
Nandy Macedo Vásquez
nandymacedo27@gmail.com
Instituto de Investigación de
Recursos Biológicos Alexander von
Humboldt – IAvH. Bogotá, Colombia
Carlos A. Lasso
classo@humboldt.org.co
Investigadores independientes
Bonn, Alemania
Sede Regional San Martín, Tarapoto
Rudolf Specht
cercomacra@t-online.de
Ángel Martín Rodríguez del Castillo
arodriguez@iiap.org.pe
Caracas, Venezuela
Instituto Nacional de Pesquisas
da Amazônia –INPA, Grupo MAUA.
Manaus, Brasil
Aline Lopes
alopesmga@gmail.com
Bianca Weiss
biaweissalbuquerque@gmail.com
Jochen Schöngart
jschongart@yahoo.com.br
Maria Teresa Fernandez Piedade
maitepp@inpa.gov.br
Francisco Delascio-Chitty
kikoch@hotmail.es
Uruguay
Gastón Colominas
gcolominas@hotmail.com
Jardín Botánico Carlos Thays. Buenos
Aires, Argentina
Gabriela N. Benito
gbenito@buenosaires.gob.ar
Museo Nacional de Historia Natural,
Colección Boliviana de Fauna
Jaime Sarmiento
jsarmientotavel@gmail.com
Pontificia Universidad Católica del
Perú. San Miguel, Lima, Perú
Departamento de Comunicaciones y
Escuela de Posgrado
Fernando Roca A.
froca@pucp.pe
Universidad Autónoma Gabriel René
Moreno. Santa Cruz, Bolivia
Museo de Historia Natural Noel Kempff
Mercado
Gabriel Toledo Villarroel
gtoledov21@gmail.com
Universidad Católica Sedes
Sapientiae. Lima, Perú
Facultad de Ingeniería Agraria, Carrera
Profesional de Ingeniería Ambiental
Viviana Quinteros
vp.quinteros3@gmail.com
Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas –IVIC.
Caracas, Venezuela
Karlsruhe Institute of Technology
-KIT.
Institute for Geography and Geoecology.
Department of Wetland Ecology.
Alemania
Ángel Fernández
angelfern56@gmail.com
Florian Wittmann
F-Wittmann@web.de
Reina Gonto
rgonto@gmail.com
John Ethan Householder
jehouseholder@gmail.com
Centro de Ecología, Laboratorio de
Biología de Organismos
Museo de Ciencias Naturales Augusto
G. Schulz. Chaco, Argentina
Universidad de La Salle. Colombia
Programa de Biología. Grupo de
Investigación en Bioprospección y
Conservación Biológica
Sergio Zambrano-Martínez
szambran@ivic.gob.ve
José A. Grassía
jgrassia.museoschulz@gmail.com
Luis Alberto Núñez A.
lanunez@unisalle.edu.co
Universidad Central de Venezuela –
UCV. Venezuela
Hillary Cabrera
hilla3108@gmail.com
Valois González-B.
valois.gonzalez@gmail.com
17
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
AUTORES Y AFILIACIONES
M. Moraes R.
Javier Carreño B.
jicarrenob@gmail.com
Martha Isabel Vallejo
martisavallejo@gmail.com
Universidad de Los Andes, Facultad
de Farmacia y Bioanálisis, Herbario
MERF, Mérida, Venezuela y Universidad
Central de Venezuela, Facultad de
Ciencias, Posgrado en Botánica. Caracas,
Venezuela
Rodrigo Bernal
rgbernalg@gmail.com
José Ramón Grande Allende
jose.r.grande@gmail.com
Universidad Mayor de San Andrés. La
Paz, Bolivia
Instituto de Ecología, Herbario Nacional
de Bolivia
Mónica Moraes R.
mmoraes@fcpn.edu.bo
monicamoraes45@gmail.com
Rosember Hurtado U.
rosemberh@gmail.com
Sofia Miguez G.
c.sofia.miguezg@gmail.com
Viviana Choque T.
vvchoquet@gmail.com
Universidad Mayor de San Simón.
Cochabamba, Bolivia
Centro de Biodiversidad y Genética
Luis F. Aguirre
laguirre@fcyt.umss.edu.bo
Universidad Nacional de Colombia,
sede Bogotá. Colombia
Instituto de Ciencias Naturales
Claudia Torres
ceresnativus@gmail.com
Gloria Galeano †
18
Universidad Nacional de Colombia,
sede Medellín, Departamento de
Ciencias Forestales, Facultad de Ciencias
Agrarias. Colombia
Estefanía Ruiz-Martínez
esruizma@unal.edu.co
Universidad Privada del Norte. Lima,
Perú
Departamento de Ciencias
Yakov Quinteros
yakov.quinteros@upn.pe
Universidad Regional Amazónica
-IKIAM. Ecuador
María Cristina Peñuela-Mora
ecominino@hotmail.com
Ligia Estela Urrego-Giraldo
leurrego@unal.edu.co
Universidad Tecnológica del Chocó.
Colombia
Programa de Biología
Yurany Andrea Galeano-González
angagon@gmail.com
Eva Ledezma Rentería
evaledezma06@gmail.com
Juan Carlos Copete
jccopetem@unal.edu.co
Universidade Federal de Mato Grosso
e Instituto Nacional de Ciência e
Tecnologia em Áreas Úmidas –INAU.
Cuiabá, Brasil
Wolfgang J. Junk
wjj@evolbio.mpg.de
University of Zurich. Suiza
Ingrid Olivares
ingrid.olivares@systbot.uzh.ch
Grupo de Ecología y Conservación de
Fauna Silvestre –ECOFAUNAS
Joan Gastón Zamora-Abrego
jogzamoraab@unal.edu.co
Juan Fernando Acevedo-Quintero
jfacevedoq@unal.edu.co
Universidad Nacional del Nordeste
–UNNE y Centro de Ecología Aplicada
del Litoral –CONICET. Argentina
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
y Agrimensura
Sylvina Lorena Casco
sylvina.casco@gmail.com
Violeta Amancay Zambiasio
violetazambiasio@gmail.com
Facultad de Ciencias Agrarias
Nicolás Neiff
nneiff@icloud.com
19
G. Colominas
RESUMEN EJECUTIVO
Dentro del Plan Operativo Anual (2016)
del Programa Ciencias de la Biodiversidad
del Instituto Humboldt, Línea de Investigación en Recursos Hidrobiológicos,
Pesqueros y Fauna Silvestre, se llevó a
cabo el proyecto editorial “Morichales,
cananguchales y otros palmares inundables de Suramérica”, el cual representa la
segunda parte de una iniciativa previa
del 2013, que incluyó en su momento a
los morichales de la cuenca del Orinoco y
Amazonas en Colombia y Venezuela.
En el presente libro se incluyen seis países
más (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Uruguay) y en conjunto siete
cuencas hidrográficas distribuidas así:
Argentina (Paraná); Bolivia (Amazonas);
Brasil (Amazonas); Colombia (Caribe,
Magdalena-Cauca, Pacífico, Orinoco,
Amazonas); Paraguay (Paraná); Uruguay
(Paraná y drenajes atlánticos) y finalmente, Venezuela (Orinoco, Caribe). El
libro está centrado en el moriche (Mauritia
flexuosa) acompañado con estudios sobre
otras nueve especies: Astrocaryum jauari,
Butia odorata, B. paraguayensis, Copernicia alba, C. tectorum, Euterpe oleracea,
Manicaria saccifera, Mauritiella aculeata
y Roystonea oleracea. También se aporta
información de 25 especies adicionales de
Alto Caño Cristales, Meta. Foto: L. M. Mesa-S.
palmas. Se organiza en cuatro secciones o
partes.
La primera considera una revisión muy
completa sobre el estatus actual del
moriche (Mauritia flexuosa) en Suramérica, incluyendo elementos biogeográficos,
biológicos, ecológicos y ecofisiológicos
de la especie; condiciones para el establecimiento de los palmares de pantano
del moriche; tipología de palmares de
pantano; origen de la especie; la sucesión
y la influencia de la luz y el fuego; atributos de la historia de vida; el papel de
los palmares de pantano como sumideros
de carbono; genética molecular y fitogeografía; germinación; dispersión y depredación del fruto del moriche, incluyendo
el papel de las aves y mamíferos; uso
sustentable de los sistemas agroforestales
o plantaciones comerciales del moriche y
la relación con los pueblos y comunidades.
La segunda sección expone 10 casos de
estudio relacionados con los morichales o
cananguchales en la Amazonia y/o Orinoquia en Venezuela, Colombia, Brasil, Perú
y Bolivia, incluyendo información sobre la
flora -especialmente otras palmas-; fauna
asociada (mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces); polinizadores; demografía;
ecología, uso y conservación, y finalmente
21
E. Harvey
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
RESUMEN EJECUTIVO
M. Moraes R.
iniciativas sobre el ecoturismo en estos
hermosos palmares.
La tercera parte del libro se refiere ya a
otras especies de palmas y palmares inundables también muy comunes e importantes en Suramérica. Considera siete
países y varias especies representativas.
Para Argentina se presentan los estudios relativos a la conservación de los
palmares de Copernicia alba en la cuenca
inundable del Chaco argentino y los
palmares de la palma enana, Butia paraguayensis en el nordeste del país. Para
Bolivia se incluyen dos casos de estudio
sobre los palmares asociados a los llanos
inundados en las ecorregiones de Heath,
Moxos, Pantanal y el Chaco y sobre el
uso de las palmeras en la tierras bajas del
país. Brasil aborda un estudio detallado
sobre la dinámica poblacional, ecología y
estrategias de dispersión de Astrocaryum
jauari en la Amazonia central (Río Negro).
Para Colombia se muestran tres casos de
estudio de tres especies de palmas en dos
grandes regiones: Pacífico-Choco Biogeográfico y el Caribe. Se considera entonces
la biología poblacional y reproductiva,
22
usos y manejo de la palma cabecinegro
(Manicaria saccifera) en los bosques inundables del Chocó y los naidizales (Euterpe
oleracea) del Pacífico. Cierra con un estudio
sobre la ecología, usos y manejo de los
palmares de Copernicia tectorum en la
Depresión Momposina (Caribe). En el caso
de Paraguay se presenta un trabajo a nivel
de todo el país sobre la estructura, composición florística, ecología, distribución y
estado de conservación de los palmares de
Copernicia alba. Para Uruguay se muestra
un estudio sobre los palmares de Butia
odorata en los Bañados del Este. Para
completar esta sección se cierra con tres
estudios en Venezuela, que incluyen las
comunidades de Mauritiella aculeata en los
llanos inundables y la palma chaguaramo
o mapora, Roystonea oleracea, con aspectos
relativos a la fitogeografía, flora asociada
y conservación.
Por último, el libro termina con una
sección relativa a la conservación de los
morichales, cananguchales y el resto
de los palmares inundables en América
del Sur, considerando aspectos sobre las
amenazas, estrategias y recomendaciones
para la conservación.
EXECUTIVE SUMMARY
Within the Annual Operating Plan (2016)
of the Humboldt Institute’s Biodiversity
Science Program - Hydrobiological Resources, Fish and Wildlife research initiative,
another book “Morichales, cananguchales
and other flooded palm groves of South
America” was produced. It represents the
second part of a previous initiative begun
in 2013 that included the morichales of
the Orinoco and Amazon River basins in
Colombia and Venezuela.
In this new book six more countries are
included (Argentina, Bolivia, Brazil, Paraguay, Perú and Uruguay) and so in total,
seven watersheds are now covered, distributed as follows: Argentina (Paraná);
Bolivia (Amazon); Brazil (Amazon);
Colombia (Caribbean Sea, MagdalenaCauca, Pacific, Orinoco, Amazon); Paraguay (Paraná); Uruguay (Paraná and
Atlantic drainages) and finally, Venezuela (Orinoco, Caribbean). The book
focuses on the moriche palm (Mauritia
flexuosa) together with studies of nine
other species: Astrocaryum jauari, Butia
odorata, B. paraguayensis, Copernicia alba,
C. tectorum, Euterpe oleracea, Manicaria
saccifera, Mauritiella aculeata and Roystonea oleracea. Additional information
on another 25 species of palms is also
provided. The volume is organized into
four sections.
The first considers a comprehensive review
of the current status of the moriche palm
(Mauritia flexuosa) in South America,
including biogeographic, biological, ecological and ecophysiological elements of the
species; conditions for the establishment
of swamp palm groves typology of the
swamp palm; origin of the species; succession and the influence of light and fire;
aspects of its life history; the role of palm
swamps as carbon sinks; molecular genetics and plant geography; germination;
dispersal and predation of the fruit of
moriche palms, including the role of birds
and mammals; sustainable use of agroforestry systems or commercial moriche
palm plantations and the relationship
with the peoples and communities.
The second section presents ten case
studies related to morichales or cananguchales in the Amazon and/or Orinoco
Basin in Venezuela, Colombia, Brazil, Perú
and Bolivia, including information on
other flora especially other palms; associated fauna (mammals, birds, reptiles,
amphibians and fish); pollinators; demography; ecology, use and conservation,
23
E. Harvey
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
EXECUTIVE SUMMARY
M. Moraes R.
and finally ecotourism initiatives in these
beautiful palm groves.
The third part of the book covers other
species of palms and flooded palm groves
that are also very common and important
in South America. It covers seven countries and several representative species.
For Argentina studies concerning the
conservation of Copernicia alba palm
groves in the floodplain basin of the
Argentine Chaco and the saw palmetto
palm, Butia paraguayensis in the northeast
of the country are presented. For Bolivia
two case studies on the palm groves associated with floodplains in the Heath,
Moxos, Pantanal and Chaco ecoregions
and the use of palm trees in the lowlands
of the country are included. For Brazil
there is a detailed study on the population
dynamics, ecology and dispersal strategies of Astrocaryum jauari in the central
Amazon Basin (Rio Negro). In Colombia
three case studies of three palm species
found in two large regions of the country
are showcased: the Pacific Choco and the
Caribbean. Next, the population and
reproductive biology, uses and management of the blackhead palm (Manicaria
saccifera) in the flooded forests of Choco
are presented along with another palm
species (Euterpe oleracea) which forms the
“naidizales” along the Pacific coast. The
coverage of Colombia closes with a study
of the ecology, uses and management of
Copernicia tectorum palm groves in the
Momposina Depression of the Caribbean.
For Paraguay a study covering the entire
country is presented that includes
information on the structure, floristic
composition, ecology, distribution and
conservation status of the Copernicia alba
palm groves. A study of the Butia odorata
palm groves of the Bañados del Este in
Uruguay is also included. Three studies
in Venezuela complete this section; they
include information on the Mauritiella
aculeata communities in the Orinoco
llanos floodplains and the Chaguaramo
palm or Mapora, Roystonea oleracea with
aspects of its plant geography, conservation and associated flora.
Finally, the book ends with a section on
the conservation of morichales, cananguchales and the rest of the floodable palm
groves in South America, considering
aspects of the threats they face, as well as
strategies and recommendations for their
conservation.
AGRADECIMIENTOS
Esta publicación es un homenaje a la
Profesora Gloria Galeano (1958-2016) y
Jean-Christophe Pintaud (1970 - 2015),
quienes nos acompañaron y guíaron
en los primeros pasos de este libro. Un
reconocimiento muy especial al profesor
Rodrigo Bernal, quien a pesar de todas
las circunstancias difíciles por las que
pasó, no dudó en ningún momento en
apoyarnos para que este sueño de todos
fuera una realidad.
Por supuesto, los editores agradecemos a la
Directora del Instituto Humboldt (IAvH),
Brigitte L. G. Baptiste; al Subdirector de
Investigaciones, Germán Andrade y al
Coordinador del Programa Ciencias de la
Biodiversidad, Hernando García, actual
Director (E), así como a la Junta Directiva del IAvH, por todo el apoyo brindado.
Al Ministerio de Ambiente y Desarrollo
de Colombia por el financiamiento de
esta publicación. A todos los colaboradores, sean autores o no, que brindaron
y compartieron toda su información,
incluyendo fotografías para que este libro
pudiera ser publicado.
Desde Argentina, los autores del capítulo “¿Es posible recuperar los palmares
de Butia paraguayensis en el nordeste
24
argentino?”, dan reconocimientos a
Arturo Sandoval Saavedra, Paula Montenegro y Fabio Cancián, por su valiosa colaboración en el transcurso de los trabajos
de campo. Este trabajo se realizó en el
marco del convenio CONICET- EVASA-Las
Misiones mediante el STAN 2013-2015.
En Bolivia, los autores del capítulo
“Vertebrados de Espíritu, Llanos de
Moxos: un palmar estacionalmente inundable de Bolivia”, dedican de manera muy
especial este trabajo a su amigo, colega y
maestro Werner Hanagarth (RIP), uno de
los pioneros de los estudios de zoología
y ecología en las sabanas inundables del
Beni en particular y de Bolivia en general.
También al personal del Refugio de Vida
Silvestre Estancias Espíritu, al proyecto
“Ecología y uso del espacio por murciélagos insectívoros en una sabana neotropical de Bolivia” (DICyT, FC15). A Noel
Ortuño por la elaboración del mapa de
ubicación. A Jorge Salazar-Bravo que hizo
comentarios para mejorar el manuscrito.
La autora del capítulo “Palmares asociados
a los llanos inundados en Bolivia: ecorregiones de Heath, Moxos, Pantanal y
Chaco” agradece a Noel Ortuño por la
elaboración del mapa.
25
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
AGRADECIMIENTOS
F. Wittmann
Para Colombia, los autores del capítulo
“Aproximación demográfica de una población de la palma Mauritia flexuosa en la
Amazonia colombiana”, y los del capítulo
“Mamíferos medianos y grandes asociados
a un cananguchal de la Amazonia colombiana”, agradecen a la Universidad
Nacional de Colombia sede Amazonia y
sede Medellín, la cual a través de la Convocatoria Fortalecimiento de la investigación Amazónica - Universidad Nacional de
Colombia 2011 -2012, financió estos estudios. Asimismo, a todas aquellas personas
que de alguna manera estuvieron involucrados en su desarrollo, especialmente
a Ever Kuiro, Miguel Arkangel, Wilder
Flores y Gladys Yucuna. Adicionalmente
el capítulo de Mamíferos medianos, agradece a María Cristina Peñuela, Andrea
Galeano y Victor Capera por todo el apoyo
logístico y especialmente en el trabajo de
campo.
Los autores del capítulo “Ecología, uso
y manejo de los palmares de Copernicia
tectorum en la Depresión Momposina,
región Caribe de Colombia”, agradecen
al Instituto de Ciencias Naturales de la
Universidad Nacional por las facilidades
para realizar esta investigación. A los cosechadores y artesanas de Plato y Magangué,
a Nagyla Garrido y Leonardo Rivera por su
apoyo durante el trabajo de campo. Recibieron apoyo del proyecto EU-FP-7 PALMS
(No. 212631) y del proyecto “Formulación
de planes de manejo y uso sostenible de
palmas promisorias de la región Caribe”
financiado por el Fondo Patrimonio
Natural y USAID.
Los autores del capítulo “Los naidizales
(Euterpe oleracea) del Pacífico colombiano”,
agradecen a las comunidades afrodescendientes de los municipios de Guapi
(Cauca) e Iscuandé (Nariño), por su apoyo
26
durante el trabajo de investigación y al
personal de Corpocampo por la información proporcionada sobre el comercio de
palmito. Se recibió apoyo financiero de la
Dirección de Investigaciones Sede BogotáDIB de Universidad Nacional de Colombia
(Código 13293), Colciencias (Código
110148925263), y la Unión Europea
(proyecto PALMS, Código 212631).
Los autores del capítulo “Biología
poblacional y reproductiva, usos y manejo
de la palma cabecinegro (Manicaria
saccifera) en los bosques inundables del
Chocó, Colombia”, le agradecen al Instituto
de Investigaciones Ambientales del
Pacífico (IIAP) y al proyecto FP7-PALMS
(No. 212631) por la financiación del
trabajo de campo. Al Instituto de Ciencias
Naturales de la Universidad Nacional de
Colombia por el apoyo académico, a los
colegas de la Universidad Tecnológica
del Chocó Alicia Mena y Dani Mosquera
por su apoyo logístico. A los cosecheros
de San Isidro, a la comunidad de Puerto
Pervel, a las artesanas de Quibdó y a
los comercializadores de los productos
del cabecinegro por haber facilitado su
información.
El capítulo “Análisis espacial de los
visitantes florales y polinizadores del
moriche (Mauritia flexuosa: Arecaceae) en
Colombia” se hace en memoria de Gloria
Galeano -nuestra querida y admirada
maestra [sic]-. Se agradece a los propietarios y sus familias por permitir acceder a
sus predios en cada localidad muestreada.
A la Universidad de La Salle por permitir
el uso de equipos ópticos. A un sinnúmero de estudiantes que acompañaron
la colecta y separación de las muestras. A
los entomólogos Nazly Wilches (Apidae),
Diego campos (Vespidae), Jhon C. Neita
(Dynastidae) y Bruno de Medeiros
(Curculionidae) por la ayuda en la identificación de los visitantes.
Los autores del capítulo “Caracterización,
uso y manejo de la mastofauna asociada
a los morichales de los Llanos Orientales
colombianos” quieren expresar su agradecimiento a los propietarios de los predios
La India, La Candelaria y las Reservas
privadas la Reseda y Bojonawi. Igualmente a Baker Castañeda y Erika Gómez
por apoyar el proceso de fototrampeo en
Bojonawi.
En Brasil, los autores del capítulo
“Floristic diversity of Mauritia flexuosa
wetlands in the Brazilian Amazon”, agradecen por el financiamiento del trabajo de
campo al Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq—
Process number 141727/2011-0), CNPQ
Universal (Grant no. 475660/2011-0);
al Max Planck Institute for Chemistry, y
al Instituto Nacional de Ciência e Tecnologia em Áreas Úmidas. A Maria Teresa
Fernandez Piedade y Wolfgang Junk por
su hospitalidad, colaboración y trabajo en
campo.
El capítulo “Dinâmica de populações,
ecologia e estratégias de dispersão de
Astrocaryum jauari no rio Negro, Amazônia
Central, Brasil”, fue financiado por el
Conselho Nacional de Desenvolvimento
Científico e Tecnológico (CNPq) y por la
Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado
do Amazonas (FAPEAM), mediante el
Proyecto Pronex “Tipologias Alagáveis”
(CNPq/FAPEAM); Proyecto Universal
CNPq (14/2009; 14/2011) e PELD MAUA
(CNPq/FAPEAM) e à FAPEAM EDITAL
N. 017/2014 - FIXAM/AM Processo
062.01174/ 2015, por la beca concedida
a Aline Lopes. Agradecen al Grupo de
Pesquisas “Ecologia, monitoramento e uso
sustentável de áreas úmidas” (MAUA) por
el apoyo logístico y a Celso Rabelo Costa,
Mario Picanço e Valdeney Azevedo por
su ayuda en la recolección de los datos de
campo.
En Paraguay, los autores del del capítulo “Estructura, composición florística,
ecología, distribución y estado de conservación de los palmares de Copernicia alba
en el Paraguay”, agradecen al Departamento de Botánica, Dirección de Investigación, Facultad de Ciencias Químicas de
la Universidad Nacional de Asunción.
De Perú, los autores del capítulo
“Ecología, uso y conservación de aguajales
en el Alto Mayo, San Martín. Un estudio
sobre las concentraciones de Mauritia
flexuosa en la selva peruana”, agradecen
profundamente a todos los integrantes de
la familia Vásquez que cuidan y conservan
los relictos de aguajales en Posic y quiénes
permitieron realizar el trabajo de campo.
Asimismo, reconocen los valiosos aportes
de José Campos quién fue el especialista
encargado de la determinación de las especies botánicas.
En Uruguay, el autor del capítulo
“Palmares de Butia odorata en los Bañados
del Este de Uruguay”, agradece al profesor
José Grassia por sus comentarios orientadores. A Ignacio Guani por permitir usar
sus fotografías.
En Venezuela, los autores del capítulo
“Aves y mamíferos asociados a ecosistemas de morichal en Venezuela”, quieren
agradecer al Sr. Ilio Ulive dueño del
campamento Caurama, a Eliceo (Culicio) y
Alpidio por haberlos apoyado con la logística para la realización de la evaluación de
la biodiversidad en los morichales. A los
museos (MBUCV, EBRG, MHNLS y COP)
27
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
AGRADECIMIENTOS
F. Trujillo
por haberles brindado todo su apoyo para
la revisión del material depositado.
Los autores del capítulo “Conservación
de las comunidades de Roystonea oleracea
(palma “chaguaramo” o “mapora”) en
Venezuela”, desean agradecer a todos los
propietarios y baqueanos contactados, por
permitir el acceso y facilitar el trabajo en
las localidades inventariadas. A La Fundación La Salle de Ciencias Naturales, al
Banco Federal (Proyecto FED-MHNLS-10)
y el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología (Proyecto FONACIT N° 201100538),
que apoyaron financieramente la realización de las salidas de campo.
Los autores del capítulo “Comunidades con
Roystonea oleracea de Venezuela: aspectos
fitogeográficos y principales componentes
florísticos”, desean expresar su más sincero
agradecimiento a todos los funcionarios,
propietarios y baqueanos contactados, por
permitir el acceso y facilitar el trabajo en
las localidades inventariadas y facilitar
información sobre la identidad y los usos de
las especies, así como ayudar en la toma de
las muestras. Manfred Speckmeier (Viena)
28
identificó las muestras de orquídeas.
Charles Brewer Carías nos llamó la atención sobre la presencia de chaguaramales
en los alrededores de El Palmar. La Fundación La Salle de Ciencias Naturales, el
Banco Federal (Proyecto FED-MHNLS-10)
y el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología (Proyecto FONACIT N° 201100538),
dieron el apoyo financiero necesario para
realizar las salidas de campo.
Finalmente, tanto los editores como los
autores, agradecemos a los investigadores,
colegas y amigos que contribuyeron con
parte del material fotográfico usado en
la publicación: Alberto Blanco, Antonio
Guardatti, Daniel Villarroel, Edwin
Harvey, Felipe Villegas/IAvH, Francisco
Castro-Lima, Francisco Mijares, Ignacio
Guani, Javier Mesa, Kelvin Uchoa, Layon
Demarchi, Lina M. Mesa-Salazar, Luis
Freitas Alvarado, Marcela PortocarreroAya, María Fernanda González, Michel
Jégu, Octavio Jiménez Robles, PALMS
Project, Pascal Hablützel, Pia Parolin,
Rodrigo Cámara-Leret, Soraya Barrera,
Victor Hugo Capera-Moreno y Zully Franceschi.
Gloria Galeano (1958-2016)
Gloria Galeano rodeada de sus inseparables
compañeras. Plato, Magdalena, febrero 2015.
Foto: R. Bernal.
En recuerdo a Gloria
Tratar de escribir, así sean unas pocas
palabras en dos o tres páginas, tal que
recojan y resuman la vida de un personaje tan especial como la Profesora Gloria
Galeano, es todo un honor. Más aún para
mí, un recién llegado al mundo de las
palmas y que apenas alcancé a conocerla
personalmente hace unos cinco años.
Todavía recuerdo mi primer encuentro
con Gloria a principios del 2012 cuando
me recibió con su bonita sonrisa en su
oficina del Instituto de Ciencias Naturales
en Bogotá. En ese momento me acerqué
a ella pues estábamos empezando a
trabajar en el primer libro sobre los “Morichales y cananguchales de la Orinoquia
y Amazonia (Colombia-Venezuela)” que
publicaríamos posteriormente en el 2013
en el volumen VII de la Serie de Recursos
Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales de Colombia. Allí ella no solo participó como coautora, sino que contribuyó
de manera decisiva para resolver aspectos
burocráticos que ahogan en muchos casos
la producción científica en nuestro país.
Por ello, le estaré siempre agradecido.
Por otro lado, no puedo dejar de mencionar
a su compañero de vida, Rodrigo Bernal,
quien a pesar de la situación mantuvo la
entereza necesaria y fue clave en todo el
proceso editorial del nuevo libro (Parte
II), “Morichales y palmares inundables de
Suramérica” que hoy publicamos. Rodrigo
también nos permitió acceder a valiosa
información sobre la vida y obra de Gloria,
que trataré de resumir a continuación con
lo que eso conlleva y seguro de que dejaré
muchas cosas por fuera. No obstante, es
29
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
HOMENAJES
oportuno hacer notar, que recientemente
Ingrid Olivares y Henrik Balslev, publicaron un obituario muy completo sobre
Gloria en el Botanical Journal of the Linnean
Society 182: 2014-206 (2016).
Su carrera científica
Gloria mantuvo durante su vida una
producción científica muy prolija. De la
misma manera formó un recurso humano
muy importante que hoy día sigue, en la
mayoría de los casos, sus pasos. Gloria
nació en 1958 en Medellín donde pasó
su infancia. Compañera sentimental de
Rodrigo Bernal, tuvo una hija, Sabina,
en 1995. En 1983 se graduó (pregrado)
en Agronomía con una tesis sobre las
“Palmas del Departamento de Antioquia”,
trabajo que fue laureado. En 1997 obtuvo
el título de Doctorado en Ciencias en la
Universidad de Aarhus, Dinamarca, con
la tesis “Quantitative forest inventories
on the Pacific coast of Chocó, Colombia”.
Desde 1984 estuvo vinculada al Instituto
de Ciencias Naturales de la Universidad
Nacional de Colombia, siendo Directora
del mismo (2003-2006) y donde alcanzó el
escalafón o categoría de Profesora Titular,
el nivel más alto que puede alcanzar un
profesor en la Universidad Nacional, labor
que incluyó la docencia, investigación y
extensión.
Su trabajo en estos tres ámbitos estuvo
relacionado con el estudio de la flora
colombiana y muy particularmente con
las palmas, incluyendo aspectos sobre su
taxonomía, sistemática, etnobotánica,
historia natural, ecología, conservación y
manejo. Supo combinar de manera acertada y eficiente el estudio de las palmas en
el laboratorio y los principales herbarios
de Colombia y del mundo, con un arduo
trabajo de campo en toda la geografía
colombiana, incluyendo otros países
30
Gloria estudiando la palma corozo
de lata (Bactris guineensis) en La
Pastora, Sincelejo, mayo de 2014.
Foto: R. Bernal.
F. Trujillo
del Neotrópico. Además de estudiar las
palmas, también contribuyó al conocimiento de otras familias de plantas en
diferentes regiones de Colombia y trabajó
en proyectos de valoración de la biodiversidad y en el establecimiento de parcelas
permanentes.
Durante varios años lideró la edición
y publicación de los Libros Rojos de las
plantas de Colombia y participó como
editora de la Serie “Flora de Colombia”;
además fue invitada para acompañar en
la preparación del libro rojo de parientes
silvestres de plantas cultivadas de Bolivia
gracias a los talleres que organizó con
otros colegas. Así mismo, desde hace
varios años trabajó con un equipo de botánicos para producir un Diccionario de las
plantas de Colombia.
Como resultado de sus investigaciones en
los diferentes temas, publicó 17 libros y
más de 65 artículos científicos en revistas
nacionales e internacionales, la mayoría
de ellos relacionados con palmas de
Colombia. Fue expositora de más de 80
presentaciones (entre posters, carteles
y conferencias) en numerosos eventos
científicos nacionales e internacionales.
También desde edad temprana describió
varias especies nuevas de palmas e incluso
en el 2013, un nuevo género (Sabinaria) en
reconocimiento a su hija.
A nivel de formación de recurso humano,
Gloria mantuvo un record difícilmente
alcanzable y como docente dirigió unos 20
trabajos de grado y 15 tesis de postgrado.
Fue fundadora y Directora del Grupo de
Investigación en Palmas Silvestres Neotropicales, que cuenta con tres investigadores
principales y unos diez estudiantes, y en
asocio con otras nueve instituciones internacionales desarrolló el Proyecto PALMS,
31
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
F. Trujillo
que buscaba evaluar y reducir el impacto
que tiene la cosecha de palmas silvestres
sobre las poblaciones naturales. A raíz de
esta laboriosa carrera Gloria recibió tres
premios, tres distinciones y una mención
de reconocimiento por su investigación.
Su último legado
A mediados del 2015 Gloria fue co-organizadora del Simposio Mundial de Palmas
realizado en Quindío, Colombia, del 22 al
27 de junio. En ese evento presentó nuevos
trabajos y tuvimos la oportunidad de
reunirnos, ella, Rodrigo Bernal, Mónica
Moraes de Bolivia, Giuseppe Colonnello de
Venezuela y yo, para organizar la edición
de lo que sería el segundo libro de la Serie
sobre los palmares inundables de Suramérica. Desgraciadamente no nos pudo
acompañar en ese proceso como hubiera
querido, pero es indudable que sus palabras e ideas quedaron plasmadas en el
libro que hoy presentamos y le dedicamos
junto con Jean-Cristophe Pintaud.
Carlos A. Lasso
Bogotá
Octubre 2016
Jean-Christophe Pintaud
(1970-2015)
Jean-Cristophe Pintaud con el registro de
información en Isinota (Chapare, Cochabamba),
de la colección de Attalea blepharopus, una especie
endémica de Bolivia, marzo de 2015. Foto: M.
Moraes R.
Un día de campo con Jean-Cristophe
Pintaud (JCP)
Gloria, incansable caminante, en su
última salida de campo, Serranía del
Darién, junio 2015. Foto: R. Bernal.
32
Quienes compartimos con él algunas
campañas de campo también conocimos
algunas de sus manías, habilidades y especialmente su sistema personal de trabajar,
pues había mucha organización, limpieza
y un protocolo que estrictamente fue aplicado. Una de las peculiaridades más llamativas era su gran maleta roja sin ruedas,
pero siempre compañera de cada uno de
sus viajes. En su muy marcado acento
francés, se refería a “mi maletita roja es
como una tortuga con su casita, siempre
la llevo conmigo a mis viajes”. La dejaba
en el alojamiento y siempre organizaba
los materiales y equipos en una mochila
pequeña, que a su vez tenía un sitio especial para cada lápiz, libreta o bolsas para
recoger material, así como el estuche del
vernier, las reglas, el papel con escala,
entre muchas otras cosas.
Con una visión impresionante a distancia,
localizaba la especie que buscaba y cuando
se acercaba empezaba la mención de una
suerte de clave dicotómica en que se ajustaban las características morfológicas
33
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
F. Trujillo
JCP y la colección de Attalea
blepharopus en Bolivia.
Foto: Mónica Moraes R.
y cómo se separaba esta planta de esta
o aquella especie. El cuadro resultante
es que con la práctica y la permanente
mención a los descriptores morfológicos,
los aprendices – que fuimos varios de los
investigadores que lo acompañamos –
reteníamos la combinación de caracteres
en forma clara y sin confusión. Cada uno
de nosotros replicaba esa reiteración de
las características que luego eran mencionadas en el cuaderno de campo como un
respaldo inobjetable de haber registrado la
especie precisa.
Bajo una palma de casi 22 m de altura,
eventualmente uno se animaba a refutar,
“me parece JCP que esta especie no tiene
peciolo”. Pedía la máquina fotográfica y
con el mayor aumento apuntaba y acercaba varias veces hasta lograr captar ese
detalle que posteriormente serviría para
separar entre grupos de especies. Bueno,
para el registro fotográfico ciertamente
no asignaba mucho tiempo, solo para
captar ciertos detalles, como por ejemplo,
el ápice asimétrico de la hoja con un buen
contraste de fondo.
Sin embargo, el instrumento más importante de sus viajes de campo fue una
herramienta que él se encargó de hacer
ensamblar con un artesano. Consiguió un
tubo extensible a modo de catalejo que
había sido utilizado para pescar en Japón
y en el extremo más estrecho y final,
hizo fundir un serrucho de dientes muy
afilados. Fue la salvación para muchos
intentos para cortar la base de una hoja
o para extraer una infrutescencia muy
pegada al tronco. En todo caso, fue la
envidia de muchos colectores en campo
que normalmente tienen a disposición
equipos muy voluminosos y aparatosos,
cuando el de JCP se guardaba fácilmente y
entraba en una mochila personal.
34
Finalmente y después de una salida de
recolección, observación y registro fotográfico de todo un día, todos atacábamos
cuanto plato se nos servía y antojaba,
saciando el hambre y satisfaciendo el
desgaste energético de las actividades de
campo. Mientras JCP nos observaba con
toda tranquilidad, masticando varias
veces los bocados y también vaciando
el plato, aunque mucho después que los
demás habíamos terminado.
Ahora un poco de su historia
Jean-Christophe Pintaud nació un 28 de
febrero de 1970 en Niza (sur de Francia)
y falleció en Lima el 10 de agosto de 2015.
Sus estudios profesionales se iniciaron en
las universidades de Niza-Sophia Antipolis, Paul Sabatier de Toulouse y ParísJussieu et-Orsay, donde se graduó en
ecología en 1993. Para la maestría (1995)
estudió la ecología de las palmas de Nueva
Caledonia y de 1996-1999 realizó su tesis
doctoral titulada “Filogenia, biogeografía
y ecología de palmas de Nueva Caledonia“
y fue la base para la publicación “Palmas
de Nueva Caledonia,” en co-autoría con
Don Hodel en 1998.
En 2000, Jean-Christophe fue contratado
por el IRD (Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo) a la Unidad de
investigación DYNADIV (actualmente
convertida en la Unidad Mixta de Investigación DIADE), donde inició un programa
de investigación sobre las palmas neotropicales. Él siempre tuvo un enfoque multidisciplinario para el estudio de palmas,
utilizando la biología molecular, filogenia,
anatomía, fitoquímica y la taxonomía, así
como la distribución y los usos de algunas
especies. Luego de trabajar en el Ecuador
(2002-2007), llegó a Perú en 2012 para
trabajar en la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos en Lima y fue profesor
35
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
HOMENAJES
F. Trujillo
investigadores continuamos con el plan
de las publicaciones.
Grupo de colegas involucrados en el proyecto Attalea, a fines de 2014: Ángel Rodríguez,
Evandro Ferreira, Mónica Moraes y JCP. Foto: Á. M. Rodríguez del Castillo.
honorario desde 2009 donde orientó a
grupos de estudiantes. Sus investigaciones
en el Perú se centraron en la dinámica de
la diversidad y la evolución de las palmeras
andino-amazónicas. Desde fines de 2008
y en representación del IRD, fue parte del
proyecto “Impacto de cosecha de palmeras
en los bosques tropicales (PALMS)” financiado por el Séptimo Programa de la
Unión Europea de 2009-2013 en que se
generaron varias publicaciones y se consolidó la colaboración entre colegas e instituciones. En los últimos años estableció
relación de cooperación con el Instituto de
Investigaciones para la Amazonia Peruana
(IIAP) de Iquitos.
El proyecto Attalea
Desde fines de 2014 se inició el proyecto
sobre el género Attalea (Arecaceae) del
sudoeste de la Amazonia, en colaboración entre Perú, Brasil, Bolivia y el IRD
con base al registro de 700 descriptores
36
y la planificación de trabajo de campo. Se
realizó una expedición corta en el SE de
Perú con la base de operaciones en Puerto
Maldonado y se añadieron varios nuevos
registros para Perú, Brasil y Bolivia.
Con el IIAP adelantó varios viajes de
prospección en varias regiones de Perú
y en abril de 2015 planificamos viaje
de campo en Bolivia: Chapare y alrededores de Riberalta, además de las visitas
a herbarios de La Paz, Cochabamba y
Santa Cruz. Este despliegue en campo y
de un permanente intercambio de información entre colegas, generó un marco
de referencia para el reconocimiento en
campo de las especies de Attalea en la
región así como la planificación de publicaciones diversas para contribuir al conocimiento de ese género tan fascinante de
la familia Arecaceae. Mientras el material obtenido en campo estuvo bajo el
análisis molecular en el IIAP, el grupo de
Teniendo algunos borradores de algunas
de las publicaciones planificadas, enviamos las versiones finales hasta fines de
2015 y han sido aceptadas:
Towards a revision of Attalea in
•
western Amazonia. Palms 60 (2):
57-77. Pintaud, J.-C., A. Rodríguez del
Castillo, E. J. L. Ferreira, M. Moraes
R. y K. Mejía. 2016.
Attalea blepharopus Mart. (Arecaceae)
•
from Bolivia revisited since Martius.
Candollea 71: 27-32. Moraes R., M. y
J.-C. Pintaud. 2016a.
A new species of Attalea from Boli•
vian lowlands. Palms 60 (3): 161-168.
Moraes R. M. y J.-C. Pintaud. 2016b.
•
Attalea: Insights into the diversity
and phylogeny of an intriguing genus.
Palms 60 (4): 109-124. Rodríguez del
Castillo, A., C. García-Dávila, K. Mejía
y J.-C. Pintaud.
Asi, el grupo de investigadores continuamos con actividades legadas por el
liderazgo de JCP y nos motivamos a seguir
adelante. En mayo de 2016 organizamos
un simposio en su honor “Investigando
palmeras sudamericanas – Un homenaje
a Jean-Christophe Pintaud” durante el XV
Congreso Nacional de Botánica de Perú,
en Cusco. En ese evento contribuyeron
colegas que trabajaron en colaboración
con JCP.
A lo largo de su carrera, Jean-Christophe
Pintaud se destacó por su profesionalismo, su modestia, los detalles sobre la
historia natural de muchas especies de
palmas y la calidad de sus resultados.
Como un dedicado investigador de campo,
compartía sus conocimientos con colegas
y estudiantes con abundante información,
especialmente en relación a la identidad
taxonómica o a la distribución geográfica
de algunas especies. “Fue un verdadero
naturalista, raza rara de persona que hoy
en día tiene un conocimiento enciclopédico del mundo natural de la botánica a
la astronomía. Tenía un agudo sentido de
la observación, una parte de vital calidad
para un investigador de palmas. Sabía de
las palmas de adentro hacia afuera, desde
el ecosistema en que vivían hasta las moléculas de ADN que las constituyeron”, como
dijo Thomas Couvreur del IRD.
Hemos perdido a un colega, amigo y
maestro, paz en tu tumba querido JCP!
Mónica Moraes R.
La Paz, Bolivia
Octubre 2016
37
F. Villegas
1.
INTRODUCCIÓN
Mónica Moraes R., Giuseppe Colonnello y Carlos A. Lasso
Tras la publicación en 2013 del primer
volumen sobre los “Morichales y cananguchales de la Orinoquia y Amazonia:
Colombia – Venezuela”, surgió casi que de
manera inmediata, la necesidad de ampliar
estos estudios y análisis a otras especies diferentes al moriche o canangucho
(Mauritia flexuosa), tal que incluyeran
los inmensos palmares inundables que
encontramos en Suramérica. Es por ello,
que surge esta nueva obra “Morichales,
cananguchales y otros palmares inundables de Suramérica. Parte II: Colombia,
Venezuela, Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina”, cuya semilla
empezó a germinar durante la realización
del Simposio Internacional de Palmas
(World Palm Symposium), realizado en
Montenegro (Quindío, Colombia) del 22
al 26 de junio de 2015. Si bien el primer
volumen se centró en las formaciones
vegetales dominadas por Mauritia flexuosa
(Arecaceae), conocido como moriche en
la Orinoquia colombo-venezolana, canaguche en la Amazonia colombiana, aguaje
en Perú y palma real en Bolivia, este
segundo libro considera otros palmares
suramericanos, con especies adaptadas a
regímenes de carácter estacional a permanentemente inundados. En la primera
Morichal en la altillanura colombiana. Foto: F. Trujillo
parte se incluye una revisión de Mauritia
flexuosa en Suramérica. En la segunda,
casos de estudio sobre comunidades de
plantas asociadas, demografía, polinizadores, aves y mamíferos relacionados, así
como temas de manejo y ecoturismo en
palmares de Mauritia flexuosa. La tercera
sección incluye aportes de varios países
sobre otros palmares, los usos, dinámica de poblaciones, biología reproductiva, florística de humedales asociados y
conservación, entre otros aspectos. Finalmente, en la cuarta parte se resume un
planteamiento a manera de conclusión
sobre la conservación de los palmares
inundables en Suramérica.
En el contexto de las formaciones continentales de humedales representados
por comunidades de palmas, además de
Mauritia flexuosa, se incrementa la lista
de especies que se asocian a los palmares
inundados, con elementos muy representativos como Astrocaryum jauari, A.
huaimi, Bactris spp, Butia odorata, B. paraguayensis, Copernicia alba, C. tectorum,
Euterpe oleracea, E. precatoria, Mauritiella
aculeata, M. armata, Manicaria saccifera,
Roystonea oleracea, Socratea exorrhiza y
Trithrinax schizophylla, entre otras. Las
39
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
INTRODUCCIÓN
L. M. Mesa S.
palmas consideradas pan-amazónicas
son 15 especies e incluyen a Mauritia
flexuosa y Mauritiella armata (Pintaud et al.
2008). Las adaptaciones de estas especies
a ambientes inundados, son características específicas de este grupo de palmas
(González-B. 2013). Por ejemplo, Euterpe
oleracea, Mauritiella aculeata, M. armata y
Mauritia flexuosa, tienen raíces con geotropismo negativo (neumatóforos), mientras
que Socratea exorrhiza presenta raíces
fúlcreas o zancudas muy por encima de
los niveles de inundación y Copernicia alba
soporta niveles de inundación entre 4-6
meses en el Chaco húmedo (Moraes 1991,
Mereles 2007).
Los patrones de riqueza y diversidad de
las palmeras en América del Sur pueden
ser interpretados en parte con base en
factores ecológicos actuales, particularmente climáticos (Bjorholm et al. 2005).
Como la temperatura es el factor que se
mantiene más o menos estable a lo largo
del año, son otros los elementos que
determinan la distribución de palmas
en paisajes inundados de Suramérica
(Henderson 1995). Así, debido a la precipitación anual entre 1.500-6.000 mm y
la profusa presencia de ríos en la cuenca
amazónica por ejemplo, se ha clasificado
a los bosques de esta región entre aquellos inundados (como los bosques ribereños que se inundan anualmente o los
que permanecen inundados todo el año)
y los libres de inundación, incluyendo los
llanos o sabanas de Bolivia con marcada
estacionalidad y 1.500 mm de precipitación anual (Henderson et al. 1995). Con
900-1.200 mm de precipitación le sigue el
Pantanal (entre Brasil, Bolivia y Paraguay)
en plena cuenca hidrográfica Paraná-Paraguay, en un paisaje permanentemente
inundado (Adámoli 1999). Por otro lado,
la estacionalidad marca una distribución
azonal de zonas inundadas para la región
40
del Chaco -compartido entre Bolivia, Paraguay y Argentina-, con precipitaciones
de 550-760 mm (Henderson et al. 1995).
Finalmente, las sabanas de palmares inundados de Copernicia alba constituyen una
región ampliamente influenciada por las
crecidas de los ríos Pilcomayo y Paraguay,
junto a la precipitación pluvial estacional
(Spichiger et al. 1991).
En ese sentido, los diferentes tipos de
suelos representados en las tierras bajas
suramericanas, también brindan propiedades únicas para los palmares inundados.
Este es el caso por ejemplo, de los suelos
hidromórficos (gleysoles) pobremente
drenados, presentes en la cuenca amazónica y en las llanuras aluviales de tierras
bajas. Estos se asocian a llanuras inundables de ríos con aguas blancas, negras y
claras, mientras que los suelos acrisoles
plínticos ricos en compuestos férricos y
pobres en materia orgánica son característicos de los llanos de Bolivia, Colombia
y Venezuela, así como de las sabanas de
Rupununi en Guyana (Henderson 1995).
La impermeabilidad de estos suelos
mantiene precisamente los niveles freáticos elevados y permanentes en la capa
superficial arcillosa, junto al drenaje
deficiente en los pantanos de Mauritia
flexuosa (Mesa y Lasso 2013). En el caso
de Copernicia alba, esta especie prospera
en suelos arenosos en la superficie y suelos
arcillosos en profundidad, también denominados transicionales en la región del
Chaco (Mereles 2007).
Por otro lado, la historia filogenética y
evolutiva del grupo también determina
la composición de especies y sus variaciones actuales (Bjorholm et al. 2006).
Pintaud et al. (2008) resumieron las
influencias históricas de los grupos de
Arecaceae representados en Suramérica,
como el origen suramericano de la tribu
Cocoseae, algunas afinidades trans-pacíficas, elementos gondwánicos y elementos
provenientes del continente norteamericano, entre otras características, considerando otros factores de conservación
biológica y de especiación relacionados
con los posibles refugios pleistocénicos
del bosque tropical húmedo al pie de los
Andes (Haffer 1969, Hooghiemstra y van
der Hammen 1998). Según Hooghiemstra (2002) y de acuerdo a la “macroestabilidad” y las condiciones favorables del
bosque tropical húmedo para el desarrollo
de las plantas, la Amazonia se considera
la fuente de innovación biológica y generadora de biodiversidad, por lo que no
sorprende que en ella se encuentre el 70%
de los géneros de palmeras de América
del Sur (Pintaud et al. 2008). Según estos
autores, los elementos amazónicos con
géneros ampliamente distribuidos como
Desmoncus, Oenocarpus, Mauritia y Mauritiella, apenas superan los 15°S, mientras que Euterpe edulis y otras especies
de Bactris y Geonoma se encuentran en
esta latitud y fuera de la Mata Atlántica.
Por otro lado, la diversidad de palmas se
reduce abruptamente en los límites de
la región amazónica, tanto al norte en
los Llanos colombianos y venezolanos,
como en las sabanas interiores y costeras
guayanesas al sur y este del Cerrado. Las
formaciones de sabanas de la periferia
del noroeste amazónico y los Llanos,
tienen más afinidades amazónicas hacia
el sur y más afinidades caribeñas hacia
el norte con Copernicia tectorum (Pintaud
et al. 2008) o Roystonea oleracea (Colonnello et al. 2016). Los elementos amazónicos se extienden a través de bosques
de galería hacia los Cerrados entre los
15-17°S, donde se encuentran especies
con amplia distribución como Mauritia
flexuosa, Mauritiella armata, Oenocarpus
distichus, Bactris major, D. orthacanthos y
D. polyacanthos, asociadas con especies
de la perifieria al suroccidente (Attalea
princeps, Astrocaryum chonta, A. gratum, A.
huaimi, Bactris glaucescens, Geonoma brevispatha) y especies de la Mata Atlántica
hacia el este (Bactris setosa, Euterpe edulis)
(Moraes 2007, Pintaud et al. 2008). Bajo
un mayor régimen estacional de bosques
tropicales con estación seca, se encuentran formaciones de sabanas como las
pampas del Heath y los Llanos de Moxos
en Bolivia, con Astrocaryum huaimi, Mauritiella armata y Syagrus sancona en su distribución más sureña (Moraes 1999, 2007).
Finalmente en latitudes extratropicales
(25-35°S), algunas especies se establecieron en el dominio de la pampa sensu
Cabrera y Willink (1973), con una vegetación templada de transición entre las
regiones Neotropical y Neoantártica con
los géneros Butia y Trithrinax en el límite
austral.
Por todas estas características mencionadas anteriormente en relación a la
documentación de este importante grupo
de plantas en paisajes inundados de Suramérica, es que se planteó la publicación
de este segundo volumen, considerando
además aspectos sobre la distribución,
usos, biología, conservación y manejo,
entre otros. En base a las potencialidades
de los palmares inundables y las oportunidades de aprovechamiento, también
se consideran los requerimientos para
asegurar que continúen las investigaciones científicas para comprender mejor
las dinámicas ecológicas asociadas, así
como los requerimientos para garantizar
que estos paisajes sean disfrutados por las
generaciones venideras. Es un homenaje
al patrimonio natural de nuestra región
suramericana.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
INTRODUCCIÓN
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2.
LOS PALMARES DE PANTANO DE
Mauritia flexuosa EN SURAMÉRICA:
UNA REVISIÓN
Valois González-B.
Introducción
PRIMERA PARTE
Mauritia flexuosa en
Suramérica: generalidades
Las palmas son monocotiledóneas leñosas
ubicadas en la familia Arecaceae, la cual
pertenece al orden Arecales. En la actualidad se reconocen 186 géneros y cerca
de 2.500 especies (Govaerts y Dransfield 2005, Dransfield et al. 2008). Los
miembros de esta familia se caracterizan
por su gigantismo, por presentar tallos
predominantemente monopódicos solitarios y leñosos coronados por hojas siempreverdes de gran tamaño, dispuestas
helicoidalmente y con la producción
periódica en el centro de la corona foliar,
de una hoja juvenil tipo lanza. Ésta se
encuentra enrollada sobre su propio eje
durante un periodo definido de tiempo,
el cual es especie dependiente, antes de
expandirse como hoja adulta y constituye
un mecanismo de protección contra los
insectos herbívoros. Asimismo la rigidez
y dureza de las hojas de las palmas están
asociadas a una mayor densidad de fibras
por área cuando se compara con las hojas
de las dicotiledóneas (Grubb et al. 2008,
González-B. 2013). Las palmas se encuentran distribuidas a lo largo de las regiones
tropicales y subtropicales del mundo, lo
que está relacionado con el crecimiento
continuo a partir del meristema apical
ubicado en el extremo superior del tallo y
la incompatibilidad entre el crecimiento y
el alargamiento celular, con la formación
de hielo en sus tejidos, cuando las temperaturas del aire disminuyen varios grados
por debajo del punto de congelación del
agua (Eiserhardt et al. 2011, Balslev et al.
2011).
La palma Mauritia flexuosa pertenece a la
subfamilia Calamoidae considerada como
monofilética y como hermana del resto
de las cuatro subfamilias que constituyen
como un todo las Arecaceae (Asmussen
et al. 2006). Todos los miembros de la
subfamilia se distinguen por las escamas
imbricadas que cubren el ovario y el
fruto. Dentro de ésta, el género Mauritia
pertenece a la tribu Lepidocaryeae y a la
subtribu Mauritiinae con dos especies:
Mauritia flexuosa y Mauritia carana (Dransfield et al. 2008). La primera presenta una
amplia distribución en la mayor parte de
la cuenca del Orinoco y del Amazonas,
siempre asociada a sustratos saturados de
humedad en los planos aluviales de ríos
de aguas oligotróficas y en amplias depresiones del mismo origen, aunque en la
45
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
estado de Roraima hasta las denominadas
veredas de M. flexuosa en los altiplanos
centrales de Brasil. Los sitios de mayor
altitud se asocian a la presencia de entalles coluviales a valles coluvio-aluviales a
aluviales, dominados en altura por altiplanicies antiguas presentes en la secciones
superiores del Cratón Amazónico. Este,
está dividido en dos secciones separadas
por la cuenca de drenaje del río Amazonas,
el Escudo de Guayana al norte y la sección
Central del Escudo de Brasil o de Guaporé.
La sección superior y sur del Escudo de
Guayana, está constituida por la provincia
geológica de Roraima, la cual se extiende
hacia el sur en Brasil. Está formada,
mayormente, por areniscas presentes en
distintos ambientes geomorfológicos,
permanentemente mal drenados.
Cerrados de Brasil, así como también en
los paisajes aluviales más recientes tales
como planicies, depresiones laterales y
terrazas de la cuenca occidental del río
Amazonas.
Condiciones de hábitat necesarias para el establecimiento de los
palmares de pantano de Mauritia
flexuosa
La palma Mauritia flexuosa y los palmares
de pantano que conforman sus individuos
mayoritariamente adultos, generalmente
están asociados a suelos orgánicos como
los denominados histosoles tropicales.
Este sistema ecológico se ubica espacialmente al este de la cordillera andina
tanto en la cuenca de los ríos Orinoco
y Amazonas en Venezuela, Colombia,
Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia y en la isla
de Trinidad (Henderson et al. 1995).
Un similar tipo de paisaje antiguo está
representado por el altiplano Central de
Brasil, cuya vegetación tipo sabana puede
variar desde inarboladas (campo limpo)
hasta densamente arboladas (cerradão)
que definen el denominado Cerrado brasileño. En este tipo de paisaje la palma M.
flexuosa está presente a lo largo de ejes de
drenaje que tienen como características
comunes el hecho de estar asociados a
cabeceras de río o ejes fluviales que varían
desde el orden uno hasta el cuarto, y dominados en altura por altiplanos muy antiguos, tanto en el Escudo de Guayana en
Venezuela, como en el altiplano Central de
Brasil y en algunos sectores de ambientes
cuaternarios y sedimentarios del Gran
Pantanal de Brasil.
En relación a su intervalo altitudinal, la
palma M. flexuosa varía desde pocos metros
sobre el nivel del mar hasta una altitud
de 900 a 1.000 metros, tanto en el piedemonte oriental andino como en el altiplano de la Gran Sabana en Venezuela, de
donde continúa con un paisaje similar en el
En cuanto a la recarga del recurso hídrico
de los palmares de pantano de M. flexuosa,
este último es predominantemente de
origen subterráneo. Este es el caso del
piedemonte de la Serranía Oriental y los
Llanos Orientales tanto de Colombia y
Venezuela y la región fitogeográfica de los
mayoría de los casos aisladas actualmente
de los pulsos de sedimentos aluviales,
donde se han conformado extensos
planos de turba tanto en el Delta Inferior
del Orinoco, como en la cuenca Amazónica. La otra especie Mauritia carana está
restringida a suelos de arenas blancas mal
drenados a lo largo de ríos de aguas negras
asociadas a matorrales ralos y esclerófilos de la región amazónica compartida
por Venezuela, Colombia, Perú y Brasil
(Anderson 1981).
Los individuos de esta especie arborescente o monopódica y pleonántica,
representan el modelo arquitectónico
denominado de Córner (crecimiento vegetativo de un único meristema apical que
origina un eje o tallo no ramificado en el
cual las inflorescencias son laterales). En
su estado adulto estos alcanzan una altura
de 35 a 40 metros, en regiones con climas
más húmedos como en el Delta Inferior
del Orinoco y la Amazonia Occidental
(Balslev et al. 2011, González-B. 2011).
46
La presente publicación tiene como principal objetivo hacer una síntesis del estado
actual del conocimiento, hasta ahora
fragmentario, que se tiene de la palma
Mauritia flexuosa así como de los palmares
de pantano o morichales en Venezuela,
canangunchales/morichales en Colombia,
aguajales en el Perú, buritiales en Brasil,
moretales en Ecuador y palmas reales en
Bolivia. Asimismo, se definen los atributos ecológicos de la especie, que le han
permitido la conformación de extensas
comunidades de palmares neotropicales.
Los hábitat donde se establecen los
palmares de pantano de M. flexuosa
comparte varios atributos:
1. Una suplencia permanente del recurso
hídrico, lo que es de vital importancia
para la gran mayoría de las palmas,
que al igual que M. flexuosa, presentan
un único meristema apical y radicular
en continua división y expansión
celular a lo largo del año. Su baja tolerancia a temperaturas por debajo de
0° C, restringe a la gran mayoría de
sus especies, a los trópicos y subtrópicos. En ambas regiones se encuentran más del 90% de las distintas
especies de palmas, confinadas a los
bosques tropicales lluviosos, sistemas
ecológicos donde frecuentemente
desempeñan roles clave (Tomlinson
1990, 2006, Pintaud et al. 2008,
Couvert y Barker 2013).
2.
La palma Mauritia flexuosa (individuos de cualquier categoría de edad),
aunque crece en suelos saturados de
humedad y en algunas circunstancias
tolera la presencia de una lámina de
agua sobre el sustrato, no soportan
condiciones parciales o totalmente
anóxicas asociadas con aguas sin
ningún movimiento lateral superficial o subsuperficial. Las aguas en
movimiento oxigenan y facilitan el
intercambio gaseoso a nivel de los
neumatóforos. Estos son un numeroso conjunto de raicillas aéreas con
geotropismo negativo y con una alta
proporción de tejido aerenquimático
dentro de su estructura. Sus densidades que pueden llegar hasta 5.000/
m2, son mayores cerca de la raíz principal. Esta última se extiende lateralmente a una profundidad de pocos
centímetros y paralela a la superficie
del suelo hasta por cuarenta metros
(de Granville 1974).
En los Llanos Orientales de Venezuela,
la construcción de puentes con bases de
concreto (cemento) mal diseñadas que
cruzan los ríos donde está presente este
sistema ecológico, traen como consecuencia, una marcada reducción del flujo
fluvial aguas abajo y el represamiento del
eje de drenaje aguas arriba de la estructura del puente. Ambos fenómenos condicionan la senescencia acelerada y la muerte
regresiva de los individuos de la palma.
Asimismo, un fenómeno parecido se
origina con la construcción de vías de
penetración no asfaltadas, en suelos muy
poco cohesivos con altos contenidos de
arena. Los sedimentos transportados
lateralmente por la escorrentía superficial condicionan la erosión de los taludes,
sin ninguna cobertura de protección, que
47
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
limitan con el curso fluvial. Con el tiempo
se libera una capa de materiales arenosos
que sepultan o cubren totalmente los
neumatóforos que mantienen el transporte de oxígeno a las raíces subterráneas
y determinan la muerte de los individuos
(González-B. y Rial 2011).
Tipos generalizados de palmares
de pantano de Mauritia flexuosa
presentes en la región tropical de
Suramérica
En la región tropical de Suramérica es
posible reconocer distintos tipos de este
sistema ecológico.
1. Los que están asociados a un paisaje
de valle dominado por altiplanicies,
tal como ocurre en la altiplanicie de
la Gran Sabana en Venezuela así como
en los Llanos Orientales de Colombia
y Venezuela. Igualmente, en algunas
localidades del piedemonte de la
cordillera Oriental de Colombia que
limita con la vegetación de sabanas
y en los Cerrados brasileños. En
todas estas regiones el palmar de
M. flexuosa está constituido por un
subsistema terrestre y otro acuático lótico, adyacente. Estos están
asociados a ejes fluviales que reciben
durante todo el año, un aporte hídrico
subterráneo a partir de un acuífero
libre o no confinado. Éste se origina
como consecuencia del relativo alto
contenido de arena de los sedimentos
de origen antiguo que conforman
las altiplanicies cuyos topes por lo
general, son relativamente planos u
ondulados y subyacen sobre otro tipo
de sustrato constituido por materiales sedimentarios o rocosos menos
permeables. Este hecho condiciona la
aparición de un acuífero en la interface de ambos tipos de materiales
geológicos. Sin embargo, lo que causa
48
2.
el movimiento de agua subterránea a
partir del acuífero, son las diferencias
marcadas en la energía libre del agua,
que son equivalentes a las diferencias
del potencial hídrico entre el paisaje
de altiplanicie y el de valle vecino. El
palmar denso de M. flexuosa ocupa
el plano aluvial reciente saturado de
humedad, y en contacto al subsistema
lótico vecino.
En la región del Cerrado Brasileño, se
presenta un tipo particular de palmar
de pantano lineal de Mauritia flexuosa
denominados “veredas” que desde el
punto de vista geomorfológico, está
asociados a depresiones abiertas y
alargadas con vertientes suaves y
fondos planos. La fisionomía de las
“veredas” está representada por una
vegetación herbáceo-graminoide que
ocurre en la mayor parte del área y
otra arbustivo-arbórea con un predominio de individuos adultos de la
palma M. flexuosa con alturas de 10 a
12 m (Wantzen et al. 2006, Guimarães
et al. 2002).
Este tipo de palmar de pantano relativamente estrecho, está asociado
a ejes de drenajes permanentes de
bajo orden que disectan el paisaje de
altiplanicie y que a consecuencia de
la infiltración de la lluvia, mantiene
durante todo el año el flujo hídrico
fluvial. Éstos se caracterizan por
sus aguas oligotróficas y de bajo pH.
El estrato arbustivo relativamente
continuo, está dominado por especies
de la familia Melastomataceae como
Miconia chamissois. En sus adyacencias, donde el suelo está saturado de
humedad o presenta una pequeña
lámina de agua, están presentes especies de tipo herbáceo graminoide que
toleran mal drenaje (familias Poaceae,
Asteraceae, Cyperaceae y Eriocaulaceae).
En la medida que el eje de drenaje de
bajo orden aumenta su caudal, se hace
más ancho y profundo, y al alcanzar
el orden 4 a 5, de acuerdo al sistema
propuesto por Strahler (1958), ya ha
constituido un plano aluvial ancho y
saturado permanentemente. En esta
condición la continua lluvia de propágulos de M. flexuosa (transportados y
dejados caer accidentalmente por los
psitácidos (en particular por las dos
especies de guacamayas Orthopsittaca
manilatus y Ara ararauna), se conforma
un tipo de palmar de pantano muy
similar a los presentes en los Llanos
Orientales tanto de Venezuela como
en Colombia, y que es denominado
en Brasil como buritizal. Estas comunidades, al igual que en Venezuela
3.
y Colombia, se enriquecen gradualmente con otras especies arbóreas y
finalmente son sustituidos a lo largo
del tiempo por los denominados
bosques de pantano, ribereños, o de
galería (González-B. 1987, Carvalho
1991).
Los palmares de pantano que se hallan
en los planos aluviales (inmediatamente adyacentes a cursos de agua
oligotróficas, ácidas y con ausencia de
sedimentos en suspensión), que están
presentes en la cuenca amazónica en
Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador,
Bolivia y Brasil (Figura 1).
Así mismo se pueden presentar en
terrazas aluviales que sólo reciben
agua de lluvia y, en algunos casos,
aportes laterales de aguas subterráneas. También se encuentran en las
Figura 1. Vista aérea del río Morichal Largo en Venezuela. Note que existe un sector en la
margen izquierda que ya fue deforestado para la siembra de pastos introducidos. Foto: A.
Blanco.
49
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
mismas cuencas de clima cálido y
húmedo (lluvias de cerca de 3.000
mm al año), en cubetas extensas
muy alejadas del plano original de
desborde del río, donde el mal drenaje
permanente asociado a la forma
cóncava del relieve, facilita el establecimiento de un tipo de palmar de
pantano alto y denso. En todos estos
casos, la interacción de las variables
citadas condicionan la conformación
de suelos orgánicos o planos de turba
(Draper et al. 2014, Lähteenoja et al.
2012).
4.
50
Los asociados a extensos planos de
turba o suelos orgánicos (histosoles
tropicales) presentes en el Delta
Inferior del Orinoco (González-B.
2011), así como también en la sección
terrestre de las islas de estuario como
Marajó, en la desembocadura del río
Amazonas. Esta condición particular
se origina, cuando el agua dulce del
río Amazonas es represado por el
ascenso de las mareas por las aguas
salobres del océano Atlántico. Las
mareas, no llegan a penetrar las bocas
del Amazonas, porque son dominadas
por la alta presión hidráulica ejercida
por la descarga del río en el Atlántico
(c.a. 180.000 m3.sec-1). Este represamiento, desvía lateralmente los altos
volúmenes de agua dulce que inundan
las depresiones de la isla de Marajó
cubiertas por extensos palmares,
altos a medios densos, de M. flexuosa
(Goulding y Smith 2007). En este
último caso, al igual que los palmares
presentes en Delta Inferior del
Orinoco, son prácticamente monoespecíficos y no están asociados a un
eje fluvial o caño de marea vecino. En
el sustrato orgánico (turba) de estas
comunidades se pueden observar
pequeños montículos que se originan
por la acción combinada de las raíces
adventicias de la palma que retienen
parte del mismo y la acción erosiva de
las aguas de escorrentía superficial.
Éstos alternan con micro depresiones
donde se acumula una lámina de agua
de poca profundidad. Los palmares
de pantano en esta subregión ocupan
la sección intermedia del plano de
turba, mientras que en la inferior más
baja y con la presencia permanente de
una lámina de agua, está presente
un herbazal de pantano de Lagenocarpus guianensis. La sección superior, topográficamente más alta con
un microrelieve liso y relativamente
mejor drenada, está constituida por
un bosque de pantano de alto a medio
denso dominado por Symphonia globulifera y Pterocarpus officinalis.
En este sistema ecológico, además
del agua de escorrentía superficial y
la acumulada en las depresiones por
lluvia, se reconoce otro movimiento
subsuperficial de agua a nivel de la
sección superior interna del sustrato
orgánico o turba denominado acrotelmo. Este último está constituido
en los primeros 50 a 70 cm por los
materiales fibrosos derivados de la
descomposición parcial de las raíces,
así como por fragmentos de las hojas
y pecíolos de la palma M. flexuosa y
ocupan la posición más baja en los
paisajes asociados a las planicies de
turba. El acrotelmo por su naturaleza
refractaria, mantienen con un definido nivel de oxigenación, las aguas
que se mueven por gravedad en dirección a los caños de marea.
La estructura relativamente gruesa
y porosa del acrotelmo en estas
turberas neotropicales que facilitan el
movimiento lateral tanto del oxígeno
como de las aguas subsuperficiales,
habrá que investigarla con mas
detalle en el futuro (González-B.
1999, 2006a, 2011).
5. En los palmares de pantano de
M. flexuosa presentes en la región
noroccidental de la cuenca amazónica
denominados
en
Perú
como
aguajales, se distinguen dos subtipos
adicionales: los denominados densos
y los mixtos. En los primeros la
densidad de los individuos adultos
de la palma superan los 150 ind./
ha, mientras que en los mixtos no
sobrepasan los 70 ind./ha, y están
presentes otras especies arbóreas
como de palmas (Carrera 2000).
En el palmar denso de pantano con
tendencia a la mono especificidad,
la mortalidad masiva de los individuos adultos, puede ser causada
como consecuencia de perturbaciones predominantemente antrópicas, como por ejemplo las quemas
inducidas y la conformación de áreas
utilizadas para la agricultura. Aunque
también por causas naturales: fenómenos de subsidencia, el incremento
de la lámina de agua y el estancamiento de las aguas pluviales. Una vez
que se degrada este palmar, se inicia
Figura 2. Vista de un palmar alto, de medio a denso, de pantano de Mauritia flexuosa. Note
lo extenso de este sistema ecológico que no está asociado a ejes fluviales de aguas oligotróficas, sino a planos de turba que pueden tener hasta cuatro metros de espesor. Foto: A.
Blanco.
51
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
una secuencia sucesional que si no es
afectada por nuevas perturbaciones
fuertes, progresa a herbazales graminoides de pantano con individuos
juveniles y subadultos de M. flexuosa
aislados o en pequeños grupos, hasta
comunidades más avanzadas, que
tiene como estadio final al bosque de
pantano (González-B. 1987, 2009)
(Figura 2).
Por debajo del dosel relativamente
continuo de los palmares densos,
conformado por las copas de M.
flexuosa, se reconocen diferentes
individuos de especies arbóreas
típicas del bosque de pantano, que
se encuentran en estadios de subadultos. Los bosques de pantano en los
Llanos Orientales de Venezuela están
dominados en cuanto a la abundancia
relativa, por los individuos adultos
de Symphonia globulifera, Pterocarpus
officinalis y Virola surinamensis. De las
tres especies citadas, la primera de
ellas así como Virola pavonis y Calophyllum brasiliense son relativamente
comunes en algunos bosques del
Perú, denominados como aguajales
mixtos y equivalente a un morichal
mixto, la cual pudiera ser una fase de
transición a un bosque de pantano.
En un estudio reciente sobre este tipo
de sistema ecológico (Endress et al.
2013), los resultados indicaron que
son más diversos y estructuralmente
más complejos que lo que se había
supuesto y, a pesar que los árboles de
las dicotiledóneas eran dos veces más
abundantes que las palmas (p<0,001),
éstas eran más altas y más grandes
(p<0,001) y por lo tanto la palma M.
flexuosa todavía representaban casi la
mitad del área basal del bosque.
52
La palma Mauritia flexuosa como
una especie sucesionalmente
temprana
La influencia del recurso luz
Sobre la base de los trabajos realizados
(González-B. 1987, 2004, 2006b, 2010),
se puede considerar a Mauritia flexuosa
una especie heliófila y sucesionalmente
temprana ya que sus juveniles y subadultos ya establecidos, responden con
pulsos de crecimiento a la apertura de
claros en el dosel (González-B. 1987, Kahn
1986, Svenning 1999, Salm et al. 2005).
Esta afirmación se basa en la forma de
crecimiento asociada a un tallo monopódico y heterotrófico y su presencia como
palma del dosel o emergente cuando está
presente en los palmares y bosques de
pantano tanto en la región de los Llanos
Orientales de Venezuela y Colombia, en
el delta Inferior del Orinoco, como en la
región amazónica noroccidental del Perú.
En las dos últimas regiones, la mayor
pluviometría anual condiciona que los
tallos de los individuos presentes tengan
un diámetro cerca de 60 cm y una altura
de hasta cerca de 35 a 40 metros posiblemente asociado a un fenómeno de interacción competitiva entre los individuos
de una misma cohorte poblacional por el
recurso luz.
En los estudios realizados en los Llanos
Orientales de Venezuela, se les hizo un
seguimiento mensual durante 14 meses
a individuos previamente ubicados y
marcados espacialmente tanto en la
fase de juveniles y como subadultos,
presentes dentro de un palmar alto denso
de pantano. Los resultados obtenidos
señalan la muerte in situ de los juveniles y
los subadultos cuando los niveles medios
de luz no superaron el 4 al 5% en relación a
los medidos sobre el dosel de la sabanas de
Trachypogon spicatus adyacente (Figura 3).
1
2
3
Figura 3. Vista interna de tres localidades distintas asociadas con individuos en diferentes
estadios de crecimiento de la palma Mauritia flexuosa. Observe que en la 1, toda la corona
foliar del individuo subadulto está muerta. En la 2, se destaca el excesivo alargamiento de
los pecíolos de las hojas costapalmadas de un individuo similar al anterior, de los cuales
tres ya han descendido hasta el suelo al perder la turgencia original y senecer completamente. En la 3, se presenta un juvenil que aún no ha conformado un tallo sobre el suelo.
Note de nuevo el excesivo alargamiento de los pecíolos y la muerte previa de las hojas que
yacen sobre el suelo, así como el progresivo amarillamiento de los foliolos de las hojas aún
presentes. Fotos: V. González-B.
Sin embargo, también fue evidente en el
palmar de pantano estudiado la presencia
de individuos subadultos entre 5 a 8 m
con su corona foliar bien desarrollada y
sin ningún síntoma de etiolación de sus
pecíolos. Estos se hallaban rodeados a
distancias variables, entre 3,5 a 4,20 m, de
individuos adultos que no interferían con
la entrada de suficiente luz tanto directa
como difusa, cuya intensidad, dependían
de la hora del día. La integración diaria de
ambas variables, facilitaba el crecimiento
en altura del individuo juvenil (GonzálezB. 1986, 2006c, 2010).
La palma Mauritia flexuosa mantiene un
número definido de hojas megáfilas en la
corona foliar que varían con la edad y la
altura de los individuos adultos. Una vez
que éstos alcanzan la madurez sexual
entre los 10 a 12 años, el número de hojas
continúa incrementándose con la altura de
los individuos hasta alcanzar un máximo
de 20 a 25 hojas, por lo que los de mayor
altura y por tanto de más edad, presentan
también un mayor número de hojas. En
la medida que se cierra el dosel tanto
lateral como longitudinalmente, ocurren
un conjunto de fenómenos asociados a la
reducción marcada de la luz que alcanza el
sotobosque, a consecuencia del cierre del
dosel por los individuos de M. flexuosa con
similares alturas (misma cohorte).
El papel del fuego
Los resultados obtenidos de la
caracterización de numerosas comunidades de palmar de pantano sensu lato de
M. flexuosa tanto en la región sur de la Gran
Sabana, como en los Llanos Orientales
tanto de Venezuela y Colombia y el Delta
del Orinoco, indican que los palmares de
pantano forman parte de una secuencia
sucesional y de tipos fisionómicos, que
dependen tanto del tipo, como de la
intensidad del evento de perturbación.
53
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
Éstos en su gran mayoría son de origen
antrópico y el más frecuente y común
es el fuego, seguido por la eliminación
diferencial o total de los individuos
adultos de las palmas, en paralelo con
la construcción de canales para drenar
los suelos orgánicos antes de proceder
a la siembra del conuco. Asimismo, la
acción del fuego en el delta Inferior del
Orinoco depende de la biomasa seca en
pie del herbazal graminoide de pantano
de Lagenocarpus guianensis que hace
contacto lateral con los palmares o
bosques de pantanos (o con los relictos o
islas de ambas comunidades), que ya han
sido previamente fragmentadas por la
actividad antrópica.
Los indígenas de la etnia Warao queman al
final del periodo de sequía estos herbazales
altos densos con hojas lineales de bordes
cortantes, ya que les facilita el poder
caminar a través de este tipo de vegetación
en búsqueda de pichones de psitácidos en
los nidos abiertos en los tallos muertos
aún en pie de la palma M. flexuosa, así
como también de la tortuga morrocoy
(Chelonoidis carbonaria). El proceso de
sucesión secundaria se inicia por algún
tipo de perturbación, que como la acción
del fuego, elimine gradual o abruptamente
el componente arbóreo. Esta variable en el
delta del Orinoco, puede estar asociada
a fuegos tanto superficiales como subterráneos, aunque la mayor letalidad está
asociada a los últimos.
Cuando el herbazal graminoide de pantano
se mantiene aleatoriamente sin quemar
por un periodo de más de seis años, es
gradualmente colonizado mediante la
dispersión de los frutos y semillas de
M. flexuosa a partir de los palmares de
pantano vecinos por la fauna local y
regional. En este proceso intervienen
54
distintos tipos de mamíferos (roedores,
tapires), así como por reptiles y aves, particularmente por los psitácidos. Tambien, la
caída por gravedad (dispersión por barocoria) a partir de individuos adultos de la
palma asociados a los bordes de los caños
de marea y ejes fluviales en combinación
con la dispersión por la acción del agua
en movimiento (hidrocoria), se combinan
con la capacidad de flotación del fruto de
M. flexuosa en un medio acuoso.
Fenómenos similares en relación a la actividad del fuego, ocurren con frecuencia
tanto en los Llanos Orientales de Venezuela y Colombia, como en la Gran Sabana.
En ambas regiones, los herbazales graminoides de pantano comparten el mismo
plano aluvial con los palmares, bosques
de pantano y comunidades transicionales;
asimismo son similares los procesos de
dispersión y recolonización por las semillas de la palma. Generalmente la disposición de los juveniles y subadultos tiende a
ser agrupada o en forma de parches interrumpidos por el componente graminoide.
Los estadios de la sucesión vegetal
Los numerosos muestreos cuantitativos
realizados en la cuenca de los ríos
Caris y Pao en los Llanos Orientales de
Venezuela, en el delta del Orinoco y al
sur de la Gran Sabana en la cuenca del
río Yuruaní, en parcelas de 0,1 ha y el
análisis posterior de los datos con técnicas
multivariadas (González-B. 1986, Terán
y Duno 1988, González-B., y Rial 2011),
soportan la secuencia sucesional, a
partir de los herbazales graminoides
con individuos aislados o en grupos de
juveniles y subadultos de M. flexuosa
hasta el bosque de pantano. Entre ambos
extremos a lo largo del gradiente se
reconocieron y se muestrearon distintos
tipos de comunidades de plantas que
Figura 4. Gradiente de complejidad estructural entre un herbazal graminoide de pantano
inarbolado y un bosque siempreverde de pantano. La dirección de las flecha hacia la derecha
del gráfico indica un proceso de sucesión, con un incremento progresivo de la complejidad
estructural y florística hasta conformar la comunidad más estable en el tiempo, el bosque
de medio a alto denso de pantano. La flecha hacia la izquierda señala que un régimen de
continuas perturbaciones asociadas a intervenciones antrópicas (fuego, pastoreo, tala),
simplifica la estructura vertical de la vegetación e incrementa la lamina de agua, lo que
favorece el establecimiento de un herbazal graminoide de pantano. Fuente: V. González-B.
(1987).
culminan en los bosques altos a medios
densos de pantano dominados por Virola
surinamensis y Symphonia globulifera
(González-B. 1986, Terán y Duno 1988)
(Figura 4).
En un estudio de la estructura poblacional
de los palmares de pantano, en base a diez
muestreos realizados a lo largo del río
Moquete, ubicado en los Llanos Orientales
de Venezuela, se obtuvieron tres tipos
distintos de comunidades que se caracterizan a continuación.
Un estadio sucesional más temprano
(Figura 5), donde se muestra un perfil
estructural de un herbazal de pantano
con individuos de la palma M. flexuosa.
Las diferentes alturas de los individuos se
corresponden con las categorías de edad.
Note que la curva no representa la “J”
invertida. Esto indica que los individuos
de mayor edad o los más altos no tienen, en
su estructura poblacional, la representación de las plántulas y juveniles y son muy
pocos los subadultos que los remplacen
cuando mueran por senescencia o por la
acción de los rayos o el fuego durante los
años Niño.
En el siguiente estadío (Figura 6), se
muestra el perfil de un palmar denso de
pantano de Mauritia flexuosa, donde se
reconoce que la mayoría de los individuos
de la palma pertenecen a las categorías de
altura comprendidas entre los 14 y los 18
metros. De nuevo, la curva de la estructura
población de esta comunidad se aleja de la
ya citada “J” invertida, lo que indica que
los individuos de M. flexuosa constituyen
una comunidad monodominante, donde
los individuos de la misma especie no
tiene capacidad de remplazo de los adultos
senescentes, ya que no hay reclutamiento
de nuevas cohortes poblacionales por los
bajos niveles de luz del estrato inferior de
esta comunidad.
55
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
Figura 5. Estructura poblacional de Mauritia flexuosa. Note que en esta localidad tampoco
se presenta la denominada “J” invertida lo que indica ausencia de plántulas y juveniles en
esta comunidad. Fuente: V. González-B. (1987).
La figura 7 representa el tercer estadio en
el otro extremo del gradiente sucesional.
Aquí prácticamente el palmar denso de
pantano ha sido sustituido gradualmente
por especies arbóreas de las dicotiledóneas como Virola surinamensis y Symphonia
globulifera que son tolerantes a la sombra y
ambas si presentan una curva poblacional
que coincidiría con la denominada “J”
invertida.
Un resultado similar al aquí reportado se
discute en el estudio donde se caracterizó
la estructura florística y vertical de un
palmar de pantano de M. flexuosa en el alto
río Guaporé en el estado de Mato Grosso
en Brasil (Sander 2014). Se trata de un
palmar denso de pantano (buritizal), que
sería equivalente en Venezuela al verdadero morichal sensu stricto. Este último se
diferencia marcadamente de las veredas,
constituidas por palmares lineales y estrechos asociados a cabeceras de bajo orden,
que reciben lateralmente altos niveles de
radiación solar (luz). La mayor incidencia
de luz lateral mantiene un reclutamiento
56
Figura 6. Perfil estructural de un palmar medio denso de Mauritia flexuosa. Localidad:
Simborino. El eje horizontal representa una longitud de 50 m. Fuente: V. González-B.
(1987).
continuo de plántulas y juveniles en la
estrecha sección saturada a lo largo de
un canal de drenaje poco expresivo. Este
hecho conduce a que cuando se analiza la
estructura poblacional de M. flexuosa en
las veredas, los datos obtenidos se asocian
a una curva de “J” invertida, que indica que
los adultos senescentes o muertos serán
remplazados por los previamente reclutados que ya han pasado a las categorías
de subadultos y adultos por las razones ya
discutidas.
A diferencia de las veredas, la extensión lateral de los buritizales es mucho
mayor y otro contraste con las primeras,
es que estos palmares de pantano están
presentes en ríos de orden 4 a 5 con cauces
más anchos, los cuales se extienden hasta
por más de 1.000 metros partir del borde
del curso fluvial de carácter permanente,
y similares a los presentes en los Llanos
Orientales de Venezuela, Colombia y en
otros sectores de la cuenca amazónica.
Este palmar de pantano fue caracterizado
cuantitativamente mediante el empleo
Figura 7. Curva de la estructura poblacional de Mauritia flexuosa. Obsérvese que en esta
localidad dicha especie solo está representada por dos individuos de gran edad tal como
refleja el gráfico. Fuente: V. González-B. (1987).
de 10 parcelas de 1000 m2 (1 ha) orientadas perpendicularmente al curso del
río (Sander 2014). Se registraron 253 ind.
ha-1 de M. flexuosa, dos veces más individuos que el número total de las otras
cuatro especies más abundantes, siendo
las dos primeras: Brosimum lactescens y
Calophyllum brasilensis. Los individuos
de M. flexuosa presentaron un Índice de
Valor de Importancia relativizado a 100%
de 60,2%, que la califica como la especie
monodominante de este tipo de palmar
de pantano. La palma también presentó
un área basal de 23,49 m. ha-1 y un valor
de cobertura de 70,25%. Sin embargo, la
palma M. flexuosa no mostró el patrón de
57
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
amazónica donde está prohibida la
caza, las poblaciones del báquiro
labiado (Tayassu pecari) puedan ser la
causa de mortalidad de las plántulas
y juveniles de M. flexuosa, tanto por
la acción del pisoteo, consumo de las
hojas juveniles y la extracción con el
hocico de la semillas germinadas o no
(Beck 2006, 2007).
Que en los palmares de pantanos
densos y con altas densidades de
individuos adultos de 150 o más por
hectárea, se produzca la muerte de
las plántulas y juveniles por la caída
sobre ambos estadios de las grandes
hojas megáfilas (Ponce et al. 1996).
La combinación de lo planteado en las
hipótesis 2 y 3.
litros.dia-1 por individuo adulto y con un
número medio de hojas megáfilas de 15,
condiciona la eliminación gradual de la
lámina de agua presente sobre el sustrato
edáfico (Urich y Coronel 2006).
positivamente), con un número máximo
de producción de infrutescencias a nivel de
los individuos femeninos de hasta nueve y
un numero medio de frutos por infrutescencia de 577 (Salazar y Roessl 1977).
La supresión de la lámina de agua y los
bajos niveles de luz a nivel del estrato inferior, condicionan que una vez que se cierre
el dosel en el estadio de palmar denso de
pantano, desaparece el estrato asociado
al herbazal graminoide de pantano dominado originalmente por distintas especies
de las familias Cyperaceae, Eriocaulaceae,
Xyridaceae y Poaceae. Sin embargo, las
perturbaciones tanto naturales como de
origen antrópico, pueden revertir esta
tendencia.
El crecimiento de los individuos de la
palma M. flexuosa, una vez que finaliza la
fase establecimiento, va acompañado por
un aumento en paralelo del número de
hojas megáfilas, y ya cuando los individuos
alcanzan una altura entre los 10 a 12 m y
la densidad de los individuos es suficientemente alta, se cierra el dosel y fisionómicamente se alcanza el estadio de palmar bajo
denso de pantano (Gonzalez-B. 1987). En
esta última condición se reduce considerablemente los niveles de luz que alcanzan al
sotobosque, con un valor que oscila entre 2
al 4% del medido en condiciones abiertas.
La reducción marcada de luz y la elevada
tasa de transpiración de los individuos de
la palma M. flexuosa cuando ya conforman
una comunidad de palmar de pantano,
trae como consecuencia una reducción
marcada de la lámina de agua, que en los
herbazales de pantano con individuos
aislados de M. flexuosa puede variar entre
15 a 35 cm de altura. La combinación en
los palmares denso de pantano de una
alta superficie foliar, con una elevada tasa
de transpiración diaria del orden de 231
Atributos vitales asociados a
la historia de vida de Mauritia
flexuosa
La fase de establecimiento se considera
que finaliza a los tres años en Perú mientras que en Venezuela es de cuatro a cinco
años. En Colombia, Zea (1997) la estimó
con un valor medio de cinco años. Una vez
que la palma alcanza el diámetro máximo
del tronco que mantendrá el resto de su
ciclo de vida, el crecimiento de los juveniles ya caulescentes se activa y se ha estimado tanto en Perú como en Venezuela,
que la tasa de crecimiento varia anualmente entre 1,50 a 1,70 m. Con esta tasa
el individuo juvenil alcanzaría una altura
de 6 m a los ocho años y de 9 m a los diez
años en Venezuela.
“J” invertida, por lo que esta especie no
está en capacidad de regenerarse ya que
la gran mayoría de sus individuos están
concentrados en las mayores clases de
altura (Sander 2014).
A diferencia del patrón de distribución en
clases de tamaño de M. flexuosa las otras
dos especies que le siguen en valor de
importancia Brosimum lactescens y Calophyllum brasiliense, presentaron un número
mayor de individuos en las primeras clases
de altura, lo que indica que serán éstas las
que sustituirán el palmar de pantano por
un bosque de pantano más estable en el
tiempo como una comunidad terminal y
con capacidad de auto regeneración, tal
como ocurre en los Llanos Orientales de
Venezuela con los bosques de pantano,
dominados por Virola surinamensis y
Symphonia globulifera. La segunda especie,
C. brasiliense, también está presente en la
figura 7, con la diferencia que esta especie
es tolerante a la sombra y con capacidad de
reclutamiento bajo estas condiciones. La
especie arbórea en consideración, aparece
en la figura 7 del perfil como Calophyllum
lucidum, que era el nombre taxonómicamente aceptado, para el momento de la
publicación (González-B. 1987).
La ausencia de reclutamiento de individuos en las categorías de plántulas,
juveniles y subadultos pequeños en los
palmares de pantano de Mauritia flexuosa
pudiera ser atribuible al menos a tres diferentes causas que habrá que verificar con
investigaciones futuras:
1. La ausencia de perturbaciones al
dosel, que permita una mayor entrada
de luz que facilite el crecimiento de
las plántulas y juveniles en el estrato
inferior.
2. La posibilidad de que, tal como ocurre
en las áreas protegidas de la cuenca
58
3.
4.
Mauritia flexuosa es una especie dioica de
relativo rápido crecimiento asociado a
su naturaleza heliófila, y con una tasa de
fotosíntesis relativamente alta para una
palma con un metabolismo fotosintético
tipo C3. La palma M. flexuosa es como la
gran mayoría de las Arecaceae de naturaleza diploide con un número de cromosomas 2n = 30. En la cuenca amazónica
donde se estima que existen 16.000 especies arbóreas, la palma Mauritia flexuosa
forma parte de las 227 especies que por
la alta abundancia numérica dentro de la
cuenca, se consideran como hiperdominantes y hábitat especialista, las cuales
representan el 1,4% del total de especies
arbóreas presentes (ter Steege et al. 2013).
Todas estas características la ubican
como una especie con estrategia tipo “r”
con una alta producción sincrónica de
frutos que varían dependiendo la edad y/o
altura de la palma (ambas correlacionadas
En el Perú, el primer evento de floración
y fructificación ocurre en promedio a los
ocho años, mientras que en Venezuela
y Brasil ocurre entre los diez a 11 años
(según consulta con las comunidades criollas e indígenas). En esta primera etapa, los
individuos femeninos de esta palma dioica
producen de dos a cuatro racimos, sin
embargo los frutos son pequeños y muchos
son abortados (González y Torres 2010).
La producción y número de infrutescencias
aumenta con la altura o edad de la palma,
así como del número de hojas presentes
en la corona foliar. En los individuos con
alturas medias de 10 m y unas 12 hojas
megáfilas en la corona foliar, el número
promedio de infrutescencias o racimos
fue de cinco por cada una de éstas. En la
misma localidad en un palmar de pantano
con individuos de M. flexuosa entre 18 a
23 m de altura el número de hojas variaba
entre 15 a 17 y el de infrutescencias de los
59
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
individuos femeninos entre siete y nueve
(González-B. 2010). El número de frutos
por infrutescencia nuevamente está relacionado con la edad relativa de la palma,
la cual está correlacionada positivamente
con la altura.
En los Llanos Orientales de Venezuela las
infrutescencias de los individuos de 20 a
22 m de altura pueden tener hasta 1.800
frutos, mientras los que ya han alcanzado
su edad reproductiva entre ocho a diez m
de altura, presentan un menor número de
hojas megáfilas en la corona foliar y sus
infrutescencias tienen un valor promedio
de 860 frutos (González-B. 2006c).
En los individuos de M. flexuosa que ya han
alcanzado la madurez sexual en los Llanos
Orientales de Venezuela se pensaba hasta
hace poco tiempo, que la fertilización
de las flores femeninas ocurría por el
síndrome denominado cantarofilia (Ervik
1993, Storti 1993, Henderson 2002). Sin
embargo, en un trabajo reciente realizado en el estado de Roraima en Brasil, se
demostró que la producción de frutos en
M. flexuosa no presentó diferencias significativas entre el tratamiento de exclusión
de los visitantes y el control. En el mismo
trabajo, la polinización fue significativamente más baja donde se excluyó tanto
el viento como a los insectos visitantes,
lo que indica que M. flexuosa es anemófila
independientemente del hábitat al cual
esté asociada (Khorsand y Koptur 2013).
La presencia de este tipo de palmar de
pantano, tanto de la región tropical del
hemisferio norte como los ubicados al sur
del Ecuador terrestre, bajo las mismas
condiciones tropicales determinan que
los eventos fenológicos particularmente
el de la floración y fructificación presenten
ritmos invertidos. Sin embargo, en ambos
casos, los de floración y el de polinización
60
por la acción del viento, así como el de
fructificación, ocurren en ambos hemisferios durante el periodo de sol alto durante
el verano climático, que coincide con el
periodo de lluvias a nivel regional.
Los palmares de pantano de Mauritia
flexuosa como sumideros de carbono
Existe un creciente reconocimiento de
la importancia del almacenamiento de
carbono y el incremento del CO2 atmosférico por las emisiones de gases de carbono.
Las más grandes turberas tropicales del
sureste asiático son drenadas y quemadas
intencionalmente en los años Niño
para plantar la palma de aceite (Elaeis
guineensis), así como especies arbóreas
para la producción de pulpa de papel con
los consiguientes efectos en los procesos
relacionados con el cambio climático
global (Page et al. 2011).
En Venezuela, los palmares de pantano
de Mauritia flexuosa y sus comunidades
más estables en el tiempo, los bosques de
pantano de Symphonia globulifera y Virola
surinamensis, se encuentran ampliamente
representados en las turberas ombrotróficas del Delta Inferior del Orinoco que
junto con los herbazales de pantano de
Lagenocarpus guianensis ocupan un área
de ca. 10.000 km2 (Rieley y Page 2016).
La región sudeste de Asia, por su parte,
contiene el área más grande de turberas
tropicales (247.778 km2, con el 56% de la
superficie total), seguido de Suramérica
con (107.486 km2; 24%). En los trópicos,
la turba ocurre la mayoría de las veces
en las tierras bajas sub-costeras y las
últimas estimaciones señalan que estas
representan el 11% de las presentes a
nivel mundial. En la cuenca de antepaís
Pastaza-Marañón, en el noroeste del Perú,
están las más extensas turberas que se han
descubierto en la Amazonia (Lähteenoja
et al. 2012). Se trata de una cuenca subsidente de aproximadamente 100.000 km2,
la cual se originó durante el levantamiento
de los Andes en la era Cenozoica y posiblemente, aún hoy en día, se encuentra en un
proceso de subsidencia activa. Las abundantes lluvias, inundaciones frecuentes y
la baja topografía, proporcionan las condiciones de inundación y anoxia necesarias
para que en este contexto geológico, se
hayan acumulado 35.600 km2 de turba
con espesores de hasta 7,5 m. Draper et
al. (2014) caracterizaron estas turberas
donde existen extensiones considerables
de palmares de pantano de M. flexuosa,
unos prácticamente monoespecíficos
así como otros denominados mixtos.
Ambas comunidades están asociadas en la
mayoría de los casos a histosoles o turbas
(sustrato orgánico de 40 cm o más, en los
primeros 80 cm del perfil). Este tipo de
sustrato (la tasa de acumulación es más
rápida que la de descomposición), tiene
muy baja densidad aparente, son mal
drenados y por su alta capacidad de retención de agua se inhibe la descomposición
aeróbica. Asimismo, la mayoría son ácidos
y deficientes en nutrientes.
La citada extensión está repartida en tres
tipos distintos de turberas identificadas
por el tipo de vegetación presente: i) el
palmar denso de pantano de M. flexuosa,
ii) el bosque bajo que tiene como principal
característica la presencia de árboles con
tallos muy delgados por la marcada oligotrofia y acidez de la turba, por lo que se
denominó como bosque bajo de varillar,
y iii) el herbazal graminoide de pantano
correspondiente a una turbera abierta,
como se llamó en el trabajo (Draper et al.
2014).
Los palmares de pantano ocupan un 78%
de los 35.000 km2, mientras que el 22%
restante se distribuye en partes iguales
entre la turbera abierta y el bosque bajo
de varillar. El palmar presentó un área de
27.732 km2 con un almacenamiento de
carbono de 2,3 Pg C, seguido por el bosque
bajo de varillar con 0,5 Pg C y los herbazales
graminoides con 0,3 Pg C (1Pg = 1015 g).
De los tres tipos de vegetación de turberas,
el bosque bajo de varillar fue el más denso
en cuanto al carbón almacenado por
debajo del suelo con 1.391 Mg C.ha-1 y 61,8
Mg.ha-1 en la biomasa aérea. Los palmares
presentaron una biomasa como turba de
750 Mg.ha-1 y una densidad de carbono
por encima del suelo de 100,9 Mg.ha-1.
La biomasa aérea de la turbera abierta,
por tratarse de un herbazal, fue considerada como despreciable, mientras que
su acumulación subterránea como turba
correspondió a un valor de 662 Mg.ha-1 (1
Mg = 106 g).
En general, aproximadamente el 90% del
carbono en estos ecosistemas de turberas
se almacena en la turba, y el 10% en la
biomasa aérea, aunque esta relación varía
entre los tipos de turberas. Los bosques
bajos de varillar en este estudio siempre
se encuentran en turbas de mayor espesor
(>2,5 m de profundidad) y tienen bajas
reservas de carbono en la biomasa aérea
debido a la poca estatura y tallos delgados
de las especies que lo constituyen. En
general, los palmares de pantano de M.
flexuosa presentan menores espesores de
turba y almacenan grandes cantidades de
carbono en la biomasa aérea.
Uso de las técnicas de la genética
molecular y la filogeografía
para estudiar la fragmentación
de las poblaciones de Mauritia
flexuosa y su disposición espacial
contemporánea
Hoy en día existen distintas técnicas
asociadas a la genética molecular que
61
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
permiten establecer el grado de fragmentación de una población de un palmar
de pantano de M. flexuosa, mediante la
caracterización de atributos genéticos de
la población, como el coeficiente de endogamia FIS y el cociente en los niveles esperados y observados de heterocigosidad HE/
HO.
Los estudios de la estructura genética
espacial a pequeña escala son importantes
para la implementación exitosa de planes
de conservación y manejo ya que permiten
predecir la capacidad de la población para
responder a los entornos cambiantes. Esto
es especialmente cierto en las zonas tropicales donde las altas tasas de fragmentación y el uso de la tierra crean obstáculos a
los intercambios genéticos. Federmann et
al. (2014), examinaron la diversidad genética de las poblaciones de M. flexuosa en la
Reserva Científica de las Sabanas de Aripo
en la isla de Trinidad. En un área pequeña
de unos 10 km2 encontraron fenómenos
de diferenciación genética tanto a niveles
espaciales, intergeneracionales o temporales y altos niveles de apareamiento entre
los vecinos más cercanos. Los autores
sugieren que los patrones genéticos tanto
espaciales como temporales, reflejan los
cambios recientes y drásticos (antropogénicos) en el paisaje de los sitios de estudio.
Por lo que plantean que la conformación
de barreras de origen antrópico han limitado el flujo de genes a través de la polinización y la dispersión de las semillas
mediada por animales.
Si tales barreras existen, los individuos
de Mauritia flexuosa tienen más probabilidades de reproducirse con otros
más cercanos que con individuos más
distantes. De esta forma se origina un
ciclo de endogamia que perpetúa el patrón
de estructura genética de la metapoblación
62
constituida por el conjunto limitado de
individuos cercanos. Éste constituye
un patrón de estructuración genética,
porque se puede inferir sobre la composición génica de cualquier individuo de la
metapoblación mediante el estudio de sus
vecinos inmediatos de la misma especie.
En un trabajo realizado en Brasil (de Lima
et al. 2014) a través del análisis filogeográfico, se generaron escenarios demográficos independientes, para examinar
las barreras geográficas al flujo de genes
en Mauritia flexuosa, y se evaluó cómo
los cambios climáticos durante el Pleistoceno y particularmente en el Último
Máximo Glacial, influyeron en su distribución geográfica y diversidad genética.
Los autores tomaron muestras de 257
individuos adultos de la palma en 26 localidades pertenecientes a cinco cuencas de
distintos ríos que drenan tanto la región
Amazónica como la del Cerrado. Los
resultados indicaron que las poblaciones
de M. flexuosa en las diferentes cuencas,
presentaron una baja diversidad genética,
aunque una significativa diferenciación de
esta diversidad. Los autores sugieren que
la baja diversidad de los haplotipos y de los
nucleótidos de M. flexuosa se originaron a
consecuencia de una retracción del rango
original, durante los cuatro últimos ciclos
glaciales (~ 400.000 años BP) del Pleistoceno. Se exceptúan las poblaciones de M.
flexuosa presentes en la región amazónica, donde permanecieron tanto en los
periodos húmedos como secos, aunque
en estos últimos, su abundancia se redujo
también notablemente (van der Hammen
y Absy 1994). En el resto de la región no
Amazónica tropical de Suramérica, las
poblaciones de M. flexuosa experimentaron
una contracción durante los periodos fríos
y secos, asociados con las glaciaciones
cuaternarias, lo que plantea un escenario
de refugios múltiples durante el Último
Máximo Glacial (aproximadamente hace
20.000 años).
Con respecto a los palmares de pantano
presentes en la Gran Sabana, en Venezuela, Rull y Montoya (2014) plantean
que durante el Último Máximo Glacial
y el glacial tardío, las poblaciones de
M. flexuosa se encontraban reducidas a
pequeños micro refugios ubicados al este y
oeste de esta región y comenzaron a expandirse a principios del Holoceno, a partir
de los situados al oeste. Sin embargo, su
expansión se aceleró en los últimos 2.000
años, debido al creciente incremento de las
temperaturas del aire y de la lluvia anual.
Los autores plantean como hipótesis, que
las actividades del hombre en la altiplanicie de la Gran Sabana mediante el uso
del fuego contribuyeron a la reducción de
los bosques tropicales húmedos, lo que
facilitó la expansión de los palmares de
pantano de M. flexuosa (Figura 8).
Mauritia flexuosa como una especie
recalcitrante y su germinación
Los frutos tipo drupa de la palma M.
flexuosa son relativamente grandes con
una forma elíptica que puede variar en
longitud entre 5,59 y 3,53 cm, mientras
que en diámetro varía entre 4,28 y 3,30
cm. La semilla ocupa tanto en peso como
en volumen cerca del 50% del fruto (Guerra
Figura 8. Vista aérea de un palmar de pantano de Mauritia flexuosa en la Gran Sabana de
Venezuela. Note que este sistema ecológico está fuertemente controlado por los ejes de
drenaje de carácter permanente. Observe que el sistema de lomerío ha sido fuertemente
degradado y prácticamente no presenta ningún tipo de vegetación. Los materiales que
conforman este lomerío deben ser lo suficientemente porosos para que recarguen los acuíferos, que son los que proveen de agua a estos valles de fondo plano poco entallados. Foto:
J. Mesa.
63
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
et al. 2011). Esta variabilidad también fue
reportada por Barbosa et al. (2010), en la
caracterización de cinco morfotipos de los
frutos estudiados en el estado de Roraima
en Brasil. La variación en tamaño, forma
y peso de los frutos dentro de su área de
distribución, es típica de una palma con
un amplia distribución geográfica y con
variaciones marcadas con respecto a las
lluvias (1.000 mm en los Llanos Orientales
de Venezuela hasta cercanas a los 3.000
mm en la región occidental de la cuenca
amazónica), aunque siempre asociados a
suelos orgánicos o predominantemente
arenosos saturados de humedad y de baja
fertilidad natural.
Las palmas que tienen un fruto relativamente grande tipo drupa, en la mayoría
de los casos, tienen una germinación muy
extendida en el tiempo. Baskin y Baskin
(2014), reportaron que las semillas de
457 especies, germinaron en aproximadamente el 10% de las observaciones, dentro
de los primeros 30 días, mientras que en
el otro 90%, entre 31 y 40 días a 1.941
días. Este periodo prolongado de germinación está relacionado con una baja tasa
de permeabilidad y de hidratación de las
tres cubiertas que rodean a la semilla, el
exocarpio, mesocarpio y endocarpio.
En el caso de M. flexuosa, el tamaño del
embrión es relativamente pequeño en
relación al diámetro del endosperma y
los frutos presentan las tres cubiertas de
baja tasa de permeabilidad rodeando a la
semilla. Estas cubiertas, limita aunque no
impiden, la hidratación de los tejidos de la
semilla, particularmente el grueso endospermo pétreo donde se ubica el embrión.
Los trabajos previos en cuanto a la germinación de las semillas de Mauritia flexuosa,
se han limitado a presentar datos sobre su
propagación y siembra en condiciones de
64
vivero, como el de Bohórquez (1976) que
reporta 100% de germinación después de
75 días, con semillas colectadas más de 10
días antes de su siembra. Sin embargo, a
medida que se retrasa dicho evento, por
ejemplo cuando se siembra tres o cuatro
semanas después de la recolección, se
alarga el periodo de germinación entre
120 a 150 días y disminuye el porcentaje
de dicho evento germinativo a 55%.
Ponce et al. (1999) por su parte, estudiaron
la germinación a tres niveles de irradiancia solar y encontraron una respuesta
de germinación por pulsos, con un total de
13, donde los dos mayores ocurrieron a los
107 y 130 días y donde en ambos, la germinación fue más alta a los niveles de irradiancia de 100%. Seleguini et al. (2012)
reportan la influencia de la escarificación
de las semillas y su imbibición en agua en
la germinación y el desarrollo de plántulas
en vivero y destacan que las semillas de M.
flexuosa presentan latencia tegumentaria
o mecánica.
Aunque la escarificación de las semillas
aumentó la tasa de germinación, también
contribuyó a aumentar su tasa de mortalidad. El remojo de las semillas sin escarificar durante 30 días, con la renovación
diaria de agua, mejoró el potencial de
germinación. Sin embargo, la escarificación mecánica remojando, o no las semillas
en agua, aumentó la tasa de mortalidad de
las semillas de M. flexuosa en condiciones
de vivero por lo que no fue un método
adecuado para eliminar la latencia de las
semillas.
Se considera que las semillas de la palma
M. flexuosa presentan una combinación de
dos atributos que son poco comunes en las
plantas con flores, la latencia en combinación con la recalcitrancia (sensibilidad a la
desecación) (Silva et al. 2014).
Entre los atributos asociados al síndrome
de la recalcitrancia en M. flexuosa, destacan
el tamaño relativamente grande del fruto y
el alto contenido de humedad de las semillas recién dispersadas o desprendidas de
las infrutescencias, incluyendo la testa
delgada que la recubre. La humedad en
estas últimas, varía entre 48,06 y 57,59%
con un valor medio de 53,36% en los cinco
morfotipos de los frutos estudiados por
Barbosa et al. (2010).
El alto contenido de humedad de la
semilla y el tamaño del fruto sin considerar el valor porcentual de humedad del
mesocarpio y del epicarpio, indica que las
semillas de M. flexuosa corresponden a las
denominadas recalcitrantes o sensibles
a la desecación. Adicional al atributo ya
citado de la recalcitrancia, las semillas de
la palma M. flexuosa tambien presentan el
fenómeno de la latencia. La germinación
de los frutos a partir del crecimiento del
pequeño embrión, en relación al volumen
ocupado por el endospermo pétreo de esta
especie, no está limitada por la absorción
de agua por las distintas cubiertas del
fruto y por lo tanto no se relaciona con la
hidratación del embrión y el endocarpio,
sino más bien por la resistencia que le
opone el tegumento opercular esclerificado y el endosperma micropilar, al crecimiento del embrión (Silva et al. 2014).
Este tipo de latencia es denominada fisiológica y en el caso del fruto y la semilla de
M. flexuosa ésta fue eliminada, por una
combinación de la eliminación del opérculo y la incubación de las semillas en un
intervalo de temperatura más bien alto
entre 25 a 30 °C.
En los primeros estadios de germinación
y conformación de las plántulas, la intolerancia a la desecación o recalcitrancia,
se revela por la conformación temprana y
continua de vasos conductores mientras
que las células del embrión y del endosperma presentan grandes vacuolas, con
un alto contenido de humedad y ausencia
de reservas lipídicas. El aprovechamiento
de estos recursos en el crecimiento del
embrión, estaría limitado por los bajos
niveles de oxígeno ya que en la mayoría
de los casos, los frutos están cubiertos
por una lámina de agua en la microdepresiones del hábitat de los palmares de
pantano de esta especie.
Las limitaciones de oxígeno, también se
reflejan en la presencia de numerosos
estomas en el embrión, así como una
mayor asignación de recursos a la biomasa
aérea de la plántula en relación a la
biomasa subterránea, y a la acumulación
de gran cantidad de compuestos metabólicos secundarios como fenoles, tanto en
las plántulas como en el endospermo.
González-B. (1986), reporta que en los
años donde la lluvia supera la media
anual, el nivel de la lámina de agua sobre
el sustrato edáfico, mantiene los frutos
flotando y moviéndose con la corriente de
agua, por lo que la ausencia de un contacto
prolongado con el sustrato, limita el reclutamiento y el establecimiento de una
nueva cohorte de plántulas. Asimismo,
en los “años Niño” donde prácticamente
no llueve durante el periodo húmedo del
año, la ausencia de una lámina de agua
en parches o continua, restringe por
limitaciones hídricas, el reclutamiento
de las plántulas de M. flexuosa. Ambos
fenómenos, condicionan que los eventos
citados no constituyan necesariamente
fenómenos de naturaleza anual, como
lo revela el análisis cuantitativo de la
estructura poblacional de las distintas
localidades sensu lato relacionadas con los
65
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
palmares de pantano en los Llanos Orientales de Venezuela (González-B. 1986).
Sistema de germinación de Mauritia
flexuosa
Si bien en las palmas tradicionalmente
se reconocen tres sistemas de germinación (el remoto tubular, el remoto ligular
y el adyacente ligular), Henderson (2002)
propone reducirlos a dos, el adyacente
ligular y el remoto ligular. En la germinación adyacente, que es la que presenta M.
flexuosa, la plántula se desarrolla al lado
de la semilla y el peciolo cotiledonal no
profundiza su extensión hacia el interior
del suelo. Este sistema de germinación es
el más común entre las especies de palmas
que crecen en ambientes asociados a
climas húmedos o donde el sustrato está
permanentemente saturado de humedad.
La emergencia de la plántula se logra sin
la necesidad de desarrollar meristemas
específicos en el peciolo cotiledonal, lo que
contrasta con lo que ocurre en el sistema
de geminación remota (Silva et al. 2014).
Se piensa que el sistema de germinación
remota, está particularmente adaptado
en aquellas palmas de ambientes más
bien secos donde tendría un valor adaptativo. En general las palmas con germinación adyacente tienen una menor altura
y diámetro, mayor número de hojas, así
como una tasa de crecimiento anual significativamente mayor que las remotas
(Henderson 2002).
Dispersión y depredación de los
frutos de Mauritia flexuosa
La hipótesis Janzen-Connell plantea que
la probabilidad de supervivencia de las
semillas es inversamente proporcional a
sus densidades. De hecho, se afirma que
la alta densidad de las plántulas y semillas alrededor de los parentales, facilita
66
la actividad de los depredadores, herbívoros y patógenos, así como la competencia intraespecífica durante el proceso
de establecimiento de las plántulas. Como
consecuencia, se cree que la evolución ha
favorecido el desarrollo de los mecanismos
de dispersión de semillas con el fin de
“escapar” localmente de la alta mortalidad
de éstas alrededor de las plantas parentales (Connell 1970, Janzen 1970, Blecher
y Bohnin-Gaese 2006, Paine y Beck 2007,
Mari et al. 2008).
La palma Mauritia flexuosa, cuyos individuos adultos ocupan grandes extensiones
en la región Amazónica, así como en el
Delta del Orinoco y en los Llanos Orientales de Venezuela y Colombia, alcanza su
máxima producción y caída de los frutos
durante el mes de mayor pluviosidad. En
los Llanos Orientales de Venezuela dicho
mes corresponde al de julio (González-B.
2006c, González-B. 2009).
El papel de las aves
En las veredas del Cerrado Brasileño se
analizó la relación que existía entre la
producción de frutos de M. flexuosa con
varias especies de psitácidos y otras aves
del orden Passeriformes, y el potencial de
éstas como consumidoras y dispersoras de
los frutos y semillas de la palma (Tubelis
2009, Villalobos y Bagno 2013).
Los resultados indicaron que la especie
que con mayor frecuencia consumía los
frutos de M. flexuosa fue la guacamaya
Orthopsittaca manilatus, la cual representó el frugívoro más importante debido
a la mayor frecuencia de visitas, el mayor
tiempo dedicado al consumo de los frutos,
así como tambien el mayor tamaño de la
bandada. Los autores consideraron que O.
manilata está especializada en consumir
y dispersar los frutos de M. flexuosa ya
que en su desplazamiento, de una palma
a otra, transportaban parte del fruto con
el mesocarpio parcialmente consumido y
lo dejaban caer en el viaje a otras palmas
fructificadas.
Las otras dos especies de psitácidos (Ara
ararauna y Amazona aestiva) no consumieron con la misma frecuencia y número
de veces el fruto de esta especie. A. aestiva
presentó la particularidad de comerse
parcialmente el endocarpio del fruto, lo
que dejaba expuesta a la semilla al ataque
de insectos (coleópteros).
Asimismo las aves Passeriformes como
Gnorimopsar chopi, Thraupis palmarum y
Schistochlamys melanopis se consideraron
frugívoros oportunistas sin efectos negativos o positivos en la palma, mientras que
Cyanocorax cristatellus y Caracara plancus
tuvieron un efecto negativo, porque
después de consumir el mesocarpio del
fruto, dispersaban las semillas en sitios
poco apropiados para el establecimiento
de la palma, como en carreteras adyacentes o en la vegetación tipo sabanoide
del Cerrado.
Así mismo los autores destacan que
Orthopsittaca manilata es una especie clave
en el proceso de dispersión de la semilla,
así como su interacción con la producción
de frutos de M. flexuosa [la cual puede
variar entre 3,29 a 9 t.ha-1.año -1 Urrego
1987, Barbosa et al. 2010)], que también
son de gran importancia para el mantenimiento de la fauna silvestre de esta región
de Brasil. Ambos psitácidos (O. manilata y
Ara ararauna), utilizan las cavidades de la
sección superior de los troncos muertos de
la palma como sitios de nidificación y cría.
En relación a la especie presente en
los bosques de tierras bajas, sabanas
y bosques de galería y de pantanos en
América Central y del Sur, es importante
destacar que sus poblaciones están disminuyendo cerca de sitios poblados debido a
la pérdida de hábitat, por su consumo por
los indígenas o su captura para el comercio
de mascotas. Ara ararauna por ser un
guacamayo grande tiene una baja tasa de
reproducción y ésta puede estar limitada
por la falta de sitios de anidación. En un
palmar denso de pantano de M. flexuosa
en el sureste del Perú Brightsmith y Bravo
(2006), eliminaron experimentalmente
la corona foliar de unos pocos individuos
adultos de la palma, lo que fue complementado con la limpieza de la vegetación
del sotobosque para evitar potenciales
depredadores.
Como resultado, parejas adultas de A.
ararauna fueron atraídas a nidificar en los
troncos huecos de la sección superior del
tallo. Los autores proponen un plan de
manejo que permitiría incrementar a lo
largo del tiempo el tamaño poblacional de
esta guacamaya amenazada, que consiste
en cortar cinco palmas por año a perpetuidad, lo que produciría un rodal de este
tipo de palmar con 20 palmas muertas
usadas por seis o más pares de guacamayas anualmente. Tal manejo podría ser
llevado a cabo con una rotación de 100
años en una área de 1 a 4 hectáreas, lo
que va a depender de las densidades de las
palmas de M. flexuosa.
El papel de los mamíferos
En una investigación realizada en la
Amazonia colombiana sobre el rol de los
mamíferos en la dispersión y la depredación de las semillas de M. flexuosa,
Acevedo y Zamora (2015) reportan que de
un total de 19 especies, nueve se alimentaban de los frutos de las palmas y por lo
tanto actuaban como depredadores, mientras que cinco dispersaban las semillas.
67
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
De los dispersores, el que mostró mayor
importancia relativa fue Dasyprocta fuliginosa (picure) con un 63,5 %, seguido por
la lapa (Cuniculus paca) con el 23% de los
frutos o semillas dispersadas, mientras
que Tayassu pecari (pecari labio blanco),
fue el principal depredador de las semillas
con un consumo de 45,3% de los frutos o
semillas seguido por D. fuliginosa y C. paca
que consumieron el 34,6% y 6,6%, respectivamente. Las plántulas por su parte, son
bastante susceptibles a ser depredadas
por el cerdo (Sus scrofa) como por el pecarí
labio blanco y por el báquiro de collar
(Pecari tajacu).
calidad (por el tamaño y contenido de
lípidos y carbohidratos de los frutos). Los
grandes ungulados no rumiantes como
Tapirus terrestris consumen el forraje más
abundante y de baja calidad, cuando éste
comportamiento les permite reducir el
esfuerzo de búsqueda (Bodmer 1990).
Sin embargo, buscan parches de frutos de
alta calidad, cuando éstos presentan gran
tamaño y son ricos en nutrientes, como
los de M. flexuosa. El tapir de tierras bajas
consumió en promedio un 33% de frutos,
lo cual es un valor relativamente alto. La
fracción de los frutos, fue dominada por
las drupas de M. flexuosa (Figura 9).
En ese trabajo se reporta por primera
vez, el rol tanto en el consumo como en
la dispersión de los frutos de M. flexuosa
aunque en un bajo porcentaje por Atelocynus microtis (perro de orejas cortas). El
número de semillas consumidas in situ en
el tratamiento abierto, mostró diferencias
significativas con respecto al tratamiento
semi-abierto, lo que sugiere una mayor
participación de los grandes mamíferos en
este proceso. En conclusión, los frutos de
M. flexuosa constituyen una fuente importante de alimentos para la comunidad local
de mamíferos. Además, el consumo de
semillas bajo el dosel de las palmas de M.
flexuosa es proporcionalmente mayor que
su dispersión. Generalmente, la presión de
las especies frugívoras sobre las semillas
pueden determinar las estrategias reproductivas de las plantas.
Los frutos de la palma M. flexuosa y particularmente la pulpa o mesocarpio son
consumidos por la población local especialmente en la región amazónica y por la
fauna silvestre en toda el área de distribucion de la palma en Suramérica. El contenido de lípidos, de proteínas y de fibras
dietéticas expresadas sobre la base de la
materia seca, corresponden a 38,4%, 7,6%
y 46% respectivamente, mientras que los
niveles de carbohidratos expresado en
peso fresco fue de 22,6%. El mesocarpio
del fruto de la palma se caracteriza por
la presencia mayoritaria del acido oleico,
un acido graso mono insaturado con un
valor de 76% en relación al contenido
total de lípidos, mientras que los niveles
de tocoferol alcanzan valores muy altos en
el orden de 1169 µg.g–1 expresado en base
seca, el cual es la principal fuente de antioxidantes como la vitamina E (Darnet et
al. 2011).
Bodmer (1990), discute los cambios en el
comportamiento del tapir de tierras bajas
(Tapirus terrestris) en el noreste del Perú,
en cuanto a la búsqueda de frutos, cuando
éste recorre un ambiente de bajos recursos
en relación a la calidad de los alimentos,
como es el caso de pastizales graminoides,
y cuando la oferta alimentaria es de mayor
68
Los frutos de M. flexuosa fueron seleccionados más frecuentemente por el tapir
(Tapirus terrestris) cuando se mueve a
traves de un palmar de pantano de esta
especie 37% contra 5,4% que cuando lo
hace a lo largo los bosques sin palmas.
Figura 9. Se muestran algunos de los distintos componentes de la fauna que intervienen
como dispersores y depredadores del fruto de Mauritia flexuosa. Fuente: V. González-B.
La palma Mauritia flexuosa crece conformando rodales prácticamente monoespecífcos y ocurre en parches más grandes que
otras especies de palmas con formas arborescentes. Cuando el tapir de tierras bajas
se desplaza en los palmares de pantano de
M. flexuosa cambia su comportamiento de
búsqueda, ya que la sección frontal de su
cuerpo gira a ambos lados, más frecuentemente de tal forma que incrementa la tasa
de encuentro con los frutos.
Hay que resaltar el rol de los tapires por
su influencia en la diversidad de especies
en las distintas comunidades Neotropicales, ya sea a través de la depredación de
semillas, o facilitando el reclutamiento de
éstas, a través de largas y cortas distancias
(Bodmer 1990, Fragoso 1997, Fragoso y
Huffman 2000). Este mamífero podría
tener un papel único como dispersor
de semillas grandes (≥20 mm) a largas
distancia porque es capaz de depositar
semillas viables, en lugares favorables
como las denominadas letrinas (sitios del
bosque o cerca del borde de un curso de
agua dentro de un bosque ribereño usados
para defecar).
Mientras estén cubiertas por las heces, las
variadas y distintas semillas, dispersados
por el tapir, no son atacadas por las diferentes especies de coleópteros (p.e. Curculionidae). La semillas posteriormente,
pueden ser dispersadas secundariamente
por pequeños roedores (Fragoso et al.
2003, Barcelos et al. 2013). Las de mayor
tamaño como la de M. flexuosa se caracterizan por el hecho que incluso los grandes
primates sanos no las pueden dispersar
(O’Farrill et al. 2013).
Finalmente, Johansson (2009), en un
estudio realizado con los frutos y semillas
de M. flexuosa en el Parque Nacional Manu,
encontró que mientras los frutos y semillas estuvieron cubiertos por una lámina
de agua o dentro del suelo, estos no fueron
depredados ni por los mamíferos ni por los
insectos terrestres. Al estar descubiertos
69
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
sobre la superficie del suelo, diferentes
tipos de insectos, actuaron como los principales depredadores. Este hecho indica
un cierto grado de especialización a nivel
de las especies de insectos a explotar un
definido recurso alimenticio.
Asimismo, los primeros que visitaron los
frutos de M. flexuosa perforaban y consumían el epicarpio o la cubierta externa; un
segundo grupo de insectos, consumía la
pulpa amarillenta del mesocarpio; mientras que el último grupo, perforaba con
sus estiletes el endocarpio duro. Los resultados indican que la disposición espacial
de los primeros estadios dependía para
su reclutamiento tanto a nivel de plántulas como a nivel de juveniles, del escape
a la depredación en mayor grado por los
insectos, aunque también por los mamíferos.
Posible origen amazónico de
Mauritia flexuosa
Se plantea como hipótesis que Mauritia
flexuosa pudiera ser originaria de la región
occidental amazónica asociada a las
cuencas de los ríos Huallaga, Marañón y
Ucayali. Esta hipótesis se basa en que en
esta región están presentes los tres tipos
de frutos de la palma, que se distinguen
por el color de su exocarpio y de su mesocarpio. El denominado “chambo”, en el
cual, todo el mesocarpio es rojo; el llamado
“color” cuando la parte externa del mesocarpio es rojo y el resto es amarillo y el
denominado “poscheco”, cuando todo
el mesocarpio es de color amarillo. El
primero de los citados, es vendido en la
ciudad de Iquitos como frutos, el segundo
lo venden como frutos y en menor proporción para preparar una bebida azucarada llamada aguajina, mientras que el
poscheco, lo utilizan en todas las actividades comerciales que tengan que ver con
70
el fruto. Los tres tipos citados también
difieren en cuanto al tamaño, forma y,
dureza y sabor del mesocarpio (Rojas et al.
2001). La variedad o ecotipo chambo es la
preferida para el consumo directo y es la
que tiene el precio más alto en el mercado
local (Delgado et al. 2007). Asimismo se
ha encontrado en los albardones de los
ríos cerca de Iquitos donde los indígenas
y criollos construyen sus viviendas,
un ecotipo espontáneo de la palma M.
flexuosa cuyos individuos crecen en estos
ambientes mejor drenados y no inundables. Entre los atributos de este ecotipo,
destaca el hecho que alcanza la madurez
sexual en un periodo de cinco años mientras que otro aun más destacado es que
detiene el crecimiento del tronco después
de la primera floración. Este último atributo permite colectar los frutos sin tener
que usar escaladores o el hacha ya que su
baja altura lo permite. Este ecotipo enano,
no se ha encontrado en condiciones naturales y sólo en situaciones antropizadas.
Presenta un tallo grueso, los entrenudos
son menores de 6 cm de largo y la fructificación ocurre cuando el vástago alcanza
la altura de 1 m. Dicho ecotipo no tolera
el sombreo de árboles, ni las inundaciones
periódicas estacionales que caracterizan
la región amazónica cerca de Iquitos
(Figura 10b).
Esta variedad o ecotipo es objeto de
investigación por el Instituto de Investigaciones Amazónicas en Iquitos, y está
siendo sometida a un programa de mejoramiento genético. De igual forma se piensa
recomendarla para el establecimiento
de cultivos monoespecíficos o como un
sistema mixto tanto forestal como agrícola. Hasta ahora su principal limitación
se relaciona con las 18 especies de insectos
“pestes” que la atacan o depredan, de los
cuales la más importante es una polilla
a
b
Figura 10. En la figura izquierda (a), se muestra la primera floración de un individuo
masculino del ecotipo enano de la palma dioica Mauritia flexuosa, la cual ocurre a los cinco
años de edad. A partir de este primer evento fenológico, el tallo detiene su crecimiento, lo
que permite que los frutos de los individuos femeninos adultos de este ecotipo puedan ser
colectados con facilidad. En la figura de la derecha (b), se presenta un individuo femenino
del ecotipo enano. Note la baja altura del tallo. Las numerosas flores presentes en las inflorescencias femeninas son polinizadas por el transporte del polen a partir de individuos
masculinos mediante la acción del viento, lo que condiciona su posterior fructificación tal
como se muestra en la figura. Fotos: L. Freitas Alvarado.
o mariposa nocturna Eupalamides cyparissias (Delgado y Couturier 2003). Las
larvas de esta polilla dañan el pedúnculo, el raquis, las raquillas, el pecíolo y
en ciertas ocasiones, el tallo de la palma
de aguaje (M. flexuosa). La actividad de las
larvas se puede reconocer exteriormente
por la presencia de excrementos cerca de
los túneles de alimentación y por las secreciones gomosas emitidas por la planta,
como una respuesta fisiológica a la herbivoría.
Uso sustentable de sistemas agroforestales o plantaciones comerciales
de Mauritia flexuosa
Los frutos de Mauritia flexuosa son cosechados en la Amazonia peruana tanto
para propósitos comerciales, como para
consumo por las comunidades indígenas
y criollas, como frutos, en forma de
bebidas y de helados. Son además la más
rica fuente natural de vitamina A que se
conoce (Pacheco 2005). Los más recientes
estimados indican que en Iquitos que
es la ciudad más grande de la región se
consumen cerca de 160 t.mes-1 de frutos de
la palma (Delgado et al. 2007). Éstos en su
gran mayoría, son cosechados mediante
el corte con hacha de los individuos femeninos, lo que ha causado que ya existen
sectores en la región amazónica peruana,
donde los rodales de M. flexuosa muestran
una proporción entre los dos sexos de 3,48
individuos adultos masculinos por cada
femenino, así como una baja densidad de
adultos del sexo femenino, de 21 ind. ha-1.
Una clara evidencia de antiguas sobreexplotaciones (Horn et al. 2012).
La cosecha de los frutos trae significativos
ingresos, en efectivo, para las familias
71
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
rurales, las amas de casa los venden en
las localidades urbanas y peri-urbanas de
Iquitos (Padoch 1988, Manzi y Coomes
2009). El corte generalizado de esta
palma, alrededor de los centros urbanos
de la Amazonia del Perú, ha dado lugar a
una reducción significativa en la disponibilidad de frutos de las palmas. Delgado et
al. (2007), estimaron que al menos 24.000
palmas de M. flexuosa son taladas cada año
para satisfacer la demanda de sus frutos.
En la Amazonia ecuatoriana Holm et al.
(2008), utilizaron un modelo de matriz
poblacional para explorar las tasas de
aprovechamiento sostenible mediante
el método de cosecha destructiva con
hacha, estimando que para conservar las
tasas de crecimiento positivas de la población, solo el 15% de los individuos femeninos adultos de M. flexuosa podrían ser
cortados cada cinco años y que las poblaciones deben mantener por lo menos 20
individuos femeninos por hectárea.
Hay que recordar que antes de la década del
90, los frutos del aguaje eran colectados
directamente en el suelo para ser consumidos in situ o preparados en bebidas,
en los caseríos indígenas y criollos, en la
cuenca del río Marañón, que dista de la
ciudad de Iquitos hasta 200 km por vía
fluvial. Sin embargo, a partir del año de
1991, cuando comenzó la alta demanda
comercial por los frutos en la ciudad de
Iquitos, los habitantes asentados en las
orillas de los ríos Ucayali y Marañón,
comenzaron a talar los individuos adultos
y femeninos de M. flexuosa. Los esfuerzos
de conservación se han centrado en dos
comunidades de la etnia indígena Maijuna
en la Amazonia peruana: Puerto Huamán
y Nueva Vida. Así, mediante el trabajo
voluntario coordinado por las autoridades
del INPA, un grupo de investigadores
72
norteamericanos y una ONG, ya han
concientizado a los miembros de las dos
poblaciones hacia enfoques de recolección
alternativos, no destructivos, mediante
el uso de un sistema de escalada y de un
arnés de fácil construcción (denominado
como escalador). Paralelamente, se ha
incentivado a los miembros de las dos
comunidades indígenas, a la implementación de sistemas agroforestales aledaños
a sus viviendas, donde se planten no solamente las semillas de la variedad o ecotipo
silvestre de M. flexuosa, sino también la
variedad enana de esta especie, con otro
tipo de frutales consumidos por sus habitantes.
Es importante destacar además que los
miembros de la etnia Maijuna, utilizan la
cacería de subsistencia sobre la base de 20
especies diferentes de animales (13 especies de mamíferos, 6 de aves y 1 de reptil).
Todas, son consumidos y un poco más de
la mitad (55%) la venden como carne de
caza, lo que constituye la fuente principal
de sus ingresos (Endress et al. 2013). Los
componentes de la fauna silvestre citada
tienen como hábitats dos tipos de comunidades, un palmar alto denso de pantano
y un bosque alto denso siempreverde,
aunque rico en especies, donde el estrato
arbóreo superior está dominado por individuos de gran altura de M. flexuosa.
En ambas comunidades, los animales
consumen, depredan y dispersan, los
frutos de la palma. En la Amazonia
peruana ya se ha comenzado a establecer
plantaciones comerciales de M. flexuosa.
Para el 2007 ya existían dos plantaciones
privadas en Perú, una en la ciudad de
Pucallpa en la región de Ucayali y otra en
la ciudad de Iquitos en la región de Loreto.
En estas, la producción entre fue 15 y 25
t.ha-1 con una distancia de siembra que
varía entre 6,7 x 6,7 m a 8 x 8 m (Penn
1999, Villachica et al. 1996, Flores 1997).
El Instituto de Investigaciones amazónicas del Perú-IIAP (2010), preparó
un manual para el cultivo del aguaje,
donde destacan el manejo de los frutos
y las semillas, la conformación de camas
almacigueras, su posterior pase a bolsas
plásticas y la conformación de tinglados
(sistema rústico de proveer sombra a las
plántulas en crecimiento).
Ya a los cuatro a cinco meses, las plántulas
o juveniles han alcanzado entre 25 a 30 cm
y poseen de dos a tres hojas. De acuerdo
al manual, para establecer una plantación
de M. flexuosa, no es necesario hacerlo en
ambientes mal drenados inundados, ya
que esta palma tolera áreas bien drenadas
y suelos que varían desde arenosos, con
abundante materia orgánica, hasta suelos
arcillosos con un drenaje moderado.
El IIAP recomienda una distancia de
siembra entre 10 a 12 m, y un sistema en
triangulo (300 plantas por hectárea) con
la finalidad de conseguir un buen número
de plantas femeninas en la plantación.
Las plantas de sexo masculino deben ser
raleadas para dejar una proporción de
1 masculina por cada 10 femeninas. Se
sugiere conformar asociaciones con especies anuales de interés comercial hasta los
dos o tres primeros años.
Después de aprovechar los frutos y las
semillas anuales, sugieren la siembra de
una leguminosa forrajera que enriquezca el
suelo con nitrógeno y evite el crecimiento
de malezas como es el caso de Centrosema
macrocarpum. Recomiendan limpiar alrededor de la palma cada tres meses y ya al
tercer año de siembra, los individuos de M.
flexuosa comienzan a crecer a una tasa más
rápida. Adicionalmente, sugieren eliminar
las hojas secas que quedan colgadas en las
palmas y acumularlas en la base del tallo
de la palma como abono orgánico. Ya en
el IIAP existe un listado de insectos que
atacan a la palma pero no hay ninguna
experiencia en otros países. La producción
anual de los frutos incrementa con la edad
y altura de la palma.
También en Perú hay experiencias con
sistemas agroforestales en las cuales los
juveniles de M. flexuosa se siembran cada
12 m y en el medio de ambas se establecen
palmas de copa pequeñas como Oenocarpus
bataua, Euterpe precatoria, o árboles frutales
como Garcinia macrophylla. Cuando se
asocia con estas especies, recomiendan
utilizar un espaciamiento de 15 x 15 o 20
x 20 m. También se está experimentando
en sistemas agroforestales con el ecotipo
enano de Mauritia flexuosa el cual es
bastante susceptible al ataque de insectos
y no tolera sombra (Delgado y Couturier
2003) (Figura 10).
Relación con los pueblos y ciudades
vecinas: usos festivos
Todos los años en el segundo domingo de
octubre, las calles, plazas y aceras de la
ciudad de Belem en Brasil, se adornan con
animales de colores fantasiosos hechos
con las fibras de las hojas tipo lanza de
la palma M. flexuosa para la celebración
religiosa denominada Círio de Nazaré,
una de las fiestas religiosas más famosas
de Brasil. En ésta, los vendedores locales
desfilan por las calles con grandes cruces
de las que cuelgan muchísimos juguetes
hechos de la palma. En el año 2006 se
vendieron unos 36.000 de más de 90 tipos
diferentes, que generaron una ganancia de
más de 520.000 USD (Figura 11).
73
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
los individuos provenientes del reclutamiento de una misma cohorte de juveniles
asociados a la conformación de claros relativamente grandes por eventos de perturbaciones naturales o antrópicas, tengan
alturas similares. Esta condición es fácilmente visible en las fotos aéreas convencionales de vuelos a baja altura.
Figura 11. Juguetes hechos por los artesanos de la ciudad de Abaetetuba, de las
fibras extraídas de las hojas tipo lanza
de Mauritia flexuosa y comercializados en
Belém do Para durante las fiestas en honor
del Cirio de Nazaret. Fuente: tomado de
Folha de Abaetetuba.
Atributos ecofisiológicos de
Mauritia flexuosa
Como ya se ha considerado en otras
secciones del presente documento,
Mauritia flexuosa es una especie de relativo
rápido crecimiento y se considera que por
su arquitectura y forma de crecimiento,
que no tolera condiciones de sombra. Es
importante destacar que durante la fase
de plántula, ésta puede ser relativamente
tolerante a la sombra, principalmente
porque independientemente de la luz,
este estadio depende del transporte de
aminoácidos y carbohidratos solubles que
se transfieren del endosperma del fruto a
la plántula.
Una vez que la plántula pasa a la etapa de
juvenil, y aún más en las subsiguientes,
de subadulto y adulto, los individuos son
estrictamente intolerantes a la sombra
(Kahn 1986, González-B. 1987, Kahn y
Granville 1992, Salm et al. 2005, Svenning
1999).
La interacción competitiva interespecífica por el recurso luz condiciona, que
74
En la figura 12 se muestran los valores
obtenidos a partir de curvas de luz efectuadas a tres individuos subadultos de
la palma M. flexuosa en una localidad del
estado Monagas cercana a la localidad
Punta de Mata, Venezuela (Urich y Coronel
2007). Se puede observar en primera
instancia que en todas las medidas la tasa
de fijación de CO2 tiende a saturarse a
valores que varían entre 500 a 800 µmol
de fotones.m-2.s-1, los cuales corresponden
a valores de saturación típicos de plantas
sucesionalmente tempranas y de especies
con marcado carácter heliófilo.
Los individuos adultos de Mauritia flexuosa,
que puede alcanzar de 35 a 40 m de altura
presentan tasas de fotosíntesis que varían
entre 9,63 a 11,48 µmol de CO2 m-2.s-1
(Tabla 1). Estos valores son comparables
con los obtenidos en individuos arbóreos
neotropicales sucesionalmente tempranos
como: Cecropia longipes 12,4 µmol de CO2
m-2.s-1, Didymopanax morototoni 14,5,
Luehea seemannii 10,43, Pseudobombax
septenatum 13,1, Cedrela odorata 10,1,
Cordia alliodora 12,12 e Hyeronima
alchorneoides 8,07 (Urich y Coronel 2007,
Mielke et al. 2005). En cuanto a las tasas
de respiración mitocondrial (respiración
en la oscuridad) los valores registrados
(Tabla 1) están en el orden de magnitud
de los reportados para plantas también
sucesionalmente tempranas. Por ejemplo,
en algunos casos se obtuvieron valores de
1,46 µmol de CO2 m-2.s-1, como el reportado
para la localidad prístina.
14
A (µmol m-2 s-1)
12
10
8
6
4
2
0
-2
-4
0
200
400
600
800 1000 1200 1400 1600 1800
DFF (µmol m-2 s-1)
Figura 12. Curva que muestra la respuesta a los incrementos progresivos de la luz de la
tasa de fijación del CO2 la cual se satura a altos niveles de luz entre 500 a 800 µmol de
fotones.m-2.s-1, lo que indica que la palma Mauritia flexuosa es una especie típicamente
heliófila. Fuente: Urich y Coronel (2007).
Tabla 1. Mediciones de la tasa de fotosíntesis a densidad de flujo de fotones saturante A DFF
, eficiencia cuántica ΦCO2, respiración Rd y punto de compensación de luz. Letras difesat
rentes en cada columnas, indican diferencias significativas obtenidas con ANOVA de una
vía, P<0,05. Basado en Urich y Coronel (2007).
Muscar
A DFF sat
(µmol.m-2.s-1)
11,04 ± 1,25 a
ΦCO2
(mol CO2 cuanto -1)
0,06 ± 0,003 a
Rd
(µmol.m-2.s-1)
-0,68 ± 0,20 b
Γluz
(µmol.m-2.s-1)
11,48 ± 3,42 b
Muc 21
9,70 ± 0,65 a
0,05 ± 0,002 a
-0,76 ± 0,06 b
15,33 ± 1,05 b
Prístina
9,63 ± 0,89 a
0,05 ± 0,007 a
-1,46 ± 0,27 a
31,90 ± 6,60 a
Localidades
Con respecto a la tabla 2 (Urich y Coronel
2006), los autores resaltan las medidas
hechas en Morichal Pozo Hondo que
aparentemente sugieren que la disminución en la tasa de fotosíntesis observada
a las horas del mediodía, en comparación
con tasa medida a las 9 am del mismo
día, pueda deberse a que el aparato fotoquímico se encuentre foto inhibido, ya
que las diferencias entre las tasas de
transpiración (3,31 a 2,96 mmol.m-2.s-1) y
de conductancia (Gs; 198 a 146 mmol.m2 -1
.s ), no justifican la caída tan marcada de
la fotosíntesis de 11,48 a 3,68 μmol.m-2.s-1
en el mismo intervalo de tiempo. También
se observa, un incremento en la concentración interna de CO2, indicando que el
aparato fotoquímico pudiera estar presentando un cierto grado de foto inhibición
(Long y Humphries 1994) (Tabla 2).
75
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
76
0,88 b
1,89 a
200 a
146 a
2,96 b
0,51 a
3,13 a
153 c
111 c
2,94 b
0,52 a
2,04 b
208 ab
214 bc
4,48 a
2,34 b
213 a
390 a
4,92 a
0,43 a
3,85 a
155 c
198 bc
3,31 b
Ψ
(-MPa)
A/E
(μmol.
mol-1)
Ci
(μmol. mol-1)
Gs
(mmol m-2.s-1)
E
(mmol.
m-2.s-1)
Otro aspecto que resalta en este tipo
de respuesta, es la disminución en la
eficiencia del uso del agua (A/E), la cual
se explica en parte por la reducción en
las tasas de conductancia estomática, la
cual reduce la pérdida de agua por transpiración. Sin embargo como se mencionó
con anterioridad, el incremento en la
concentración interna de CO2 sugiere que
la disminución en la tasa de fotosíntesis
pueda deberse en parte a un fenómeno
de foto inhibición y, por lo tanto, afectar
también los valores en la eficiencia de uso
de agua (Tabla 2).
4.
5.
Consideraciones finales
1.
8,77 b
3,68 b
09:00
a.m.
09:00
a.m.
12:00 a.m
Cabecera de Morichal
Maparito
Línea I Morichal Maparito
Morichal Pozo Hondo
8,33 b
09:00
a.m.
Cubeta de San José
11,33 a
09:00
a.m.
11,48 a
2.
Morichal Pozo Hondo
A
(μmolm-2.s-1)
Hora del
día
Localidades
Tabla 2. Mediciones en la especie arbórea Mauritia flexuosa (realizadas entre las 9 a.m. – 12 a.m.), tasa de fotosíntesis A, transpiración E, conductividad estomática Gs, concentración de CO2 en los espacios intercelulares de la hoja Ci, eficiencia instantánea en el
uso del agua A/E, y potencial hídrico Ψ. Letras diferentes en cada columna indican diferencias significativas obtenidas con ANOVA
de una vía, P< 0,05. (Urich y Coronel 2006).
F. Mijares
3.
Mauritia flexuosa es la palma que tiene
la más amplia distribución en el continente suramericano y está presente
tanto en la cuenca del río Orinoco
como en la del Amazonas. En esta
última, sólo en el Perú, ocupa entre
seis a ocho millones de hectáreas, de
las cuales 2,5 millones, constituyen
palmares de pantano predominantemente monoespecíficos.
Mauritia flexuosa forma parte de las
227 especies arbóreas hiperdominantes, de las 16.000 presentes en
la cuenca amazónica, lo que significa
que sólo el 0,4% de éstas representan
la mitad de todos los árboles.
Se plantea como hipótesis que
Mauritia flexuosa pudiera haberse
originado en la cuenca del PastazaMarañón en la Amazonia peruana. En
esta región, existen tres ecotipos relacionados con el color del mesocarpio
del fruto y un cuarto, asociado a una
forma enana de la palma. En esta, su
primer evento de floración ocurre a
los cinco años, cuando el tallo alcanza
una altura no mayor de un metro y
detiene su crecimiento.
6.
7.
8.
Sin embargo, el ecotipo enano es muy
susceptible al ataque de insectos y no
tolera sombra. En la actualidad está
siendo sometido a un programa de
mejoramiento genético y a plantaciones experimentales, incorporándolo a sistemas agroforestales.
La revisión y comparación de las
tasas de fotosíntesis en palmas
arborescentes y especies arbóreas
de las dicotiledóneas tropicales de
rápido crecimiento, indican que las
tasas máximas de fotosíntesis A max
medidas en la palma Mauritia flexuosa
corresponden a una típica palma
arborescente heliófila, intolerante a
la sombra y de relativo rápido crecimiento.
Los estudios recientes realizados en
la germinación de los frutos y semillas de M. flexuosa, indican que la
semilla presenta el síndrome de la
recalcitrancia y de la latencia, ambos
de valor adaptivos ya que la latencia
evitaría que los frutos y las semillas
germinaran en sitos no adecuados,
mientras que la recalcitrancia sólo
permitiría su germinación y establecimiento donde el sustrato se
encuentre saturado de humedad.
Mauritia flexuosa se considera como
una especie clave por la dependencia alimentaria de sus frutos, de
un conjunto de muchas especies de
mamíferos, aves y reptiles, así como
también de peces como Colossoma
macropomum y Piaractus brachypomus
que actúan como consumidores de los
frutos de esta especie.
Las poblaciones de Mauritia flexuosa
ha experimentado contracciones en
cuanto a sus áreas de distribución,
durante la época del Pleistoceno,
particularmente en la región no
amazónica de Suramérica. Se plantea
77
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
PRIMERA PARTE: SURAMÉRICA
F. Mijares
entonces un escenario de refugios
en la cuenca amazónica durante el
Último Máximo Glacial el cual ocurrió
aproximadamente hace 20.000 años.
9. En relación con la interacción de la
palma M. flexuosa con las comunidades indígenas y criollas, es necesario dirigir parte de los esfuerzos
al desarrollo de planes de manejo
sustentable (usos múltiples) de los
palmares de esta especie, lo que
permitiría satisfacer las distintas
necesidades socio-culturales y económicas de estos grupos sociales.
10. Por último, entre los servicios ecosistémicos asociados a los palmares de
pantano de M. flexuosa, destaca su alta
capacidad de secuestrar el carbono
atmosférico retenido en extensos
Figura 13. En primer plano destaca un
derrame de petróleo ocurrido en el 2015
en la cuenca subsidente de los ríos PastazaMarañón. Note a la izquierda de la foto un
grupo de individuos de la palma Mauritia
flexuosa los cuales se distinguen por el
conjunto de hojas senescentes que cuelgan
de la sección superior del tallo de la palma.
Después del derrame, el gobierno de Perú
creó un fondo de 50 millones de soles para
contrarrestar y remediar los efectos del
derrame. Fuente: Archivo del Diario El
Comercio (2015).
78
depósitos de turba. Como ejemplos
de estos se pueden citar la subregión
del Delta Inferior del Orinoco y la
Amazonia peruana.
11. A pesar de la importancia del sistema
ecológico constituido por un subsistema terrestre conformado por
un palmar denso de pantano de
M. flexuosa con el lótico vecino, se
anuncian nuevas intervenciones que
pudieran impactar ambos subsistemas. Por ejemplo una nueva
carretera asfaltada de 188 km que
comienza en el poblado del Estrecho
en la frontera de Perú con Colombia,
al norte que la unirá con Iquitos.
Asimismo, se tiene planificada una
vía férrea de 400 km que empalmará
la ciudad de Yurimaguas con Iquitos
(capital del departamento de Loreto,
ubicado totalmente en la Amazonia
peruana). Parte de esta región es
cruzada por un oleoducto petrolero
construido en 1974 el cual ya ha
tenido varios derrames en los últimos
años, que han afectado la importante
biodiversidad de la región amazónica
(Figura 13). Por tanto debido al considerable incremento demográfico que
se espera las próximas décadas, habrá
que tomar medidas que permitan
preservar la extraordinaria riqueza
de especies de la región amazónica.
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83
L. M. Mesa-S.
3.
PALMAS (ARECACEAE) DE LOS
MORICHALES DE VENEZUELA:
COMPOSICIÓN, DISTRIBUCIÓN Y USO
Francisco Delascio-Chitty
Resumen
SEGUNDA PARTE
Mauritia flexuosa en Suramérica:
casos de estudio
Se presenta una lista de las palmas (Arecaceae) asociadas a los morichales (Mauritia
flexuosa) dentro de la ecorregión de los
Llanos venezolanos, así como de ciertos
sectores del Escudo Guayanés y del estado
Delta Amacuro (delta del Orinoco). Se
registran 10 géneros y 15 especies, donde
el género dominante es Bactris con cuatro
especies. Igualmente se incluye una clave
para la identificación de las especies, se
indican algunos nombres vernáculos, tanto
en español como en lengua de los grupos
étnicos relacionados con éstos ecosistemas,
y ciertas funciones utilitarias.
Palabras clave: Clave de identificación.
Distribución. Humedales. Taxonomía.
Usos.
Introducción
Los morichales en Venezuela se ubican en
la ecorregión llanera, así como en ciertas
penillanuras del Escudo Guayanés y planicies cenagosas del delta del Orinoco, en
los estados Amazonas, Anzoátegui, Apure,
Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Guárico,
Monagas y Sucre, entre los 5 y 950 m
s.n.m. Han sido clasificados en morichales
abiertos, cerrados, de transición a bosque
siempre verde de pantano, secos y antrópicos (González 1987, Delascio 1999). En
esta formación vegetal se encuentran diez
géneros y 15 especies de palmas, las cuales
prosperan en las diferentes etapas sucesionales del morichal.
Composición, taxonomía y análisis
florístico
Empleando el sistema de clasificación
de Uhl y Dransfield (1987) las Arecaceae
relacionadas con los morichales del país
están conformadas por dos subfamilias:
Calamoidae y Arecoideae, esta última es la
dominante de acuerdo al número de especies. Por su parte, la tribu Cocoeae es la
más diversa con cuatro géneros y Bactris
con cuatro especies. Las palmas monoicas
predominan sobre las dioicas; éstas últimas
representadas aquí por Mauritia flexuosa.
El hábito monocaule está subordinado al
multicaule, mientras que Geonoma maxima
e Iriartella setigera se presentan con tallos de
porte solitario o “macollosos”. Desmoncus
es la única lignolianae del morichal. Los
individuos de hojas pinnadas prevalecen
sobre las costopalmados, asimismo las
especies armadas son más numerosas que
85
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
las inermes. De ellas, solo Iriartella setigera
posee una pubescencia urticante. Estas
palmas se desarrollan en espacios abiertos,
insolados o prosperan con poca intensidad
de luz, ubicándose también en sectores
donde se aprecia una mayor o menor
lámina de agua. Así, Geonoma máxima,
Iriartella setigera y Manicaria saccifera son
frecuentes en el sotobosque, mientras
que Astrocaryum gynacanthum, A. jauri,
Desmoncus orthacanthos, D. polyacanthos,
Euterpe oleracea, E. precatoria, Mauritia
flexuosa y Oenocarpus bataua ocupan los
doseles superiores y pueden presentarse
como individuos emergentes. Acrocomia
aculeata, Bactris campestris, B. guineensis,
B. major y Mauritia flexuosa, se sitúan en
lugares abiertos, sabanoides, alterados e
inundables.
La información señalada a continuación
se fundamenta en trabajos de campo
realizados desde 1984, herborización,
revisión de exsiccatas -principalmente
en el Herbario Nacional de Venezuela
(VEN)- y consulta bibliográfica: Petrulio
(1969), Lizot (1975), Delascio-Chitty
(1984 1985), Mansutti (1987), Braun y
Delascio-Chitty (1987), Delascio-Chitty
(1988-1989, 1989b, 1990, 1991a, 1991b,
1992), Delascio-Chitty y López (1995),
Henderson (1997), Delascio-Chitty (1999),
Stauffer (2002), Delascio-Chitty (2003),
Delascio-Chitty y Díaz (2005), Duno et al.
(2007) y Delascio-Chitty (2012).
86
Para el país se reportan 30 géneros y 101
especies (Hokche et al. 2008). En base a ello
y al presente registro se puede decir que
en los morichales venezolanos se concentran el 33,3% de los géneros y el 14,85 de
las especies señaladas para el territorio
nacional. Para la ecorregión Guayana y
ciénagas deltaicas, Henderson (1977),
indica 24 géneros y 65 especies, lo cual
equivale al 41,6% de los géneros y el 23,1%
de las especies presentes en este ecosistema.
Por su parte Stefano et al. (2007), señalan
21 géneros y 31 especies de Arecaceae en
los Llanos, lo que representa un 47,6%
de los géneros y el 48,4% de las especies
de esta familia en los morichales. De las
palmas que acompañan al morichal, las
que poseen una mayor distribución estadal
son Acrocomia aculeata, presente en 16 de
los 23 estados de Venezuela, seguidas por
Desmoncus polyacanthos (11), Bactris major
(10), Mauritia flexuosa (9), Euterpe oleracea
y E. precatoria, ambas en siete estados.
Entre las especies con distribución más
limitada están Manicaria saccifera (4),
Iriartella setigera (3) y Bactris campestris,
presente sólo en los estados Amazonas y
Delta Amacuro. En morichales del plano
de inundación del río Guarapiche también
se ha reportado la coexistencia con M.
flexuosa de Attalea maripa y Roystonea
oleracea (Colonnello com. pers.).
Clave para la identificación de los géneros de palmas asociadas a los morichales
en Venezuela
1a. Palmas armadas....................................................................................................................2
1b. Palmas inermes.....................................................................................................................5
2a. Palmas trepadora y con el ápice del ráquis modificado en un flagelo cirroso-espitoso......
............................................................................................................................... Desmoncus
2b. Palmas no trepadoras y carente de un flagelo cirroso-espinoso apical..............................3
3a. Palmas monocaules, solitarias; tallo de 35 cm DAP (diámetro a la altura del pecho), o
más y con espinas dispersas a lo largo del mismo; hojas frecuentemente marcescentes;
fruto con abundante mesocarpio fibroso............................................................. Acrocomia
3b. Palma multicaules, cespitosas; tallos de menos de 35 cm DAP y con espinas agrupadas
en anillos; hojas no marcescentes; fruto con poco o ningún mesocarpio fibroso.............4
4a. Tallos flexuosos, delgados de 3-6 cm DAP; pinnas verdes por el envés; flores pistiladas o
frutos dispersos a lo largo de toda la raquilla; fruto de 0,5-3 cm de diámetro...................
......................................................................................................................................Bactris
4b. Tallos no flexuosos, gruesos de 5-20 cm DAP; pinnas gris-plateado-blancuzcas por el
envés; flores pistiladas y frutos insertos solamente en el primer tercio de la raquilla;
fruto de 2-4 cm de diámetro............................................................................. Astrocaryum
5a. Palmas dioicas; hojas costopalmadas; flores masculinas anaranjadas; fruto cubierto por
escamas imbricadas..................................................................................................Mauritia
5b. Palmas monoicas; hojas pinnadas; flores de otros colores; fruto no escamoso................6
6a. Palmas multicaules o no, con o sin un cono basal de raíces fúlcreas.................................7
6b. Tallo menor de 10 cm de diámetro, cubierto al igual que la vaina por diminutas setas
irritantes; pinnas indivisas apicalmente praemorsas; frutos anaranjados.........................
...................................................................................................................................Iriartella
7a. Sin la características anteriores...........................................................................................8
7b. Hojas simples, ascendentes, pinnas laceradas apicalmente; inflorescencia interfoliar
provista de una bráctea fibrosa; fruto leñoso, marrón tuberculado-verrugoso..................
.................................................................................................................................Manicaria
8a. Inflorescencia e infrutescencia con raquillas péndulas de 1,50 m de longitud, amarillenta rojizas a manera de cola de caballo “hippuriforme”................................ Oenocarpus
8b. Inflorescencia e infrutescencia con raquillas expandidas, de 12-60 cm de long, blancoverdosa-anaranjadas, no “hippuriformes”..........................................................................9
9a. Tallo de 5-20 m de alto y 8-15 cm DAP; vaina foliar cerrada formando un tubo prominente o filoscapo en el ápice del tallo; pinnas laxas (péndulas), linear, lanceoladas; flores
y frutos dispuestos superficialmente en las raquillas.............................................. Euterpe
9b. Tallo de 1-4 m de alto y 1-3 cm DAP; vaina foliar abierta no formando un filoscapo;
pinnas horizontalmente extendidas o dispuestas en varios planos; flores y frutos
sumersos en el alveolo de las raquillas...................................................................Geonoma
87
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Catálogo de especies
Astrocaryum G.F. Meyer, Prim. Fl. Esseq. 265. 1818
Acrocomia Mart., Hist. Nat. Palm. 2:66.1824
Acrocomia aculeata (Jacq.) Lood. ex Mart., Hist. Nat. Palm. 3: 286. 1849
1a. Tallos de 10 cm DAP, marrón-oscuro. Hojas 2 m de longitud, pinnas con envés marrón,
insertas en un solo plano, laxas. Fruto obovado, rojo-anaranjado, largamente rostrado,
dehiscente en lacinias radiadas …………………………………………..............A. gynacanthum
1b. Tallos de 30 cm DAP, grisáceo-claro. Hojas 3-5 m de longitud, pinnas con envés grisáceo,
insertas en diferentes planos, compactas. Fruto ovoide, anaranjado-amarillento, cortamente rostrado, indehiscente ………………............................................................ A. jauari
(Figura 1)
Tallo solitario (hasta 20 m alto), con
bandas concéntricas de espinas negras.
Flores en triadas. Fruto globoso verdeoliva a amarillo-marrón, endocarpio óseo.
Nombres comunes. Corozo, mucuja
(español), Avaradek (pemón), Durai
(piaroa), Misikiprimi (yanomami), Nai
(yaruro), Asadú (ye’kwana).
Distribución general. Desde México hasta
Argentina, incluyendo Trinidad y Tobago.
En Venezuela en los estados Amazonas,
Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes,
Guárico, Miranda, Monagas, Nueva
Esparta, Portuguesa, Sucre, Táchira y Zulia,
entre 40 y 500 m s.n.m.
Usos. Horadando el tallo se obtiene “vino
de corozo” que es febrífugo. El aceite del
fruto se emplea para cocinar, fricciones
corporales, como tónico para evitar la
calvicie. La decocción del albumen contra
los catarros y el aceite o “agua” de sus
almendras como sustituto de la leche.
Figura 1. Acrocomia aculeta, Tumeremo, estado Bolívar, Venezuela. Foto: G. Colonnello.
88
89
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Astrocaryum gynacanthum Mart., Hist. Nat. Palm. 2: 73. 1824
(Figura 2-3)
Tallos (2-6 m alto). Pinnas ciliadas marginalmente. Flores a lo largo de la raquilla,
esta última (3-8 cm long). Frutos insertos
en la base de las raquillas.
Distribución general. Bolivia, Brasil,
Colombia, Guayanas, Perú, Surinam y
Venezuela. En Venezuela en los estados
Amazonas, Apure, Bolívar, Delta Amacuro
y Monagas entre los 40 y 900 m s.n.m.
Figura 2. Pizá o malla de los indios Baré,
tejida con fibras de cumare (Astrocaryum
gynacanthum), Estado Amazonas, Venezuela. Foto: F. Delascio-Chitty.
90
Nombres comunes. Albarico, coquito,
corocillo, cubarro, cumare, macanilla
(español), Xaneeboto (guahibo), Moanaru
(warao), Teki-saru (pemón), Jayú, Kumaki
(piaroa), Bahai (yanomami), Baito (yaruro),
Deweke (ye’kwana).
Usos. Del cogollo foliar se extraen fibras
para artesanía. Del fruto hacen adornos,
amuletos y carnadas, su mesocarpio es
comestible y de las semillas se obtienen un
aceite que actúa como vermífugo.
Figura 3. Astrocaryum gynacanthum,
caño Culebra departamento del Guainía,
Colombia. Foto: R. Bernal.
Astrocaryum jauari Mart., Hist. Nat. Palm. 2: 76. 1824
(Figura 4-5)
Tallos cespitosos (3-5 m alto). Pinnas espinosas marginalmente. Raquillas (15 o más
cm de longitud). Flores dispuestas hacia el
ápice de la raquilla. Frutos insertos hacia la
parte media y apical de la raquilla.
Nombres comunes. Albarico, chambira,
jauari, macanilla (español), Matavicuhi
(guahibo), Amuinek, Tekisaru (pemón),
Yari (piaroa), Ai-amo, Maha (yanomami),
Baito (yaruro), Kumadi (ye’kwana).
Distribución general. Brasil, Colombia,
Ecuador, Guayanas, Perú, Surinam y
Venezuela. En Venezuela en los estados
Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar y
Guárico entre los 40 y 200 m s.n.m.
Usos. La madera del tallo es labrada para
realizar figuras y arcos de caza. De las hojas
se extraen fibras para manualidades. Sus
frutos contienen un aceite comestible y se
emplean para pescar.
Figura 4. Astrocaryum jauari, Taina, río
Vaupés, Colombia. Foto: R. Bernal.
Figura 5. Inflorescencia de Astrocarium
jauari, Caño La Pica, Estado Apure,
Venezuela. Foto: G. Colonnello.
91
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Bactris Jacq. ex Scop., Intr. Hist. Nat. 70. 1727
1a. Tallos con entrenudos, distanciados entre sí; espinas de la vaina y pecíolo teretes, negras
o marrón oscuras de 12 cm long. Fruto 3,5 cm de diámetro con anillo estaminoidal
…………………............................................................................................................B. major
1b. Tallo con entrenudos próximos entre sí; espinas diferentes. Fruto menor de 3 cm de
diámetro sin anillo estaminoidal ………………………………………………………………………2
2a. Espinas planas, grisáceo-banquecinas de 2-4 cm long. Fruto rojo-anaranjado de 0,5-1
cm de diámetro…… ……………………………………………………………………… B. campestris
2b. Espinas aciculares o aplanadas de otros colores hasta 10 cm long. Fruto purpúreo-negro,
deprimido, globoso ……………………………………………………………………………………… 3
3a. Tallos hasta 5 m de alto; espinas 6-10 cm de longitud, aciculares, amarillenta-violáceas.
Fruto liso, brillante, 1-2 cm de diámetro, ápice rostrado .................................B. guineensis
3b. Tallo hasta 10 m de alto; espinas 4 cm de longitud, aplanadas, amarillenta-negruzcamarrones. Fruto tomentoso. 1,3-1,7 cm. de diámetro, ápice no rostrado ………..…………
………………………………………………………………………………………..…….…. B. brongniartii
Bactris brongniartii Mart. in A.D.Orb., Voy. Amér. Mér.7 (3). Palmiers 59. 1846
(Figura 6)
Tallo cespitoso de 10 m de alto y 6 cm DAP.
Pinnas linear-lanceoladas o sigmoidales.
Raquillas 15-30 tricomatosa de 30 cm de
longitud. Fruto globoso purúreo-negruzco,
tomentoso.
Distribución general. Bolivia, Brasil,
Colombia, Guayanas, Perú, Surinam y
Venezuela. En Venezuela en los estados
Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar,
Delta Amacuro y Monagas entre los 0 y 300
m s.n.m.
Nombres comunes. Cubarro, cubarre, caña
negra, marajá, uva (español); Ji (guarao),
Taike (pemón), Rasha komore (yanomami),
Xanebato (yaruro), Mesani (ye’kwana).
Usos. Los tallos se emplean en construcciones rurales y los frutos son comestibles.
Figura 6. Bactris brongniartii, San Rafael de Chucurí, río Magdalena, Colombia. Foto: R.
Bernal.
92
93
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Bactris campestris Poepp. ex Mart. Nat. Hist. Palm 2: 146. 1837
(Figura 7)
Tallo cespitoso de 1-5 m de alto y 5 cm
DAP. Pinnas bífidas apicalmente. Raquillas
20-30, rojiza-marrón tomentosa. Fruto
rojo-anaranjado.
Distribución general. Brasil, Colombia,
Guayanas, Surinam, Trinidad, Tobago y
Venezuela. En Venezuela en los estados
Amazonas y Delta Amacuro entre los 40 y
100 m s.n.m.
Nombres comunes. Cubarro, cubarrillo
(español), Ji, Ibasa-ibasa (warao), Hoashi
(yanomami).
Usos. Los frutos son comestibles.
Figura 7. Bactris campestris, caño Culebra, Guainía, Colombia. Foto: R. Bernal.
94
Bactris guineensis (L.) H. E. Moore, Gentes Herb. 9: 251. 1963
(Figura 8)
Tallo cespitoso 5 m de alto y 4 cm DAP.
Pinnas subopuestas, linear-lanceoladas.
Raquillas 8-30. Fruto purpúreo-negruzco.
Distribución general. Centroamérica,
Colombia y Venezuela. En Venezuela en
los estados Amazonas, Apure, Bolívar,
Cojedes, Guárico, Lara, Monagas y Portuguesa entre los 10 y 400 m s.n.m.
Nombres comunes. Píritu, uva ácida,
jubita, caña brava, corocillo, palma lata
(español), Avaradek (pemón), Komorami
(yanomami), Bai (yaruro).
Usos. Los tallos se usan para encofrar
paredes y techo con bahareque. Frutos
comestibles, al fermentar se obtiene una
bebida espirituosa, también se emplean
como carnada en la pesca.
Figura 8. Bactris guineensis, Fundación, Magdalena, Colombia. Foto: G. Galeano.
95
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Bactris major Jacq., Select. Stirp. Amer. Hist. 280. 1763
(Figura 9-10)
Tallo cespitoso de 10 m de alto y 6 cm
DAP, entrenudos distanciados por unos 30
cm long. Raquillas 4-10 de 13-20 cm de
longitud. Fruto ovoide, marrón o purpúreonegruzco, cubierto por diminutas escamas
o espinas.
Distribución general. Desde México hasta
Bolivia, exceptuando Ecuador y Perú.
En Venezuela en los estados Amazonas,
Apure, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta
Amacuro, Monagas, Portuguesa, Yaracuy y
Zulia entre los 100-600 m s.n.m.
Nombres comunes. Cubarro, macanilla,
cucurito, palma brava, corozo de marea
(español), Kuidava (baré), Ji (warao),
Ir, Uru (piaroa), Stita (yanomami), Bai
(yaruro), Mesani (ye’kwana).
Usos. Las hojas sirven para techar, extraer
fibras y tejer las cestas ceremoniales de los
piaroas llamadas “daruwapja o daruafa”,
donde guardan los accesorios para inhalaciones de yopo (Piptademia peregrina).
Desmoncus Mart., Palm. Fam. 20. 1824
1a. Tallo grueso. Hojas con espinas rectas, negras de 3-6 cm de longitud. Ráquis con un
flagelo provisto de 5-8 pares de ganchos………………………………………… D. orthacanthos
1b. Tallo delgado. Hojas con espinas recurvadas, verde con el ápice oscuro. Ráquis con un
flagelo provisto de 4-6 pares de ganchos.…………………………………………D. polyacanthos
Desmoncus orthacanthos Mart., Hist. Nat. Palm. 2: 87, t. 69. 1824
Tallo cespitoso, trepador de 3 cm de
diámetro. Pinnas de 4-6 cm de ancho.
Ganchos del flagelo 1-8 cm de longitud.
Raquillas 25-30, flexuosas. Fruto elongado-ovoide anaranjado-rojo, de 1 cm de
diámetro.
Distribución general. Desde México hasta
Bolivia, incluyendo Trinidad y Tobago.
En Venezuela en los estados Amazonas,
Anzoátegui, Apure, Bolívar, Cojedes, Delta
Amacuro, Lara, Miranda, Monagas y Zulia
entre los 50 y 300 m s.n.m.
Nombres comunes. Voladora, píritu
volador, rabo de iguana, albarico, camuare,
camorao (español), Adáhati, Kuruna
(baré), Kaaguara, Kanja (cariña), Camubé
(guahibo), Naburú (warao), Tariwosen,
Wadapiyek (pemón), Misikiri (yanomami),
Kanha, Kamawadi, Matamba, Quidija
(ye’kwana).
Desmoncus polyacanthos Mart., Hist. Nat. Palm. 2:85, t 68. 1824
Tallo cespitoso o solitario 1-3 cm de
diámetro. Pinnas de 3-5 cm de ancho.
Ganchos del flagelo 1-5 cm de longitud.
Raquillas 10-15 contortas. Fruto globoso
amarillo-anaranjado-rojo de 1,5 cm de
diámetro.
Figura 9. Bactris major, río Guaviare,
Guainía, Colombia. Foto: R. Bernal.
96
Figura 10. Bactris major. Río Caparo,
estado Barinas, Venezuela. Foto: G.
Colonnello.
Distribución general. Bolivia, Brasil,
Colombia, Ecuador, Guayanas, Perú,
Trinidad y Tobago y Venezuela. En Venezuela en los estados Amazonas, Anzoátegui, Apure, Aragua, Bolívar, Carabobo,
Delta Amacuro, Miranda, Táchira, Zulia y
Distrito Capital entre los 50 y 600 m s.n.m.
Nombres comunes. Palma voladora, rabo
de iguana, titiara, Camure (español), Niaka
(warao), Chinak (pemón), Mioma, Ye-ai,
Totho (yanomami), Camuve (yaruro),
kamajadi (ye’kwana).
Usos. Al igual que la anterior sus tallos se
emplean para amarrar y de ellos se extraen
fibras para manualidades y un palmito
comestible. El cirro o flagelo se coloca en
los techos para atrapar a los murciélagos.
Sus frutos son comestibles y la decocción
de la raíz actúa como depurativo sanguíneo.
97
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Euterpe Mart., Hist. Nat. Palm. 2: 28. 1823
1a. Tallo cespitoso con un cono basal de raíces aéreas. Peciólo y ráquis glabro, amarillento;
pinna media de 2-4,5 cm de ancho. Fruto 1-2 cm de diámetro ….........................E. oleracea
1b. Tallo generalmente solitario, sin cono basal de raíces aéreas. Pecíolo y ráquis escamoso,
glauco; pinna media de 1-3 cm de ancho. Fruto de 0,5-1 cm de diámetro ……E. precatoria
Euterpe oleracea Mart., Hist. Nat. Palm. 2: 29, t. 28. 1824
(Figura 11)
Tallos cespitoso 3-20 m de altura; filoscapo,
verde-amarillento. Pinnas 50-60 pares,
con venas secundarias glabras. Raquillas de 60 cm de longitud, blancas pilosas.
Fruto oblicuo-globoso, purpúreo-negruzco,
brillante.
Distribución general. Brasil, Colombia,
Ecuador, Guayanas, Panamá, Trinidad y
Tobago y Venezuela. En Venezuela en los
estados Amazonas, Anzoátegui, Bolívar,
Delta Amacuro, Monagas, Sucre y Zulia
entre los 5 y 500 m. s.n.m.
Nombres comunes. Manaca, palmito, acai,
palmicha, bambil, maquenque (español),
Manaka (baré), Manacay (guahibo), Moru,
Moraru (warao), Manakapi (pemón),
Menea (piaroa), Waima-maima (yanomami), Wahui (ye’kwana).
Figura 11. Euterpe oleraceae. Panamá. Foto: Z. Franceschi.
98
Euterpe precatoria Mart. in A.D. Orb., Voy. Amér. Mér 7 (3) Palmiers 10. 1844
(Figura 12-13)
Tallo solitario hasta 25 m de altura; filoscapo verde grisáceo cremoso. Pinnas 60-85
pares, vena secundaria escamosa. Raquillas
hasta 80 cm de longitud, blanca-lanosas.
Fruto globoso, verde-negruzco, brillante.
Distribución general. Belice, Bolivia,
Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador,
Guatemala, Guayanas, Nicaragua, Panamá,
Perú, Trinidad y Tobago y Venezuela.
En Venezuela en los estados Amazonas,
Anzoátegui, Apure, Bolívar, Monagas,
Táchira y Zulia entre los 0 y 350 m s.n.m.
Nombres comunes. Manaca, palmito,
mapora, panabi, acai (español), Manacay
(guahibo), Moraru (warao), Manakapi,
Figura 12. Euterpe precatoria, río Caucaya,
Putumayo, Colombia. Foto: R. Bernal.
Manaka (pemón), Menca (piaroa), Waima
si (yanomami), Henato (yaruro), Wáju
(ye’kwana).
Usos. Los tallos de esta palma como de la
anterior se emplean para la construcción
de viviendas, puentes, andamios y muebles
rústicos. Sus hojas para techar y construir
refugios temporales. Los cogollos foliares
son comestibles. Con los frutos se prepara
una bebida llamada por los waraos del
Delta Amacuro “mono aejota”. El líquido
que brota del tallo al cortarlo se emplea
como cicatrizante. La epidermis de la base
del pecíolo sirve para envolver el tabaco
como cigarrillo.
Figura 13. Euterpe precatoria. La Macanilla, estado Apure, Venezuela. Foto G.
Colonnello.
99
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Geonoma Willd., Sp. Pl. 174. 1805
Geonoma maxima (Poit.) Kunth, Enum. Pl. 3: 229. 1841
Tallo cespitoso 5 m de altura y 2-3 cm de
diámetro. Hojas 9-13, pinnas linear-lanceoladas, algo sigmoidales. Inflorescencia con
pedúnculo anaranjado; raquillas 5 a 12,
verde-anaranjadas. Fruto ovoideo, morado.
Nombres comunes. Barabaro, palmita
anare, San pablo, chiricote, sure (español),
Baguaro (baré), Váravara (guahibo), Joiru
(warao), Misikiki, Thomi-thomi (yanomami), Manasa, Maijadú (ye’kwana).
Distribución general. Bolivia, Brasil,
Colombia, Ecuador, Guayanas, Perú y
Venezuela. En Venezuela en los estados
Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro y
Monagas entre los 0-600 m s.n.m.
Usos. Los tallos se usan como caña
de pescar y hacer jaulas para animales
pequeños. Las hojas sirven para hacer
abrigos temporales. Luego de masticar
una porción de hoja se colocan como cataplasma o emplasto contra las picadas o
mordeduras de animales ponzoñosos.
Iriartella H. Wendland, Bonplandia (Hannover) 8: 103. 1860
Iriartella setigera (Mart.) H.Wendland, Bonplandia (Hannover) 8: 104. 1860
(Figura 14-15)
Tallo cespitoso hasta 12 m de altura y 2-10
cm de diámetro. Pinnas con ápice praemorso; vaina con pubescencia urticante.
Inflorescencia inter e infrafoliar; raquillas
3-25 arqueadas, velutinas. Frutos elipsoidales, rojizo.
Distribución general. Brasil, Colombia,
Ecuador, Guayanas, Perú y Venezuela. En
Venezuela en los estados Amazonas, Apure
y Bolívar entre los 100 y 1.330 m s.n.m.
Nombres comunes. Cerbatana, palma
cerbatana, cola de pava, macanilla
(español), Mabe (baré), Yuradek (pemón),
Figura 14. Los “cacure” (trampa armada para pescar hecha con tallos) cual persianas recogidas, elaboradas con mabe (Iriartella setigera), listo para hacer transportados. Río Negro,
Amazonas, Venezuela. Fotos: F. Delascio-Chitty.
Yuruhua (piaroa), Yoroa (yanomami), Bai
(yaruro), Yadúa, Yuduva, Yurúa (ye’kwana).
Usos. Sus tallos se emplean para elaborar
las cerbatanas. Igualmente con ellos se
preparan los “cacure” trampa de pesca de
los Baré. Los Piaroas del Sipapo emplean
los tallos para elaborar una estructura
circular para atrapar chipiros (Podocnemis
erythrocephala) y cabezones (Peltocephalus
dumerilianus). Los tallos se utilizan para
múltiples construcciones rurales, fabricación de instrumentos musicales de viento,
entre ellos, las largas cornetas o “yapures”
de los Baré del Amazonas.
Figura 15. Iriartella setigera, caño Culebra,
Guainía, Colombia. Foto: R. Bernal.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
Manicaria Gaertn., Fruct. Sem. Pl. 2: 468. 1791
Manicaria saccifera Gaertn., Fruct. Sem. Pl. 2: 468. 1791
(Figura 16)
Mauritia L.f., Suppl. Pl. 70. 1781
Mauritia flexuosa L.f. Suppl. Pl. 454. 1781
(Figura 17-19)
Tallo solitario hasta 30 m de altura y 60 cm
de diámetro. Hojas costopalmadas, de 1,20
m de diámetro. Flores masculinas anaranjadas. Fruto oblongo-ovoide, marrónrojizo, escamoso.
Tallo solitario 2-6 m de alto. Hojas 3-8
m de longitud y 2 m de ancho. Raquillas bifurcadas cubiertas por una espata
fibrosa, marrón. Fruto deprimido-globoso,
bi o trilobulado, tuberculado-verrugoso,
marrón.
Distribución general. Belice, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala,
Honduras, Panamá, Trinidad, Guayanas,
Perú y Venezuela. En Venezuela en los
estados Amazonas, Delta Amacuro,
Monagas y Sucre entre los 0 y 300 m s.n.m.
Distribución general. Bolivia, Brasil,
Colombia, Ecuador, Guayanas, Perú,
Trinidad y Venezuela. En Venezuela en los
estados Amazonas, Anzoátegui, Apure,
Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro,
Guárico, Monagas y Sucre entre los 5 y 900
m s.n.m.
Nombres comunes. Temiche, Timichi,
Timiti, Plumas del sol, Mavaco (español);
Yagüji (guaroa); Awewe (piaroa); Yawatoa
(yanomami); Ubi (yaruro); Ouasi, Maráma
(ye’kwana).
Figura 16. Manicaria saccifera, Ladrilleros,
Valle del Cauca, Colombia. Foto: R. Bernal.
Nombre común. Moriche, palma moriche,
carana (español), Isegui (bare); Buriti
(cariña); Ojiru (warao), Kuai (pemón); Wari
(piaroa); Eteweshi-ki (yanomami); Kuía
(ye’kwana).
Usos. Sus hojas se emplean para techar
viviendas, bongos, curiaras y ocasionalmente como vela propulsora de embarcaciones pequeñas. Los pecíolos atados entre
sí, sirven como trampa de pesca llamadas
por los Warao “noba namakitare”. Con las
espatas se confeccionan bolsas, sombreros
y gorras. Los nervios de sus hojas sirven
para obtener fuego por frotación. La fécula
(yuruma) del tallo se utiliza como alimento.
La decocción del agua del fruto se toma
contra las fiebres, tosferina y gripes. El
agua del fruto verde se usa contra las infecciones bucales y el aceite que se extrae para
combatir el asma.
a
Usos. Los waraos del Delta lo catalogan
“Ojiru”, el árbol de la vida, por los beneficios que obtienen de él. Los tallos se
emplean para construcción de viviendas y
de su médula se extrae una harina alimenticia (yuruma). Producto secundario del
tallo, son larvas comestibles, gruesas y
grasosas de coleópteros Rhynchosphorus
palmarum llamada por los waraos “yomo”
y por los yanomami “ou”. Al horadar sus
troncos viejos se obtiene un líquido que al
fermentar se transforma en bebida espirituosa conocida como “nojobo” entre los
guaraunos. Las hojas, además de utilizarse
para techar y hacer casas menstruales, se
usan para obtener fibras para múltiples
manualidades. Los pecíolos sirven como
flotadores de anzuelos y trampas de pesca
(noba) en warao. Esta etnia extrae finas
b
Figura 17. a) Sombrero ceremonial o “Yau-tasu” de los Waraos del Delta Amacuro, realizado con rajas de pencas de moriche (Mauritia flexuosa). b) Portabebé o “Doanakaja” de los
Waraos, tejido con fibras de moriche. Fotos: F. Delascio-Chitty.
102
103
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
tablillas de tallo para hacer sombreros de
bailes llamados por ellos “yau-yasi o naja
yasi”. La pulpa del fruto es comestible y
se utiliza en diversas preparaciones culinarias, y una pasta llamada “queso de
moriche”; la cual cuando está algo ácida
se ingiere en pequeñas porciones y actúa
como laxante. La savia del tallo se toma
como antidiarreico. Un puñado de hojas
frescas en decocción se bebe para contrarrestar las fiebres, tosferina y trastornos
gastrointestinales. Según los ye’kwanas, el
moriche es un árbol energético, ya que las
cenizas de sus hojas tomadas en infusión
le dan al hombre fuerza para ejecutar cualquier trabajo.
Oenocarpus Mart., Hist. Nat. Palm. 2: 21. 1823
Oenocarpus bataua Mart., Hist. Nat. Palm. 2: 23. 1823
(Figura 20)
Tallo solitario hasta 30 m de altura y 25 cm
diámetro. Pinnas péndulas tricomatosas;
2-8 cm de ancho. Inflorescencia hipuriforme; raquillas hasta 1,40 m long, amarillentas en antesis y rojas en fruto. Fruto
oblongo, marrón a purpúreo-negruzco,
algo ceroso.
Distribución general. Bolivia, Colombia,
Costa Rica, Ecuador, Guayanas, Panamá,
Perú, Trinidad y Venezuela. En Venezuela
en los estados Amazonas, Bolívar, Delta
Amacuro, Monagas, Táchira, y Zulia entre
los 50 y 700 m s.n.m.
Figura 18. Mauritia flexuosa. Río Guainía, Guainía, Colombia. Foto: R. Bernal.
Nombre común. Seje grande, seje lapa,
palma de seje, palma bataua, palma jagua,
pataua, majo, chonta (español), Guaramo
(baré); Ojou (guahibo), Mohi (warao), Kun
(pemón), Puroi (piaroa), Haku, Apruamasi (yanomami), Cuperi, Ataito (yaruro)
Kujedi, Kua (ye’kwana).
Usos. Los tallos y las hojas se emplean en la
construcción de viviendas. De las hojas se
obtienen fibras para confeccionar diversos
tejidos entre ellos orejeras y brazaletes
usados en los rituales de la primera menstruación; el nervio medio de sus pinnas
suele emplearse como dardo de las cerbatanas. Del fruto se obtiene un tinte azulvioláceo para decorar cestas y como pintura
corporal; al macerar los frutos en agua se
obtiene una bebida amarillenta agradable
Figura 20. Oenocarpus bataua, Nuquí,
Chocó, Colombia. Foto: R. Bernal.
“agua de seje”; de la pulpa del fruto se
extrae un excelente aceite comestible,
similar al aceite de oliva (Olea europea),
sirve para friccionar el cuerpo cuando hay
dolores musculares; mezclado con miel o
puro se toma para combatir las afecciones
pulmonares.
Figura 19. Mauritia flexuosa. Río Guarapiche, estado Monagas, Venezuela. Foto: G.
Colonnello.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : ARECACEAE VENEZUELA
Z. Franceschi
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107
L. M. Mesa
4.
APROXIMACIÓN DEMOGRÁFICA DE UNA
POBLACIÓN DE LA PALMA Mauritia flexuosa
EN LA AMAZONIA COLOMBIANA
Joan Gastón Zamora-Abrego, Estefanía Ruiz-Martínez, Ligia Estela
Urrego-Giraldo, Yurany Andrea Galeano-González, Juan Fernando
Acevedo-Quintero y María Cristina Peñuela-Mora
Resumen
La estimación de los parámetros poblacionales es fundamental para establecer
el estado de conservación de una población. En palmas la tasa de regeneración
es clave para determinar, a largo plazo,
la viabilidad de sus poblaciones. Mauritia
flexuosa, una de las palmas más importantes de América tropical, se encuentra
amenazada debido a malas prácticas de
cosecha de sus frutos y a cambios ambientales que ponen en riesgo su fructificación
y regeneración. Existe poca información
acerca del estado de conservación de esta
palma en Colombia, y específicamente de
la demografía de las poblaciones. Por ello
el objetivo principal de esta investigación
fue proporcionar una línea base para el
análisis de la dinámica poblacional de
esta palma, empleando datos empíricos
de crecimiento, reproducción y supervivencia a partir de matrices de proyección poblacional, obtenidos durante
tres años de muestreo en un cananguchal de la cuenca media del río Calderón
en el Trapecio Amazónico Colombiano.
El análisis demográfico realizado para
Cananguchal, cuenca del río Amazonas. M. Moraes R.
dos periodos (2010-2011 y 2011-2012),
mostró que la población de encuentra relativamente estable (λ10-11 = 1,004 y λ10-12 =
1,000; respectivamente). No obstante, se
requiere de una mayor cantidad de datos
y una ventana más grande de tiempo para
corroborar esta hipótesis.
Palabras clave. Análisis de elasticidad.
Cananguchal. Conservación. Modelos
matrices poblacionales. Tasas de crecimiento poblacional.
Introducción
Las asociaciones de la palma Mauritia
flexuosa se encuentran ampliamente
distribuidas en la Amazonia, la Orinoquia y piedemontes del norte de los Andes
(Colombia, Venezuela, Guyana, Perú,
Ecuador, Brasil y Bolivia y en las Isla de
Trinidad y Tobago) y son localmente conocidos como cananguchales, morichales,
aguajales, moretales o buritizales (Kahn
et al. 1993, Henderson et al. 1995, Lasso et
al. 2013). Crecen sobre suelos permanentemente inundados en los cuales pueden
formar rodales de alta densidad, así como
109
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
J. F. Acevedo-Quintero
en bosques de galería a lo largo de ríos
y sabanas (Ponce-Calderón et al. 2000,
Henderson et al. 1995). La composición
florística y la estructura de los cananguchales pueden variar desde bosques con
baja diversidad, en terrazas bajas mal
drenadas e inundados por corrientes de
aguas negras, hasta bosques más diversos
en el complejo de barras del plano de
inundación anual de los ríos de aguas
blancas (Urrego 1997, Trujillo-González
et al. 2011, Pérez y Mijares 2013). Estas
características ambientales determinan
en gran medida la abundancia relativa de
estas palmas con respecto a los árboles en
estas asociaciones (Kahn 1988, Urrego
1997).
Esta palma es de suma importancia para
la vida animal, y es considerada especie
clave, debido a la gran cantidad de especies que dependen de ella, tanto de
manera directa como indirecta (Brightsmith y Bravo 2006, Holm et al. 2008),
puesto que sus frutos (Figura 1), forman
parte de la dieta de ungulados, roedores
y primates (Bodmer 1990, Allen 1997,
Bodmer et al. 1997, 1999), además de ser
un recurso importante para la población
local y regional (Padoch 1988, Vasquez y
Gentry 1989, Bonesso et al. 2008, Holm
et al. 2008), estableciéndose una estrecha
relación animal-palma-hombre. Además,
los troncos secos sirven de madrigueras
para un grupo importante de mamíferos
arborícolas de hábitos nocturnos (Aquino
y Encarnación 1986), como para la nidificación de algunas especies de aves, particularmente psitácidos como guacamayos
y loros (Borgoft-Pedersen y Balslev 1993,
Rentería 1996). Igualmente, los canaguchales también constituyen el hábitat
para una gran variedad de insectos, arácnidos, anfibios y lacértidos (Rentería
1996, Bodmer et al. 1999). Sin embargo,
110
actualmente esta especie de palma se
encuentra amenazada debido no solo a la
manera en cómo se cosechan los frutos,
como el derribamiento de las palmas
hembra (Bonesso et al. 2008, Holm et al.
2008, Isaza et al. 2013), sino también por
diversos cambios ambientales y climáticos
que a largo plazo ponen en riesgo la regeneración y la supervivencia de la población
(Ponce-Calderón et al. 1996, 1999, 2000,
Urrego et al. 2016). Los estudios realizados sobre M. flexuosa, proponen que la
cantidad y distribución de la precipitación
y la radiación solar son las variables más
importantes que determinan sus fases
fenológicas (Urrego 1987, Ponce-Calderón
2002, Núñez y Carreño 2013), las cuales
pueden ser anuales o supranuales con una
marcada estacionalidad (Urrego 1987,
Ponce-Calderón 2002, Haugaasen y Peres
2005). La fructificación ocurre durante la
estación lluviosa, de forma que los niveles
de inundación permitan la maduración y
dispersión de los frutos (Ponce-Calderón
2002). Por lo anterior, se ha sugerido que
los cambios en los procesos de inundación
y sedimentación aluvial pueden presentar
un impacto significativo sobre la fructificación y regeneración (Haugaasen y Peres
2005, Núñez y Carreño 2013). Una hipótesis plausible es, entonces, que los cananguchales sufrirán cambios acelerados
que responderán a los cambios de clima
especialmente relacionados con la precipitación, la radiación y las temperaturas
extremas.
Es por ello que la combinación de análisis
ecológicos y demográficos (van Groenendael et al. 1988, Pinard y Putz 1992,
Benton y Grant 1999, Crone et al. 2011),
proveería información básica para evaluar
el estado y la dinámica de poblaciones
naturales, así como predecir su comportamiento a largo plazo, y con ello formular
en el Trapecio Amazónico Colombiano.
El objetivo principal de este trabajo fue
analizar la dinámica poblacional de esta
palma y determinar su estado de conservación.
Materiales y métodos
Área de estudio
Figura 1. Frutos maduros de Mauritia
flexuosa en el suelo que son comúnmente
consumidos por mamíferos ungulados,
roedores y primates. Foto: J. G. ZamoraAbrego.
propuestas de control, manejo o conservación de esta especie (Barot et al. 2000,
Caswell 2001, Picó 2002, Williams et al.
2002). De hecho, los modelos de matrices
poblacionales han sido utilizados ampliamente para dirigir diferentes aspectos
de la biología y ecología de poblaciones,
incluyendo procesos evolutivos (Franco y
Silvertown 1996, Caswell 2001), patrones
demográficos (Franco y Silvertown 1990,
2004, Mills 2007) y conservación (Crouse
et al. 1987, Silvertown et al. 1996, de
Kroon et al. 2000, Contreras y Valverde
2002). Debido a su amplio potencial de
aplicación, estos modelos han sido comúnmente usados en una amplia variedad de
plantas suculentas (Contreras y Valverde
2002, Esparza-Olguín et al. 2002), herbáceas (Horvitz y Schemske 1995, Valverde
y Silvertown 1998) y leñosas (Franco y
Silvertown 2004, Hansen y Wilson 2006,
Hernández-Apolinar et al. 2006). Dada la
escasa información demográfica sobre la
palma Mauritia flexuosa en Colombia, se
llevó a cabo un estudio sobre la ecología
y la demografía de una población ubicada
El estudio se realizó en un cananguchal localizado a 3,5 km de la estación
biológica “El Zafire” (Figura 2), ubicado
sobre la cuenca media del río Calderón
en el Trapecio Amazónico Colombiano
(03°56’48”N - 69°53’11”O) (Figura 3).
La precipitación promedio anual es de
3.000 mm, con una época lluviosa entre
diciembre y mayo, con un pico máximo
en abril, y una época seca entre julio y
noviembre, siendo agosto el mes más seco
(Figura 4). La humedad relativa promedio
es de 86%, con una temperatura promedio
anual de 26ºC, con valores mínimos de
15ºC y máximos de 36ºC (Jiménez et
al. 2009, Toro-Vanegas 2014). Los datos
climáticos fueron obtenidos de la estación
meteorológica del IDEAM (2010-2012),
localizada en el aeropuerto Vásquez Cobo
de la ciudad de Leticia, Amazonas.
Trabajo de campo
Para las mediciones demográficas se
estableció una parcela rectangular, de
una hectárea dividida en 100 subparcelas de 100 m2 (10 x 10m), en las cuales
se marcaron y monitorearon todas las
palmas de Mauritia flexuosa, entre junio de
2010 y noviembre de 2012 (Figura 5). Una
vez identificados todos los individuos de
la parcela, se establecieron seis diferentes
categorías de altura, según su estado de
desarrollo: 1) Categoría semillas. 2) Categoría regeneración, se incluyeron todos
aquellos individuos sin tallo y menores a
4 m de altura, que fue la altura máxima a
111
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
J. F. Acevedo-Quintero
Figura 2. Vista al interior del cananguchal estudiado. Foto: J. G. Zamora-Abrego.
Figura 3. Ubicación del área de estudio, cananguchal en el Trapecio Amazónico Colombiano sobre la cuenca del río Calderón.
la que se registraron individuos sin haber
formado tallo leñoso. A estos individuos
se les midió la altura total (HT) y la altura
de la hoja bandera (HB). La medición de
esta categoría fue semestral entre junio
del 2010 y noviembre del 2012, para un
total de cuatro monitoreos. 3) En la categoría jóvenes, se incluyeron todos aquellos individuos que ya presentaban tallo
leñoso pero que no presentaban estructuras reproductivas; éstos van desde los 4
hasta los 14 m de HT. La medición de esta
categoría se hizo quincenalmente con el
fin de verificar el momento y la altura a la
cual cambiaban al estado adulto y presentaron su primer evento reproductivo.
Finalmente, la categoría adultos se subdividió en tres clases de acuerdo al análisis
112
de la estructura vertical del cananguchal
(Figura 6). Adultos I (AI), entre 15 m y 21
m de HT; Adultos II (AII), entre los 22 y
los 33 m; y finalmente Adultos III (AIII),
mayores de 34 m de HT (Tabla 1, figura 7).
Análisis de datos
Para evaluar el estado de conservación,
en cada periodo de muestreo se construyó
una tabla de vida vertical de tiempo específico, la cual recoge la información de los
individuos de distintas categorías de edad
o estado de desarrollo de la población, en
un intervalo de tiempo específico (Caswell
2000). Estas son utilizadas ampliamente
para especies de ciclos de vida lento, como
es el caso de las palmas (Crone et al. 2011).
Debido a que las matrices de proyección
Figura 4. Distribución mensual de precipitación y temperatura (máxima y mínima) reportada entre junio del 2010 y diciembre del 2012, en la Amazonia colombiana.
113
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
J. F. Acevedo-Quintero
Figura 6. Distribución de alturas de la población de Mauritia flexuosa en la Amazonia
colombiana.
Figura 5. Reconocimiento del área del estudio por parte del equipo de trabajo. Foto: J. G.
Zamora-Abrego.
Tabla 1. Categorización de la población de Mauritia flexuosa estudiada.
Categorías de tamaño (m)
Semillas
(0)
Regeneración
(0 - 3)
Jóvenes
(4 - 14)
AI
(15 - 22)
A II
(23 - 34)
A III
(> 34)
114
Justificación
Semillas
Solo hojas delgadas hasta que desarrollan tallo
Siempre con tallo sin reproducirse
Según distribución de alturas
Concentra la mayor proporción de adultos
Según distribución de alturas
poblacional representan una alternativa
importante al uso de tablas de vida en
estudios demográficos, son mucho más
informativas, ya que no sólo combinan
la información sobre la supervivencia y
la fertilidad de una población estructurada por diferentes categorías, sino que
además sirven para examinar la dinámica de la población a lo largo del tiempo
(Salguero-Gómez y de Kroon 2010, Crone
et al. 2013). Las tablas de vida se transformaron en matrices de proyección de censo
post-reproductivo de Lefkovitch (1965),
empleando el procedimiento propuesto
por Mills (2007), en el complemento
Poptools para Excel versión 2000 (Figura
8). Posteriormente, para cada categoría de
altura se calcularon las probabilidades de
supervivencia, permanencia y transición
entre categorías, a partir de la proporción de individuos que permaneció o que
transitó a otra categoría, entre los años
de muestreo. Para estimar la fecundidad
promedio de cada categoría adulta (M x), se
utilizaron el número total de infrutescencias por individuo, así como el número de
frutos por infrutescencia reportada para
cada año (Urrego et al. 2016), con base en
la ecuación M x = S1 x NF, donde S1 corresponde a la probabilidad de sobrevivencia
de la categoría regeneración, la cual se
Figura 7. Individuos de la población de
Mauritia flexuosa estudiada en la Amazonia
colombiana. Foto: J. G. Zamora-Abrego.
115
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
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J. F. Acevedo-Quintero
Censo t
Supervivencia
de t a t+1
Pulso
reproductivo
Censo t +1
n0
S0
f1
n0
n1
S1
n1
f2
n1
n2
S2
n2
f3
n2
n3
S3
n3
n3
Figura 8. Transformación de tabla de vida a matriz de proyección poblacional de censo
post-reproductivo de acuerdo al método propuesto por Mills (2007).
obtuvo de las tablas de vida para cada año
de muestreo, y NF que corresponde a la
producción total de frutos estimada para
cada categoría adulta.
Una vez obtenidas las contribuciones de
cada categoría (aij), se procedió a construir
una matriz de 6 x 6 de acuerdo al análisis
de la estructura vertical de la población
(Tabla 1), la cual genera una aproximación de los procesos que ocurren a lo largo
del ciclo de vida de esta palma. Posteriormente, a partir de la ecuación n(t+1) = A x
n(t), donde n es el vector poblacional que
describe el número de individuos de cada
categoría, y A es la matriz poblacional que
contiene las proporciones de los individuos
que sobreviven y se mantienen en una categoría en particular (P), la proporción de
individuos que sobreviven y transitan a la
siguiente categoría (G), y las fecundidades
(F), se obtuvo el eigenvalor dominante que
representa la tasa finita de crecimiento
poblacional (λ). Esta tasa muestra la estabilidad de la población de acuerdo a los
valores que se obtienen alrededor de la
unidad, indicando si la población está en
equilibrio (λ=1), en declive (λ<1) o si está
creciendo (λ>1). Asimismo, se obtuvo el
eigenvector derecho asociado (vector w),
116
que representa la estructura estable por
categorías, la cual es un vector de densidad
que mantiene una proporción constante a
lo largo de las proyecciones de crecimiento
poblacional. Además, se obtuvo el eigenvector izquierdo asociado (vector v), el cual
representa el valor reproductivo por cada
categoría, que es una medida resumen del
ciclo de vida, que explica cuál es el valor
de éstas con respecto al crecimiento de la
población (Caswell 2001, Lemos-Espinal
et al. 2005). Estos parámetros determinan
la tendencia de la población a largo plazo
(van Tienderen 2000, Caswell 2001) y, por
lo tanto, son útiles para evaluar su estado
de conservación.
Para identificar la etapa más vulnerable
del ciclo de vida, se realizó el análisis
de perturbación prospectiva (análisis de
sensibilidad y elasticidad), el cual evalúa el
impacto de los cambios en las tasas vitales
(crecimiento, reproducción y supervivencia) sobre el crecimiento poblacional
(de Kroon et al. 1986, 2000, Caswell 2000,
Wisdom et al. 2000). De este modo se
puede predecir la magnitud del impacto en
la tasa finita de crecimiento poblacional
(λ), producido por cambios en las entradas
de la matriz de proyección poblacional
(aij). Este análisis se utilizó para identificar las tasas vitales y las categorías, que
realizan la mayor contribución relativa al
crecimiento poblacional (de Kroon et al.
2000).
Resultados
Se marcaron y clasificaron 347±37,31
palmas. La categoría regeneración fue la
que varió más entre años, siendo el 2012 el
año en que hubo una mayor regeneración
con 253 individuos. Como cabría esperar,
las demás categorías permanecieron
constantes a través del periodo de estudio.
De las 169 palmas adultas identificadas, el
37% fueron hembras (62 palmas) y el 63%
fueron machos (107 palmas).
Se observaron diferencias significativas
en la cantidad de hembras adultas activas
entre años (2010-2011: x21 = 4.313, p
= 0,0378; 2010-2012: x21 = 8.894, p =
0,0028); excepto entre los años 2011 y
2012 (x21 = 0,871, p = 0,3506). Asimismo,
se observaron diferencias significativas
en la producción total de frutos entre
Tabla 2. Datos reproductivos y estimación de la fecundidad de la población de Mauritia
flexuosa en el área de estudio.
2010
Hembras
Hembras
activas
AI
12
4
A II
29
16
A III
10
5
AI
12
9
A II
29
23
A III
10
10
AI
12
12
A II
29
29
A III
10
10
Número de
infrutescencias
2,75 ± 0,75
(2-5)
2,06 ± 0,43
(1-8)
1,4 ± 0,24
(1-2)
Frutos por
infrutescencias
Total
575
1581
375
772
221
309
575
1852
375
1222
221
553
575
3117
521
1870
769
4922
2011
3,22 ± 0,66
(1-7)
3,26 ± 0,37
(1-7)
2,50 ± 0,52
(1-5)
2012
5,42 ± 0,94
(1-11)
3,59 ± 0,43
(1-10)
6,4 ± 1,10
(2-12)
117
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
118
0,1744
0,965
qx
0,997
0,991
0
0
0,031
0,0006
0,969
0,003
0
0
0
Adultos III
0
0,4695
0,3521
0,0057
0,0014
0
0
0,997
0
0,983
0,0173
0
0,0086
0
0
0
Adultos I
Adultos II
0
0,00405
0,0001
0
0
0
0,0028
0
Jóvenes
0
0,0000114
0,0334
0
0
0
0
0,0347
Regeneración
0
0
Semillas
0
0,0000039
0,9588
161,3
108,9
172,7
w
Adultos
III
Adultos
II
Semillas
2011-2012
Regeneración
Jóvenes
Adultos I
0
0
0
0,985
0,995
0,955
qx
0
v
0,1659
0,0021
1,00
0,005
0
0
0
Adultos III
0
0,3517
0,0064
0
0,995
0,03
0
0
Adultos II
0
0,4751
0,0010
0
0
0,97
0
0
Adultos I
0,015
0,0072
0,0002
0
0
0
0
0
Jóvenes
0,0049
0,000035
0,0432
0
0
0
0
0,0454
Regeneración
0
0,000002
0,9471
44,5
103,8
181,9
0
0
Semillas
0
v
w
Adultos
III
Adultos
II
Adultos I
Jóvenes
Los valores de elasticidad más altos observados corresponden a la permanencia (es
decir, la estasis) de los Adultos II (Tabla
4). Por su parte, los valores de elasticidad
más bajos correspondieron al crecimiento
de las primeras categorías (semillas, regeneración y jóvenes) en ambas transiciones
anuales, siendo aún más baja en el periodo
2011-2012 (Tabla 4). Las entradas de las
elasticidades correspondientes a diferentes procesos demográficos, muestran
que la permanencia fue el proceso demográfico de mayor contribución relativa a
la tasa de crecimiento de la población (λ)
en ambos períodos (Tabla 5). Por su parte,
la fecundidad y el crecimiento presentaron los valores más bajos y similares a
las elasticidades sumadas (Tabla 5). El
análisis de los valores de elasticidad por
categorías, mostró que las elasticidades
sumadas presentaron un patrón similar
en ambas transiciones anuales; siendo los
Adultos II, seguidos por los Adultos I, los
que contribuyeron en mayor proporción al
crecimiento de la población (Tabla 5).
Regeneración
Con base en la probabilidad de supervivencia desde semillas hasta el inicio de la
clase de edad x (l x), el número promedio
de semillas capaces de producir regeneración (M x), y las proporciones de individuos
adultos que sobrevivieron y se mantuvieron en la misma categoría entre años
(P), se pudo estimar que la mortalidad
fue superior al 95% en las tres primeras
categorías (semillas, regeneración y jóvenes),
sobre todo durante la transición anual
2011-2012. Por su parte, la supervivencia
en las tres categorías adultas fue la mayor
observada, presentando una baja mortalidad en los Adultos III (3,1%) en el último
año del estudio (2012). La fecundidad fue
mayor durante el mismo periodo anual,
con excepción de los Adultos I, quienes
presentaron una mayor fecundidad en la
transición 2010-2011 (Tabla 3). Ambas
matrices de proyección muestran un crecimiento poblacional igual a la unidad, lo
que indica que la población está aparentemente estable. Sin embargo, durante
la transición anual 2011-2012 no hubo
Semillas
La distribución de categorías estables
proyectadas (vector w), muestra, en
ambos periodos, un patrón similar, pero
con un valor bajo de la categoría jóvenes,
lo que puede estar afectando el reclutamiento a la categoría Adultos I (Tabla 3).
Los valores reproductivos por categorías
(vector v), muestra un patrón general,
con altos valores reproductivos en las
categorías Adultos I y Adultos II (Tabla
3), siendo los Adultos I la categoría con
mayor valor reproductivo en ambos
periodos de muestreo.
2010-2011
crecimiento (λ11-12 = 1,000), contrario al
primer periodo de estudio (λ10-11 = 1,004).
todos los años de estudio (2010-2011: x21
= 148,07, p < 0,00001; 2010-2012: x21 =
2.914,44, p < 0,00001; 2011-2012: x21 =
4.177,79, p < 0,00001); siendo los individuos de la categoría de Adultos I, los
que produjeron en promedio una mayor
cantidad de frutos tanto para 2010 como
para 2011. No obstante, durante el 2012
se registró una mayor cantidad de infrutescencias por palma, y mayor producción
total de frutos; siendo los Adultos III, la
categoría que presentó la mayor producción promedio de frutos (Tabla 2). Lo cual
afectó las fecundidades estimadas para
cada categoría adulta por año, respectivamente.
Tabla 3. Matrices de proyección de población y principales resultados demográficos de la población de Mauritia flexuosa en el área
de estudio. qx = mortalidad por clase de tamaño, w = distribución estable por categorías proyectada, v = valores reproductivos por
categorías.
J. F. Acevedo-Quintero
119
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
120
0,0386
0,0011
Tabla 5. Elasticidades por proceso demográfico y categorías correspondientes a cada uno
de las matrices de transición anuales, para la población de Mauritia flexuosa en la Amazonia
colombiana. * Se muestran en negrita las elasticidades más altas.
2010-2011
2011-2012
Fecundidad
0,0005
0,0001
Crecimiento
0,0067
0,0045
Permanencia
0,9941
0,9960
Semillas
0,00050
0,00014
Regeneración
0,00049
0,00014
Jóvenes
0,00049
0,00014
Adultos I
0,15544
0,23161
Adultos II
0,73187
0,72999
Adultos III
0,11254
0,03861
Proceso demográfico
Categorías
0
0
0
Adultos III
0
0
0,7288
0,0030
0
0
Adultos II
0
0
0
0,2286
0,0001
0
Adultos I
0
0
0
0
0
0
Jóvenes
0,0001
0
0
0
0
0,0001
Regeneración
0
0,000015
0,000089
0,000034
0
0
Semillas
0
Adultos III
Adultos II
Adultos I
Jóvenes
Semillas
2011-2012
Regeneración
0,1125
0,0017
0
0
0
Adultos III
0
0
0,7298
0,0035
0
0
Adultos II
0
0
0
0,1519
0,0005
0
Adultos I
0
0
0
0
0
0
Jóvenes
0,0005
0
0
0
0
0,0005
Regeneración
0
0,000489
0,000351
0,000097
0
0
Semillas
0
Adultos III
Adultos II
Adultos I
Jóvenes
Regeneración
Semillas
2010-2011
Tabla 4. Matrices de elasticidades correspondientes para cada una de las dos matrices de transición anual para la población de
Mauritia flexuosa en la Amazonia colombiana. * Se muestran en negrita las elasticidades más altas.
J. F. Acevedo-Quintero
Discusión
En términos generales se puede decir
que la población de Mauritia flexuosa,
del Trapecio Amazónico Colombiano,
se encuentra aparentemente estable, es
decir que no muestra un crecimiento
significativo en los periodos de estudio
(λ10-11 = 1,004 y λ11-12 = 1,000; Figura 9).
Sin embargo, cabe resaltar que al menos
durante ambos periodos de estudio, se
observaron altas tasas de mortalidad en
las primeras tres categorías (>95%), lo que
es sumamente importante para la viabilidad de esta población, si se considera
que las transiciones de semilla a plántula y de plántula a joven, son procesos
claves en el ciclo de vida de este tipo de
organismos (Janzen 1970, Jordano et
al. 2007, Schmitz 2008). Esta situación
puede deberse principalmente a factores
bióticos, como la mortalidad denso-dependiente, la cual puede explicarse a través
del modelo de Janzen (op. cit.) y Connell
(1971), el cual describe el éxito de reclutamiento como resultado de la distancia
espacial al parental. En este sentido, el
aumento significativo de la mortalidad
en las tres primeras categorías, pudo
deberse principalmente al consumo intensivo que realizan los cerdos de monte,
Tayassu pecari, de los frutos de M. flexuosa
debajo de las copas de las palmas madre
(Medeiros-Prado 2013, Mendieta-Aguilar
et al. 2015), que es proporcionalmente
mayor que la dispersión (3:1) en esta
misma población (Acevedo-Quintero y
Zamora-Abrego 2016). Además, la estrategia de forrajeo en grandes grupos que
121
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
J. F. Acevedo-Quintero
éstos realizan (Beck 2006, Reyna-Hurtado
et al. 2012, Galetti et al. 2015), ocasionan
el pisoteo de las plántulas y de los jóvenes
que no han alcanzado el tamaño suficiente para evadir el mismo (Brewer 2001,
Wyatt y Silman 2004, Lazure et al. 2010).
Conjuntamente, los factores abióticos
como las oscilaciones de la inundación
anual y el fenómeno del ENSO, pudieron
haber afectado el establecimiento y sobrevivencia de estas categorías (Galeano et
al. 2015). Particularmente, el fenómeno
de La Niña reportado entre julio del 2010
y mayo del 2011 (IDEAM 2011), afectó
seriamente esta región de la Amazonia
colombiana con un déficit en el régimen de
precipitación y por consiguiente en el nivel
de río durante este periodo (Urrego et al.
2016). Ello afectó la producción de frutos,
las tasas de dispersión y germinación de
éstos, así como el establecimiento y supervivencia de las plántulas, favoreciendo la
mortalidad denso-dependiente en estas
categorías (Ponce-Calderón et al. 1996,
Silva-Matos et al. 1999, Wyatt y Silman
2004, Martínez-Ramos et al. 2009).
Este proceso es evidente cuando se observa
la estructura estable por categorías (vector
w), donde se puede corroborar una clara
disminución en el reclutamiento hacia las
categorías de jóvenes y Adultos I, en ambos
Figura 9. Regeneración de Mauritia flexuosa en la población estudiada. Foto: J. G. ZamoraAbrego.
122
periodos de estudio (Tabla 3), lo que pone
en riesgo la viabilidad de esta población a
largo plazo, a pesar de su aparente estabilidad. Esta estructura poblacional, la cual
se desvía del típico modelo de estructura
estable por edades de las poblaciones en
equilibrio, podría deberse a dos factores
importantes: 1) Por un lado, a los requerimientos de luz de especies emergentes
(especie secundaria de larga vida), que no
pueden incrementar su crecimiento de
plántulas y jóvenes (Svenning y Balslev
1999, Nathan y Muller-Landau 2000,
Gamba-Trimiño et al. 2011, Guarín et al.
2014) bajo la sombra del dosel (Figura
10). Este resultado que puede apoyarse en
la baja elasticidad del crecimiento (Tabla
5) encontrados tanto en este estudio,
como en la población estudiada por
Isaza (2015). Esta autora propone que M.
flexuosa presenta una fase inicial del ciclo
de vida sin formación de tallos cercano a
los 50 años, con una fase posterior de 45
años, que implicaría el inicio de la edad
reproductiva de pre-adultos a adultos. Lo
cual sugiere que la dinámica poblacional
de esta especie, está sujeta a factores que
modifican el microclima, y que se reflejan
en la estructura poblacional. 2) Debido
a que las primeras categorías requieren
de un tiempo suficientemente largo para
alcanzar cierta altura, la mortalidad
asociada no solo a las tasas de herbivoría
y a la denso-dependencia, sino a demás
Figura 10. Filtro de luz que logra sobrepasar el dosel y llegar al sotobosque. Foto: J. G.
Zamora-Abrego.
123
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
J. F. Acevedo-Quintero
al intenso pisoteo por parte de Tayassu
pecari (Beck 2006, Reyna-Hurtado et
al. 2012, Galetti et al. 2015), hace que el
crecimiento se vea reflejado en las bajas
de elasticidad obtenidas en este estudio.
Por ejemplo, si comparamos la densidad
poblacional en San Martín de Amacayacu
de 2.736 ind/ha (Isaza 2015), con éste
cananguchal donde fue de tan solo 347
ind/ha, en el mismo periodo de estudio,
podríamos sugerir que estas diferencias
se deben al manejo de la especie, principalmente al aclareo asociado a la forma
de cosecha y al uso intensivo de frutos
por parte de la comunidad de San Martín,
que de cierta manera benefician el establecimiento y regeneración en esa zona.
Ello asociado a una mayor disponibilidad
de luz, y la influencia nula de los puercos
de monte, que han menguado las densidades, ya que es un bosque con diferentes
grados de intervención (Pinilla 2004,
Ruiz et al. 2007, Otavo et al. 2013). Mientras que, en la población en estudio, la alta
densidad de palmas adultas (169 adultos),
así como la presencia de puercos de monte
(Acevedo-Quintero y Zamora-Abrego obs.
pers.), no solo afecta la supervivencia,
sino también el área basal y el crecimiento
de las primeras categorías de tamaño,
asociados a la sombra que las palmas
adultas (por su densidad) producen en
el sotobosque (Svenning y Balslev 1999,
Vormisto et al. 2004, González et al. 2012,
Galeano et al. 2015).
Por otro lado, esta aparente ausencia de
crecimiento poblacional también puede
deberse a la estrategia de historia de vida
de estas especies de ciclos de vida largo
(Franco y Silvertown 1990, SalgueroGómez et al. 2016), donde la denso-dependencia juega un papel muy importante en
el proceso de selección de aquellos individuos más competitivos, para que sean
124
éstos los que logren establecerse, y reclutar
así a los adultos que perdurarán a largo
plazo (Silva-Matos et al. 1999, Arango et al.
2010, Rüger et al. 2011, Lara-Vásquez et al.
2012). Esta estrategia se puede observar,
si un individuo requiere cerca de 50 años
para alcanzar el dosel (Zea 1997, Galeano
y Bernal 2010, Isaza 2015), que es más del
tiempo de vida reproductiva que tendría
después de llegar a la madurez sexual.
Este proceso se corrobora con base en la
supervivencia observada de las palmas
más altas (las tres categorías de palmas
adultas, Tabla 3), que son a su vez las de
más alta producción de frutos (Tabla 2).
Supervivencia que puede mantener estable
el crecimiento de la población, similar a lo
reportado por Isaza (op.cit.) y Holm et al.
(2008). Estos autores mostraron poblaciones de M. flexuosa de diferentes regiones
que se mantienen en estasis (λ = 1,004 y λ
= 1,046; respectivamente), independientemente de las condiciones particulares
de cada sitio en donde crece la población.
Asimismo, el bajo valor de elasticidad de
la fecundidad estimada (Tabla 5), sugiere
que esta estrategia es congruente con la
de otras especies de palmas tropicales
emergentes, como Atrocaryum mexicanum,
Euterpe oleracea, y Wettinia kalbreyeri, que
se mantienen constantes sin un crecimiento significativo (Piñero et al. 1984,
Arango et al. 2010, Rüger et al. 2011, LaraVásquez et al. 2012).
Finalmente, los valores de λ obtenidos en
ambos periodos de estudio sugieren que
esta población se mantiene en un buen
estado de conservación (λ10-11 = 1,004 y
λ11-12 = 1,000), lo cual puede deberse a la
lejanía de las comunidades humanas, que
haría poco rentable la cosecha y extracción de frutos. Más aún Adultos II fue la
categoría que presentó la mayor contribución a la estasis de esta población (73%),
señalando a esta categoría como la más
importante para el mantenimiento de
la misma. Si llegara a considerarse un
potencial uso de las palmas, sería necesario establecer previamente una estrategia adecuada de manejo, protegiendo a
los individuos que están entre los 22 y 34
metros de altura.
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Bibliografía
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SEGUNDA PARTE : AMAZONIA COLOMBIANA
Orinoquia Colombiana and sus aplicaciones en la evaluación de alternativas de manejo. Trabajo de grado Biología. Pontificia
Universidad Javeriana. Facultad de Ciencias. Bogotá. 185 pp.
130
Interior de un bosque de cananguchal, Amazonas. Foto: J. G. Zamora-Abrego.
L. A. Núñez
5.
ANÁLISIS ESPACIAL DE LOS VISITANTES
FLORALES Y POLINIZADORES DEL
MORICHE (Mauritia flexuosa: ARECACEAE)
EN COLOMBIA
Luis Alberto Núñez A. y Javier Carreño B.
Resumen
Se colectaron, compararon y definieron
los polinizadores de Mauritia flexuosa para
siete localidades en Colombia. Se analizaron 42 muestras, seis por localidad,
tres por palmas masculina y femenina.
Se registró la composición, se calcularon
abundancias relativas y riqueza, se determinó la similaridad en composición,
riqueza y abundancia entre localidades
y se definieron los polinizadores en cada
población. Mauritia flexuosa fue visitada
por 107 especies de insectos, el 50 y 75%
de especies permanecieron constantes
entre localidades. Sin embargo, la composición y riqueza mostro diferencias entre
poblaciones de la Amazonia (Amazonas,
Guaviare, Putumayo) y Orinoquia (Arauca,
Casanare y Meta). Especies de Curculionidae, Nitidulidae (Coleoptera) y Apidae
(Himenoptera) fueron las mejor representadas e importantes en la polinización.
Por su abundancia, comportamiento y
polen transportado, los principales polinizadores fueron Mystrops dalmasi, Grasidius sp. 1, Grasidius sp. 2, Grasidius sp. 3,
Phytotribus sp. 1, Phyllotrops sp. 2, Celetes
sp. 2 y Trigona amalthea, presentes en todas
las poblaciones. Se presentan dos grupos
Liberación de polen flores masculinas de Mauritia flexuosa. Foto: L. A. Núñez A.
de insectos, los generalistas que ocultan
un reducido número de especialistas,
eficientes polinizadores todos asociados
íntimamente con la palma ya que realizan
su ciclo de vida en las inflorescencias y
mueven el polen a lo largo de la distribución de la palma.
Palabras clave: Amazonia. Insectos
especialistas. Morichales. Orinoquia.
Introducción
Debido a la gran variedad de atributos
ecológicos, económicos, y culturales asignados a la palma de moriche, canagucha,
aguaje o buriti como es conocida Mauritia
flexuosa, ésta ha sido considerada como
una de las palmas silvestres neotropicales
más importantes (Galeano y Bernal 2010).
Dentro de los principales aportes económicos sobresale la producción de frutos
que son aprovechados y comercializados en
las principales ciudades aledañas a poblaciones silvestres de la palma. Los frutos
se comercializan por ser una importante
fuente de vitamina A, proteínas, aceites,
carbohidratos y es la base para la producción de aceites, bebidas refrescantes o
consumo directo de los frutos (Balick 1982,
133
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
Henderson et al. 1995, Galeano y Bernal
2010, Isaza et al. 2013).
Debido a que M. flexuosa es una palma
dioica la función masculina y femenina
se encuentra separada en individuos diferentes, con lo cual el dioicismo determina
que la fertilización de las flores, necesaria
para la formación de frutos, dependa de la
polinización cruzada que se realiza a partir
del movimiento de polen entre diferentes
individuos de cada población (Núñez y
Carreño 2013).
En palmas en general y en Mauritia flexuosa
en particular, la polinización es realizada
principalmente por una gran variedad de
insectos, los cuales acceden a las inflorescencias, atraídos por el aroma floral y
en busca del abundante polen que estas
producen. Para los insectos es un recurso
indispensable para el inicio de su reproducción y para completar las fases de desarrollo de los estadios inmaduros, durante
su ciclo biológico (Núñez y Carreño 2013).
Debido a que la supervivencia de los polinizadores depende de la palma, y la fertilización y formación de frutos dependen
del movimiento de polen que realizan los
insectos cuando acceden a las inflorescencias, se genera una dependencia mutua y
sistemas especializados de polinización
(Henderson 1986, Núñez y Carreño 2013,
Núñez et al. 2015).
Considerando lo anterior, los principales aportes en polinización en Mauritia
flexuosa han sido presentados por Ervik
(1993), Storti (1993), Abreu (2001), Núñez
y Carreño (2013) y Khorsand y Koptur
(2013). Estos estudios muestran tres tipos
de polinización en la palma. El primero,
una fuerte participación de insectos como
polinizadores (Storti op. cit., Abreu op.
134
cit., Ervik 1993, Núñez y Carreño op. cit.,
Nogeira 2013, Khorsand y Koptur op. cit.);
el segundo, polinización anemófila (Khorsand y Koptur op. cit.); y el tercero aún
poco evaluado, la ambofilia que consiste en
la participación conjunta entre insectos y
viento. Aunque existe información de base
importante sobre la estrategia de reproducción de Mauritia flexuosa, los aspectos
biológicos y ecológicos de los visitantes y
polinizadores, han sido poco estudiados.
Por ejemplo la composición de visitantes
florales y polinizadores, la variación en
tiempo y en espacio, así como la cualificación y cuantificación de cada especie.
Igualmente, se desconoce la identificación taxonómica de los principales grupos
asociados a las inflorescencias, los tiempos
y fases de los insectos que realizan los ciclos
de vida o se desarrollan dentro de las inflorescencias, entre otros muchos aspectos.
En este estudio se trata de dar a conocer la
composición, proporción, función y posible
variación espacial de la entomofauna
que visita las inflorescencias de Mauritia
flexuosa.
Tabla 1. Localidades de colecta de visitantes florales de Mauritia flexuosa en Colombia.
No.
Departamento
Localidad
1 Amazonas
El Zafire, Leticia
3° 25’ 21, 22” S -69° 48’ 04,86” O
2 Arauca
Arauca, Arauca
7° 03’ 34, 56” N - 70° 48’ 12, 04 O
3 Casanare
Yopal, Vereda Morichal
5° 11’ 58, 33” N -72° 19’ 03, 96” O
4 Caquetá
Vereda las Margaritas,
Florencia
1° 32’ 21.05” N -75° 28’ 29.29 O
5 Guaviare
San José del Guaviare
2° 31’ 06, 79” N -72° 36’ 15, 20” O
6 Meta
Las Unamas, San Martín
3° 43’ 03, 26” N -73° 42’ 23, 27” O
7 Putumayo
Centro Experimental
Amazónico Mocoa
1° 04’ 56, 09” N -76° 37’ 57, 70” O
Materiales y métodos
et al. 1995), aunque también comunidades florísticamente complejas (Householder y Wittmann 2016). Ocupa extensas
áreas de las cuencas de los ríos Amazonas
y Orinoco, en Perú, Venezuela, Brasil,
Bolivia, Colombia y Guyana. En Colombia
se encuentra en los Llanos Orientales, en
el piedemonte andino y en formaciones
de sabana y selva húmeda de la Amazonia
y Orinoquia (Henderson et al. op. cit.,
González-B. 2016).
Área de estudio
Métodos
Para evaluar la variación espacial de los
visitantes florales se realizaron colectas de
todos los insectos que visitaron inflorescencias masculinas y femeninas de Mauritia
flexuosa en siete localidades de Colombia,
cada una en un departamento diferente
donde hay presencia de poblaciones silvestres de la palma (Tabla 1, Figura 1).
Especie de estudio
Mauritia flexuosa L. es una palma dioica
de hasta 35 m de altura, ampliamente
distribuida en suelos hidromórficos en las
tierras bajas del Amazonas y el Orinoco,
donde forma densos palmares (Henderson
Coordenadas
Para determinar la variación espacial en
este estudio, se analizaron 42 muestras de
visitantes florales, seis muestras por localidad, tres de las cuales correspondieron a
inflorescencias masculinas y tres femeninas
de diferentes individuos en cada población
muestreada. Para colectar las muestras se
accedió directamente a las inflorescencias
usando escaleras de aluminio o equipo de
ascenso según la altura de la palma. Cada
una de las 42 inflorescencias fue embolsada, y con fuertes sacudidas se logró que
los insectos cayeran dentro de la bolsa. Una
muestra corresponde a todos los visitantes
que caían dentro luego del procedimiento
anterior. Cada especie de insecto obtenido
de las muestras fue montado, etiquetado
y fotografiado. Para cada uno de los visitantes se evaluó la abundancia, comportamiento y frecuencia.
Abundancia. Se calculó a partir de la suma
del conteo de los individuos de cada una
de las especies en cada colecta. Las abundancias relativas se calcularon como la
suma de las abundancias parciales de cada
colecta. Se categorizó cada una de las especies de visitantes como muy abundantes ***
cuando su número se encuentran entre 300
y 1.000 individuos; Abundantes** cuando
las especies presentaban abundancias
entre 50 y 299 individuos; raras* cuando
las especies presentaban entre 5 y 49 individuos; Esporádicos + cuando las especies
presentaban 1-4 individuos; Ausentes
– cuando no se registraron visitantes en
alguna de las dos inflorescencias.
Comportamiento. Por medio de observaciones directas sobre las inflorescencias
masculinas como femeninas se registró
la actividad de cada especie visitante. Las
observaciones se realizaron desde el inicio
135
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
de la antesis hasta el momento de la senescencia de las flores masculinas y la fertilización de las flores femeninas, el tiempo
de evaluación fue, aproximadamente, cada
4 horas durante la mayor actividad de los
visitantes sobre las inflorescencias. Se
evaluó la frecuencia de los visitantes, hora
de la llegada a la flor y salida de ella, actividad dentro de las flores, recurso aprovechado, permanencia en la flor y contacto
con los estigmas en las flores femeninas.
Frecuencia. La frecuencia expresada
en porcentaje, se calculó dividiendo el
número de palmas en el que cada especie
de visitante fue observado, sobre el
número total de plantas estudiadas (n=
42). De acuerdo a lo anterior, se clasificó
a los visitantes florales en cuatro categorías: especies frecuentes (Fr), presentes en
más del 75% de las colectas; especies accesorias (Ac), presentes entre el 55 y 65%
de las colectas; especies ocasionales (Oc),
presentes entre el 35 y 45%; especies esporádicas (Es), presentes en menos del 25%
de las colectas y Ausentes (–), cuando no se
registraron visitantes en alguna de las dos
inflorescencias.
en cuatro grupos: 1) polinizadores principales con alta eficiencia (Pae); 2) polinizadores secundarios con baja eficiencia
(Bae); 3) polinizadores ocasionales (Poc) y
4) insectos visitantes sin participación en
la polinización (Nop).
Definición de polinizadores
Resultados
El papel de cada visitante en la polinización
de Mauritia flexuosa, en las poblaciones de
cada localidad muestreada, se determinó a
partir de un análisis de cantidad (abundancias) de insectos que llegaron a las flores
de la inflorescencias femeninas y el conteo
de la cantidad de polen transportado en
el cuerpo de cada insecto. Siguiendo la
metodología de Núñez et al. (2005), la
calidad en la polinización se evaluó a partir
del conteo de cargas polínicas, de una
muestra de 10 individuos de cada especie
de insecto que llegó a cada inflorescencia
femenina. Se categorizaron los visitantes
Las inflorescencias de Mauritia flexuosa
fueron visitadas por un amplio espectro
de visitantes tanto en abundancia como en
diversidad. En total, y a lo largo del área de
distribución de la palma, se encontraron
104 especies de insectos y tres especies de
arácnidos (Anexo 1). Entre los insectos, el
orden Coleoptera fue el más diverso con
38 especies, seguido de Diptera con 11,
Hymenoptera con nueve y Hemiptera con
cinco. Las familias con el mayor número de
especies fueron Curculionidae con 17 especies, seguido de Apidae con seis, Chrysomelidae con cinco, Nitidulidae y Syrphidae
con tres, y Staphylinidae, Scarabaeidae,
Anthocoridae, Drosophilidea, Musidae y
Phoridae con dos cada una. La composición de visitantes florales de M. flexuosa
siguió un mismo patrón ya que se mantuvo
a
Figura 1. Distribución de las localidades y puntos de muestreo de poblaciones silvestres de
Mauritia flexuosa en Colombia.
136
constante en todos los puntos muestreados
(Figura 2).
El número de especies de insectos que
acceden a las inflorescencias de Mauritia
flexuosa permaneció constante entre localidades y al igual que la composición no
presentó diferencias significativas de
visitantes florales entre las localidades
(Kruskal-Wallis p=0,097). Las inflorescencias masculinas de poblaciones de M.
flexuosa que recibieron mayor número de
especies visitantes florales fueron las de
los departamentos de Casanare, Amazonia
y Meta. Cada una fue visitada por más de
50 especies de insectos, mientras que Putumayo y Guaviare fueron menos visitadas
con 37 y 32 especies, respectivamente
(Figura 3a). Las especies de visitantes
florales acceden y se concentran principalmente en las inflorescencias masculinas las
cuales fueron visitadas en promedio por
45 especies de insectos, mientras que las
inflorescencias femeninas fueron visitadas
en promedio por 19 especies de insectos
(Figura 3b), este patrón se repitió a lo largo
de todas las localidades muestreadas.
b
Figura 2. Riqueza por familia de insectos visitantes florales de Mauritia flexuosa en siete
localidades de Colombia: a) inflorescencia masculina; b) inflorescencia femenina.
137
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
Aunque los grupos de insectos y el número
de especies no cambian a lo largo de las
comunidades muestreadas, las especies de
insectos son diferentes entre localidades
(Tabla 2). El análisis de similitud a partir
del análisis de clúster (Figura 4), mostró
que las especies de insectos que visitan las
poblaciones de M. flexuosa en el Caquetá,
difieren al resto de localidades y las especies de visitantes que se distribuyen
en la región del Amazonas (Amazonas,
Guaviare, Putumayo) son muy diferentes a
los insectos que visitan las inflorescencias
en las poblaciones de la palma en la región
del Orinoco (Arauca, Casanare y Meta).
Los porcentajes de similitud pareada de
visitantes florales entre poblaciones de la
cuenca Amazónica y de la Orinoquia estuvieron tan sólo entre el 21 y 50%, mientras
que entre poblaciones de cada cuenca alcanzaron porcentajes de similitud de visitantes
entre 69 y 78% en el Orinoco; y entre 56 y
72 % en poblaciones de la cuenca amazónica (Tabla 2). El análisis de ordenamiento
con la técnica de escalamiento multidimensional no métrico (NMSD) (Figura 5),
confirma las diferencias entre los visitantes
florales que acceden a las inflorescencias de
M. flexuosa en Caquetá y el resto de poblaciones de las otras localidades y de igual
Figura 4. Análisis de clúster de las especies de visitantes florales agrupados por localidades
muestreadas utilizando el coeficiente de Bray-Curtis.
Tabla 2. Análisis de similitud pareada (según distancia de Bray-Curtis) de visitantes florales
de Mauritia flexuosa por localidades en Colombia.
Amazonas Arauca Caquetá Casanare Guaviare Meta Putumayo
Amazonas
a
b
Figura 3. Variación de la riqueza insectos visitantes en inflorescencias de Mauritia flexuosa
en algunos departamentos de Colombia: a) inflorescencias masculinas; b) inflorescencias
femeninas.
138
1
0,44
0,5
0,49
0,72
0,54
0,56
Arauca
0,44
1
0,32
0,78
0,45
0,69
0,25
Caquetá
0,5
0,32
1
0,38
0,4
0,46
0,43
Casanare
0,49
0,78
0,38
1
0,4
0,72
0,28
Guaviare
0,72
0,45
0,4
0,4
1
0,36
0,72
Meta
0,54
0,69
0,46
0,72
0,36
1
0,21
Putumayo
0,56
0,25
0,43
0,28
0,72
0,21
1
manera el agrupamiento por similitud en
la composición entre poblaciones de en la
cuenca del Amazonas y las del Orinoco.
Abundancia
Las abundancias de los visitantes florales de
M. flexuosa presentaron un patrón similar
en todas las localidades muestreadas y
entre las inflorescencias masculinas y
femeninas. El patrón de abundancias se
caracterizó por tener pocas especies muy
abundantes y la gran mayoría de las especies con pocos individuos. En ambos tipos
de inflorescencias y en todas las localidades
139
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
donde se colectaron visitantes florales,
las especies de Nitidulidae fueron los más
abundante, seguido de Curculionidae y
Apidae (Figura 6). En todos los casos los
coleópteros de la familias Nitidulidae y
Curculionidae específicamente Mystrops
dalmasi, Grasidius sp. 1, Grasidius sp. 3,
Phytotribus sp. 1, fueron los insectos más
abundantes y conformaron entre todos
cerca del 85% de las abundancias en todas
las muestras.
El número de insectos que visitaron en
promedio las inflorescencias en fase femenina fue menor que en la fase masculina
(Figura 7). Las inflorescencias masculinas
Figura 7. Análisis de intervalo de abundancia de los visitantes florales en inflorescencias
masculinas y femeninas de Mauritia flexuosa en Colombia.
Figura 5. Escalamiento multidimensional no métrico (NMSD) de los insectos visitantes de
Mauritia flexuosa para siete localidades en Colombia.
a
b
Figura 6. Abundancias de los principales visitantes florales en inflorescencias de Mauritia
flexuosa: a) inflorescencia masculina; b) inflorescencia femenina.
140
fueron visitadas por 10.427 ± 5.706 (n=42)
insectos, mientras que las femeninas,
fueron visitadas por 2.135 ± 1.560 (n=42).
Las localidades con un mayor número de
visitantes florales en individuos en fase
masculina y femenina fueron Casanare con
14.981 ± 2.693 (n=6) y 3.114 ± 2.141(n=6)
respectivamente, seguido de Arauca con
13.718 ± 7.801 (n=6) y 2.575 ± 1.713 (n=6)
y Guaviare con 10.491 ± 1.563 (n=6) y
2.178 ± 2.200 (n=6). Las localidades con
un menor número de visitantes fueron
Putumayo con 8.836 ± 5.109 (n=6) y 1.748
± 1.266 (n=6), y Meta con 8.037 ± 1.937
(n=6) y 19.827 ± 1.295 (n=6).
Comportamiento
Los visitantes florales de Mauritia flexuosa
que accedieron a las inflorescencias masculinas y femeninas siguieron un mismo
patrón de comportamiento. Llegaron a la
inflorescencia al final de la tarde (18:30
a 20:00 horas) del primer día y todos
los días mientras habían flores activas y
funcionales. La llegada en todos los casos
coincidió con la hora de apertura de los
botones florales y la liberación del aroma
floral. A medida que las flores entraban en
antesis, una nube de visitantes con varias
especies mezcladas accedía a las flores. La
gran mayoría de visitantes se concentró en
141
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
las inflorescencias masculinas. Allí consumían el abundante polen que las flores
producen, luego se observó que los insectos
realizaban copulas y buscaban sitios para
ovipositar. A los pocos días era posible
observar gran cantidad de larvas de Nitidulidae y Curculionidae en las raquilas de las
inflorescencias masculinas (Figura 8). En
las inflorescencias femeninas, el comportamiento de los visitantes varió en la permanencia y la actividad en la inflorescencia.
La hora de llegada fue similar entre las
18:30 a 20:00 horas y la nube de visitantes
correspondió principalmente a especies de
coleópteros incluyendo Mystrops dalmasi,
Grasidius sp. 1, Grasidius sp. 3, Phytotribus
sp. 1 y varias especies de abejas meliponinas. Estos insectos accedían a las flores
y tenían contacto con los estigmas pero
abandonaban la flor al no encontrar recompensa; algunos de ellos se concentraban
en los estaminoidios por unos segundos
a
b
c
d
e
f
g
h
i
Figura 8. Registro de los principales insectos visitantes en flores de Mauritia flexuosa en
Colombia. a-b) Mystrops (Nitidulidae); c-f) gorgojos (Curculionidae); g-h) abejas (ApidaeMeliponini); i) Avispa (Vespidae). Fotos: J. Carreño (a, b, c y d), L. A. Núñez A. (e, f, g, h e i).
142
y nuevamente volaban hacia otra flor,
comportamiento que se repetía durante
varias horas hasta que abandonaban la
inflorescencia definitivamente.
Definición de polinizadores
La eficiencia en el transporte de polen por
parte de los insectos que visitan las flores
de Mauritia flexuosa fue muy diferente
entre especies y grupos de insectos (Anexo
1). Basados en atributos como abundancia,
comportamiento y de cargas polínicas de
todas las especies de insectos que acceden
a las inflorescencias femeninas, tan sólo
especies como Mystrops dalmasi, Grasidius
sp. 1, Grasidius sp. 2, Grasidius sp. 3, Phytotribus sp. 1, Phyllotrops sp. 2, Celetes sp. 2 y
Trigona amalthea, participaron en la polinización. En todas las poblaciones Mystrops
dalmasi (Nitidulidae), Grasidius sp. 1, Grasidius sp. 2, Grasidius sp. 3, Phytotribus sp.
1, Phyllotrops sp. 2, Celetes sp. 2 (Curculionidae), fueron los insectos que transportaron polen en M. flexuosa (Figura 9). Otras
Figura 9. Distribución porcentual de la participación de grupos de polinización a lo largo de
la distribución de Mauritia flexuosa en Colombia.
143
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
especies como abejas (Apidae), Moscas
(Diptera) y las restantes especies de Curculionidae, aunque eventualmente pueden
ser polinizadores son poco eficientes, por la
abundancia con las que acceden a las inflorescencias. Ello determina que sean polinizadores secundarios.
Discusión
La alta diversidad y abundancia de insectos
en las inflorescencias y flores de Mauritia
flexuosa, es un fenómeno común en palmas.
Por ejemplo, en Syagrus sancona se reportan
cerca de 70 especies de insectos (GuerreroOlaya y Núñez 2016), y Oenocarpus bataua
es visitada por 81 especies (Núñez y Rojas
2008). De igual manera, Núñez et al.
(2015) mencionan que las inflorescencias
de O. Oenocarpus minor y O. balackii,
fueron visitadas por 45 y 50 especies de
insectos, respectivamente mientras que las
inflorescencias de Syagrus petraea atrajeron
30 especies (Silberbauer-Gottsberger et al.
2013).
De la misma forma, la composición de
visitantes florales encontrada en Mauritia
flexuosa concuerda con la observada en
otros estudios de palmas neotropicales de
los géneros Syagrus (Núñez 2014, Silberbauer-Gottsberger et al. 2013), Astrocaryum
(Dáttilo et al. 2015), Oenocarpus (Núñez et
al. 2015, Núñez y Rojas 2008), Ceroxylon
(Núñez 2014), Bactris (Listabarth 1996,
Henderson et al. 2000) y Attalea (Fava et al.
2011, Núñez et al. 2005).
Los resultados de este estudio indican que
los diferentes grupos de insectos que hacen
parte de la comunidad de visitantes de
Mauritia flexuosa permanecen constantes a
lo largo del área de distribución de la palma,
ya que a nivel de grandes taxones (órdenes
y familias) las pruebas no mostraron diferencias significativas entre localidades
144
(p= 0,7977) y las pruebas de similitud
muestran que cerca del 70% de las especies permanece en las poblaciones en cada
localidad. Sin embargo, a nivel de especies
se presenta diferencia en la composición,
con tres grupos bien diferenciados: los
insectos de la población de Caquetá y las
poblaciones muestreadas en las regiones
del Orinoco y la Amazonia (Figuras 4 y 5).
Esta diferencia en la composición de visitantes podría indicar que como varias de
las especies de visitantes cambian a lo largo
de la distribución de la palma, los polinizadores también lo harían, pero en este caso
no ocurrió ya que los principales polinizadores como Mystrops dalmasi, Grasidius sp.
1, Grasidius sp. 2, Grasidius sp. 3, Phytotribus sp. 1, Phyllotrops sp. 2, Celetes sp.
1 y Trigona amalthea, siempre estuvieron
presentes, accedieron en gran número a
las inflorescencias masculinas y femeninas
y traían abundante polen en sus cuerpos.
Por lo tanto la polinización de M. flexuosa
es realizada por insectos -principalmente
coleópteros (Nitidulidae y Curculionidae)que permanecen constantes y polinizan la
palma a lo largo de su distribución (Figura
9). Este patrón de asociación encontrado
en Colombia al parecer se repite a lo largo
de la distribución de la palma en otros
países donde se encuentra (Tabla 3). Los
diferentes grupos y especies de visitantes
florales y principales polinizadores también
han sido encontrados y reportados en otras
poblaciones de M. flexuosa en países como
Brasil (Storti 1993, Abreu 2001, Khorsand
y Koptur 2013, Nogeira 2013) y Ecuador
(Ervik 1993, Núñez datos sin publicar).
En consecuencia y de acuerdo a los resultados, los visitantes de Mauritia flexuosa
pueden reunirse en dos grupos de
insectos. El primero incluye aquellos cuya
presencia no está asegurada y cambia en
las poblaciones de la palma, y el segundo
corresponde a un grupo de insectos que
permanece constante a lo largo de la distribución de la palma y que en la mayoría de
los casos corresponde a los polinizadores
como ocurre en M. flexuosa. Núñez (2014),
encontró este mismo patrón en Socratea
exorrhiza, Syagrus sancona y Attalea
butyracea, y sugiere que en palmas silvestres neotropicales, cada taxon presenta
un núcleo de pocas especies de insectos
especialistas con dependencia obligada con
la palma. Estas se hallan ocultas por un
espectro amplio de visitantes generalistas
que acceden principalmente a las inflorescencias masculinas porque ofrecen gran
cantidad de polen, pero con una muy baja
contribución en el movimiento del mismo,
y que pueden cambiar temporal y espacialmente.
La íntima asociación de los visitantes
florales con las inflorescencias evidenciada
en la gran cantidad de larvas y de insectos
buscando lugares dentro de la inflorescencia, para ovopositar, es una prueba más
que confirma la posibilidad de encontrar
dos tipos o grupos de visitantes. El grupo de
especialistas generalmente incluye especies
de Mystrops, Grasidius, Phyllotrox y Celetes
que aprovechan estructuras y recursos
florales necesarios para desarrollar alguna
parte o todo su ciclo de vida en la inflorescencia (Siberbauer-Gottsberger et al. 2013,
Barfod et al. 2011, Franz y Valente 2005).
En el segundo grupo, de generalistas, su
presencia depende del polen como recurso,
por eso centran su visita en las inflorescencias masculinas donde encuentran dicha
recompensa (Núñez et al. 2015, Tadey et al.
2013, Núñez y Rojas 2008).
La constancia de la comunidad de visitantes
florales de palmas a escala espacial, hallada
en este estudio ha sido reportada por
Guimarães (2009) en Mato Grosso, Brasil,
donde evaluó todas las especies de gorgojos
(Coleoptera: Curculionidae) de cuatro
poblaciones de Euterpe longebracteata;.
Núñez y Rojas (2008) en tres localidades
donde se distribuye Oenocarpus bataua,
y Núñez (2014) en Socratea exorrhiza,
Syagrus sancona y Attalea butyracea.
La constancia en la visita es el primer paso
para mantener especificidad de visitantes
entre especies de palmas que coexisten y es
utilizada como evidencia cuando se habla
de sistemas especializados palma - polinizador (Listabarth 1996). La especificidad
es una característica observada en otras
especies de palmas. Por ejemplo Núñez
(2014) comparó la comunidad de gorgojos
en 20 especies de palmas en la Orinoquia
colombiana y encontró que hay 85% de
especificidad. A su vez Núñez et al. (2015),
evaluaron la comunidad de visitantes
florales en tres especies del género Oenocarpus donde el 78% de las especies son
específicas para cada palma. De igual forma
Franz y Valente (2005) evaluaron la especificidad de más de 50 especies de gorgojos
con palmas de los géneros Attalea, Syagrus,
Astrocaryum, Polyandrococos, Allagoptera,
Trithrinax, Mauritia y Euterpe, encontrando
que las especies de gorgojos solo visitaban
entre una a dos especies de palma.
La intima asociación de Nitidulidae y
Curculionidae específicamente de Mystrops
dalmasi, Grasidius sp. 1, Grasidius sp. 2,
Grasidius sp. 3, Phytotribus sp. 1, Phyllotrops
sp. 2 y Celetes sp. 1, con las inflorescencias
de Mauritia flexuosa se presenta como una
relación de dependencia mutua debido a
que todas las especies son específicas de la
palma, visitan las inflorescencias en busca
de recursos disponibles como protección,
alimento (polen y néctar), sitios de cópula
y ovoposición y desarrollo de las larvas, y
145
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
Tabla 3. Comparación estudios polinización en Mauritia flexuosa en varios países de
Suramérica.
País
Localidad
Sexo
Riqueza
♂
30
Visitantes
Curculionidae
Uberlandia
Nitidulidae
Apidae
18º57’S-48º14’W
♀
♂
30
Nitidulidae
Apidae
Brasil
3º08’S-60º00’W
♀
♂
96
Nitidulidae
Apidae
0º37’S-72º20’W
♀
♂
64
Nitidulidae
Apidae
Colombia
5º21’N72º17’W
♀
16
Provincia Napo
♂
30
Curculionidae
Nitidulidae
Apidae
0º16’S-77º41’W
♀
Ecuador
♂
19
Nitidulidae
Apidae
♀
Nuñez y
Carreño
(2013)
Mystrops sp. 1
Ervik (1993)
Phyllotrox sp. 39
Se sugiere ampliar las áreas de estudios
a otros países o reproducir este tipo de
estudios en el mayor número posible de
localidades y durante varios períodos
reproductivos de la palma.
•
Mystrops sp. 1 Núñez datos
Phyllotrox sp. 39 sin publicar
Loreto
♂
19
4º32’S-73º33’W
♀
30
Estado Guárico
65º22’W8º23’N
♂
19
Nitidulidae
Apidae
Curculionidae
Nitidulidae
Apidae
Núñez datos
sin publicar
•
•
•
•
•
Bibliografía
•
30
Curculionidae
146
Mystrops sp. 1
Phyllotrox sp. 39
30
Amazonia
Venezuela
Mystrops sp. 1 Khorsand y
Phyllotrox sp. 39 Koptur 2013
Debido a la creciente demanda de frutos de
Mauritia flexuosa, se han iniciado planes de
domesticación para la siembra y establecimiento de cultivos industriales. Debido
a las necesidades de manejo de poblaciones silvestres, porque de allí es donde se
obtienen los frutos que se comercializan,
es necesario resaltar la importancia y prioridad que se le debe dar al conocimiento y
manejo de los visitantes y polinizadores, ya
que mediante dicha acción depende que se
asegure el éxito en la formación de frutos y
por ende de la productividad.
19
Curculionidae
Perú
Mystrops sp. 1
Storti (1993)
Phyllotrox sp. 39
26
Curculionidae
Casanare
Mystrops sp. 1
Abreu (2001)
Phyllotrox sp. 39
19
Curculionidae
Belen do Pará
Referencia
19
Curculionidae
Manaus
Polinizadores
a su vez actúan como polinizadores principales (p. e. Búrquez et al. 1987, Anderson
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Núñez datos
sin publicar
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147
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
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149
150
Baridinae
Parisoschoenus maritimus
Parisoschoenus sp. 1
Terires sp. 1
Terires sp. 2
26
27
28
29
30
Cryptorhynchus sp.1
Cryptorhynchus sp.2
31
32
Cryptorhynchinae
Tonesia sp. 1
Parisoschoenus expositus
25
Bondariella sp. 1
Centrinae Gen 4, sp. 1
24
Phytotribus sp. 2
22
23
Phyllotropx sp. 2
Phytotribus sp. 1
20
19
21
Gn.6 sp.1
Phyllotropx sp. 1
18
Gn.4 sp.2
Gn.5 sp.1
Gn.4 sp.1
15
17
Grasidius sp. 5
16
Grasidius sp. 4
14
ORDEN
FAMILIA/Géneros
13
N
Anexo 1. Continuación.
Grasidius sp. 3
12
**, Fr
Grasidius sp. 1
Grasidius sp. 2
10
11
–
–
–
*, Fr
–
–
*, Fr
*, Ac
*, Oc
*, Ac
*, Ac
**, Fr
–
–
*, Ac
*, Ac
–
*, Ac
**, Ac
–
Amaz
***, Fr
–
*, Oc
*, Oc
–
*, Fr
*, Fr
*, Fr
–
–
–
–
–
**, Fr
**, Fr
**, Fr
–
–
–
–
–
**, Fr
Arau
**, Fr
–
**, Fr
–
–
*, Es
Celetes sp.4
+,Oc
Celetes sp.3
8
9
**, Fr
**, Fr
–
*, Ac
*, Ac
–
–
Arau
–
**, Fr
Celetes sp.1
Celetes sp.2
–
–
6
Andranthobius sp. 2
–
–
*, Oc
Amaz
7
Andranthobius sp. 1
Pediacus sp.1
Lebia sp.1
Apion sp. 1
5
Acalyptinae
CURCULIONIDAE
CUCUJIDAE
Lebinii
CARABIDAE
BRENTIDAE
ORDEN
FAMILIA/Géneros
COLEOPTERA
4
3
2
1
N
–
–
–
*, Fr
–
–
–
–
–
–
–
***, Fr
–
–
–
*, Ac
–
*, Es
–
–
Caq
**, Fr
–
**, Fr
–
–
–
**, Fr
–
–
*, Ac
–
–
Caq
*, Oc
*, Oc
–
*, Fr
*,
*, Fr
–
–
–
–
–
***, Fr
*, Ac
**, Fr
–
–
–
–
–
**, Fr
Casa
**, Fr
**, Fr
**, Fr
–
–
**, Ac
**, Fr
*, Ac
**, Ac
+,Oc
+,Oc
–
Casa
–
–
*, Oc
*, Fr
–
–
*, Fr
*, Ac
*, Oc
*, Oc
*, Ac
**, Fr
–
–
*, Ac
*, Es
*, Fr
*, Fr
**, Fr
–
Guav
**, Fr
–
**, Fr
*, Es
+,Oc
–
**, Fr
–
–
–
–
*, Oc
Guav
–
–
+,Oc
*, Oc
*, Fr
–
–
*, Fr
*, Oc
*, Ac
*, Oc
*, Ac
**, Fr
–
–
Nop
Nop
Bae
Bae
Bae
Bae
Bae
Bae
Bae
Bae
Pae
Pae
Bae
Bae
Bae
Bae
*, Oc
Bae
+,Oc
Bae
Poc
Poc
Rol
Pae
Poc
Pae
Bae
Bae
Poc
Bae
Poc
Poc
Poc
Nop
Nop
Rol
+,Oc
*, Fr
**, Fr
–
Putu
–
–
**, Fr
*, Es
+,Oc
–
–
–
–
*, Ac
–
*, Oc
Putu
+,Oc
–
–
*, Oc
*, Fr
–
–
–
–
–
***, Fr
–
**, Fr
–
–
–
–
–
**, Fr
Meta
**, Fr
**, Fr
**, Fr
–
–
–
**, Fr
**, Ac
**, Ac
*, Ac
+,Oc
–
Meta
Anexo 1. Visitantes florales de Mauritia flexuosa. Abundancias indicadas como *** muy abundantes (entre 300 y 1.000 individuos);
**abundantes (entre 300 y 1.000), *raro (entre 5 y 49), + esporádicos (1-4) y –ausente (0). Departamentos de Colombia: Amazonas
(Amaz), Arauca (Arau), Caquetá (Caq), Casanare (Casa), Guaviare (Guav), Meta (Meta), Putumayo (Putu). Frecuencia indicada como:
Poco frecuente (PF), Frecuente (F) y Muy frecuente (MF). Polinizadores principales con alta eficiencia (Pae), polinizadores secundarios con baja eficiencia (Bae): polinizadores ocasionales (Poc) y sin participación en la polinización (Nop).
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
151
152
–
Mystrops sp. 2
Gen 2 sp.1
47
57
Silvanus sp.1
63
sp.1
Ahasverus sp.1
SILVANNIDAE
SCOLYTIDAE
62
61
–
*, Fr
–
–
*, Fr
–
–
–
–
+,Oc
Cyclocephala sp.1
Aspidolea ferruginea
59
60
–
–
–
–
–
–
–
*, Fr
–
+,Oc
*, Fr
–
*, Fr
–
–
*, Fr
Arau
*, Fr
–
***, Fr
Cyclocephala amazona
Dynastinae
56
58
Gen 3 sp.1
Gen 4 sp.1
55
SCARABAEIDAE
Aleochara sp. 1
Philonthus sp. 2
54
–
*, Fr
Xanthopygus sp.1
Xanthopygus sp.2
52
*, Fr
–
*, Fr
–
Amaz
–
*, Fr
Erchomus sp.1
53
Staphylininae
Gen 4 sp.1
50
51
Gen 3 sp.1
49
STAPHYLINIDAE
Gen 2 sp.2
ORDEN
FAMILIA/Géneros
48
N
Anexo 1. Continuación.
Mystrops dalmasi
45
46
***, Fr
–
Gen 2, sp. 1
NITIDULIDAE
+,Oc
+,Oc
+,Oc
Monolepta sp. 2
43
44
42
+,Oc
–
–
–
+,Oc
–
Monolepta sp. 1
Gen 2, sp. 1
41
Galerucinae
Sphaeropis sp. 1
40
–
Gen 2, sp. 2
Crptocephalinae
39
–
–
–
+,Oc
+,Oc
–
*, Fr
–
–
–
–
*, Fr
*, Fr
+,Oc
–
–
+,Oc
–
–
–
–
*, Fr
–
–
–
–
–
–
–
–
+,Oc
+,Oc
*, Fr
–
–
–
Guav
–
–
***, Fr
–
–
–
–
+,Oc
–
+,Oc
–
–
*, Fr
–
+,Oc
*, Fr
Guav
*, Fr
–
–
*, Fr
Casa
*, Fr
*, Fr
***, Fr
–
*, Oc
*, Oc
*, Oc
+,Oc
–
–
*, Oc
+,Oc
*, Fr
–
–
*, Fr
Casa
+,Oc
–
–
–
–
*, Fr
–
–
–
Caq
–
–
***, Fr
–
–
–
–
–
–
–
–
+,Oc
Gen 2, sp. 1
–
Longitarsus sp. 2
37
38
+,Oc
*, Fr
–
+,Oc
*, Fr
Caq
–
*, Fr
–
–
*, Fr
Arau
+,Oc
–
Alticinae
*, Fr
–
+,Oc
*, Fr
Amaz
Longitarsus sp. 1
36
Mauritinus seferi
35
CHRYSOMELIDAE
Metamasius Sp. 2
34
Eubulus sp.1
Metamasius Sp. 1
Rhynchophorinae
ORDEN
FAMILIA/Géneros
33
N
Anexo 1. Continuación.
*, Fr
*, Fr
–
–
–
–
–
–
+,Oc
–
+,Oc
–
*, Fr
–
*, Fr
–
Meta
*, Fr
–
***, Fr
+,Oc
–
+,Oc
–
–
–
–
*, Oc
+,Oc
*, Fr
–
–
*, Fr
Meta
1
Nop
–
*, Fr
–
–
–
+,Oc
Nop
Poc
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
+,Oc
+,Oc
Nop
Nop
Nop
Nop
Poc
Poc
Poc
Rol
Poc
Pae
Pae
Nop
Nop
Nop
–
–
–
*, Fr
*, Fr
*, Oc
–
–
Putu
–
*, Fr
***, Fr
–
–
–
Nop
Nop
+,Oc
Nop
+,Oc
+,Oc
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Rol
+,Oc
–
–
*, Fr
1
+,Oc
*, Fr
Putu
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
153
154
Apis mellifera scutellata
Partamona sp. 1
67
Protopolybia sp. 3
Polybia sp. 1
Gen 3, sp. 1
83
84
85
Drosophila sp. 2
87
93
PHORIDAE
Pericyclocera sp. 1
sp. 2
92
sp. 1
sp. 1
CHLOROPIDAE
91
90
sp. 2
89
CERATOPOGONIDAE
sp. 1
88
CALLIPHORIDAE
Drosophila sp. 1
86
DROSOPHILIDAE
Polistes sp 2
82
DIPTERA
Polistes sp 1
VESPIDAE
ORDEN
FAMILIA/Géneros
81
N
Anexo 1. Continuación.
sp. 2
80
78
Dolichoderus sp. 1
Trigona sp 4
Trigona sp 5
77
79
Trigona sp 3
76
*, Fr
*, Fr
Trigona amalthea
Trigona fulviventris
74
75
–
–
Trigonisca sp. 1
–
+,Oc
–
+,Oc
+,Fr
–
–
–
+,Oc
–
–
–
+,Fr
+,Fr
+,Fr
*, Fr
*, Fr
–
+,Fr
+,Fr
–
–
–
+,Fr
–
–
+,Fr
Arau
–
+,Oc
Amaz
+,Oc
+,Oc
–
+,Fr
–
–
*, Fr
–
*, Fr
–
*, Fr
73
–
*, Fr
–
Plebeia sp. 2
–
Plebeia sp. 3
70
–
–
–
+,Fr
*, Fr
–
–
+,Oc
Arau
72
Plebeia sp. 1
69
*, Fr
–
–
–
Amaz
71
Partamona sp. 2
Plebeia aff. timida
68
FORMICIDAE
Melipona favosa
Oxytrigona mellicolor
65
Meliponinae
APIDAE
HYMENOPTERA
ORDEN
FAMILIA/Géneros
66
64
N
Anexo 1. Continuación.
–
–
–
–
+,Oc
–
+,Oc
+,Oc
+,Fr
+,Fr
+,Oc
–
–
*, Fr
–
–
–
+,Fr
+,Fr
–
–
+,Oc
+,Oc
+,Oc
+,Oc
+,Fr
+,Fr
+,Fr
+,Fr
–
+,Fr
–
–
–
–
–
–
+,Fr
–
–
–
–
–
+,Fr
–
–
Putu
–
–
–
–
+,Fr
–
–
*, Fr
*, Fr
+,Fr
Meta
+,Oc
+,Oc
+,Oc
–
–
–
+,Fr
+,Fr
–
+,Fr
–
+,Fr
–
–
+,Fr
Guav
–
–
+,Fr
+,Fr
–
–
+,Fr
+,Fr
*, Fr
*, Fr
–
–
–
–
+,Fr
*, Fr
*, Fr
*, Fr
–
–
+,Oc
1
Putu
–
–
*, Fr
*, Fr
–
–
Meta
*, Fr
*, Fr
*, Fr
*, Fr
*, Fr
–
+,Fr
+,Fr
*, Fr
–
+,Oc
+,Oc
Guav
–
+,Fr
Casa
–
–
–
–
–
*, Fr
*, Fr
–
–
*, Fr
–
+,Fr
–
–
–
Caq
–
–
–
+,Fr
–
–
*, Fr
–
–
–
–
–
+,Fr
–
*, Fr
*, Fr
–
+,Oc
Casa
–
–
+,Oc
–
Caq
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Bae
Rol
Nop
Nop
Bae
Nop
Nop
Bae
Bae
Bae
Nop
Poc
Nop
Poc
Nop
Poc
Nop
Nop
1
Rol
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
155
156
Gen 2, sp. 1
99
SALTICIDAE
THOMISIDAE
ARACNIDA
sp.1
Gen 2, sp. 1
Gen 2, sp. 1
107
THYSANOPTERA
ORDEN
FAMILIA/Géneros
Gen 1, sp. 1
Diaea sp. 1
Euborellia sp.1
106
105
N
Anexo 1. Continuación.
104
103
102
CARCINOPHORIDAE
Phymata sp. 1
101
DERMAPTERA
Discocoris drakei
100
THAUMASTOCORIDAE
Leptoglossus sp.1
98
Gen 2, sp. 1
COREIDAE
97
sp. 1
Xylocaris sp.1
sp.1
MIRIDAE
CICADELLIDAE
ANTHOCORIDAE
ORDEN
FAMILIA/Géneros
HEMIPTERA
96
95
94
N
Anexo 1. Continuación.
–
–
+,Oc
–
Arau
–
–
–
–
–
–
+,Oc
–
+,Oc
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Nop
Nop
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Nop
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Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Nop
Rol
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : POLINIZACIÓN MORICHE
M. Portocarrero-Aya
157
L. M. Mesa-S.
6.
AVES Y MAMÍFEROS ASOCIADOS A
ECOSISTEMAS DE MORICHAL
EN VENEZUELA
Vicky C. Malavé-Moreno, Miguel Lentino, Olga Herrera-Trujillo,
Arnaldo Ferrer y Hillary Cabrera
Resumen
Los morichales son formaciones vegetales
donde Mauritia flexuosa es el elemento
dominante. A pesar de que se ha reconocido su importancia biológica, se han
realizado pocos estudios de la fauna
asociada. Es por ello que se presenta en
este capítulo, un listado comentado de
aves y mamíferos asociados a estos ecosistemas. En Venezuela se han registrado
1.417 especies de aves, de las cuales 245
se encuentran asociadas a morichales
(192 géneros, 56 familias y 22 órdenes),
incluyendo once migratorias. En mamíferos hay registradas 390 especies en el
país, de las cuales 143 están asociadas a
morichales (98 géneros, 38 familias y 12
órdenes). El gremio trófico dominante
entre las aves fue el de los consumidores
de invertebrados (39,6%), mientras que
entre los mamíferos fue el de los insectívoros (37,1%). Algunas de estas especies
se encuentran en categoría de amenaza
tanto a nivel nacional en el Libro Rojo
de la Fauna Venezolana (un mamífero
en estado “Crítico”, otro “En Peligro”
y dos aves en categoría “Vulnerable”),
como internacionalmente según la IUCN
Morichal Laguna La Vieja, Tame (Arauca). Foto: L. M. Mesa-S.
(un mamífero “En Peligro” y cinco como
“Vulnerable”). La presencia de especies
endémicas, migratorias y amenazadas
resalta la importancia de estos ecosistemas en términos de conservación de la
biodiversidad.
Palabras clave. Avifauna. Diversidad.
Mastofauna. Mauritia flexuosa.
Introducción
Los morichales son formaciones vegetales
siempreverdes caracterizadas por individuos de gran porte y altura y representan a
las comunidades en que la palma moriche
(Mauritia flexuosa) es el elemento florístico
determinante. Se halla asociadas a ejes de
drenaje o cursos de agua permanentes y es
una comunidad sucesional con tendencia
a evolucionar al bosque siempreverde de
pantano González-B. y Rial (2013). Lasso
et al. (2013) indican que en la Orinoquia
los morichales constituyen en muchos
casos, la única fuente de agua permanente para la fauna. Debido a su asociación directa con acuíferos que mantienen
los flujos de agua hacia el río de morichal
todo el año, las comunidades de Mauritia
159
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
flexuosa garantizan el agua disponible para
los ecosistemas circundantes. La compleja
estructura de los morichales (vertical y
horizontal) proporciona diversos hábitats
capaces de albergar una gran diversidad de
fauna y en consecuencia, cadenas tróficas
ramificadas y complejas. A pesar de que
se ha reconocido su importancia biológica, en Venezuela pocos estudios han
sido realizados con comunidades de aves
y mamíferos vinculadas a los morichales.
Debido a ello, el principal objetivo de este
trabajo fue elaborar un listado taxonómico comentado de las especies de aves y
mamíferos asociados a este ecosistema.
flexuosa que en grupo o solitariamente,
interrumpen la continuidad de la matriz
herbácea; ii) morichal cerrado, comunidad
de morichal donde la densidad de los individuos adultos de la palma es lo suficientemente densa para constituir un dosel
prácticamente continuo tanto en el eje
longitudinal como transversal de la comunidad; y iii) morichal de transición, comunidad de morichal en la cual el proceso de
sucesión hacia el bosque siempreverde de
pantano estacional se encuentra bastante
avanzado. Los individuos adultos del
bosque comparten el dosel con Mauritia
flexuosa.
Materiales y métodos
Con los datos obtenidos se realizó un
análisis sobre la biodiversidad de aves y
mamíferos asociado a los ecosistemas de
morichal, su estructura trófica y estatus
de conservación.
Se generó un listado de las especies de aves
y mamíferos asociados a los morichales
con base en la recopilación bibliográfica y
consulta de cuatro de las colecciones zoológicas más importantes del país. El Museo
de Biología de la Universidad Central de
Venezuela, Caracas (MBUCV); Museo
de la Estación Biológica Rancho Grande,
Maracay (EBRG); Museo de Historia
Natural La Salle, Caracas (MHNLS) y
la Colección Ornitológica Phelps (COP),
además de un estudio de la biodiversidad
de vertebrados terrestres realizado en
morichales al sur del Orinoco (HerreraTrujillo y Ferrer 2016, Malavé-Moreno
2016).
Dependiendo de la información disponible, se identificó el tipo de morichal al
que se encontraban asociadas las especies,
siendo clasificados según las definiciones
establecidas para Venezuela en GonzálezB. y Rial (2013) y Lasso et al. (2013) como:
i) Morichal abierto, comunidad de morichal en la cual aún se mantiene la cubierta
herbácea de la sabana inundable pero ya
existen individuos adultos de Mauritia
160
n=101), Accipitriformes (rapaces, n=16),
Apodiformes (vencejos y colibríes, n=14)
y Ardeiiformes (garzas, n=13). Los grupos
de aves que se encuentran mejor representados con respecto al total registrado para
Venezuela sin contar a Eurypygiformes y
Opistocomiformes que incluyen una sola
especie, son: Cathartiformes (83,3%),
Ciconiiformes (66,7%) y Coraciiformes
(62,5%) (Figura 1).
Se han propuesto 33 áreas de endemismos
para Suramérica, de las cuales nueve están
en Venezuela (Cracraft 1985), siendo uno
de los países con el mayor número. En los
morichales no hay registro de la presencia
de especies endémicas, pero si se encuentran aves especializadas que los usan
como áreas de alimentación, descanso y/o
reproducción, como Berlepschia rikeri, Ara
manilata, Tyrannopsis sulphurea y Tachornis
squamata.
Debido a la ubicación geográfica de Venezuela al norte de Suramérica, llegan al
país 166 especies migratorias, ocupando
el segundo lugar después de Colombia. De
las 11 especies registradas para los morichales, siete son migratorias boreales y
cuatro son australes (Anexo 1). Algunas
especies presentan poblaciones migratorias y residentes a la vez, tales como la
golondrina de río (Progne tapera) y el atrapamosca tijereta (Tyrannus savana). Aún
no es bien comprendido cómo las aves
migratorias interactúan con las comunidades residentes, debido a que solo se reconoce su presencia en el morichal, pero no
su tiempo de permanencia y el papel que
juegan.
Aves
Vicky C. Malavé-Moreno y
Miguel Lentino
En Venezuela se han registrado 1.417 especies de aves, de los cuales para los morichales y otros hábitats asociados a ellos
(ecotonos), se han registrado 245 taxones
incluidas en 192 géneros, 56 familias, y 22
órdenes. Esto representa el 17,3%, 31,1%,
65,1% y 75,9%, respectivamente de los
totales señalados para el país.
En cuanto al tipo de hábitat usado por
las especies de aves presentes en los
morichales, en comparación con el total
de especies reportadas para el país, los
grupos mejor representados son las aves
terrestres, mientras que las especies acuáticas son las menos comunes. Los órdenes
con el mayor número de especies reportadas son: Passeriformes (aves canoras,
a
b
c
d
e
f
Figura 1. Aves asociadas a ecosistemas de morichal. a) Fluvicola pica; b) Eurypyga helias; c)
Busarellus nigricollis; d) Agelaius icterocephalus; e) Taeniotriccus andrei; f) Tigrisoma lineatum.
Fotos: V. C. Malavé-Moreno (a, c y f), M. Lentino (b, d y e).
161
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Las aves reportadas para los morichales
pueden ser incluidas en 13 categorías o
gremios tróficos. Las tres categorías más
relevantes son: consumidores de invertebrados (39,6%), consumidores de frutas
e invertebrados (16,3%) y consumidores
de vertebrados e invertebrados (14,3%),
siendo una comunidad sostenida esencialmente por los invertebrados a diferencia
de otras comunidades de aves de bosque
(Anexo 1, Figura 2).
En cuanto al estado de conservación en
el ámbito nacional, Rodríguez y RojasSuárez (2008) reconocen sólo a dos especies como Casi Amenazadas (NT), el
tarotaro (Cercibis oxycerca) y la cigüeña
(Ciconia maguari); tres especies están
consideradas bajo la categoría de Datos
Insuficientes (DD) y el resto de las especies
de aves son tratadas como no evaluadas
(NE) (Anexo 1). Según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza
(IUCN 2016), dos están consideradas
como Vulnerable (VU): el piapoco gargantiblanco (Ramphastos tucanus) y el diostedé
pico acanalado (Ramphastos viteliinus), el
resto son consideras como Preocupación
Menor (LC).
La Convención Internacional sobre
el Comercio de Especies de Plantas y
Animales Amenazados (CITES 2016),
señala que solo una de ellas está incluida
en el Apéndice I, el garzón soldado (Jabiru
mycteria); 55 especies están incluidas en el
Apéndice II (Anexo 1).
De las especies de interés cinegético reconocidas para Venezuela y que tienen una
veda de caza, 16 de ellas están presentes
en estas comunidades (Rep. de Venezuela
1996a). Hay también un calendario de
caza deportiva que condiciona la captura
de nueve especies (Anexo 1). También se
han registrado 35 de ellas que son utilizadas como mascotas (Marín-Espinoza et
al. 2011).
La principal amenaza para la avifauna
asociada a los morichales es la degradación
de la comunidad de morichal producto
del fuego, la contaminación de sus aguas
debido a la minería (Graterol 2006,
Figura 2. Porcentaje de aves agrupadas por gremios tróficos presentes en los morichales
de Venezuela.
162
Carrasco 2013), industrias agropecuarias y las aguas servidas provenientes de
las comunidades (Mora y Mora 2006). El
desarrollo actual de las actividades petroleras en la faja petrolífera del Orinoco y de
silvicultivos, así como el propuesto “Arco
Minero”, generan nuevos requerimientos
de manejo y conservación de los morichales y por ende de las aves asociadas
a ellos (Bevilacqua y González-B. 1994,
González et al. 2013). Otra amenaza para
la avifauna asociada a los morichales son
las comunidades indígenas que utilizan en
ocasiones de forma insostenible la palma
moriche (Mauritia flexuosa), tanto como
fuente de alimento, como de recursos para
la elaboración de artesanías y artículos de
usos diarios, existiendo, en algunos casos,
la amenaza de sobreexplotación (Heinen
et al. 1994), asi como también utilizan
algunas de las especies de aves presentes
en los morichales como carne cacería para
la alimentación (Lugo-Morin 2002, 2007).
González-B. (1987) describe cinco tipos
de morichales para Venezuela, pero desde
el punto de vista ornitológico nunca se
han hecho estudios a este nivel de detalle.
Pocos trabajos han sido enfocados a
describir la comunidad de aves con el tipo
de morichal (Porras et al. 1990, Lentino
2007, Bastidas et al. 2013, González et
al. 2013, Malavé-Moreno 2016), a pesar
de que los morichales siempre han sido
reconocidos como un hábitat importante
para las aves (Stotz et al. 1996). Además,
dado la extensión del área de distribución en que se encuentran los morichales
(González-B. 1987), muy pocas localidades han sido visitadas más de dos
ocasiones, por lo que no hay información
para comparar las dos estaciones climáticas del país (Lentino 2003). Por ello se
sugiere realizar un muestreo exhaustivo y
detallado de este tipo de comunidad, para
completar la información existente.
Mamíferos
Olga Herrera-Trujillo, Arnaldo Ferrer
y Hillary Cabrera
Para Venezuela están reportadas 390
especies de mamíferos (Sánchez y Lew
2012), de las cuales 143 (36,7%) se han
encontrado asociadas a ecosistemas de
morichales. Estas especies se distribuyen
en 12 órdenes, 38 familias y 98 géneros,
siendo los órdenes Chiroptera y Rodentia
los más diversos, con 51,1 y 20,6% de
las especies respectivamente, seguidos
de Carnivora (8,5%), Didelphimorphia
(7,8%), Pilosa (3,5%), Primates y Artiodactyla (2,8%), Cingulata (1,4%) y por último
Cetácea, Sirenia, Perissodactyla y Lagomorpha (0,7%) (Figura 3, Anexo 1).
En estudios realizados en el oriente del
país, ha sido reportada una alta diversidad de mamíferos en estos ecosistemas
(González–B. 1987, Ojasti 1987, Ochoa et
al. 2008). Las comunidades de morichal
son las que albergan la mayor riqueza
de especies, ya que poseen una mayor
complejidad estructural y proporcionan
una amplia gama de recursos para la fauna
silvestre. Algunas especies de gran porte,
por lo general los carnívoros utilizan estos
hábitats ocasionalmente como zonas de
paso, mientras que los herbívoros suelen
utilizarlos de forma más permanente
como áreas de alimentación; por su parte,
los murciélagos son el grupo de mamíferos que utiliza más intensamente estos
ecosistemas, ya que no sólo dependen
de ellos para la obtención de alimento
(frutos, insectos, etc.) sino que también
utilizan distintos recursos como refugio
(troncos de árboles, hojas de palmas, etc.)
(Sarmiento et al. 2016).
Esta complejidad estructural incrementa
desde los morichales abiertos a los cerrados
163
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
(Proechimys guairae, Dasyprocta guamara,
Philander deltae y Alouatta arctoidea), resaltando la importancia de los morichales en
términos de conservación (Anexo 1).
a
d
b
e
c
f
Figura 3. Mamíferos asociados a ecosistemas de morichal. a) Philander deltae; b) Marmosa
murina; c) Oryzomys sp.; d) Desmodus rotundus; e) Sturnira lilium y f) Mimon crenulatum.
Fotos: A. Ferrer (a, b y d), O. Herrera-Trujillo (c, e y f).
y por último a los de transición, se ve reflejada en la riqueza de especies que alberga
cada uno de estos ecosistemas. De igual
forma, la presencia de determinadas especies, por ejemplo los mamíferos de porte
mediano y grande, son más frecuentes en
morichales de transición, mientras que en
los morichales abiertos son más frecuentes
los mamíferos de pequeño porte (Trujillo
y Mosquera-Guerra 2016). Es así como
del total de especies, 139 se encontraron
asociadas a morichales de transición,
con 125 exclusivas de ese ecosistema, 12
a morichales cerrados con tres especies
exclusivas (Dasypus sabanicola, Molossops
temminckii, Rhogeessa minutilla) y nueve en
morichales abiertos con sólo una exclusiva
(Odocoileus cariacou) (Anexo 1).
164
Para Venezuela se han definido nueve
bioregiones con base en características
geográficas y ambientales propias (Linares
1998). Según la clasificación de distribución hecha por Linares (1998), del total de
especies registradas, la mayoría (46,2%)
presentan una distribución muy amplia
(de 7 a 9 bioregiones) en el país, veinticinco especies (17,5%) son de distribución
amplia (en 5 ó 6 bioregiones), 27 (18,9%)
son de distribución restringida (en 3 ó 4
bioregiones) y 23 son de distribución muy
restringida (en 1 ó 2 bioregiones), básicamente al sur del Orinoco a excepción de
Philander deltae y Dasyprocta guamara, que
sólo se encuentran en el Sistema Deltáico,
y Eptesicus diminutus presente únicamente
en los Llanos. Adicionalmente, cuatro
especies de las encontradas en estos
ecosistemas son endémicas de Venezuela
Con respecto a la estructura trófica, diez
gremios (hematófagos, herbívoros, piscívoros, nectarívoros, folívoros, granívoros,
carnívoros, omnívoros, frugívoros e
insectívoros), están representados en las
especies encontradas, según el ítem predominante en la dieta. El gremio trófico
dominante fue el de los insectívoros
(37,1%) seguido de los frugívoros (24,5%),
los omnívoros (12,6%) y los carnívoros
(10,5%). El resto de los gremios tróficos
contienen menos del 10% de las especies
(Anexo 1). La coexistencia de diversas
especies que utilizan los mismos recursos
en estos ecosistemas es posible debido a
la utilización diferencial en el tiempo y
el espacio de dichos recursos (AcevedoQuintero y Zamora-Abrego 2016), lo cual
favorece a una alta riqueza de especies y
cadenas tróficas complejas.
Los morichales abiertos (Figura 4)
ofrecen una cantidad limitada de recursos
y lugares de refugio para las especies
animales presentes (Ojasti 1987), esto
se refleja en una baja riqueza de especies
y complejidad trófica. Entre las especies
registradas en este tipo de morichal se
encuentran representados cuatro gremios
tróficos (nectarívoros, omnívoros, frugívoros e insectívoros), siendo el más representativo el de los frugívoros con cuatro
especies, también está el venado caramerudo (Odocoileus cariacou) que se alimenta
de flores, frutos y hojas jóvenes, y utiliza
los matorrales altos para refugiarse
durante el día sin internarse en la vegetación más densa (Linares 1998).
Los morichales cerrados con vegetación
arbustiva no muy alta ni muy densa,
con especies siempreverdes y presencia
de algunos elementos arbóreos como la
propia palma de moriche, ofrecen una
mayor variedad de recursos para diversas
especies. Es así como en ellos se registran
12 taxones pertenecientes a los gremios
de hematófagos, omnívoros, frugívoros
e insectívoros, siendo este último el más
representativo, quizá por la cercanía a los
cuerpos de agua y la presencia de suelos
inundables.
Los morichales de transición también
mantienen su follaje durante todo el año
y ofrecen recursos y refugios variados y
abundantes, desde el sotobosque repleto
de hojarasca hasta la copas de las palmas
(Ojasti 1987). Esto favorece una mayor
biodiversidad de mamíferos a pesar de
las inundaciones que puedan sufrir estas
áreas por su cercanía a los cuerpos de agua
o las precipitaciones. En estos ecosistemas,
una gran variedad de especies vegetales
con frutos comestibles, como el merey
(Anacardium occidentale), paramancillo
(Symphomia globulifera) varios géneros de
palmas (p. e. Bactris, Geonoma, Euterpe,
Manicaria), y el moriche ente otros, representan un recurso importante para la
mayoría de los mamíferos presentes. Se
identificaron diez gremios tróficos en este
tipo de morichal, siendo los más representativos los insectívoros y los frugívoros,
incluyendo al murciélago de ventosas
(Thyroptera lavali), cuya presencia en el
país se basa en un único registro (Linares
1998) y representa la distribución más
septentrional para la especie (Solari y
Velazco 2008).
Nueve de las especies listadas se encuentran bajo alguna categoría de amenaza
según el Libro Rojo de la Fauna Venezolana (Rodríguez et al. 2015). El manatí
(Trichechus manatus) “Crítico”, la nutria
165
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
1996a). De igual forma, se encuentran en
veda, el oso hormiguero y la tonina del
Orinoco, a pesar de no estar consideradas
en peligro en la Gaceta oficial.
a
c
e
b
d
f
Figura 4. Tipos de morichal: (a, b, c y f) morichal abierto; (d y e) morichal de transición.
Fotos: O. Herrera-Trujillo (a y e), V. C. Malavé-Moreno (b, c, d y f).
(Pteronura brasiliensis) “En Peligro” y el
murciélago de ventosas mayor (Thyroptera
lavali), el cunaguaro (Leopardus pardalis),
el jaguar (Panthera onca), el perro de agua
(Lontra longicaudis), la tonina del Orinoco
(Inia geoffrensis) y el danto (Tapirus terrestris) como “Casi Amenazados”. Así mismo,
seis especies (cunaguaro, jaguar, perro
166
de agua, nutria, manatí y danto), son
consideradas en peligro de extinción de
acuerdo a la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 36.062
del año 1996 (Rep. De Venezuela 1996b)
y bajo protección especial como animales
en veda de acuerdo a la Lista Oficial de
Animales de Caza (Rep. De Venezuela
En el marco internacional, el cunaguaro, el
jaguar, el puma, el perro de agua, la nutria
y el manatí se encuentran incluidas en el
Apéndice I (“especies en peligro de extinción, cuyo comercio se autoriza solamente
bajo circunstancias excepcionales”) y el
oso hormiguero, el zorro, la onza, el danto,
el báquiro de collar y el cachete blanco en
el Apéndice II (“especies que no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, pero podrían llegar a estarlo si el
comercio no se regula estrictamente”) de
la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna
y Flora Silvestres (CITES 2016). Respecto
a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos
Naturales (IUCN 2015), nueve especies
se encuentran en categoría de amenaza:
la nutria, “En Peligro”; el oso hormiguero,
el murciélago diminuto claro, el manatí, el
danto y el báquiro cachete blanco, “Vulnerables”; y el cachicamo sabanero, el jaguar
y el perro de agua, “Casi Amenazados”.
Conclusiones
•
•
•
En total se han registrado para los
morichales de Venezuela 245 especies
de aves, que representa el 15,95%, del
total señalado para Venezuela, 11 de
estas especies son migratorias.
En los morichales venezolanos no
hay especies endémicas, pero si se
encuentran aves especialistas.
Hay dos especies de aves que están
consideradas como Vulnerable (VU): el
piapoco gargantiblanco (Ramphastos
tucanus) y el diostedé pico acanalado
(Ramphastos viteliinus), por la IUCN.
•
•
•
•
•
•
La mastofauna asociada a morichales encontrada en este estudio
incluye 143 especies de 12 órdenes,
38 familias y 98 géneros. Chiroptera
y Rodentia fueron los órdenes los más
diversos en estos ecosistemas.
Como cabría esperar, la riqueza de
especies incrementa con la complejidad del sistema, siendo menor en
morichales abiertos y mayor en morichales de transición.
La mayoría de las especies de distribución restringida se encuentran al
sur del Orinoco, excepto Philander
deltae y Dasyprocta guamara, que sólo
se encuentran en el Sistema Deltáico
y Eptesicus diminutus presente únicamente en los Llanos.
La complejidad en las tramas tróficas
de las comunidades de mamíferos
de morichal también se incrementa
con la complejidad del sistema. Los
insectívoros y los frugívoros son los
gremios dominantes.
La presencia de especies de mamíferos endémicas y en categoría de
amenaza a nivel nacional e internacional resalta la importancia de estos
ecosistemas en términos de conservación de la biodiversidad.
Los morichales son un hábitat frágil,
susceptible a los impactos antrópicos,
por lo que requieren nuevas investigaciones para su mejor conservación
y manejo, y por ende de la avifauna y
mastofauna asociada a ellos.
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169
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
nos Orientales colombianos. Pp. 190-219.
En: Lasso, C. A., G. Colonnello y M. Moraes
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palmares inundables de Suramérica. Parte II:
Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Bolivia,
Paraguay, Uruguay y Argentina. Serie Editorial Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros
Continentales de Colombia. Instituto de
Investigación de los Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt (IAvH), Bogotá.
Anexo 1. Listado de especies de aves y mamíferos asociados a ecosistemas de morichal en
Venezuela. ATRIBUTOS: M= Morichal, As= asociado a morichal (ecotono). Car= carroñero, Ca= carnívoro, Pi= piscívoro, Hm= hematófago, Fo= folívoro, Fr= frugívoro, Gr=
granívoro, Hr= herbívoro, In= insectívoro, Inv= consumidor de invertebrados, Ne= nectatívoro, Po= polinívoro, Om= omnívoro, Ver= consumidor de vertebrados. Res= residentes,
MN= migratorio del norte (Boreal) y MS= migratorio del sur (Austral). NE= considerada
como no evaluada, DD= considerada bajo la categoría de datos Insuficientes, LC= preocupación menor, NT= casi amenazado y VU= vulnerable (IUCN 2016, Rodríguez y Rojas-Suárez
2008); I y II= incluidos en el Apéndice I o II de CITES (2016), Anexo B o D (EU Wildlife
Trade Regulations 2016), V= especies en veda, en la lista Oficial de Animales de Caza o no
(Rep. De Venezuela 1996a); P= en peligro de extinción (Rep. De Venezuela 1996b); CD=
especie dentro del calendario de caza deportiva 2004-2005, Mas= caza para mascota.
REFERENCIAS: 1= Friedmann y Foster 1950, 2= Meneven-UCV 1986, 3= González-B.
1987, 4= Ojasti 1987, 5= Porras et al. 1990, 6= Giner y Barreto 1997, 7= Espinoza 2002,
8= Bastidas et al. 2013, 9= Malavé-Moreno 2016, 10= Linares y Rivas 2004, 11= González
2012, 12= Bisbal y Naveda 2010, 13= obs. pers. – Arnaldo Ferrer, A= MHNLS, B= COP, C=
MBUCV y D= EBRG.
Nombre común
Atributos
Referencias
PODICIPEDIFORMES
Patico zambullidor
M, Inv, Res, LC, NE
8
ARDEIIFORMES
Atributos
Referencias
M, Inv, Res, LC, NT, V
7, 9
Threskiornithidae
Cercibis oxycerca
Tarotaro
Mesembrinibis cayennensis
Corocoro negro
M, Inv, Res, LC, NE
B
Phimosus infuscatus
Zamurita
M, Inv, Res, LC, NE
9
Theristicus caudatus
Tautaco
M, Inv, Res, LC, NE, V
5, B
Ciconia maguari
Cigüeña
M, Ver, Inv, Res, LC, NT, V
2
Jabiru mycteria
Garzón soldado
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, I, V
6, 9
CICONIIFORMES
Ciconiidae
ANSERIFORMES
Anatidae
Cairina moschata
Pato real
M, Inv, Gr, Res, LC, DD
7
Dendrocygna bicolor
Yaguaso colorado
As, Fr, Gr, Res, LC, DD, CD
7, 8
Dendrocygna autumnalis
Güirirí
M, Inv, Gr, Res, LC, NE, CD
7, 8
Dendrocygna viduata
Yaguaso cariblanco
M, Inv, Gr, Res, LC, NE, CD
7, 8
M, Car, Res, LC, NE
5, 6, 7, 9, A, B
M, Car, Res, LC, NE
5, 7, B
M, Car, Res, LC, NE
7, B
CATHARTIFORMES
Cathartidae
Cathartes aura
Cathartes melambrotus
Podicipedidae
Oripopo
Oripopo cabeza
amarilla menor
Oripopo cabeza
amarilla mayor
Coragyps atratus
Zamuro
M, Car, Res, LC, NE
5, 7, 9, A, B
Sarcoramphus papa
Rey zamuro
M, Car, Res, LC, NE
B
M, Ver, Res, LC, NE, II, Annex B
8, A, B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
2, 5, B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II
2
Accipitridae
Ardeidae
170
Nombre común
Cathartes burrovianus
CLASE AVES
Tachybaptus dominicus
Anexo 1. Continuación.
Busarellus nigricollis
Gavilán colorado
Ardea alba
Garza blanca real
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, V
9
Ardea cocoi
Garza morena
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, V
7, 8, 9, A, B
Buteo albonotatus
Gavilán negro
Butorides striata
Chicuaco cuello gris
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
7, 8, 9, A, B
Buteo nitidus
Gavilán gris
Egretta caerulea
Garcita azul
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
6, 7, 8, 9
Egretta thula
Chusmita
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
7, 9, B
Nycticorax nycticorax
Guaco
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
7, 9
Pilherodius pileatus
Garciola real
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
6
Syrigma sibilatrix
Garza silbadora
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
8, 9, A
Tigrisoma lineatum
Pájaro vaco
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
5, 9, A, B
Buteogallus anthracinus
Gavilán cangrejero
Buteogallus meridionalis
Gavilán pita venado
Buteogallus urubitinga
Águila negra
Chondrohierax uncinatus
Gavilán andapié
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Inv, Res, LC, NE, II, Annex B
2, 5, 7, 8, A, B
7, B
7
B
171
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Elanoides forficatus
Gavilán tijereta
Geranoaetus albicaudatus
Gavilán tejé
Geranospiza caerulescens
Gavilán zancón
Harpagus bidentatus
Gavilán bidente
Helicolestes hamatus
Gavilán pico de hoz
Ictinia plumbea
Gavilán plomizo
Leptodon cayanensis
Gavilán palomero
Parabuteo unicinctus
Gavilán andapié
Rupornis magnirostris
Gavilán habado
Atributos
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Inv, Res, LC, NE, II, Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Inv, Res, LC, NE, II, Annex B
Referencias
6
Caricare encrestado
Daptrius ater
Chupacacao negro
Falco femoralis
Halcón aplomado
Falco rufigularis
Halcón golondrina
Falco sparverius
Halcón primito
Herpetotheres cachinnans
Halcón macagua
Ibycter americanus
Chupacacao
ventriblanco
Milvago chimachima
Caricare sabanero
As, Ver, Res, LC, NE, II, Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Res, LC, NE, II, Annex B
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
Penelope purpurascens
Pava culirroja
6, B
Zambullidor del sol
M, Inv, Res, LC, NE
5, 7, 8, B
Grulla
M, Om, Res, LC, NE
7, A
Aramides cajaneus
Cotara caracolera
M, Inv, Res, LC, NE
B
Mustelirallus albicollis
Turura
gargantiblanca
M, Inv, Res, LC, NE
A
Vanellus cayanus
Alcaravancito
As, Inv, Res, LC, NE
8, 9, B
Vanellus chilensis
Alcaraván
As, Inv, Res, LC, NE
9
Gallito de laguna
M, Inv, Res, LC, NE
6, 9
M, Ver, Res, LC, NE
7, 8, 9
M, Ver, Res, LC, NE
7, 9, B
Playero coleador
M, Inv, MN, LC, NE
9
Claravis pretiosa
Palomita azul
M, Gr, Res, LC, NE
9
Columbina passerina
Tortolita grisácea
M, Gr, Res, LC, NE, Mas
1, 2, 5, 7, 8, 9, B
M, Gr, Res, LC, NE, Mas
5, 9
M, Gr, Res, LC, NE
5, A, B
M, Gr, Res, LC, NE, CD
5, A
Heliornithidae
Heliornis fulica
B
2, 5, B
7, B
B
Psophiidae
Psophia crepitans
Rallidae
B
CHARADRIIFORMES
B
Charadriidae
B
Jacanidae
Jacana jacana
B
2, 5, 7
5, A, B
5, 6, A
2, 5, B
6, 7, 9, A, B
5, 7, 9, A
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, CD, Mas
2, 4, 5, 8, A, B
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, CD
5, 7, B
Laridae
Phaetusa simplex
Sternula superciliaris
Guanaguanare
fluvial
Gaviota pico
amarillo
Scolopacidae
Actitis macularius
COLUMBIFORMES
Columbidae
Columbina squammata
Palomita maraquita
Columbina talpacoti
Tortolita rojiza
Leptotila rufaxilla
Paloma pipa
EURYPYGIFORMES
Leptotila verreauxi
Paloma turca
M, Gr, Res, LC, NE, CD
7, 8
Eurypigidae
Patagioenas cayennensis
Paloma colorada
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, CD, Mas
2, 5, 6, 8, 9, A, B
Zenaida auriculata
Paloma sabanera
As, Gr, Res, LC, NE, CD
2, 9, A
Eurypiga helias
172
M, Inv, Res, LC, NE
5, 6
Cracidae
Guacharaca
Carrao
GRUIFORMES
Aramus guarauna
GALLIFORMES
Ortalis ruficauda
Referencias
Aramidae
Falconidae
Caracara cheriway
Atributos
5, 7, 9, B
FALCONIFORMES
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B, Mas
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
Nombre común
Tigana
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
7, B
173
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Atributos
Referencias
PSITTACIFORMES
Psittacidae
Amazona amazonica
Loro guaro
Amazona ochrocephala
Loro real
Ara ararauna
Guacamaya azul y
amarilla
Ara chloropterus
Guacamaya roja
Diopsittaca nobilis
Guacamaya enana
Eupsittula pertinax
Perico cara sucia
Forpus passerinus
Periquito
Orthopsittaca manilatus
Guacamaya barriga
roja
Psittacara leucophthalmus
Perico ojo blanco
Thectocercus acuticaudatus
Carapaico
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B, Mas
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B, Mas
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B, V
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B, V
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B, Mas
As, Fr, Gr, Res, LC, NE, II,
Annex B, Mas
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B
M, Fr, Gr, Res, LC, NE, II, Annex
B
As, Fr, Gr, Res, LC, NE, II,
Annex B
2, 5, 8
8, 9
2, 5, 6, 7, 8, B
2, 5, 7, 8, A, B
7, B
6
1, 2, 5, 6, 7, 8, B
6, A, B
1, 2, 5, 7
2, 5, 6, 8, A, B
Opisthocomidae
Chenchena
M, Fo, Res, LC, NE
2, 3, 4, 5, 7, A
Piscuita enana
Cuclillo pico
amarillo
Cuclillo grisáceo
M, Inv, Res, LC, NE
B
M, Inv, MN, LC, NE
B
M, Inv, Res, LC, NE
5, 9
M, Inv, Res, LC, NE
7
M, Inv, Gr, Ver, Res, LC, NE
2, 5, 7, 8, A, B
Cuculidae
Coccycua minuta
Coccyzus americanus
Coccyzus melacoryphus
Piaya cayana
Tapera naevia
Saucé
Crotophaga major
174
Pavita ferrugínea
Megascops choliba
Curucucú común
Pseudoscops clamator
Lechuza listada
Pulsatrix perspicillata
Lechuzón de
anteojos
Referencias
2, 3
2, 5, 8, B
2, 5, 7, 8, A
B
CAPRIMULGIFORMES
Nyctibiidae
Nyctibius griseus
Nictibio grisáceo
M, Inv, Res, LC, NE
5, 7, B
M, Inv, Res, LC, NE
5, 7, A
M, Inv, Res, LC, NE
5
M, Inv, Res, LC, NE
A
M, Inv, Res, LC, NE
5, 7, B
Caprimulgidae
Chordeiles acutipennis
Chordeiles pusillus
Hydropsalis cayennensis
Nyctidromus albicollis
Aguaitacamino
chiquito
Aguaitacamino
menudo
Aguaitacamino
rastrojero
Aguaitacamino
común
APODIFORMES
Chaetura brachyura
Vencejo coliblanco
M, Inv, Res, LC, NE
B
Tachornis squamata
Vencejo tijereta
M, Inv, Res, LC, NE
5, 6, A, B
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
5, B
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
2, 7, 8, 9, A, B
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
2, 5, 8, A, B
Trochilidae
Garrapatero común
Garrapatero
hervidor
Piscua
Crotophaga ani
Glaucidium brasilianum
Atributos
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B
Apodidae
CUCULIFORMES
Opisthocomus hoazin
Nombre común
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
7, B
M, Inv, Res, LC, NE
5
Amazilia chionopectus
Amazilia fimbriata
Amazilia tobaci
Diamante
colidorado
Diamante
gargantiverde
Diamante
bronceado coliazul
Anthracothorax nigricollis
Mango pechinegro
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
2, A
Chlorestes notata
Colibrí verdecito
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
A
B
Chlorostilbon mellisugus
Esmeralda coliazul
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
STRIGIFORMES
Chrysolampis mosquitus
Tucusito rubí
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
5, A
Strigidae
Glaucis hirsutus
Colibrí pecho canela
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
A, B
Bubo virginianus
Lechuzón orejudo
Ciccaba nigrolineata
Lechuza
blanquinegra
M, Ver, Inv, Res, LC, NE, II,
Annex B, V
2, 6
Heliomaster longirostris
Colibrí estrella pico
largo
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
5, A
M, Ver, Res, LC, NE, II, Annex B
5, 8
Phaethornis longuemareus
Ermitañito pequeño
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
5, A
175
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Phaethornis striigularis
Polytmus guainumbi
Thalurania furcata
Ermitañito
gargantirrayado
Colibrí
gargantidorado
Atributos
Referencias
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
B
Dryocopus lineatus
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
7
Melanerpes rubricapillus
Carpintero habado
Tucusito moradito
M, Ne, Res, LC, NE, II, Annex B
A
Sorocuá cola blanca
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
7
Trogonidae
Trogonidae
CORACIIFORMES
Alcedinidae
Chloroceryle aenea
Chloroceryle americana
Chloroceryle inda
Megaceryle torquata
Martín pescador
pigmeo
Martín pescador
pequeño
Martín Pescador
selvático
Martín pescador
grande
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
2, 3, 5, 6, 8, 9
M, Ver, Res, LC, NE
2, 5, 6, B
M, Ver, Res, LC, NE
2, 5, 6, 9
M, Ver, Inv, Res, LC, NE
7
M, Inv, Res, LC, NEV
6
Momotidae
Momotus momota
Pájaro león
GALBULIFORMES
Tucuso barranquero
M, Inv, Res, LC, NE
5, 7, 8, A, B
Chelidoptera tenebrosa
Bobito mirasol
M, Inv, Res, LC, NE
2
Hypnelus ruficollis bicinctus
Aguantapiedra
M, Inv, Res, LC, NE
2, 5, 6, 7, 8, 9,
A, B
Bucconidae
Ramphastidae
Ramphastos tucanus
Ramphastos vitellinus
M, Fr, Inv, Res, VU, NE, II,
Annex B, V
M, Fr, Inv, Res, VU, NE, II,
Annex B, V
7, B
Picidae
176
Campephilus melanoleucos
Carpintero real pico
amarillo
M, Inv, Res, LC, NEV
2, 5, 6, 7, A
Celeus elegans
Carpintero castaño
M, Inv, Res, LC, NE
7, B
Celeus flavus
Carpintero amarillo
M, Inv, Res, LC, NE
B
Colaptes punctigula
Carpintero
pechipunteado
M, Inv, Res, LC, NE
1, 7, B
1, 5, 6, 7, 9, A, B
M, Inv, Res, LC, NE, Mas
2, 5, 8, A, B
Cotí de palmeras
M, Inv, Res, LC, NE
6
Certhiaxis cinnamomeus
Güitío de agua
M, Inv, Res, LC, NE
9
Dendrocincla fuliginosa
Trepador marrón
M, Inv, Res, LC, NE
B
Dendroplex picus
Trepador subesube
M, Inv, Res, LC, NE
8
Lepidocolaptes souleyetii
Trepadorcito listado
M, Inv, Res, LC, NE
7, 8, 9, A, B
Phacellodomus rufifrons
Guaití
M, Inv, Res, LC, NE
B
Synallaxis albescens
Güitío
gargantiblanco
As, Inv, Res, LC, NE
5, 7
Xiphorhynchus guttatus
Trepador pegón
M, Inv, Res, LC, NE
B
Cercomacra nigricans
Hormiguero negro
M, Inv, Res, LC, NE
5
Cercomacroides tyrannina
Hormiguero tirano
M, Inv, Res, LC, NE
A
Coicorita amazónica
M, Inv, Res, LC, NE
5
M, In, Res, LC, NE
B
M, Inv, Res, LC, NE
2, 5, 8, B
M, Inv, Res, LC, NE
5, 7, B
M, Inv, Res, LC, NE
B
M, Inv, Res, LC, NE
6, A
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
6
Thamnophilidae
Myrmotherula schisticolor
Sclateria naevia
Thamnophilus doliatus
Hormiguerito
apizarrado
Hormiguero
copetón
Hormiguero
trepador
Pavita hormiguera
común
Tiojorita punteada
Tityridae
Pachyramphus polychopterus Cabezón aliblanco
B
M, Inv, Res, LC, NEV
Berlepschia rikeri
Thamnophilus punctatus
Piapoco
gargantiblanco
Diostedé pico
acanalado
Referencias
Furnariidae
Sakesphorus canadensis
PICIFORMES
Atributos
PASSERIFORMES
Formicivora grisea
Galbulidae
Galbula ruficauda
Nombre común
Carpintero real
barbirrayado
Tityra cayana
Bacaco benedictino
M, Fr, Res, LC, NE
6
Tityra inquisitor
Bacaco pequeño
M, Fr, Res, LC, NE
8
M, Fr, Res, LC, NE
6, A
M, Fr, In, Res, LC, NE
5, A, B
M, Fr, Res, LC, NE
6, A
Pipridae
Ceratopipra erythrocephala
Chiroxiphia lanceolata
Manacus manacus
Saltarín
cabecidorado
Saltarín cola de
lanza
Saltarín maraquero
177
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Atributos
Referencias
Saltarín
cabecianaranjado
M, Fr, Res, LC, NE
1, 6, 9, A
Arundinicola leucocephala
Atrapamoscas
duende
M, Inv, Res, LC, NE
B
Attila cinnamomeus
Atila acanelado
M, Inv, Res, LC, NE
5, 6, A, B
Camptostoma obsoletum
Atrapamoscas
lampiño
M, Inv, Res, LC, NE
7
Cnemotriccus fuscatus
Atrapamoscas fusco
M, Inv, Res, LC, NE
B
Contopus cooperi
Pibí boreal
M, Inv, MN, LC, DD
B
Contopus cinereus
Pibí cenizo
M, Inv, Res, LC, NE
5, A, C
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
5, A
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
2, 5, 6, 7, A, B
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
5
Pipra aureola
Tyrannidae
Elaenia chiriquensis
Elaenia cristata
Elaenia flavogaster
Elaenia parvirostris
Pitangus lictor
Phaeomyias murina
Pitangus sulphuratus
Platyrinchus mystaceus
Pyrocephalus rubinus
Sublegatus arenarum
Taeniotriccus andrei
2, 5, A
As, Inv, Res, LC, NE
2, 6, A
As, Fr, Res, LC, NE
A
M, Inv, Res, LC, NE
7
Pico chato sulfuroso
M, Inv, Res, LC, NE
A
M, Inv, Res, LC, NE
5, 6, 7, B
M, Fr, Inv, MS, LC, NE
8, 9
Tyrannopsis sulphurea
Atrapamoscas
sulfuroso
As, Inv, Res, LC, NE
5, B
Tyrannus melancholicus
Pitirre chicharrero
M, Inv, Res, LC, NE
5, 6, 7, 8, 9, A, B
Atrapamoscas
tijereta
As, Inv, Res y MS, LC, NE
2, 6, 8, 9, A
Hirundo rustica
Golondrina de
horquilla
As, Inv, MN, LC, NE
5, B
Progne chalybea
Golondrina urbana
M, Inv, Res, LC, NE
6
Progne tapera
Golondrina de río
M, Inv, Res y MS, LC, NE
2
Tachycineta albiventer
Golondrina de agua
M, Inv, Res, LC, NE
6, B
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
2, 7, A, B
M, Inv, Res, LC, NE
2, 5, 6, B
M, Inv, Res, LC, NE
6
M, Inv, Res, LC, NE
B
M, Inv, Res, LC, NE
2, 5, A, B
Atrapamoscas jinete
As, Inv, Res, LC, NE
5, 6, 8, A, B
Hirundinidae
Atrapamoscas picón
M, Inv, Res, LC, NE
7
Mionectes oleagineus
Bobito aceitunado
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
7, A, B
M, Inv, Res, LC, NE
2, 6, A, B, C
M, Inv, Res, LC, NE
6, B
M, Inv, Res, LC, NE
8, A
Myiopagis gaimardii
Bobito de selva
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
6
Myiopagis viridicata
Bobito verdoso
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
5, A, B
M, Inv, Res, LC, NE
B
M, Inv, Res, LC, NE
2, 8, 9, A, B
M, Inv, Res, LC, NE
2
M, Inv, Res, LC, NE
5
Pitirre copete rojo
M, Inv, Res, LC, NE
Tolmomyias sulphurescens
Megarynchus pitangua
Myiozetetes similis
2, 5, 6, 7, 8, 9,
A, B
5, 8, A,B
Machetornis rixosa
Myiozetetes cayanensis
M, Om, Res, LC, NE
M, Inv, Res, LC, NE
Tyrannus savana
Myiornis ecaudatus
A
Tolmomyias flaviventris
2, 6, 8
Myiophobus fasciatus
M, Inv, Res, LC, NE
5, 8
M, Inv, Res, LC, NE
Atrapamoscas
pechirrayado
Pico chato pigmeo
descolado
Atrapamoscas
pecho amarillo
2, 6, 9
M, Inv, Res, LC, NE
Legatus leucophaius
Myiodynastes maculatus
M, Inv, Res, LC, NE
Pico chato
amarillento
Atrapamoscas
ladrón
Myiarchus tyrannulus
Pico chato
gargantiblanco
Atrapamoscas
sangre de toro
Atrapamoscas de
arbustos
Atrapamoscas
pechinegro
Referencias
Titirijí lomicenizo
Viudita acuática
Atrapamoscas
garrochero chico
Atrapamoscas
garrochero colirrufo
Gran atrapamoscas
listado
Cristofué
Atributos
Todirostrum cinereum
Fluvicola pica
Myiarchus ferox
178
Bobito copetón
moño blanco
Bobito
crestiapagado
Bobito copetón
vientre amarillo
Bobito copetón pico
corto
Nombre común
Pecho amarillo
orillero
Atrapamoscas color
ratón
Corvidae
Cyanocorax violaceus
Corobero
Donacobiidae
Donacobius atricapilla
Paraulata de agua
Troglodytidae
Campylorhynchus griseus
Cantorchilus leucotis
Troglodytes aedon
Cucarachero
currucuchú
Cucarachero
flanquileonado
Cucarachero común
179
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Atributos
Referencias
Mimidae
Mimus gilvus
Setophaga ruticilla
Paraulata llanera
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
5, 6, 8, 9, B
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
B
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
2, 5, 6, 9, A, B
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
2, A, B
Turdidae
Turdus fumigatus
Turdus leucomelas
Turdus nudigenis
Paraulata acanelada
Paraulata
montañera
Paraulata ojo de
candil
Polioptilidae
Atributos
Referencias
M, Inv, MN, LC, NE
5
M, Ne, Res, LC, NE, Mas
2, 5, 6, 8, A, B
Thraupidae
Coereba flaveola
Reinita
Chlorophanes spiza
Mielero verde
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
2
Hemithraupis guira
Pintasilgo
buchinegro
As, Fr, Inv, Res, LC, NE
2
Nemosia pileata
Frutero de coronita
As, Fr, Inv, Res, LC, NE
B
Ramphocelus carbo
Sangre de toro pico
de plata
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
5, 7, A, B
Schistochlamys melanopis
Cardenal cara negra
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
2, A
Tachyphonus rufus
Chocolatero
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
7, A
Tangara cayana
Tángara monjita
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
1, 2, 5, 8, 9, A, B
Thraupis episcopus
Azulejo de jardín
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
1, 2, 4, 5, 6, A, B
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
1, 2, 4, 5, 6, 7, 8,
9, A, B
Ramphocaenus melanurus
Chirito picón
M, Inv, Res, LC, NE
5
Polioptila plumbea
Chirito de
chaparrales
As, Inv, Res, LC, NE
5, 8, A
Cyclarhis gujanensis
Sirirí
M, Inv, Res, LC, NE
2, 5, A, B, C
Pachysylvia aurantiifrons
Verderón luisucho
M, Inv, Res, LC, NE
5
Thraupis palmarum
Azulejo de palmeras
Vireo olivaceus
Julián chiví ojirrojo
M, Inv, Res, LC, NE
5, B
Saltator coerulescens
Lechosero ajicero
M, Hr, Res, LC, NE
5, A
Saltator maximus
Picurero
M, Hr, Res, LC, NE
A
M, Gr, Res, LC, NE, Mas
7, A
M, Gr, Res, LC, NE, Mas
5
Vireonidae
Icteridae
Cacicus cela
Arrendajo común
Chrysomus icterocephalus
Semillero
ventricastaño
Espiguero pico de
plata
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
9, B
Turpial de agua
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
7, A, B
Gymnomystax mexicanus
Tordo maicero
As, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
2
Icterus auricapillus
Gonzalito real
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
7, B
Sporophila lineola
Espiguero bigotudo
M, Gr, MS, LC, NE, Mas
6
Icterus cayanensis
turpial de moriche
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
2
Sporophila minuta
Espiguero canelillo
As, Gr, Res, LC, NE, Mas
7
Sporophila nigricollis
Espiguero
ventriamarillo
M, Gr, Res, LC, NE, Mas
6
Sporophila plumbea
Espiguero plomizo
M, Gr, Res, LC, NE, Mas
5, 6, 8, 9
Volatinia jacarina
Semillero chirrí
M, Gr, Res, LC, NE
6, A
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
2, 5, B
Icterus icterus
Turpial
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
2, 5, 8, 9, A, B
Icterus nigrogularis
Gonzalito
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Mas
7, B
Lampropsar tanagrinus
Tordo frente
aterciopelada
M, Fr, Inv, Res, LC, NE
6
Molothrus bonariensis
Tordo mirlo
M, Inv, Gr, Res, LC, NE, Mas
7, A, B
Psarocolius decumanus
Conoto negro
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, V, Mas
7, A
Psarocolius viridis
Conoto verde
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, V
9
M, Fr, Inv, Res, LC, NE, Annex
D
6
Sturnella militaris
Tordo pechirrojo
Parulidae
Parkesia noveboracensis
Setophaga petechia [aestiva
Group]
180
Nombre común
Candelita
migratoria
Sporophila angolensis
Sporophila intermedia
Fringillidae
Euphonia trinitatis
CLASE MAMMALIA
DIDELPHIMORPHIA
Didelphidae
Caluromys philander
Reinita de los
charcos
Canario de mangle
migratorio
M, Inv, MN, LC, NE
5
M, Inv, MN, , no reconocida
IUCNNE
5, 9, A
Curruñatá saucito
Didelphis imperfecta
Didelphis marsupialis
Comadreja lanuda
cola desnuda
Rabipelado
guayanés
Rabipelado común
MT, Fr-In,R,LC,NE
10,5,2
MT,Om,Mr-G,LC,NE
A
MT,Om,Ma,LC,NE
10,11,12,5,2,D,A
181
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Gracilinanus emiliae
Lutreolina crassicaudata
Marmosa murina
Marmosa robinsoni
Metachirus nudicaudatus
Micoureus demerarae
Monodelphis brevicaudata
Philander deltae
Comadrejita ratona
colilarga
Comadreja
coligruesa
Comadrejita ratona
común
Comadrejita ratona
llanera
Comadreja patilarga
Comadrejita ratona
lanuda
Comadrejita
colicorta comun
Comadreja
cuatrojos comun
Atributos
Referencias
MT,In-Fr,R,DD,NE
10,D
MT,Ca,R,LC,NE
10,D
MT,In-Fr,A,LC,NE
10
MA-MT,In-Fr,Ma,LC,NE
10,12,5,2,C,D,A
MT,Ca-Fr,A,LC,NE
10
MT,In-Fr,Ma,LC,NE
10
MT,In-Ca,Mr-G,LC,NE
10,A
MT,Ca-Fr,Mr-E,LC,NE
10,D
PILOSA
Pereza de tres dedos
guayanesa
MT,Fo,Mr-G,LC,NE
Pereza de dos dedos
guayanesa
MT,Fo-Fr,R,LC,NE
10
10
Cyclopedidae
Cyclopes didactylus
Saccopteryx bilineata
Saccopteryx canescens
Saccopteryx leptura
Perico ligero
Myrmecophaga tridactyla
Oso hormiguero
Tamandua tetradactyla
Osito melero
común
Noctilio albiventris
Noctilio leporinus
Eumops maurus
Molossops temminckii
MT,In,R,LC,NE
10
MT,In,Ma,VU,VU,II,V
10,12
Molossus sinaloae
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5,2
Promops centralis
Molossus rufus
Mormoopidae
Dasypodidae
Pteronotus davyi
Cachicamo común
MT,In-Ca,Ma,LC,NE
10,12,5,2,C,D
Dasypus sabanicola
Cachicamo
sabanero
MC,In,Mr,NT,NE
12,D,A
Cormura brevirostris
Murciélago castaño
MT,In,Ma,LC,NE
10
Diclidurus ingens
Murciélago blanco
menor
MT,In,Mr,DD,NE
10,D
Pteronotus gymnonotus
Pteronotus parnellii
CHIROPTERA
Emballonuridae
Referencias
MT,In,Mr,LC,NE
10,D
MC-MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5,2,C,D,A
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5,C,D,A
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5,D,A
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5,D,A
Murciélago
pescador menor
Murciélago
pescador mayor
MT,In-Pi,Ma,LC,NE
10,12,D
MT,Pi-In,Ma,LC,NE
10,3
MT,In,Ma,LC,NE
10
MT,In,Mr,DD,NE
D
MT,In,Ma,LC,NE
10,12
MC,In,R,LC,NE
12,A
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,D,A
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5,2
MT,In,A,LC,NE
10
MT,In,R,LC,NE
5,A
MT,In,A,LC,NE
10
MT,In,R,LC,NE
2
MA-MC-MT,In,Ma,LC,NE
5,2,C,DA
MC-MT,In,A,LC,NE
10,5,D,A
MT,In,Ma,LC,NE
A
Molossidae
CINGULATA
Dasypus novemcinctus
Atributos
Noctilionidae
Molossus molossus
Myrmecophagidae
182
Rhynchonycteris naso
Cynomops planirostris
Megalonychidae
Choloepus didactylus
Diclidurus scutatus
Eumops auripendulus
Bradypodidae
Bradypus tridactylus
Nombre común
Murciélago blanco
mayor
Murciélago narizón
Murciélago rayado
negro
Murciélago rayado
claro
Murciélago rayado
pardo
Pteronotus personatus
Murciélago de gorra
común
Murciélago de gorra
mayor
Murciélago perruno
vientriblanco
Murciélago perruno
menor
Murciélago mastín
casero
Murciélago mastín
grande
Murciélago mastín
negro
Murciélago crestado
mayor
Murciélago desnudo
común
Murciélago desnudo
mayor
Murciélago
bigotudo común
Murciélago
bigotudo pequeño
Natalidae
Natalus tumidirostris
Murciélago
cavernícola
183
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Atributos
Referencias
Phyllostomidae
Ametrida centurio
Anoura geoffroyi
Artibeus bogotensis
Artibeus cinereus
Artibeus concolor
Artibeus lituratus
Artibeus obscurus
Artibeus planirostris
Carollia brevicauda
Carollia perspicillata
Chiroderma trinitatum
Chiroderma villosum
Choeroniscus minor
Dermanura gnoma
Mesophylla macconnelli
Glossophaga longirostris
Glossophaga soricina
Glyphonycteris sylvestris
Macrophyllum
macrophyllum
Micronycteris megalotis
Micronycteris minuta
184
Murciélago de
hombros blancos
Murciélago
longirostro oscuro
Murciélago
frugívoro oliváceo
Murciélago
frugívoro menor
Murciélago
frugívoro guayanés
Murciélago
frugívoro mayor
Murciélago
frugívoro negro
Murciélago
frugívoro aliblanco
Murciélago frutero
colicorto
Murciélago frutero
común
Murciélago chato
menor
Murciélago chato
peludo
Murciélago
lengüilargo grande
Murciélago
frugívoro enano
Murciélago cremoso
Murciélago
nectarívoro llanero
Murciélago
nectarívoro común
Murciélago orejudo
tricoloreado
Murciélago
patilargo
Murciélago orejudo
común
Murciélago orejudo
diminuto
Nombre común
Mimon bennettii
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,D
MA-MT,Ne-Po,A,LC,NE
D,A
MA-MT,Fr,Mr,,NE
D,A
MT,Fr,Mr,LC,NE
10,3,5,2,C,D,A
MT,Fr-In,R,LC,NE
A
MT,Fr-In,Ma,LC,NE
10,D
MT,Fr,Mr,LC,NE
10,D,A
Platyrrhinus helleri
MA-MC-MT,Fr,Mr,LC,NE
5,2,C,D,A
Rhinophylla pumilio
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,,A
Sturnira lilium
MA-MT,Fr-In,Ma,LC,NE
10,5,2,C,D,A
Sturnira tildae
MT,Fr,A,LC,NE
10
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,D
MT,Ne-Po,Mr,LC,NE
10
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,A
MT,Fr,A,LC,NE
10,5,A
MA-MT,Fr-Ne-Po,Ma,DD,NE
10,12,2,D
MT,Ne-Po,Ma,LC,NE
10,12,3,5,2,C,D,A
MT,In-Fr,R,LC,NE
A
MT,In,A,LC,NE
10,D
MC-MT,In-Fr,Ma,LC,NE
5,D,A
MT,In-Fr,A,LC,NE
10,12,5,2,C,D,A
Mimon crenulatum
Phyllostomus discolor
Phyllostomus elongatus
Phyllostomus hastatus
Platyrrhinus brachycephalus
Tonatia saurophila
Lophostoma brasiliense
Trachops cirrhosus
Uroderma bilobatum
Uroderma magnirostrum
Vampyriscus bidens
Desmodus rotundus
Diaemus youngi
Murciélago nariz
plana
Murciélago
crenulado
Murciélago
lanceolado menor
Murciélago
lanceolado
intermedio
Murciélago
lanceolado mayor
Murciélago listado
rostrocorto
Murciélago listado
común
Murciélago
fruterito guayanés
Murciélago
charretero común
Murciélago
charretero guayanés
Murciélago orejón
común
Murciélago orejón
menor
Murciélago
verrugoso
Murciélago toldero
común
Murciélago toldero
rostrogrande
Murciélago
orejiamarilla
guayanés
Murciélago vampiro
común
Murciélago vampiro
aliblanco
Atributos
Referencias
MT,In,Ma,LC,NE
A
MT,In,Ma,LC,NE
10,5,2,D,A
MT,In-Fr,Ma,LC,NE
10,2,C,D,A
MT,In-Fr,R,LC,NE
10,5,2,D,A
MT,Om,Ma,LC,NE
10,D
MC-MT,Fr,Mr,LC,NE
10,5,D,A
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,5,D,A
MT,Fr,R,LC,NE
10
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,5,2
MT,Fr,R,LC,NE
10
MT,Ca-Fr,R,LC,NE,
D
MT,In-Fr,Ma,LC,NE
10,5,2,D,A
MT,Ca-In,Ma,LC,NE
10,5,2,D
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,D
MT,Fr,Ma,LC,NE
10,5,D
MT,Fr,R,LC,NE
10,A
MC-MT,Hm,Ma,LC,NE
10,12,5,2,C,D,A
MT,Hm,Ma,LC,NE
10,12
MT,In,D,DD,VU
10,A
Thyropteridae
Thyroptera lavali
Murciélago de
ventosas mayor
185
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Thyroptera tricolor
Murciélago
de ventosas
vientriblanco
Atributos
Referencias
MT,In,Ma,LC,NE
10,5,2
Eptesicus diminutus
Eptesicus furinalis
Lasiurus ega
Myotis albescens
Myotis nigricans
Myotis riparius
Rhogeessa io
Rhogeessa minutilla
Murciélago
pardusco brasileño
Murciélago
pardusco menor
Murciélago
pardusco mediano
Murciélago canoso
amarillento
Murciélago pardo
escarchado
Murciélago pardo
común
Murciélago pardo
ribereño
Murciélago
diminuto oscuro
Murciélago
diminuto claro
Referencias
Onza
MT,Ca,Ma,LC,NE,II
10,12,,D
Mapurite
MT,Ca-Fr,A,LC,NE
12
Eira barbara
Hurón
MT,Ca,Ma,LC,NE
12
Galictis vittata
Huroncito
MT,Ca,Ma,LC,NE
10,12
Lontra longicaudis
Perro de agua
MT,Ca,A,NT,VU,I,V,P
10
Pteronura brasiliensis
Nutria
MT,Ca,R,EN,EN,I,V,P
10
Potos flavus
Cuchicuchi
MT,Fr-In,Ma,LC,NE
10
Procyon cancrivorus
Mapache
MT,Ca,Ma,LC,NE
10,5,2
Tonina del Orinoco
MT,Pi-Ca,R,DD,VU,V
10
Manatí
MT,Hr,R,VU,CR,I,V,P
13
Danta
MT,Om,Ma,VU,VU,II,V,P
10,11
Puma yagouaroundi
Mephitidae
MT,In,R,LC,NE
10,D,A
MT,In,Mr,DD,NE
5,2
MT,In,R,LC,NE
10,A
MT,In,A,LC,NE
A
MT,In,A,LC,NE
10,3,5,2,C,D
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5,2,C,D
MT,In,R,LC,NE
10,5,D
Mustelidae
Procyonidae
CETACEA
Iniidae
MT,In,Ma,LC,NE
10,12,5D,A
MC,In,R,VU,NE
A
Inia geoffrensis
SIRENIA
Trichechidae
Trichechus manatus
PRIMATES
PERISSODACTYLA
Cebidae
Tapiridae
Sapajus apella
Cebus olivaceus
Mono capuchino
pardo
Mono capuchino
común
MT,Fr-In,Mr,LC,NE
10
MT,In-Fr,Ma,LC,NE
10,11,12,5,2,A
Tapirus terrestris
ARTIODACTYLA
Tayassuidae
Pecari tajacu
Báquiro de collar
MT,Om,Ma,LC,NE,II
10,11,12,5
Tayassu pecari
Báquiro cachete
blanco
MT,Om,A,VU,NE,II
10,12
Mazama americana
Venado matacán
rojizo
MT,Fr-Hr,Ma,DD,NE,
10
Canidae
Odocoileus cariacou
Venado carameludo
MA,Om-Hr,Ma,LC,NE
12,5,C,D
Cerdocyon thous
RODENTIA
MT,Om,Mr,LC,NE
10
MT,Gr,Ma,LC,NE, 10
10,11,12
Atelidae
Alouatta arctoidea
Mono araguato
MT,Fo-Fr,A-E,LC,NE
10,12,5,2
Mono viudo
MT,Fr-In,Mr-G,LC,NE
10
Pitheciidae
Pithecia pithecia
Cervidae
CARNIVORA
Zorro común
MT,Om,Ma,LC,NE,II
12,5,2,D,A
Sciuridae
Felidae
Leopardus pardalis
Cunaguaro
MT,Ca,Ma,LC,VU,I,V,P
10,12,5
Notosciurus aestuans
Ardilla guayanesa
Panthera onca
Jaguar
MT,Ca,Ma,NT,VU,I,V,P
10,12,
Notosciurus granatensis
Ardilla común
10,12,
Heteromyidae
Puma concolor
186
Atributos
Conepatus semistriatus
Vespertilionidae
Eptesicus brasiliensis
Nombre común
Puma
MT,Ca,A,LC,NE,I
187
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : FAUNA VENEZUELA
F. Trujillo
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Nombre común
Heteromys anomalus
Ratón mochilero
Atributos
Referencias
MT,Om,A,LC,NE
10,11,5,2,C,D
Cricetidae
Nombre común
Makalata didelphoides
Ratoncito arenero
MT,Gr,R,LC,NE
D
Holochilus sciureus
Rata de humedales
MT,Om,R,LC,NE
10,12,D
Pattonomys semivillosus
Hylaeamys megacephalus
Rata montañera
comun
MT,Gr,A,LC,NE
10,D,A
Proechimys guyannensis
Nectomys rattus
Rata de agua
MT,Om,A,LC,NE
5,2,
Nectomys palmipes
Rata de agua
MT,In,Mr,LC,NE
10,C,D
MT,Gr-Fr,A,LC,NE
10
MT,Fr-Gr,A,LC,NE
10,D
MT,Fr-Gr,A,LC,NE
10
MT,Om,Ma,LC,NE
10,D
MT,Gr,D
A
MT,Gr,Mr,LC,NE
10
MT,Om-Gr,A,LC,NE
12,D
MT,Om,R,LC,NE
12
Ratón sabanero
MA-MC-MT,Om,Ma,LC,NE
12,C,D,A
Mus musculus
Ratón domestico
MT,Om,Ma,LC,NE
12
Rattus rattus
Rata domestica
MT,Om,Ma,LC,NE
12,5,2,D
Oecomys speciosus
Oecomys trinitatis
Oligoryzomys fulvescens
Oryzomys sp.
Hylaeamys yunganus
Sigmodon alstoni
Rhipidomys venezuelae
Zygodontomys brevicauda
Ratón trepador
común
Rata trepadora
vientriblanca
Rata trepadora
amarillenta
Ratoncito colilargo
común
Rata montañera
Rata montañera
olivácea
Rata de pastizales
grisácea
Rata escaladora
venezolana
Referencias
MT,Gr,R,LC,NE
10,D
MT,Gr-Fo,Ma,LC,NE
10
MC-MT,Fr-Gr,Mr,LC,NE
D,A
MT,Fr-Gr,R-E,LC,NE
10
MT,Fo,Ma,LC,NE
D,A
Echimyidae
Calomys hummelincki
Oecomys bicolor
Atributos
Proechimys guairae
Rata arbórea
espinosa
Rata arbórea
grisácea
Rata casiragua
guayanesa
Rata casiragua
común
LAGOMORPHA
Leporidae
Sylvilagus floridanus
Conejo sabanero
Muridae
Erethizontidae
Sphiggurus melanurus
Puercoespín peludo
MT,Fr-He,Mr,LC,NE
10
Coendou prehensilis
Puercoespin común
MT,Gr-Fo,A,LC,NE
10,11,12,5,2
Chigüire
MT,Hr,Ma,LC,NE
10,12,5,2,D
Caviidae
Hydrochoerus hydrochaeris
Dasyproctidae
Dasyprocta guamara
Picure deltano
MT,Fr-Gr,Mr-E,LC,NE
10
Dasyprocta leporina
Picure común
MT,Fr-Gr,Ma,LC,NE
10,11,12,3,5,2,D
Lapa
MT,Fr-Fo,Ma,LC,NE
10,11,12,3,5
Cuniculidae
Cuniculus paca
188
Cuniculus paca. Foto: F. Trujillo
189
F. Trujillo
7.
CARACTERIZACIÓN, USO Y MANEJO
DE LA MASTOFAUNA ASOCIADA A
LOS MORICHALES DE LOS LLANOS
ORIENTALES COLOMBIANOS
Fernando Trujillo y Federico Mosquera-Guerra
Resumen
Se consolida un listado de mamíferos
medianos y grandes asociados a los morichales de los Llanos Orientales colombianos, constituido por 28 especies
distribuidas en ocho órdenes, 13 familias,
una subfamilia y 25 géneros. Esta diversidad representa el 5,4% de la mastofauna
colombiana. Los mamíferos medianos
fueron representados por Didelphis
marsupialis, Marmosa robinsoni, Dasypus
sabanicola, Cebus albifrons albifrons, Notosciurus granatensis, Dasyprocta fuliginosa
y Proechimys oconnelli. Los mamíferos
grandes pertenecieron a los órdenes
Cingulata, Pilosa, Carnívora, Perissodactyla, Artiodactyla, Primates y Rodentia. El
orden Carnívora fue el más representativo
con nueve especies (32,1%), seguido por
los roedores con cinco especies (17,9%).
Los registros de especies claves e ingenieras como Speothos venaticus, Lontra
longicaudis, Pteronura brasiliensis, Priodontes maximus, Puma concolor, Panthera
onca y Tapirus terrestris, permiten corroborar la importancia ecológica y funcional
de los morichales para este grupo taxonómico, ocasionado por la constante oferta
de recursos (agua, alimento y refugio) en
Ocarro, armadillo gigante o gramalón (Priodontes maximus). Foto: F. Mosquera-Guerra.
escalas espaciales y temporales distintas.
Se destaca el rol que desempeñan las
Reservas Naturales de la Sociedad Civil
como Bojonawi, La Reseda y los predios
privados La Florida, India y Candelaria en
la estrategia para la conservación de biodiversidad en la Orinoquia colombiana.
Palabras clave. Categoría de amenaza.
Mammalia. Orinoquia. Riqueza de especies.
Introducción
Las listas nacionales o regionales
(“checklists”) de especies constituyen
herramientas necesarias para la toma
de decisiones respecto al conocimiento y
conservación de la diversidad taxonómica
en un determinado país o región (Solari
et al. 2013). En la actualidad para
Colombia se reportan 518 especies de
mamíferos, ubicando al país entre los
diez primeros con mayor diversidad de
especies (Ramírez-Chaves et al. 2016,
Ramírez-Chaves y Suárez-Castro 2014,
Solari et al. 2013, Alberico et al. 2000a).
Esta condición es atribuida a la situación
geográfica, a la complejidad climática y a
las características topográficas que hacen
191
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
de él un país altamente heterogéneo en
términos de las condiciones ambientales y
tipos de ecosistemas donde ocurren estas
especies (Tobasura-Acuña 2006).
En la cuenca del Orinoco se han registrado
318 especies, de las cuales 196 especies se
encuentran asociadas a los ecosistemas
terrestres y acuáticos de la ecorregión de
los llanos orientales colombianos, reportándose 12 órdenes, 127 géneros y 35
familias, siendo los órdenes más diversos
Chiroptera (105 especies), Rodentia (29
especies) y Carnívora (17 especies) (PardoMartínez y Rangel-Ch. 2014, Solari et al.
2013, Ferrer et al. 2009). La mastofauna
orinoquense la conforman elementos
andinos, amazónicos y del Escudo
Guayanés (Correa et al. 2006); en ella se
encuentran las mayores concentraciones
poblacionales de este grupo faunístico en
el país (Rodríguez-Mahecha et al. 2006).
En contraste es la región que presenta la
menor diversidad específica de mamíferos
en el país (Muñoz-Saba et al. 2015, FerrerPérez et al. 2010) y registra un nivel de
endemismo bastante bajo reportándose
únicamente tres especies: un primate
nocturno (Aotus brumbacki), un roedor
(Proechimys occonnelli) y un armadillo
(Dasypus sabanicola) (Trujillo y Superina
2013, Rodríguez-Mahecha et al. 2006),
aunque la presencia de especies de mamíferos endémicas y en categoría de amenaza
a nivel nacional e internacional resalta
la importancia de estos ecosistemas en
términos de conservación de la biodiversidad (Malavé-Moreno et al. 2016). A
nivel general, los mamíferos de la Orinoquia Llanera han sido poco estudiados
(Stevenson et al. 2004, Trujillo et al. 2010,
Rodríguez-Mahecha et al. 2006), y solo
hasta hace unos pocos años se ha empezado a conocer y a estudiar la comunidad
de mamíferos presentes en los diferentes
192
ecosistemas de esta ecorregión (Trujillo
et al. 2010, Ferrer et al. 2009, MantillaMeluk et al. 2009), con un especial énfasis
en el departamento del Casanare en
comparación con los otros departamentos
de la Orinoquia colombiana debido principalmente a requerimientos de licencias
ambientales que promueven la realización de inventarios en zonas de impacto
(Trujillo 2014, Trujillo et al. 2011, Trujillo
et al. 2010). La información existente se
resume a listados de especies y son limitadas las evaluaciones de su distribución
y ecología. Se resaltan los trabajos para
el departamento del Casanare de Trujillo
et al. (2011), Suárez-Castro et al. (2013) y
García-Londoño y Trujillo (2015); para el
departamento del Meta de Diazgranados
y Trujillo (2004), Calvo-Roa y Muñoz-Saba
(2012), Trujillo y Superina (2013), Trujillo
y Duque (2013), Rodríguez-Bolaños et al.
(2014), Mosquera-Guerra et al. (2015) y
Muñoz-Saba et al. (2015); para el departamento del Vichada de Defler (1982), Defler
(1986), Valbuena-Vargas (1999), BotelloCastillo (2001), Carrasquilla (2002),
Bermúdez-Romero et al. (2004), Carrasquilla y Trujillo (2004), Gómez-Serrano
(2004), Velasco-Gómez (2004), Patiño et
al. (2005), Trujillo et al. (2008), Castelblanco et al. (2009), Gómez-Camelo et al.
(2009) y Corporinoquia (2015). A nivel
regional se destacan los aportes realizados por Ramírez-Chaves et al. (2016)
en relación a cambios en la resolución
taxonómica de especies como el primate
Saimiri cassiquiarensis (Lynch et al. 2015)
presente en el departamento del Meta,
roedores como Isothrix orinoci (Emmons
y Patton 2015) con distribución para el
departamento del Vichada y Oligoryzomys
delicatus (Weksler y Bonvicino 2015) que
reemplaza a Oligoryzomys fulvescens en
Solari et al. (2013) y distribuido en Meta
y Vichada y las extensiones geográficas
para los roedores Rhipidomys leucodactylus
(Tribe 2015) y Coendou ichillus (Voss y da
Silva 2001) en el departamento del Meta.
En este contexto y asumiendo que el
entendimiento de los patrones de diversidad para este grupo taxonómico en
regiones neotropicales es aún limitado
(Ceballos y Ehrlich 2009, Reeder et al.
2007, Temple y Terry 2007), evaluar la
presencia, distribución y funcionalidad
ecológica de los mamíferos asociados a
coberturas forestales particulares como
los morichales de los Llanos Orientales es
fundamental, debido principalmente a los
usos diferenciales de hábitat que realizan
estas especies en escalas espaciales y
temporales con relación a otros grupos
biológicos, los mamíferos presentan una
amplia distribución y exhiben requerimientos ecofisiológicos diversos, ya que
requieren de insectos, anfibios, peces y
otros vertebrados para alimentarse (NRCS
2001, García-Londoño y Trujillo 2015).
Adicionalmente, la actividad biológica y
ecológica de los mamíferos también tiene
implicaciones importantes en la biodiversidad de los humedales interiores, en la
medida en que estos son depredadores,
controladores biológicos, polinizadores,
forrajeros y dispersores de semillas (Gopal
2009). Los datos y estudios conocidos que
relacionan los mamíferos con la dinámica
de los humedales son limitados (GarcíaLondoño y Trujillo 2015, Gopal 2009,
Fritzell 1993). El interés particular de
entender la importancia de los morichales
para la mastofauna radica en que estos
ecosistemas están fuertemente asociados
a la disponibilidad de agua. Igualmente,
los morichales en la Orinoquia representan corredores biológicos naturales
que generan ecotonos importantes con
las extensas sabanas y paisaje colinado
en áreas de altillanura. Por esta razón, en
este capítulo se presenta un análisis de
las especies de mamíferos asociados a los
morichales de la Orinoquia colombiana,
su estado de conservación y las principales
amenazas que enfrentan.
Materiales y métodos
Se establecieron estaciones de muestreo en los morichales asociados a cinco
localidades en la Orinoquia colombiana:
Reserva de la Sociedad Civil Bojonawi
y Finca La Florida (Vichada), La Candelaria (Casanare), La India y Reserva de la
Sociedad Civil la Reseda (Meta), ubicados
en las tres subregiones naturales: (1)
piedemonte, en las estribaciones de la
Cordillera Oriental hasta los 500 m de
altitud; (2) abanicos aluviales, por debajo
de los 400 msnm, en zonas inundables
estacionales, y (3) altillanuras (RangelCh. et al. 1995) (Figura 1).
Se consideró la composición, estructura y
diversidad del morichal (Maurita flexuosa)
denso asociado a un bosque siempre verde
de pantano presentando alta diversidad
pero baja dominancia donde se reportan
especies de las familias Arecaceae, Melastomataceae y Moraceae (Caro-Fernández
2008). Igualmente se consideraron los
ocho tipo de humedales de acuerdo a la
clasificación de Lasso et al. (2014), que
incluyeron bajos, bijaguales, esteros,
caños, madreviejas, lagunas de rebalse
y bosques de rebalse y bosques arbustivo o de matorral inundables (Figura 2).
En la caracterización de los mamíferos
asociados a los morichales se aplicaron
varias metodologías que permitieron
conocer la riqueza de especies pequeños
no voladoras (roedores y marsupiales),
medianos y grandes terrestres (arborícolas, semiarborícolas, semiacuáticos
y terrestres) y finalmente arborícolas
(Trujillo 2014, Trujillo et al. 2010).
193
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
a
b
c
d
Figura 2. Formaciones de morichales para las áreas de estudio. (a) y (b) Vichada, (c) Casanare y (d) Meta. Fotos: F. Trujillo.
Figura 1. Localización de las áreas de estudio en los departamentos de Meta, Casanare y
Vichada.
Caracterización de la mastofauna
Las especies de mamíferos presentan gran
variedad de adaptaciones representadas
en diversas estrategias, comportamientos
y hábitos alimenticios, que a su vez, determinan diferencias en el uso espacial del
hábitat, así como en sus patrones temporales de actividad, lo que los hace excelentes bioindicadores de las condiciones
de los ecosistemas. Por su riqueza de
especies y diversidad de gremios tróficos,
la caracterización y monitoreo de mamíferos requiere de la implementación de
diferentes métodos de detección, directa
e indirecta, en aras de obtener el mayor
número de registros de especies. Para este
194
estudio se aceptó la definición de mamíferos medianos y grandes propuesta por
Rumiz et al. (1998). Se emplearon una
combinación de técnicas directas e indirectas de muestreo, las cuales incluyeron
el uso de cámaras trampa, observaciones
directas, trampas de huella y rastros e
indicios como madrigueras, comederos,
marcas de garras y heces.
Cámaras trampa
Se emplearon cámaras pasivas con sensor
de calor (Busnell Trophy Cam de 8MP),
para evaluar la distribución y la riqueza de
especies de mamíferos grandes y medianos
(McCallum 2012). Para este estudio se
ubicaron 41 cámaras trampa, que fueron
programadas para funcionar las 24 horas
en modo cámara para registrar 3 fotografías a partir del estímulo activador a un
intervalo de 30 segundos entre la primera
y segunda ráfaga o hasta que apareciera
un nuevo objetivo. Las cámaras trampa
presentaron la siguiente distribución
entre las localidades de estudio: Reserva
de la Sociedad Civil Bojonawi en los morichales asociados a los caño Negro (n= 11
- 26,8%); caño Verde (n= 3 -7,3%); Tesoro
(n= 8 - 19,5%) y La Florida (Vichada) (n= 5
- 12,2%); finca Candelaria (Casanare) (n=
4 - 9,8%); finca La India (n= 6 - 14,6%), y
la Reserva de la Sociedad Civil la Reseda
(Meta) (n= 4 - 9,8%).
Los dispositivos fotográficos fueron instalados a una altura promedio de 40 cm del
suelo en árboles o estacas y se situaron
de acuerdo a los indicios presentes como
senderos o caminaderos de fauna, madrigueras, huellas, marcas de garra y restos
de alimentación. Las cámaras de un
mismo sector y ubicadas en una misma
localidad estuvieron separadas entre 500
y 1000 m de distancia dependiendo de
la extensión del morichal. Este sistema
evitó las acciones directas con el medio
en comparación con otros métodos y no
requirió la manipulación directa de los
individuos, por lo que fue útil especialmente para especies evasivas o de hábitos
crípticos como los felinos.
Búsqueda de indicios
Se realizaron recorridos ad libitum terrestres, durante los cuales se anotaron los
registros de las especies, tanto observaciones directas como indicios (huellas
y madrigueras). Así mismo, durante los
195
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
recorridos se registraron zonas de importancia ecológica para los animales como
madrigueras, comederos, campamentos
y zonas de descanso. Para este estudio se
documentaron todo tipo de rastros que
fueron identificados y categorizados de
acuerdo a la guía de campo de MoralesJiménez et al. (2004). Las huellas procesadas se identificaron con ayuda de la guía
de campo de Emmons y Feer (1997), el
manual de huellas de algunos mamíferos
de Colombia (Navarro y Muñoz 2000) y el
catálogo de huellas de los mamíferos de
México (Aranda 2000).
Análisis de los datos
Riqueza específica
Las especies de mamíferos grandes y
medianos que fueron registrados en las
cinco localidades de estudio se clasificaron de acuerdo a la nomenclatura de
Wilson y Reeder (2005). El esfuerzo de
muestreo por sitio para los recorridos ad
libitum y cámaras trampa se calculó individualmente multiplicando el número de
cámaras trampas instaladas por el número
de días muestreados (trampas*día). Para
el método de avistamientos se consideró
como unidad de medida los kilómetros
recorridos por días de observación. Para
comparar la eficiencia de cada método
en las localidades, se calculó el éxito de
captura (EC) para cada metodología en
cada localidad, con la fórmula: EC= (NTr /
EM (NTr) X 100, siendo NT: Número Total
del registros y EM: Esfuerzo de Muestreo.
Para las huellas se tomó como un solo
registro todas las huellas de una misma
especie encontradas dentro de los recorridos. En el caso de las cámaras trampa se
consideró como un solo registro todas las
fotos tomadas a una especie en la misma
cámara en un tiempo de 24 horas y para
las observaciones se consideró como un
196
registro a todos los individuos vistos en
una ocasión (Pérez-Irineo 2008).
Categorización por tamaño
Para el análisis de tamaño se siguió la
categorización propuesta por Sánchez
et al. (2004), donde se fija una cota entre
0,15 y 5 Kg-1 para los medianos y superior
a 5 Kg-1 para los grandes mamíferos de
los órdenes Cingulata, Pilosa, Carnívora,
Perissodactyla y Artiodactyla (Trujillo et
al. 2005, Muñoz-Saba y Hoyos-Rodríguez
2012). Los nombres comunes siguen a
Rodríguez-Mahecha et al. (1995) y SuárezCastro et al. (2013).
una subfamilia y 25 géneros. Esta diversidad representa el 5,4% de la mastofauna
colombiana (Ramírez-Chaves et al. 2016).
De estas, 11 (Panthera onca, Puma concolor,
Lontra longicaudis, Pteronura brasiliensis,
Tapirus terrestres, Pecari tajacu, Odocoileus
cariacou, Alouatta seniculus, Cebus albifrons
albifrons, Notosciurus granatensis y Hydrochoerus hydrochaeris) fueron registradas
por dos o más metodologías de muestreo (Anexo 1). El orden Carnívora es el
más representativo con nueve especies,
seguido por los roedores con cinco especies y Cingulata y Artiodactyla con tres
especies (Anexo 1). El orden Carnívora
aporta el 32,1% de las especies seguido de
Rodentia 17,9%, Cingulata 14,3%, Artiodactyla 10,7%, Didelphiomorphia, Pilosa
y Primates 7,1% (cada uno) y Perissodactyla 3,6% (Figura 3).
Las localidades que registraron el mayor
número de especies a través de los diferentes métodos de detección fueron: Caño
Tesoro (n=18 especies), La India (n=17
especies), Reseda (n= 14 especies), Candelaria (n= 9 especies), Caño Negro (n= 5
especies), Caño Verde y La Florida (n=
4 especies). En la tabla 1 se presenta los
esfuerzos de muestreo calculados y el éxito
Categoría de amenaza
La información sobre las categorías de
amenaza en que presentan las especies se basa en la lista roja de especies
amenazadas de la IUCN 2016 (http://
www.iucnredlist. org/) y el Libro rojo de
los mamíferos de Colombia (RodríguezMahecha et al. 2006).
Categorías tróficas y locomoción
Las especies de mamíferos medianos y
grandes registrados para las cinco localidades de estudio, se clasificaron en cinco
categorías tróficas (carnívoros, frugívoros-omnívoros, herbívoros-pastadores,
mirmecófago, insectívoro-omnívoro) y
cinco categorías de locomoción (fosorial,
terrestre, arborícola, escansorial, acuáticos y semiacuáticos) propuestas por
Muñoz-Saba et al. (2015).
Resultados
Riqueza de especies
Se registraron 28 especies de mamíferos asociados a los morichales en las
localidades de estudio para los departamentos de Casanare, Meta y Vichada,
distribuidas en 8 órdenes, 13 familias,
Figura 3. Riqueza de familias, subfamilias, géneros, especies, subespecies y porcentaje de
especies para cada orden de mamíferos registrados en los morichales para las localidades
de estudio en los departamentos de Casanare, Meta y Vichada.
197
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
198
720 68,8 18
71,4
9
66,7
720
4
63,1
720
18
720
5
68,8
1
43,6
28,5
2
2
1
8,3
1
2
4
EF
NE
EC%
EF
4
1
1
1
11,1
11,1
64,5
1
2
720
Heces
Marcas de
garras
Observación
directa
Cámaras
trampa
720
63,1
10,5
EF
NE
EC%
EF
EC% NE
Los mamíferos medianos y grandes
asociados a los morichales estudiados,
pertenecen a 13 familias, de las cuales la
familia Felidae aportó el mayor número
de especies con cuatro, seguido de Mustelidae con tres especies y Canidae con dos,
dejando al orden Carnívora como el mayor
número de especies aportando un total
de nueve. Seguido del orden Rodentia con
tres familias y cinco especies, Artiodactyla dos familias y tres especies, Primates
dos familias e igual número de especies,
Cingulata una familia con tres especies, Didelphiomorphia y Pilosa una sola
familia con dos especies y Perissodactyla
una familia y una especie. Existe una diferencia importante en la composición de
especies en función de las características
de los morichales. En aquellos donde las
palmas superan los 6 metros, presentan
altas densidades y están dispuestas
en arreglos con otras especies es más
frecuente encontrar mamíferos medianos
y grandes, en tanto que en los extremos
que se proyectan dentro de las sabanas
los mamíferos presentes son de menor
tamaño (armadillos, lapas y ñeques), con
excepción de las zonas de ecotonos donde
se pueden registrar venados y pecaríes.
(Figura 4).
720
EF
EC% NE
EC% NE
EF
C
F
CT
CN
CV
Vi
Metodología
de captura para los métodos de detección
después de la estandarización del esfuerzo
de muestreo. El mayor porcentaje de efectividad lo registraron las cámaras trampa.
14
EC% NE
EC% NE
EF
I
R
Me
Ca
Localidades de muestreo
Tabla 1. Datos de esfuerzo de muestreo, éxito de captura y número de especies de mamíferos grandes y medianos de cada una de
las localidades, después de estandarizar el esfuerzo de muestreo para las cámaras trampa. Abreviaturas: Localidad: Ca: Casanare,
Me: Meta, Vi: Vichada, CN: Caño Negro, CV: Caño Verde, CT: Caño Tesoro, C: Candelaria, R: Reseda, I: India, F: Florida. EF: Esfuerzo
de muestreo (La unidad de medida del esfuerzo de muestreo para cámara trampa), EC: Éxito de captura, NE: Número de especies.
F. Trujillo
Categorización por tamaño
Se consideraron como medianos mamíferos las especies con peso entre 0,15 y
0,5 Kg-1, para lo cual en esta categoría
clasifican siete especies (25%) entre las
que se encuentran: Didelphis marsupialis,
Marmosa robinsoni, Dasypus sabanicola,
Cebus albifrons albifrons, Sciurus granatensis, Dasyprocta fuliginosa y Proechimys
oconnelli. Las 21 especies restantes (75%)
pertenecieron a los órdenes Cingulata,
Pilosa, Carnívora, Perissodactyla, Artiodactyla, Primates y Rodentia (Anexo 1).
Categoría de amenaza
En relación a la categoría de amenaza
propuesta por IUCN (2016) para los
mamíferos reportados en las áreas de
estudio, se encuentra el perro de agua
o lobo de río (Pteronura brasiliensis) En
Peligro (EN), como Vulnerable (VU), se
encuentran: Priodontes maximus (Ocarro),
Myrmecophaga tridactyla (Oso hormiguero), Tapirus terrestris (Danta) y Tayassu
pecari (Chácharo) y dos especies Casi
Amenazados (NT), Panthera onca (jaguar)
y Speothos venaticus (perrito venadeo).
Dos especies presentan Datos Insuficientes (DD), Lontra longicaudis (nutria
neotropical), y el roedor endémico de la
Orinoquia Proechimys oconnelli (Rata espinosa) y las restantes se encuentran en la
condición de Preocupación Menor (LC).
Para la categoría nacional propuestas por
Rodríguez et al. (2006) se reporta a Tapirus
terrestris (Danta) En Peligro Critico (CR),
Pteronura brasiliensis (Lobo de río) y Priodontes maximus (Ocarro) En Peligro (EN),
Panthera onca (jaguar), Myrmecophaga
tridactyla (Oso hormiguero) y Lontra longicaudis (Nutria neotropical) como Vulnerables (VU); Leopardus pardalis (Tigrillo
ó Canaguaro) y Puma concolor (León)
como Casi Amenazadas (NT) y las especies restantes presentan una categoría de
Preocupación Menor (LC) (Anexo 1).
Categorías tróficas y locomoción
En relación al análisis de gremios tróficos
para los mamíferos registrados en los
morichales, se encontró que el 32,1% (9
especies) registran hábitos carnívoros,
el 25% (7 especies) son frugívoras-omnívoras, el 14,3% (4 especies) son insectívoros-omnívoros, donde se encuentran
los armadillos. Los frugívoros-granívoros
199
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
Figura 5. Porcentaje de categorías tróficas en mamíferos presentes en morichales.
como Cuniculus paca, Dasyprocta fuliginosa
y Proechimys oconnelli aportan el 10,7%
(3 especies). Los herbívoros-pastoreadores se encuentran representados por
Tapirus terrestris, Odocoileus cariacou e
Hydrochoerus hydrochaeris con el 10,7% (3
especies). Finalmente los mimercófagos
(Tamandua tetradactyla y Myrmecophaga
tridactyla) representaron el 7,1% (2 especies) (Figura 5). Para las categorías de
locomoción, se reporta que el 60,7% (17
especies) de los órdenes Pilosa, Carnívora,
Perissodactyla, Artiodactyla, y Rodentia
presentan hábitos terrestres, seguido de
14,3%(4 especies) fosorial (Cingulata),
10,7% (3 especies) arborícolas (Primates)
y los mamíferos escansoriales (Didelphimorphia) y semiacuáticos como Lontra
longicaudis y Pteronura brasiliensis aportaron el 7,1% de los registros.
Discusión
Figura 4. Distribución espacial de los grandes y medianos mamíferos en los ecosistemas
de morichal en la Orinoquia colombiana.
200
Riqueza de especies
El número de especies encontrados en el
presente estudio representan el 5,4% de
los mamíferos reportados para Colombia
por Ramírez-Chaves et al. (2016), y el
16,7% de las especies registradas para
el Meta y Vichada por Muñoz-Saba et al.
(2015). Se registró el 41,2% (28 especies)
de las 68 especies de mamíferos medianos
y grandes reportadas para esta ecorregión por Muñoz-Saba et al. (2015), PardoMartínez y Rangel-Ch. (2014), Solari et
al. (2013), Ramírez-Chaves et al. (2014) y
Ramírez-Chaves et al. (2016). Los registros indirectos (marcas de garras y restos
de alimentación), fototrampeo y observaciones directas permitieron confirmar la
presencia del jaguar (Panthera onca) para
el departamento del Vichada en la Reserva
Natural Bojonawi y la finca la Florida. Esta
especie para el área de estudio presenta
bajas densidades, es evasiva y su principal
problema de conservación es la muerte
por retaliación por depredación de ganado
bovino, equino y porcino (Garrote 2015).
Se confirmó además la presencia de ocho
especies más de carnívoros (L. pardalis, P.
concolor, P. yagouaroundi, C. thous, S. venaticus y E. barbara), igualmente de especies
201
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
i
a
b
Cont. figura 6. Mamíferos registrados a través de cámaras trampa en las áreas de muestreo. i) Tayassu pecari (chácharo) y j) Notosciurus granatensis (ardilla). Fotos: Fundación
Omacha.
de hábitos acuáticos como L. longicaudis y
P. brasiliensis.
c
d
e
f
g
h
Figura 6. Mamíferos registrados a través de cámaras trampa en las áreas de muestreo. a)
Myrmecophaga tridactyla (oso palmero), b) Tamandua tetradactyla (oso melero), c) Panthera
onca (jagüar, tigre mariposo), d) Leopardus pardalis (tigrillo, canaguaro), e) Puma yagouaroundi (gato pardo, jaguarundi), f) Cerdocyon thous (zorro perruno), g) Tapirus terrestris
(danta), h) Odocoileus cariacou (venado cola blanca). Fotos: Fundación Omacha.
202
j
La combinación de los métodos de muestreo aumentó la probabilidad de registrar
mayor cantidad de especies, como también
aumentó la posibilidad de registrar mamíferos con diversos hábitos ecológicos. Cada
metodología funcionó de manera diferente
en cada una de las localidades, teniendo
que cada método aportó al registró de
una parte de la riqueza de las especies de
las localidades; en donde las características de los sitios muestreados influyeron
de manera significativa en la cantidad de
los registros y la efectividad de las metodologías. Las especies que fueron registradas en todas las localidades fueron: D.
marsupialis, M. tridactyla, L. pardalis, C.
thous, O. cariacou, S. granatensis, C. paca,
D. fuliginosa y P. oconnelli. Entre estas se
encuentran algunos taxones que se están
desplazando continuamente entre los
morichales y el bosque ripario en búsqueda
de los diferentes recursos ofrecidos por
estas coberturas forestales (NavarroArquez 2005, Aranda 2000, Emmons et al.
1997, Sarmiento et al. 2016), permitiendo
ser captadas por las diferentes metodologías empleadas (Figura 6).
El 75% de estas especies pertenecen
a cuatro órdenes, Cingulata, Carnívora, Artiodactyla y Rodentia y órdenes
que aportan para Colombia una gran
cantidad de especies (Solari et al. 2013) y
que cumplen un papel importante en el
mantenimiento de la salud de los bosques
tropicales (Terborgh et al. 1999). El grado
de conservación de este tipo de paisaje,
podrían estar determinando la riqueza
y composición de especies de mamíferos
presentes en este tipo de coberturas
(Ruggiero 2001, Böhning-Gaese 1997). Se
corrobora la presencia de grandes carnívoros como P. onca, P. concolor y L. pardalis,
cuya presencia en un ecosistema determinado es un signo de que existen presas
suficientes para su alimentación, al mismo
tiempo que se presenta una diversidad de
mamíferos asociada (Payan et al. 2007).
Categorización por tamaño
Se reportan 68 especies de mamíferos
medianos y grandes para la Orinoquia
por Muñoz-Saba et al. (2015), PardoMartínez y Rangel-Ch. (2014), Solari et
al. (2013), Ramírez-Chaves et al. (2014) y
Ramírez-Chaves et al. (2016). Esta investigación reportó 28 especies (19%) de
mamíferos que presentan esta condición,
destacándose la presencia del mamífero
203
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
a
b
c
d
Figura 7. Especies de grandes y medianos mamíferos registrados en las áreas de muestreo.
a) Puma concolor (gato pardo, jaguarundi), b) Tapirus terrestris (danta), c) Cuniculus paca
(lapa) y d) Notosciurus granatensis (ardilla). Fotos: Fundación Omacha.
terrestre más grande del continente suramericano Tapirus terrestris, el carnívoro
más grande como P. onca. Otros registros
importantes para esta categoría son los
de P. concolor y P. brasiliensis y medianos
como Marmosa robinsoni, Dasypus sabanicola, Cebus albifrons albifrons y Proechimys
oconnelli que coincide con los expuesto
por Acevedo-Quintero y Zamora-Abrego
(2016) (Figura 7).
Categoría de amenaza
Muñoz-Saba et al. (2015), reporta que
53 especies de mamíferos medianos y
grandes se encuentran en alguna de las
categorías de amenaza para la ecorregión del Orinoco. Entre las principales
amenazas para la conservación de la
204
mastofauna son las tensores de origen
antrópico entre los que se resaltan las actividades que ocasionan la disminución o
pérdida de biodiversidad como la transformación de los ecosistemas, contaminación
y sobreexplotación de los recursos naturales con fines económicos (Alberico et al.
2000b, Rodríguez-Mahecha et al. 2006),
que ocasionan fragmentación y pérdida
de hábitats (Castaño-Uribe et al. 2015). La
degradación y conversión de ecosistemas,
generan la urgencia de conocer el estado
de conservación de los grandes mamíferos
neotropicales y en particular en áreas no
protegidas (Payán y Escudero-Páez 2015).
La cacería de subsistencia en áreas no
protegidas de especies claves e ingenierias
como las dantas (Cabrera 2015), pecaríes
y armadillos en ecosistemas terrestres y
el incremento de los conflictos en ecosistemas acuáticos entre las nutrias gigantes
(Pteronura brasiliensis) y las pesquerías
comerciales por el cambio en especies
blanco que paso de grandes bagres a
mediados del siglo pasado a carácidos y
cíclidos en la actualidad (Trujillo et al.
2015), podrían llegar a diezmar las poblaciones de estas especies disminuyendo
los atributos ecológicos de estos sistemas
particulares. Sin embargo, la principal
amenaza identificada para los mamíferos
en las áreas evaluadas corresponde al deterioro y pérdida de cobertura de los morichales. El factor predominante para esto
son las quemas indiscriminadas, especialmente durante la época de menor precipitación (diciembre-marzo), que frena la
expansión del moriche hacia las sabanas
y al mismo tiempo reduce la diversidad de
especies vegetales (Figura 8). Otro factor
que afecta la presencia de mamíferos en
los morichales es la presencia de especies
introducidas como el ganado (Bos indicus)
y los cerdos ferales (Sus scrofa) que no
dejan prosperar los rebrotes de moriche y
genera compactación de los suelos por el
pisoteo. La presencia de los cerdos ferales
en este tipo de formaciones vegetales
es relevante debido al impacto negativo
sobre los morichales por actividades como
la depredación de los frutos de esta palma.
García-Londoño y Trujillo (2015) consideran a la especie como posible reservorio
de enfermedades zoonóticas que puedan
transmitirse a otros ungulados como los
saínos e incluso los seres humanos. Por
otra parte, es un componente frecuente
de la dieta de los pobladores locales, lo que
hace que la presión de caza sobre especies
silvestres disminuya, aspecto a considerar
como un impacto positivo, no obstante
es necesario desarrollar estudios relacionados con los impactos de sus poblaciones
sobre este tipo de formaciones vegetales
(Figura 8).
Categorías tróficas y locomoción
El grupo de los mamíferos tiene especies que explotan variedad de recursos
para su alimentación (Sarmiento et al.
2016), al igual que cuenta con diferentes
formas de locomoción, incluye mamíferos
a
b
c
Figura 8. Tensores de origén antrópico
para los morichales. (a) y (b) Incendios
forestales en áreas de sabana con presencia
de morichales. (c) Sus scrofa (cerdo feral).
Fotos: F. Mosquera-Guerra.
205
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
especializados en la depredación de otros
vertebrados como los carnívoros, otros se
alimentan de plantas, frutas u organismos
invertebrados, etc; estando muchas veces
relacionados con el tipo de locomoción que
emplean para obtener los recursos alimenticios que explotan. Considerando los
registros realizados con todas las metodologías, en todas las localidades se presentaron todos los gremios alimenticios
propuestos por Muñoz-Saba et al. (2015).
Los resultados obtenidos coincide con
lo expuesto por Acevedo-Quintero y
Zamora-Abrego (2016), Muñoz-Saba et al.
(2015), Mejía-Correa (2009), Zapata- Ríos
et al. (2006) y Rodríguez-Rojas (2005)
en los que el orden Carnivora aporta el
mayor número de especies, esta condición
es muy importante para los ecosistemas
debido al papel regulador que cumplen
los carnívoros. Igualmente, las especies
frugívoras-omnívoras y frugívoras-granívoras representaron gremios importantes
dentro de los morichales en las localidades
de estudio, estos gremios inciden positivamente en los procesos de regeneración,
restauración y aprovechamiento forestal
(Flores-Peredo y Galindo-González 2004),
llegando incluso a determinar la abundancia y diversidad arbórea de un sitio
(Galindo-González et al. 2007); y la oferta
de recursos alimenticios que el hábitat
presenta. La riqueza de especies incrementa con la complejidad del sistema,
siendo menor en morichales abiertos
y mayor en morichales de transición
(Malavé-Moreno et al. 2016) (Figura 9).
La presencia de determinados gremios y
formas de locomoción puede indicar la
existencia de interacciones ecológicas que
están garantizando, de manera natural,
el mantenimiento de estos ecosistemas
en cuanto a regulación y dispersión de
algunas especies animales y vegetales,
un ejemplo de ello son los carnívoros
como el jaguar y el puma. Estás son especies muy importante para la salud de los
ecosistemas ya que tienen un impacto en
los patrones de dispersión, composición
y estructura de los bosques que habitan
al depredar y controlar las poblaciones de
otros organismos (Laundré y Hernández
2010); adicionalmente su presencia
permite deducir la presencia de otros
mamíferos grandes y medianos que están
incluidos en su dieta (Hernández-Guzmán
et al. 2011). La complejidad en las tramas
tróficas de las comunidades de mamíferos
asociados a los morichales también incrementa con complejidad del sistema, sin
embargo, los insectívoros y los frugívoros
son los gremios dominantes (MalavéMoreno et al. 2016).
Conclusiones
a
c
b
d
Figura 9. Proceso depredación y dispersión de moriche por Alouatta seniculus (mono
aullador). Fotos: Fundación Omacha.
206
Se estableció la importancia ecológica y
funcional de los morichales para la mastofauna a través del registro de especies
claves e ingenieras como grandes carnívoros, perisodáctilos y artiodáctilos y
que su presencia se debe principalmente
a la oferta constante de diversos tipos de
recursos como agua, alimento y refugio en
escalas espaciales y temporales distintas.
Las palmas de moriche generan una
importante biomasa de frutos cada año,
lo que atrae una gran diversidad de fauna.
La maduración de los frutos, que está
entre 155 y 178 días garantiza un flujo
de alimento importante durante casi seis
meses del año.
Los registros de mamíferos medianos y
grandes como Speothos venaticus, Lontra
longicaudis, Pteronura brasiliensis, Priodontes maximus, Puma concolor, Panthera
onca y Tapirus terrestris, asociados a los
diferentes tipos de morichales presentes
en las Reservas Naturales de Sociedad
Civil Bojonawi y La Reseda y predios
privados, permiten corroborar la importancia de este tipo áreas protegidas en
la estrategia de conservación faunística
a escala regional, convirtiéndose en un
refugio para las poblaciones de mamíferos
que en la actualidad presentan diversas
amenazas a su conservación en esta
ecorregión.
El número de registros para especies
crepusculares y evasivas para los medianos
y grandes mamíferos, aumentan a través
de la conjunción de diversos métodos indirectos de detección junto con las observaciones directas, convirtiéndose en una
metodología robusta para la detección de
este grupo de mamíferos.
Se recomienda establecer un plan de
monitoreo de largo plazo con mamíferos
asociados a morichales para evaluar estacionalmente la presencia y abundancia de
especies, al igual que realizar estudios de
composición florística de los ecosistemas
de moriche para ver aportes de alimento de
otras especies que sustenten la presencia
de especies frugívoras y herbívoras.
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213
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Ocarro, armadillo gigante,
gramalón
Armadillo sabanero,
cachicamo sabanero,
mulita
Nombre común
Armadillo común,
cachicamo
Armadillo carrizalero
Comadreja, rata fara
Chucha de oreja negra,
zorro mochilero, rabipelao,
fara
Nombre común
Leopardus Gray, 1842
Leopardus pardalis (Linnaeus,
1758)
Panthera Oken, 1816
Felidae
Tigrillo, cunaguaro,
manigordo
Tamandua Gray, 1825
Tamandua tetradactyla
Oso hormiguero, oso
(Linnaeus, 1758)
melero
Myrmecophaga Linnaeus, 1758
Myrmecophaga tridactyla
Oso palmero, oso pajizo
Linnaeus, 1758
CARNIVORA
Myrmecophagidae
PILOSA
Priodontes maximus (Kerr, 1792)
Priodontes F. Cuvier, 1825
Dasypus sabanicola Mondolfi,
1968
Especie
Anexo 1. Continuación.
Dasypus Linnaeus, 1758
Dasypus novemcinctus Linnaeus,
1758
Dasypus kappleri Krauss, 1862
Dasypodidae
CINGULATA
Marmosa robinsoni Bangs, 1898
Marmosa Gray, 1821
Didelphis marsupialis Linnaeus,
1758
Didelphis Linnaeus, 1758
Didelphinae
Didelphidae
DIDELPHIMORPHIA
Especie
LC
Met
LC
NE
LC
CT
CT
CT
CT
I-O
I-O
F-O
F-O
F
F
E
E
LC
VU
C Met Vic
C Met Vic
LC
VU
LC
Vic
Met
Vic
NT
VU
LC
EN
LC
CT
CT
CT
CT
OD
C
M
M
I-O
I-O
T
T
T
F
F
Categoría IUCN /
Riesgo o Amenaza
Nacional
Tipo de Gremios
Localidad
Locomoción
Rodríguez registro tróficos
IUCN
et al.
(2016)
(2006)
LC
NE
LC
Met
Vic
C Met Vic
Categoría IUCN /
Riesgo o Amenaza
Nacional
Tipo de Gremios
Localidad
Locomoción
Rodríguez registro tróficos
IUCN
et al.
(2016)
(2006)
Anexo 1. Información taxonómica, métodos de reportes en las localidades, estado de amenaza, gremios tróficos y formas de locomoción de los mamíferos grandes y medianos registrados en las seis localidades de estudio. Localidad: Ca: Casanare, Me: Meta, Vi:
Vichada, CN: Caño Negro. Metodología: H: Huellas, He: Heces, Ma: Madriguera, Ca: Campamento OD: Observación directa, Mg:
Marcas de garras, CT: Cámara trampa. Categoría de Amenaza: LC: Preocupación Menor, Vu: Vulnerable, DD: Datos Insuficientes,
NT: Casi Amenazado, EN: En Peligro, CR: En Peligro Crítico. Alimentación: C: carnívoros; F-O: frugívoros-omnívoros; F-G: frugívoros-granívoros; H-P: herbívoros-pastadores; M: mimercofago; I-O: insectívoro-omnívoro; Locomoción: F: fosorial; T: terrestre;
A: arborícola; E: Escansorial; Ac: acuáticos y semiacuáticos.
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
215
216
Atelidae
Odocoileus Rafinesque, 1832
Odocoileus cariacou (Boddaert,
1784)
PRIMATES
Cervidae
Tayassu pecari (Link, 1795)
Tayassu G. Fischer, 1814
Pecari tajacu (Linnaeus, 1758)
Pecari Reichenbach, 1835
Tayassuidae
Tapirus Brisson, 1762
Tapirus terrestris (Linnaeus,
1758)
ARTIODACTYLA
Tapiridae
Pteronura brasiliensis (Gmelin,
1788)
PERISSODACTYLA
Especie
Anexo 1. Continuación.
Pteronura Gray, 1837
Venado sabanero, venado
coliblanco
Cafuche, huangana,
chácharo
Saíno, cerrillo, puerco de
monte
Danta, tapir
Perro de agua
Nombre común
Lontra longicaudis (Olfers, 1818) Nutria
Lontra Gray, 1843
Eira barbara (Linnaeus, 1758)
Eira C.E.H. Smith, 1842
Zorra palmichera, ulamá,
tayra
Perrito venadero, perro de
monte
Speothos venaticus (Lund, 1842)
Mustelidae
Zorro perruno, perro
sabanero
Puma, león colorado
Gato pardo, onza,
jaguarundi
Jagüar, tigre mariposo,
tigre real
Nombre común
Cerdocyon C.E.H. Smith, 1839
Cerdocyon thous (Linnaeus,
1766)
Speothos Lund, 1938
Puma concolor (Linnaeus, 1771)
Puma yagouaroundi (É. Geoffroy
Saint-Hilaire, 1803)
Canidae
Puma Jardine, 1834
Panthera onca (Linnaeus, 1758)
Especie
Anexo 1. Continuación.
DD
LC
NT
VU
LC
LC
LC
LC
NT
VU
OD
CT
CT
CT
CT
CT, Mg
CT,H
C
C
C
C
C
C
C
Ac
T
T
T
T
T
T
C Met Vic
C Met Vic
Met Vic
Met Vic
Vic
LC
VU
LC
VU
EN
LC
LC
LC
CR
EN
CT
CT
CT
CT, He
OD
H-P
F-O
F-O
H-P
C
T
T
T
T
Ac
Categoría IUCN /
Riesgo o Amenaza
Nacional
Tipo de Gremios
Localidad
Locomoción
Rodríguez registro tróficos
IUCN
et al.
(2016)
(2006)
Vic
C Met Vic
Met
LC
LC
Vic
Met Vic
LC
NT
Met Vic
Vic
Categoría IUCN /
Riesgo o Amenaza
Nacional
Tipo de Gremios
Localidad
Locomoción
Rodríguez registro tróficos
IUCN
et al.
(2016)
(2006)
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
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218
Proechimys J. A. Allen, 1899
Proechimys oconnelli J.A. Allen,
1913
Eumysopinae
Dasyprocta Illiger, 1811
Dasyprocta fuliginosa Wagler,
1832
Echimyidae
Dasyproctidae
Cuniculus paca (Linnaeus, 1766)
Especie
Anexo 1. Continuación.
Cuniculus Brisson, 1762
Hydrochoerus Brisson, 1762
Hydrochoerus hydrochaeris
(Linnaeus, 1766)
Cuniculidae
Hydrochoerinae
Notosciurus J. A. Allen, 1914
Notosciurus granatensis
(Humboldt, 1811)
Caviidae
Sciurinae
Rata espinosa
Ñeque, picure
Boruga, lapa
Nombre común
Chigüiro, capibara
Ardilla, ardita
Mico cariblanco, maicero
Cebus Erxleben, 1777
Cebus albifrons albifrons
(Humboldt, 1812)
RODENTIA
Sciuridae
Aullador colorado,
araguato
Nombre común
Alouatta Lacépède, 1799
Alouatta seniculus Linnaeus,
1766
Cebidae
Especie
Anexo 1. Continuación.
LC
LC
LC
LC
LC
LC
LC
LC
CT
CT,OD
CT,OD
CT, OD
H-P
F-O
F-O
F-O
T
A
A
A
C Met Vic
C Met Vic
DD
LC
LC
LC
CT
CT
F-G
F-G
T
T
Categoría IUCN /
Riesgo o Amenaza
Nacional
Tipo de Gremios
Localidad
Locomoción
Rodríguez registro tróficos
IUCN
et al.
(2016)
(2006)
C Met Vic
LC
LC
CT
F-G
T
Vic
C Met Vic
Met
Met Vic
Categoría IUCN /
Riesgo o Amenaza
Nacional
Tipo de Gremios
Localidad
Locomoción
Rodríguez registro tróficos
IUCN
et al.
(2016)
(2006)
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : MAMÍFEROS LLANOS
F. Trujillo
219
J. F. Acevedo-Quintero
8.
MAMÍFEROS MEDIANOS Y GRANDES
ASOCIADOS A UN CANANGUCHAL DE LA
AMAZONIA COLOMBIANA
Juan Fernando Acevedo-Quintero y Joan Gastón Zamora-Abrego
Resumen
En la Amazonia colombiana los cananguchales son ecosistemas dominados por la
palma Mauritia flexuosa, frecuentemente
asociados con altos valores de diversidad de
fauna vertebrada, en particular los mamíferos. Mediante la combinación de fototrampeo y observación directa se obtuvo
un listado de los mamíferos medianos
y grandes asociados a un cananguchal y
zonas aledañas en el Trapecio Amazónico
Colombiano. Con el fin de describir algunos
patrones ecológicos, las especies registradas fueron clasificadas según su gremio
trófico, hábitat estructural y patrones de
actividad. En total fueron registradas 28
especies distribuidas en ocho órdenes y
19 familias. El gremio trófico con mayor
cantidad de especies fue el de los frugívoros, seguido por los frugívoros-insectívoros. En cuanto al uso del espacio y el
tiempo de actividad, las especies arborícolas y terrestres se encuentran en proporciones semejantes, al igual que aquellas
diurnas y nocturnas. Seis de las especies
registradas se encuentran catalogadas con
algún grado de amenaza. Se hacen anotaciones sobre la historia natural de algunas
especies o comportamientos particulares
Rata espinosa (Mesomys hispidus) en un cananguchal del Trapecio Amazónico. Foto: J. F. Acevedo-Quintero.
exhibidos. La zona alberga una importante
riqueza de mamíferos, ocupando gran parte
del espectro espacio-temporal y trófico del
ecosistema que aparentemente conserva
gran parte de las condiciones ecológicas
originales del bosque estudiado.
Palabras clave. Amazonas. Bosque inundado. Fauna. Mauritia flexuosa. Palmas.
Introducción
Los cananguchales en la Amazonia colombiana son formaciones vegetales dominadas por la especie de palma Mauritia
flexuosa, la cual generalmente se desarrolla
en zonas inundables pobremente drenadas
(Kahn et al. 1993, Urrego et al. 2013).
Estos ecosistemas están asociados con
altos valores de diversidad de fauna, especialmente de mamíferos, que son atraídos
por la gran cantidad de frutos producidos
por dicha palma (Aquino 2005, AcevedoQuintero y Zamora-Abrego 2016). Por
ejemplo, en algunas zonas de la Amazonia
occidental se ha evidenciado que durante la
temporada de lluvias, existe un desplazamiento de vertebrados hacia los bosques de
Mauritia, cuando la abundancia de frutos
está en su mayor producción, corroborando
221
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: MAMÍFEROS AMAZONIA
F. Trujillo
la importancia de este recurso para la
comunidad de mamíferos (Aquino 2005,
Salvador et al. 2011).
La estrecha relación entre los mamíferos
frugívoros y Mauritia flexuosa tiene implicaciones en la dispersión y depredación de
las semillas de la palma (Mendieta-Aguilar
et al. 2015), pudiendo influir en procesos
autoecológicos como la producción de
frutos o la generación de patrones agregados en el crecimiento de las plántulas
(Mendieta-Aguilar et al. op. cit., AcevedoQuintero y Zamora-Abrego 2016). Sin
embargo, los cananguchales no solo son
importantes para los mamíferos frugívoros,
también otras especies con diferentes
hábitos pueden hacer un uso intensivo de
este ecosistema. Es así como los troncos
secos de M. flexuosa sirven de madrigueras
para un grupo importante de mamíferos
arborícolas de hábitos nocturnos (Aquino
y Encarnación 1986) y para la nidificación
de algunas especies de aves, particularmente psitácidos como los guacamayos
y loros (Borgtoft-Pedersen y Balslev
1993, Rentería 1996). Además, las hojas
secas, que permanecen pegadas al tronco,
también constituyen el hábitat para una
gran variedad de insectos, arácnidos, anfibios y reptiles, los cuales complementan la
dieta de varias especies de mamíferos arbóreos (Rentería op. cit., Bodmer et al. 1999).
A pesar de la potencialidad de los cananguchales para el estudio de la riqueza y ecología
de la fauna amazónica, en Colombia la
diversidad asociada a estos ecosistemas
se encuentra poco documentada. Así, el
conocimiento sobre vertebrados en estos
bosques se restringe a estudios puntuales
sobre aves (Capera-Moreno 2012), peces
(Machado-Allison et al. 2013) y murciélagos (Acevedo-Quintero y Zamora-Ábrego
2014). Mientras que, en general el estudio
222
de los mamíferos amazónicos ha avanzado
lentamente, y todavía se desconoce gran
parte de su diversidad y ecología (Ruiz et
al. 2007). Para el sur de la Amazonia colombiana, mucha de la información disponible
sobre diversidad y ecología de mamíferos
se centra en trabajos con primates (Defler
1989a, 1989b, Defler y Defler 1996,
Maldonado y Lafon 2015), fauna sinérgica
(Maldonado 2012), quirópteros (Montenegro y Romero 1999, Castillo-Ayala 2002)
y algunos trabajos con especies puntuales
como Tapirus terrestris (Acosta et al. 1994)
y Aotus spp. (Maldonado y Peck 2014).
y Oenocarpus bataua Mart. (Galeano et al.
2015). La precipitación media anual es de
3.335 mm y la temperatura media anual
es de 26 °C (15–36 °C), mientras que la
humedad relativa media es mayor al 90%
(IDEAM 2010–2012).
Toma de datos
Se emplearon diez cámaras trampa Bushnell Tromphy Cam, las cuales permanecieron activas en intervalos de tiempo
variables (según el correcto funcionamiento del equipo, la capacidad de
almacenamiento y la duración de las baterías), a lo largo de un año de muestreo
entre marzo de 2012 y febrero de 2013.
Para la realización de inventarios el arreglo
espacial de las estaciones de muestreo
fue flexible, ya no existen requerimientos
en las distancias mínimas entre estas o
el área que debe ser cubierta (Rovero et
al. 2010). Se maximizó la probabilidad de
captura ubicando las cámaras tanto en la
zona inundable del cananguchal como en
las zonas aledañas de tierra firme donde
previamente se encontraron rastros de las
Teniendo en cuenta que los cananguchales
constituyen un ecosistema clave para el
mantenimiento de muchos procesos ecológicos en la cuenca amazónica (Andrade
2013), es importante describir y documentar la relación entre Mauritia flexuosa
y la fauna asociada a dichos ecosistemas.
Por lo tanto, el principal objetivo de este
capítulo es presentar un listado de las
especies de mamíferos medianos y grandes
que habitan en un cananguchal al sur de la
Amazonia Colombiana, así como contribuir al conocimiento de la ecología, historia
natural y relación de éstas especies con M.
flexuosa.
Materiales y métodos
Área de estudio
Este estudio se desarrolló en un bosque de
igapó dominado por Mauritia flexuosa en
la cuenca media del río Calderón, ubicado
en el Trapecio Amazónico Colombiano
(03º56´48”S - 69º53´11”O) (Figuras 1 y 2).
La vegetación está dominada por la especie
M. flexuosa, seguida de Sacoglottis amazonica Mart., una especie de bosques de
tierra firme, y algunas palmas que pueden
crecer en ambos entornos, como Euterpe
precatoria Mart., Socratea exorrhiza Mart.
Figura 1. Área de estudio, cananguchal ubicado en la cuenca del río Calderón en el Trapecio
Amazónico Colombiano.
223
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: MAMÍFEROS AMAZONIA
F. Trujillo
a
b
como el producto del número de cámaras
activas por el número de días en los que las
cámaras estuvieron activas (días/cámara).
observó más de un individuo, el número de
registros independientes considerado fue
igual al número de individuos observados.
Adicionalmente, se realizaron recorridos diurnos de búsqueda libre en tres
temporadas (febrero-marzo, junio-julio
y noviembre de 2012). En cada recorrido
dos personas visitaron lugares potenciales
de desplazamiento de mastofauna, con el
fin de registrar avistamientos, especialmente de las especies de comportamiento
diurno y arborícola. También se anotaron
rastros como huellas, pelos, excrementos,
huesos, cráneos, etc. De cada observación
se tomaron los datos de la especie, fecha y
hora del avistamiento, y número de individuos registrados. El esfuerzo de muestreo,
en este caso, se tomó como el número total
de horas/hombre dedicadas a la búsqueda
libre.
Con el fin de evaluar si el esfuerzo de muestreo fue suficiente para alcanzar una estimación aceptable de la riqueza de especies,
se elaboraron curvas de acumulación de
especies para todo el conjunto de datos
basadas en el número de registros individuales (Gotelli y Colwell 2001). Se utilizó
el estimador Chao 1, que utiliza datos de
abundancia y está basado en el número
de especies raras en la muestra, encontradas una vez y encontradas dos veces.
Los cálculos se llevaron a cabo utilizando
los algoritmos del software Estimates ver.
8.2.0 (Colwell 2006). Como método alternativo para evaluación de la calidad del
muestreo, la curva de acumulación de especies fue ajustada a la ecuación de Clench
(Colwell y Coddington 1994, JiménezValverde y Hortal 2003), estableciendo la
relación entre el número de individuos y el
número de especies encontradas (Soberón
y Llorente 1993), siguiendo la siguiente
formula: S(t)=at/1+b*t; donde, S(t) es el
número de especies estimado, a es la tasa
de incremento de especies al comienzo del
análisis, b es la pendiente de la curva, y t
es el numero acumulativo de especies. La
división de los coeficientes (a/b) proporciona la riqueza máxima esperada, mientras que el porcentaje de la riqueza de
especies inventariada se calculó dividiendo
el número de especies observado entre el
predicho, multiplicado por 100 (JiménezValverde y Hortal 2003). Para todos los
cálculos se utilizó el software STATISTICA
ver. 8.0 (Stat Soft Inc. 2007).
Análisis de la información
c
d
Figura 2. Área de estudio: a y b) vista al interior del cananguchal; c) vista general sobre el
dosel del cananguchal y d) vista general sobre el dosel de tierra firme aledaño al cananguchal. Fotos: J. F. Acevedo-Quintero.
especies, trillos o caminos existentes, así
como zonas de alimentación y de acceso a
la fuentes las de agua (Maffei et al. 2004).
Una vez identificados los puntos de muestreo, las cámaras fueron colocadas en dos
estratos: en el sotobosque a 50 cm de
224
altura del suelo (siete cámaras); y en dosel
del bosque a una altura entre 15 m y 20
m (tres cámaras). Las cámaras se programaron para registrar videos de 40 s, con
intervalos entre cada activación de 20
s. El esfuerzo de muestreo se cuantificó
Con los datos obtenidos se construyó un
listado de especies y se analizó la composición taxonómica de la comunidad de mamíferos medianos y grandes (> 2 kg). Para los
datos obtenidos mediante fototrampeo,
los registros individuales fueron establecidos usando los criterios propuestos por
Monroy-Vilchis et al. (2011), en donde
los videos de una sola especie en la misma
cámara-trampa fueron tratados como registros independientes de la siguiente manera:
1) videos consecutivos de diferentes individuos; 2) videos consecutivos de individuos
de la misma especie separados por más de
24 h (este criterio se usó cuando no era
claro si una serie de videos correspondían
al mismo individuo, de modo que los videos
tomados dentro del mismo periodo de 24
h se consideraron como un solo registro);
y 3) videos no consecutivos de individuos
de la misma especie. En el caso de las especies gregarias, en los videos en los que se
Adicionalmente, las especies se clasificaron
de acuerdo al gremio trófico: O: omnívoro;
H: herbívoro; F: frugívoro; I: insectívoro; C:
carnívoro o combinaciones del mismo. De
225
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: MAMÍFEROS AMAZONIA
F. Trujillo
igual forma se determinó el hábitat estructural que ocupa cada una de las especies.
Para todas estas clasificaciones se utilizaron
datos de historia natural publicados en los
trabajos de Eisenberg (1989), Emmons y
Feer (1999) y Gardner (2008). También
se establecieron los patrones de actividad:
diurnos para especies registradas entre las
05:00 y las 18:00 (presencia de luz solar) y
nocturnos para especies registradas entre
las 18:00 y las 05:00 (Monroy-Vilchis et al.
2011).
Estado de conservación
Para establecer el estado de conservación
de cada una de las especies, se tuvieron en
cuenta las listas rojas de IUCN (2014) y la
Resolución 0192 de 2014 del Ministerio
de Ambiente y Desarrollo Sostenible de
Colombia (MADS 2014).
Resultados
Tabla 1. Continuación.
En total se registraron 28 especies, repartidas en ocho órdenes y 19 familias (Figura
3). El orden más diverso fue Primates con
ocho especies, seguido por Carnivora con
siete especies y los órdenes Rodentia y
Artiodactyla con cuatro especies cada uno
(Tabla 1). Las familias mejor representadas fueron Cebidae con cuatro especies
y Felidae con tres especies. El fototrampeo
acumuló un esfuerzo total de muestreo de
1.536 días/cámara, con 453 registros de 24
especies. Para los recorridos de búsqueda
libre, el esfuerzo de muestreo fue de 177
horas/hombre, alcanzando 43 registros de
16 especies, cinco de las cuales no fueron
registradas en las cámaras automáticas.
El estimador Chao 1 predice un potencial
de 30 especies esperadas, lo que indica
que en el inventario se registró el 93% de
Lagothrix lagothricha
Método de Gremio
registro
trófico
A
F
Hábitat
estructural
Ar
D
Pithecia monachus
Ft, A
F
Ar
D
Saguinus nigricollis
A
I/F
Ar
D
Saimiri sciureus
Ft, A
I/F
Ar
D
Atelocynus microtis
Ft
C/F
T
D
Eira barbara
Ft
C/F
T
D
Leopardus pardalis
Ft
C
T
N
Nasua nasua
Ft
C/F
SA
D/N
Panthera onca
Ft, H
C
T
D
Potos flavus
Ft
F
Ar
N
Puma concolor
Ft
C
T
N
Ft, H
H/F
T
N
Mazama zamora
Ft
H/F
T
D/N
Mazama murelia
Ft
H/F
T
D/N
Pecari tajacu
Ft
O
T
D
Tayassu pecari
Ft
O
T
D
Rodentia
Coendou melanurus
Orden / Especie
Hábitos
Carnivora
Perissodactyla
Tapirus terrestris
Artiodactyla
Tabla 1. Listado de especies de mamíferos medianos y grandes registrados en un cananguchal de la Amazonia colombiana. Ft: fototrampeo; A: avistamiento; H: huella. O: omnívoro; I: insectívoro; F: frugívoro; C: carnívoro; H: herbívoro. Ar: arbóreo; SA: semiarboreo; T:
terrestre; N: nocturno; D: diurno.
Orden / Especie
Método de
registro
Gremio
trófico
Hábitat
estructural
Hábitos
Ft
F
Ar
N
Caluromys lanatus
Ft
O
Ar
N
Cuniculus paca
Ft
F
T
N
Didelphis marsupialis
Ft
O
SA
N
Dasyprocta fuliginosa
F,A
F
T
D
Notosciurus sp.
A
F
Ar
D
Didelphimorphia
Pilosa
Ft, A
I
SA
N
Ft, A
O
T
N
Aotus vociferans
Ft, A
I/F
Ar
N
Callicebus torquatus
A
F
Ar
D
Cebuella pygmaea
A
I/F
Ar
D
Cebus albifrons
Ft, A
I/F
Ar
D
Tamandua tetradactyla
Cingulata
Dasypus novemcinctus
Primates
226
las especies. Por su parte, la ecuación de
Clench tuvo un buen ajuste (R2=0,993), y
la división de los coeficientes (a/b) proporcionó una riqueza máxima esperada de 31
especies, lo que indica que se registró el
90% de las especies (Figura 4).
Los frugívoros (F) fueron el gremio trófico
más frecuente, seguido por las especies que
incluyen tanto insectos como frutas en sus
dietas (I/F) (Figura 5a). El 43% de las especies utilizan el estrato arbóreo, mientras
que el 46% fueron terrestres, solo el 11%
utiliza ambos estratos (semi-arbóreas)
227
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: MAMÍFEROS AMAZONIA
F. Trujillo
a
b
c
d
Figura 4. Curva de acumulación de especies e intervalos de confianza al 95% de mamíferos medianos y grandes registrados en un cananguchal de la Amazonia colombiana.
Se muestra la curva según el estimador no paramétrico Chao1 y la línea asintótica de la
riqueza esperada de acuerdo a la ecuación de Clench.
a
e
b
f
c
g
h
Figura 3. Algunas especies de mamíferos medianos y grandes registradas en un cananguchal de la Amazonia colombiana. a) Atelocynus microtis; b) Saimiri sciurus; c) Pecari tajacu;
d) Puma concolor; e) Tayassu pecari; f) Coendou melanurus; g) Tapirus terrestris; h) Lagothrix
lagothricha. Las especies g y h se encuentran bajo alguna categoría de amenaza. Fotos: Fotogramas de baja resolución extraídos de videos (a, b, c, d, e, f y g), V. H. Capera-Moreno (h).
228
Figura 5. a) Gremios tróficos; b) patrones de actividad y c) hábitat estructural de mamíferos medianos y grandes registrados en un cananguchal de la Amazonia colombiana. Los
números sobre las barras corresponden al porcentaje de especies.
229
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: MAMÍFEROS AMAZONIA
F. Trujillo
(Figura 5c). Finalmente, fueron apenas
más frecuentes las especies de hábitos
diurnos que nocturnos, mientras que solo
el 11% de las especies fueron catemerales,
con actividad tanto en el día como en la
noche (Figura 5b).
En total fueron registradas seis especies incluidas dentro de alguna categoría
de amenaza de la UICN; y tres especies,
de acuerdo al listado del Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sostenible de
Colombia (Tabla 2, Figura 3g y h).
Discusión
Riqueza de especies
En este trabajo se registraron 28 especies
de mamíferos medianos y grandes, que
representan el 6% de la diversidad nacional
y aproximadamente el 14% de la diversidad
de mamíferos amazónicos colombianos
(Ruiz et al. 2007, Solari et al. 2013). Al
comparar la riqueza de especies del cananguchal estudiado con otros sitios cercanos
en ecosistemas similares, se observa que la
zona alberga una importante comunidad
de mamíferos medianos y grandes. Por
ejemplo, Aquino y Calle (2003) en una zona
de cananguchal cerca de Iquitos (Perú),
obtuvieron una riqueza de 20 especies de
mamíferos de caza utilizando transectos
lineales, mientras que Tobler et al. (2008)
en el sureste de Perú, registraron 21 especies mediante fototrampeo. La riqueza de
especies, ligeramente mayor en el cananguchal del río Calderón, puede estar relacionada con el hecho de que este bosque se
encuentra en una zona de transición entre
la terraza baja mal drenada y la tierra firme,
lo cual facilita la colonización de especies
vegetales de tierra firme en los sitios que
no se inundan, aumentando la diversidad
arbórea comparada con otros ecosistemas
de cananguchal (Urrego et al. 2013). Esta
condición puede aumentar la oferta de
recursos (alimento, refugio) para una
mayor cantidad de especies de mamíferos.
Por otra parte, la combinación del método
de fototrampeo, incluyendo cámaras en
el dosel, con la observación directa de las
especies arroja resultados consistentes
y robustos, ya que se logra cubrir varios
estratos del bosque registrando especies
que utilizan el hábitat de manera distinta.
Esto es respaldado por los resultados de
los estimadores de riqueza, según los
cuales se obtuvo el 93% del inventario de
Tabla 2. Especies de mamíferos medianos y grandes registrados en un cananguchal de la
Amazonia colombiana con algún grado de amenaza a nivel global (IUCN 2014) y nacional
(MADS 2014).
Especie
Global (UICN)
Nacional (Res 0192/2014)
Mazama americana
DD
No listado
Tayassu pecari
NT
No listado
Atelocynus microtis
NT
No listado
Panthera onca
NT
VU
Tapirus terrestris
VU
CR
Lagothrix lagothricha
VU
VU
230
acuerdo a Chao 1, y el 90% a la ecuación del
Clench. La combinación de metodologías
ha demostrado ser efectiva en el registro
de especies con diferencias marcadas en
su historia natural. Por ejemplo, Trujillo
y Mosquera-Guerra (2016) utilizando el
fototrampeo y las búsquedas libres, encontraron para un sistema de morichales en la
Orinoquia colombiana un total de 27 especies de mamíferos medianos y grandes. En
dicho trabajo se muestra como cada metodología logra registrar diferentes especies
según las características particulares del
hábitat, y los requerimientos ecológicos de
las especies.
Gremios tróficos
La comunidad de mamíferos medianos
y grandes estudiada está dominada por
especies frugívoras. Representadas principalmente por el orden Rodentia quienes
cumplen un importante papel como dispersores de semillas (Brewer 2001, Silva y
Tabarelli 2001). Varias especies de roedores
de talla media como Dasyprocta fuliginosa y
Cuniculus paca han sido catalogadas como
eficientes dispersores de cortas distancias (Peres y Baider 1997, Silva y Tabarelli
op. cit., Mendieta-Aguilar et al. 2015),
lo que puede contribuir a la distribución
agregada de varias especies de árboles de
semillas grandes (Silvius y Fragoso 2002).
Esta característica es común en zonas de
bajos inundables como los canaguchales,
ya que muchas especies de plantas como
M. flexuosa, requieren de ciertos niveles
de saturación hídrica del suelo para que
sus semillas puedan germinar (Sioli 1975,
Urrego et al. 2013). Por tanto, si los dispersores alejan los frutos lo suficiente de la
palma madre, pero a su vez depositan
las semillas intactas en un lugar cercano
dentro de la zona de bajos inundables, es
probable que se garantice con mejor éxito
la germinación y establecimiento de las
nuevas plántulas (Acevedo-Quintero y
Zamora-Abrego 2016).
El dominio de la comunidad estudiada por
parte de los mamíferos frugívoros puede
estar determinada, además de la influencia
de los roedores mediados, por la presencia
de varias especies de primates (8 especies).
En muchas zonas de los bosques amazónicos el Orden primates constituye una
gran proporción de la biomasa de vertebrados residentes (Haugaasenn y Peres
2005), los cuales consumen frutos de una
gran cantidad de especies (Aquino 2005),
actuando en ocasiones como frugívoros
obligados y ciertas especies como oportunistas u ocasionales. Esta tendencia
puede variar si se analizan otras regiones,
por ejemplo, en sistemas de morichal
en la Orinoquia colombiana Trujillo y
Mosquera-Guerra (2016) encontraron una
prevalencia de especies carnívoras, mientras que en los llanos venezolanos Cabrera
et al. (2016) indican un domino de especies
insectívoras. Sin embargo cabe resalar que
en este último trabajo se incluyen especies
pequeñas como roedores y murciélagos.
Los omnívoros y herbívoros-frugívoros
sumados alcanzan el 29% del total las
especies de mamíferos registrados. En
estos gremios se ubican los órdenes Artiodactyla, Perissodactyla, Didephimorpha y
Cingulata, con especies que actúan principalmente como depredadores de semillas, especialmente los pecaríes o cerdos
de monte de la familia Tayassuidae (Kiltie
1981, Bodmer 1991, Beck 2006). Los pecaríes (Tayassu pecari y Pecari tajacu) aprovechan los recursos de manera masiva y en
grandes manadas (Beek op. cit.), afectando
la sobrevivencia de las plántulas, debido a
que a su paso pisotean y consumen raíces,
semillas y plántulas (Beek op. cit., Galeano
et al. 2015). Asimismo, la presencia de
231
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: MAMÍFEROS AMAZONIA
F. Trujillo
herbívoros que consumen plántulas y
brotes tiernos, como las especies de las
familias Cervidade y Tapiridae (Bodmer
1990, Álvarez-Romero y Medellín 2005),
también tienen efectos importantes en
los patrones de reclutamiento de plántulas y con ello en la estructuración de
los bosques (Dirzo 2001, Silman et al.
2003). Finalmente los depredadores, ya
sean carnívoros estrictos o especies que
incluyen frutos e insectos en sus dietas,
estuvieron bien representados con especies
como el jaguar (Panthera onca), el puma
(Puma concolor) y algunos primates de las
Familias Cebidae y Aotidae. Estas especies
cumplen importantes funciones en el flujo
de nutrientes dentro del ecosistema y en la
regulación de las poblaciones de las especies que consumen (Estes et al. 2012).
Patrones espacio-temporales
Aunque una gran proporción de especies
están explotando los frutos como recurso
alimenticio, la utilización del espacio y los
patrones de actividad están claramente
divididos. Es decir, las especies arbóreas
y terrestres están presentes en proporciones similares, al igual que las especies
diurnas y las nocturnas sumadas a la catemerales (con actividad tanto diurna como
nocturna), que indica que existe una repartición exitosa de las especies en el espacio
y en el tiempo en el cual desarrollan sus
actividades. Esta segregación espaciotemporal es particularmente importante
para per-mitir la coexistencia de especies
filogenéticamente cercanas, con requerimientos de hábitat similares o que hacen
uso de los mismos recursos alimenticios
(Schoener 1974, Brown et al. 1994, Gordon
2000).
Un ejemplo más claro de esta segregación, desde el punto de vista temporal,
se presenta en las especies Dasyproctra
232
fuliginosa y Cuniculus paca. Ambos son
roedores de talla media con estrategias
de forrajeo similares, las cuales hacen uso
intensivo de los frutos de Mauritia flexuosa
en la mismas zonas dentro del cananguchal. Sin embargo, según nuestros datos,
los patrones de actividad son completamente opuestos: D. fuliginosa es una especie
con actividad diurna, con la totalidad de los
registros entre las 05:00 y las 18:00 horas
(117 registros), mientras que, C. paca es
de hábitos completamente nocturnos, con
registros actividad entre las 19:00 y las
05:00 horas (40 registros).
poca información disponible acerca de esta
especie, obedezca a la falta de muestreo.
De igual forma, datos recientemente publicados por los autores del presente trabajo,
en la misma localidad, muestran al zorro
de orejas cortas consumiendo los frutos
de Mauritia flexuosa. Aunque su participación en el proceso de remoción de semillas
de esta palma es limitada, los datos registrados sobre el consumo de los frutos son
un importante aporte al conocimiento
de la historia natural de ambas especies
(Acevedo-Quintero y Zamora-Abrego
2016).
Historia natural
Las cámaras ubicadas en el dosel permitieron registrar especies crípticas, de
hábitos nocturnos y de difícil registro como
el puercoespín de cola negra (Coendou melanurus) y la rata espinosa (Mesomys hispidus,
especie pequeña no incluida en el listado
por ser < 2 kg). Ambas especies fueron
registradas haciendo uso de los racimos y
hojas de Mauritia flexuosa en el dosel como
lugar de refugio o madriguera. Está bien
documentado que esta palma no solo es
una fuente importante de alimento para
las especies que habitan estos bosques,
sino que también muchas otras la utilizan
como refugio. En este sentido se destacan
algunas aves psitácidas (González 2003,
Brightsmith 2005), o en el caso de los
mamíferos, los monos nocturnos del
genero Aotus (Aquino y Encarnación 1986,
Bodmer et al. 1999). Sin embargo, es la
primera vez que se registra este tipo de uso
por parte de mamíferos de difícil registro
como el puercoespín de cola negra.
Mediante el método de fototrampeo se
logró el registro de algunas especies raras,
y de comportamientos poco documentados
que contribuyen al conocimiento de la
historia natural de los mamíferos amazónicos. Por ejemplo, entre los meses de julio
y diciembre de 2012 se obtuvieron 15 registros del zorro de orejas cortas (Atelocynus
microtis) (Figura 3a). Esta especie está catalogada como uno de los carnívoros menos
conocidos en el mundo (Leite-Pitman et al.
2003, Koester et al. 2008, Ayure y GonzálezMaya 2014). En Colombia, luego del trabajo
pionero de Hershkovitz (1961), SánchezLondoño (2006) obtuvo un registro en
el Parque Nacional Amacayacu, mientras
que Ayure y González-Maya (2014) registraron dos individuos en Puerto Nariño,
departamento del Amazonas. Más recientemente Payán y Escudero-Páez (2015)
publicaron cinco registros obtenidos en
el año 2007 en la zona de los interfluvios
de los ríos Tacana y Calderón, muy cerca
al área de estudio del presente trabajo.
Estos registros publicados en los últimos
años en el país, muestran que, probablemente esta especie no es tan rara como se
había sido sugerido (Michalski 2010, LeitePitman y Williams 2011), y que tal vez la
Especies amenazadas
Seis de las especies observadas se encuentran catalogadas en alguna categoría de
riesgo de extinción. En general, sus principales amenazas están relacionadas con la
cacería de subsistencia (Peres 2000, Peres
y Palacios 2007), así como el deterioro
ambiental y fragmentación del hábitat
(Rodríguez et al. 2006). Además, dentro de
sus características particulares se destacan
su gran tamaño como en Tapirus terrestris
y Tayassu pecari (Bodmer y Brooks 1997) y
sus aparentemente bajas densidades como
en Atelocynus microtis (Ayure y GonzálesMaya 2014). También algunas pertenecen
a grupos considerados sensibles como los
grandes felinos y primates (Puma concolor,
Panthera onca y Lagothrix lagothricha)
con grandes requerimientos de hábitat
(Di Fiore 2003, Stevenson 2006, PayánGarrido y Soto-Vargas 2012). La presencia
y frecuencia de ocurrencia de estas especies en la zona, sugiere que la comunidad
de mamíferos se encuentra en un buen
estado de conservación. Probablemente la
región conserva muchas de las características ecológicas y del hábitat original, por
lo tanto se convierte en un lugar de suma
importancia para el mantenimiento de las
poblaciones a largo plazo.
Conclusiones
La importancia de los cananguchales para
la mastofauna puede ser comparable con
otros ecosistemas de palmares inundables,
como los dominados por las palmas Copernicia alba, Bactris glaucescens, B. riparia,
Attalea princeps y Syagrus sancona en
Bolivia (Sarmiento et al. 2016), o los morichales de la Orinoquia en Colombia y Venezuela (Trujillo y Mosquera-Guerra 2016,
Cabrera et al. 2016). Estos sitios constituyen un mosaico de lugares importantes
para los mamíferos, debido a que proveen
áreas de refugio, alimentación y zonas de
paso entre las distintas formaciones vegetales. En nuestro caso, el cananguchal
estudiado y sus áreas aledañas albergan
una importante riqueza de especies de
mamíferos medianos y grandes. Estas
especies ocupan la mayoría de gremios
233
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: MAMÍFEROS AMAZONIA
F. Trujillo
tróficos, desempeñando importantes
funciones ecológicas dentro del ecosistema. Esta situación sirve como medida
indirecta del buen estado de conservación
de la zona de estudio, ya que muchas de
las especies registradas se caracterizan por
poseer grandes requerimientos de hábitat.
En este sentido, la zona de estudio ofrece
las condiciones ideales para investigar de
manera más detallada procesos evolutivos,
ecológicos y relacionados con la interacción
entre especies, gracias que se conservan
gran parte de las condiciones ecológicas
primarias del bosque. De igual forma, la
presencia de especies amenazadas, hace a
la zona de estudio un importante sitio para
el mantenimiento y conservación de los
mamíferos amazónicos.
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F. Wittmann
9.
FLORISTIC DIVERSITY OF Mauritia
flexuosa WETLANDS IN THE BRAZILIAN
AMAZON
John Ethan Householder & Florian Wittmann
Abstract
Prior investigation of Maurita flexuosa
wetlands (MFWs) has emphasized the
ecology and exploitation of the habitat’s
dominant canopy vegetation - M. flexuosa.
This focus has tended to reinforce the
impression of a homogenous MFW vegetation community; a prevailing perception
that stands unquestioned.
Here we report on quantitative vegetation surveys conducted in 19 MFWs of the
Brazilian Amazon. We document a rich
flora including >700 species of tree, shrub,
and herb growth forms. Understory herbs
and small woody vegetation accrue new
species at faster rates than large canopy
trees, but species accumulation curves
exhibit no sign of leveling for any growth
form. Most species are very rare, with
nearly two-thirds of species documented
in only a single MFW.
Initial findings indicate underappreciated
patterns of heterogeneity and complexity in MFW vegetation communities,
most certainly linked to the habitat’s
vast extent and environmental variability. Common perceptions of MFWs as
Buritizal (Mauritia flexuosa) en el río Cuiuni, Amazonia brasileña. Foto: F. Wittmann
homogenous, mono-specific communities
may need reassessment. Clearly, a broad
range of species are able to establish and
grow in MFWs – an extreme abiotic condition in the Amazon. In this sense, further
understanding of which species occupy
MFWs, their traits, distributions, and
evolutionary/biogeographic relationships
is relevant to intractable questions regarding Amazonian biodiversity as a whole.
Keywords. Buriti. Buritizal. Monodominance. Palm swamp. Peat.
Introduction
Maurita flexuosa (Arecaceae) ranks
amongst the most abundant and widespread tree species in the Amazon, estimated to account for ~1.5 billion stems
(ter Steege et al. 2013). These individuals
overwhelmingly occur in mono-dominant
M. flexuosa wetlands (MFWs), or buritizais, as they are known in Brazil. Canopy
dominance in MFWs is attributed to the
permanently waterlogged site conditions
– a distinctive hydro-edaphic feature in
the Amazon where patterns of wetland
biodiversity and function are mostly
understood in terms of flood/dry cycles of
241
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : HUMEDALES BRASIL
J. E. Householder
seasonal river floodwaters (i. e., the flood
pulse, Junk et al. 2011).
MFWs are ubiquitous on the Amazonian
landscape, but there is high uncertainty
of their spatial extent. Junk et al. (2013)
estimated up to 10 million ha of MFWs
for all tropical South America, but up
to 5 million ha may occur in the Peruvian Amazon alone (BIODAMAZ 2004).
No specific coverage estimates are available for Brazil, but the country accounts
for the majority (~68%) of the habitat’s
Amazonian range. What is clear is that
MFWs cover a vast area of the basin, a
condition that seems to have endured
throughout most of the Amazon’s evolutionary history.
According to fossil
evidence, MFWs have been a distinctive
and dynamic feature of northern South
America since at least the Paleocene and
the current wide distribution of MFW
habitat is likely to be a contraction of its
original, ancient range, rather than recent
expansion (Rull 1998).
For decades, research on Amazonian
MFWs has centered on the ecology and
exploitation of M. flexuosa itself (Padoch
1988, Hada et al. 2013). More recently,
however, increased interest in the habitat
is an outgrowth of its recognized importance in global carbon fluxes (Householder et al. 2012, Draper et al. 2014),
paleoecology (Householder et al. 2015),
wildlife ecology (Brightsmith 2005, Tobler
et al. 2010), plant community ecology
(Pitman et al. 2014), floristic diversity
(Householder et al. 2010), biogeography
(de Lima et al. 2014, Householder et al. in
press), genetic resources (Van Dam et al.
2010) and associated non-timber forest
products (Maruenda et al. 2013). Despite
the relevance of MFWs to diverse areas of
basic and applied scientific inquiry, even
242
base-line data of vegetation communities is still mostly lacking, confounding
recent investigation. This deficit is particularly evident in the Brazilian Amazon.
For example, in an exhaustive literature review of 196 Brazilian freshwater
wetland tree inventories, Amazonian
MFWs are conspicuously absent (Wittmann et al. in review). Even in the largest
Amazonian tree-plot network collated to
date, of the total sampled wetland area
in Brazil (227 ha) MFWs account for less
than half of one percent (ter Steege et. al.
2013).
Despite decades of research aimed specifically at MFW habitat, large knowledge
gaps still remain. To begin filling this
knowledge gap, here we provide a report
on ongoing expeditionary and exploratory
research focused on the floristic diversity of MFWs in the Brazilian Amazon.
Within this region, we examine patterns
of species richness and distribution of
herbaceous and woody vegetation.
herbaceous plants in two 1 x 1 m subplots
centered on each endpoint of the 50 m2
suplot. Species abundances were measured
as the number of stems for woody species,
and percent cover for herbaceous species.
Voucher specimens were collected for all
species, with fertile material deposited
in the Herbário do Instituto Nacional de
Pesquisas da Amazônia (INPA). Additionally, all metadata and annotation history,
as well as associated images from the field
and herbarium are openly available for all
species through the Digital Herbarium
of the Andes-Amazon Atrium Biodiversity Information System (http://atrium.
andesamazon.org) under the project
entitled “Aguajal Project”. We assessed
patterns of floristic diversity for each type
of nested subplot separately, and for the
combined dataset.
Results and discussion
Patterns of Floristic Diversity
Canopy Dominance
In the 19 MFWs we sampled a total of
3178 large-stemmed woody individuals
(dbh > 10 cm) which comprised the mid
and upper canopy levels. Expectedly, M.
flexuosa was the most dominant canopy
species in terms of abundance. In the
average MFW this single species accounted for 68% of large stems. As a consequence, canopy vegetation (> 10 cm dbh)
slowly accrued new species and accounted
Material and methods
Sampling
From 2011 to 2014 we quantitatively
sampled the vegetation of 19 MFWs in
the Brazilian Amazon, targeting a broad
geographical area and a wide spectrum
of hydro-edaphic and geomorphological
conditions (Figure 1, Table 1). To sample
vegetation we installed 0.18 – 0.4 ha plots
consisting of 100 m2 nested subplots placed
at ~100 m intervals following straight-line
transects. We sampled: (1) large-stemmed
woody individuals (dbh >10 cm) in linear
100 m2 (50 x 2-m) subplots, (2) smallstemmed woody individuals (dbh <10
cm and height >1 m) in nested 50 m2 (25
x 2 m) subplots positioned on the center
of its companion 100 m2 subplot, and (3)
Figure 1. Locations of 19 Brazilian study sites overlaid on top of the Amazonian river
network. Several site locations overlap and are not visible.
243
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : HUMEDALES BRASIL
J. E. Householder
Table 1. Major macro-habitats, geomorphology, hydro-edaphic environment and uses of
MFWs in the Brazilian Amazon. Sampling was conducted in all macrohabitats and most
geomorphological classes, as indicated with “*”.
Macro
Habitat
Geomorphology
Hydro-Edaphic
Environment
Usually small (1ha < x < 50ha)
Water source: In 1 and 2,
extents in:
mostly local rains and
1- * Topographical lows ground water flow.
following sinuous
Hydrology: In 1 and 2,
black water creeks
permanently saturated
(i.e., “baixios”).
Terra* Firme
soils with shallow (<2m),
floods after rain.
2- Base of hills or
tepuis with lateral
Substrate: In 1 and 2,
ground wáter flow
from uplands (seeps mostly clayey sometimes
with shallow peat (< 1m).
or springs).
Small to vast extents (1ha < x
< 1000’s ha) in:
1-
Várzea *
Floodplains
(whitewater)
2-
244
* Distal floodplain
margins of
pulsing rivers, in
topographical lows.
Often associated
with impermeable
underlying strata.
* Tidally influenced
river islands and
deltas (i.e., tidal
várzea) near the
mouth of the
Amazon river.
Use
Table 1. Continuation.
Macro
Habitat
Geomorphology
Small to vast extents in:
Swimming/
recreation, fruit
pulp, wild game
hunting.
1Igapo *
Floodplains
(Black-or
Clear-water)
23-
* Distal floodplain
margins of
pulsing rivers, in
topographical lows.
* Interfluvial
wetland complexes
in Rio Negro basin.
* Along river
margins in
headwaters.
Water source: In 1, mostly
local rains, and ground
water flow (seeps and
creeks). In 2, from river
water.
Hydrology: In 1,
permanently saturated
soils with shallow (<2m)
flooding after rain. In 2,
twice-daily tidally-induced
river floods of freshwater.
Substrate: In 1, clayey silts,
but often with deeper peat
deposits (1 – 9m). In 2,
mostly silty clays.
Grazing, fruit
pulp, wild game
hunting, rice
farming, gold
mining (Peru).
Climatic *
Savanahs
*Mostly small extents along
riparian areas (i.e., “veredas”)
and lake margins.
Hydro-Edaphic
Environment
Water source: In 1 and
2, mostly local rains, or
ground water flow (seeps,
creeks, or high water
table). In 3, river water.
Hydrology: In 1 and 2,
permanently saturated
soils with shallow (<2m)
flooding after rain. In 3,
potentially more seasonal
flooding, but wáter depth
~2m for much of the year.
Use
Extraction of
ornamental fish:
the cardinal
(Paracheirodon
axelrodi) and
green neon tetras
(P. simulans).
Substrate: In 1 and 2, clays
and silts, but sometimes
with shallow peat deposits
(1-2m). In 3, mostly sands
and silts because of higher
water velocity.
Water source: Local rains,
or ground water flow
(seeps, creeks, or high
water table).
Hydrology: Permanently
saturated soils with
shallow flooding (<2m)
after rain.
Grazing, fruit
pulp, natural
fire breaks for
agricultural fields.
Substrate: Highly variable
locally, from very sandy to
very clayey.
245
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : HUMEDALES BRASIL
J. E. Householder
for the smallest portion of MFW richness
(Figure 2a & b).
The second most abundant large-stemmed
species in individual MFWs accounted for,
on average, 10% of large stems, ranging
between 2 and 29% among wetlands.
Some of these abundant species might
be considered as co-dominants. Using a
10% cutoff for species’ relative local abundance, canopy co-dominants included
a handful of species, including Campnosperma gummiferum (Anacardiaceae),
Euterpre precatoria (Arecaceae), Luehea
sp. (Malvaceae), Macrolobium sp. (Fabaceae), Qualea sp. (Vochysiaceae), Virola
sp. (Myristaceae), and two species of
Clusia (Clusiaceae). While these 8 species
achieved co-dominance locally, at the
scale of the entire study region none were
co-dominant in more than a single MFW.
a
In fact, 3 co-dominants were documented
in only a single MFW, and only E. precatoria occurred in up to 4 sites (~20% of
plots). In sum, our results indicate that
besides M. flexuosa itself, canopy dominants in MFWs reveal substantial variability across broad spatial scales.
Compositional Complexity
The MFW vegetation community is
broadly considered to be floristically
depauperate. This is generally ascribed to
environmental adversity which strongly
filters species from the regional pool,
mainly on the basis of their tolerance to
waterlogging. The compositional corollary
of this is the expectation that a small set
of predictable, specialist species comprise
MFWs. While these prevailing notions are
useful in some respects, they do not satisfactorily explain the patterns we observed
b
Figure 2. Species richness patterns of herbaceous and woody (large- and small-stemmed)
vegetation classes. Species accumulation curves (A), were calculated based on 10 random
draws from each respective vegetation class (colored), or the combined community (grey).
The pie chart (B) indicates relative contributions of each vegetation class to total richness.
The green slice indicates the proportion of woody species found in both small- and largestemmed size classes.
246
at the broad spatial scales examined here.
In the 19 MFWs we documented a surprising total of 725 species, with accumulation curves showing no sign of leveling
(Figure 2a). The great majority of these
species (62%) were documented in only a
single wetland. Only fifteen species (2%)
occurred in over a third of sites; only three
occurred in slightly over half. What is clear
is that, far from the small community of
habitat specialists predicted by conventional paradigm, MFW vegetation
communities exhibit considerable compositional complexity.
While permanent waterlogging is a
common filter in all MFWs (Figure 3),
an additional set of local filters includes
substrate conditions, water chemistry
and flooding depth, which all vary greatly
Figure 3. Mauritia flexuosa wetlands are
always associated with hydromorphic
substrates. In contrast to the strong flood
seasonality of most Amazonian wetlands,
vegetation communities in MFWs are
inundated year-round, or nearly so.
Flooded conditions often present many
difficulties for researchers, complicating
even simple tasks, like walking. This may
be one reason why MFW plant communities are so poorly documented. Perennial flooding also inhibits the complete
decomposition of vegetation-derived
organic material and peat deposits may
development. Indeed, the deepest and
most extensive peats in the Amazon are
associated with M. flexuosa. The identification and mapping of these carbondense wetlands is a necessary first step
to understanding their role in global
carbon fluxes and climate, a top research
priority. The photos show researchers
working in MFWs presenting large peat
deposits, located along the Cuiuni River,
Brazil (top), the Amazonas River, Brazil
(middle), and the Madre de Dios River,
Peru (bottom). Photos: J. E. Householder.
247
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : HUMEDALES BRASIL
J. E. Householder
among MFWs– substrates range from
sand to clay and peat; water levels range
from subsurface saturation to ~2m deep;
and soil nutrient conditions vary by orders
of magnitude. As such, environmental
filtering along strong abiotic gradients
may be one source of floristic diversity. As
abiotic conditions in MFWs are often at
the limits of what many vascular plants
can tolerate, even small local environmental differences may translate to great
compositional change.
Another likely source of floristic variation
stems from the habitat’s vast distribution and broad spectrum of geomorphological settings in which it can occur
(Figure 4, Table 1). For example, throughout the Amazon, MFWs are found in
all major habitats, including terra firme,
várzea (white water floodplains), and
igapó (black and clear water floodplains).
They even form transitions with whitesand heath, or campina (M. flexuosa transitions with sister species Mauritia carana
(Arecaceae) in white-sand habitat). In this
sense, MFWs recruit species from vegetation communities of a nearly complete
sampling of all major Amazonian habitats. Such “spillover” further contributes
to regional MFW diversity.
High Understory Richness
Small-stemmed woody vegetation accounted for the largest fraction of MFW
richness (42%), and accrued new species
at the highest rate (Figure 2a & b). This
may due to the extremely high density of
small stems in MFWs, accounting for the
majority (73%, n = 8838) of woody individuals (Figure 4 bottom right). While a
small proportion of these small-stemmed,
understory individuals also achieved larger
diameter stems (> 10 cm dbh), corresponding to mid and upper canopy levels,
248
the great majority (70%) were entirely
restricted to the understory (Figure 2b).
Similar to understory woody vegetation, we encountered a rich herbaceous
community, accounting for 38% of MFW
species richness. Most herbaceous species
in MFWs are rooted and emergent above
the maximum water level fluctuation. In
contrast, submerged and floating aquatics
are relatively rare, however the former
can become locally dominant along blackwater canals where M. flexuosa dominates.
Taken together, ~80% of MFW diversity
is restricted to the understory, nearly
equally divided between small-statured
woody vegetation and herbs. This stands
in stark contrast to surrounding Amazonian forests, where most of the plant
diversity resides in mid and upper canopy
levels and produces closed-canopy forests
with dark understories. In MFWs, the
straight boles and limited crown spread
of M. flexuosa generate substantial variability in regards to understory sunlight.
This diversity of light conditions probably
permits a rich and distinct understory
community to thrive in MFWs, despite
waterlogged conditions.
Conclusions
Despite decades of research targeting
M. flexuosa in the Amazon, our understanding of the MFW vegetation community is still lacking. Partial blame is that
MFWs are absent from most floristic
inventory programs. When included,
standardized sampling protocols may
consistently under sample MFW floristic
diversity – understory species account for
~80% of MFW floristic diversity, smaller
in size than the minimum cutoffs most
commonly used for Amazonian forests.
Our data further indicate that the prevailing perception of MFWs as comprised of
Figure 4. A selection of photos demonstrating some of the environmental, geomorphological, and structural variability of sampled MFWs. Clockwise from the top left photo:
(top left) MFW associated with black water igapo along the Xixuau river of the Rio Negro
region. Mauritia flexuosa is abundant in the headwaters regions of many black water rivers,
which remain virtually unexplored. (Top right) vereda or gallery-type MFW along a small
creek in the Boa Vista savannahs, Roraima. In dry savannah regions these gallery-type
MFWs can support a large compliment of regional plant diversity because of high local
humidity; (bottom right) baixio-type MFW in terra firme uplands Maraca Island, Roraima.
The photo illustrates the high light conditions and high density of understory shrub and
herbaceous vegetation typical of most MFWs; (bottom left) a peat forming MFW (~2m
organic depth) in the floodplains of the Paru River in Amapa, Eastern Amazonia. Fire has
been used by local ranchers to clear understory vegetation, leaving only adult stems of M.
flexuosa and an impoverished understory community. Photos: J. E. Householder.
a small set of dominant habitat specialists across broad spatial scales needs
revision. Rather, a wide range of species
and families are thriving in MFWs – an
environmentally extreme and ubiquitous
Amazonian habitat. In this sense, a fuller
understanding of which species, their
traits, distributions, and evolutionary/
biogeographic histories will undoubtedly
shed new light on enduring questions of
Amazonian biodiversity as a whole.
249
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : HUMEDALES BRASIL
J. E. Householder
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251
F. Castro-Lima
10.
LOS PALMARES EN ECOSISTEMAS
INUNDABLES DE LA AMAZONIA
PERUANA: BAJO UCAYALI Y
ALTO HUALLAGA
Ángel Martín Rodríguez del Castillo, Nandy Macedo Vásquez, María
de Fátima Sánchez Márquez, Sandro De la Roca Sánchez, JeanChristophe Pintaud † y Kember Mejía Carhuanca
Resumen
Se reportan los datos de evaluaciones de
comunidades de palmeras que se encuentran en zonas inundables del bajo río
Ucayali y el alto río Huallaga. En el alto
Huallaga, la vegetación de tierras bajas
está dominada por bosques de quebrada
irregularmente inundados durante la estación lluviosa, y por bosques sobre suelos
aluviales inundados anualmente por el río
Huallaga, con presencia de especies como
Astrocaryum carnosum, Euterpe precatoria
y Oenocarpus mapora entre otros. Por
otro lado, en el bajo Ucayali, los bosques
de quebrada, en las terrazas medias,
inundadas por el agua de escorrentía,
son dominados por pocas especies, estos
bosques son conocidos como sacha aguajales. En los bosques sobre suelos aluviales
se encuentran comunidades de palmeras
como los shapajales (Attalea huebneri),
huicungales (Astrocaryum chonta) y yarinales (Phytelephas tenuicaulis). En las áreas
pantanosas destacan por su extensión los
aguajales, formaciones densas de Mauritia
flexuosa, mixtas con huasai (Euterpe spp)
y varias especies de latifoliadas. También
Troncos de palmeras de Mauritia flexuosa. Foto: F. Castro-Lima.
hay otras agrupaciones de palmeras
menos extensas en las orillas de los cursos
de agua, conocidas como los manchales de
huiririma (Astrocaryum jauari) y/o los ñejillales (Bactris riparia).
Palabras
clave. Amazonia andina.
Diversidad. Palmeras.
Introducción
En la naturaleza no existen clases definidas de vegetación y las condiciones
ecológicas variadas pueden combinarse de
cualquier manera. Por ello, solo es posible
hacer una aproximación somera de clasificación, que resulta en una abstracción
y simplificación de la realidad (Encarnación 1985, 1993, Kalliola et al. 1993).
Las palmeras constituyen un grupo muy
importante del componente florístico
tanto en bosques inundados como de
tierra firme. La composición florística y
la estructura de los bosques inundables
amazónicos están determinadas por los
patrones de inundación, el tipo de agua de
inundación, el tipo de sustrato y la acidez
del agua (Kahn y Mejia 1990, 1991), y
253
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA PERUANA
Á. M. Rodríguez del Castillo
es en estos bosques, donde los aguajales
constituyen complejos pantanosos de
difícil delimitación.
En el presente trabajo se muestra información sobre la diversidad y abundancia de
las especies de palmeras que habitan los
ecosistemas inundables en los valles de los
ríos Ucayali y Huallaga, en la Amazonia
peruana (Figura 1).
Bosques amazónicos inundables y
las palmeras
Los ecosistemas forestales inundables
cubren extensas áreas en la Amazonia
peruana (Lopez-Parodi y Freitas 1990,
ONERN 1975, Salo et al. 1986). En los
valles de las tierras bajas de los principales
ríos están diversificados y constituyen un
mosaico vegetacional complejo (Encarnación 1985), mientras que en los valles de
las tierras altas, son más bien homogéneos y difieren de los bosques de altura
por su composición florística, fisonomía y
estructura (Granville 1976, Kahn y Castro
1985, Oldeman 1974). Las palmeras se
encuentran en todos los bosques de la
cuenca amazónica; las formas arborescentes grandes son frecuentes en los
suelos inundados o hidromórficos, en
donde usualmente forman poblaciones
densas. Algunas de estas especies están
relacionadas con la dinámica fluvial y con
las propiedades del agua (carga de sedimentos, acidez), como fue reportado por
Spruce (1871). La familia Arecaceae constituye también un grupo importante en
estos bosques pues contribuye con aproximadamente el 12,6% de la abundancia
y dominancia de estos bosques (Freitas
1996).
Palmeras en bosques inundables en
el bajo Ucayali (Kahn y Mejía 1991,
Macedo 2016)
En el bosque de suelos aluviales (restinga),
se encuentran 11 especies en 1 ha (Tabla
1). De ellas, cinco representan el 98,9% de
la comunidad: Astrocaryum chonta, Phytelephas tenuicaulis, Attalea huebneri (Figura
2), Bactris bífida y Geonoma acaulis. Sobre
los 10 m de altura la densidad de palmeras
es muy baja (0,3%) y muy alta entre 1-10 m
(353 palmeras/0,1 ha, 50,2% de la comunidad). Astrocaryum chonta y P. tenuicaulis,
especies mono y multicaules, respectivamente, dominan el estrato de 1-10 m;
ambas especies raramente alcanzan más
de 10 m de altura. La densidad de palmeras
menores a 1 m de altura es alta (49,5% de
la comunidad), a pesar de la inundación
prolongada de 3 a 4 meses al año.
Figura 1. Mapa de los palmares en ecosistemas inundables de la Amazonia peruana. Bajo
Ucayali y alto Huallaga.
254
Figura 2. Individuo adulto de Attalea
huebneri. Foto: N. Macedo.
En los bosques permanentemente inundados (aguajales), se encuentran 11 especies en 1 ha muestreada. Entre ellas,
255
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA PERUANA
Á. M. Rodríguez del Castillo
Figura 6. Inflorescencia y frutos de Bactris
maraja. Foto: Á. M. Rodríguez del Castillo.
Figura 3. Individuo adulto de Mauritia
flexuosa. Foto: J. C. Pintaud.
cuatro especies representan el 90,2%
de la comunidad de palmeras (sobre 1 m
de altura) incluyen a Mauritia flexuosa
(Figura 3), Geonoma acaulis, Oenocarpus
mapora y Euterpe precatoria. El dosel de
estos bosques empantanados está esencialmente compuesto por M. flexuosa. La
densidad de las palmeras sobre los 10 m
es alta, con 207 palmeras por hectárea. El
área basal de las palmeras representa el
55% del área basal total (31,1 m2/ha), con
336 troncos, incluyendo 230 M. flexuosa
(138 adultos y 92 troncos jóvenes). La
densidad de las palmeras en el sotobosque
(1-10 m) es de 98 palmeras/0,1 ha; la mitad
de ellas son juveniles acaules y con tronco
de M. flexuosa. La densidad de Astrocaryum
chonta y Attalea huebneri (Figura 2) es
muy baja, a pesar que ambas son especies
dominantes en los bancos de sedimento
256
Figura 4. Inflorescencia de Bactris
concinna. Foto: Á. M. Rodríguez del
Castillo.
(restingas) que limitan la depresión
empantanada de M. flexuosa. Sin embargo,
Phytelephas tenuicaulis, también abundante en las “restingas” cercanas, está
ausente en la depresión.
En los bosques periódicamente inundados
por aguas negras (conocidos localmente
como tahuampa), la riqueza de palmeras
es baja, en esta comunidad ocurren especies de palmeras que crecen en sus formas
acaules, trepadoras y caulinares, asociaciones de palmeras con y sin espinas. Las
especies más comunes son Astrocaryum
jauari, una palmera arborescente multicaule, que alcanza hasta 20 m de altura,
Bactris riparia, B. concinna (Figuras 4 y
5) y B. maraja (Figura 6) multicaules,
que son palmeras pequeñas menores a
10 m de altura. Estas especies cespitosas
Figura 5. Hábitat de Bactris concinna.
Foto: Á. M. Rodríguez del Castillo.
constituyen matas densas en áreas
pequeñas. Otras especies que se registran
son Geonoma acaulis, Desmoncus horridus,
Astrocaryum chonta, Bactris bidentula, B.
brongniartii y B. corosilla.
Tabla 1. Comparación específica de las comunidades de palmeras en el bajo Ucayali.
Astrocaryum chonta
Bosque
permanentemente
inundado
Astrocaryum chonta
Bosques periódicamente
inundados por aguas
negras
Astrocaryum javarense
Attalea huebneri
Attalea huebneri
Astrocaryum jauari
Bactris bifida
Bactris bifida
Bactris bidentula
Bactris maraja
Bactris maraja
Bactris brongniartii
Bactris monticola
Bactris monticola
Bactris concinna
Desmoncus polyacanthos
Desmoncus polyacanthos
Bactris corosilla
Euterpe precatoria
Euterpe precatoria
Bactris maraja
Geonoma acaulis
Geonoma acaulis
Bactris riparia
Oenocarpus mapora
Mauritia flexuosa
Desmoncus horridus
Phytelephas tenuicalis
Oenocarpus mapora
Geonoma acaulis
Socratea exorrhiza
Socratea exorrhiza
Bosques periódicamente
inundados sobre suelos aluviales
-
257
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA PERUANA
Á. M. Rodríguez del Castillo
Palmeras en bosques inundables
en el alto Huallaga Ucayali (Kahn y
Mejía 1991)
En los bosques de quebrada se registran 15 especies (Tabla 2). La densidad
por cada especie es acumulada en 1,6
ha. Nueve de ellas representan el 93,7%
de la comunidad: Geonoma brongniartii,
Oenocarpus bataua, Euterpe precatoria
(Figura 7), Geonoma macrostachys, Oenocarpus mapora, Socratea exorrhiza, Iriartea
deltoidea, Wettinia augusta y Mauritia
flexuosa. La densidad de las palmeras
sobre los 10 m de altura es baja (1,6% de
la comunidad).
En los bosques en suelos aluviales periódicamente inundados, habitan 15 especies en 0,4 ha estudiadas (Tabla 2).
Entre ellas, cuatro constituyen el 86%
de la comunidad: Astrocaryum carnosum,
Euterpe precatoria, Oenocarpus mapora
y Geonoma macrostachys. Astrocaryum
macrocalyx (Figura 8) es la especie dominante en el sotobosque. La densidad de
palmeras sobre los 10 m de altura es baja
(0,7% de la comunidad). Se puede encontrar también Socratea exorrhiza, palmera
bastante cosmopolita, presente también
en los otros ecosistemas inundables antes
mencionados (Figura 9) y Attalea moorei
(Figura 10), especie muy utilizada para
construcción en toda su área de distribución a lo largo del río Huallaga.
Figura 10. Comunidad de Attalea moorei.
Foto: Á. M. Rodríguez del Castillo.
Aspectos ecológicos de las palmeras
Un aspecto importante del estudio de
un determinado taxón es conocer características ecológicas que permitan identificar y describir el hábitat en el cual se
desarrollan. La diversidad morfológica de
las palmeras está en función a un rango
Figura 9. Individuo adulto de Socratea
exorrhiza. Foto: J. C. Pintaud.
extenso de adaptaciones y comportamientos ecológicos (Kahn y Granville
1992). Las palmeras son componentes
conspicuos e importantes para diferentes
tipos de vegetación en el trópico y subtrópico, llegando incluso a ser componentes
Tabla 2. Composición específica de las comunidades de palmeras en el alto Huallaga.
Bosque de quebrada
Figura 7. Individuo adulto de Euterpe
precatoria. Foto: J-C. Pintaud.
258
Figura 8. Astrocaryum macrocalyx, frutos.
Foto: Á. M. Rodríguez del Castillo.
Astrocaryum carnosum
Bactris maraja
Bactris sp.
Chamaedorea lanceolata
Desmoncus sp.
Euterpe precatoria
Geonoma acaulis
Geonoma brongniartii
Geonoma macrostachys
Iriartea deltoidea
Mauritia flexuosa
Oenocarpus bataua
Oenocarpus mapora
Socratea exorrhiza
Wettinia augusta
Bosque periódicamente inundado
sobre suelos aluviales
Astrocaryum carnosum
Attalea moorei
Bactris sp.
Chamaedorea lanceolata
Chelyocarpus ulei
Euterpe precatoria
Geonoma acaulis
Geonoma macrostachys
Geonoma maxima
Iriartea deltoidea
Mauritia flexuosa
Oenocarpus bataua
Oenocarpus mapora
Phytelephas macrocarpa
Socratea exorrhiza
259
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA PERUANA
Á. M. Rodríguez del Castillo
principales de algunos tipos de vegetación
(Uhl y Dransfield 1987). En la Amazonia
peruana, los estudios en palmeras han
sido orientados principalmente a la
taxonomía y etnobotánica, y por mucho
tiempo se dejó de lado el estudio sobre
los aspectos ecológicos, estos últimos
han sido orientados mayormente hacia la
especie Mauritia flexuosa “aguaje”, debido
principalmente a su importancia socioeconómica y ecológica en el paisaje amazónico. En la cuenca baja del río Ucayali esta
especie forma extensiones grandes muy
densas, en algunos casos casi monoespecífica, sobre suelos pantanosos. Estos
suelos son turbera compuestas por los
sedimentos que deja la inundación de las
aguas del río Ucayali y el material biológico, (restos de las grandes hojas de la
palmera) en distintos estados de degradación. En la cuenca del río Huallaga, los
palmerales extensos son formaciones con
M. flexuosa, Oenocarpus bataua, Iriartea
deltoidea, como especies dominantes.
En los pequeños valles de las tierras altas
no inundables, los suelos, constituidos
por un podzol gleyco, son inundados
temporalmente por la acumulación del
agua de las lluvias y de la escorrentía; en
estos ambientes M. flexuosa, O. bataua y E.
precatoria son especies dominantes.
En los últimos años se han desarrollado
estudios ecológicos de palmeras a nivel
de comunidades, los que han estado dirigidos a evaluar patrones de distribución
espacial a diferentes escalas, patrones
de riqueza en relación a factores ambientales, patrones de dispersión, así como al
conocimiento del hábitat de comunidades
de palmeras en sitios poco explorados
(Mejía 1993, Vacalla 2003, Kristiansen et
al. 2009, 2011, 2012, Balslev et al. 2010).
Estos estudios han estado enfocados
frecuentemente en especies que además
tienen un particular interés económico o
por el uso que brinda a las comunidades
humanas (Tabla 3).
Bibliografía
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Conclusiones
Tabla 3. Palmeras útiles en los bosques inundables de la Amazonia peruana.
Astrocaryum carnosum
Nombre
común
Huicungo
Endosperma inmaduro
Comestible
Astrocaryum jauari
Huiririma
Endosperma inmaduro
Comestible, aceite
Astrocaryum javarense
Huicungo
Endosperma inmaduro
Attalea huebneri
Shapaja
Endospermo inmaturo, hojas
Attalea moorei
Shapaja
Endospermo inmaturo, hojas
Bactris maraja
Nejila
Frutos (mesocarpio)
Comestible
Comestible,
techado
Comestible,
techado
Comestible
Bactris concinna
Nejila
Frutos (mesocarpio)
Comestible
Desmoncus polyacanthos
Cashavara
Estípite
Esteras
Euterpe precatoria
Huasaí
Hojas tiernas, estípite
Comestible,
construcción
Iriartea deltoidea
Huacrapona
Estípite
Mauritia flexuosa
Aguaje
Fruto (mesocarpio), estipe,
hoja
Oenocarpus bataua
Ungurahui
Frutos (mesocarpio)
Oenocarpus mapora
Sinamilllo
Fruto, peciolo
Socratea exorrhiza
Cashapona
Estipe pisos, paredes.
Especie
260
Parte usada
Utilización
Pisos, paredes
Comestible,
almidón,
construcción
Comestible, aceite
Bebidas, utensilios
domésticos
Construcción
La diversidad de palmeras, en los ecosistemas inundables en la zona occidental de
la Amazonia peruana (Huallaga) es baja,
con relación a la diversidad que se puede
encontrar en las tierras no inundables de
esta región.
Las especies arborescentes, Mauritia
flexuosa, Euterpe precatoria y Oenocarpus
bataua, son dominantes en las diversas
formaciones de palmerales en los ecosistemas inundables de la zona oriental,
mientras que otras especies, como Astrocaryum jauari y las especies de Bactris spp
forman parches no muy extensos, conocidos como “huiririmales” y “ñejillales”.
Catorce especies son utilizadas por las
poblaciones rurales. La población rural
consume el endospermo o el mesocarpio
de los frutos, a excepción de los de I.
deltoidea y S. exorhiza, el estípite de estas
dos últimas especies son más bien utilizadas en la construcción de las viviendas
tradicionales, ya sea para los pisos para
las paredes de las casas.
•
•
•
•
•
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE : AMAZONIA PERUANA
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Lago Sandoval, aguajal amazónico. Foto: ITA-Inkaterra.
Y. Quinteros
11.
ECOLOGÍA, USO Y CONSERVACIÓN DE
LOS AGUAJALES EN EL ALTO MAYO,
SAN MARTÍN. UN ESTUDIO SOBRE
LAS CONCENTRACIONES DE Mauritia
flexuosa EN LA SELVA PERUANA
Yakov Quinteros, Fernando Roca A. y Viviana Quinteros
Resumen
Los ecosistemas amazónicos son el resultado de procesos de selección natural que
permitieron la adaptación de especies
genéticamente resistentes y adaptadas al
medio. Mauritia flexuosa L.f. (Arecaceae)
“aguaje”, ha desarrollado un conjunto
de adaptaciones que le permiten ser la
especie más abundante e importante para
las poblaciones humanas en ecosistemas
amazónicos. Su distribución en la cuenca
amazónica es muy extensa, pudiendo
ser encontrada en suelos permanente o
temporalmente inundados. En el Perú,
los territorios donde esta palmera predomina son denominados “aguajales” y se
encuentran principalmente en la várzea.
Sin embargo, en las provincias de Rioja y
Moyobamba (Alto Mayo – San Martín), a
una altitud promedio de 860 m s.n.m. en
el piedemonte andino, también es posible
encontrar extensas formaciones naturales de aguajales con características muy
particulares. La dependencia de uso de
esta especie es muy grande no solo para la
fauna típica sino también para las poblaciones humanas, quiénes aprovechan
todas las partes de la planta manifestando
de esta manera su diversidad cultural. El
Palma de aguaje. Foto: Y. Quinteros.
presente artículo describe una de estas
concentraciones ubicadas en zonas de
bosque cordillerano nororiental (Posic,
Rioja) en la Amazonia peruana, su importancia, estrategias de conservación y aprovechamiento del recurso por los grupos
humanos que habitan estos territorios.
Palabras clave. Alto Mayo. Aguaje.
Arecaceae. Posic. Usos.
Introducción
La familia Arecaceae está formada por
aproximadamente 200 géneros y 1.500
especies de palmeras para todo el mundo
(Uhl y Dransfield 1987, Henderson et al.
1995). Por su parte Dransfield et al. (2005)
sostienen que en el Neotrópico crecen de
forma silvestre alrededor de 790 especies
de palmeras y que las zonas neotropicales
más ricas se encuentran en los territorios
del Chocó en Colombia y en el Istmo Mesoamericano de Panamá y Costa Rica (Bjorholm et al. 2005).
Suramérica aparece como uno de los
mayores centros de riqueza para esta
familia, ya que cuenta con cuatro de las
cinco subfamilias de palmeras reportadas
para el mundo: Calamoideae, Arecoideae,
265
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Y. Quinteros
Coryphoideae y Ceroxyloideae. Tres tribus
y subtribus son endémicas o sub-endémicas de América del Sur: Mauritiinae,
Phytelepheae y Leopoldinieae (Dransfield
et al. 2005). Pintaud et al. (2006) reportaron 459 especies de palmeras representadas por 50 géneros. En el Perú, la familia
Arecaceae es reconocida con 33 géneros
y 155 especies (Brako y Zaruchhi 1993),
además de contar con nueve endemismos
agrupados en seis géneros (Millán 2006).
Muchas de las especies presentes en el
continente suramericano encuentran
relación con palmeras africanas. Moore
(1973) planteó la hipótesis de que especies
de palmeras nativas africanas tengan sus
descendientes en América del Sur. A la vez
que, Pennington y Dick (2004) sostienen
que la similitud de las especies puede
deberse a migraciones que ocurrieron
hasta el fin del Paleoceno (55 millones
de años), mientras que Dransfield y Uhl
(1986) comprobaron que los diferentes
tipos de hábitats donde se desarrollan las
especies de palmeras influyen de manera
directa en cambios en la forma de los
frutos y que en realidad puede tratarse de
una sola especie con fenotipos diferentes.
La subfamilia Calamoideae, tribu Lepidocaryeae incluye una subtribu africana
(Ancistrophyllinae) y otra suramericana
(Mauritiinae); además de una subtribu
que se encuentra en ambos continentes
(Raphiinae) (Henderson et al. 1995). La
presencia de Mauritiinae en América del
Sur es de gran antigüedad y es el único
grupo de la subfamilia Calamoideae en
tener como característica principal las
hojas palmadas (Baker et al. 2000).
El género Mauritia comprende sólo dos
especies, la ampliamente distribuida
Mauritia flexuosa y M. carana que se
266
encuentra mayormente al este del río
Madeira y en las cuencas de los ríos Negro
y Nanay en Perú (Goulding y Smith 2007).
Mauritia flexuosa es una palmera que ocupa
el estrato alto del dosel, adaptada a suelos
permanentemente inundados, de tronco
simple, con flores dióicas y hojas perennes
palmadas (Santelli et al. 2009). En estado
natural logra alcanzar hasta 40 metros de
altura y llega a su primera fructificación
a la edad vegetativa de ocho años (Villachica 1996). Sus estructuras reproductivas sobrepasan los dos metros de largo
y en fase de producción son estimados un
promedio 4.000 frutos por planta al año
(Villalobos 1994). Su pulpa es amarilla,
carnosa y comestible y está recubierta por
escamas extremadamente duras de color
rojizo cuando maduras (Henderson et al.
1995).
González-B. (1987) expone que el centro
de especiación de M. flexuosa y en general
del género Mauritia se encuentra reportado en la cuenca amazónica, desde donde
mostró un desplazamiento gradual a las
regiones bajas y mal drenadas, restringiéndose su distribución a la zona tropical
de Suramérica, más específicamente, a las
cuencas de la Amazonia y la Orinoquia
(Galeano 1992, Caro 2008).
Mauritia flexuosa es la palmera con la
distribución más amplia de las especies restringidas a hábitats acuáticos en
Suramérica (Goulding y Smith 2007). Se
encuentra desde el piedemonte oriental de
los Andes hasta la costa atlántica (Kahn
et al. 1993). En el Perú, las extensas zonas
inundables donde desarrolla M. flexuosa
son conocidas como “aguajales”, ecosistemas con gran valor ecológico y base de las
cadenas alimentarias de los trópicos (Del
Castillo et al. 2006, Machado-Allison et al.
2013). Entre otras funciones resaltantes
que son atribuidas a este ecosistema se
encuentran la protección que brinda a los
cauces de agua permanente, conservación
de la biodiversidad y como sumidero de
carbono (Coradin y Lleras 1988, Padoch
1988, Ponce et al. 2000, Rojas et al. 2001,
Del Castillo et al. 2006, Freitas et al 2006,
Manzi y Coomes 2009, Gilmore et al.
2013, Isaza et al. 2013, Mendieta-Aguilar
et al. 2015). A pesar de su importancia, los
frutos son cosechados de manera insostenible (Holm et al. 2008, Manzi y Coomes
2009) lo que se evidencia en impactos
sobre comunidades sensibles como las de
vertebrados que dependen directamente
de este recurso para su dieta (Moegenbur
y Levey 2003).
En el Perú existen más de cinco millones
de hectáreas de aguajales (del Castillo et al.
2006), distribuidos principalmente en San
Martin, Huánuco, Madre de Dios, Cusco,
Loreto, Ucayali y Pasco (Kahn y Moussa
1994, Brako y Zarucchi 1993, VásquezOcmín et al. 2009).
A pesar de todas las dificultades para la
conservación de los aguajales en varias
regiones de la Amazonia peruana, en el
distrito de Posic (Provincia de Rioja), aún
es posible encontrar territorios de bosques
temporalmente inundables que son aprovechados por las familias propietarias con
la finalidad de conservar el ecosistema y
de diversificar su economía. El presente
artículo describe una de estas concentraciones (relicto) ubicadas en el piedemonte
del bosque cordillerano nor oriental en la
región San Martín, estrategias de conservación y el aprovechamiento del recurso
por los grupos humanos que habitan estos
territorios.
El objetivo del estudio fue caracterizar
una población de aguaje ubicada en zonas
de bosque cordillerano nororiental, en la
Amazonia peruana, así como identificar
las estrategias utilizadas en el manejo del
aguajal.
Materiales y métodos
Zona de estudio
La región San Marín se ubica en la zona
septentrional-central del Perú en territorios esencialmente de selva alta, aunque
hacia el oeste algunos sectores de esta
región colindan con el flanco oriental del
relieve andino (UNODC 2014). La fisiografía irregular de la región da como resultado la presencia de condiciones climáticas
heterogéneas que varían principalmente
con la altitud, la precipitación y la época
del año. La zona del Alto Mayo se ubica en
sectores de colinas altas donde el clima
es ligeramente húmedo y semi-cálido con
temperaturas promedio anual de 24°C y
precipitaciones que sobrepasan los 1.500
mm anuales (Figura 1). Estas características hacen de San Martín una de las
regiones más importantes y diversas de la
cuenca amazónica peruana por lo que es
considerada como la región verde del país.
En los últimos veinte años la región ha
sufrido muchos cambios, sobre todo
en lo que respecta al uso de los suelos,
siendo la agricultura, caza y silvicultura
las actividades que concentran el 30%
del PBI regional (Carranza et al. 2012).
Su área boscosa ha disminuido considerablemente, siendo que en el periodo
2005–2010 fueron deforestadas 117.727
hectáreas (GORESAM 2013), afectando
directamente a los bosques, suelos, al
recurso hídrico y sobre todo a las especies nativas que han visto sus poblaciones
disminuir considerablemente en los
últimos años. El cambio de uso del suelo
se dirige/enfoca principalmente para el
267
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Y. Quinteros
Huallaga y este a su vez tributario del
Amazonas. En el Alto Mayo se han reportado 1.277 especies de plantas (42 especies
de orquídeas), siendo 86 de ellas nuevos
registros para la zona y 18 para el Perú
(Dillon y Sánchez 2002). En esta diversa
zona, se encuentran ubicadas concentraciones de aguajales de piedemonte andino
con características muy particulares ya
que su composición florística y estructural
difiere a la de los aguajales que se encuentran en los territorios de várzea (Figura 1).
Trabajo de campo
Figura 1. Ingreso a la zona de aguajales en Posic-Rioja, San Martín. Foto: Y. Quinteros.
establecimiento de granjas, espacio para
el pastoreo de ganado vacuno y sobre todo
para el establecimiento de cultivos de
arroz, café y cacao (Figura 2).
Plántula: (p) – hasta 50 cm de altura.
La zona del Alto Mayo es de suma importancia para la conservación de los ecosistemas amazónicos ya que es allí donde
nace el río Mayo, principal afluente del
Figura 2. Zona deforestada para el establecimiento de parcelas de arroz en los alrededores
del aguajal de la familia Vásquez. Foto: Y. Quinteros.
268
La investigación fue realizada en el
ámbito del distrito de Posic, provincia de
Rioja, región San Martín. La distancia
entre Posic y la capital provincial (ciudad
de Rioja) es de tan solo 3 km. La zona de
estudio se encuentra adyacente a Posic y
en los últimos años se ha visto reducida
por el incremento de parcelas de arroz y
otros cultivos que actualmente rodean
al aguajal (Figura 2). La zona corresponde a un aguajal mixto perennifolio
con inundaciones estacionales debido a
los desbordes del río Tonchima (Figura
3). El trabajo de campo fue realizado
desde enero de 2015 hasta febrero de
2016 en un relicto de bosque inundable
(6°01’48,5”S - 77°10’06,8”O), a una altitud
promedio de 860 m s.n.m. Se establecieron ocho parcelas de 40 m x 100 m (0,4
ha) y se contaron todos los individuos de
M. flexuosa considerándose los siguientes
estadios de desarrollo:
Figura 3. Mapa de la zona de estudio.
269
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Y. Quinteros
Planta juvenil: (j) – de 51 cm a 150 cm de
altura.
Planta de tamaño medio: (m) – de 151 cm
a 300 cm de altura.
Planta adulta: (a) – de 301 cm a más.
♀: hembra en flor y/o fruto.
♂: macho en flor.
Para la caracterización florística del
aguajal se subdivididieron todas las
parcelas en subparcelas de 10 m x 10 m
y se colectaron muestras de las especies
no identificadas en campo (Figura 4). Las
determinaciones botánicas fueron realizadas con claves taxonómicas (Macbride
1936 y siguientes), descripciones (Sagástegui et al. 1999) y registros de distribución (Brako y Zarucchi 1993, León et al.
2006). Las determinaciones fueron corroboradas por especialistas y por comparación con especímenes del Herbario
San Marcos (USM) y herbarios virtuales
(Missouri Botanical Garden y Field
Museum Herbarium). El sistema de clasificación empleado para el ordenamiento
de los taxones de las angiospermas fue el
Angiosperm Phylogeny Group III (2009).
Se realizó un trabajo vivencial con los
pobladores dueños de los territorios de
aguajal y se identificaron las estrategias
de conservación y aprovechamiento del
recurso, aplicadas por ellos.
Resultados y discusión
El aguajal se encuentra asociado a
pequeños cursos y canales de agua que
circulan por las áreas circundantes, pero
principalmente se encuentra influenciado
por los desbordes estacionales del río
Tonchima que lo inunda todos los años
entre los meses de enero y marzo, llegando
a subir hasta 120 cm el nivel del agua en
algunas partes del aguajal. A pesar de
la presión existente sobre estos territorios para el incremento de sembríos de
Figura 4. Colecta de especies botánicas en el aguajal de Posic. Foto: V. Quinteros.
270
arroz, aún persisten relictos del aguajal
que son conservados por los pobladores
justamente con la idea de mantener este
recurso que es útil no solamente para ellos
sino también para la fauna nativa que aún
se encuentra presente en estas áreas.
Composición florística y densidad de
M. flexuosa
La zona de estudio corresponde a un
aguajal mixto asociado a un bosque
siempre verde estacionalmente inundable.
Éste se encuentra en la segunda etapa del
proceso sucesional, es decir, un aguajal
abierto (González-B. 1987), donde el
elemento distintivo de la comunidad es la
palmera M. flexuosa pero sin llegar a tener
una cobertura total del dosel teniendo
como acompañantes a especies de menor
porte, entre los que destacan individuos
de los géneros Guarea, Tococa, Miconia y
Matisia. En el sotobosque hay mayor diversidad y se encuentra dominado principalmente por Araceas (Anthurium ernestii,
Dieffenbachia obliqua, Monstera lechleriana, M. obliqua, Philodendron herthae y
Syngonium podophyllum), helechos de las
familias Athyriaceae, Dryopteridaceae,
Polypodiaceae, Selaginellaceae y Thelypteridaceae (Figura 5).
Un inventario rápido permitió caracterizar preliminarmente la vegetación de
los aguajales de Posic mostrando un total
de 118 especies divididas en 45 familias
y 88 géneros. El 57,8% de las familias
Figura 5. Vegetación presente en el aguajal de Posic. Foto: V. Quinteros.
271
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Y. Quinteros
resultaron ser unigenéricas, 31,1% tienen
de dos a cuatro géneros y 11,1% tienen
cinco o más géneros reportados (Anexo 1).
Las familias con mayor riqueza de especies fueron Melastomataceae y Fabaceae
con doce y ocho especies respectivamente.
Las familias Araceae y Arecaceae reportaron siete especies cada una, siendo que
las Arecaceae están representadas por
siete géneros (Astrocaryum, Geonoma,
Iriartea, Mauritia, Mauritiella, Oenocarpus,
Socratea). La presencia de estas especies
se asemeja a lo reportado por Cabrera y
Wallace (2007) para bosques preandinoamazónicos de Bolivia. Otras familias bien
representadas son Rubiaceae y Piperaceae
con seis especies; y Asteraceae y Clusiaceae
con cinco especies cada una. La predominancia de estas familias es también reportada por Gentry (1988) para el Neotropico,
Delascio (1990) para la cuenca del Orinoco,
Balslev et al. (1997) para Ecuador y Freitas
(1996) para los palmeras de Tahuampa en
Loreto, Perú. En todos los casos citados,
los autores sostienen que las familias más
diversas son Arecaceae y Fabaceae, lo cual
concuerda con lo observado en el aguajal
de Posic. Asimismo, se mencionan a las
familias Euphorbiaceae, Melastomataceae, Moraceae, Bombacaceae y Rubiaceae
como las más diversas en estos ecosistemas. Las diferencias en la abundancia de
estas familias pueden deberse a patrones
de distribución geográfica tal como lo
sostiene Freitas (1996).
Mauritia flexuosa presentó una densidad
de 827 individuos por hectárea, valor
considerado alto cuando comparados a los
600 y a los 468 individuos por hectárea
reportados en el Trapecio Amazónico y en
la región central brasileña por Castaño et
al. (2007) y Sampaio et al. (2008), respectivamente.
Estructura poblacional del aguajal
Los aguajales tienen un buen estado de
conservación, ello se pone en evidencia
con la observación de individuos pequeños
y juveniles (menores de 150 cm) que representan el 79,6% del total de individuos
reportados; siendo que el 60,6% de éstos
son considerados plántulas y el 18,9%
plantas juveniles. Además, se encontró
que el 3,6% fueron plantas de mediano
porte (151–300 cm), el 5,2% plantas
adultas y el 11,6% restante son plantas
en floración (ambos sexos), siendo que
solamente el 4,1% de los individuos reportados fueron femeninos y contaban con
frutos para ser cosechados en la campaña
Tabla 1. Composición estructural del aguajal Posic - Rioja.
Estadio de desarrollo
272
n individuos
(%) individuos
Plántula
501
60,58
Planta juvenil
157
18,98
Planta mediana
30
3,63
Planta adulta
43
5,2
Hembra en flor y/o fruto
34
4,11
Macho con flores
62
7,5
Total
827
100
Figura 6. Composición estructural de las parcelas y sus respectivos promedios (%) considerando el desarrollo de las plantas de Mauritia flexuosa evaluadas.
de verano 2016 (Tabla 1 y Figura 6). Estos
valores son similares a los reportados por
Zea (1997) con un 70% de plántulas, 24%
entre juveniles y plantas medianas, y 5,5%
de individuos en producción en la Orinoquia colombiana. Además, los hallazgos
del presente estudio resultan superiores a
lo encontrado por Mendieta-Aguilar et al.
(2015) quienes reportaron un promedio
de 65 plantas adultas por hectárea en el
Beni en Bolivia.
Estrategias de conservación y
aprovechamiento del recurso
La selección de los racimos a cosechar e
realiza de tres formas: la primera es por
la coloración rojo oscura de los frutos. La
segunda y utilizada por los más experimentados subidores es la observación de
la disposición del racimo en la palmera.
Cuando éste está listo para ser cosechado
se va juntando o ¨pegando¨ al tronco de
la palmera debido al aumento del peso
de los frutos. La tercera y más común
forma consiste en la observación de frutos
maduros en el suelo.
Hasta hace no más de diez años la extracción de los frutos de la palmera aguaje era
una actividad destructiva, la cual consistía
en cosechar los frutos derribando la
palmera. Solamente algunas personas
cosechaban con escaleras y sogas; o
subiendo hasta la copa de la palmera utilizando como apoyo los árboles vecinos.
Afortunadamente en los últimos años la
difusión de proyectos de conservación,
el apoyo del Proyecto Especial Alto Mayo
(PEAM) y la toma de conciencia por parte
de los pobladores locales han llevado a
la capacitación de éstos últimos para el
manejo del ecosistema y así tener una
producción sostenible a través del tiempo.
El subidor se prepara para la cosecha colocando dos sogas (una más arriba de la
otra) alrededor del tronco de la palmera
y haciendo un nudo en cada una de ellas.
Una parte de cada soga queda libre, ese
espacio es el necesario para que el subidor
asegure su cintura o en algunos casos
una de las piernas (soga superior) y el pie
(soga inferior). Es de notar que en todos
los casos observados si en la primera soga
273
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Y. Quinteros
se aseguraba la pierna derecha, en la soga
inferior se aseguraba el pie izquierdo o
viceversa.
Una vez listo el ¨subidor¨, a éste se le
amarra una soga larga y delgada de la
cintura. Esta soga quedará colgando hasta
que el subidor llegue a asegurarse en la
parte superior de la palmera que es cuando
dará una señal. En ese momento uno de
los acompañantes amarrará un machete a
la cuerda para que el subidor lo jale. Con
una mano agarrándose de las hojas de
la palmera y con la otra con machete en
mano, ¨el subidor¨ comenzará a cortar la
base del racimo hasta que éste emita un
sonido de quebranto que es cuando está
casi listo para caer. Los acompañantes
deben alejarse de la palmera hasta que
caiga el racimo.
Cuando se va a realizar la cosecha de los
frutos es común que esta actividad se
realice al menos entre dos o tres personas
para que sirvan de apoyo al ¨subidor¨.
Estas personas serán las encargadas
de alcanzarle el machete para cortar el
racimo, así como de bajar lentamente el
Figura 9. Uso de sogas para subir a la copa de la palmera de aguaje. Foto: Y. Quinteros.
racimo para que los frutos no se golpeen.
También apoyan en el desgajado de los
frutos, llenado de los costales y transporte
hacia las chacras y/o lugares de venta.
Todo proceso de cosecha puede demorar
en promedio de sesenta a noventa minutos
(Figura 7 a 9).
Figura 7. Uso de sogas para subir a la copa
de la palmera de aguaje. Foto: Y. Quinteros.
274
Figura 8. Uso de sogas para subir a la copa
de la palmera de aguaje. Foto: Y. Quinteros.
A pesar de que en la cuenca del río Mayo
M. flexuosa resulta ser abundante, existen
vacíos de información sobre su estado de
conservación, fructificación, regeneración
natural y las especies asociadas a estos
ecosistemas, por lo que su complejidad aún
representa un reto para los investigadores.
En muchos casos los aguajales actúan
como corredores biológicos para el tránsito de especies de fauna. Sin embargo,
la depredación de la especie y el cambio
de uso del suelo para el sembrío de arroz
resultan ser sus principales amenazas y
están afectando considerablemente estos
ecosistemas, situación similar a la que
está ocurriendo en la cuenca del Orinoco
(González-Boscán y Rial 2013).
Los individuos en fase reproductiva
encontrados tienen alturas mayores a los
12 metros. Asimismo, se ha observado
que la regeneración sigue siendo exitosa
ya que es posible encontrar individuos de
diferentes tamaños y de ambos sexos. Ello
es indicativo del óptimo estado de desarrollo del aguajal, próximo a alcanzar la
madurez con el incremento de individuos
juveniles y adultos que pronto entraran en
fase reproductiva.
Conclusiones
Mauritia flexuosa desarrolla de manera
natural en grandes extensiones de
terrenos en la parte noroccidental (piedemonte andino) de la región San Martín,
principalmente en territorios inundables
bañados temporalmente por las aguas de
los ríos Tonchima, Yuracyacu, Avisado,
275
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Y. Quinteros
Soritor y Negro en la cuenca media del
Mayo. Su presencia en estas áreas resulta
evidente en formaciones pantanosas con
alternancia de árboles de mediano porte,
sobre todo en zonas de conservación como
son el Área Reservada de Tingana (ART) y
la Asociación Hídrica Aguajal Renacal Alto
Mayo (AHARAM), donde las poblaciones
locales son las principales promotoras de
su manejo sostenible.
De manera similar a lo reportado por Pérez
y Mijares (2013), en el presente estudio se
observó dominancia de la familia Arecaceae, mostrando que son un componente
importante de los aguajales asociados a
bosques siempre verdes estacionalmente
inundables.
El ambiente acuático en el que desarrolla
la planta puede ser el principal agente de
diseminación de los frutos, justificando
así la presencia de grandes poblaciones en
lugares inundados y bordes de ríos (Fujita
2007). Sin embargo, ocasionalmente se le
puede encontrar a elevaciones sobre los
1000 m s.n.m. en el lado oriental de la
cordillera de los Andes.
Los aguajales han sido muy afectados
debido a la tala extractivista de sus individuos femeninos y a los largos periodos de
regeneración natural, lo que resulta generalmente en sobre-explotación del recurso
(Moegenburg y Levey 2003). El grado de
afectación a estos ecosistemas se incrementa debido a la dinámica de las actividades agrícolas (arrozales) y el aumento
de áreas con pastizales para la ganadería
(Bevilacqua y González-Boscán 1994,
Urrego 1997, Ponce et al. 2000). La tala de
muchos individuos femeninos (Holm et al.
2008, Manzi y Coomes 2009) y la reducción de la diversidad de agentes polinizadores a través de la pérdida de hábitats
276
pueden afectar el proceso de fructificación
de M. flexuosa de forma alarmante (Abreu
2001).
Los relictos de aguajales en Posic están
siendo conservados por los pobladores
dueños de las parcelas. A pesar de la
fuerte presión existente sobre éstos, aún
existen aguajales poco perturbados y que
no se han visto afectados en sus procesos
de regeneración natural por actividades
antrópicas.
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Vásquez-Ocmín, P., V. Sotero, D. Del Castillo, L. Freitas y M. Maco. 2009. Diferenciación química de tres morfotipos de aguaje
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Villachica, H. 1996. Frutales y hortalizas
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Pro-Tempore, Tratado de Cooperación
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Villalobos, P. M. 1994. Guilda de frugívoros associada com buriti (Mauritia flexuosa:
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Zea, E. 1997. Demografía de Mauritia flexuosa en una sabana mal drenada de la
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de Biología. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D.C. 127 pp.
279
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Y. Quinteros
Anexo 1. Listado de especies de plantas registradas en el aguajal en el distrito de Posic en
la provincia de Rioja, región San Martín.
Familias y especies
Ceiba pentandra (L.) Gaertn.
Lauraceae
Nectandra pseudocotea C.K. Allen &
Barneby ex Rohwer
Persea pseudofasciculata L.E. Kopp
Ceiba samauma (Mart.) K. Schum.
Familias y especies
Familias y especies
MONOCOTILEDÓNEAS
Orchidaceae
Araceae
Ada peruviana D.E.Benn. & Christenson
Burseraceae
Anthurium ernestii Engl.
Mesadenella cuspidata (Lindl.) Garay
Protium sagotianum Marchand
Dieffenbachia obliqua Poepp.
Sobralia rosea Poepp. & Endl.
Tetragastris panamensis (Engl.) Kuntze cf.
Monstera lechleriana Schott
Poaceae
Campanulaceae
Monstera obliqua Miq.
Panicum pilosum Sw.
Centropogon cornutus (L.) Druce
Philodendrom sp
Panicum polygonatum Schrad.
Cecropiaceae
Philodendron herthae K. Krause
Panicum sp.
Urochloa fusca (Sw.) B.F. Hansen &
Wunderlin
Zingiberaceae
Cetico sp.
Syngonium podophyllum Schot
Arecaceae
Astrocaryum huicungo Dammer ex Burret
Geonoma acaulis Mart.
Iriartea deltoidea Ruiz & Pav.
Renealmia breviscapa Poepp. & Endl.
DICOTILEDÓNEAS
Mauritia flexuosa L.f.
Acanthaceae
Mauritiella armata (Mart.) Burret
Mendoncia aspera Ruiz & Pav.
Oenocarpus bataua Mart.
Amaranthaceae
Socratea exorrhiza (Mart.) H. Wendl.
Alternanthera paronychioides A. St.-Hil.
Commelinaceae
Araliaceae
Dendropanax cuneatus (DC.) Decne. &
Planch.
Schefflera morototoni (Aubl.) Maguire,
Steyerm. & Frodin
Schefflera patula (Rusby) Harms
Commelina rufipes Seub.
Dichorisandra hexandra (Aubl.) Standl.
Costaceae
Costus cf. productus Gleason ex Maas
Cyclanthaceae
Matisia bracteolosa Ducke
Clusiaceae
Calophyllum longifolium Willd.
Calyptrocarya glomerulata (Brongn.) Urb.
Clusia loretensis Engl.
Symphonia globulifera L. f.
Vismia baccifera (L.) Triana & Planch.
Euphorbiaceae
Hieronyma alchorneoides Allemão
Tetrorchidium rubrivenium Poepp.
Fabaceae
Centrosema pubescens Benth.
Clitoria flexuosa Fantz
Clitoria javitensis (Kunth) Benth.
Desmodium adscendens (Sw.) DC.
Melastomataceae
Adelobotrys macranthus Gleason
Adelobotrys scandens (Aubl.) DC.
Centronia laurifolia D. Don
Miconia appendiculata Triana
Miconia eriocalyx Cogn.
Miconia membranacea Triana
Miconia minutiflora (Bonpl.) DC.
Miconia myriantha Benth.
Miconia rivalis Wurdack
Miconia serrulata (DC.) Naudin
Miconia trinervia D.Don ex Loudon
Tococa guianensis Aubl.
Meliaceae
Guarea guidonia (L.) Sleumer
Guarea macrophylla Vahl
Moraceae
Ficus tonduzii Mill. aff.
Ficus trigona L. f.
Myristicaceae
Iryanthera ulei Warb. Aff.
Calyptrocarya glomerulata (Brongn.) Urb.
Asclepiadaceae
Tassadia cf. aristata (Benth. ex E. Fourn.)
Fontella
Tassadia obovata Decne.
Eleocharis mutata (L.) Roem. & Schult.
Asteraceae
Scleria flagellum-nigrorum P.J. Bergius
Mikania guaco Bonpl.
Scleria melaleuca Rchb. ex Schltdl. & Cham.
Mikania sp.
Inga umbratica Poepp. & Endl.
Senna aff. loretensis (Killip & J.F. Macbr. ex
Killip) H.S. Irwin & Barneby
Tachigali guianensis (Benth.) Zarucchi &
Herend. Cf.
Gentianaceae
Heliconiaceae
Schistocarpha eupatorioides (Fenzl) Kuntze
Tachia parviflora Maguire & Weaver cf.
Passifloraceae
Heliconia sp-
Verbesina cf.
Columnea inaequilatera Poepp.
Passiflora heterohelix Killip, vel aff.
Maranthaceae
Verbesina sp.
Icacinaceae
Piperaceae
Calathea capitata (R. & P.) Lindley
Bombacaceae
Calatola costaricensis Standl.
Peperomia cf. pertomentella Trel.
Ludovia integrifolia (Woodson) Harling. Cf.
Cyperaceae
280
Familias y especies
Inga cinnamomea Spruce ex Benth.
Otoba parvifolia (Markgr.) A.H. Gentry
Virola elongata (Benth.) Warb.
Nyctaginaceae
Neea verticillata Ruiz & Pav.
Olacaceae
Heisteria acuminata (Bonpl.) Engl. Cf.
281
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: ALTO MAYO, PERÚ
Familias y especies
Familias y especies
Peperomia dependens Ruiz & Pav.
Violaceae
Piper aduncum L.
Leonia glycycarpa Ruiz & Pavon
Piper coruscans Kunth, aff.
Vitaceae
Piper longifolium Ruiz & Pav
Cissus verticillata (L.) Nicolson & C.E.Jarvis
Piper sancti-felicis Trel.
PTERIDOFITAS
Rubiaceae
Borreria remota (Lam.) Bacigalupo & E.L.
Cabral. Cf
Ferdinandusa chlorantha (Wedd.) Standl.
Athyriaceae
Palicourea lasiantha K. Krause
Dryopteris patula (Sw.) Underw
Psychotria poeppigiana Müll. Arg.
Psychotria villosa Ruiz & Pav.
Sabicea panamensis Wernham
Sapindaceae
Serjania glabrata Kunth
Serjania sufferruginea Radlk.
Solanaceae
Solanum mite Ruiz & Pav.
282
Diplazium cf. ambiguum Raddi
Dryopteridaceae
Cyclodium meniscioides (Willd.) C. Presl
Polybotrya caudata Kunze
Polypodiaceae
Serpocaulon fraxinifolium (Jacq.) A.R. Sm.
Selaginellaceae
Selaginella asperula Spring
Thelypteridaceae
Thelypteris patens (Sw.) Small
Thelypteris salzmannii (Fée) C.V. Morton
Aguaje. Foto: Y. Quinteros.
F. Roca A.
12.
PUENTE ANACONDA SOBRE EL AGUAJAL
INKATERRA: UN MANEJO ECOTURÍSTICO
SOSTENIBLE DE HUMEDALES
AMAZÓNICOS EN PERÚ
Héctor A. Méndez Fachin, José S. Purisaca Puicón, Fernando Roca A.
y Yakov Quinteros
Resumen
Los humedales amazónicos son de una
importancia vital para la conservación
del ecosistema de la cuenca. En ellos
abundan las formaciones de palmeras
Mauritia flexuosa, conocidas en el Perú
como aguajes, las formaciones que crean
se denominan aguajales. Poseen una gran
importancia para la conservación y desarrollo de la biodiversidad y a su vez un alto
valor cultural dados los diferentes usos
que ofrecen a las poblaciones que conviven
cerca de ellas. El humedal del abanico del
Pastaza en la selva norte del Perú es el
de mayor superficie de la Amazonia. Sin
embargo, los encontramos también en
otras regiones de la cuenca. El presente
capítulo describe el manejo de un aguajal
de la Amazonia sur del Perú (región de
Madre de Dios) con fines de conservación
y manejo ecoturístico, una experiencia
pionera. La ONG ITA-Inkaterra es la que
diseñó, desarrolló y lleva este proyecto.
Forma parte de la empresa Inkaterra.
Palabras clave. Amazonia. Ecosistemas.
Ecoturismo. Manejo sostenible. Perú.
Aguajal. Foto: F. Roca A.
Introducción
En la Amazonia peruana existe una
palmera de la familia de las arecáceas cuyo
nombre científico es Mauritia flexuosa.
Comúnmente se le conoce en el Perú como
“aguaje”. A los hábitats donde predominan
estas palmeras se les llaman “aguajales”.
En Venezuela y Colombia recibe el nombre
de moriche, en Brasil de burití y en Bolivia
palma real.
Los aguajales típicos, forman parte de
los ecosistemas de pantanos. Son ecosistemas hidromórficos, que se desarrollan
sobre terrenos de topografía plana o ligeramente depresionadas, donde las áreas
pantanosas están permanentemente inundadas, producto del desborde de los ríos,
del mal drenaje y de la misma escorrentía
superficial (Lasso et al. 2013).
Los aguajales cubren más de 6 millones de
ha en la Amazonia peruana, de las cuales
cerca de 3 millones son de rodales puros,
con una densidad superior a 250 palmeras
por ha (http://www.peruecologico.com.
pe/lib c13 t13.htm.). Los pantanos de la
depresión de Ucamara en la región Loreto,
285
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: AGUAJAL INKATERRA
ITA-Inkaterra
conformados en su mayoría por palmeras
de aguaje y pertenecientes a la formación ecológica denominada “Abanico del
Pastaza”, albergan la mayor extensión de
turberas conocidas hasta ahora. Representan sólo el 3% de la superficie amazónica y almacenan el 50% del carbono. Esta
característica les da una gran importancia
en las estrategias que se diseñan para
enfrentar el cambio climático (Álvarez
2015).
Caracteristicas del aguaje
El aguaje es una planta dioica, lo que significa, tiene árboles masculinos y femeninos
(que producen los frutos) y que pueden
crecer en formaciones puras y densas;
o en asociación (mezcladas) con otras
palmeras o especies vegetales resistentes
a los excesos de agua (como el “renaco”
Ficus sp.). Puede alcanzar hasta 35 metros
de altura (Figura 1-2). Es de fácil reproducción y de alta capacidad de regeneración natural pero, lamentablemente,
en algunas partes se tumban los aguajes
femeninos para obtener los frutos, lo que
hace mermar la producción. Es reconocida
como una de las palmeras más importantes de la Amazonia, caracteriza a la
ciudad de Iquitos por el fuerte consumo
de sus frutos en forma natural (pulpa),
en jugos (aguajina), helados y chupetes.
Tiene múltiples usos: como alimento, para
la industria, en la medicina, hábitat para
otros productos del bosque, material de
construcción, artesanía y cultural (del
Castillo et al. 2006).
La parte carnosa de los frutos es generalmente consumida en forma cruda por los
pobladores y es un alimento muy bueno,
por su contenido en calorías (283 kcal/100
g), proteínas (8,20 g/100 g), aceites (31
g/100 g), carbohidratos (18,7 g/100 g),
sales minerales (calcio, fósforo y hierro),
vitaminas (A, B1, B2, B5, C) y yodo. En
otras ciudades los pobladores comen al día
hasta 12 t de frutos (http://www.peruecologico.com.pe/lib_c13_t13.htm).
Adicionalmente de forma indirecta es
hábitat para otros componentes de la
biodiversidad, del tronco caído se obtiene
el suri, larva de un coleóptero (Rynchophorus palmarum), que es un alimento
importante y muy nutritivo en las zonas
rurales. El coleóptero pone sus huevos en
la pulpa del tronco y ahí se desarrollan
larvas, que son gusanos blancos, gordos,
que se consumen generalmente fritos y
son de sabor agradable.
Figura 1. Palmeras de aguaje (Mauritia
flexuosa) en el humedal de Reserva
Amazónica. Foto: ITA-Inkaterra.
286
La cosecha de la fruta es además un cebo
para atraer presas de cacería como: monos,
tapires o dantas (Tapirus terrestris),
Figura 2. Palmeras de aguaje (Mauritia flexuosa) en el humedal Lago Sandoval. Foto:
ITA-Inkaterra.
pecaríes (Tayasu sp.) como los sajinos y las
huanganas y los agutís (Dasyprocta agouti)
o los achunis (Nasua nasua). De las hojas
se extraen fibras para fabricar cordeles,
cestas y otros objetos (del Castillo et al.
2006). Las inflorescencias jóvenes se
cortan o amarran para colectar savia dulce
que se consume directamente fermentado
como bebida alcohólica o se hierve para
obtener azúcar (92,7% sacarosa, 2,3%
azúcares reducidos, 1,9% ceniza) (http://
www.deiquitossu.blogspot.pe/2009/03/
aguaje-el-arbol-de-la-vida-nacio-en-la.
html).
El Puente Anaconda sobre el aguajal
Inkaterra: un manejo ecoturístico
sostenible de humedales
amazónicos (Figura 3)
Según los cálculos del equipo profesional del Proyecto “Andes to Amazon
Biodiversity Program – AABP”, en Madre
de Dios existen aproximadamente 30.000
hectáreas de pantanos con palmeras de
Mauritia flexuosa.
En la actualidad las zonas donde existen
los aguajales no son tan extensas, porque
la tala ya provocó una merma significativa. En Loreto se calcula que existen
entre cuatro y cinco millones de hectáreas de aguajales. Según estudios (http://
pakobardales.blogspot.pe/2006/03/nosquedamos-sin-aguaje.html), los aguajales están a menos de dos horas de los
pueblos más cercanos a Iquitos, pero,
en su mayoría, estos son puros machos,
porque las hembras fueron “virtualmente
exterminadas”. Esta es una razón por la
cual es importante conservar y divulgar
el valor de los aguajales en Inkaterra
Reserva Amazónica y la concesión Reserva
287
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: AGUAJAL INKATERRA
ITA-Inkaterra
La construcción del Puente Anaconda
sobre el aguajal Inkaterra y el manejo
ecoturístico sostenible de un humedal
amazónico constituye una alternativa
complementaria a los manejos ecoturísticos tradicionales para entender el
conjunto de hábitats del bosque húmedo
tropical (Amazonia baja), donde se facilite
la observación de la biodiversidad, tanto
en variabilidad como en interrelación. A
su vez permite potenciar la oferta turística de Inkaterra - Reserva Amazónica,
mejorando capacidades y promoviendo
los conceptos de conservación y el desarrollo de ambientes poco accesibles en su
interior.
Figura 3. Puente Anacona. Foto: ITAInkaterra.
Ecológica Inkaterra. En la figura 4 se aprecian los humedales de Mauritia flexuosa
a lo largo de las riberas del río Madre de
Dios, los aguajales de la Reserva Ecológica Inkaterra se encuentran a dos horas
de la frontera con Bolivia, en la margen
izquierda del río.
El manejo turístico de un humedal amazónico como el de ITA- Inkaterra, con
infraestructura básica para el visitante y
manejando el impacto en el ecosistema,
es una alternativa interesante y viable.
Ofrece diversos tipos de componentes:
a. Educativo: permite al visitante descubrir un ecosistema de por sí frágil y
complejo, con una interesante biodiversidad.
b. Lúdico: al mismo tiempo que la
propuesta educa, también entretiene,
Figura 4. Ubicación de aguajales (color violeta) en la zona del río Madre de Dios, región
Madre de Dios, Amazonia sur del Perú.
288
c.
d.
e.
logrando así consolidar el interés de
las personas que lo visitan.
Cultural: muestra cómo los pueblos
originarios de la Amazonia han
sabido conservar y manejar estos
ecosistemas tan particulares.
Económico:
posibilita
obtener
ingresos que ayudan al financiamiento, no sólo de este tipo de
propuestas, sino de otros proyectos,
creando conciencia respecto al
manejo sostenible de los servicios
ecosistémicos.
Responsabilidad social: permite
posicionar a las empresas e instituciones, ambiental y socialmente
responsables, lo que sirve de estímulo
para otras puedan seguir el mismo
ejemplo.
Desarrollo del proyecto Puente
Anaconda
Ubicación geográfica
El Puente sobre el aguajal se ha construido
en terrenos de Inkaterra - Reserva Amazónica, cedidas en uso a ITA a través de un
convenio de cesión en uso, exactamente
en el kilométro 17 en la margen izquierda
del río bajo Madre de Dios en el departamento de Madre de Dios, provincia de
Tambopata, distrito de Las Piedras.
Geográficamente, está ubicado a una
latitud de 12º31’55” y longitud de
69º2’57”, a 250 metros de la trocha de
ingreso a la segunda torre del “Canopy”.
Se ubica sobre un aguajal con numerosas
palmeras de aguaje (Figura 5).
Figura 5. Mapa de ubicación de la Reserva Amazónica y del Aguajal. Fuente: ITA-Inkaterra.
289
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: AGUAJAL INKATERRA
ITA-Inkaterra
Construcción y estructuras
una vegetación baja conformada por heliconias, arbustos pequeños y conecta a la
primera plataforma (Figura 8).
Construcción
Para los trabajos de construcción se consideró a personas calificadas que tuviesen
conocimiento en construcciones de
estructuras sobre este tipo de terreno
(áreas de tierra en las que se presenta agua
permanentemente).
La construcción se ejecutó por partes:
1. Primero. Se realizó el levantamiento
de puntos, abriendo una trocha sin
causar mucha perturbación al hábitat.
2. Segundo. Se inició la adquisición de la
madera, la cual fue seleccionada para
ser resistente a las condiciones climáticas (lluvias, humedad, y a la misma
agua del aguajal), entre estas maderas
están: quinilla (Manilkara bidentata y
tornillo (Cedrelinga catenaeformis).
3. Tercero. Se empezó a hacer los hoyos
de 1 m, donde se colocaron los
horcones de quinilla, que serían la
resistencia base del puente.
4. Cuarto. Posteriormente se inició la
colocación de las vigas que unieron
los horcones para dar lugar a la base
del camino del puente. Sobre esta
estructura base se colocaron las
viguetas donde se clavaran las tablas
de los puentes y plataformas.
5. Por último, se hizo la colocación de las
tablas para el piso del puente.
El segundo puente, presenta una longitud
de 63 metros, este muestra las primeras
palmeras de aguaje que durante los meses de
noviembre a enero se encuentran en fructificación, también hay árboles de renacos que
presentan una asociación con otros tipos de
vegetación (epifitas) (Figura 9).
El tercer puente, presenta una longitud de
45,3 metros. Este muestra otros tipos de
palmera como huasai (Euterpe precatoria),
pona (Iriartea deltoidea), vegetación arbustiva y plantas acuáticas (Figura 10).
Figura 6. Escalera de ingreso al Puente
Anaconda, Aguajal Inkaterra. Foto: F.
Roca A.
El cuarto puente, presenta una longitud de
50,7 metros. Este muestra la selectividad
de las especies vegetales que crecen en este
tipo de bosque (Figura 11).
Figura 9. Segunda sección del Puente
Anaconda, Aguajal Inkaterra. Foto: F.
Roca A.
Otras palmeras que pueden ver en los alrededores, son ñejilla (Bactris sp.), huicungo
(Astrocaryum huicungo), shapaja (Attalea
moorei) y sinamillo (Oenocarpus mapora).
Descripción del puente
El puente presenta una escalera de
ingreso que se eleva del suelo un aproximadamente un metro, el cual es el mismo
tamaño de altura que presenta el puente.
Esto debido a que en épocas de lluvias
el nivel del agua llega a alcanzar 40 a 50
centímetros (Figuras 6 y 7).
Hay cuatro puentes. El primero, presenta
una longitud de 18,2 metros, pasa por
290
Figura 7. Puente Anaconda, Aguajal
Inkaterra. Foto: ITA-Inkaterra.
Figura 8. Primera sección del Puente
Anaconda, Aguajal Inkaterra. Foto: F.
Roca A.
Figura 10. Huasai (Euterpe precatoria)
desde el Puente Anaconda, Aguajal Inkaterra. Foto: F. Roca A.
291
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: AGUAJAL INKATERRA
ITA-Inkaterra
Figura 11. Guía explicando en una de las plataformas, Aguajal Inkaterra. Foto: F. Roca A.
También hay tres plataformas. La primera
plataforma tiene 4 metros de longitud
por 5 de ancho. En esta se hace la introducción y la explicación de lo que se podrá
observar durante el recorrido. La segunda
plataforma presenta un largo de 5 metros
por 5 de ancho, aquí existe la posibilidad
de que el viajero pueda caminar por el
aguajal, por una trocha elaborada por ITA.
Esta trocha se encuentra en un área de
tierra firme donde se observarán aves y
mamíferos entre otros elementos faunísticos. La tercera plataforma, presenta las
mismas medidas que la anterior, aquí el
paisaje y la observación de palmeras de
huasai que emergen de este bosque son el
principal atractivo.
En total los puentes junto con las
plataformas alcanzan una longitud de
192,5 metros y permiten conocer la
292
estratificación de la vegetación en este
tipo de bosque. En la figura 12 se muestra
la trocha D y la forma del puente.
Fauna representativa y común del
Puente Anaconda en al aguajal
Inkaterra
Este ecosistema presenta una diversidad
de fauna muy interesante y muchos de
estos animales lo utilizan como comedero, refugio, etc. La fauna identificada
de manera preliminar, durante un primer
muestreo, se incluye en la tabla 1.
Registro de aves para la guía
interpretativa
Mejores horarios de avistamiento de
aves
Desde las 5:30 am hasta las 11:00 am y de
las 3:30 pm hasta las 6:30 pm.
Figura 12. Plano del Puente Anaconda sobre el aguajal. La parte inferior presenta los
cuatro tramos del puente y la superior la trocha (camino) que bordea el aguajal. Fuente:
ITA- Inkaterra.
Aves avistadas solo en la mañana
A partir de las 5:50 am hasta las 10:45
am se puede observar aves perchadas y
algunas atravesando este bosque para
buscar su alimento. Las formas de identificar algunas especies son, a través de
vocalizaciones y observación directa,
hay que considerar que la luz del día sea
óptima, es decir, que no exista nubosidad.
A continuación se presenta una lista de
los nombres en inglés de las aves que
se observan con más frecuencia en las
mañanas:
•
Blue and Yellow Macaw
•
Scarlet Macaw
•
Mealy Amazon
•
Swallow-tailed Kite
•
•
•
•
•
•
Greater Yellow-headed Vulture Black Vulture
King Vulture
Ring Kingfischer
Rufous Motmot
Orange-bellied Euphonia
Trick-billed Euphonia
Aves avistadas solo en las tardes
A partir de las 3:30 pm hasta las 6:30 pm
se pueden observar aves perchadas en
las palmas de aguaje, anunciando el atardecer a través de su vocalización y otros
volando de regreso a sus nidos después de
recolectar fruta y otras presas.
Entre estas están:
•
Bat Falcon
293
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: AGUAJAL INKATERRA
ITA-Inkaterra
Tabla 1. Fauna asociada al ecosistema de aguajal.
Insectos
Mariposas del género Caligo, que se alimentan de los frutos silvestres producidos durante la
temporada de lluvias (p.e. la carambolilla y ciruelo de monte). Existen otras especies de insectos
importantes para este ecosistema como abejas, ronsapas (abejas grandes) y coleópteros que utilizan
el aguaje para su reproducción.
Anfibios
Elachistocleis bicolor, una especie que se puede encontrar en las zonas de humedales y el color de su
piel hace difícil ubicarlo.
Leptodactylus bolivianus, el cual se encuentra en la vegetación cercana a los cuerpos de agua y en
bosque de tierra firme.
Bufo sp. Se encuentra en bosque de tierra firme y algunas veces cerca de un cuerpo de agua, es el más
común para ser observado.
Reptiles
Gonatodes sp. es una lagartija que se alimenta de los insectos pequeños que son atraídos por las
flores o secreciones de algunas plantas que se encuentran en los aguajales. Por lo general utilizan
bosque de altura para poner sus huevos y utilizan el bosque de aguajal como comedero.
Epicrates cenchria, es de bosque de tierra firme, ha sido observado cerca de la zona en donde se
construiría los puentes sobre el aguajal.
Liophis reginae, los lugares preferidos son la vegetación cerca de cuerpos de agua y en las heliconias.
Es una serpiente que se alimenta de roedores y anfibios que utilizan este tipo de vegetación. Su
observación es frecuente.
Pseustes sulfureus. Al igual que la anterior se alimenta de anfibios. Es frecuente observarla en la
vegetación que se encuentra cerca de los cuerpos de agua.
Entre otros reptiles menos fáciles de observar, se puede mencionar el caimán enano, jergón y
algunas tortugas.
Aves
Ara chloloptera, esta especie de guacamaya se alimenta del fruto del aguaje cuando está iniciando
su maduración. Utiliza este tipo de bosque como hábitat ya que construye huecos en los troncos de
aguajes para hacer su nido.
Existen otras aves que también hacen su nido en este bosque de aguajal, pero utilizan otras especies
de árboles. Este es el caso de los trepadores y carpinteros que buscan alimento picoteando la corteza
de los árboles viejos.
Primates
Saguinus fuscicolis. El pichico, es un primate pequeño se alimenta de los frutos que producen
los árboles. Su avistamiento es frecuente ya que en el aguajal en la temporada de lluvias existen
cantidad de árboles en fructificación. Son los principales diseminadores de semillas de estas especies
de árboles.
Saimiri boliviensis. El huasita o mono fraile, es un primate que tiene la habilidad de desplazarse por
los árboles que se encuentran en los cuerpos de agua. En este caso atraviesan lo que es el bosque de
aguajal, y por lo general siempre utilizan el mismo árbol, se alimenta de hojas jóvenes, exudados de
árboles y algunos insectos.
Otro primate frecuente en el aguajal es el mono aullador (Alouatta sp.)
294
•
•
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•
•
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•
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•
Black-tailed Tityra
Masked Tityra
Blue Dacnis
Masked Crimson Tanager
Vermilion Tanager
Striped Woodcreeper
Buff-throated Woodcreeper
Long-tailed Woodcreeper
Yellow-tuftedWoodpecker
Golden-Green Woodpecker
Dusky-headed Parakeet
Red-bellied Macaw
White-bellied Parrot
Squirrel Cuckoo
Amazonian Pygmy-Owl
Gilded Barbet
Lemon-throated Barbet
Blue-crowned Motmot
Violaceous Trogon
Black-faced Dacnis
Aves avistadas tanto en la mañana
como en la tarde
•
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•
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Great Black Hawk
Roadside
Yellow-margined Flycatcher
Yellow-rumped Cacique
Crested Oropendola
Dusky green Oropendola
Russet-backed Oropendola
Golden-bellied Euphonia
Paradise Tanager
Green and Gold Tanager
Red-stained Woodpecker
PLumbeous Pigeon
Ruddy Pigeon
Cobalt-winged Parakeet
Blue-headed Parrot
Short-tailed Swift
Especies vegetales
Arecaceas
•
•
Mauritia flexuaosa “aguaje”
Euterpe predatoria “huasaí”
•
•
•
•
Bactris sp. “ñejilla”
Astrocaryum “huicungo”
Scheelea sp. “shapaja”,
Oenocarpus sp. “sinamillo”
Moraceas
•
Fícus sp. “Renaco”
Ciclantaceae
Melastomateceae
Rubiaceae
Araceae
Myristicaceae
Conclusiones
La propuesta del manejo sostenible de
un humedal amazónico con fines ecoturísticos es innovadora y pionera en la
Amazonia peruana (Figuras 13 y 14).
El caso del “Puente Anaconda sobre el
aguajal Inkaterra”, podrá repetirse en
otros lugares de la Amazonia y permitir
que estos ecosistemas sigan cumpliendo
las funciones tan importantes que ofrecen
para el hombre, para la gran cuenca
amazónica y para el planeta.
Bibliografía
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•
•
Álvarez A., J. 2015. Biodiversidad y ecosistemas Amazónicos en la Amazonia: sílabas
del agua, el hombre y la naturaleza. Fondo
Editorial BCP, Lima, Perú. 152 pp.
del Castillo Torres, D., E. Otárola Acevedo
y L. Freitas A. 2006. Aguaje, la maravillosa palmera de la amazonia. Instituto de
Investigaciones de la Amazonia Peruana
(iiap). 54 pp.
Lasso, C. A., A. Rial y V. González-B. (Eds.),
Morichales y canangunchales de la Orinoquia
y Amazonia: Colombia - Venezuela. Serie Editorial Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales de Colombia. Instituto
de Investigación de los Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt (IAvH), Bogotá.
344 pp.
295
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
SEGUNDA PARTE: AGUAJAL INKATERRA
Figura 13. Avistamiento de fauna acuática. Foto: ITA-Inkaterra.
Figura 14. Avistamiento de aves y fauna arborícola. Foto: ITA-Inkaterra.
296
Mauritia flexuosa. Foto: F. Trujillo
J. A. Grassía
13.
PALMARES DE Copernicia alba
EN LA CUENCA INUNDABLE DEL
CHACO ARGENTINO
José A. Grassía y Gabriela N. Benito
Resumen
En Argentina el área de dispersión de
Copernicia alba Morong está ubicada en los
valles de inundación de los ríos Paraná,
Paraguay y Bermejo, una gran planicie
mayormente de sabanas y pastizales
hidromórficas, de suelos muy estructurados y duros en seco, arcillosos, anegables, inundables y salobres, con períodos
de inundación muy variables. Forma agrupaciones de alta concentración de individuos en distintos estados de desarrollo,
denominados “palmares”. Normalmente
estos palmares se encuentran asociadas a
vegetación espinosa de árboles y arbustos,
en áreas destinadas en su mayoría a
explotación ganadera donde se practica
la quema de pastizales para renovación
de pasturas. La temperatura media anual
de esta región es de 22ºC; las precipitaciones decrecen con la longitud, desde
1500 mm en el este a 750 mm en el oeste,
durante la estación cálida. El invierno es
seco con algunas heladas. Las poblaciones
locales utilizan los troncos de esta palma
para construcciones rurales: postes para
alambrados, tendidos eléctricos y telefonía; bebederos, tejas para techados,
bretes y corrales. Con las hojas se realizan
TERCERA PARTE:
Otros palmares inundables de
Suramérica: casos de estudio
ARGENTINA
xxxxx
artesanías: cestas, sombreros, pantallas
para lámparas y abanicos. La extensa
época de las floraciones permite a productores apícolas la obtención de mieles
monoflorales de alta calidad y pureza.
Palabras
clave.
Caranday.
Chaco
húmedo. Humedales.
Historia natural, uso y
conservación de Copernicia alba
Copernicia alba Morong pertenece a la
familia Arecaceae, sub familia Coryphoideae, tribu Corypheae y sub tribu Livistoninae (Figura 1).
La palmera es reconocida por distintos
nombres populares en las diferentes
regiones donde ocurre (Degen-Naumann
1996), llamada en Brasil: carandá,
carandá-preta, coqueiro-carandá, carandá
-branca,
carandá-piranga
carandávermelha, carandaú, carandaí. En Paraguay: karandà’y, karandà hú (negro),
karandà moroty (blanco), karandà’y
del chaco, palma-negra, palma-blanca,
palma-colorada. Argentina: carandaa,
carandaí, caranday, palma negra, palma
blanca, palma espinillo, chaic, entre otros,
299
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
según la lengua del grupo étnico en cada
región del Gran Chaco.
Copernicia alba presenta tronco solitario,
gris y esbelto, de 7-9 m de altura y 0,25
m de diámetro y puede llegar excepcionalmente a los 13 m de altura y 0,40 m
de diámetro en la base. Está cubierto
de restos foliares desde la base hasta el
primer tercio de su altura y continua liso
y desnudo hasta la corona de hojas (Figura
2a). En los ejemplares jóvenes se aprecia
abundante restos foliares marcescentes
que desaparecen posteriormente con los
incendios estacionales o, simplemente,
por el trascurso del tiempo (Figura 2b).
La corona es circular conservando en la
parte baja las hojas secas y restos de infrutescencias; puede tener más de 50 hojas
(Moraes 1991). Las hojas son palmadas,
verde glaucas, lámina de 75-80 cm de
diámetro con 30-35 segmentos induplicados, levemente bífidos, cada uno de 35
cm de largo y 4-5 cm de ancho (Figuras
2c y 2d). Las hendiduras pueden penetrar
hasta el 75-80% del limbo. Largos pecíolos
de 1,2 a 1,3 m de largo incluyendo la vaina
foliar y de 2,5 cm de ancho en su parte
media, con márgenes armados con aproximadamente 18 dientes recurvos en cada
lado (Figura 3a). La hástula es pequeña,
semilunar, levemente acuminada adaxialmente (Figura 2c).
noreste de Argentina, siendo las provincias de Santa Fe y Corrientes el límite
sur del hábitat de la especie a los 30ºS de
latitud aproximadamente. En la República
Argentina habita en los valles de inundación de tres grandes ríos (Paraná, Paraguay y Bermejo), una gran planicie que va
de los 50-100 m s.n.m. en zonas mayormente de sabanas y pastizales (Figura 5a).
En estas áreas, las temperaturas absolutas
pueden sobrepasar los 42ºC en verano y
las mínimas bajar a -5ºC en julio siendo
la media anual de 22ºC. Las precipitaciones tienen un registro que varía con
la longitud, siendo del orden de los 1500
mm en el este y decreciendo hasta 750 en
el oeste. Las lluvias ocurren en la estación
cálida y se concentran durante los meses
de octubre a abril. El mínimo de precipitaciones se registra durante el invierno,
entre los meses de junio y agosto, en los
que se presentan sequías y heladas.
Normalmente estas concentraciones de
palmáceas se encuentran asociadas a
Las inflorescencias son múltiples, interfoliares y erectas, sobresaliendo de la corona
foliar. Largos espádices con flores hermafroditas, de color blanco cremoso, solitarias o agrupadas. Sépalos 3, pétalos 3,
estambres 6, monadelfos, unidos a su vez
con la corola. Ovario súpero, compuesto
por 3 carpelos libres en la base, uniovulados (Parodi y Dimitri 1987).
Las infrutescencias penden por el peso
de los frutos, sobresaliendo del follaje
de la corona. Los frutos son verde, con
un tomento blanquecino que se pierde a
medida que el desarrollo progresa (Figura
3B), hasta terminar de color negro en la
maduración total, subglobosos y de 1,2
– 1,5 cm de diámetro, con una semilla
ovoide de abundante endosperma blanco
y homogéneo (Figuras 3c y 3d).
a
b
c
d
Distribución geográfica
Figura 1. Palmar de Copernicia alba.
Chaco. Argentina. Foto: E. Harvey.
300
Copernicia alba crece naturalmente en
una extensa área mayormente abierta de
América del Sur, entre latitudes de 14ºS
a 30ºS y longitudes de 56º3’O a 66ºO,
dentro de la región del Gran Chaco (Figura
4). Cubre territorios del norte del departamento Beni en Bolivia, centro oeste
del mismo país, oeste de Matogrosso
en Brasil, noreste de Paraguay, norte y
Figura 2. a) Bases foliares en estípite adulto. b) Restos marcescentes en individuo juvenil.
c) Hástula acuminada adaxialmente. d) Envés de la hoja, palmatisecta y glauca. Fotos: J.
A. Grassía.
301
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
y Aspidosperma), así como de sabanas
aisladas, frecuentemente asociadas con
dunas de arena. La palmera típica del
bosque seco espinoso es Trithrinax schizophylla, pero se encuentra también Syagrus
romanzoffiana y Acrocomia totai (Moraes
2007). Sobre los suelos más húmedos,
inundados durante la temporada de
lluvias, se desarrollan extensas poblaciones de Copernicia alba. El nombre común
de esta palma justamente karandá’y, en
tupi- guaraní significa “palma de agua”
(Amador 2006) (Figura 6a).
a
b
Figura 4. El área color verde indica la
región del Gran Chaco en América del Sur.
c
En la subregión del Chaco Oriental
o Chaco Húmedo se da una estrecha
vinculación entre las distintas formas
del paisaje y la vegetación que se desarrolla en ellas. Las comunidades vegetales se encuentran condicionadas por el
d
Figura 3. a) Pecíolos armados con dientes recurvos. b) Frutos inmaduros de Copernicia alba
con tomento blanquecino. c) Corte longitudinal de una semilla de C. alba donde se aprecia
el endosperma homogéneo y el embrión. d) Semillas de C. alba. Fotos: J. A. Grassía.
vegetación espinosa de árboles y arbustos
en regiones destinadas en su mayoría
a explotación ganadera donde, desde
tiempo inmemorable, se practica la quema
de pastizales a principios del verano para
renovación de las pastura.
Hábitat
La región del Gran Chaco, extensa ecorregión de naturaleza sub-tropical (entre los
18°S y 30°S de latitud), está limitada al
302
oeste por los Andes, pasando a las pampas
al sur y a los cerrados al este. El Gran
Chaco abarca el sur de Bolivia al este de
los Andes, el noroeste de Paraguay, apenas
alcanzando las zonas adyacentes de Mato
Grosso (Brasil), y une gran parte del norte
de Argentina (Chaco meridional) (Figura
4). Las formaciones vegetales están
compuestas principalmente por bosque
seco espinoso, con cactáceas y bombacáceas, bosques de quebracho (Schinopsis
a
b
Figura 5. a) El área señalada en verde indica la distribución geográfica de Copernicia alba
en Argentina. Fuente: Dimitri (1997). b) Ubicación de las subregiones fitogeográficas del
Chaco en Argentina. Fuente: Morello y Adámoli (1968).
303
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
gradiente topográfico que ocupan, y éste
está relacionado, a su vez, con el gradiente
de inundación (Morello y Adámoli 1967,
1968 y 1974) (Figura 5b).
El monte fuerte o quebrachal constituye
la comunidad florística más importante.
En este bosque predominan las siguientes
especies: Schinopsis balansae (quebracho
colorado
chaqueño);
Aspidosperma
quebracho-blanco (quebracho blanco);
Caesalpinia paraguariensis (guayacán);
Prosopis nigra (algarrobo negro); Prosopis
alba (algarrobo blanco); Ziziphus mistol
(mistol); Geoffroea decorticans (chañar)
entre muchas otras especies. Se trata, en
general, de un bosque semi-xerófilo con
árboles caducifolios, que se encuentra
en las posiciones altas e intermedias del
terreno.
En tierras altas, sobre suelos arenosos a
húmedos pero casi nunca anegables, se
desarrollan los pastizales. En ellos crecen
numerosas especies herbáceas, entre
las que predominan gramíneas como
Andropogon lateralis (paja colorada); Schizachyrium spicatum (cola de zorro) y Elionurus muticus (espartillo). Estos campos
altos y pajonales suelen sufrir incendios,
luego de los cuales aparecen especies que
florecen inmediatamente, como Calea
cymosa, Turnera grandiflora, Aspilia pascaloides, etc.
En sectores topográficamente más bajos
y que en épocas de grandes lluvias se
inundan parcialmente, se encuentran las
sabanas y los palmares. Las sabanas de
tierras altas arenosas están salpicadas de
paratodo (Tabebuia aurea), oreja de negro
o timbó colorado (Enterolobium contortisiliquum), seibo de tierras altas (Erythrina
dominguenzii) y tatané (Chloroleucon tenuiflorum) en lugares más húmedos. En las
304
sabanas anegadizas de interfluvio, intermedias en cuanto a posición topográfica y
periodicidad de inundaciones, sobresalen
el toro-rata-í o palo cruz (Tabebuia nodosa),
la palma blanca o caranday (Copernicia
alba) en grandes extensiones, la cinacina (Parkinsonia aculeata) que generalmente aparece en lugares intervenidos,
tusca o aromito, timbocillo, acacia mansa,
algunas enredaderas (Ipomea sp.) que
crecen sobre gramíneas y trepan por los
árboles y fundamentalmente el espinillo o
ñandubay (Prosopis affinis).
Los pajonales de interfluvio están organizados de acuerdo a la altura del pelo del
agua y la duración del anegamiento. Del
pastizal de espartillo (Elionurus muticus)
que cubre los llamados “campos altos”,
se baja suavemente al paja-amarillar de
Sorghastrum setosum y a los pajonales de
paja techadora (Panicum prionitis) y de paja
boba (Paspalum intermedium) para ceder
territorio a vegetación anfibia de borde
de estero o laguna ordenada de afuera
adentro por el pirizal (Cyperus giganteus),
el totoral (Typha latifolia y T. dominguensis)
y peguajosal de Thalia sp. hasta llegar al
embalsado que son islas flotantes móviles,
con suelos orgánicos limosos asentando
en matas de raíces que se van descomponiendo hasta transformarse en embalsados (Alberto 2007).
En las sabanas la superficie se encuentra
cubierta por un tapiz de especies herbáceas, con especies leñosas distanciadas
entre sí, por lo que adquiere una fisonomía
más bien abierta; entre las leñosas se
encuentran: Prosopis affinis (ñandubay o
espinillo), Astronium balansae (urunday) y
Diplokeleba floribunda (palo piedra).
Los palmares de Copernicia alba crecen en
parcelas casi puras, con un dosel abierto y
un denso tapiz herbáceo en la superficie,
en suelos alcalinos y salobres (Figura 6b).
Entre el monte fuerte, las sabanas y los
palmares, existe muchas veces una zona
de transición donde se presenta un bosque
bajo abierto, en el que coexisten árboles de
menor porte, palmeras y arbustos (Figura
6c). En los albardones más desarrollados
se extienden, formando una estrecha
franja, las selvas en galería. Estas tierras
tienen un alto relieve positivo y permiten
la instalación de especies leñosas que no
pueden prosperar en las áreas inundables
(Figura 6d).
En los terrenos más bajos, de suelos
arcillosos, se encuentran los ambientes
acuáticos representados por los esteros,
las cañadas y las lagunas, donde el suelo
permanece cubierto de agua de nueve a
once meses al año e impide el desarrollo
de árboles. En estas zonas se puede hallar
Sorghastrum setosum (paja amarilla),
Paspalum intermedium (paja boba), Panicum
prionitis (paja de techar), Cyperus giganteus
(pirí), Schoenoplectus californicus (junco)
y Thalia geniculata (pehuajó) (Morello y
Adámoli 1967, 1968 y 1974).
En la figura 7 se puede observar un perfil
topográfico y la fisonomía vegetal que se
desarrolla en cada sector (Alberto 2007).
Dinámica de humedales
A pesar que se ha producido mucha información biológica/limnológica, todavía
estamos lejos de conocer de qué manera
b
a
c
d
Figura 6. a) Palmar de Copernicia alba durante la potamofase (fase de aguas altas). b) El
palmar durante la limnofase (fase de aguas bajas). c) Zona de transición entre Monte
Fuerte y Palmares. d) Selva en galería. Fotos: E. Harvey (a y b), J. A. Grassía (c y d).
305
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
Figura 7. Fisonomía vegetal del Chaco Oriental o Chaco Húmedo. Fuente: Alberto (2007).
y en qué magnitud las alteraciones hidrológicas pueden comprometer peligrosamente la estabilidad de los paisajes de
las planicies inundables (Malvares 1999).
Cambios drásticos del régimen hidrológico pueden producir cambios en la distribución y abundancia de la vegetación.
Estos cambios pueden generar cambios
en la tasa de retención de sedimentos,
y también cambios en el régimen del
oxígeno disuelto en los cuerpos de agua.
Estos últimos derivan en modificaciones
en la tasa de mineralización de la materia
orgánica y en la disponibilidad temporal
de los nutrientes liberados en el proceso.
Tanto la vegetación acuática como la
palustre de un valle de inundación tienen
una rica fauna de invertebrados asociados,
que son la principal fuente alimenticia
para muchos peces. La calidad y cantidad
de organismos que habitan en estas
plantas, depende en gran medida de la
composición y abundancia de la vegetación, por lo que cambios en el patrón de
organización de esta vegetación derivaría
en consecuencias desfavorables para la
306
microscópicos, flotantes o sumergidos).
Como consecuencia, es habitual encontrar
agrupaciones de organismos que tienen
adaptaciones individuales y patrones
poblacionales mejor ajustados a la variabilidad hidrométrica en diferentes sectores
de la planicie inundable. Prácticamente
todos los procesos que acontecen en los
grandes humedales tienen relación positiva o negativa con la frecuencia, duración, magnitud y otras características de
la secuencia de potamofase (fase de aguas
altas) y limnofase (fase de aguas bajas). El
transporte y deposición de sedimentos;
la colonización, producción y descomposición de la vegetación herbácea y leñosa;
el consumo y mineralización de la materia
orgánica; la actividad migratoria de los
organismos, la pesca, las actividades de
los pobladores del río, el turismo y otros
flujos están ajustados al régimen pulsátil
del río. Todas las funciones vitales de las
plantas están condicionadas por la dinámica del agua. Hay numerosas pruebas
del sincronismo entre el desarrollo de
determinados procesos bióticos (germinación, crecimiento, floración, fructificación y dispersión de las semillas) y los
eventos hidrológicos (Figura 8a). Debido
a que el régimen hidrológico de la cuenca
está condicionado por procesos aleatorios
(como son las precipitaciones), no puede
oferta alimentaria de peces, aves y otros
organismos que viven a expensas de la
fauna fitófila.
Una de las amenazas que enfrentan los
humedales es la modificación de sus
perfiles por depósito de sedimentos y
por drenaje. El sobrepastoreo, la extracción de leña y el uso de tierras y pastos
para la construcción de viviendas, disminuyen la cubierta vegetal incrementando
el riesgo de erosión hídrica de los suelos.
El problema es aún más complejo en los
ríos y en humedales con movimiento horizontal del agua, debido a que los cambios
no ocurren en forma de ciclos (los ciclos
biogeoquímicos no son ciclos dentro
del sistema) y también porque los flujos
de energía y materiales ocurren como
“pulsos” con fases de aguas altas (inundación) y de aguas bajas (sequía).
Los requerimientos de predictibilidad
de los organismos están en relación
con el tiempo de vida. Décadas para los
árboles; lustros para los peces; días para
el plancton (organismos, principalmente
a
b
c
d
Figura 8. a) La germinación se produce al comenzar el período de aguas bajas. b) Las
lluvias son un fenómeno aleatorio que condicionan la cuenca. c) Victoria cruziana, las alteraciones en las fases de los pulsos pueden producir desapariciones transitorias o definitivas
en algunas especies vegetales y animales. d) Cuando la fase de aguas altas incrementa su
duración, las bioformas flotantes tienden a dominar el entorno. Fotos: J. A. Grassía (a), E.
Harvey (b, c y d).
307
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
haber una relación temporal de 1:1 entre
la biota y el régimen hidrológico, especialmente cuando la magnitud de fluctuación
de año en años y más aún entre décadas,
determina desfasajes importantes en la
frecuencia, duración, intensidad, y estacionalidad con que ocurren los eventos
hidrológicos (Figura 8b).
Cuando una población de plantas o de
animales, es interferida en alguna de sus
funciones vitales por alteraciones significativas de los pulsos, tarde o temprano
será desplazada o eliminada del sistema.
Esta alteración estructural ocurre en
la naturaleza en forma temporal como
consecuencia de sequías o inundaciones
extraordinarias (ejemplos son Victoria
cruziana, Phyllantus fluitans) en las planicies inundables de Sudamérica (Figura
8c). De hecho, muchos organismos de vida
larga (árboles, peces) atraviesan períodos
adversos en los cuales no se reproducen o
no crecen.
La frecuencia de las fases resulta una
componente de la dinámica de aportes
hidrológicos y de la geomorfología de cada
sección del río en las distintas ecorregiones, por lo que dentro de un mismo ciclo
hidrológico la frecuencia con que ocurren
los períodos de suelo seco o inundado son
potencialmente distintos para una misma
sección y también para un mismo caudal
hídrico en distintas ecorregiones.
La frecuencia de las fases regula fundamentalmente el crecimiento de las plantas
en sus primeras etapas. Un aumento de la
frecuencia del suelo inundado en determinado punto podría significar que las
plantas ya germinadas no alcanzaran la
altura suficiente para no ser sumergidas
por el agua en la próxima fase de inundación. En forma análoga, si se repitieran
308
con mayor frecuencia los períodos de
suelo seco, podría alterarse el almacenaje de agua en el suelo, y las plantas
sufrir situaciones de estrés hídrico a las
que no pudieran sobrevivir. Los cambios
en la intensidad de las fases (asociados
en buena medida a la duración de las
mismas) son determinantes de la estratificación y complejidad de la vegetación,
especialmente en los tres primeros metros
de altura sobre el suelo. La intensidad,
tanto de inundaciones como de sequías
extremas, controla el desarrollo del denominado “sotobosque” (o sea el complejo
biótico formado por plantas y animales),
el cual puede desaparecer totalmente en
los bosques monoespecíficos y aún en los
bosques pluriespecíficos de las partes más
altas. El aumento de la frecuencia de las
fases de inundación determina el escamondado (poda, pérdida, eliminación) de
las ramas inferiores de las plantas, con
lo cual el fuste libre de los árboles es más
largo dado que las copas generalmente
están formadas por un tallo principal y
ocupan sólo el cuarto superior del árbol.
La regularidad de los eventos hidrológicos en el Paraguay-Paraná es decreciente
desde el Pantanal al Delta del Paraná.
Mayor regularidad está asociada en el
Pantanal a un régimen hidrológico de
una única fuente de variabilidad: lluvias
dentro del sistema (Adámoli 1986). Variabilidad baja es equivalente a ambiente más
predecible, que determina menores tasas
de cambio en el paisaje.
La amplitud de los pulsos (o de sus fases)
equivale a su duración en determinada
posición del bosque de inundación. La
presencia y la abundancia de muchas
plantas en los sistemas fluviales están
condicionadas por la duración de las fases
más que por otros atributos del pulso. La
amplitud de fase también condiciona el
de octubre y la segunda comienza a finales
de febrero. Las flores tienen un aroma
fragante y potente. En la primera floración, abundante y prolífica, se producen
inflorescencias de color amarillo pálido, de
hasta 1,8 m, interfoliares, erectas, guardando un ángulo entre 30º y 45º con el
eje del estípite (Figura 9a). En la segunda,
florecen los individuos ya añosos y que
no florecieron con el resto del palmar a
comienzo de la temporada. Sus inflorescencias son pocas, reducidas en tamaño y
vigor, no superando 1,20 m de largo.
espectro biológico de la vegetación. En
tanto aumente la duración de la potamofase, tenderán a dominar las bioformas
flotantes en las lagunas y bañados del
río. Cuando la limnofase (fase de sequía)
tiene una duración superior a la normal,
comienzan a dominar las bioformas arraigadas emergentes. La potamofase favorece
el crecimiento de las plantas de Scirpus que
alcanzan ventajas en la colonización de los
cuerpos de agua (Figura 8d).
Fenología
Copernicia alba florece en dos oportunidades durante la temporada. La primera
ocurre entre mediados de agosto y finales
La producción de frutos comienza a
principios de octubre, cuando algunos
a
b
c
d
Figura 9. a) Al comenzar la floración las inflorescencias sobresalen por lo alto del follaje,
erectas y casi verticales. b) Debido al peso de los frutos las infrutescencias penden por
debajo de las hojas. c) Es común que se desprendan frutos negros o marrones parasitados
por insectos. d) Las larvas de los insectos se alimentan del endosperma de las semillas y del
embrión haciéndolas inviables. Fotos: J. A. Grassía.
309
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
individuos aun están floreciendo, lo cual
genera una superposición de infrutescencias e inflorescencias que facilita la
polinización debida a la visita de variados
insectos. Los frutos inmaduros color
verde, ovoide y cubierto por un tomento
amarillo-blancuzco son visitados por
avispas y dípteros que los parasitan depositando huevos en ellos y dañándolos. La
maduración continúa hasta principios de
mayo donde la fruta ya tiene el tamaño
definitivo de aproximadamente 1,3 cm de
diámetro y el color vira al verde oscuro y la
fruta se torna brillante, esférica, turgente
y lisa, perdiendo el tomento juvenil
(Figura 9b). Es habitual hallar un número
variable, según la temporada, de frutos
color marrón y/o negros sujetados muy
débilmente a las raquillas, lo cual los torna
inviables ya que suelen caer de la palma y
que están parasitados por larvas que se
alimentan del endosperma de la semilla
(Figuras 9c y 9d).
La presencia de avispas y abejas melíferas
señala la antesis y delatan la acción de
estos polinizadores. Es destacable la participación de las cotorras monje o cotorra
argentina (Myiopsitta monachus) que al
habitar y construir los nidos comunitarios en las palmas colaboran con la polinización y dispersión. Otros dispersores
importantes son los ñandúes (Rhea americana) los cuales se alimentan de los frutos
que cuelgan de las palmas bajas, dando
grotescos, aunque altos, saltos para alcanzarlos.
Una vez caídas, es el ganado el que
dispersa las semillas, ya que se alimenta
con las frutas diseminadas al pie de las
palmas y luego las regurgita y/o defeca en
su marcha hacia los dormideros. También
es el ganado el que actúa como depredador
de la especie al pisotear y ramonear las
hojas de los individuos jóvenes.
310
Dinámica de palmares
Esta es la especie más resistente al frío
del género Copernicia, llegando a tolerar
sin ningún daño temperaturas mínimas
entre -5°C y -7ºC. Es práctica habitual
quemar los palmares en épocas de sequías
para eliminar los restos foliares marcescentes de las palmeras y ramazones espinosas de tal forma de facilitar el posterior
ingreso para talar las palmas con destino
a la confección de postes, ya sea para el
propio uso o venta a terceros. La quema
del palmar también se utiliza como una
herramienta de manejo en la producción
ganadera, dado que poco tiempo después
de la quema, al producirse el rebrote del
estrato herbáceo, el valor nutritivo y la
concentración de nitrógeno y de proteína
bruta alcanzan sus niveles máximos.
Después de los incendios, las palmas
pierden las hojas secas y los restos de
vainas foliares y sus troncos quedan lisos,
y pocas son las palmas que mueren por
el fuego (Figura 10a). En algunos casos
(bastante frecuentes) la yema apical
resulta dañada y la palma ramifica. Se
ha encontrado casos de ramificaciones
dicotómicas sin daños apicales evidentes
(Figura 10b). Si bien el fuego no daña las
palmas adultas que permanecen en pie,
los renovales quedan heridos de muerte
haciendo que el palmar pierda continuidad
en su regeneración.
Es evidente que una especie que produce
abundante cantidad de semillas útiles,
como hemos contado (9.760 por año e
individuo), lo hace como estrategia de
preservación de la especie ante los depredadores, los malos suelos, las inclemencias
del clima (sequía e inundación) y los incendios estacionales naturales o no y posiblemente por falta de condiciones apropiadas
para la germinación en estado natural.
El hecho de que sea frecuente la observación de palmas creciendo en grupos
apretados de 5-8 individuos de distintas
edades y estados de desarrollo, estaría
indicando que a pesar del volumen de
semillas que caen de las palmas madres
sólo germinan unas pocas, ya sea por la
actividad del ganado, la dureza del suelo,
la falta de humedad o por el arrastre del
agua en épocas de inundaciones. También
a
b
c
d
Figura 10. a) A pesar de que Copernicia alba es resistente a los incendios, algunos individuos perecen. b) El fuego suele dañar el meristema apical provocando ramificaciones en las
palmas. c) Frecuentemente al bajar las aguas arrastran sedimentos y dejan expuestos los
sistemas radiculares provocado la caída de algunos ejemplares. d) El ganado entierra las
semillas y se alimenta de los ejemplares jóvenes. Fotos: J. A. Grassía (a, b y d), A. Guardatti
(c).
311
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
son observables en los palmares algunas
zonas específicas donde las semillas son
arrastradas por el agua y quizás donde
el suelo y la humedad sean favorables
para la germinación. En estos sitios se
nota claramente una gran aglomeración
de plantas juveniles. Contrario a lo anterior, no es frecuente ver plantas jóvenes
en áreas de inundación permanente o de
larga duración. Solo puede verse algunos
adultos creciendo en semi-alturas. Evidentemente, el fuego cumple una función de
limpieza y selección de individuos. Por un
lado quema los restos marcescentes en los
tallos y hojarasca que impiden el contacto
de las semillas con el suelo y por otro daña
considerablemente las plántulas y ejemplares juveniles que pocas veces soportan
estos incendios.
Por su parte, las inundaciones también
tienen su efecto sobre el palmar.
Dispersan las semillas a mejores ubicaciones. Producen la germinación ya que
las lluvias ocurren durante la temporada
cálida y frutos maduros y permiten el
avance de las raíces jóvenes en el barro,
pero también socavan el terreno produciendo desplazamientos de tierra y caída
de palmas adultas, tal como es fácil ver
dentro del palmar (Figura 10c). Otro
factor importante es el ganado, que si bien
dispersa las semillas, también las entierra
con su pisoteo y se alimenta de las hojas
tiernas de las palmas juveniles en épocas
de escasez de pasturas destruyendo los
brotes apicales (Figura 10d).
Multiplicación, cultivo y trasplante
Al igual que todas las palmas, Copernicia alba se multiplica por semillas que
germinan en aproximadamente 30-45
días si se las cosecha bien maduras. Para
acelerar la germinación, se recomienda
quitar el exocarpio y mesocarpio y remojar
312
las semillas limpias en agua a temperatura
ambiente durante 5-7 días. Sembrar en
turba o arena en almácigos de no menos
de 10 cm de profundidad. La temperatura recomendable esta entre los 30 ºC
y 35 ºC. Trasplantar a envase individual
cuando emerge la aerófila. Esta tarea debe
ser realizada con sumo cuidado ya que es
una especie muy sensible a los trastornos
en sus raíces y es común la pérdida de
ejemplares recién trasplantados. En los
cultivos comerciales es aconsejable cultivarlas en macetas ya que al plantar en el
suelo la palma desarrolla un gran, y extremadamente sensible, sistema radicular
que no tolera los disturbios del trasplante.
Al igual que muchas de las especies del
género Sabal (Broschat y Donselman 1984
a y b), C. alba debe reconstruir totalmente
su sistema radicular cuando se la extrae
del terreno para su envasado o cambio de
sitio. Se recomienda cortar sus raíces por
etapas, dejando pasar algo más de un mes
entre cortes para dar tiempo a la regeneración del sistema radicular. Antes de la
extracción, realizar una poda severa de
la corona de hojas. Los individuos recién
extraídos y envasados, deben quedar
en reposo, a la sombra, durante todo el
tiempo necesario hasta que comiencen a
brotar nuevamente (Figuras 11a y 11b).
Usos
Su madera es aprovechable solamente
cuando la planta es adulta y tiene el
fuste liso y sin hojas. La madera es más
compacta y lignificada en la periferia del
fuste, que en el centro. Tiene un peso específico de 970 kilogramos por metro cúbico
en verde y de 635 en seco (Atencia 2003).
La madera aserrada en tablas y cepillada
tiene un aspecto hermoso, ya que las
vetas oscuras contrastan con las de color
castaño. En Bolivia se usa la madera cepillada para revestimientos muy vistosos.
a
b
Figura 11. a) Distintas etapas de la germinación. b) Extracción desde el terreno cortando
las raíces por etapas. Fotos: J. A. Grassía.
Los troncos se usan para postes de alumbrado, horcones, postes del tendido eléctrico y telefónico, entre otras utilidades
(Figura 12f). También se usan para las
bases de rumas de algodón en las desmotadoras. Se han hecho pruebas para el uso
de la madera para parquet con resultados
positivos, pero se debe emplear maquinaria especial por el alto contenido de
sílice de la madera.
Es una palma típica de los potreros naturales de la región chaqueña. En muchos
lugares estas palmeras son los únicos
árboles que dan algo de sombra. En la base
del pecíolo produce una cera que en otras
épocas era aprovechada para fabricar
velas.
De las fibras de las hojas se confeccionan
sombreros y otros artículos artesanales.
Aunque no es muy frecuente pueden
encontrarse alfombras de fibras de
karanda’y. Los cogollos son comestibles y
los frutos son consumidos por la población
chaqueña.
La extensa época de las floraciones es
aprovechada por los productores apícolas
para la obtención de mieles monoflorales
de alta calidad y pureza, que ubican sus
colmenas en la zona de palmares. Estudios realizados en la Provincia de Formosa
indican que al menos el 45% de las muestras de miel recolectadas, contienen polen
de Copernicia alba y que el 5% de las mieles
son mixtas de C. alba (43%) y Sagittaria
montevidensis (29%) (Cabrera 2006). Por
su parte, Salgado (2006), determinó la
existencia de mieles monoflorales de
Copernicia alba en la provincia del Chaco.
Las comunidades originarias, que aún
habitan extensas áreas del gran Chaco,
encuentran numerosos usos y beneficios
en esta especie ancestral. El tronco para
la construcción de viviendas (ya sea como
tejas, paredes, tijeras, canaletas para el
agua) (Figuras 12c, 12d y 12e), para construcción de bretes y corrales. El cogollo
como alimento al estilo del palmito; la raíz
para artesanías y parte del pecíolo de la
hoja como cuchara. Las hojas muy tiernas,
casi amarillas, para lazo, freno de caballo,
artesanías; las hojas verdes, para envolver
objetos por los cazadores, para apoyar
el recado y como camuflaje para cazar
ñandúes. Para cestas, canastos, macetas,
respaldos y asientos de sillas y para
confeccionar arreglos florales fúnebres
313
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
(Figuras 13a, 13b, 13c y 13d). La hoja seca
o la flor seca como antorcha para encender
pilas de hojarasca, nidos de lechiguanas
o termitas, para humear los panales de
abejas para extraer la miel. La flor amarilla
es un indicativo de la estación: se acerca la
época de cosecha del algarrobo y la miel.
Las semillas bien maduras (negras) son
muy ricas en grasa, comestibles también.
Por todo ello ven a esta palma como una
suerte de padre de las comunidades.
Por otro lado, en Paraguay se utiliza
C. alba para la realización de muebles
a
b
c
d
e
f
Figura 12. a) y b) El tallo erecto, delgado y la copa circular y glauca de Copernicia alba la
hacen muy apreciada como ejemplar ornamental. c), d) y e) Usos rurales de los troncos para
viviendas. f) Tala del palmar para distintos usos de los troncos. Fotos: J. A. Grassía.
314
rurales, para la fabricación de artesanías como sombreros, bolsones, carteras,
abanicos y pantallas de lámparas. La
explotación forestal de palmas Carandaí
para el periodo 1991-1997 fue de 22.300
toneladas, lo cual equivale a aproximadamente 10.600 palmas por año (FAO
2001). En Bolivia se reporta el empleo de
troncos de C. alba para postes de alambrados, de teléfonos, electricidad y en
construcciones rurales (Moraes 1991). En
relación a su empleo como especie ornamental, las dificultades que esta especie
presenta en el trasplante de ejemplares
adultos, restringen considerablemente su
utilización. Sin embargo, la resistencia
al frío, sequías, inundaciones y suelos de
mala calidad, hace de Copernicia alba una
palmera ideal para aquellas ubicaciones de
climas y condiciones de cultivo difíciles y
justifican los esfuerzos por cultivarlas y
trasplantarlas. El tronco inerme, la corona
esférica muy ornamental y ordenada, la
coloración glauca, la ausencia de grandes
frondas secas colgantes y las comparativamente pequeñas hojas, hacen de C. alba
una especie adecuada tanto para alineaciones, grupos o individuos aislados,
siendo muy utilizadas en el diseño de
parques y jardines así como en veredas,
centros de avenidas, rotondas y parterres
en general (Figuras 12a y 12b).
a
b
c
d
Figuras 13. a) y b) Canastos, cestas y muebles con fibras de Copernicia alba. c) Macetas con
troncos tallados. d) Ofrendas florales fúnebres con respaldo de hojas de C. alba. Fotos: J.
A. Grassía.
315
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE : CHACO ARGENTINO
J. A. Grassía
Discusión y conclusiones
Las sabanas hidromórficas se desarrollan
en la región del Gran Chaco sobre suelos
muy estructurados y duros en seco, arcillosos, anegables, y salobres, siendo los
períodos de inundación muy variables
y dependientes, casi en exclusiva, de la
arbitraria ocurrencia de las lluvias estacionales.
Bibliografía
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La especie leñosa y casi única en el estrato
superior, a condición de que no hubiera
modificación antrópica, es la palmera
Copernicia alba, acompañada de un rico
estrato herbáceo, con especies que pueden
soportar asfixia en los suelos por un
período corto de tiempo. Son propias de
las subregiones fitogeográficas Chaco
oriental o Chaco húmedo en los valles de
inundación de los ríos Paraná, Paraguay y
Bermejo, sobre ambas márgenes, aunque
en algunas áreas de la región Central
aún permanecen, como formaciones
relictuales, debido a las modificaciones
ambientales hechas por el hombre para el
aprovechamiento de zonas naturales para
usos agronómicos. En la mayor parte de
su área de distribución, estos palmares
boscosos han sido transformados en
sabanas-palmares por acción del ganado,
el fuego, los cultivos y las construcciones
hidráulicas que modifican los niveles y
escurrimientos del agua, que a su vez,
alteran indefectiblemente la ecología de
los palmares. A primera impresión pareciera que la resiliencia de Copernicia alba
a las perturbaciones mencionadas es lo
suficientemente alta como para que la
especie siga conservándose sin indicios de
disminución significativa que la ponga en
riesgo de extinción. Sin embargo, mayores
estudios orientados a verificar la efectiva
tasa de renovación de los palmares deben
hacerse para poder tener un conocimiento
más certero de la situación.
316
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Palmares de Copernicia alba. Foto: J. A. Grassia
317
S. L. Casco
14.
¿ES POSIBLE RECUPERAR LOS PALMARES
DE Butia paraguayensis EN EL NORDESTE
ARGENTINO?
Juan José Neiff, Sylvina Lorena Casco, Nicolás Neiff
y Violeta Amancay Zambiasio
Resumen
La palma enana o yataí poñí (Butia paraguayensis [Barb. Rodr.] L.H. Bailey) se
distribuye geográficamente en el noreste
de Argentina, este de Paraguay y Bolivia,
sureste de Brasil y noreste de Uruguay.
El porte de esta palma, generalmente, no
supera los 2 m de altura o menos, hasta ser
acaulescente y medir 30 cm de diámetro
en la base de su estípite. Crece en sitios
que se aniegan en períodos lluviosos
extraordinarios por eventos El Niño,
sobre una matriz de pastizal bajo. Estos
campos han sido aprovechados para la cría
de ganado desde el siglo XVIII, con prácticas de quemas periódicas para favorecer
el rebrote de pastos tiernos. Más recientemente, algunos palmares fueron derribados para realizar forestaciones de pinos
y, en algunos sectores, las plantaciones
se realizaron directamente sobre los
palmares. Estas prácticas han puesto en
peligro al poñí, lo que ha determinado que
fueran declarados “monumento natural”
en Misiones (Argentina), si bien no se
conoce la posibilidad de su recuperación
ni las posibilidades de su uso sostenible.
Regeneración de Butia paraguayensis en el nordeste argentino. Foto: S. L. Casco.
En este capítulo se señala la importancia
del palmar de poñí como área de alto valor
de conservación y se analiza su manejo
sostenible en base a la resiliencia de esta
especie.
Palabras clave. Argentina. Conservación. Palma poñí. Restauración. Tolerancia.
Introducción
Debido a su utilidad para el hombre, la
familia botánica de las palmeras (Arecaceae) es la segunda más importante
(dentro de las monocotiledóneas), luego
de las poáceas. Posee gran importancia
paisajística, económica y nutricional;
aportan alimento, material para construcción, combustible, fibras, papel, azúcar,
aceite, cera (Dransfield y Uhl 1998, Bauermann et al. 2010), así como derivados
químicos tales como jabones, perfumes,
colorantes, entre otros (Chebataroff
1974). Los palmares son los paisajes de
mayor extensión en la cuenca de los ríos
Paraguay y Bajo Paraná (TGCC 1996, Neiff
2001).
319
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: NORDESTE ARGENTINO
S. L. Casco
Además de su importancia actual, las
palmeras constituyen uno de los grupos
más antiguos reconocidos en el registro
fósil dentro de las monocotiledóneas
(Moore y Uhl 1982, Jones 1999). Se
originó a fines del Jurásico o principios
del Cretácico en América del Sur y África
(oeste de Gondwana), dispersándose luego
hacia otros continentes (Moore y Uhl
1982).
Actualmente, las palmeras están distribuidas ampliamente por las zonas
húmedas y tropicales de todo el mundo,
habitando en selvas, praderas, matorrales
abiertos, bosques ralos, marismas, zonas
pantanosas, orillas de cauces fluviales,
lagos y lagunas (Jones 1999). En el mundo
se encuentran 2.700 especies, distribuidas
en 200 géneros; en Argentina viven 14
especies de las cuales ocho habitan en el
Nordeste (Schinini y Ciotti 2008).
Butia paraguayensis (Barb. Rodr.) L.H.
Bailey (palma enana o yataí poñí) se
distribuye geográficamente en Argentina (Corrientes, Misiones); Paraguay
(Amambay,
Caaguazú,
Canendiyú,
Concepción, Cordillera, Misiones, Ñeembucú y San Pedro), Brasil (Mato Grosso do
Sul, Paraná, Rio Grande do Sul, São Paulo)
y nordeste de Uruguay (Figura 1).
En Argentina, estos palmares están
incluidos en la Eco-región “Esteros del
Iberá”, dentro de la zona de Lagunas y
Esteros del Este (Morello et al. 2012),
llegan a Corrientes y Sur de Misiones,
siendo abundante en las Islas Apipé y
Yacyretá (Neiff 1986).
Aspectos paleo-ecológicos
Los palmares de Butia paraguayensis son de
linaje amazónico, aportados por antiguos
flujos que hoy son parte de la denominada
Figura 1. Distribución de Butia paraguayensis en el nordeste argentino y países vecinos.
Imagen tomada de Google Earth.
320
cuenca del Plata (ríos Paraguay, Paraná,
Uruguay y sus afluentes). Estos palmares
ocupan paleoabanicos fluviales, hoy
anegables en años muy lluviosos como
aquellos de los eventos El Niño (Orfeo
y Neiff 2008). Así, hace 10 a 15 mil años
atrás, el río Paraná cubrió los Esteros del
Iberá (Neiff 2004, Orfeo y Neiff 2008),
dejando como impronta vegetación de
linaje Paranense (Neiff 2004), quizás en
el Plioceno Superior y Pleistoceno inferior
según ejemplares silicificados de palmas
(Herbst 1971, Lutz 1980). Los sedimentos
aportados por el río Paraná fueron atribuidos por Iriondo (1980) a la Formación
Salto Chico caracterizada por “afloramientos de un régimen fluvial muy inestable, con estratos de arcillas superpuestos
a conglomerados, brechas intraformaciones”. De esta manera, para comprender
el escenario ecológico original hay que
tener en cuenta que, durante el Plioceno
la región del Iberá (en Corrientes, Argentina), constituía una ancha planicie del río
Paraná, cuyos canales trenzados estaban
separados por albardones arenosos.
Movimientos dentro de la corteza
terrestre transformaron la estructura del
subsuelo, lo que se reflejó en superficie por
una modificación de las pendientes del
terreno y de la dirección del drenaje superficial en la región. Aquel río, hoy conocido
como Paraná abandonó gradualmente la
región del gran humedal del Iberá y del río
Corriente hasta encajonarse en su cauce
actual.
La zona occidental del gran humedal
del Iberá, tiene lomas y medias lomas
arenosas de origen fluvial de más de 50
metros de profundidad, asentado sobre
basaltos de la Formación Serra Geral,
que se distribuyen en posición radial,
Figura 2. Imagen satelital del paleoabanico aluvial del río Paraná, donde se encuentran los
esteros de Iberá y de Ñeembucú. Fuente: Orfeo y Neiff (2008).
321
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: NORDESTE ARGENTINO
S. L. Casco
con vértice en la localidad de Ituzaingó
(Figura 2).
El enorme paleoabanico fluvial que forma
la región del Iberá (más de 30.000 km2) se
extiende también en la República del Paraguay, en la zona conocida como Esteros de
Ñeembucú (Orfeo y Neiff 2008; Figura 2).
Se explica entonces que:
1. El área de dispersión del Poñí tome
los paleoambientes fluviales de
Corrientes.
2. Se encuentren también en el borde de
los esteros centrales de la Isla Apipé y
en otras islas del río Paraná.
3. Se encuentren en el Paraguay en el
borde de los esteros de Ñeembucú
y en las planicies lindantes con las
Selvas de Mbaracayú.
Características poblacionales y
fenotípicas
El nombre Yatay poñí, proviene del
guaraní poñí que significa “gatear” en
referencia a la baja altura de esta palma
(Santos Biloni 1990). Constituyen formaciones densas de 500 a 4.000 plantas por
hectárea, originadas a partir de semillas
que son dispersadas principalmente por
el agua durante lluvias torrenciales y
también por los animales. Al pasar por el
tracto digestivo los frutos se escarifican
favoreciéndose en proceso de germinación. Se reconoce que las quemas pueden
producir también la escarificación de los
frutos, a la vez que eliminan la cobertura
herbácea que interfiere con la colonización
de las palmas, al bloquear la luz incidente
(EVASA 2009 y 2015).
La vegetación de estos palmares es fuertemente heliófila, con un estrato de
palmas entre 1 y 2 m de alto, con menor
frecuencia hasta 3 m de alto y un estrato
cespitoso laxo, abierto (0,5-0,8 m de alto)
322
con poblaciones dominantes de flechilla
(Aristida jubata), cola de zorro (Sorghastrum setosum), Elionurus muticus (espartillo amargo), Paspalum notatum (pasto
horqueta) y Axonopus compressus (pasto
jesuita). Estos pastizales, ubicados en
el borde externo de los humedales, en la
zona de contacto tierra/agua y han sido
considerados como áreas valiosas de
conservación (Bilenca y Miñarro 2004,
EVASA 2009).
Características de la planta
La estructura del poñí es muy similar a
la de una palma fósil encontrada en la
misma área fitogeográfica –Palmoxylon
concordiense- (Lutz 1980) en areniscas de
la Formación Ituzaingó (Herbst 1971), en
el mismo paleoabanico fluvial. El estípite
tiene parénquima central compacto con
pequeñas lagunas, siendo característica la
disposición helicoidal de los haces fibrosos
y fibrovasculares, que es propia del género
Butia (Lutz op.cit.).
Las características taxonómicas de Butia
paraguayensis son presentadas por Cabral y
Castro (2007). Esta palma mide entre 0,60
y 1,20 m, llegando hasta 3 m de altura,
tiene entre 18 y 30 cm de diámetro, con
tallo parcialmente subterráneo; estípite
cubierto con bases foliares persistentes.
Las hojas son de color verde-grisáceo,
pinnatisectas, arqueadas, y miden entre
0,50 y 1 m de longitud, llegando hasta 1,65
m y los folíolos, dispuestos en dos planos
(en V), miden entre 34 y 40 cm de longitud
x 1 a 2 centímetros de ancho y están
reduplicados. El pecíolo está armado con
espinas marginales ascendentes y mide
entre 19-y 60 cm de longitud. La inflorescencia interfoliar es más corta que la hoja
correspondiente, mide de 0,45 a 1,20 m y
está protegida por dos espatas (la externa
pequeña y la interna tubulosa, apiculada),
de 0,40-0,45 y hasta 1 m de longitud, lisa.
Flores diclinomonoicas, las estaminadas
a lo largo de toda la inflorescencia, las
carpeladas entre dos estaminadas, en la
base sobre un eje sinuoso. La flor estaminada tiene sépalos de 2-2,5 mm longitud,
pétalos de 5 mm de largo, coriáceos a
leñosos, anteras de 2 mm de longitud,
con filamentos de 3 mm, pistilodios 3,
de 1 mm de longitud. El fruto es carnoso,
esférico a aovado-apiculado, anaranjado
a rojizo a la madurez; de 1,5-3 cm de
diámetro (Figura 3). El endocarpio con
3 poros basales. Los granos de polen son
elípticos en vista polar, elípticos o circulares en vista ecuatorial, heteropolares;
escultura muy regular, escrobiculados o
fosulados (Cabral y Castro 2007).
Florece en primavera y la polinización
marca la finalización de la floración y el
inicio de la etapa de fructificación que
culmina con la caída del fruto maduro, en
el verano, entre noviembre y febrero. Los
frutos son comestibles y muy utilizados
por la fauna de insectos, murciélagos
y mamíferos como el capibara (Hydrochoerus hydrochaeris) y el tatú (Dasypus
sp). Esta palma tiene buena producción
de frutos (entre 400 a 1500 g por planta).
El endocarpio es esférico, de 1,5 cm de
diámetro, duro y persiste más de dos años
a
b
c
d
Figura 3. a-c) Aspecto de la palma poñí creciendo en distintos pinares. d) Detalle de los
frutos. Fotos: S. L. Casco.
323
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: NORDESTE ARGENTINO
S. L. Casco
inalterado sobre el suelo. Además, Butia
paraguayensis, es una especie de gran
utilidad ornamental, con buen potencial
para el paisajismo (Figura 3).
Butia paraguayensis crece en ambientes
aluvionales jóvenes, modelados por el
escurrimiento fluvial en grandes riadas.
Generalmente ocupan abanicos fluviales
o paleoabanicos fluviales, en posición de
media loma a media loma baja. Se desarrolla sobre terrenos levemente ondulados, con suelos de textura arenosa,
a franco-arenosa, profundos, de buen
drenaje (Figura 4). Son, en su mayoría,
Udipsamentes álficos y Hapludalfes
arénicos y, en menor proporción, Paleudalfes psaménticos y Hapludalfes psaménticos (Carnevali 1994). El horizonte A,
cuando está presente, es de poco espesor y
con contenido de materia orgánica menor
que 1%. El perfil es poco evolucionado, con
materiales poco edafizados y fácilmente
deleznables.
El estrato de palmas no tiene otra especie
que el poñí, posiblemente, por ser la única
que puede afianzarse en un ambiente
controlado por condiciones edáficas y
climáticas muy exigentes para las plantas
(baja retención de agua, suelos con baja
capacidad de intercambio catiónico,
ocurrencia periódica del fuego, ambientes
esporádicamente anegables).
Por la singularidad ecológica de estos
palmares, hay interés creciente en su
preservación y en la restauración de las
zonas que originalmente ocupaban en su
área de dispersión.
Para avanzar en los estudios sobre la
conservación del poñí se deberían abordar
aspectos relacionados con: (i) la calidad e
intensidad de los disturbios que operan
sobre los palmares y (ii) la tolerancia y la
capacidad de recuperación de la palma a
estos disturbios. Debido a que el primer
punto escapa el abordaje de este capítulo,
se hará hincapié en los aspectos relacionados a la tolerancia de estos palmares
ante disturbios en el ambiente.
La tolerancia de la palma poñí
La palma poñí puede considerarse una
planta euritípica por ser ampliamente
tolerante a los extremos climáticos, a los
efectos del fuego e, incluso, a cambios en
el uso del suelo por medio de forestaciones
con especies exóticas que se han realizado
sobre los palmares.
Los suelos donde crece el palmar poñí
son de textura común arenosa, franca
Figura 4. Colonización del poñí en suelos arenosos libres de vegetación en el establecimiento Ibicuy, Corrientes, Argentina. Foto: S. L. Casco.
324
a franca-arenosa, profundos, de buen
drenaje a algo excesivo, por lo tanto
presentan escasa capacidad de retención de
agua (Figura 5). En general, los ambientes
donde se desarrolla el palmar de poñí cada
7 a 15 años atraviesan períodos de sequía
extrema, que pueden extenderse por 5-10
años, como ocurriera desde 2001 a 2010,
período influenciado por La Niña, en el
cual los valores pluviométricos anuales
estuvieron entre 100 y 300 mm por debajo
de la media anual histórica (1.100 mm).
A pesar de esto, no se observaron signos
macroscópicos de estrés (fuerte defoliación, esterilidad completa de las inflorescencias o disminución importante en el
número de frutos).
Algunas características de la planta
conducen a comprender esta tolerancia a
episodios de baja disponibilidad hídrica:
hojas con bajo contenido de humedad;
presencia de ceras que pueden evitar excesiva transpiración; arquitectura foliar;
parte del estípite enterrado actuando
como reserva. Sin embargo, los procesos y
Figura 5. Contenido de humedad de suelo en los palmares con y sin forestaciones.
325
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: NORDESTE ARGENTINO
S. L. Casco
a
b
c
d
Figura 6. Radiación incidente recibida en las palmas poñí que crecen en distintas condiciones (con o sin pinos) en campos de Corrientes, Argentina. El origen de la abscisa corresponde a palmares libres de forestaciones.
mecanismos fisiológicos de tolerancia de
los palmares de poñí todavía no han sido
dilucidados.
Hay indicios que hacen pensar claros
mecanismos de adaptación. Por ejemplo,
las hojas de la palma poñí tienen 40 a
60% de agua de constitución, por lo que
el volumen de agua de la parte aérea es
mucho menor que el de otras plantas
nativas y cultivadas de los ecosistemas
adyacentes. Otro ejemplo de adaptación
es notable cuando se produce la quema
de pastizales para favorecer el rebrote de
pastos palatables al ganado. Los palmares
sufren el efecto del fuego, a menudo de
corta duración, pero pueden recuperarse
luego de una quema en término menor que
un año.
El sistema radical es muy abundante, de
tipo fasciculado y las raíces pueden ocupar
un volumen semejante a un cilindro de
1,5 m de diámetro, distribuidas hasta 1,5
m de profundidad. Esta característica le
permite a la planta buen aprovechamiento
326
de la humedad del suelo. La mayor concentración de raíces se encuentra entre 0,5
y 1,0 m de profundidad, en el estrato del
suelo donde se retiene la humedad por
más tiempo.
Otra característica importante para
valorar la tolerancia de la planta es el
amplio rango de energía incidente que
recibe. En abras de pastizales donde
las palmas constituyen el estrato más
alto, reciben cerca de 2.000 mmoles de
fotones.m-2 en un día diáfano de verano.
Sin embargo, en sitios donde se forestó
con pinos, sin derribar el palmar de poñí,
el dosel de un pinar cubrió 70-80% de la
canopia (plantación de 12-13 años en
el momento de la medición), donde las
palmas sólo reciben radiación directa
del sol al mediodía y durante unas horas
(Figura 6).
En pinares cercanos a su turno de corte,
donde los niveles de radiación que llegan
al suelo son muy bajos, se ha observado la
germinación de la palma poñí. Esto último
Figura 7. Palmar poñí recuperado del
ataque por búfalos en Campo Lovera
(Corrientes), tal como se muestra en las
fotos b, c y e. En las fotos a y d, se muestra
una planta y una hoja de palma con ataque
por búfalos. Fotos: J. J. Neiff (a y b); S. L.
Casco (c, d y e).
e
tiene una gran relevancia en la colonización del palmar luego del turno de corte de
la forestación.
Se observó también que el pastoreo por
búfalos produce un fuerte impacto sobre
las plantas de palma, ya que estos animales
consumen preferentemente los segmentos
de las hojas de palma, con poca presión de
pastoreo en el tapiz cespitoso bajo (Figura
7). El 90% de las plantas fueron ramoneadas por estos animales y el 20% de las
hojas resultaron quebradas por su raquis.
Para evaluar la recuperación de las plantas
327
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: NORDESTE ARGENTINO
S. L. Casco
de poñí se retiraron los animales y se
reservó el área atacada mediante clausura.
Pudo constatarse una activa fase de recuperación en el lapso de un año, observándose que el porcentaje de plantas muertas
fue menor que 2% (EVASA 2015).
Manejo sostenible de los palmares
de poñí remanentes
En términos del manejo sostenible el
mantenimiento de las áreas de poñí en sus
condiciones prístinas, no debiera significar lucro cesante para los propietarios
de los campos, toda vez que es viable el
desarrollo del turismo natural dentro de
un circuito que permita mostrar, además
otros ecosistemas valiosos como lo son los
bosques hidrófilos y los humedales que
han sido declarados Áreas de Alto Valor
de Conservación (AAVCs) en algunos
emprendimientos forestales (EVASA
2009).
Actualmente se han propuesto varios
emprendimientos relacionados a los
palmares de Butia, una de ellas con el fin
de obtener la materia prima necesaria
para la producción de biodiesel. Otro
proyecto, propone usar el fruto del que
ancestralmente se obtiene un licor artesanal, representa una opción más viable
ambientalmente y de mayor interés para
las comunidades locales. Para evitar daños
irreversibles en los palmares de poñí ha
de tenerse presente formas alternativas
de manejo como la comercialización de
frutas provenientes de especies nativas,
las cuales deberían ser consideradas con
mayor profundidad.
Los frutos de estas especies son en general
bien conocidos por la población rural,
muchos de ellos muy apetecidos, aunque
de escasa comercialización en ámbitos
urbanos, también son utilizados como
328
materia prima para la elaboración de otros
productos como dulces, mermeladas,
bebidas (Escudero 2004).
En cualquier caso, ha de tenerse presente
que los palmares de poñí han sido reconocidos como ecosistemas valiosos en el
ámbito internacional y por tanto deben
ser cuidados y restaurados en la medida
posible. Por las características de la
especie, existen opciones de manejo sostenible que determinan que su permanencia
no constituya un lucro cesante para los
propietarios de los campos donde existen
estos ecosistemas.
Posibilidades de restauración o
recuperación
En Corrientes, se encuentra el epicentro
de distribución de Butia paraguayensis,
endémica de Suramérica (Cabral y Castro
2007). Esta circunstancia sería suficiente
para sugerir su preservación, especialmente por encontrarse en ecosistemas
de borde, en toda la margen occidental y
norte del Sitio Ramsar Reserva del Iberá.
Es una planta socialmente emblemática
en el área cálida de Argentina, al punto
que fue declarada Monumento Natural
por ley, en la Provincia de Misiones, y que
tiene el máximo estatus de conservación
en el Parque Natural Sierras de Mbaracayú, en Paraguay.
Por ser el poñí una planta anfitolerante,
de nicho amplio, por haber evolucionado
en estos suelos arenosos durante miles de
años, en clima de condiciones semejantes
a las actuales, o más restrictivas aún y, por
su potencial biótico, se estima que la recuperación de los palmares de poñí en sitios
que han sido forestados, tiene alta probabilidad de éxito.
Los sitios hoy forestados con pinos, sobre
palmares de poñí, tienen un banco de
semillas que se conservan viables aún doce
años después de la plantación. Una vez
cosechados los árboles, cuando la radiación recupere los valores de cielo abierto
y luego de la estación lluviosa, se producirá la emergencia de las plantas de poñí a
partir del banco de semillas del suelo.
La existencia de un grueso manto de hojarasca, de más de 5 cm de espesor, formado
por acículas en los pinares más antiguos,
puede ser un impedimento para la emergencia de las plántulas. Sin embargo, esta
restricción puede ser fácilmente gestionada, con bajo costo mediante el rastrillado del suelo. A pesar de lo expresado,
queda la duda respecto al tiempo que
puede transcurrir hasta que el ecosistema
de poñí pierda su capacidad de recuperación. Dicho en otras palabras, cuántos
turnos de plantación toleraría el banco de
semillas del suelo en condiciones de viabilidad, lo que merece estudios futuros.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: NORDESTE ARGENTINO
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M. Moraes R.
15.
PALMARES ASOCIADOS A LOS LLANOS
INUNDADOS EN BOLIVIA: ECORREGIONES
DE HEATH, MOXOS, PANTANAL Y CHACO
Mónica Moraes R.
Resumen
TERCERA PARTE:
BOLIVIA
En las tierras bajas del este de Bolivia
hay cuatro ecorregiones con palmares
inundados: Pampas del Heath, Llanos
de Moxos, Pantanal (permanentemente
inundada) y Chaco. Se pretende ilustrar la
presencia de comunidades de especies de
palmeras en relación a estas ecorregiones
y las características edáficas, bajo regímenes de inundación estacional a permanente. Las formaciones mayormente
representadas son las de Copernicia alba
y Mauritia flexuosa en tres ecorregiones,
mientras que Trithrinax schizophylla en
dos. También se encuentran Mauritiella
armata y Bactris spp, entre las 17 especies
encontradas en diferentes formaciones
de vegetación de ecorregiones inundadas.
Ocupan un gradiente amplio de suelos
arcillosos y limos, pobres en minerales
con baja a mediana capacidad de intercambio catiónico, permeables a impermeables, drenados a mal drenados. La
relación de estos palmares inundados con
las dinámicas de la inundación y los tipos
de suelos establece características distintivas en una amplia superficie de paisajes
mayormente abiertos.
Palabras clave. Arecaceae. Copernicia
alba. Mauritia flexuosa. Paisajes inundados
bolivianos. Trithrinax schizophylla.
Introducción
En los extensos paisajes abiertos de
tierras bajas de Bolivia predomina la
vegetación de sabanas inundables que
intercala con islas de bosque, bosques
de galería y parches de bosque continuo,
con influencias fitogeográficas amazónicas, del Cerrado, andinas y chaqueñas
(Moraes 1999, 2007, Moraes et al. 2014).
En un análisis sobre la riqueza potencial
de palmeras nativas de Bolivia, se observó
que las sabanas inundables de los Llanos
de Moxos, coinciden con áreas donde la
concentración de especies es menor a siete
(Moraes et al. 2014) y que este número se
incrementa cuando se encuentra asociado
con suelos húmedos bien drenados, en
contraste a aquellos inundados a lo largo
del año (Moraes 2007).
En estos paisajes están presentes
cuatro ecorregiones –según la clasificación en Ibisch y Mérida (2003) a una
escala de 1:1.000.000–, con las cuales
se asocian palmares inundados: Pampas
333
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS BOLIVIA
F. Wittmann
del Heath, Llanos de Moxos, Pantanal y
Chaco (Figuras 1 y 2) en un área total de
37.419.600 ha, que presentan distintas
características hídricas (Tabla 1). Las
dos primeras forman parte de la cuenca
amazónica, mientras que las dos últimas
se encuentran en la cuenca Paraná-Paraguay; presentando relieves topográficos
bajos de 2-5 m, excepto en las del Heath
que según Hanagarth (1993) llegan a
10 m. Moxos corresponde únicamente
a Bolivia, Heath está compartido entre
Bolivia y Perú, el Pantanal es compartido con Brasil y Paraguay y el Chaco con
Argentina, Paraguay y Brasil. La influencia
biogeográfica deriva de cinco provincias
según el sistema de Navarro (2002): AcreMadre de Dios (amazónica suroccidental),
Beni (Llanos de Moxos y norte beniano),
Cerrado, Pantanal y Chaco Boreal (Beck y
Moraes 2004).
Las Pampas del Heath situadas en el NO
de Bolivia tienen una superficie aproximada de 88.100 ha y presentan sistemas
dendríticos de ríos, con cauces profundos
y poco amplios. Esas sabanas se inundan
estacionalmente en una extensión de
5-50%, siendo el anegamiento mayor
(17-50%) durante cinco meses en la época
lluviosa (noviembre a abril) (Hanagarth
1993). En el caso de los Llanos de Moxos
(21.356.000 ha), la inundación puede
alcanzar el 50% de su extensión durante la
época lluviosa y es un área influenciada por
ríos de las subcuencas del Beni y Mamoré
que forman parte de la cuenca amazónica.
En el relieve persisten los sistemas agrícolas de camellones de cultivo de culturas
prehispánicas, que construyeron montículos en las sabanas para asentamientos
humanos y manejo integral de recursos, y
la conformación de 375 lagunas cuadradas
(Erickson 2000), como el complejo
Rogagua-Rogaguado hacia el O-N de estos
334
Llanos. La extensa cantidad de lagunas
geométricas en Moxos son geoformas
únicas en la Amazonia y su persistencia
seguramente se debe las características
de sus suelos impermeables, compuestos
principalmente de arcillas y limos, muy
estables, con una capacidad de absorción
muy baja, lo que ha permitido su permanencia hasta el día de hoy (Saavedra 2009).
Se encuentran, en la región, dos áreas
protegidas del Sistema Nacional: Refugio
de Vida Silvestre Espíritu y la Estación
Biológica Beni – Reserva de la Biosfera.
El Pantanal pertenece a un paisaje permanentemente inundado a lo largo del año
y está representado en el este de Bolivia
mediante únicamente por parches fragmentados (Figura 1), con una superficie en
el lado boliviano de 3.200.000 ha. En las
comunidades naturales presenta mezcla
de elementos amazónicos y del Cerrado.
Actualmente cuenta con dos unidades
de conservación a nivel nacional: Área
Natural de Manejo Integrado San Matías
y Parque Nacional y Área Natural de
Manejo Integrado Otuquis. Finalmente,
la región del Chaco (con 12.775.500 ha en
Bolivia) presenta características climáticas extremas con una precipitación
promedio anual de 400–2.000 mm y 3-10
meses secos, por lo que las lluvias en una
corta estación húmeda, generan dinámicas ecológicas muy intensas. Predominan paisajes de vegetación xerofítica
con parches dispersos de áreas abiertas o
de matorrales. El Área Natural de Manejo
Integrado Kaa-Iya constituye la unidad
de conservación en estas formaciones del
Chaco.
En este trabajo se presenta una relación de las especies nativas de la familia
Arecaceae de Bolivia que están asociadas
a los llanos inundados (situados a menos
Figura 1. Ubicación de las sub-ecorregiones de Bolivia con palmares inundados en base a
Ibisch y Mérida (2003), desde el centro al este del país en la zona aluvial desde el subandino
hasta el Precámbrico y de norte a sur. Mapa elaborado por Noel Ortuño.
335
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS BOLIVIA
F. Wittmann
Tabla 1. Palmeras en ecorregiones inundadas de Bolivia, condiciones edáficas y de inundación. Especies de Arecaceae basado en Moraes (1999, 2007, 2015), condiciones edáficas y
condiciones de inundación (Hanagarth 1993).
Condiciones
edáficas
(Hanagarth 1993)
Suelos
Islas de bosque y bosque
predominantemente
de galería: Astrocaryum
arcillosos, pobres en
huaimi, bosque de galería:
Pampas del Heath Bactris glaucescens, B. riparia, sodio; pantanos con
mayor contenido
Desmoncus mitis, bosque
(ca. 88.100 ha)
inundado: Socratea exorrhiza; en cationes; baja
pantanos: Mauritia flexuosa, capacidad de
intercambio.
Mauritiella armata.
Pantanos: Mauritia flexuosa,
Suelos
Mauritiella armata, sabanas
inundadas estacionalmente; impermeables,
arcillas y limos; en el
Acrocomia totai, Copernicia
caso de los pantanos
alba, islas de bosque:
con Mauritia son
Attalea princeps, Desmoncus
Llanos de Moxos
pobres en minerales
polyacanthos, Syagrus
(21.356.000 ha)
y en proceso
sancona, bosque inundado:
de gleyización;
Astrocaryum gratum, Bactris
capacidad de
major, Euterpe precatoria,
intercambio
Socratea exorrhiza; bosque
mediana.
de galería: Bactris riparia, B.
glaucescens.
Pantanos: Mauritia
Suelos poco
flexuosa, pampas termitero:
permeables; arcillas
Pantanal
Mauritiella armata; bosques
y limos; poca
boliviano (ca.
inundados estacionalmente:
infiltración de agua
3.200.000 ha)
Attalea phalerata, Copernicia
superficial.
alba.
Ecorregión
Chaco boliviano
(12.775.500 ha)
37.419.600 ha
Vegetación y presencia de
palmeras
Acrocomia totai, Copernicia
alba, Trithrinax schizophylla.
Alta relación con
nivel freático y
suelos salinos.
Dinámica de la
inundación
Suelos saturados
durante varios
meses (estacional);
cerca de ríos o
en pequeñas
depresiones.
Estacionalmente
inundado a
permanentemente
inundado (pantanos
eutrofizados);
palmares de
Copernicia
inundados 3-5
meses con 30-80 cm
de profundidad.
Anegación
permanente
por año y en
menor extensión,
inundación
estacional.
Inundación corta,
pero se mantienen
húmedos todo el
año.
de 400 m de altitud), en base a datos
sobre las formaciones de vegetación y las
ecorregiones que ocupan, así como a información resumida sobre las condiciones
edáficas y niveles de la inundación de los
paisajes en que se encuentran representadas. También se incluye un resumen de
los tres tipos de palmares característicos
de las tierras aluviales del país.
Palmares asociados a los llanos
inundados
En las cuatro ecorregiones que presentan
palmares inundados en Bolivia (Tabla
1), algunas especies se repiten, tanto en
formaciones de vegetación como ecorregiones y se distinguen por los regímenes
e intensidad de la inundación (Tabla 2).
En las Pampas del Heath – con menor
a
b
c
d
e
f
Figura 2. Vistas panorámicas de ecorregiones inundadas de Bolivia. a) Pampas del Heath.
b) Lagunas rectangulares en Llanos de Moxos. c) Pantanos. d) Islas de bosque. e) Bosques
inundados y f) Palmares de Copernicia alba. Fotos: M. Moraes R.
336
337
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS BOLIVIA
F. Wittmann
nivel de inundación que en los Llanos de
Moxos – son representativas las comunidades de Mauritiella armata (Figura
3a) y de Mauritia flexuosa (palma real) en
ambientes pantanosos de las sabanas, sin
embargo, existen formaciones de relieve
más elevado, colonizadas por especies de
Bactris, entre otras. Como el relieve es más
pronunciado, generalmente los palmares
inundados se relacionan con depresiones
arcillosas.
En el caso de los Llanos de Moxos hay mayor
diversidad de formaciones de vegetación
(pantanos y varios tipos de bosques) con
un gradiente de inundación, así como la
presencia de diferentes grupos de especies
de palmeras. Sin embargo, se destacan por
su extensión las sabanas estacionalmente
inundadas en suelos impermeables con
intercambio catiónico mediano y la napa
freática al sur es más alta (2-3,5 m) que al
sur (Hanagarth 1993). Los palmares en las
semialturas de estos Llanos predominan
en un 75% en una cobertura aproximada
de 7.000 km2 (Larrea et al. 2010). Estas
pampas están predominantemente colonizadas por palmares de Copernicia alba; que
Tabla 2. Palmeras según formación de vegetación, ecorregión y niveles de inundación.
Ecorregión = PH: Pampas del Heath; LM: Llanos de Moxos; P: Pantanal; Ch: Chaco. Inundación = P: permanente (a lo largo del año); E: estacional (época lluviosa); Intensidad = B: baja
(menor a 10 cm); M: mediana (20-100 cm); A: alta (más de 100 cm).
Especie
338
Formación de vegetación
Ecorregión
LM, P, Ch
En el paisaje del Pantanal se reduce
sustancialmente la variedad de formaciones mayores de vegetación, y depende
de los desbordes del río Paraguay a lo largo
del año. Los suelos son variables: planosoles estágnicos, mal drenados y poco
permeables, arcillosos alcalinos, calcimagnésicos, arcillosos húmicos no alcalinos y ricos en potasio (Navarro 2011). En
cuanto a especies de palmeras, está claramente representado por parches pantanosos de Mauritia flexuosa con distribución
azonal (Figura 4). Normalmente Attalea
phalerata coloniza sitios de terrazas altas
y únicamente en la época lluviosa es que
se encuentra en bosques inundados. En
cambio predominan en casi toda la extensión del Pantanal los palmares inundados de Copernicia alba (palma blanca,
caranday) a lo largo del año (Figura 5).
Inundación/
intensidad
E/B
Acrocomia totai
Sabanas, matorrales abiertos
Astrocaryum gratum
Islas de bosque, bosque inundado LM
P-E/B-M
Astrocaryum huaimi
Islas de bosque, bosque de galería PH
E/B
Attalea phalerata
Islas de bosque
P/A
Attalea princeps
Islas de bosque, bosque de galería LM, P
E/B
Bactris glaucescens
Bosque de galería
PH, LM
P/M
Bactris major
Bosque de galería
PH, LM
E/B
P
en áreas de bosques abiertos se mezclan
con Acrocomia totai (antes conocida como
A. aculeata pero ésta se restringe solo al
norte de Suramérica, Moraes 2015). En
bosques inundados se encuentran comunidades de Astrocaryum gratum (chonta),
Euterpe precatoria (asaí), Socratea exorrhiza (pachiuba) y Bactris major (marayaú),
mientras que en bosques de galería se
encuentran colonias densas de las chontillas: Bactris riparia (Figura 3b) y B. glaucescens. En islas de bosque con un nivel
reducido de inundación a nivel estacional,
se encuentra Attalea princeps (motacú),
Desmoncus polyacanthos y Syagrus sancona
(sumuqué). Finalmente, en zonas pantanosas se desarrollan palmares densos de
Mauritia flexuosa, mientras que en el norte
de los Llanos de Moxos se encuentran
palmares abiertos de Mauritiella armata.
Bactris riparia
Bosque de galería
PH, LM
P/M
Copernicia alba
Sabanas
LM, P, Ch
E/B-M
Desmoncus mitis
Islas de bosque, bosque de galería PH
E/B
Desmoncus polyacanthos Islas de bosque, bosque de galería LM
E/B
Euterpe precatoria
Bosque inundado
LM
E/B-M
Mauritia flexuosa
Pantano
PH, LM, P
P/A
Mauritiella armata
Pantano
PH, LM
P/M
Socratea exorrhiza
Bosque inundado
PH, LM
E/B-M
Syagrus sancona
Isla de bosque
LM
E/B
Trithrinax schizophylla
Sabanas, matorrales xéricos
Ch
E/B
a
b
Figura 3. a) Formación de Mauritiella armata en las pampas del Heath. b) Colonias de
Bactris riparia en bosques de galería de los Llanos de Moxos. Fotos: M. Moraes R.
339
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS BOLIVIA
F. Wittmann
Figura 4. La palma real (Mauritia flexuosa) en pantanos azonales. Foto: M. Moraes R.
Figura 5. Copernicia alba en sitios inundados de Otuquis, Pantanal (Santa Cruz, Bolivia)
con Thalia geniculata. Foto: D. Villarroel.
340
Figura 6. Palmares de Trithrinax schizophylla – en matorrales xéricos estacionalmente
inundados – en el Pauro (Santa Cruz, Bolivia). Foto: M. Moraes R.
Los bosques del Chaco boliviano muestran
un patrón discontinuo de formaciones
ampliamente sometidas a condiciones
xéricas y de amplitud térmica diaria,
especialmente hacia el sur de Bolivia. En
suelos con napa freática casi superficial
y suelos salinos, se desarrollan comunidades de Trithrinax schizophylla (palma de
saó) (Figura 6) que soportan breves inundaciones estacionales durante la época
lluviosa. Eventualmente estas formaciones se intercalan con palmares de
Copernicia alba e individuos dispersos de
Acrocomia totai (totaí). En el Chaco, tanto
en las zonas de llanura como en el Chaco
montano, la presencia de Copernicia alba
está asociada a zonas con una napa freática
alta que permanecen inundadas la mayor
parte del año, mucho más que Trithrinax
schizophylla; algo parecido se puede ver
en el Chaco argentino y paraguayo. En el
camino entre Villamontes y Yacuiba, hay
palmares de Copernicia, que se encuentran
en zonas de inundación permanente (J.
Sarmiento, obs. pers. 2016).
En síntesis, en estos paisajes de tierras
bajas menores a 400 m de altitud, se
encuentran tres formaciones mayores de
palmares inundados, que se describen a
continuación.
Palmares de Mauritia flexuosa
(Palma real)
Se los reconoce porque están permanentemente inundados y se relacionan
con histosoles y gleysoles; las aguas son
negras o claras, ácidas y poco mineralizadas (Navarro 2011). Son formaciones
pantanosas con un patrón denso de la
341
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS BOLIVIA
F. Wittmann
palmera dioica Mauritia flexuosa. Estos
palmares se desarrollan en depresiones
del mesorelieve o en meandros abandonados de ríos que se rellenan con aguas
estancadas oligotrófico-distróficas que no
transportan sedimentos en suspensión.
Se alimentan del desborde de ríos (aguas
claras y negras) de la cuenca amazónica o
por aguas de lluvias en la época húmeda
(Navarro op. cit.).
Estos palmares tienden a ser monotípicos y eventualmente se asocian con
otras especies de plantas indicadoras,
como Lueheopsis hoehnei y Thalia geniculata (Navarro op. cit.) en las Pampas del
Heath, los Llanos de Moxos (como los
sistemas lacustres Rogagua-Rogaguado)
y el Pantanal, aunque su distribución
es azonal y estrictamente relacionada a
aguas eutrofizadas, pantanosas. En total
cubre unos 30 km2 de extensión (Moraes
2009).
Palmares de Copernicia alba (palma
blanca o negra, caranday)
Estos palmares se desarrollan en suelos
mesotróficos, ácidos hasta alcalinos con
concentraciones medianas o elevadas
en sodio y calcio (Navarro 2011). Siendo
un elemento del Chaco, Copernicia alba
presenta individuos solitarios agregados
en diferente estado de desarrollo y en
formaciones densas. Es característico de
las sabanas estacionalmente inundadas
de los Llanos de Moxos, Pantanal (Moraes
1999, 2007) y del Chaco. En Bolivia está
relacionada con áreas abiertas estacionalmente inundadas durante la época
lluviosa (Moraes 1991) – que luego se
extiende al sur hacia Argentina y Paraguay - y presenta una amplia extensión en
parches y fajas de hasta 50 km2 (Moraes
2009). En los Llanos de Moxos soportan
342
inundaciones de 40-80 cm de profundidad
durante las lluvias (Hanagarth 1993).
Matorrales xéricos con Trithrinax
schizopylla (saó)
La palma de saó (Trithrinax schizophylla)
se encuentra en sitios estacionalmente
inundados y bajo condiciones extremas de
sequía, dependiendo de la estacionalidad.
Generalmente se adapta a áreas de matorrales xéricos del Chaco con una inundación leve durante menos de dos meses de
duración y a una altitud menor a los 400
m, aunque también se encuentran poblaciones muy dispersas en el subandino
hasta 1.500 de altitud. Soporta variaciones
térmicas estacionales amplias en un día: la
temperatura a medio día llega hasta 45°C
y puede bajar en invierno a -10°C. También
se mezcla con individuos de Copernicia
alba en bosques estacionales semideciduos
(Moraes 1999), así como con Acrocomia
totai. Estos palmares se establecen en dos
tipos de suelos: vertisoles y estagnosoles,
bien drenados (franco arenosos) y salinos,
o en suelos mal drenados, arcillosos o
arcillo limosos (Navarro 2011).
en los bosques de galería de la sabana
y son dispersadas por peces (ver capítulo en este libro sobre “Vertebrados de
Espíritu, Bolivia”). Bactris glaucescens
también se establece en sabanas inundables, mediante dos tipos de colonias en
diferente estado de desarrollo en sitios
cercanos a los bosques de galería, estanques estacionales y en antiguos meandros;
están adaptadas a inundaciones medianas
o extremas (Moraes y Sarmiento 1992).
Acrocomia totai (totai), (Figura 7) soporta
inundaciones estacionales y es típica en
paisajes de bosques húmedos, especialmente en bordes de bosque y bosques
secundarios. Pese a que generalmente
no conforma palmares continuos, se
encuentra mezclada ocasionalmente con
Trithrinax schizophylla y Copernicia alba.
Es una especie característica de bosques
abiertos heliófilos o que queda como remanente a determinación de los dueños de
tierras para habilitar sombra y alimento
para el ganado, después de la quema del
bosque para habilitar campos ganaderos.
Soporta inundaciones bajas con intensidad menor a 10 cm de profundidad.
Conclusiones
En Bolivia, cuatro ecorregiones relacionadas con la presencia de palmares
inundados
muestran
características
fisionómicas, de inundación, edáficas y
patrones florísticos particulares. Se distinguen formaciones pantanosas, permanentemente anegadas a lo largo del año, así
como otras con inundación leve durante la
época de lluvias. Mauritia flexuosa y Mauritiella armata colonizan áreas pantanosas
Otros palmares
Mauritiella armata se encuentra en las
Pampas del Heath y al norte de los Llanos
de Moxos, y sus formaciones son menos
densas y extensas que las de Mauritia
flexuosa. Ocasionalmente se asocia con
Mauritia flexuosa y Astrocaryum huaimi
(Haase 1990). Astrocaryum huaimi y
Desmoncus mitis se encuentran en bordes
de bosque y sabana afectados por la inundación estacional (Couvreur 2011).
Dos especies forman colonias a lo largo de
bosques riparios en los Llanos de Moxos:
Bactris riparia (chontilla) y B. glaucescens
(Moraes 2007). Ambas se distribuyen
Figura 7. Palmar de totaí (Acrocomia totai) en Santa Cruz. Foto: M. Moraes R.
343
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS BOLIVIA
de distribución azonal en tres de las cuatro
ecorregiones. Se destaca a Copernicia alba
como la especie mayormente representada
en tres ecorregiones con suelos impermeables: Llanos de Moxos, Pantanal y Chaco.
Trithrinax schizophylla se adapta especialmente a inundaciones estacionales,
dependiendo de condiciones edáficas en
suelos salinos drenados o mal drenados.
La relación de estos palmares inundados
con las dinámicas de la inundación y los
tipos de suelos establece características
distintivas en una amplia superficie de
paisajes mayormente abiertos.
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Morichal en la Amazonia boliviana. Foto: M. Moraes R.
M. Moraes R.
16.
VERTEBRADOS DE ESPÍRITU, LLANOS DE
MOXOS: UN PALMAR ESTACIONALMENTE
INUNDABLE DE BOLIVIA
Jaime Sarmiento, Mónica Moraes R., Luis F. Aguirre y Rudolf Specht
Resumen
Las sabanas estacionalmente inundables
de Moxos, ocupan una superficie importante del norte de Bolivia que representa
cerca del 25% del país. Se caracterizan por
una rica biodiversidad asociada a pulsos
estacionales de inundación, que influyen
a nivel regional. En el presente trabajo, se
realizó un análisis preliminar de la composición y observaciones preliminares de la
dinámica de vertebrados en los palmares
inundables. La información proviene de
estudios realizados en la localidad de
Espíritu (Depto. Beni, Prov. Ballivián),
localizada en la porción sudoeste de los
Llanos de Moxos en las tierras bajas de la
Amazonia boliviana, donde se encuentran
paisajes de palmares inundados de Copernicia alba y de Bactris spp. Se reportan 53
especies de peces, 63 especies de aves y
cerca de una veintena de mamíferos, principalmente murciélagos, asociados a estos
palmares estacionalmente inundados.
Observaciones preliminares de la dinámica de los vertebrados muestran una
importante influencia de los procesos estacionales de inundación que determinan la
presencia de variaciones marcadas en el
uso del espacio y composición de las comunidades animales.
Palma real, Amazonia boliviana. Foto: M. Moraes R.
Palabras clave. Aves. Bactris spp.
Copernicia alba. Peces. Mamíferos.
Introducción
Las sabanas inundables amazónicas de
Bolivia ocupan llanuras extensas de la
cuenca amazónica, tienen una distribución discontinua y presentan influencia
predominante de la biota amazónica.
Están representadas en los departamentos
de Beni, Cochabamba, La Paz y oeste de
Santa Cruz y corresponden a los Llanos de
Moxos, que representan uno de los humedales más importantes de Bolivia (Beck y
Moraes 1997, Moraes 2016). Pertenecen
asimismo a la cuenca del río Mamoré, uno
de los principales afluentes de la cuenca
alta del río Madeira en Bolivia (Hanagarth
y Sarmiento 1990). En el área de influencia
de esta zona se estableció Espíritu, una
estancia ganadera privada (Hnos. Elsner)
con 70.000 ha de extensión, ubicada a
orillas del río Yacuma y donde se realizaron varias investigaciones biológicas
desde los 80’s.
En base a investigaciones realizadas
en este sitio, el objetivo de este trabajo
es resumir la presencia de vertebrados
347
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
(peces, aves y mamíferos) y documentar
las dinámicas poblacionales en palmares
inundados de régimen estacional de la
Reserva Privada de Vida Silvestre Espíritu
(Depto. Beni, Bolivia).
Espíritu y sus palmares
Espíritu se encuentra en el centro-oeste
del departamento del Beni (14°08’S,
66°24’O, 170 m s.n.m.) (Figura 1).
Geomorfológicamente corresponde a una
continuación del subandino geológico
por debajo de sedimentos cuaternarios
(Navarro 2002), que se extiende entre
las sabanas o pampas del sur beniano,
al sur de la línea “Bala – Rogagua”, que
constituye la división geotectónica entre
el norte y sur del Beni (Hanagarth 1993).
Hidrográficamente está influenciado por
el río Yacuma, afluente del río Mamoré,
que presenta un cauce que supera los 8
m de profundidad y un ancho mayor a
40 m durante la época de inundaciones,
con profundidad de 1 m o menos durante
la época seca (Hanagarth y Sarmiento
1990). Presenta un clima estacional con
una precipitación promedio anual de
1.866 mm y temperatura promedio anual
de 24-28°C; la época lluviosa ocurre de
noviembre a mayo (máximos en enero
a febrero). La estación seca de junio a
Figura 1. Mapa de ubicación del Refugio de Vida Silvestre Estancias Espíritu. Mapa elaborado por Noel Ortuño.
348
octubre (con la influencia de vientos
del sur o surazos secos o lluviosos) con
100-200 mm de lluvia (Hanagarth y
Sarmiento 1990, Moraes 1991). Inundaciones extensas se presentan entre enero
a mayo. En el caso de las semialturas
(terrenos más elevados), los palmares de
Copernicia alba están sometidos a 1-3 (-4)
meses de inundación con 40-80 cm de
profundidad, mientras que en las islas de
bosque - que representan la mayor altitud
en este relieve – la inundación dura hasta
un mes (0-10 cm) (Hanagarth y Sarmiento
1990, Moraes 2016).
a
b
c
d
e
f
Figura 2. Paisajes de vegetación de Espíritu. a) Copernicia alba. b) Bactris glaucescens. c)
Pantanos permanentes (yomomos o curiches). d) Pastizales inundados estacionalmente.
e) Pastizales durante la época seca. f) Vista aérea con presencia de los distintos tipos de
vegetación. Fotos: M. Moraes R. (a-e), L. Aguirre (f).
349
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
En Espíritu predominan paisajes de humedales y pastizales, alternados con semialturas, donde se desarrollan matorrales,
humedales, bosques e islas de bosque,
bajo una zonación desde las semialturas,
pampa-bajío hasta los bosques de galería
(Beck 1984, Hanagarth 1993) (Figura
2 y Tabla 1). Beck (1984) evaluó fitosociológicamente más de 30 comunidades
vegetales. Las formaciones de vegetación
donde se desarrollan palmares inundados
corresponden a diferentes relieves en la
sabana: las semialturas en transición a las
pampas-bajío – con palmares de la palma
blanca (Copernicia alba) - y en los bosques
de galería con colonias monotípicas de
individuos cespitosos de Bactris glaucescens y B. riparia (chontilla). Finalmente en
diferentes islas de bosque de la semialtura
se encuentran también dos especies de
palmeras pero menos influenciadas por
la inundación: motacú (Attalea princeps) y
sumuqué (Syagrus sancona).
La palma blanca (o carandaí) (Copernicia
alba) se presenta como parte de la vegetación en tusecales (matorrales espinosos
de Machaerium isadelphum) y tajibales
(bosques abiertos de Tabebuia heptaphylla)
y forma extensos palmares en el borde de
las semialturas o en elevaciones de bajíos,
que permanecen inundados durante 3-4
Tabla 1. Características, especies indicadoras y formaciones de palmeras de Espíritu (Beck
1984, Hanagarth y Sarmiento 1990, Moraes 1991, Moraes y Sarmiento 1992).
Mesorelieves
(cobertura)
Humedales
(30%)
Semialtura
(20%)
Características de
anegación
Permanentemente
anegados, forman
pantanos (curiches,
yomomos).
Inundación leve, corta
(0-5 meses); suelos
sódicos; pastizales,
matorrales e islas de
bosque.
Especies indicadoras
Formaciones
de palmeras
Thalia geniculata, Eleocharis
interstincta, Eichhornia azurea,
Cyperus giganteus, Pontederia
subovata; Victoria amazonica.
Eleusine tristachya, Sida ciliaris,
Bromelia serra, Machaerium
isadelphum, Tabebuia heptaphylla,
Curatella americana.
meses (20-80 cm de profundidad) (Hanagarth 1993). No solo representa a la vegetación de los Llanos de Moxos, sino al
Pantanal boliviano (Moraes 2016).
La ictiofauna
Se conocen pocos trabajos sobre los peces
de las sabanas de Moxos en el departamento del Beni. Recientemente, un reconocimiento preliminar realizado por
Hablützel (2012), reportó 101 especies,
y anteriormente colecciones ocasionales
por R. Geisler en 1971, incluyeron una
treintena de especies de Characiformes.
Estudios más completos se conocen en la
Estación Biológica del Beni (EBB), situada
hacia el sur de Espíritu, donde se registraron 211 especies (Sarmiento 2000).
Producto de estos inventarios, aproximadamente 155 especies de peces, incluidas
en diez órdenes y 37 familias, fueron registradas en las sabanas de Espíritu (Figura
3). Como ocurre en el Neotrópico, la ictiofauna se caracteriza por el predominio,
mayor al 79%, de Characiformes y Siluriformes; otros grupos (6%) pertenecen a
seis familias en seis órdenes diferentes,
incluyendo especies como la raya (Potamotrygon motoro –Potamotrygonidae) y el pez
pulmonado, Lepidosiren paradoxa (Dipnoi:
Lepidosirenidae).
Distribución y uso de macrohábitats
La diversidad de sistemas acuáticos de
Espíritu favorece la presencia de comunidades diversas de peces asociadas a
sistemas fluviales, lagos y pantanos. Según
observaciones preliminares, la mayor
riqueza de especies se encuentra en lagos,
incluyendo una comunidad diversa que
ocupa toda la columna de agua. Pequeños
Characiformes, como Carnegiella myersi,
Thoracocharax stellatus y Gasteropelecus
sternicla (Gasteropelecidae), están en la
parte superior de la columna, asociados
a dieta de material alóctono (insectos
provenientes de los bosques adyacentes).
Asimismo las bogas (Leporinus spp o
Schizodon fasciatus), palometas o pirañas
(Serrasalmus spilopleura, Pygocentrus nattereri), se encuentran a media altura de la
columna de agua, y varios bagres (Pimelodidae, Loricariidae) en el fondo.
Copernicia alba
(sabana), Attalea
princeps, Syagrus
sancona (islas de
bosque).
Paspalum spp, Eleocharis spp,
Panicum tricholaenoides, Luziola
Pampa-bajío
peruviana, Paratheria prostrata,
(40%)
Utricularia spp, Hymenachne
amplexicaulis.
Licania parvifolia, Eschweilera
ovalifolia, Pithecellobium acutiflorum,
Bactris
Ruprechtia brachysepala, Trichilia
Bosque de
Inundación estacional
glaucescens, B.
appendiculata, Cecropia spp, Ficus
galería (10%) en terrazas aluviales.
spp, Xylopia ligustrifolia, Combretum riparia.
lanceolatum, Mouriri guianensis,
Cupania castanaefolia.
Inundación intensa,
periódica y de hasta
cuatro meses.
350
Figura 3. Distribución de especies según órdenes de la ictiofauna representada en Espíritu.
351
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
Igualmente, se registraron 53 especies
asociadas a sistemas palustres permanentes y estacionales (Anexo 1), incluyendo a los Beloniformes Potamorrhaphis
eigenmanni y Pseudotylosurus angusticeps,
y varias especies de Perciformes, principalmente Apistogramma spp, Laetacara
dorsigera o Cichlasoma boliviense. Muchas
veces asociados a sistemas estacionales
con condiciones anóxicas, se encuentran especies como los simbaos (Callichthys, Hoplosternum, Lepthoplosternum
o Megalechis) o especies de Erythrinidae,
como el bentón (Hoplias malabaricus) o
el yeyú (Hoplerythrinus unitaeniatus).
Otras especies pequeñas son frecuentes
y abundantes en estos hábitats: Odontostilbe dierythrura, Serrapinnus micropterus,
Hyphessobrycon megalopterus, Aphyocharax
nattereri, Corydoras hastatus, entre otras.
Al menos tres especies de Cyprinodontiformes de la familia Rivulidae, conocidas
por una historia de vida estacional, en
estos sistemas palustres, se caracterizan
por un crecimiento y maduración sexual
rápidos. Desovan al final de la época de
lluvias y sus huevos permanecen enterrados en el sustrato hasta que ocurren
nuevamente condiciones favorables,
usualmente en la próxima estación de
lluvias. Son las especies más abundantes
en “pozas” que permanecen secas durante
el período de sequía.
Peces asociados a palmares
inundados
Cincuenta y tres especies de peces se registraron en estos hábitats, la gran mayoría
pertenece al orden Characiformes (49%)
y a la familia Characidae (32%) (Anexo
1). En menor proporción se encuentran
Siluriformes que representan sólo el 15%
352
de las especies, y Gymnotiformes y Perciformes, con cerca del 11% de las especies
cada uno.
El período de inundación permite el
desarrollo estacional de comunidades de
plantas flotantes que, junto a las palmeras,
configuran un escenario favorable para la
presencia estacional de varias especies de
Characidae como Moenkhausia sanctaefilomenae, Markiana nigripinnis, Hemigrammus
lunatus y Rivulidae, como Anablepsoides
beniensis (Figura 4a) que ocupan la parte
superior de la columna de agua. Refugios
formados por las hojas caídas de Copernicia y vegetación flotante y enraizada
son utilizados por de predadores, como el
bentón (Hoplias malabaricus) para acechar
a sus presas. Estos microhábitats son utilizados también por especies territoriales
como los Cichlidae: Laetacara dorsigera,
Apistogramma spp, Cichlasoma boliviense y
Mesonauta festivus, para áreas de alimentación y protección de los juveniles. La
vegetación sumergida y restos vegetales
proporcionan refugio a especies, como
Eigenmannia virescens, Brachyhypopomus
brevirostris, Trachelyopterus galeatus, Callichthys callichtys, Synbranchus marmoratus
y Corydoras hastatus; una especie anual de
Rivulideae (Trigonectes rogoaguae, Figura
4b), fue frecuentemente registrada en este
tipo de hábitats.
Entre los palmares, se encuentran pozos
excavados para abrevaderos o para extracción de tierra que se usa en la elevación
de plataformas de caminos. La presencia
de estas estructuras, que usualmente no
superan los 50 m2 de superficie y tienen
profundidades menores a 1 m, favorecen
la presencia de una importante comunidad permanente de especies de peces
incluyendo E. virescens, H. malabaricus,
A. beniensis, C. boliviense, Hoplosternum
littorale, Lepthoplosternum beni, Serrapinnus micropterus o Pyrrhulina australis.
Por otro lado, especies de palmeras
como Bactris glaucescens se encuentran
formando rodales de superficies reducidas, asociadas a áreas de inundación
en bosques de galería de ríos y arroyos.
Durante el pico de las inundaciones (fines
de febrero a abril), la población de B. glaucescens está sometida a condiciones de
anegación permanente que coincide con la
finalización de su ciclo reproductor y con la
fase de fructificación (Moraes y Sarmiento
a
b
c
d
e
f
Figura 4. Especies de peces registradas en palmares inundables de Espíritu. a) Anablepsoides beniensis, macho, que no presenta estrategia de historia de vida anual, abundante en
estanques artificiales asociados a palmares de Copernicia. b) Trigonectes rogoaguae, macho,
especie de pez anual que se encuentra en áreas de inundación estacional.c) Hoplosternum
littorale, especie adaptada a condiciones hipóxicas, capaz de desplazarse por tierra buscando
condiciones apropiadas. d) Eigenmannia virescens, especie que es capaz de emitir descargas
eléctricas para orientación y captura de presas. e) individuo juvenil de Potamotrygon motoro,
capturado en llanuras de inundación estacional. f) Pygocentrus nattereri, uno de los depredadores más importantes de los sistemas acuáticos de la zona. Fotos: P. Hablützel (a y b),
M. Jégu (c y f), S. Barrera (d y e).
353
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
1992). Los frutos que caen al agua son un
alimento de gran importancia para especies como el pacú (Colossoma macropomum)
y tambaquí (Piaractus brachypomus),
que penetran en los arroyos y sistemas
fluviales menores durante la inundación,
y se alimentan preferentemente de frutos
de B. glaucescens, dispersando las semillas.
Estas especies tienen las características
anatómicas (longitud del tubo digestivo)
y de comportamiento, relacionados a la
frugivoría e ictiocoria (Correa et al. 2007).
Registros de semillas intactas de palmeras
en el tubo digestivo de grandes Serrasalmidae, implican la posibilidad de su acción
como dispersores, en algunos casos por
distancias considerables (Galetti et al.
2008, Sório et al. 2015).
Aves de Espíritu
Se registraron 282 especies de aves en
Espíritu: 148 son no-Paseriformes y
134 Paseriformes (Hanagarth y Specht
2000). Siguiendo tendencias tropicales,
el mayor número de especies corresponde
a las familias Tyrannidae (43 especies),
Emberizinae (15) e Icteridae (13). Entre
los no-Paseriformes, las familias con
más especies son Accipitridae (águilas)
y Ardeidae (garzas), ambas con 11. Las
aves acuáticas (incluyendo las especies de
martines pescadores, familia Alcedinidae)
incluyen 56 especies (38%). Treinta y seis
especies se consideran migratorias (Hanagarth y Specht 2000): catorce migran del
norte y se las observa en Espíritu entre
septiembre y abril; la mayoría pertenece a
la familia Scoloplacidae e incluye al menos
dos golondrinas (Hirundo rustica y Riparia
riparia). Hay 22 especies que proceden del
sur: nueve son Tyrannidae y cinco especies, como la tijereta sabanera (Tyrannus
savana), se presentan solo durante la
estación húmeda; finalmente el hijo del
sol (Pyrocephalus rubinus) o el chalchalero
354
(Turdus amaurochalinus), se observan en
los períodos secos (entre abril-mayo y
octubre-noviembre).
Aves y palmares inundados
Existe muy poca información sobre la
ecología de las aves de Espíritu, particularmente de las especies asociadas a macrohábitats de pastizales con palmares. Los
trabajos más importantes, que incluyen
parcialmente algunas especies registradas
en pastizales con Copernicia alba, fueron
realizados por Ribera (1987) sobre la
ecología de algunos Tyrannidae, y Urioste
(1994) sobre los Caprimulgidae. Sesenta y
tres especies, pertenecientes a 13 órdenes
y 26 familias fueron registradas, aunque
no exclusivamente, en pastizales con la
palma blanca (Copernicia alba) (Anexo 2)
(Hanagarth y Specht 2000), de estas 38
son no-Paseriformes y 25 Paseriformes.
Los órdenes con mayor número de especies son (Figura 5): Passeriformes (25
en nueve familias), Pelecaniformes (7,
que incluyen garzas e íbices) y Charadriiformes (7, incluye especies migratorias de
playeros).
Figura 5. Distribución de especies de aves según órdenes en Espíritu (Hanagarth y Specht
2000).
saltando a las infrutescencias colgantes
de la palma blanca (Copernicia alba) para
extraer frutos maduros (Moraes 1991)
e incluir en su dieta a las semillas, que
componen entre el 70-80% en las heces
(Hanagarth y Weick 1988). Las semillas
son excretadas casi sin daño por lo que el
piyo, podría considerarse dispersor legítimo para esta palma. Además, entre otras
especies que se alimentan de los frutos de
Copernicia alba y que podrían considerarse
dispersores potenciales, se encuentra la
La familia con mayor número de especies
es Hirundinidae (7) que incluye algunas
golondrinas migratorias del norte. Tres
familias: Ardeidae, Anatidae y Scolopacidae, incluyen cinco especies cada una.
Catorce familias están representadas
por una sola especie, entre las que se
encuentran el ñandú o piyo (Rhea americana, Rheidae), el chajá (Chauna torquata,
Anhimidae), un halcón (Caracara plancus,
Falconidae) y el pájaro carpintero (Colaptes
campestris, Picidae) (Anexo 2).
Aunque no existen trabajos específicos
sobre la ecología alimenticia del piyo (Rhea
americana, Figura 6), se ha observado
a individuos de esta especie omnívora
Figura 6. El piyo (Rhea americana) en la sabana inundable de palmares de Copernicia alba.
Foto: R. Specht.
355
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
paloma Zenaida auriculata, que es migratoria y ocasionalmente puede presentar
alta densidad (Puechagut et al. 2012).
Varias especies de aves forrajean en el
follaje de Copernicia alba, particularmente el benteveo (Pitangus sulphuratus),
pero también para buscar insectos en
las inflorescencias. Según Aguirre et al.
(2003a), algunas especies de murciélagos
Molossidae y Noctilio albiventris utilizan el
follaje de las palmeras de Copernicia como
sitios de percheo. En una ocasión, cerca
del mediodía y con altas temperaturas,
se observaron ataques de Pitangus sobre
murciélagos refugiados entre las hojas
de Copernicia; 1-2 murciélagos fueron
tomados con el grueso pico y triturados
contra ramas de árboles circundantes,
para después engullirlos (M. Moraes, obs.
pers.).
Otras aves fueron observadas frecuentemente percheando en individuos de
Copernicia, como el pájaro carpintero
(Colaptes campestris) o halcones como el
carancho (Caracara plancus). El carpintero
(C. campestris) es esencialmente terrestre,
sin embargo, utiliza individuos de la
palma blanca para percheo, formando a
veces grupos numerosos; ocasionalmente
se han observado individuos en cavidades
anidando o refugiados en cavidades excavadas en los troncos.
Finalmente se registraron grupos numerosos del pirincho (Guira guira, Cuculidae) en las colonias cespitosas de Bactris
glaucescens, entre la pampa y los bosques
ribereños (M. Moraes, obs. pers.). Pero
su presencia solo debió ser temporal y
oportunística por sombra y/o forrajeo de
insectos, porque la dieta es totalmente
basada en presas animales. Mientras que
los grupos del garrapatero (Crotophaga ani,
356
Cuculidae), con dieta que incluye no solo
insectos sino también semillas, podrían
cosechar los frutos de esta palma espinosa
(M. Moraes, obs. pers.).
En las islas de bosque de la semialtura
con palmas motacú (Attalea princeps) y
sumuqué (Syagrus sancona) – donde no
exceden los 10 cm de inundación durante
un mes - hay pocas especies de aves de
bosque (Campylorhynchus turdinus, Cacicus
solitarius e Icterus icterus) que forrajean en
el follaje de las palmeras (Specht 1994).
Sólo C. turdinus utiliza las hojas hasta
el ápice debido a su gran agilidad para
colgarse; Pseudoseisura cristata a veces
forrajea en hojas secas de palmeras ya que
son más estables que las vivas, mientras
que Xiphorhynchus picus y Campylorhamphus trochilirostris forrajean en las bases
foliares remanentes en el tronco. Taraba
major forrajea artrópodos en el suelo entre
hojas secas de palmera.
de mamíferos (74%) se encuentra en
ambientes boscosos, que incluyen islas de
bosque (de diversos tamaños y complejidad), bosques de galería, tajibales y tusecales. Las islas de bosque albergan a 50
especies (62,5%) de los mamíferos registrados, seguidas por 40 especies (49,4%)
que explotan de los bosques de galería.
En los palmares de Copernicia alba se
registraron nueve especies de mamíferos
(11,1%). Los hábitats con menos especies
son arroyos y ríos, que albergan al bufeo o
delfín de río, Inia boliviensis.
El orden con mayor número de especies corresponde a los murciélagos (51
especies), que presenta cinco de las nueve
familias reconocidas para Bolivia por
Aguirre et al. (2010). Aunque es posible
que en la EBB, se encuentre al menos
una familia más (Thyropteridae), registrada en ambientes boscosos de sabana
(Wilson y Salazar 1989). La familia con
mayor cantidad de especies es Phyllostomidae (24), que incluye una diversidad
muy amplia de estrategias de vida, hábitos
alimenticios y uso de hábitat (Aguirre et
al. 2002). Comprende carnívoros como
Vampyrum spectrum, considerada Vulnerable para Bolivia (Tarifa y Aguirre 2009),
carnívoras especializadas como Trachops
cirrhosus, o generalistas como Chrotopterus
El número de especies registradas en los
palmares de Copernicia alba de las sabanas
de Espíritu (63) es notablemente inferior respecto a la riqueza registrada en
palmares de Mauritia flexuosa (morichales)
de Venezuela (245) (Malavé-Moreno et al.
2016). Esta diferencia probablemente está
relacionada con una mayor estructuración de la vegetación, la presencia de una
mayor oferta de recursos, y la presencia
permanente de agua en los morichales.
Mamíferos de la sabana de Espíritu
La fauna de mamíferos de la sabana de
Espíritu ha sido estudiada principalmente
por Aguirre et al. (1996), quienes registraron 68 especies. Posteriormente se
adicionaron 14 especies de murciélagos,
aumentando el número a 82 (Anexo 3)
(Aguirre 2002, Kalko y Aguirre 2007,
Barboza 2010). La mayor proporción
Figura 7. El murciélago dorado de las sabanas (Myotis midastactus) frecuenta las semialturas con Tabebuia heptaphylla. Foto: O. Jiménez R.
357
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
auritus o especies nectarívoras (Anoura
geoffroyi y Glossophaga soricina) encontradas en islas de bosque y tusecales. La
mayoría corresponde a especies frugívoras que dependen de recursos en
sistemas boscosos, como frutos de Ficus,
Solanum y Piper. Por otro lado, frecuentes
en la sabana son los vampiros (Desmodus
rotundus) que se encuentran como especies
sinantrópicas relacionadas a la presencia
de ganado o aves de corral (D. youngi).
Las otras familias encontradas en la
sabana pueden explotar ambientes
abiertos o los bordes exteriores de las
islas de bosque y bosques de galería.
Entre estas familias, los murciélagos de
cola libre (Molossidae) son los que tienen
mayor número de especies (14) seguidos
de Vespertilionidae y Noctilionidae (6
y 2, respectivamente). En Espíritu se
encuentra el murciélago dorado (Myotis
midastactus, Figura 7) especie insectívora
endémica de las sabanas de Bolivia, Paraguay y Brasil (Moratelli y Wilson 2014).
Las sabanas de Espíritu, además,
contienen una rica fauna de mamíferos,
en su mayoría medianos a grandes. Los
carnívoros (orden Carnivora; 10 sp.) y los
monos (orden Primates; 2), están bien
representados en bosques de galería e islas
de bosque, usando lugares abiertos como
sitios de paso. El tapir (Tapirus terrestris:
Perissodactyla) está asociado con exclusividad a los bosques de galería, mientras
que los artiodáctilos (4) están más bien
asociados a áreas abiertas. Dos especies
comunes de armadillos (Dasypus novemcinctus y Euphractus sexcinctus, orden
Cingulata) se consideran generalistas y
son frecuentes en todos los ambientes de
sabana, lo mismo que el oso hormiguero
(Myrmecophaga tridactyla) y el tamandúa
(Tamandua tetradactyla). Hay muy poca
358
información sobre roedores y marsupiales, y los pocos registros disponibles
corresponden a áreas abiertas y algunas
formaciones boscosas.
Asociación de los mamíferos con los
palmares
Dentro de la sabana, los palmares constituyen lugares importantes para la fauna de
mamíferos, debido a que proveen lugares
de refugio, sitios de alimentación y lugares
de paso entre las distintas formaciones
vegetales. El uso de los palmares por los
mamíferos puede variar considerablemente, desde su uso de manera ocasional
hasta un uso permanente. Las especies que
usan los palmares de manera ocasional
como rutas de movimientos locales son en
general de porte grande, como los carnívoros (felinos y cánidos) y osos hormigueros. Igualmente, se ha podido observar
al oso bandera (Myrmecophaga tridactyla)
en varias oportunidades descansando a la
sombra de las palmas y usando brácteas
caídas como camuflaje.
Los mamíferos de porte grande que usan
los palmares de manera más permanente
son los ciervos de los pantanos (Blastocerus
dichotomus) y los huasos (Mazama americana), que ramonean pastos frescos y vegetación acuática al borde de los palmares.
La capibara (Hydrochoerus hydrochaeris)
puede ser vista con cierta regularidad en
los palmares que están más asociados a los
bajíos. Se ha podido evidenciar que al pie
de algunas palmeras se encuentran madrigueras de tatúes (Dasypus novemcinctus) y
del peji (Euphractus sexcinctus).
Los mamíferos que estarían explotando
de manera más intensa los palmares son
los murciélagos (Aguirre et al. 2003a), se
ha podido comprobar que varias especies
utilizan las hojas y brácteas de la palma
blanca como guaridas. Entre las especies más comunes están el murciélago
pescador mayor (Noctilio leporinus) y especialmente el murciélago pescador menor
(Noctilio albiventris), que es el más abundante en la zona (Aguirre et al. 2003b). Se
ha podido evidenciar la presencia de varios
molósidos (Eumpos perotis, Molossops
temminckii, Molossus molossus) ocupando
cavidades en los troncos y es posible que
otras especies puedan hacerlo. Además
los palmares pueden ser explotados como
sitio de forrajeo. La mayoría de los molósidos de la zona y algunos vespertiliónidos
(Eptesicus furinalis, Lasiurus ega), explotan
estas áreas para cazar insectos (Barboza
2010).
Ocasionalmente se han encontrado bajo
las palmas de Copernicia alba (cercanas a
las islas de bosque), semillas de almendrillo (Terminalia catappa), las cuales son
dispersadas por murciélagos frugívoros
del género Artibeus. Esto demuestra que
las palmas pueden jugar un rol clave
dentro de la dinámica de dispersión de
semillas promovida por los murciélagos y
por lo tanto ser un eslabón de los servicios
ambientales en las sabanas de la región.
Es importante hacer notar que existen
algunas diferencias de las sabanas bolivianas con otras similares en la región
(Acevedo-Quintero y Zamora-Abrego
2016; Trujillo y Mosquera-Guerra 2016).
El número alto de especies en las sabanas
inundadas de Espíritu se debe principalmente a la alta representatividad del
orden Chiroptera (51 especies), que en los
otros trabajos no fueron considerados.
Sin embargo, esta riqueza sigue siendo
aún alta al quitar a los murciélagos de la
riqueza total (31 especies), proviniendo la
diferencia, entonces, por la presencia de
un número alto de especies de roedores (6
especies) y cetáceas (1 especie). Una diferencia notable es el número muy alto de
primates en el canaguchal de la Amazonia
colombiana (8 especies), debida, probablemente a una mayor extensión de bosque
en su área de estudio (Acevedo-Quintero
y Zamora-Abrego 2016).
Conclusiones
La dinámica estacional de los vertebrados
relacionada con los pulsos de la inundación ha sido poco estudiada en Espítiru,
particularmente en el caso de especies
asociadas a palmares inundados de Copernicia alba y de Bactris spp. La información
disponible se refiere principalmente a la
composición de comunidades de peces,
aves y mamíferos. No existen especies
migrantes de mamíferos, como las aves,
que procedan desde latitudes externas
a la región, o especies de peces [Curimatidae (Potamorhina, Psectrogaster), Loricariidae (Hypoptopoma) y otros], que
realizan migraciones entre ríos mayores
(como el Mamoré) a sistemas fluviales de
menor orden, durante el período de aguas
altas. Se requieren más trabajos sobre el
pulso y la influencia de las inundaciones
en las comunidades de vertebrados (e
invertebrados) y eventuales variaciones
interanuales. Con seguridad ocurren
movimientos periódicos debidos a las
inundaciones estacionales, especialmente
en peces que los usan como por ejemplo
de inundación estacional como áreas
de alimentación, refugio y crecimiento.
Muchas especies de mamíferos, especialmente los terrestres o semi-fosoriales
(Dasypodidae), se desplazarían a mayores
alturas de manera temporal. Además en
algunos grupos, como los murciélagos,
existe una dinámica interanual de las
tasas de recambio de especies que puede
llegar a ser completa para algunos grupos
tróficos (Aguirre et al. 2003b).
359
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
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Anexo 1. Lista de las especies de peces registradas (mediante colecciones científicas) y
residentes permanentes en sistemas palustres: pantanos y palmares inundados.
No.
1
Orden
Milyobatiformes
Familia
Potamotrygonidae
2
Potamotrygon motoro
Cyphocharax plumbeus
3
Curimatidae
4
Cyphocharax spiluropsis
Steindachnerina dobula
5
Crenuchidae
Characidium cf. zebra
6
Aphyocharacidium bolivianum
7
Aphyocharax nattereri
8
Prionobrama filigera
9
Tyttobrycon dorsimaculatus
10
Tyttobrycon spinosus
11
Astyanax bimaculatus
12
Ctenobrycon hauxwellianus
13
Odontostilbe dierythrura
14
15
Characiformes
Characidae
Serrapinnus micropterus
Hemigrammus lunatus
16
Hemigrammus cf.bellottii
17
Hyphessobrycon cf. eques
18
Moenkhausia cotinho
19
Moenkhausia sanctaefilomenae
20
Gymnocorymbus ternetzi
21
Gymnocorymbus thayeri
22
Markiana nigripinnis
23
Serrasalmidae
24
Serrasalmus spilopleura
Erythrinus erythrinus
25
Erythrinidae
26
Hoplerythrinus unitaeniatus
Hoplias malabaricus
27
Lebiasinidae
Pyrrhulina australis
28
Aspredinidae
Pseudobunocephalus amazonicus
29
30
31
32
362
Especie
Callichthys callichthys
Siluriformes
Callichthyidae
Hoplosternum littorale
Lepthoplosternum beni
Megalechis thoracata
363
Anexo 1. Continuación.
No.
34
38
39
43
49
50
53
364
Orden
33
Siluriformes
35
36
Gymnotiformes
Perciformes
Lepidosireniformes
Familia
Callichthyidae
Doradidae
Gymnotidae
37
Sternopygidae
42
44
Cichlidae
Lepidosirenidae
Especie
Corydoras hastatus
Anadoras grypus
Anadoras weddellii
Gymnotus carapo
Eigenmannia humboldtii
Eigenmannia virescens
Sternopygus macrurus
40
Hypopomidae
Brachyhypopomus brevirostris
41
Apteronotidae
Apteronotus albifrons
Cyprinodontiformes
Rivulidae
Anablepsoides beniensis
45
Beloniformes
Belonidae
Potamorrhaphis eigenmanni
46
Synbranchiformes
Synbranchidae
Synbranchus marmoratus
Pterolebias longipinnis
Trigonectes rogoaguae
47
Apistogramma inconspicua
48
Apistogramma linkei
Cichlasoma boliviense
51
Crenicichla lepidota
Laetacara dorsigera
52
Mesonauta festivus
Lepidosiren paradoxa
Anseriformes
Anseriformes
Anseriformes
16
17
18
Accipitriformes
Accipitriformes
Accipitriformes
13
14
Ciconiiformes
12
15
Ciconiiformes
Pelecaniformes
8
11
Threskiornithidae
Pelecaniformes
7
Pelecaniformes
Pelecaniformes
6
Ciconiiformes
Pelecaniformes
5
9
Pelecaniformes
4
10
Threskiornithidae
Pelecaniformes
3
Anatidae
Anatidae
Anhimidae
Cathartidae
Cathartidae
Cathartidae
Ciconiidae
Ciconiidae
Ciconiidae
Ardeidae
Ardeidae
Ardeidae
Ardeidae
Ardeidae
Tinamidae
Tinamiformes
Rheidae
Rheiformes
Familia
2
Orden
1
No.
Dendrocygna autumnalis
Dendrocygna viduata
Chauna torquata
Cathartes burrovianus
Cathartes aura
Coragyps atratus
Jabiru mycteria
Ciconia maguari
Mycteria americana
Theristicus caerulescens
Theristicus caudatus
Butorides striata
Egretta thula
Bubulcus ibis
Ardea alba
Syrigma sibilatrix
Rhynchotus rufescens
Rhea americana
Especie
R
R
R
R
R
R
R
R
R
R
R
R
R
R
R
R
V
R
PE
Pa, Ba, Po, Ta, Yo, Cu
Pa, Ba, Cu, Yo, Ta, Po
Cu, Ba, Yo, Pa, Ai, Po, Gf
Ai, Fi, Pa, Ba, Yo
Ai, Pa, Ba, Fi
Ai, Pa, Ba, Tac, Cu, Yo, Fi
Ai, Po, Yo, Cu, Ba, Ri, Pa, Gf, Fi
Pa, Cu, Ba, Yo
Cu, Ba, Po, Yo, Pa, Tac, Ta, Ri, Gf
Pa, Ba, Cu, Yo
Pa, Ba, Cu, Tac, Yo
Pa, Yo, Cu, Ri, Ba, Po, Gf
Ba, Cu, Yo, Po, Pa
Ai, Ba, Tac, Cu, Pa
Pa, Cu, Yo, Ba, Ri, Gf, Po
Pa, Ba, Cu, Po, Fi
Pa, Tac
Ba, Pa, Ta, Tac
Hábitats
Anexo 2. Aves relacionadas con pastizales y palmares de Espíritu (adaptado de Hanagarth y Specht 2000). Nomenclatura según
Gill y Donsker (2016). Leyenda hábitats: Yo: yomomo, pantano permanente; Cu: curiche, pantano permanente; Ba: Bajíos, pastizales bajos inundados de 6-9 meses; Ta: Tacuarillares, pastizales altos de Panicum trciholaenoides; Pa: Pastizales con Copernicia alba;
Ta: Tajibales, bosques abiertos de Tabebuia heptaphyla; Tu: Tusecales, matorrales de Machaerium isadelphum; Gf: Bosque de galería;
Fi: Islas de bosque, Ai: Espacio abierto; Ri: Ríos y márgenes de ríos; Po: Estanques. PE: Presencia estacional; R: residente; V: estado
indefinido; NT: en tránsito del norte; PM: Migratoria potencial; PD: Migrante parcial sureña; D: migratoria sureña durante la época
seca; ST: en tránsito del sur.
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
365
366
Charadriiformes
Charadriiformes
Charadriiformes
Charadriiformes
Charadriiformes
Charadriiformes
Charadriiformes
Columbiformes
Columbiformes
Columbiformes
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
Caprimulgiformes
Piciformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
37
38
39
40
41
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
Passeriformes
50
Passeriformes
Passeriformes
49
51
Passeriformes
48
52
Passeriformes
47
Hirundinidae
Passeriformes
Passeriformes
Passeriformes
44
45
Passeriformes
43
46
Hirundinidae
Passeriformes
42
Passeridae
Icteridae
Icteridae
Icteridae
Icteridae
Icteridae
Thraupidae
Thraupidae
Thraupidae
Thraupidae
Thraupidae
Emberizidae
Motacillidae
Mimidae
Hirundinidae
Hirundinidae
Hirundinidae
Hirundinidae
Hirundinidae
Tyrannidae
Orden
Familia
Tyrannidae
Tyrannidae
Furnariidae
Picidae
Caprimulgidae
Caprimulgidae
Cuculidae
Cuculidae
Psittacidae
Columbidae
Columbidae
Columbidae
Scolopacidae
Scolopacidae
Scolopacidae
Scolopacidae
Scolopacidae
Jacanidae
Charadriidae
Falconidae
Anatidae
Anatidae
Anatidae
Familia
No.
Anexo 2. Continuación.
Cuculiformes
Caprimulgiformes
35
36
Psittaciformes
Falconiformes
22
Cuculiformes
Anseriformes
21
33
Anseriformes
20
34
Anseriformes
Orden
19
No.
Anexo 2. Continuación.
Passer domesticus
Dolichonyx oryzivorus
Molothrus bonariensis
Agelaioides badius
Gnorimopsar chopi
Sturnella superciliaris
Paroaria gularis
Paroaria coronata
Volatinia jacarina
Embernagra platensis
Sicalis flaveola
Ammodramus humeralis
Anthus lutescens
Mimus triurus
Hirundo rustica
Riparia riparia
Stelgidopteryx ruficollis
Progne subis/modesta
Progne chalybea
Progne tapera
Tachycineta leucorrhoa
Tyrannus melancholicus
Especie
Pitangus sulphuratus
Machetornis rixosa
Furnarius rufus
Colaptes campestris
Chordeiles nacunda
Chordeiles acutipennis
Guira guira
Crotophaga ani
Forpus xanthopterygius
Columbina picui
Columbina talpacoti
Zenaida auriculata
Gallinago paraguaiae
Actitis macularius
Tringa solitaria
Tringa flavipes
Bartramia longicauda
Jacana jacana
Vanellus chilensis
Caracara plancus
Amazonetta brasiliensis
Cairina moschata
Oressochen jubata
Especie
R
NT
R
R
R
PD
R
R
PM
PM
R
PM
R
V
NT
NT
PM
V
ST
D?
D?
R
PE
R
R
R
R
PM
R
R
R
PD
R
PM
R
NT
NT
NT
NT
R
R
R
R
R
R
PE
Pa
Tu, Pa
Ba, Pa, Tac, Ta, Tu, Cu
Ba, Ta, Pa, Tu, Fi
Ta, Tu, Ba, Pa, Tac, Fi
Tac, Ba, Pa
Ri, Ba, Tu, Pa, Cu, Yo, Gf, Fi
Ta, Tu, Fi, Pa, Ba
Tac, Pa
Tac, Pa
Ta, Tu, Pa, Ba, Tac
Ba, Pa, Tac, Ta
Ba, Pa, Tac
Pa, Tu
Ai, Pa, Ba, Cu, Tac
Ai, Pa, Ba, Tac
Ba, Tac, Cu, Pa, Ai
Pa
Pa, Ai
Ta, Pa, Tu, Tac, Ba, Cu
Ta, Pa
Ta, Tu, Fi, Pa, Ba, Tac, Cu, Gf, Ri
Hábitats
Cu, Ba, Pa, Ta, Tu, Fi, Ri, Po, Gf
Tu, Pa, Ba, Ta, Fi
Ta, Tu, Pa, Fi, Tac, Ba, Cu, Yo
Pa, Tu, Ta
Ai, Ba, Pa
Tu, Pa, Ta
Ta, Tu, Pa, Tac, Fi
Tac, Pa, Fi, Gf, Cu, Ba
Fi, Pa, Tu, Ta, Ba, Tac
Tu, Pa, Ta, Tac, Ba, Fi
Gf, Fi, Ba, Pa
Pa, Tu, Fi
Ba, Tac, Pa
Po, Pa
Po, Ba, Pa
Po, Ba, Pa
Pa, Ba
Yo, Cu, Ba, Tac, Pa
Ba, Pa, Cu, Yo
Ai, Pa, Fi, Ba, Ta, Ri
Ba, Cu, Yo, Pa, Ri
Ba, Cu, Yo, Pa, Ri, Gf
Pa, Ba, Yo, Ta, Po, Ri, Gf
Hábitats
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
367
368
Cricetidae
Cingulata
Pilosa
Pilosa
Primates
Primates
Rodentia
Rodentia
Rodentia
Rodentia
Rodentia
Rodentia
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
Orden
Chiroptera
22
No.
Anexo 3. Continuación.
Atelidae
Cingulata
Molossidae
Emballonuridae
Emballonuridae
Emballonuridae
Emballonuridae
Emballonuridae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Familia
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Phyllostomidae
Dasyproctidae
Caviidae
Erethizontidae
Cricetidae
Cricetidae
Cebidae
Myrmecophagidae
Myrmecophagidae
Dasypodidae
Dasypodidae
Didelphidae
Didelphimorphia
3
Familia
Didelphidae
2
Orden
Didelphimorphia
1
No.
Cynomops abrasus
Saccopteryx bilineata
Saccopteryx leptura
Rhynchonycteris naso
Peropteryx macrotis
Peropteryx kappleri
Carollia perspicillata
Glossophaga soricina
Anoura geoffroyi
Diaemus youngi
Desmodus rotundus
Sturnira lilium
Vampyrodes caraccioli
Uroderma magnirostrum
Uroderma bilobatum
Platyrrhinus nigellus
Chiroderma salvini
Dermanura anderseni
Artibeus lituratus
Artibeus obscurus
Artibeus planirostris
Vampyrum spectrum
Trachops cirrhosus
Especie
Phyllostomus discolor
Phyllostomus hastatus
Phyllostomus elongatus
Mimon crenulatum
Chrotopterus auritus
Micronycteris minuta
Lophostoma silvicolum
Dasyprocta punctata
Hydrochoerus hydrochaeris
Coendou bicolor
Oligoryzomys microtis
Holochilus brasiliensis
Calomys callosus
Alouatta caraya
Sapajus apella
Tamandua tetradactyla
Myrmecophaga tridactyla
Euphractus sexcinctus
Dasypus novemcinctus
Philander opossum
Didelphis marsupialis
Especie
Hábitat
Hábitat
BG
IB
IB
BG
IB
IB
BG, IB, T
IB, TU
TU
ZA, IB
BG, IB
BG, IB, T, TU
IB
BG
IB
BG, IB, T, TU, P, ZA
ZA
BG
BG
BG
IB, T
IB
BG
IB, T
IB
BG, IB
IB
BG
IB
IB
BG, IB, T, P, PN
BG, PN
IB
P
P
P
BG, IB
BG
BG, IB, ZA, P
BG, IB, ZA, P, PA
IB, T, ZA, TU, P, PA
IB, T, ZA, TU, P
IB, ZA
IB, ZA
C
C
V
C, V, A
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
C
Evidencia
C
C
C
C
C
C
C
C, V
C, V
V
C
C
C
V
V
V
V
C
C
C
V
Evidencia
Anexo 3. Mamíferos de la sabana de Espíritu. Nomenclatura según Salazar-Bravo et al. (2003), Wallace et al. (2010) y Díaz et al.
(2016). Leyenda: PN: Pantanos; IB: Islas de bosque; ZA: Zona antrópica; T: Tajibales; TU: Tusecales; PA: Palmar; P: Pastizal; BG:
Bosques de galería; R/A: Ríos y Arroyos. Evidencia: V: visto; C: capturado; A: grabación acústica.
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
369
370
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Chiroptera
Carnivora
Carnivora
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
67
Carnivora
Carnivora
Carnivora
Carnivora
Carnivora
Carnivora
Carnivora
Perissodactyla
Artiodactyla
Artiodactyla
Artiodactyla
Artiodactyla
Artiodactyla
Cetacea
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
Orden
Carnivora
68
No.
Anexo 3. Continuación.
Chiroptera
46
Orden
Chiroptera
45
No.
Anexo 3. Continuación.
Familia
Familia
Iniidae
Cervidae
Cervidae
Tayassuidae
Tayassuidae
Suidae
Tapiridae
Procyonidae
Procyonidae
Mustelidae
Mustelidae
Canidae
Canidae
Felidae
Felidae
Felidae
Felidae
Noctilionidae
Noctilionidae
Vespertilionidae
Vespertilionidae
Vespertilionidae
Vespertilionidae
Vespertilionidae
Vespertilionidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Molossidae
Especie
Especie
Inia boliviensis
Blastocerus dichotomus
Mazama americana
Tayassu pecari
Pecari tajacu
Sus scrofa
Tapirus terrestris
Procyon cancrivorus
Nasua nasua
Pteronura brasiliensis
Lontra longicaudis
Chrysocyon brachyurus
Cerdocyon thous
Panthera onca
Puma concolor
Puma yagouaroundi
Leopardus pardalis
Noctilio albiventris
Noctilio leporinus
Myotis albescens
Myotis riparius
Myotis midastactus
Myotis nigricans
Lasiurus ega
Eptesicus furinalis
Promops centralis
Nyctinomops laticaudatus
Molossus pretiosus
Molossus molossus
Molossus rufus
Molossus currentium
Molossops temminckii
Eumops auripendulus
Eumops perotis
Eumops patagonicus
Eumops hansae
Eumops glaucinus
Cynomops planirostris
Hábitat
Hábitat
R/A
PN, PA
IB, T, TU, PN, PA
PN
IB
ZA, PN
BG
IB, ZA, T
BG, ZA, TU, P
BG
BG
BG
BG, IB, T, ZA, P, PN
BG
BG
BG, IB
BG, IB
BG, IB, T, TU, P, ZA, PA
BG, IB, ZA, T, P, PA
BG, ZA
ZA, IB
IB, T
IB, TU, TA
ZA, IB, BG
IB, T
ZA, IB, BG, P, PA
ZA
IB, T
IB, T, ZA, PA
BG, IB, T, ZA, PA
ZA, IB BG
IB, TU TA, BG, ZA, P, PA
ZA, IB, T, BG, P, PA
ZA
IB, T, PA
T, PA
IB, T, PA
IB, BG, T, PA
Evidencia
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
Evidencia
V
C
C, V, A
C, V, A
C
C, A
C, A
C, A
A
C
C, A
C
C, A
C
C
C, A
C, A
C, A
C
C
C
C
C, A
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS MOXOS
M. Moraes R.
371
M. Moraes R.
17.
PALMERAS UTILIZADAS EN TIERRAS
BAJAS DE BOLIVIA: CASOS DE ESTUDIO
Mónica Moraes R., Rosember Hurtado U., Viviana Choque T., Sofia
Miguez G., Gabriel Toledo Villarroel y Fabiola Montoya
Resumen
El uso de palmeras nativas en Bolivia
deriva de costumbres y tradiciones que
varios pueblos indígenas desarrollaron
en sus culturas. En base a estudios etnobotánicos realizados en el país con aproximadamente 20 pueblos indígenas, se
documentó el uso de palmeras. Se incluyen
47 palmas representadas en las tierras
bajas de Bolivia (150-400 m de altitud)
en ocho categorías y 14 subcategorías de
uso. Destacan los materiales de construcción con el 22%, alimento humano (19%),
alimento para fauna (14%) y otros (%). Los
recursos utilizados varían según la especie,
aunque el 65% de las cosechas son hojas y
troncos. Las categorías de materiales de
construcción, alimento humano, alimento
para la fauna y artesanías reúnen el 56%
del total. Las especies que se destacan
como multipropósito (5-8 categorías) son
Attalea princeps, A. speciosa, Bactris gasipaes, Mauritia flexuosa y Euterpe precatoria,
mientras que con 1-3 categorías están
Geonoma deversa y Wettinia augusta. Los
productos que se utilizan por los pueblos
no solo destacan las habilidades de los
artesanos, sino el rescate y visibilización
Tejedora tradicional de canastos con fibras de palma, Bolivia. Foto: M. Moraes R.
de sus conocimientos culturales. Además,
la relación de palmeras y animales que
las incluyen en sus dietas, son parte de
dinámicas evolutivas y de adaptación relevantes para su conservación.
Palabras clave. Arecaceae. Alimento.
Artesanías. Categorías de uso. Materiales
de construcción.
Introducción
Los productos cosechados de palmeras –
clasificados como Productos Forestales No
Maderables (PFNM) - son considerados
importantes para varias poblaciones
humanas. Después de las familias de
plantas Poaceae y Leguminosae, las Arecaceae ofertan varias opciones de aprovechamiento con categorías de uso que van
desde los alimentos, bebidas, materiales
de construcción, productos químicos e
industriales, cosméticos, fertilizantes,
forrajes, combustible, artesanías, medicinales, rituales, ornamentales, utensilios domésticos, instrumentos musicales,
joyería, juguetes y muebles, entre otros
(Bernal y Galeano 2013, Macía et al. 2015,
Moraes et al. 2015). Aunque son pocas las
373
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
M. Moraes R.
especies suramericanas que reúnen condiciones económicas significativas, aún es
incipiente la relación de sistemas productivos que aseguren su procesamiento e
industrialización (Kahn 1988, Coomes
2004, Macía et al. 2015).
En Suramérica se cuenta con 457 especies
de palmas nativas, de las cuales 194-224
son consideradas útiles y la mayoría de
esas palmas útiles (96%), se encuentra
en tierras bajas (Moraes et al. 2015). Los
grupos indígenas del oeste suramericano
que fueron respaldados con información
etnobotánica reciente son 54 en total
(Macía et al. 2015). Las palmeras de los
Andes fueron agrupadas por Borchsenius y Moraes (2006) en 80 especies, de
las cuales 42 (52%) cuentan con las categorías más comunes de alimento (frutos,
palmito y aceite vegetal), medicinas, material de construcción y materia prima para
artesanías. En el caso de la Amazonia, se
conocen 150 especies de palmas (Kristiansen et al. 2011) y fueron mencionados
por Smith (2015) los usos de 56 de ellas,
ampliamente distribuidas en la cuenca
amazónica.
En el caso de Bolivia y para la segunda
edición de la “Flora de Arecaceae de
Bolivia”, se ha documentado que la riqueza
de especies nativas es de 97 (Moraes en
prep.), cuya distribución geográfica está
enriquecida por elementos fitogeográficos amazónicos, andinos, del Cerrado
y Chaco (Moraes 2007). Varios estudios
evaluaron las categorías de uso bajo las
cuales los pueblos destacan el aprovechamiento de especies de palmeras
(Boom 1987, Vargas 1994, Moraes et
al. 1995, Moraes 1998, 2004, Moraes
et al. 1996, Moraes y Sarmiento 1999,
Toledo et al. 1999, Moraes y PaniaguaZambrana 2006, Paniagua-Zambrana et
374
al. 2007, Paniagua-Zambrana y Moraes
2009, Balslev et al. 2012, Hurtado 2013,
Montoya y Moraes 2014, Moraes 2014a,
Blacutt-Rivero et al. 2016). Mientras que
en una primera aproximación a nivel de
país, Moraes (2004) inventarió al 30% de
especies útiles de Arecaceae, más recientemente se incluyó la lista de 58 especies
(que representan el 60%, Moraes 2014b).
De acuerdo a más de 250 registros obtenidos en inventarios etnobotánicos, en
primer lugar se tiene a la categoría de uso
destinadas a alimento humano (59% del
total) y para la fauna (45%), materiales
de construcción (59%), artesanías (24%),
medicinales (16,5%), entre otros (Moraes
2014b).
Bolivia- país conformado por varias
naciones – cuenta con 36 pueblos indígenas que después del último censo realizado en 2012, suman alrededor del 40%
de la población nacional: 11 millones
de personas (INE 2011). En total son 31
pueblos (que significan el 86%), que se
encuentran en territorios amazónicos
(24 pueblos) y de la región del Gran Chaco
(compartida con Paraguay y Argentina),
en su mayoría que derivan de la familia
lingüística Guaraní, con algo menos de
medio millón de personas en total (DiezAstete 2011).
A continuación se actualiza la lista de
palmeras útiles de tierras bajas de Bolivia
(150-400 m de altitud) desde la Amazonia
(centro hacia el norte de Bolivia) hasta la
región del Chaco (al sureste) y subandino
(en una franja a lo largo de la base de los
Andes, desde el sur al noroeste, así como
zonas influenciadas por las inundaciones
aluviales amazónicas y de la cuenca del río
Paraná-Paraguay. Se reconocen tres categorías de uso: alimento (frutos, palmito,
bebidas), materiales de construcción
(estructura y techado) y productos artesanales, con base a la revisión bibliográfica e
información no publicada.
Palmeras útiles de tierras bajas
de Bolivia
En total se registran 47 especies de
palmeras útiles en tierras bajas, asignadas
a 14 subcategorías (Anexo 1 y Figura 1),
donde las más importantes son las que
tienen frutos comestibles y materiales
para techado de viviendas, pues cada una
cuenta con 28 especies (60%). El total de
categorías son ocho. Si se tiene en cuenta
por ejemplo a la categoría alimenticia,
se consideran las especies que tienen
frutos comestibles, frutos destinados a la
preparación de bebidas y la producción de
palmito.
Para el caso de los materiales de construcción de viviendas se incluye a los de
la estructura, techado y parket, como
alimento para la fauna están los frutos y
forraje y finalmente, entre los productos
artesanales, están las artesanías y joyería.
La categoría con mayor representación
entre las palmeras de tierras bajas corresponde a los materiales para construcción
con el 22% (35 especies), seguida por el
19% de alimentación humana (30 especies) y el 14% del alimento para la fauna
silvestre y doméstica (23 especies) (Figura
2). Si se suman las categorías de materiales de construcción, alimento humano,
alimento para la fauna y artesanías,
suman el 52% de importancia.
Entre las especies multipropósito – es
decir aquellas que tienen mayor número
de subcategorías y categorías – está
Attalea princeps (motacú) (Figura 3a) con
12 y 8, respectivamente; con siete categorías está Attalea speciosa (cusi) (Figura
3b) y con seis, Bactris gasipaes (chima,
chonta de castilla) (Figura 3c) y Mauritia
flexuosa (palma real) (Figura 3d) (Anexo
1). También hay un grupo destacado en
base a 1-7 subcategorías y a 1-3 categorías,
como Geonoma deversa (jatata) (Figura
3e) y Wettinia augusta (ajipa) (Figura 3f),
con el uso de las hojas para techado de
viviendas y troncos para construcción de
la estructura, respectivamente.
Figura 1. Importancia en número de palmeras útiles por subcategoría de uso agrupadas
por categoría, primero las alimenticias, luego materiales de construcción y otros.
375
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
M. Moraes R.
sumuqué (Syagrus sancona), Astrocaryum
gratum y del totaí (Acrocomia totai), así
como paredes o vallas de Iriartea deltoidea,
Euterpe precatoria, Copernicia alba (palma
blanca o caranday) o de Socratea exorrhiza
(pachiuba).
Figura 2. Distribución de las especies de palmeras según las ocho categorías de uso.
Las partes de las palmeras que son cosechadas para ser utilizadas son el tronco
(Astrocaryum spp, Bactris gasipaes, Copernicia alba, Euterpe precatoria, Iriartea
deltoidea, Wettinia augusta); hojas (Attalea
spp, Chelyocarpus chuco, Euterpe precatoria,
Geonoma deversa, Phytelephas tenuicaulis);
frutos (Acrocomia totai, Attalea spp, Euterpe
precatoria, Mauritia flexuosa, Oenocarpus
spp, Phytelephas spp); raíces (Bactris gasipaes, Euterpe precatoria, Socratea exorrhiza)
e inflorescencias (Attalea spp, Chamaedorea angustisecta, Oenocarpus bataua). Las
hojas son usadas mayormente en un 33%,
seguida por los frutos (32%), tronco (24%),
raíces (7%) e inflorescencias (4%).
Palmeras usadas para materiales
de construcción
Son 35 especies de palmeras que son
usadas como materiales de construcción
y que implican el 22% de las 47 palmeras
útiles de las tierras bajas de Bolivia. En
esta categoría se incluyen las subcategorías de materiales para la estructura de
viviendas (horcones, dinteles, cumbreras
376
y otros), techado y revestimiento (paredes,
vallas, parket). Los techos son elaborados
con hojas de jatata (Geonoma deversa)
(Figura 4a) que son los más durables, de
marfil vegetal (Phytelephas macrocarpa),
de asaí (Euterpe precatoria) (Figura 4b),
de chonta (Astrocaryum chonta) (Figura
4c), de Attalea princeps (Figura 4d) y
de copa (Iriartea deltoidea) (Figura 4e).
Según Hurtado (2013) y según el sitio,
los techos de la jatata duran 20-25 años,
del marfil vegetal con 15-20, de Mauritia
flexuosa (10-20 años), de Iriartea deltoidea
de 11-15 y de asaí con 12-18. Los menos
durables son del majo (Oenocarpus bataua)
que aguantan hasta un año, 2-4 años para
techos de la hoja redonda (Chelyocarpus
chuco) y de varias especies de Attalea con
4-7 años, excepto de A. speciosa que duran
9-12.
Los materiales utilizados para la estructura de la vivienda son cosechados de los
troncos de varias especies. Por ejemplo,
se cosechan para el tallado de tablas de
Mauritia flexuosa, horcones del tronco de
a
b
c
d
e
f
Figura 3. Palmeras útiles de las tierras bajas de Bolivia. Multipropósito (6-8 categorías de
uso): a) Attalea princeps, b) Attalea speciosa, c) Bactris gasipaes, d) Mauritia flexuosa. Con 1-3
categorías: e) Geonoma deversa y f) Wettinia augusta. Fotos: M. Moraes R.
377
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
M. Moraes R.
(crudo o cocido). Reúnen la segunda
categoría más importante y significan
el 19% del total. Entre los ejemplos más
a
b
a
c
representativos están a los frutos de
Attalea princeps (Figura 5a), Bactris gasipaes (5b), de la hoja redonda (Chelyocarpus
b
d
c
e
f
d
Figura 4. Palmeras utilizadas para materiales de construcción de viviendas. a) Techo de
Geonoma deversa, b) preparación de techo de Euterpe precatoria, c) de Astrocaryum chonta, d)
de Attalea princeps y e) vivienda temporal con techo y vallas de Iriartea deltoidea. Fotos: M.
Moraes R.
Palmeras usadas como alimentos
Unas 30 especies son aprovechadas por
las comunidades locales como fuente de
alimento, entendido este por la cosecha
378
de frutos maduros con mesocarpo comestible (crudo o cocido), semillas comestibles, pulpa del fruto para elaboración de
bebidas, refrescos y fermentados, palmito
e
Figura 5. Palmeras alimenticias con
frutos comestibles, bebidas elaboradas y
palmito. a) Fruto pelado de Attalea princeps con el mesocarpo dulce, b) frutos
cocidos de Bactris gasipaes, c) frutos
frescos y maduros de Chelyocarpus chuco,
d) bebida de Euterpe precatoria y e) bebida
de Oenocarpus bataua. Fotos: M. Moraes R.
379
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
M. Moraes R.
chuco) (Figura 5c), motacu-chí (Allagoptera
leucocalyx) y varias especies de Syagrus,
mientras que otros son menos apetecidos,
como los del totaí (Acrocomia totai). En
lugar de aprovechar el mesocarpo, en otras
especies más bien se extraen las semillas,
como es el caso de Attalea speciosa y varias
especies de Bactris y Astrocaryum. En el
caso de los frutos de los cuales se elaboran
refrescos, se tiene al marayaú (Bactris
major) y a Mauritia flexuosa, la pulpa de asaí
(Euterpe precatoria) (Figura 5e) y frutos
hervidos para elaborar la “leche de majo”
(Oenocarpus bataua) (Figura 5f). Finalmente hay un grupo de especies de las
cuales se cosecha el palmito, como Attalea
spp, Bactris gasipaes y Euterpe precatoria,
entre las principales.
Palmeras para fines artesanales
Con el 11% del total y 18 especies, las
artesanías son elaboradas laboriosamente
por las comunidades y luego comercializadas en ferias o mercados. Se incluyen
las subcategorías de los productos artesanales, también la joyería (collares,
aretes, pulseras, anillos) y otros (llaveros).
Las hojas tiernas, secciones de frutos,
frutos, raquillas de las infrutescencias
y flores femeninas de algunas especies,
son elaboradas en varios tipos de artesanías, joyerías y productos tallados. Entre
las especies más utilizadas para elaborar
productos artesanales se tiene a Attalea
princeps (Figura 6a y 6b), Mauritia flexuosa
(Figura 6c), Oenocarpus bataua (Figura 6d),
así como tipos de sombreros de Trithrinax
schizophylla (Figura 6e) y Copernicia alba
(Figura 6f).
Las joyerías también son llamativas,
las cuales son elaboradas con frutos y
semillas, como los anillos de la chonta
(Astrocaryum gratum) (Figura 7a),
anillos tallados en frutos de Phytelephas
380
tenuicaulis, aretes y llaveros de Trithrinax
schizophylla (Figura 7b), pulseras y collares
de Euterpe precatoria, cinturones de Attalea
speciosa (Figura 7c), aretes de raquillas de
Oenocarpus bataua, de flores femeninas
de Attalea speciosa y de semillas de Phytelephas tenuicaulis (Figura 7d). Finalmente,
los utensilios tallados de secciones de
troncos y destinados para la venta, como
recuerdos y artesanías en ferias incluye
a cubiertos de palo, ceniceros y otros
adornos de Astrocaryum gratum (Figura 8a
y 8b), así como arcos y flechas de Bactris
gasipaes (Figura 8c) y portalápices de
Attalea speciosa (Figura 8d), entre otros.
a
b
c
d
e
f
Palmeras consumidas por la
fauna
Según Henderson (2002), tanto los frutos
como las semillas de palmeras constituyen
recursos alimenticios para vertebrados
e invertebrados: loros, tucanes, murciélagos, primates, roedores e insectos. Sin
embargo, también una sola especie de
palmera puede ser favorecida en su dispersión por varias especies de la fauna. Como
Aliaga-Rossel y Moraes (2014) resumieron
para el caso de Astrocaryum gratum que
interactúa con 21especies de mamíferos
terrestres: marsupiales (Didelphis spp,
Monodelphis sp.), ardillas (Sciurus sp.),
cinco roedores y tres especies de monos
arborícolas (Ateles chamek, Sapajus apella y
Saimiri boliviensis), entre otros.
Con 23 especies que significan el 14% del
total, son varias especies de palmeras que
son buscadas por un gremio muy amplio
de animales, tanto silvestres como domésticos. Son típicos los casos de forraje de
Attalea princeps y de Acrocomia totai para
alimentar chanchos o cerdos y caballos, respectivamente. La mayor parte
de las especies de Attalea, Astrocaryum,
Phytelephas y Syagrus son dispersadas
Figura 6. Artesanías elaboradas de palmeras. a) Esteras e individuales de hojas tiernas
de Attalea princeps y Euterpe precatoria, b) abanicos y jasayé (cestos) de Attalea princeps, c)
cestos y centros de mesa con fibras de Mauritia flexuosa, d) individuales y posavasos de
Oenocarpus bataua, e) sombreros de saó (Trithrinax schizophylla) y f) sombrero de palma
blanca (Copernicia alba). Fotos: M. Moraes R. (a, b, c, d y f), G. Toledo V. (e).
por roedores (p. e. Agouti paca) y monos,
pero también son depredados por ardillas, chanchos de tropa (Tayassu pecari)
y por varias especies de loros, así como
por larvas de Pachymerus (Coleoptera).
De acuerdo al síndrome de dispersión
por aves (ornitocoria) de frutos carnosos
en infrutescencias de colores vivos (rojo
381
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
M. Moraes R.
a
c
b
a
b
c
d
d
Figura 7. Joyería y otras artesanías de palmas. a) Anillos de chonta (Astrocaryum gratum),
b) aretes y llaveros de saó (Trithrinax schizophylla), c) cinturón de secciones de frutos de
cusi (Attalea speciosa) y d) aretes con aplicaciones de marfil vegetal (Phytelephas tenuicaulis).
Fotos: M. Moraes R.
y naranja) para palmeras del sotobosque
(Hodel 1992, Pizo y Almeida-Neto 2009),
se asume que son los agentes primarios
de dispersión para especies de Chamaedorea, Geonoma y Bactris, pero también
guácharos (Steatornis caripensis) y pavas
de monte (n. c.) dispersan frutos de especies de porte arbóreo en el dosel y subdosel
(Euterpe precatoria, Iriartea deltoidea y
Socratea exorrhiza). Copernicia alba puede
ser dispersada por el ñandú (Rhea americana) en las sabanas inundables (ver
capítulo sobre Vertebrados de sabanas
inundables, este libro). En bosques y
áreas inundables, algunas especies de
Bactris son dispersadas por peces, como
382
se menciona en Sarmiento et al. 2016 (en
este libro).
Conclusiones
Se destacan por su importancia en las
tierras bajas de Bolivia, las categorías de
materiales de construcción, alimentos
y artesanías, que además de registrar
una parte de las expresiones culturales
de los pueblos indígenas de tierras bajas,
también son parte del proceso que respalda
el rescate, visibilización y reconocimiento
de sus habilidades. El desarrollo cultural
y la relación etnobotánica con diferentes
especies de palmeras nativas también ha
consolidado prácticas, técnicas manuales
Figura 8. Tallado de utensilios artesanales. a) Cucharas de palo de chonta (Astrocaryum
gratum), b) adornos de chonta, c) arcos y flechas de Bactris gasipaes y d) portalápices de
Attalea speciosa. Fotos: M. Moraes R. (a, b y d), S. Miguez G. (c).
383
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
M. Moraes R.
e identidades que son parte intrínseca
de esos pueblos. Finalmente, las relaciones ecológicas entre la fauna silvestre
y varias especies de palmeras denotan los
procesos desarrollados para la dispersión,
herbivoría y granivoría, que favorecen o
controlan las poblaciones de esta familia
de plantas.
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385
386
Astrocaryum ulei
+
+
+
Phytelephas macrocarpa
Phytelephas tenuicaulis
+
+
+
Socratea exorrhiza
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
Oenocarpus minor
+
+
Oenocarpus distichus
+
+
+
+
+
+
+
+
+
Oenocarpus bataua
+
Mauritia flexuosa
Iriartea deltoidea
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
5
4
2
6
3
9
9
6
2
1
+
+
Hyospathe elegans
Geonoma occidentalis
3
9
1
+
1
5
4
2
4
1
5
T
1
+
A
+
+
+
+
+
+
+
+
O
+
Md
+
+
+
+
U
Geonoma maxima
+
+
+
Jy
Geonoma macrostachys
+
+
+
Ar
1
F
+
+
PM
2
9
+
+
+
+
T
+
2
3
9
12
5
2
6
4
4
2
4
9
5
3
7
4
4
9
T
Geonoma euspatha
+
+
+
M
+
+
+
+
+
+
+
+
A
Geonoma deversa
+
P
+
+
+
+
+
O
+
+
+
Ff
+
+
+
+
+
+
Md
Geonoma brongniartii
Euterpe precatoria
Desmoncus mitis
Copernicia alba
Chelyocarpus chuco
Chamaedorea pinnatifrons
+
+
Bactris maraja
+
+
+
Bactris major
Chamaedorea angustisecta
Fb
Fc
Especie
Anexo 1. Continuación.
+
+
+
+
Bactris hirta
+
+
Bactris gasipaes
+
+
+
+
+
+
+
+
Bactris corosilla
+
+
Bactris concinna
+
+
+
+
+
Attalea speciosa
+
+
+
+
+
+
U
+
+
+
+
+
Jy
+
+
+
+
+
Ar
+
+
+
+
+
+
+
+
F
+
+
+
+
+
PM
Attalea phalerata
+
+
+
+
+
T
Attalea princeps
+
+
+
Attalea maripa
+
+
+
Attalea peruviana
+
+
+
Attalea eichleri
+
+
Attalea blepharopus
Attalea bassleriana
+
+
Astrocaryum gratum
+
+
+
Astrocaryum chonta
+
+
+
+
Astrocaryum aculeatum
Astrocaryum huaimi
+
+
+
Allagoptera leucocalyx
+
+
+
+
+
+
+
M
Aiphanes horrida
P
Acrocomia totai
Ff
Fb
Fc
Especie
Anexo 1. Palmeras nativas de tierras bajas de Bolivia y sus categorías de uso. Modificado de Moraes (2014b). Leyenda: Fc = frutos
comestibles, Fb = frutos para bebidas, Ff = alimento para fauna, P = palmito, M = material de construcción para estructuras, T =
techado, PM = parket y muebles, F = forraje, Ar = artesanías, Jy = joyería, U = utensilios domésticos, Md = medicinal, O = ornamental, Ac = aceites, T = total.
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
M. Moraes R.
387
XIIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
1
12
3
4
3
+
+
+
20
Wettinia augusta
Total
15
+
+
Trithrinax schizophylla
+
388
14
9
+
+
Syagrus sancona
23
+
Especie
Anexo 1. Continuación.
8
28
Fc
Fb
+
Syagrus cardenasii
Ff
P
M
T
28
4
PM
3
F
+
Ar
8
Jy
U
15
13
Md
O
A
T
TERCERA PARTE: USO PALMERAS
Tejedora tradicional de canastos con fibras de palma, Bolivia. Foto: M. Moraes R.
L. Demarchi
18.
DINÂMICA DE POPULAÇÕES, ECOLOGIA
E ESTRATÉGIAS DE DISPERSÃO DE
Astrocaryum jauari NO RIO NEGRO,
AMAZÔNIA CENTRAL, BRASIL
Maria Teresa Fernandez Piedade, Wolfgang J. Junk, Florian
Wittmann, Aline Lopes, Bianca Weiss e Jochen Schöngart
Resumo
TERCERA PARTE:
BRASIL
Astrocaryum jauari Mart. ocorre em toda
a bacia amazônica sendo a palmeira mais
frequente nas florestas inundáveis do
rio Negro, Brasil. A espécie é comumente
cespitosa, em grupos com quatro a seis
indivíduos, medindo até 20 m de altura.
Plantas adultas produzem até quatro
cachos por ano, com 106 frutos em média
por cacho. Cada fruto pesa em média 17
g, e a produção anual por palmeira é de
6,60 kg. Os frutos caem no pico e descida
das águas podendo se acumular próximo
à planta mãe (barocoria) aumentando a
densidade local da planta; as sementes
encontradas flutuando não estão viáveis,
descartando a hidrocoria. Mais de 16
espécies de peixes consomem os frutos
de A. jauari, 11 das quais são potenciais
dispersoras, indicando a ictiocoria como
mecanismo para colonizar novos hábitats.
A palmeira é utilizada para a produção de
palmito sem plantios de reposição. Uma
gestão sustentável desse recurso é fundamental para evitar os impactos negativos de sua redução para as populações
de peixes e limitações à propagação da
espécie a longas distâncias.
Palavras chave. Extrativismo. Ictiocoria. Igapós. Produção de frutos.
Resumen
Astrocaryum jauari Mart. ocurre en toda
la cuenca amazónica y es la palmera más
frecuente en las florestas inundables del
río Negro, Brasil. La especie mide hasta
20 m de altura, ocurre raramente aislada
y comúnmente cespitosa en grupos con 4
a 6 individuos. Plantas adultas producen
frutos, cada tallo 4 racimos por año, con
cerca de 106 frutos por racimo. Cada fruto
pesa en promedio 17 g, con una producción
de 6.60 kg/palma/año. Los frutos caen en
el pico y descenso de las aguas y pueden
acumularse cerca de la planta-madre
(barocoria) aumentando la densidad
local de la planta. Semillas encontradas
flotando están podridas, descartando la
hidrocoria. Más de 16 especies de peces
consumen los frutos de A. jauari, onze de
las cuales potenciales dispersoras, indicando la ictiocoria como mecanismo de
dispersión de A. jauari para colonizar
nuevos hábitats. La palmera es utilizada
para producción de palmito sin replante.
La gestión sostenible de este recurso es
391
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: RIO NEGRO
K. Uchoa
esencial para evitar los impactos negativos de su reducción para las poblaciones
de peces y limitaciones para propagación a
largas distancias de la planta.
Palabras claves. Extracción. Ictiocoria.
Igapós. Producción de frutos.
Introdução
As florestas ao longo dos cursos dos
grandes rios amazônicos são influenciadas por períodos de cheias e vazantes
devido ao pulso de inundação (Junk et al.
1989). Essa alternância entre uma fase
aquática e uma fase terrestre ao longo do
ano resulta do somatório da precipitação
das grandes áreas de drenagem (Goulding
1980), e contribuiu em tempo geológico
para a presença nesses ambientes de uma
vegetação adaptada a viver em submersão
parcial ou total durante vários meses ao
ano (Kubitzki 1989).
A composição florística e a biologia reprodutiva da vegetação das áreas alagáveis
também se relacionam ao pulso de inundação (Junk 1993, Piedade et al. 2005,
Parolin et al. 2010). Muitas árvores frutificam durante o período de alagação
(Schöngart et al. 2002, Ferreira et al. 2010)
e os frutos ou sementes sofrem abscisão
quando as águas atingem sua altura
máxima e durante o início de sua descida,
podendo flutuar ou afundar favorecendo
sua dispersão por hidrocoria e/ou ictiocoria (Kubitzki e Ziburski 1994, Waldhoff
e Maia 2000, Piedade et al. 2006, Parolin
et al. 2010, 2013). A dispersão por peixes é
um importante aspecto da ecologia desses
ambientes, pois permite a distribuição dos
diásporos (Gottsberger 1978, Goulding
1980, Howe e Miriti 2004) expandindo a
gama de ambientes que podem ser colonizados também rio acima. Isto contribui
para a alta diversidade de espécies vegetais
392
reportadas para as florestas alagáveis
amazônicas (Wittmann et al. 2006, 2010).
Astrocaryum jauari Mart. (Arecaceae) é
uma palmeira que ocorre no norte da
América do Sul, especialmente ao longo
das margens de rios e áreas regularmente
alagadas de solos arenosos. Ela é típica
dos cursos médios dos rios amazônicos de
água preta (Martius 1824, Wallace 1853),
onde compõe estágios sucessionais que
levam às florestas clímax (Moore 1973),
não ocorrendo, contudo, nas cabeceiras e
baixos cursos (Boer 1965). Dados georeferenciados de distribuição da espécie
em nível da Bacia Amazônica, reunidos a
partir de materiais dos herbários cadastrados nos sites CRIA (2016) e MOBOT
(2016), permitiram elaborar um mapa de
distribuição da espécie no Software Arc
GIS 10.1com o total de 29 registros encontrados e padronizados (Figura 1).
Nas margens das florestas alagáveis ao
longo do Rio Negro, denominadas no
Brasil de “igapós” (Prance 1980), Astrocaryum jauari popularmente conhecida
como “jauari” é a palmeira mais frequente
(Piedade et al. 2003), ocupando pontos
do relevo submetidos de 340 dias a 30
dias ininterruptos de alagamento anual
(Piedade 1985). Raramente ocorre isolada,
formando clones a partir de um único
rizoma (Boer 1965), com quatro a seis
estipes (Figura 2a , b), que podem alcançar
até 20 metros de altura. O caule é ornamentado por bandas de acúleos (Figura
2c), com uma pequena e densa cabeça de
folhagem, com seis a 14 folhas contemporâneas (Boer op. cit.); as folhas medem em
média 4 metros e apresentam coloração
verde pálida (Figura 2d). Cada palmeira
produz em média quatro cachos por ano,
com 106 frutos em média por cacho; os
frutos são ovoides, com 3 a 4 cm e coloração de verde a amarelada (Piedade et al.
2006).
Figura 1. Distribuição de Astrocaryum jauari na América do Sul, a partir de registros de
herbários cadastrados nos sites CRIA (2016) e MOBOT (2016).
Por serem pesados os frutos de A. jauari
não flutuam ao caírem na água, mas
podem ser arrastados pela correnteza
do fundo ou consumidos por diversas
espécies de peixes, sendo predados por
trituração, ou engolidos inteiros e transportados a outros habitats onde a germinação das sementes pode ocorrer (Piedade
et al. 2003, 2006). Para peixes da família
Characidae de importância comercial
na Amazônia, em particular o tambaqui
(Colossoma macropomum) e a pirapitinga
(Piaractus brachypomus), os frutos de jauari
estão entre os itens dietários preferenciais durante a fase inundada (Goulding
1980). Conhecendo essa preferência os
pescadores da região utilizam esses frutos
como iscas. Entretanto, o extrativismo de
palmito de jauari vem sendo praticado há
algumas décadas sem plantios de reposição (Piedade et al. 2006), o que pode
colocar em risco as populações da espécie
e também as cadeias alimentares ícticas
baseadas nesse recurso alimentar.
Este capítulo sumariza e atualiza as informações disponíveis sobre Astrocaryum
jauari, suas síndromes de dispersão,
o consumo e a predação de frutos por
peixes, a germinação, o valor nutricional
e a biomassa de frutos. Adicionalmente,
a distribuição local e em escala de bacia
da espécie é apresentada, e é discutido o
impacto potencial do extrativismo para a
planta e para as populações de peixes que
a consomem.
393
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: RIO NEGRO
K. Uchoa
A classificação climática da região é Afi de
Köppen, com nenhum mês de temperatura inferior a 18 °C e precipitação inferior
a 60 mm; a umidade relativa média varia
de 77% a 95% (Ribeiro 1976). A temperatura média é de 27,2 °C e a precipitação
média anual é de 2.200 mm (Irmler 1975).
O pH das águas do rio Negro varia entre
3,7 e 4,7 (Sioli 1984) e a flutuação média
do nível do rio é de cerca de 10 m (Piedade
1985).
a
b
c
d
Figura 2. a, b) Grupamentos de Astrocaryum jauari no rio Negro, Amazônia Central, Brasil.
c) Estipe ornamentado com acúleos. d) Detalhe da copa e folhas de A. jauari. Fotos: F.
Wittmann (a), L. Demarchi (b e c), K. Uchoa (d).
Áreas de estudo
Foram compiladas coletas e observações
sistemáticas e ocasionais realizadas desde
1980 até o presente na Amazônia Central
brasileira, a maioria delas no Arquipélago
das Anavilhanas (2o 00’ a 3o 02’S; 60o 27’ a
394
61o 07’O), no curso inferior do rio Negro,
Brasil (Piedade 1985). Foram também
utilizados dados da área do Lago Catalão
(Weiss 2015), município de Iranduba (3°
10’04”S e 59° 54’45”O) (Figura 3).
Figura 3. Principais áreas de acompanhamento sistemático de populações de Astrocaryum
jauari na Amazônia Central.
395
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: RIO NEGRO
K. Uchoa
Os solos e água pobres em nutrientes
limitam a ocorrência e a produtividade
de várias espécies de plantas (Schöngart
2010). Apesar disso, cerca de 600 espécies
de árvores são reportadas para as florestas
de igapó da Amazônia Central (Wittmann
et al. 2010) e aproximadamente 70 espécies de herbáceas (Lopes et al. 2014). Essas
comunidades de plantas estão adaptadas
a intensificar seu metabolismo e crescimento nas águas baixas e apresentam
mecanismos de tolerância à alagação e à
hipóxia (Piedade et al. 2010).
Fenologia
O registro mensal da fenologia reprodutiva de Astrocaryum jauari (Piedade et al.
2003, 2006) indicou agosto e setembro
como os meses com maior intensidade
de floração, maio como o mês de maturação dos frutos e junho, pico da enchente
e início da descida das águas, como o
mês com maior intensidade de abscisão
(Figura 4).
Biologia e ecologia dos frutos de
Astrocaryum jauari
Biomassa produzida e análise química
dos frutos
O fruto de A. jauari é uma pequena drupa
ovóide com 3,5 a 4 cm de comprimento e
2,5 a 3 cm de largura quando madura. O
fruto jovem é verde, passando a amarelado
ou amarelo quando maduro (Figura 5a, b,
c, d). O pericarpo é fibroso, com cerca de
5 milímetros de espessura; o epicarpo é
rijo e o mesocarpo oleoso e com algumas
fibras. O endocarpo revestindo a semente
é rígido, resistente e ornamentado com
fibras pretas quase paralelas. A amêndoa é
muito dura e branca (Piedade 1985).
a
b
c
d
As palmeiras adultas de A. jauari expostas
à luz produzem em geral quatro cachos por
ano, podendo esse número variar entre
dois e cinco. Cada cacho mede em torno
de 90 cm e tem em média 106 (105,60 ±
60,74) frutos, cada fruto pesa em média
Figura 5. a) Cachos de A. jauari em uma palmeira destacando a cor dos frutos de verde a
amarela. b) Detalhe dos frutos. c) Cacho destacado com cerca de 1 metro de comprimento.
d) Frutos maduros de A. jauari. Fotos: J. Schöngart (a), K. Uchoa (b), F. Wittmann (c), B.
Weiss (d).
Figura 4. Fenologia de Astrocaryum jauari ao longo de um ano. Adaptado de Piedade (1985).
396
17 g (17,06 ± 4,83 g); a produção anual por
palmeira foi calculada em 6,60 kg (Piedade
1985, Piedade et al. 2006). As concentrações de carboidratos, gorduras e o conteúdo
calórico dos frutos são altos, sobretudo na
amêndoa (Tabela 1). O mesocarpo é rico
em vitamina A (8.500 U.I/100 g).
•
Formas de exploração dos frutos
pela fauna do igapó
Observações em mais de 3.000 frutos
caídos e 1.000 frutos em cachos de A.
jauari em busca de marcas de pássaros
ou roedores não evidenciaram seu
consumo por esses animais nas áreas
397
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: RIO NEGRO
K. Uchoa
Tabela 1. Análise química dos frutos de Astrocaryum jauari (n = 250 frutos). Determinações
realizadas no Laboratório de Nutrição do INPA, Manaus. Adaptado de Piedade et al. (2006).
Parte do Água Proteína Gorduras Cinzas Carboidratos Calorias
fruto
(%)
(%)
(%)
(%)
(%)
(Kcal)
Polpa
Vitaminas
A
(U.I/100g)
60,0
3,2
3,2
2,2
31,4
167,2
8,5
Semente 42,4
3,2
14,7
0,8
61,1
389,5
Não deter.
estudadas (Piedade et al. 2003, 2006).
A coleta sistemática de peixes durante
as cheias, como parte de outros
estudos, permitiu obter sementes
de tratos digestórios e informações
sobre as espécies explorando os
frutos. Estes dados foram complementados por entrevistas com pescadores da região e literatura. A quebra
de sementes flutuando na água
(n=250) para análise de viabilidade
evidenciou em todas elas o embrião
apodrecido (Piedade et al. op. cits.).
•
Síndromes de dispersão de A. jauari
Por caírem durante as cheias, serem
pesados e não boiarem, conforme a
topografia do terreno os frutos de
jauri podem alcançar locais mais
ou menos profundos, podendo ficar
submersos e serem arrastados pela
correnteza, ou ingeridos inteiros ou
quebrados por peixes (Figura 6). O
nível de alagamento e a profundidade
do local da queda determinarão os
mecanismos de dispersão, predação
e o sucesso na germinação dos propágulos.
com declive o que é auxiliado pelo peso dos
frutos e a correnteza (Figura 7b).
Ictiocoria. Pelo menos 16 espécies de
peixes exploram os frutos de Astrocaryum
jauari, integrando um total de cinco
diferentes famílias, das quais a Characidae
é a mais representada (Tabela 2). Os peixes
que engolem os frutos inteiros perfizeram
um total de onze espécies explorando esse
recurso. Três dessas espécies podem atuar
também como predadores (Colossoma
macropomum, Piaractus brachypomus,
Phractocephalus hemioliopterus), e as oito
restantes (Brycon amazonicus, Brycon
melanopterus, Zungaro zungaro, Lithodoras
Barocoria. A queda dos frutos sob a ação
da gravidade (barocoria) pode levar os
frutos a duas situações, conforme a topografia do local: a) Barocoria estrito senso:
queda gravitacional dos frutos e seu
acúmulo ao redor dos adultos nos pontos
mais planos da topografia (Figura 7a);
b) Barocoria + deslizamento: queda dos
frutos seguida de deslizamento em locais
a
c
Figura 6. Síndromes de dispersão de Astrocaryum jauari. Adaptado de Piedade et al. (2006).
398
b
Figura 7. a) Mancha de plântulas de Astrocaryum jauari oriundas de barocoria. b) Bagre
com fruto de jauari no trato digestório. c) Barocoria + deslizamento. Fotos: L. Demarchi
(a), P. Parolin (b), K. Uchoa (c).
399
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: RIO NEGRO
K. Uchoa
dorsalis, Megalodoras uranoscopus, Oxydoras
niger, Rhamdia sp., Pterodoras granulosus)
são aquelas que não promovem impacto
visível ao embrião e não fragmentam a
amêndoa, podendo atuar exclusivamente
como dispersores (Figura 7c).
Peixes de porte pequeno como as sardinhas do gênero Triportheus não consomem
os frutos de jauari, porque a abertura
bucal dos adultos é inferior às dimensões
do fruto. Espécies de porte maior, como
o tambaqui Colossoma macropomum, e
representantes dos gêneros Brycon e Serrasalmus têm sua ação predatória facilitada
pelos dentes molariformes e cuspidados.
Germinação. Nenhum fruto germinou
em testes realizados durante oito meses
no campo, onde frutos coletados em solo
alagado (n=10), não alagado (n=10) e retirados do estômago de peixes capturados
na área (n=7) foram individualmente
colocados para germinar em solo do local
(Piedade 1985, Piedade et al. 2006). Entretanto, em cinco semanas de acompanhamento de frutos (n=10) colocados no
escuro, com saturação de água e temperatura de 25 a 30 o C a germinação ocorreu
em apenas 2 frutos (Piedade et al. 2006).
Extrativismo. As densidades de A. jauari
podem ser consideradas modestas nas
ilhas Anavilhanas (250 ind. ha-1; Piedade
et al. 2003) em comparação à região do
Município de Barcelos, onde em ilhas bem
estruturadas chegam a apresentar até
2.000 ind.ha-1. Devido à alta densidade e
à boa qualidade do palmito da espécie a
Sharp do Brasil implantou em Barcelos a
Fábrica de Palmito Jauari (Piedade et al.
2006), que explorou a espécie na região
por quase duas décadas. Porém, devido
a dificuldades com a extração e a manutenção de uma produção constante, entre
400
os anos 1998 e 1999 a empresa passou a
plantar pupunha (Bactris gasipaes Kunth),
detendo em 2001 uma plantação de 60 ha
dessa espécie em Barcelos, mas a fábrica
faliu ainda no ano de 2001 (Clement e
Santos 2005). Atualmente há iniciativas
comunitárias para retomar a produção de
palmito como opção econômica.
Durante o auge do extrativismo de jauari
em Barcelos, um coletor bem treinado
derrubava e limpava diariamente mais de
90 palmeiras nas águas altas, entre maio e
junho, e 25 plantas na fase de águas baixas,
entre dezembro e janeiro. Piedade et al.
(2006) calcularam que 10 trabalhadores
na região de Barcelos poderiam derrubar
diariamente entre 250 e 900 palmeiras,
correspondendo a uma área entre 0,5 e 1
ha.dia-1; uma palmeira produz de 0,5 a 1
lata de palmito. Por outro lado, o número
de plântulas nas populações das Anavilhanas é de 6 a 9 ind.m-2, incluindo várias
categorias de tamanho (Piedade 1985).
Entretanto, uma massiva eliminação das
plântulas nas fases iniciais pela correnteza
e competição ocorre, e os jovens acima de 5
m correspondem a apenas 0,02 ind.m-2 da
população regenerante, ou 200 palmeiras
que potencialmente alcançarão a fase
adulta por hectare. Assim, a despeito da
propagação clonal, os limites do extrativismo e a produção industrial sem manejo
da espécie devem ser analisados, para
evitar dizimar as populações naturais.
Discussão
A floração de Astrocaryum jauari nos
meses de agosto e setembro é seguida
pela produção e maturação dos frutos que
leva cerca de nove meses, e culmina com o
período de abscisão sincronizada durante
as águas altas, nos meses de maio e junho.
O período relativamente longo para o
desenvolvimento dos frutos é atribuído
a seu elevado conteúdo energético e vitamínico, que demanda um maior tempo
para a retenção dos escassos nutrientes
dos igapós (Piedade 1985). A eliminação
dos frutos nos meses de níveis mais altos
do rio sinaliza também para a evolução
de mecanismos de sincronia da produção
ajustados à dispersão da espécie (Piedade
et al. 2006). Os frutos que caem próximo
às plantas adultas em porções planas do
relevo se acumulam no solo ou deslizam
se houver declividade (barocoria estrito
senso e barocoria + deslizamento, respectivamente; sensu Piedade 1985).
A predação dos frutos antes da dispersão
não foi observada, mas após sua queda o
ataque por fungos e coleópteros é intenso
na barocoria estrito senso, o que explica
a grande quantidade de sementes mortas
encontradas boiando e com perfurações
de brocas durante as cheias e início da
descida das águas. Apesar do ataque de
coleópteros e fungos, as grandes densidades de plântulas próximas aos adultos
indicam o sucesso da barocoria como
estratégia para o aumento das densidades
locais da palmeira, em adição à propagação
clonal (Piedade et al. 2006). Por outro
lado, a hidrocoria pode ser descartada
como mecanismo de dispersão efetivo
para Astrocaryum jauari, sendo apenas
“aparente”, como apontado por Corner
(1966) para alguns gêneros de palmeiras,
como Acrocomia, Phyteleohas e também
Astrocaryum. Em espécies desses gêneros,
assim como observado para A. jauari,
quando as sementes flutuam os embriões
já perderam a viabilidade.
O alto valor nutritivo e energético dos
frutos de Astrocaryum jauari explica
a grande procura desse recurso pelos
peixes no igapó. O consumo de itens com
elevado conteúdo calórico e de vitamina
A é especialmente vantajoso durante a
cheia para estocar gordura para as fases
de deslocamento, da desova ou de águas
baixas, quando os recursos alimentares
são escassos (Piedade et al. 2006). Por
outro lado, a despeito de seu alto valor
nutricional, um baixo consumo dos frutos
de jauari por peixes do igapó poderia ser
esperado devido a seu peso que impede a
flutuação, e suas sementes muito duras.
Goulding (1980) listou apenas 6 espécies consumindo A. jauari, entre elas
principalmente o tambaqui (Colossoma
macropomum) e a pirapitinga (Piaractus
brachypomus), dotados de dentições
possantes que podem quebrar os frutos
da palmeira. Entretanto, apesar de triturarem algumas sementes, por ingerirem
vários frutos de uma só vez durante as
águas altas, esses peixes podem também
atuar como dispersores. Em um só indivíduo de pirapitinga o autor encontrou 1
kg de frutos de jauari, e 52 frutos inteiros
em um único tambaqui. Na verdade, A.
jauari sustenta um número bem mais
elevado de peixes durante a inundação do
que postulado, com pelo menos 16 espécies explorando esse recurso de diversas
formas, 11 delas podendo atuar como
dispersoras, o que evidencia sua importância nas cadeias alimentares dos igapós
(Piedade et al. 2006).
Os testes de germinação com frutos
oriundos do trato digestório de peixes
não foram positivos, mas o número de
frutos utilizado foi pequeno e as condições
e o tempo de germinação podem não ter
sido adequados, merecendo repetições
no futuro. Entretanto, considerando a
distribuição das plantas adultas de Astrocaryum jauari em pontos do relevo com
níveis de inundação aos quais a água não
poderia conduzi-los, e o grande número
de espécies de peixes explorando seus
401
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: RIO NEGRO
K. Uchoa
frutos, a ictiocoria se mostra como um
mecanismo vital para a espécie (Piedade
et al. 2003). Além de expandir sua distribuição local, ela permite a colonização,
inclusive rio acima, de ambientes novos
nas áreas alagáveis do rio Negro, como
aqueles abertos à colonização por desmatamento ou pela movimentação de sedimentos alterando e expondo substratos.
A ictiocoria é um mecanismo de dispersão
primitivo, que se mantém em grupos de
plantas mais antigos (Pijl 1969, 1972),
como as palmeiras das áreas inundáveis da Amazônia. Representantes do
gênero Astrocaryum foram encontrados
em camadas de sedimentos terciários
na América Tropical (Corner 1966). A
propagação do ruído da queda dos frutos
na água atrai os peixes, que se agrupam
próximo às plantas eliminando frutos, o
que favorece sua captura pelos pescadores
da região.
Exploração econômica e suas
implicações
Embora Astrocaryum jauari também
ocorra em áreas alagáveis de maior fertilidade como as várzeas (Sioli 1984), suas
densidades e ótimo de crescimento estão
relacionados à calha do rio Negro e outros
ambientes de igapós, áreas alagáveis
menos férteis da Amazônia. Em suas áreas
de maior ocorrência jauari ocupa posições
com um amplo pulso de inundação e
alagamento anual prolongado, de até onze
meses ininterruptos (Piedade 1985). À
medida que o pulso de inundação sofre
redução, outras palmeiras substituem essa
espécie, como representantes dos gêneros
Mauritiella e Mauritia (Junk et al. 2015).
A produção primária que sustenta as
cadeias alimentares aquáticas nos igapós
é principalmente alóctone. O extrativismo intensivo de Astrocaryum jauari,
402
acompanhado da remoção de outras espécies arbóreas para facilitar a extração,
e a pressão de pesca sobre as espécies
de peixes dispersores mais importantes
empobrecem as cadeias alimentares
desses ambientes. Apenas no Arquipélago
das Anavilhanas, com uma área estimada
de 50.000 ha, no pico das cheias A. jauari
coloca à disposição das populações de
peixes, insetos ou mesmo para o retorno
ao ambiente na forma de nutrientes cerca
de 82.500 toneladas de frutos ao ano
(Piedade et al. 2006). A exploração intensiva e sem plantios de reposição pode levar
ao declínio das populações de Astrocaryum
jauari em curto tempo (Piedade et al.
2003, 2006). Ações antrópicas envolvendo
a retirada massiva da cobertura vegetal
nesses ambientes devem merecer especial
atenção e adequado acompanhamento
científico.
Referências
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TERCERA PARTE: RIO NEGRO
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M. I. Vallejo
19.
BIOLOGÍA POBLACIONAL Y
REPRODUCTIVA, USOS Y MANEJO DE
LA PALMA CABECINEGRO (Manicaria
saccifera) EN LOS BOSQUES
INUNDABLES DEL CHOCÓ, COLOMBIA
Eva Ledezma Rentería, Juan Carlos Copete, Luis Alberto Núñez A.
Ingrid Olivares y Gloria Galeano†
Resumen
TERCERA PARTE:
COLOMBIA
La palma cabecinegro (Manicaria saccifera)
es una de las especies más representativas
de los palmares inundables del centro del
departamento del Chocó. La elaboración
de artesanías a partir de las brácteas que
cubren sus inflorescencias es una actividad importante para la economía de
algunas comunidades locales. En este
capítulo se describe el hábitat, aspectos
de la estructura demográfica, desarrollo
de la inflorescencia, efecto del corte de la
bráctea así como los usos y el manejo que
se le da a la especie, para finalmente hacer
recomendaciones para su uso sostenible.
Palabras clave. Artesanías. Efecto de la
cosecha. Fibra vegetal. PFNM. Uso sostenible.
Introducción
Manicaria saccifera Gaertn., conocida como
“cabecinegro” o “jícara” en Colombia,
forma poblaciones homogéneas en el
sotobosque de las llanuras aluviales en
las tierras bajas del Pacífico de Colombia,
generalmente en zonas inundadas muy
localizadas (Galeano y Bernal 2010). En la
región del Pacífico colombiano esta palma
constituye un recurso importante para
la población nativa, principalmente de
afrocolombianos e indígenas (Ledezma y
Galeano 2011), quienes utilizan las hojas
para el techado de sus viviendas y comercializan artesanías elaboradas con la fibra.
Manicaria saccifera es también muy importante para otras etnias, como los indígenas
Warao del delta del Orinoco en Venezuela,
donde se la conoce como “temiche” y se
emplea en aproximadamente 11 usos,
cuyo valor es relevante en la vida diaria
de los indígenas (Wilbert 1976). En
Centroamérica se aprecian las hojas para
elaborar techos y de los residuos del fruto
se produce jabón (Chízmar 2009).
La parte más utilizada de M. saccifera en el
Pacífico colombiano es la fibra que recubre
las inflorescencias o brácteas pedunculares. Antiguamente, los campesinos
del departamento del Chocó retiraban
estas fibras y las utilizaban a manera de
sombrero en las faenas de trabajo. Posteriormente, los sombreros se hicieron más
elaborados y en los últimos diez años se
ha diversificado el número de objetos
407
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: CHOCÓ, COLOMBIA
R. Cámara-Leret
producidos a partir de tales fibras y a su
vez se ha incrementado la demanda en
el mercado regional, nacional e internacional.
Las fibras de la bráctea peduncular son
extraídas de poblaciones silvestres para
ser comercializadas como materia prima
(Ledezma y Galeano 2011). En todos los
casos la extracción de las fibras implica
el corte de la inflorescencia antes de la
formación de los frutos. En consecuencia,
se interrumpe la formación de frutos, lo
cual debería dar lugar a una nueva generación de palmas y garantizar así la supervivencia de la población.
El aprovechamiento de cualquier planta
en estado silvestre puede causar un efecto
negativo en las poblaciones (Chacoff y
Morales 2007), limitando la regeneración
de la especie y provocando un impacto en
la disponibilidad futura de los recursos
que proporciona (Peña-Claros y Zuidema
1999). Dado que M. saccifera es un recurso
importante en la economía de la gente
de la región Pacífica central de Colombia
y que su demanda continúa creciendo, se
documentó el proceso de extracción de las
fibras de la bráctea, su transformación y
comercialización. Así mismo, se estudió
el impacto de la extracción de la bráctea
sobre la estructura de las poblaciones
silvestres y el éxito reproductivo de la
especie. Se espera que los resultados obtenidos aquí, sirvan como base para establecer un plan de manejo, que estimule un
aprovechamiento sostenible y con ello se
asegure la conservación de las poblaciones
naturales de esta especie.
El cabecinegro: características
generales
Manicaria saccifera (Figura 1) es una palma
solitaria o clonal, con tallos de hasta
408
10 m de alto y hasta 35 cm de diámetro,
cubiertos con las bases de las hojas viejas
persistentes (Figura 1b). Al final del
tallo se destaca una corona de 5-25 hojas
erguidas, de hasta 8 m de largo (Figura
1c). Florece y fructifica durante todo el
año con un pico entre marzo y mayo; cada
individuo puede producir entre 1–5 inflorescencias simultáneamente (Copete et al.
2011). Las inflorescencias salen entre las
hojas y alcanzan hasta 1.5 m de longitud,
portan flores de ambos sexos y están
envueltas por la bráctea de color café, la
cual en ocasiones persiste cubriendo toda
la inflorescencia hasta que se desarrollan
los frutos. La bráctea peduncular, que es
el objeto de uso, actúa como filtro selectivo o barrera de sus visitantes florales, la
cual solo es superada por su polinizador
Mystrops cercus (Copete et al. 2011). Los
frutos son esféricos (Figura 1d) o con 2-3
lóbulos de 4-6 cm de diámetro, de color
pardo claro, cubiertos con pequeñas protuberancias leñosas piramidales (Galeano y
Bernal 2010).
Distribución
Manicaria saccifera se distribuye irregularmente a través de la Costa Atlántica
de Centro América desde Belice hasta
Panamá y al norte de Sur América, en
la Costa Pacífica y en la Amazonia de
Colombia, Venezuela, Perú, y Brasil,
Trinidad y las Guayanas (Galeano y Bernal
2010). Se encuentra a todo lo largo de la
región Pacífica de Colombia (Antioquia,
Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño) y
se conoce de una sola localidad en el norte
de Ecuador (Esmeraldas). En la región del
Pacífico colombiano crece cerca al mar
en tierras bajas y en planicies de inundación de ríos y quebradas hacia el interior
(Henderson et al. 1995, Galeano y Bernal
2010).
a
b
d
c
Figura 1. a) Hábito de Manicaria saccifera;
b) cicatrices de las hojas viejas en el tronco;
c) detalle de las hojas; d) frutos. Fotos: R.
Cámara-Leret (a), archivo PALMS Project
(b-d).
409
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: CHOCÓ, COLOMBIA
R. Cámara-Leret
Nombres comunes
Cabecinegro (Antioquia, Chocó, Cauca,
Valle del Cauca, nariño), cabeza de negro,
jicra (Chocó), jícara (la palma: Chocó,
Valle del Cauca, Cauca, Nariño) y jiclilla
(la bráctea), sanagua (Chocó, Valle del
cauca), hoja (Chocó). Tü, tukira (embera),
Tequirú (la palma), Tuquiru (la espata),
K΄ed (wounana), Jícara (tule).
Otros usos
Además del uso de la bráctea peduncular, Manicaria saccifera recibe también
otros seis usos por parte de los indígenas Wounaan, Emberas y Tules, y de la
comunidad afrocolombiana (Figura 2).
Los frutos son usados en ocasiones para
alimentar cerdos. Con la bráctea peduncular se hace un colador que se usa para
recoger peces (“viuda” o “tintín”) y para
retener el oro en los canalones utilizados
en minería artesanal. En construcción,
las hojas son muy apreciadas para techar
y se dice que pueden durar hasta cerca de
20 años (Patiño 1977, 2002, García 2004).
El endospermo líquido se consume como
alimento (Patiño 1977) y también como
medicinal, usado para problemas de los
riñones, incluso se vende en las calles
Quibdó y Bogotá.
Área de estudio
Se visitaron tres sitios ubicados en el
Departamento del Chocó, Costa Pacífica
colombiana. En cada sitio se realizó la
documentación de los distintos aspectos:
proceso de cosecha, efecto de la cosecha y
comercialización de productos. El primer
sitio corresponde al municipio de Quibdó
(5º 39’ N, 76º 38’ O), ubicado en la cuenca
del río Atrato. Presenta una temperatura
superior a 26ºC y un promedio anual de
lluvias sobre los 8.000 mm, por lo que
corresponde a la zona de vida Bosque
Pluvial Tropical (bp-T) (Espinal 1997).
410
Aquí además de documentar el impacto
de la extracción de la bráctea sobre la
estructura de las poblaciones silvestres,
se realizaron entrevistas a artesanos y
comercializadores de la fibra.
El segundo sitio se encuentra en el municipio de río Quito, corregimiento de San
Isidro, ubicado a 40 km de Quibdó (5° 37’
691’’ N y 76° 44’ 319’’ O) y a una altura de
48 m. En esta zona las palmas se encuentran en áreas boscosas, con un dosel de
cerca de 20 m de alto. Las poblaciones de
cabecinegro son grandes y constituyen
una de las principales áreas de extracción
de la bráctea. El último sitio se encuentra
en el Municipio del Cantón de San Pablo,
corregimiento de Puerto Pervel (5° 23’
706’’ N, 76° 43’ 105’’ O), a una altura de 60
m. Los bosques en donde crece el cabecinegro presentan un dosel de 25 m de alto.
Los palmares de cabecinegro en esta área
son también muy grandes, pero allí no se
realiza extracción de la bráctea.
b
a
c
d
e
Métodos
Análisis del impacto de la cosecha
Estructura demográfica. Para evaluar
de forma rápida y preliminar el posible
impacto de la cosecha de brácteas en las
poblaciones, entre diciembre de 2009 y
enero de 2010 se estudió la estructura de
las poblaciones en dos áreas de condiciones
ambientales similares y con palmares de
M. saccifera de aspecto muy parecido, pero
con diferente manejo: un palmar de cabecinegro sometido a extracción de las brácteas y otro donde no se realiza extracción.
Para esto se establecieron aleatoriamente
30 transectos de 5 x 50 m, 15 de éstos
se realizaron en un palmar cerca de San
Isidro, de donde provienen la mayoría de
las brácteas comercializadas en Quibdó,
Figura 2. Algunos usos de Manicaria saccifera. a) Hojas usadas para techos, b-c) detalle del
techado, d) frutos ocasionalmente usados como alimento o medicina, e) sombrero elaborado con la bráctea peduncular. Fotos: archivo PALMS Project (a-d), R. Cámara-Leret (e).
y otros 15 se ubicaron cerca de Puerto
Pervel, en un palmar donde no se realiza
cosecha. En cada uno de los transectos se
registraron todas las plántulas, los juveniles y los adultos.
Desarrollo de la inflorescencia. Se realizó
seguimiento al desarrollo de la inflorescencia y se marcaron 30 inflorescencias desde el momento de la dispersión
de los frutos. También se describieron
morfológicamente 20 inflorescencias, se
411
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: CHOCÓ, COLOMBIA
R. Cámara-Leret
cortaron, disectaron y fotografiaron flores
y frutos de M. saccifera. Las variables que
se registraron fueron: altura a la que se
encuentran las inflorescencias, longitud
de la inflorescencia, número de raquilas,
longitud de las raquilas, número de flores
femeninas y masculinas por raquilas,
número de flores femeninas y masculinas
por inflorescencia, longitud de las flores,
número de estigmas, número de anteras,
ubicación de las flores en la inflorescencia.
Para estimar el número de flores por inflorescencia, se multiplicó el número total de
flores de cada raquila por el promedio de
raquilas contadas en 10 inflorescencias. La
terminología usada en la descripción fue
adaptada de (Henderson et al. 1995).
Ensayos del desmonte de la bráctea
peduncular. Se realizaron ensayos con
cuatro tratamientos o variantes de
desmonte de la bráctea peduncular y
grado de exposición de las flores, para
observar el efecto del corte de la bráctea
sobre el éxito reproductivo de la palma. Se
seleccionaron diez yemas florales en diez
individuos, y se realizaron los siguientes
tratamientos en cinco individuos: i) recubierta o desmonte y monte de la bráctea.
En este tratamiento se retiró totalmente
la bráctea, posteriormente se dejaron
las flores expuestas durante una hora y
nuevamente se colocó la bráctea (Figura
3a); ii) parcial o corte longitudinal de la
bráctea peduncular: se realizó un corte
longitudinal a la bráctea peduncular, de
tal manera que algunos botones florales
quedaran expuestos permanentemente
y otros quedaran cubiertos por la bráctea
(Figura 3b); iii) expuesta o retiro total de
la bráctea peduncular: se retiró la bráctea
peduncular dejando los botones florales
expuestos (Figura 3c); iv) cubierta o sin
intervención: consistió en dejar la inflorescencia cubierta por la bráctea peduncular de forma natural (Figura 3d).
Se observó el proceso de maduración de
las inflorescencias y formación de frutos
y se calculó la variación en la producción
de frutos en los diferentes tratamientos
mencionados anteriormente, mediante
conteo de los frutos a las diez infrutescencias que fueron objeto de los ensayos.
Resultados
Proceso de cosecha y ganancias de
los cosechadores
La extracción del cabecinegro se realiza
de las poblaciones silvestres. La técnica
de cosecha involucra el corte de toda la
inflorescencia, la cual se hala con una vara
llamada “garabato” y se corta con machete,
para luego extraer cuidadosamente la
fibra o bráctea peduncular y desechar
inmediatamente en campo el resto de la
inflorescencia (Figura 4). La cosecha más
importante se da entre marzo y mayo,
cuando un recolector puede extraer en
cinco horas de trabajo hasta 100 brácteas.
El tiempo dedicado a esta actividad en la
semana está entre dos y tres días durante
la temporada de alta cosecha; el resto del
año cosechan de acuerdo a la demanda.
El tamaño de las inflorescencias cortadas
Figura 3. Experimento para evaluar el efecto del corte de la bráctea peduncular en el éxito
reproductivo del cabecinegro (Manicaria saccifera). a) Recubierta (desmonte y monte de la
bráctea peduncular); b) parcial (corte longitudinal de la bráctea peduncular); c) expuesta
(retiro total de la bráctea peduncular); d) cubierta (bráctea sin intervención). Fotos: L. A.
Núñez A.
412
a
b
c
d
413
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: CHOCÓ, COLOMBIA
R. Cámara-Leret
varió entre 76 y 168 cm de longitud y no
se cosecharon más de tres inflorescencias
por individuo, de tal forma que siempre se
dejaban entre 1 y 2 brácteas no cortadas
por cada palma.
Productos comercializados
La medida de venta de las brácteas que
se utiliza es el ciento, que consiste en un
paquete de cien brácteas (Figura 4c). La
demanda mensual de material por parte
de las artesanas de Quibdó es de 1-6
paquetes de cien. Los artículos elaborados
pueden permanecer almacenados hasta
poco más de dos años. Con la bráctea del
cabecinegro se fabrican productos artesanales muy variados. Estos productos
son comercializados en el Municipio de
Quibdó, Medellín, Bogotá y Cali. También
son exportados, aunque todavía en
pequeñas cantidades, principalmente a
España y Estados Unidos.
Cadena de valor
Por lo menos doce familias en Quibdó se
benefician del comercio del cabecinegro:
diez familias fabrican y comercializan los
productos, empleando entre una y ocho
personas por tienda; otras dos familias
solo comercializan los productos, es decir,
son revendedores y en el negocio participan entre dos y cuatro miembros de la
familia. Se estima que en Quibdó unas 35
personas participan en esta actividad y las
tiendas están certificadas por Artesanías
de Colombia.
Los ingresos más importantes provienen
de las artesanas y revendedores de los
productos después de la cosecha. La
importancia de esta parte del proceso en
la economía regional radica en que de las
12 tiendas artesanales, por lo menos diez
generan entre 1–2 empleos directos y
entre 1-8 empleos indirectos.
414
Impacto de la cosecha sobre la
estructura demográfica
La distribución de las clases de tamaño
en cada una de las localidades, con condiciones de cosecha y de no cosecha (Figura
5). El número total de individuos encontrados en el área muestreada fue de 533
en la no cosechada (Puerto Pervel), con
un promedio por transecto (250 m2) de 35
individuos; mientras que en los palmares
cosechados el número total de individuos
fue de 358 y el promedio por transecto fue
de 23. La prueba de X2 mostró que hubo
diferencias significativas para la abundancia de individuos entre las poblaciones
cosechadas y no cosechadas (X2 = 18.21;
p= 0.0001), siendo el sitio no cosechado, el
que presenta un mayor número de individuos en todos los estados. Sin embargo, al
comparar la distribución de estados (plántulas, juveniles y adultos) entre los sitos
(cosechado y no cosechado), encontramos
que únicamente las plántulas difieren en
su distribución entre los dos sitios (X2 =
4.01; p=0.04).
Los dos sitios de muestreo difieren en el
número total de estructuras reproductivas
(inflorescencias/infrutescencias)
por individuo (K-S = 3.840; p < 0.0001).
La mayoría de los individuos presentó 1
(56%), seguidos por los individuos que
tuvieron 2-3 (40%), y en menor proporción los individuos con 4 y 5 (1.6% cada
una). Por su parte, en el sitio de cosecha el
80,6% de los individuos tuvo 1 estructura,
13,1% tuvo 2 y sólo el 6% tuvo entre 3 y 5
estructuras. Mientras que en el número de
inflorescencias/infrutescencias para cada
palmar, se encontró un promedio de 0,6
infrutescencias y 1,1 inflorescencias por
adulto en el sitio cosechado y 0,9 infrutescencias y 0,3 inflorescencias por adulto en
el sitio de no cosecha.
b
a
d
Figura 4. a) Extracción de la fibra de cabecinegro. b, d) Inflorescencias desechadas
después de la extracción. c) Paquetes de
brácteas almacenados para ser posteriormente vendidos a artesanos. Fotos: L. A.
Núñez A.
c
415
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: CHOCÓ, COLOMBIA
R. Cámara-Leret
Figura 5. Estructura demográfica de cabecinegro (Manicaria saccifera) en una población
no cosechada (Puerto Pervel) y otra cosechada (San Isidro) para extraer la fibra de cabecinegro, en el Chocó.
Desarrollo de la bráctea peduncular
y las inflorescencias de Manicaria
saccifera
El desarrollo de la bráctea peduncular y de
la inflorescencia en M. saccifera pasa por las
siguientes fases para alcanzar su madurez
(Figura 6). La primera fase comienza con
la emergencia y elongación de la bráctea
(Figura 6a), el prófilo es una bráctea más
pequeña que la bráctea peduncular y que
se encuentra siempre en la base de la inflorescencia; en la segunda fase ocurre la
pérdida parcial del prófilo; esta fase dura
una o dos semanas después de la aparición
de la bráctea (Figura 6b), la tercera fase
inicia con la maduración de las flores en la
parte interna de la bráctea, está fase dura
cuatro días (Figura 6c-d), la cuarta fase
b
c
e
f
g
h
d
se inicia con la formación de los frutos y
dura un mes después de la polinización de
las flores femeninas (Figura 6e, f y g), en
la quinta fase ocurre la pérdida total de
la bráctea peduncular, así como la iniciación de la formación de los frutos y dura
entre 3 y 4 meses (Figura 6h), la sexta fase
comprende la maduración de los frutos
que dura entre 15 a 18 meses (Figura 6i).
Ensayos del desmonte de la bráctea
peduncular
Los ensayos realizados para evaluar el
efecto causado por el corte de la bráctea
no mostraron diferencias significativas
en la formación de frutos. Se presentaron leves cambios en la biología floral,
se incrementó la llegada de insectos
Figura 6. Desarrollo de la inflorescencia de cabecinegro (Manicaria saccifera). a) Inflorescencia cubierta con el profilo fibroso, b) inflorescencia perdiendo el profilo, c-d) inflorescencia con flores maduras en la parte interna, e-f) inicio de formación de frutos en la parte
interna de la bráctea peduncular, g) frutos en formación y pérdida de la bráctea peduncular, h) frutos maduros, sin la bráctea peduncular. Fotos: L. A. Núñez A.
416
a
417
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
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R. Cámara-Leret
generalistas y los polinizadores Mystrops
cercus y Mystrops sp2 mantuvieron constante sus abundancias y la constancia de
visita. Estos resultados muestran que si se
extrae la bráctea peduncular sin cortar la
inflorescencia el proceso de formación de
frutos no es considerablemente afectado.
Discusión
Los resultados muestran que actualmente
el efecto de la cosecha no es tan dramático, pues la diferencia entre la estructura de las poblaciones cosechadas y no
cosechadas es pequeña. Si bien se observa
una reducción en el reclutamiento de
individuos en las posibles cosechadas, el
número actual de juveniles y adultos no se
ve afectado, ya que la cosecha de brácteas
no implica la muerte de estos individuos.
Este efecto tan leve tendría explicación
si se considera que la extracción se hace
todavía a una escala moderada, ya que
el número de cosecheros es bajo (por lo
menos seis familias), y por lo tanto la
baja intensidad de cosecha se traduce en
un bajo impacto. Sin embargo, de intensificarse la cosecha debido a una mayor
demanda del producto, lo cual parece
ser la tendencia, las poblaciones pueden
ponerse en riesgo. Como se ha observado
en otras especies silvestres sometidas a
procesos extractivos, la continua explotación para obtener algún recurso puede
tener efectos negativos sobre la densidad,
estructura y el rendimiento de las poblaciones (Hall y Bawa 1993). Además, los
efectos de la explotación sobre la demografía de plantas dependen de la parte de
la planta cosechada (Olmsted y ÁlvarezBuylla 1995). En este caso, en el que la
cosecha de las brácteas implica el corte
de la inflorescencia, se está suprimiendo
el potencial reproductivo de las palmas
cosechadas, por lo menos durante los dos
meses que duran los picos de cosecha. Una
418
forma de mitigar el efecto de la cosecha,
podría ser que la extracción de la bráctea
no implicara el corte total de la inflorescencia. El análisis de los tratamientos
realizados para evaluar el efecto del corte
de la bráctea muestra una alternativa de
aprovechamiento que hace necesaria la
realización de estudios específicos que
lleven a proponer una nueva técnica de
corte y posteriormente un proceso de
sensibilización con los cosecheros, de
manera que adopten la nueva técnica de
cosecha.
Recomendaciones
Dado que la cosecha, procesamiento y
venta del cabecinegro es una actividad
importante y con un potencial de desarrollo para los habitantes del Chocó,
es necesario profundizar en los estudios biológicos y hacer experimentos de
cosecha con diferente intensidad y tiempo,
con el fin de hacer un plan de manejo que
permita la sostenibilidad del recurso.
Mientras se construye un plan de manejo
basado en estudios más completos, se
recomienda que se incentive entre los
cosecheros no cortar todas las inflorescencias en cada palma cosechada.
Paradójicamente, el mayor riesgo que
corren las poblaciones de M. saccifera no es
por la extracción de las brácteas sino por la
destrucción de sus hábitats, debido principalmente a la extracción minera, práctica
que se está incrementando en el departamento del Chocó y que está ocasionando
la pérdida de bosques a velocidades nunca
antes vistas. Por consiguiente, es necesario que en el Chocó las entidades encargadas del tema ambiental (CODECHOCÓ e
IIAP) establezcan políticas e implementen
acciones que estimulen y beneficien a los
cabecinegreros, como la protección del
hábitat de sus poblaciones silvestres, de
manera que permita mantener la oferta y
la consolidación del gremio.
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419
C. Torres
20.
ECOLOGÍA, USO Y MANEJO DE LOS
PALMARES DE Copernicia tectorum
EN LA DEPRESIÓN MOMPOSINA,
REGIÓN CARIBE DE COLOMBIA
Claudia Torres, Gloria Galeano † y Rodrigo Bernal
Resumen
Se presenta una síntesis de los estudios
sobre Copernicia tectorum y el manejo relacionado con la cosecha de sus cogollos para
uso artesanal en las localidades de Plato y
Magangué en la Depresión Momposina.
Esta palma tiene la mayor tasa de producción de hojas conocida entre las palmas
silvestres (19 – 23 hojas/año), y su ciclo
de vida se estima en 46 años. La cosecha
en Magangué se hace en palmas desde la
clase juvenil, lo que retrasa el crecimiento
de las palmas dejándolas “enanas”; como
resultado predominan los juveniles (88%)
y existen muy pocas palmas adultas y
plántulas. En Plato se cosechan palmas
subadultas y adultas y la frecuencia e
intensidad de la cosecha no parecen
tener ningún impacto negativo sobre las
poblaciones, compuestas en su mayoría
por plántulas (65%) y adultos (21%). Esta
estructura poblacional parece ser el resultado de una etapa particular del ciclo de
erosión/acreción en la planicie de inundación, ya que las semillas necesitan cierto
nivel de inundación para su germinación,
pero un nivel muy alto limita la supervivencia de las plántulas y los juveniles.
Así, la dinámica de sedimentación en el
delta de inundación parece determinar
Palmar de Copernicia tectorum. Foto: R. Bernal.
la dinámica poblacional de esta palma
pionera.
Palabras clave. Cosecha de PFNM.
Fibras vegetales. Plantas pioneras. Palma
sará. Río Magdalena.
Introducción
El presente capítulo sintetiza la información más relevante de la palma sará generada en los años 2010, 2011 y 2015. El área
de estudio corresponde a los municipios
de Plato, Magdalena, donde se encuentran
las mayores poblaciones de palma sará, en
el complejo cenagoso Zárate-Malibú, en la
margen derecha del río Magdalena (entre
09°35’ - 9°44’N y 74°43’ - 74°47’O) (Figura
1), y Magangué, Bolívar, principal centro
de transformación artesanal (9°25’13’’ 9°19’40’’N y 74°50’0,11’’ - 74°48’47,76’’O).
También existen extensos palmares
en Santa Bárbara de Pinto, Magdalena
(09°23’39” - 9°32’57N y 74°38’03” 74°46’26”O) y Córdoba, Bolívar (09°30’08”
- 9°41’14”N y 74°47’09” - 74°49’57”O).
Todos estos municipios hacen parte de la
Depresión Momposina, un delta interior
en el que convergen cuatro grandes ríos
(Magdalena, Cauca, San Jorge y Cesar).
421
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: DEPRESIÓN MOMPOSINA
R. Bernal
a
b
Figura 2. Palmares de Copernicia tectorum. Contraste entre las condiciones de extrema
sequía (a) e inundación (b). La palma es el componente dominante de la vegetación. Fotos:
C. Torres.
Figura 1. Ubicación de las poblaciones más grandes de palma sará, Plato, Magdalena
(señaladas en color rojo en la imagen satelital). Fuente: Google Earth (fecha de consulta
2/08/2016 @Google Inc.), modificado por C. Camargo.
422
El sará es una palma flexible, adaptada
a condiciones ambientales extremas
de inundación y de sequía (Figura 2) y
además resistente a las continuas quemas
que se dan de forma natural o por intervención humana durante las temporadas
de sequía (Troth 1987, Torres 2013).
Torres et al. (2015) registraron entre
octubre 2010-enero 2011 una inundación
de hasta 4,5 m sobre el nivel del suelo en
algunos palmares de la Ciénaga Cuchillo,
en Plato. Al parecer es en los palmares
de Plato donde esta palma soporta la
mayor inundación, ya que la reportada
en Magangué fue de máximo 2,2 m, y en
Venezuela –único país donde se encuentra
esta especie, además de Colombia–, Troth
(1987) reportó 70 cm como el mayor nivel
de inundación. Estas adaptaciones le han
permitido establecerse en extensas áreas,
donde es el componente dominante de la
vegetación, ya que ninguna otra especie
de porte arbóreo logra tolerar estas condiciones extremas. Sin embargo, también
se encuentra aunque en menor abundancia en áreas con inundaciones menos
extremas e incluso permanecen adultos
aislados en potreros, rastrojos o fragmentos de bosques no inundable.
Usos y manejo
Los tallos de la palma sará se usan como
postes para cercas (Figura 3a) y en construcciones rurales, como soportes de
techos y como paredes de las casas. Las
hojas se utilizan para techar (Figura3b),
y se les atribuye la cualidad de ser incombustibles. Según Torres (2013), la cosecha
de hojas de palmas subadultas y adultas
para techos se hace principalmente en
Plato, con alta intensidad por individuo, ya
que se pueden cortar al tiempo casi todas
las hojas expandidas (10 a 20), dejando
la palma con dos o tres hojas. No hay
estudios que evalúen los efectos de esta
cosecha, pero los campesinos dicen que
las palmas no se mueren, ya que el corte
de hojas es poco frecuente, pues éstas se
usan principalmente a nivel doméstico.
Las hojas y los frutos también sirven para
alimentación del ganado (Figura 3c).
423
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: DEPRESIÓN MOMPOSINA
R. Bernal
a
c
Figura 3. Usos de la palma sará. a) Cerca
elaborada con tallos. b) Recolector de
hojas para techar. c) Ternero consumiendo
hojas de palma. Fotos: C. Torres (a y c), G.
Galeano (b).
424
a
b
c
d
e
f
b
El uso más importante en la actualidad
es el de sus cogollos (las hojas jóvenes
aún no expandidas), que se emplean para
la elaboración del sombrero conchaejobo, típico para el trabajo de campo
en el Caribe (Figura 4). Los cogollos se
ponen a secar al sol y luego se dividen en
segmentos delgados, con los que se tejen
trenzas, las cuales se cosen para elaborar
los sombreros o cualquier otra pieza artesanal. La producción artesanal se realiza
en Magangué, en los corregimientos de
La Pascuala, Betania, Ceibal, Cascajal
y Cortinas (Torres 2013). La forma de
cosecha y manejo difiere mucho entre los
palmares de Plato y Magangué (Tabla 1).
En Magangué, algunas personas se apropiaron de los palmares, de forma tanto
legal como ilegal, reduciendo y fraccionando las poblaciones, lo cual causó
sobreexplotación en los palmares remanentes y restricción de acceso a los recolectores (Torres et al. 2016). En Plato, por
el contrario, el modelo de uso comunitario
Figura 4. Uso artesanal de la palma sará. a-b) Cosecha de cogollos. c) Recolector mostrando
un cogollo y usando el sombrero conchaejobo elaborado con esta fibra. d) Tejido. e) Diferentes tipos de trenzas que se pueden tejer. f) Bolso. Fotos: C. Torres (a, b, d, e y f), G.
Galeano (c).
425
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: DEPRESIÓN MOMPOSINA
R. Bernal
Tabla 1. Sistemas de manejo de Copernicia tectorum en Plato, Magdalena y Magangué,
Bolívar. Fuente: Adaptado de Torres et al. (2016). a Las clases de tamaño se definieron así:
plántulas: hoja lanceolada; juvenil 1: hoja dividida con menos de 20 segmentos; juvenil 2:
hoja con más de 20 segmentos sin tallo; juvenil 3: con tallo de menos de 1,6 m de altura;
subadultos: tallos de más de 1,6 m de altura y sin evidencias de reproducción; adultos 1: con
evidencia de reproducción y con vainas persistentes en el tallo; adultos 2: con evidencia de
reproducción pero sin vainas persistentes en el tallo.
Característica
Plato
Área de los palmares
747 ha aproximadamente.
Subadultos y adultos,
Clase de tamaño de las
excepcionalmente juveniles 3 con
a
palmas cosechadas
tallo de más de 1 m de altura.
Densidad de palmas
cosechadas
Promedio: 584 palmas/ha Adultos
y subadultos.
Cogollos cosechados
Frecuencia del corte
en la misma palma
2-3/palma (máximo 10).
Cada 20 a 45 días.
Cada 15 a 20 días.
Rotación de áreas de cosecha
(100%).
Prácticas locales (% de
Cosecha selectiva por tamaño del
recolectores que aplica
cogollo (100%).
la práctica)
Limpieza (liberación) de
hemiepífitas y rastrojo (30%).
Impacto de la cosecha
Propiedad del
territorio donde
crecen los palmares
(la tenencia legal no
pudo ser verificada)
Amenazas sobre las
palmas
Amenazas sobre el
ecosistema
426
Magangué
9 ha aproximadamente.
Juveniles 2, juveniles 3 (93,5%
de las cosechadas), subadultos
y adultos.
Promedio: 890 palmas/ha
Juveniles 3, subadultos y
adultos.
1/palma (máximo 3).
Rotación de áreas de cosecha
(20%).
Cosecha selectiva por tamaño
del cogollo (20%).
Limpieza (liberación) de
hemiepífitas y rastrojo (10%).
Alto. Se afectan la
Bajo. No se afectan la reproducción,
reproducción y la estructura de
ni la estructura de la población
la población.
92% de propiedad pública.
70% propiedad privada.
4% tenencia privada legitimada por
30% de propiedad pública.
la comunidad.
4% reclamada como tenencia
privada, pero no legitimada por la
comunidad.
Tala para ampliar áreas
Tala en grandes volúmenes (con
para pastoreo y obras de
motosierra) para uso de tallos como
infraestructura.
postes.
Sobrecosecha.
Alteración de la dinámica
Alteración de la dinámica hídrica,
hídrica por taponamiento de
inundaciones más prolongadas e
caños y desecación de áreas de
interrupción del flujo entre ríos,
inundación para ampliar áreas
caños y ciénagas.
de pastoreo.
y de libre acceso a los palmares, determinado en parte por niveles más altos de
inundación que limitan otros usos del
suelo, ha permitido la conservación de
los palmares. No obstante, entre 2014
y 2015 la cosecha de cogollos en Plato
ha disminuido notablemente, porque el
costo del transporte a Magangué es alto
y no compensa el precio de venta. Frente
a esta situación, la demanda se ha suplido
en parte con la cosecha de palmares más
cercanos en los municipios de Córdoba y
Santa Bárbara de Pinto, pero también ha
disminuido el trabajo artesanal porque
esta actividad ahora resulta poco rentable.
Esta disminución afecta los medios de
vida de al menos doscientas familias que
tradicionalmente vivían de este oficio.
Ecología de la especie y las
poblaciones
Mediante la observación de las copas de
las palmas en imágenes de Google Earth,
se ha podido establecer que la extensión
de los palmares en la zona de estudio,
que corresponde a las mayores poblaciones de la especie, es de 51 ha en Santa
Bárbara de Pinto, 69 ha en Córdoba y 747
ha en Plato. La densidad de palmas adultas
estimada para Plato está entre 350 y 900
individuos/ha y en Magangué entre 0-100
individuos/ha. A pesar de las severas
condiciones de hábitat, C. tectorum tiene la
mayor tasa de producción de hojas conocida entre las palmas silvestres (19 – 23
hojas/año); no se encontraron diferencias
en la producción de hojas entre Magangué
-donde hay sobrecosecha- y Plato. La alta
producción de hojas puede explicarse, por
un lado, por el nivel de exposición solar
en el que crecen las palmas, ya que al ser
casi siempre el componente dominante
de la vegetación, la competencia por la luz
es baja, y por el otro, por la alta disponibilidad de materia orgánica que aportan
los sedimentos y residuos vegetales que se
depositan luego de las inundaciones, que
tiene el efecto de un buen abono.
En cuanto a la estructura en los palmares
de Plato –cosechados y no cosechados-,
predominan las plántulas (65%) y los
adultos (21%) y se encuentran muy pocos
individuos juveniles 1 (8%), y los juveniles
2 y 3 más los subadultos suman solo 6%
(Figura 5). Esto se debe a que a pesar de
la buena regeneración natural, los individuos llegan usualmente solo a juveniles
y luego mueren por causas de las inundaciones prolongadas, o por el ramoneo. En
Magangué la mayoría de palmas son de
la clase juveniles 3 (88%), mientras que
los adultos (1%) y las plántulas (4%) son
escasos. Esto se debe a que la cosecha de
cogollos que se hace en palmas juveniles
retrasa su crecimiento, por lo que las
palmas se quedan “enanas” y no llegan a la
madurez dejando a la población sin posibilidad de reproducirse (Torres et al. 2015
y 2016).
La reproducción al parecer está influenciada por los ciclos de inundación. En
febrero de 2010 (después de dos meses de
sequía y cuando el nivel del río Magdalena registró los niveles más bajos en
los últimos 20 años), sólo un 30% de las
palmas de Plato estaba en flor con un
promedio de 2,7 inflorescencias/palma.
En abril de 2011 (después de la inundación más larga e intensa registrada
en los últimos 20 años, según el IDEAM
2011), el 90% de las palmas tenía flores,
tanto las palmas cosechadas como las no
cosechadas y había un promedio de 7,3
racimos/palma (Torres 2011). También
en observaciones casuales realizadas en
febrero de 2015 se encontró baja floración,
después de un período de sequía. Por otra
parte, en observaciones realizadas entre
427
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: DEPRESIÓN MOMPOSINA
R. Bernal
una viabilidad del 100%. Todo lo anterior
indica que en poblaciones con presencia
de individuos adultos, la palma se reproduce de forma saludable, incluso en poblaciones cosechadas, y esto se refleja en una
altísima regeneración natural (Figura 6a).
La palma sará es de rápido crecimiento.
Según Torres et al. (2015), tarda en
promedio 10,4 años para completar la
etapa de establecimiento, 23 años para
llegar a la edad adulta, y la duración total
de la vida de la palma se estima en unos 46
años, para individuos de 7,4 m de alto, que
es el límite de altura más común. Los muy
escasos individuos que alcanzan hasta 10
m probablemente tienen unas dos décadas
más.
Dinámica de la población - ciclos
de acreción/erosión
Figura 5. Estructura típica de poblaciones de Copernicia tectorum, con dominancia de
adultos y plántulas y ausencia de juveniles y subadultos (Plato, Magdalena). La flecha roja
marca el nivel de la última inundación (3,5 m). Foto: R. Bernal.
el año 2008 y 2009 en Yati, Magangué,
se encontraron palmas en floración en
diciembre, con formación de frutos a
finales de enero y con frutos maduros a
mediados de marzo (Pastrana 2009).
En ensayos realizados por Pastrana (2009),
se encontró que las semillas recolectadas
428
directamente de las palmas tenían una
germinación del 90%, que se dio entre
cuatro y seis meses después de la siembra;
en cambio, en semillas recolectadas del
suelo, la germinación se dio entre el
segundo y cuarto mes y fue alrededor del
74%. En el mismo estudio se encontró
un promedio de 853 frutos por racimo y
La palma sará es una especie pionera de las
llanuras inundables (Troth 1987, Torres et
al. 2015), y la dinámica de sus poblaciones
está íntimamente ligada a la dinámica de
los ríos y de la sedimentación. Las semillas son dispersadas por el agua, lo que a su
vez favorece la germinación; pero por otra
parte, una de las causas de muerte natural
de plántulas, juveniles y subadultos
(menores de 3 m de alto) son las inundaciones, ya que al permanecer tanto tiempo
cubiertas por el agua, las copas se secan.
Por otra parte, las inundaciones también
arrastran detritos y material que queda
atrapado en la corona, enganchado en las
espinas de los pecíolos (Figura 6b). Este
material puede reducir el crecimiento de la
palma y en ocasiones sepulta por completo
la corona de hojas; además, favorece la
germinación de trepadoras y hemiepífitas
que se desarrollan rápidamente después
de la inundación, invaden la corona y
pueden obstaculizar el crecimiento de la
palma (Torres et al. 2015) (Figura 6c).
En concordancia con esto, Torres et al.
(2015) plantearon que los palmares de
sará juegan un papel muy importante
como reguladores de la dinámica entre el
río Magdalena, los caños y las ciénagas
en la Depresión Momposina, atrapando
los sedimentos, ya que los tallos con las
vainas persistentes y las coronas de hojas
ayudan a disminuir la velocidad del agua
y ofrecen una mayor superficie para la
captación de sedimentos. En una muestra
de 10 plántulas excavadas en Plato en
febrero de 2015, se observó que la sedimentación ocurrida desde que las semillas
cayeron al suelo alcanzó en promedio 6,5
cm en un periodo de entre 12 y 18 meses,
que fue la edad calculada para dichas plántulas, según los tiempos de permanencia
estimados para esta clase (Torres et al.
2015) (Figura 6d). El valor promedio estimado para la Depresión Momposina en
los pasados 7.500 años es de 3-4 mm/año
(van der Hammen 1986, Plazas et al. 1988,
Kettner et al. 2010).
La migración permanente de los canales
del río, tanto del cauce principal como
de sus numerosos brazos y de los caños
que lo conectan a las ciénagas, hace que
el terreno esté en un ciclo permanente
de acreción-erosión. Como resultado, el
nivel del suelo en un punto determinado
sube y baja a lo largo de las décadas. Y con
estos cambios en la elevación del terreno
cambia también la altura que alcanza cada
año la inundación y, en consecuencia, su
duración. Este cambio en el nivel y en la
duración de las inundaciones determina al
parecer la dinámica de las poblaciones de
la palma sará. En sitios con altos niveles
de inundación hay una alta producción de
plántulas, que forman casi una alfombra
en el palmar (Figuras 6a, 7a). Pero ninguna
de ellas sobrevive a la larga inundación, de
429
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: DEPRESIÓN MOMPOSINA
R. Bernal
a
a
b
c
d
b
Figura 6. a) Regeneración natural abundante de Copernicia tectorum. b) Espinas recurvadas
en los pecíolos que ayudan a capturar residuos y sedimentos arrastrados por el agua. c)
Palma cubierta por residuos vegetales transportados por el agua. d) Plántula que muestra
la sedimentación (6 cm desde que la semilla cayó al suelo, aproximadamente de 12 a 18
meses atrás). Fotos: R. Bernal (a y d), C. Torres (b y c).
manera que no se encuentran individuos
juveniles: solo hay adultos y plántulas.
En un momento determinado del ciclo, el
nivel de inundación anual es tal (menor
inundación o incluso algunos periodos de
sequía), que más y más plántulas logran
sobrevivir cada año y crecer hasta juveniles
(Figura 7b). Al aumentar el número de
juveniles, aumenta también la superficie
de captación de sedimentos en el palmar
y por tanto, el nivel del terreno empieza
430
a subir más rápidamente y el palmar se
hace cada vez más denso en un proceso
de mutua retroalimentación entre ambos
fenómenos. Con los años el terreno está
tan alto, que la duración de la inundación
ya no es la requerida para que germinen
las semillas de la palma y el palmar sobrevive sólo mientras las palmas adultas
completan su ciclo de vida, que es de unas
cinco décadas. La diferencia inicial entre
adultos y juveniles se hace menos obvia
al alcanzar los juveniles la edad adulta
c
Figura 7. Ciclos de acreción/erosión en la planicie de inundación donde crecen los palmares
de Copernicia tectorum: a) Cuando el nivel de la inundación es muy alto, las plántulas no
sobreviven y entonces no hay juveniles. b) A medida que el terreno se eleva por acreción, la
inundación es menor y algunas plántulas logran convertirse en juveniles. El mayor número
de juveniles aumenta la superficie de captación de sedimentos y la acreción se acelera. c) Por
su rápido crecimiento, esos juveniles se convierten pronto en adultos. En dos décadas ya no
es muy evidente la diferencia entre las dos generaciones.
431
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: DEPRESIÓN MOMPOSINA
(Figura 7c). Cuando cesa el proceso de
acreción, comienza el de erosión y el ciclo
empieza de nuevo.
Recomendaciones
Teniendo en cuenta la forma en que la
dinámica fluvial afecta a las poblaciones
de palma sará, para mantener su viabilidad y funcionalidad es prioritario restablecer la dinámica natural de los complejos
cenagosos y su interacción con los caños y
el río Magdalena. También se debe detener
la tala de palmares para uso comercial de
tallos en construcción e implementar
prácticas para mejorar la cosecha de
cogollos. Bajo este escenario, el manejo
apropiado de los palmares de C. tectorum
no solo ofrece una buena oportunidad
para integrar uso y conservación de esta
particular especie, sino que también
puede tener un tremendo impacto en el
equilibrio de la dinámica fluvial en los
complejos cenagosos, donde la palma es el
componente dominante de la vegetación.
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Cosecha de cogollos de la palma sará (Copernicia tectorum). Foto: C. Torres.
M. I. Vallejo
21.
LOS NAIDIZALES (Euterpe oleracea)
DEL PACÍFICO COLOMBIANO
Martha Isabel Vallejo, Gloria Galeano † y Rodrigo Bernal
Resumen
La palma naidí (Euterpe oleracea) ocupa
grandes extensiones de bosques casi
homogéneos en las tierras bajas inundables del Pacífico colombiano, donde constituye uno de los recursos más importantes,
tanto a nivel ecológico como económico.
Durante más de tres décadas, la producción de palmitos enlatados provenientes
de esta especie ha sido una de las principales industrias al sur de la costa Pacífica colombiana, por lo que constituye el
sustento diario de muchas comunidades
ribereñas que habitan en los departamentos de Cauca y Nariño. No obstante,
las prácticas de extracción que se han
aplicado para la obtención de este recurso
ponen en peligro la salud de los naidizales
y la persistencia de esta actividad económica. En este capítulo se incluyen aspectos
sobre la biología, estructura y dinámica
poblacional, uso y manejo de la especie, y
se hacen recomendaciones para promover
la conservación de las poblaciones a través
de su manejo sostenible.
Palabras clave. Dinámica poblacional.
Euterpe oleracea. Palmas. Sobre explotación. Uso sostenible.
Racimo de naidí (Euterpe oleracea) en el Pacífico colombiano. Foto: M. I. Vallejo.
Introducción
Naidizal es el nombre que se le da a las
extensas y densas asociaciones de la
palma Euterpe oleracea, conocida en el sur
del Pacífico colombiano como naidí. El
naidí crece silvestre en zonas estuarinas
del Pacífico y en algunas zonas inundables
del interior del país, siendo los deltas de
los ríos Mira, Patía y Guapi, en los departamentos de Cauca y Nariño, y la cuenca
media del río Atrato, en el departamento
del Chocó, las áreas con mayor abundancia
(Vallejo 2013) (Figura 1). No obstante, es
en los departamentos de Cauca y Nariño
donde se ha centrado el interés en esta
especie, debido a la extracción durante
más de tres décadas del corazón de palma
o palmito, producto muy apetecido en el
mercado internacional. El naidí representa además una fuente de alimento para
los moradores locales que consumen sus
frutos, los cuales son valorados y reconocidos a nivel internacional por su contenido de nutrientes y antioxidantes (Alonso
2012, Rojano et al. 2012, Yamaguchi et al.
2015). Su pulpa es comercializada principalmente en Brasil donde se le conoce con
el nombre de asaí.
435
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
M. I. Vallejo
Dada la importancia de E. oleracea en
la economía de la región Pacífica, y la
trayectoria de explotación comercial de
sus poblaciones para la producción de
palmito, se presenta una síntesis sobre
las características biológicas y ecológicas
de esta especie, el sistema de producción del palmito, el estado actual de sus
poblaciones y el impacto demográfico por
cuenta de su explotación. La información
que se presenta a continuación corresponde a una síntesis de los resultados de
tres años de investigación (2010-2012) en
las regiones de Cauca y Nariño.
Aspectos biológicos, ecología y uso
Euterpe oleracea es una palma monoica,
delgada y multicaule que alcanza en
promedio 18 m de altura. Se caracteriza
por tener un 12-45 tallos en diferente
estado de crecimiento, florece durante
todo el año y presenta dos picos de fructificación entre marzo-abril y septiembreoctubre (Vallejo et al. 2011) (Figura 2). Los
frutos son consumidos principalmente
por aves y pequeños mamíferos, algunos
de los cuales actúan como dispersores
(Moegenburg y Levey 2003), pero también
su diseminación ha sido atribuida a las
aguas de inundación por efecto de las
mareas (Moegenburg 2002).
Los naidizales forman asociaciones dominadas por esta palma o mezcladas con otras
especies de árboles, como Otoba gracilipes
(cuangare), Campnosperma panamensis
(sajo), Symphonia globulifera (machare),
Compsoneura atopa (castaño), Carapa guianensis (tangare) y Mora oleifera (nato)
(Corponariño 1989). En los sustratos más
firmes de las zonas más inundables, E.
oleracea domina sobre especies arbóreas,
b
a
b
c
c
d
Figura 1. Distribución de Euterpe oleracea en Colombia y aspectos generales de los naidizales en el Pacífico colombiano. a) Área de distribución, b) naidizales a la orilla del río
Isquandé (Nariño), c) grupo familiar de corteros de palmito y d) naidizal inundado. Fotos:
M. I. Vallejo (b y d), R. Bernal (c).
436
Figura 2. a) Euterpe oleracea; b y c) racimo
y frutos de E. oleracea. Fotos: M. I. Vallejo
(a y b), R. Bernal (c).
a
437
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
M. I. Vallejo
como Pterocarpus officinalis, Pentaclethra
macroloba y Grias cauliflora; mientras que
en las zonas menos inundables se incrementa la composición florística, con
significativa presencia de palmas como
Oenocarpus bataua, O. mapora, Mauritiella macroclada y M. saccifera (González
y Arango 2002). Su área de distribución
se extiende sobre la costa Pacífica de
Colombia y Ecuador, y las costas de Venezuela, Trinidad, las Guayanas y el norte de
Brasil (Henderson y Galeano 1996).
Crece en elevaciones menores a 100 m y se
adapta fácilmente a suelos salobres pobres
en oxígeno, jugando un papel importante
en la sucesión, como bosques de transición
entre el manglar y la selva húmeda tropical
(von Prahl et al. 1990), estableciéndose
detrás de los manglares como especie
pionera en pantanos con pocos árboles.
A medida que los pantanos se colmatan
con sedimentos y materia orgánica, otras
especies invaden el palmar para enriquecer el bosque; sin embargo, la palma de
naidí logra mantenerse gracias a su numerosos rebrotes más que a sus semillas, ya
que éstas solo tienen posibilidad de establecerse cuando se encuentran en claros
poco competidos (Vallejo et al. 2011).
Además del uso comercial del palmito que
se extrae del cogollo o parte más tierna
del tallo, se reportan otros usos para
los tallos, principalmente para la construcción de puentes, corrales, azoteas o
listones para paredes y también como
leña o en la fabricación de trampas para
la captura de camarones de río, conocidas
como “churucos” (Vallejo 2013). Otro uso
importante es el que se le da a los frutos,
los cuales se venden localmente para
ser consumidos como “pepiao”, que es el
jugo de los frutos macerados en agua y
mezclados con azúcar o como una bebida
438
conocida como “cernido de naidí”, que
se obtiene al colar el pepiao, desechar el
bagazo y adicionar agua y azúcar al gusto
(Vallejo op. cit.). Las hojas se usan ocasionalmente para techar, aunque no son muy
duraderas.
Producción del palmito
La producción del palmito en Colombia
está basada en un sistema netamente
extractivo que depende de la voluntad
de los “corteros” de salir a cosechar; por
lo tanto, los corteros trabajan a destajo,
sin que exista ningún vínculo laboral
con la única enlatadora que existe en la
región (Guapi, Cauca) y sin ningún tipo de
protección social. La extracción se realiza
sobre terrenos de propiedad colectiva de
las comunidades negras (Ley 70 de 1993),
a quienes se les otorga directamente los
permisos de aprovechamiento del recurso
a través de los consejos comunitarios.
Actualmente no existe una regulación
efectiva por la autoridad ambiental de la
región que otorga los permisos (Corponariño) para controlar la cantidad del recurso
que se extrae, ni para vigilar y sancionar
el cumplimiento de la norma de cosecha
establecida por la empresa enlatadora, la
cual hace referencia al tamaño mínimo de
corte de los tallos (dap ≥ 8 cm) (Vallejo et
al. 2011, Vallejo 2013).
En este contexto, la cadena de valor del
palmito opera básicamente en cuatro
etapas: cosecha, acopio, procesamiento
y comercialización (Figura 3). Durante la
cosecha los corteros (hombres entre 16-40
años o grupos familiares de 2-6 personas)
identifican a simple vista las palmas
aptas para corte teniendo en cuenta el
diámetro del tallo (8 cm aprox.) y su
grado de madurez o estado reproductivo.
Luego cortan la palma a una altura de 1-2
m aprox., cortan el cogollo, retiran entre
a
b
c
e
d
f
Figura 3. Etapas de la cadena de valor del palmito. a) Cosecha; b) acopio; c) procesamiento
y d-f) comercialización. Fotos: M. I. Vallejo.
cuatro y cinco capas de vainas de la hoja,
de ocho que protegen el palmito y forman
cargas de aproximadamente 50 cogollos,
que son llevados a hombro hasta los potrillos o canoas ubicados a la orilla de los
ríos o quebradas, para ser transportados a
439
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
M. I. Vallejo
los puntos de acopio más cercanos. Cada
cortero cosecha en promedio 150 cogollos
diarios, trabajando 7-8 horas en promedio
y recibe un pago de COP 180-200 por
cada cogollo; es decir, que para obtener
una ganancia mínima de COP 30.000
diarios (equivalente a un salario mínimo
legal sin prestaciones sociales), un cortero
debe tumbar al menos 150 palmas, sin
contar las que van a ser rechazados por
no cumplir con los estándares de calidad,
que usualmente corresponden al 5%. De
acuerdo con la demanda del mercado y
dependiendo de la temporada de cosecha
se estima que anualmente se cortan entre
1-2 millones de palmas de naidí.
Una vez en el punto de acopio, el acopiador
revisa la carga y efectúa un control de
calidad de cada cogollo, basado en el grosor
(diámetro > 1 pulgada = primera calidad;
diámetro < 1 pulgada = segunda calidad) y
color (rosado) del palmito. Cada punto de
acopio recibe entre 2.000 y 5.000 palmitos
dependiendo de la oferta, y el acopiador
recibe una comisión de COP 18 por cada
palmito de buena calidad. Luego envía
la carga a la enlatadora en Guapi, donde
los palmitos son procesados por madres
cabezas de familia. En esta etapa, los
cogollos pasan por dos fases de pelado en
las que son lavados, cocidos y sometidos
a choque térmico con agua fría para que
queden crujientes y conserven su textura.
Posteriormente, son troceados y empacados, y se les adiciona una salmuera a
base de sal, ácido cítrico y ácido ascórbico.
Finalmente, son sellados y almacenados
durante siete días; trascurrido este tiempo
son sometidos a pruebas organolépticas y
de pH, con el fin de garantizar la calidad
del producto final, el cual es etiquetado y
enviado a Buenaventura, desde donde se
exporta o se transporta hasta Bogotá para
su posterior distribución en el mercado
nacional.
440
Estructura y dinámica poblacional
Vallejo et al. (2011, 2013) documentaron
la estructura y dinámica de los naidizales de los bosques inundables al sur del
Pacífico colombiano, donde existe una
trayectoria de más de 30 años de aprovechamiento del palmito y por lo tanto
cuenta con una historia de manejo ligada
al régimen de cosecha de este recurso.
Para estudiar las poblaciones, los investigadores establecieron entre 2010 y 2011
siete parcelas permanentes de 0,05 ha
(20 m x 25 m) en sitios con diferentes
regímenes de cosecha (intensidades). Se
definió un gradiente que iba desde sitios
no cosechados por más de diez años hasta
sitios cosechados 3-4 veces al año que
incluían el corte de todos los tallos disponibles para palmito. El gradiente incorporaba además una variación en la condición
de luz de los sitios, ya que el corte de los
tallos conlleva la apertura del dosel y por
consiguiente un aumento en la iluminación del sotobosque (Tabla 1). En total se
realizaron tres censos durante dos años
en todas las parcelas, excepto en una no
cosechada, donde sólo se obtuvieron datos
para un año de muestreo.
Tabla 1. Características generales de las poblaciones de Euterpe olearacea estudiadas entre
2010-2012 (adaptada de Vallejo et al. 2014). a La iluminación se refiere al porcentaje de luz a
nivel del sotobosque en cada sitio. b Intensidad de cosecha, se refiere a la cantidad y clase de
tamaño de los tallos cosechados. No cosecha corresponde a sitios no cosechados hace más
de 10 años. Media = sitios cosechados varias veces al año pero solo de algunos individuos de
las clases de tamaño aprovechables (se observan algunos tallos reproductivos y no reproductivos). Alta = sitios cosechados varias veces al año de todas las clases aprovechables y en
ocasiones con daños sobre las clases regenerativas.
Localidad
Iluminacióna
Intensidad de
(coordenadas)
(%)
cosechab
Iscuandé
Boca de Sequiondita
Baja (< 50)
No cosecha
(2°29’25.1’’N; 77°59’53,1’’O)
Iscuandé
La Tapita
Baja (< 50)
No cosecha
(2°28’17,4’’N; 77°59’32,6’’O)
Iscuandé
(cabecera muniIscuandé
No cosecha
Moderada (50-70)
cipal)
(2°27’39,6’’N; 77°58’55’’O)
Sitio
Chamón
Sequiondita
Quibupí
Chanzará
Al interior de cada parcela se censó cada
genet (grupo de individuos genéticamente
idénticos) y se marcó cada ramet (cada
individuo dentro del genet). Los individuos
provenientes de semillas fueron incluidos
como ramets debido a su baja densidad y
a que no estaban representados en todas
las clases de tamaño. A cada genet se le
registró el número de ramets vivos y a
cada ramet, dependiendo de su tamaño,
se le tomaron diferentes medidas. En los
ramets acaules se contó el número hojas y
el número de pinnas del lado derecho de
la hoja más joven vista desde arriba y que
estuviera expandida. Para los ramets con
tallo se midió la altura, el diámetro, se
Guapi
(2°36’38.1’’N; 77°51’19,2’’O)
Iscuandé
(2°29’26’’N; 78°01’17,9’’O)
Iscuandé
(2°31’09.2’’N; 78°00’11,6’’O)
Iscuandé
(2°32’41.3’’N; 77°56’28,6’’O)
contó el número de hojas y el número de
estructuras reproductivas, registrando su
estado de desarrollo.
La definición de las clases de tamaño
se realizó teniendo en cuenta aspectos
morfológicos de la palma, como el número
de pinnas de la hoja, el desarrollo y altura
del tallo y la presencia de estructuras
reproductivas. La categoría de plántulas se
trató como una categoría aparte y agrupó
a individuos originados a partir de semillas, sin tallo aéreo o emergente y con
Moderada (50-70)
Alta (> 70)
Alta (> 70)
Alta (> 70)
Media
Alta (cosecha previa
al estudio)
Alta (cosecha
actual)
Anta (cosecha
actual)
hojas bífidas; los juveniles se definieron
como ramets sin tallo con hojas divididas, pero incluyó también los pequeños
rebrotes originados por vía vegetativa. Por
su parte, los ramets con tallo se dividieron
en subadultos y adultos, los cuales difieren
en la probabilidad de ser reproductivos.
En total, se establecieron diez clases de
tamaño (Tabla 2 y Figura 4).
Para estudiar la dinámica poblacional de
E. oleracea se construyeron modelos matriciales basados en estados (Caswell 2001).
441
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
M. I. Vallejo
Tabla 2. Clases de tamaño para las poblaciones de Euterpe oleracea. Tomado de Vallejo et
al. (2014).
Plántula
Número
pinnas
(p)
1
Juvenil 1
(j1)
0-6
—
Juvenil 2
(j2)
7-11
—
Origen por semilla, hojas bífidas.
Ramets sin tallo, incluye rebrotes y hojas
bandera.
Ramets sin tallo.
Juvenil 3
(j3)
12-18
—
Ramets sin tallo.
Juvenil 4
(j4)
> 18
—
Ramets sin tallo.
Clase de tamaño
Altura
tallo (m)
—
Subadulto 1
(sa1)
—
≤4
Tallos no reproductivos.
Subadulto 2
(sa2)
—
4-8
Tallos no reproductivos.
Adulto 1
(a1)
—
8-11
Tallos reproductivos.
Adulto 2
(a2)
—
11-14
Tallos reproductivos.
Adulto 3
(a3)
—
> 14
Tallos reproductivos.
Adicionalmente, se realizaron simulaciones de cosecha combinando frecuencia
(1, 2, 3, 4, 5 años) e intensidad (75, 50 y
25%), teniendo en cuenta que cuando una
población es cosechada por primera vez,
únicamente los tallos adultos (altura > 8 m,
clases a1, a2, a3) son aptos para palmito,
mientras que en cosechas posteriores,
los no reproductivos con 4-8 m de altura
(clase sa2) también son aprovechables,
debido a que engrosan más rápido y por
lo tanto proveen palmito de buena calidad
(2,5 cm de grosor en su parte comestible).
La frecuencia hace referencia a los ciclos
en que se efectúan las cosechas (cada
cuánto) y la intensidad se refiere al porcentaje de tallos que se cosechan en cada ciclo.
Además de los escenarios básicos consistentes en la reducción en un 75, 50 y 25%
de los tallos aprovechables, se exploraron
otros más complejos que involucraban la
reducción en el número de juveniles en 10,
25 y 50% para emular prácticas de deshije
comúnmente empleadas en diferentes
442
Características particulares
a
b
c
d
cultivos, con el fin de “estimular” el crecimiento de los individuos más grandes
(Vallejo et al. 2014).
En sitios que no han sido cosechados por
más de diez años, los palmares se están
regenerando de forma natural, gracias al
aporte de las clases de tamaño más jóvenes
(Vallejo et al. 2011). En consecuencia, un
naidizal no cosechado está compuesto en
un 69% por plántulas que miden entre 40
y 50 cm de altura y tienen 1-2 hojas bífidas,
un 20% por rebrotes y juveniles sin tallo,
un 6% por tallos no reproductivos y un
5% por adultos potencialmente reproductivos, de los cuales solo el 30% estaban en
flor o fruto en el momento de realizar el
estudio. En el río Iscuandé, se encontraron
naidizales con 660 a 780 macollas adultos
por hectárea, con un promedio de 18 tallos
por macolla (Vallejo 2013).
Aunque la mayor parte de la población
la conforman las plántulas, muchas de
Figura 4. Estados de vida de Euterpe oleracea. a) Plántula; b) juvenil; c) subadulto y d)
adulto. Fotos: M. I. Vallejo.
ellas mueren antes de desarrollar una
hoja pinnada y convertirse en juveniles,
por lo que la principal fuente de reemplazo de la población adulta proviene
de rebrotes generados por reproducción
clonal. Vallejo (2013) registró una mortalidad de plántulas del 67% en dos años de
observaciones y ninguna transición de
la etapa de plántula a juvenil. La mortalidad de las plántulas estuvo asociada
principalmente a procesos de pudrición o
a daños mecánicos ocurridos por la caída
de hojas de las palmas más grandes. Por
su parte, los rebrotes y juveniles clonales
tuvieron mayor probabilidad de supervivencia (96%), y por lo tanto de crecimiento
443
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
M. I. Vallejo
(9,2%), mientras los que murieron fue por
causa de desecamiento, herbivoría sobre
las hojas más tiernas o daños mecánicos
ocasionados por la caída de troncos o
ramas de árboles durante actividades de
corta de madera, típicas de la región.
Además, en condiciones naturales, el desarrollo de un rebrote hasta iniciar su reproducción toma unos 26 años, y una palma
adulta de 18 m, que es la altura máxima
promedio registrada en la zona de estudio,
tiene una edad cercana a los 40 años
(Vallejo 2013). Sin embargo, los investigadores encontraron algunas palmas de
28-30 m que sobresalían notablemente
en el dosel del bosque, lo que da indicios
de la transformación que han sufrido los
naidizales y en general los bosques del
Pacífico por la tala de madera y la cosecha
de palmito.
La cosecha de palmito tiene una influencia
evidente sobre las tasas vitales. El corte
de palmas altas incidió notablemente
en el desarrollo más rápido de las clases
juveniles y de los tallos más pequeños
(0-4 m, sa1), lo que probablemente esté
asociado con la mayor cantidad de luz que
reciben cuando se cortan los tallos altos
(Arango et al. 2010). Así, en sitios no cosechados y con baja iluminación, individuos
de 1-3 m de alto pueden tardar entre 13 y
17 años en alcanzar el tamaño apto para
ser aprovechables (> 8 m), con una tasa
promedio de crecimiento de 0,38 cm por
año. Este tiempo se reduce a una cuarta
parte (3-4 años) en los sitios perturbados,
debido a que no solamente se duplica
el crecimiento de los subadultos más
pequeños (0,70-0,79 cm por año), sino que
la condición de tallo aprovechable para
palmito se amplía a los subadultos más
grandes (> 4 m de altura) (Figura 5).
Por su parte, la supervivencia de plántulas varió entre el 30 y 38% en las poblaciones no cosechadas, en la población
con cosecha media fue del 66% y en las
poblaciones con cosecha alta fue del 50%.
Entretanto, en la población que no tuvo
presión de cosecha durante el estudio, la
Figura 5. Crecimiento de individuos caules (Δaltura (m) por clases de tamaño y con
respecto a la condición de cosecha. Valores de crecimiento obtenidos a partir de los modelos
de regresión lineal: R 2 (Δaltura) = 0,396, n = 404 (no cosechadas); R 2 (Δaltura) = 0,044, n =
288 (cosecha intensiva); R 2 (Δaltura) = 0,163, n = 43 (cosecha moderada), P < 0,01.
444
supervivencia de plántulas fue del 98%.
Para las clases juveniles, en la mayoría de
los casos, la supervivencia no estuvo relacionada con el tamaño de la hoja. Para las
demás poblaciones, la tasa promedio de
supervivencia anual varió entre 85 y 98%.
En cuanto a las clases con tallo, en las
poblaciones no cosechadas y con cosecha
media, la supervivencia no estuvo relacionada con la altura del tallo, siendo la tasa
promedio de supervivencia anual mayor al
94% en las no cosechadas y del 86% en la
población con cosecha media. Como era de
esperarse, en las poblaciones con cosecha
alta, la supervivencia de las palmas con
tallo se vio afectada, debido a que los
tallos de ciertas clases de tamaños son los
principales objeto de corte. Una población
que no fue cosechada durante el estudio
tuvo una mortalidad muy baja de tallos,
con una supervivencia del 99% (Vallejo et
al. 2014).
Finalmente, la fecundidad estuvo relacionada con el tamaño de los tallos, siendo
los de más de 12 m de altura los que
presentaron mayor porcentaje de fructificación (> 90%). Sin embargo, se encontró
que en las poblaciones no cosechadas, un
tallo comienza a ser reproductivo cuando
alcanza una altura de 8 m, mientras que
en sitios cosechados puede serlo a partir
de los 6 m, aunque la probabilidad es muy
baja (3%). En cuanto a la reproducción
por vía vegetativa, un ramet está en capacidad de producir rebrotes desde la etapa
juvenil, cuando tiene unas 5-6 pinnas a
cada lado del raquis, pero la gran mayoría
se originan de tallos que miden entre 0-4
m de altura (subadultos pequeños, sa1),
razón por la que en condiciones de cosecha
alta, donde las clases adultas remanentes
y los subadultos grandes (sa2) son el
objeto principal de corte, la producción de
rebrotes se concentra en dicha categoría,
seguida de los juveniles más grandes. En
todas las poblaciones la producción de
rebrotes estuvo relacionada con el tamaño
de la hoja, pero no con la altura del tallo.
Sin embargo, no se observó ningún patrón
a lo largo del gradiente de cosecha que nos
permitiera afirmar que la producción total
de rebrotes aumentara o disminuyera
con la intensidad de la cosecha. Tomando
como referencia una población no cosechada, hubo un aumento de 5-18% en el
número de rebrotes en cuatro localidades,
y una disminución del 6% en otra (Vallejo
et al. 2014).
Las proyecciones para los próximos
50 años mostraron una tendencia al
crecimiento en todas las poblaciones.
En algunas de ellas, los intervalos de
confianza sugieren un crecimiento constante, mientras que en otras parece haber
periodos de crecimiento y decrecimiento.
La tasa de crecimiento poblacional más
alta que se encontró fue de 35% anual.
Teniendo en cuenta los cambios drásticos
que se presentan en la estructura de las
poblaciones bajo el régimen actual de
cosecha, la tasa transitoria de crecimiento
poblacional (λ 50) no resultó ser un parámetro útil para evaluar el efecto de esta
perturbación. Aunque las poblaciones
decaen después de los eventos de cosecha,
se recuperan gracias a la producción de
rebrotes y al crecimiento más rápido de
los juveniles, lo que permite mantener una
dinámica creciente. La figura 6 muestra
los cambios proyectados a 50 años que se
presentan en la distribución de las categorías de tamaño con base en el gradiente de
cosecha. En las poblaciones no cosechadas
por más de diez años, e incluso en las de
cosecha media, se mantuvo una estructura típica de poblaciones saludables,
con predominio de plántulas y con una
445
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
8
6
0
2
4
6
4
2
0
0
2
4
6
8
10
t=50
10
t=30
10
t=10
8
10
8
6
4
2
0
a2
10 12 14
0
2
4
6
8
10 12 14
8
4
2
0
10
0
2
4
6
8
10
0
2
4
6
8
10
8
6
4
2
0
10
0
2
4
6
8
10
0
2
4
6
8
10
8
6
4
2
0
10
0
2
4
6
8
10
8
0
2
4
6
8
6
4
2
0
p j1 j2 j3 j4
sa2
a2
20
15
10
0
0
5
10
15
20
t=50
5
10
5
sa2
t=50
t=30
20
t=10
15
20
15
p j1 j2 j3 j4
t=50
t=30
10
t=10
Sequiondita t=0
t=50
t=30
0
f
6
8
0
2
4
6
8
4
2
10
8
6
Log-Abundancia
4
10
8
6
2
8
6
0
2
e
t=50
t=30
t=10
t=0
10
Chanzará
4
Log-Abundancia
0
d
t=30
t=10
Quibupí t=0
4
Log-Abundancia
0
c
t=10
10 12 14
t=0
10 12 14
Chamón
6
Log-Abundancia
t=0
0
b
Log-Abundancia
Estos resultados develan la necesidad
de implementar planes de manejo que
respondan a las necesidades económicas,
sociales y culturales de los actores del
sistema de producción de palmito, pero
también a los requerimientos de conservación de las poblaciones de E. oleracea que
están siendo sobre-explotadas. Aunque
cualquiera de los escenarios de cosecha
planteados derivó en un crecimiento de
las poblaciones por el aumento de las
clases juveniles de origen clonal, el efecto
no fue el mismo sobre la cantidad de tallos
disponible para palmito en un periodo
Figura 6. Cambios en la estructura poblacional de Euterpe oleracea en un gradiente de
cosecha para un periodo de 50 años. (a) y (b) Corresponden a poblaciones no cosechadas
por más de 10 años; (c) a una población con cosecha media; (d) y (e) a poblaciones con
cosecha alta-antes y durante el estudio; (f) a una población que tuvo una cosecha alta, pero
previa al estudio.
446
Iscuandé
10
Conclusiones y recomendaciones
de manejo
t=0
a
2
El resto de los escenarios, que incluían
diferentes porcentajes de deshije, mostró
una progresiva reducción en la oferta de
palmito con ciclos anuales de cosecha. Una
tendencia a la recuperación de la oferta
inicial de palmito se presentó únicamente
cuando el deshije fue del 10% y los ciclos
de cosecha de dos años o más. Cuanto más
largo es el ciclo de cosecha, más rápida es
la recuperación en estos escenarios.
Boca de sequiondita
5
Las simulaciones básicas que se realizaron
al cosechar únicamente los tallos aptos
para palmito —sin ningún tratamiento
de deshije— y contrastando con el modelo
de cosecha actual, indican que el régimen
actual de cosecha sin duda conllevan a una
reducción del recurso del 93% durante los
primeros cinco años, con una recuperación de solamente el 2% en los próximos
45 años (Figura 7a). Entretanto, con
intensidades de cosecha anual del 75, 50
y 25%, la oferta cae en un 85, 80 y 70%,
respectivamente, durante los primeros
diez años, pero después tiene una recuperación progresiva, alcanzando incluso
a sobrepasar la oferta inicial del recurso,
más o menos cuando han transcurrido
entre 27 y 30 años desde la primera
cosecha. Este patrón se mantiene con
ciclos de corte de 2, 3, 4 y 5 años aunque
la disminución en la oferta de tallos aprovechables durante los primeros años es
menos pronunciada con ciclos de cosecha
más largos (Figura 7a-e).
0
disminución gradual en la abundancia de
las demás categorías, pese a las diferencias en las densidades iniciales de algunas
clases de tamaño entre las tres poblaciones (Figura 6a-c). El caso contrario
ocurre en las poblaciones con una alta
intensidad de cosecha, donde las plántulas y los adultos tienden a desaparecer
con el paso del tiempo, debido al corte de
los tallos adultos, que son los únicos que
se reproducen por vía sexual (Figura 6d).
Cuando existe una oferta mínima de semillas, la categoría de plántulas se mantiene,
aunque en menor proporción que los juveniles y subadultos de origen clonal (Figura
6e). En una población, las plántulas se
mantuvieron casi en la misma proporción
que los juveniles y los subadultos clonales
(Figura 6f), debido a que la gran mayoría
de ellas estaba ubicada en sitios con buena
iluminación.
Log-Abundancia
M. I. Vallejo
p j1 j2 j3 j4
sa2
a2
p j1 j2 j3 j4
sa2
a2
447
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
M. I. Vallejo
Figura 7. Cambio en el porcentaje de
tallos aprovechables bajo diferentes
escenarios y ciclos de cosecha (1-5
años) durante un periodo de 50 años.
Tomado de Vallejo et al. (2014).
de 50 años. Los únicos escenarios que
mostraron una recuperación en el número
de tallos aprovechables por hectárea
después de la cosecha inicial, fueron los
que contemplaron eventos de corta sin
deshije o los que incluyeron un deshije
del 10%, pero con ciclos de corta de por lo
menos dos años.
448
En consecuencia, se propone como mejor
escenario de cosecha el que se incluye el
corte del del 50% de los tallos aprovechables, ya que ofrece varias ventajas, como
las que se presentan a continuación. 1) Es
un punto intermedio entre una cosecha
del 75 y del 25% lo que permite aprovechar
hasta la mitad de los tallos disponibles
para palmito, sin que se presente una
caída abrupta del recurso durante los
primeros años de cosecha. 2) Permite que
se realicen cortes anuales, evitando la aplicación de vedas prolongadas como las que
se realizan en la actualidad, debido al alto
grado de deterioro en que se encuentran
algunos de los palmares aprovechados de
forma intensiva. 3) Permite mantener una
oferta mínima de frutos para ser aprovechados por los pobladores, ya sea para
el consumo familiar o para venderlo en
los mercados locales, lo cual representa
una mayor ganancia porque es una actividad mucho más rentable que el corte del
palmito; el único inconveniente es que solo
existen dos temporadas de producción de
frutos al año (Vallejo et al. 2011). Los escenarios con menor intensidad de cosecha y
con ciclos más largos (2-5 años), no son los
más productivos para el aprovechamiento
del palmito, pero si los más adecuados
para la conservación de las poblaciones, ya
que permiten mantener en cierta medida
una estructura similar a la de las poblaciones antes de ser cosechadas. Además,
la recuperación de los palmares que han
sido cosechados intensivamente, requiere
de periodos de descanso mínimo de siete
años, ya que según nuestros datos es el
tiempo que tardaría un tallo de menos de
1 m en alcanzar un tamaño mínimo de 6
m de altura, que es cuando los tallos de
poblaciones sometidas al estrés permanente de la cosecha, empiezan a ser reproductivos.
Las prácticas de deshije, que inicialmente
se pensaba podían favorecer la producción de nuevos rebrotes y estimular el
crecimiento de los ramets más pequeños,
no resultaron adecuadas para el manejo
del palmito. Por el contrario, el deshije
disminuye la probabilidad que los tallos
cortados sean reemplazados por las clases
más pequeñas, lo que conduce a un agotamiento progresivo del recurso. Esta práctica, que ha sido empleada en cultivos de
naidí en Brasil, está más orientada hacia
el incremento en la producción de frutos y
al desarrollo reproductivo a más temprana
edad, ya que la eliminación de los rebrotes
evita la movilización de los nutrientes
asimilados hacia la formación del sistema
de raíces de las macollas y los direcciona
hacia procesos reproductivos (Oliveira et
al. 2002, Lopes et al. 2005, Oliveira et al.
2007).
Existen adicionalmente varias recomendaciones de manejo que son fundamentales
para que la producción de palmito de E.
oleracea sea una práctica sostenible a largo
plazo. Algunas de ellas están relacionadas
con un manejo controlado de los palmares
durante y después los eventos de cosecha,
de tal forma que se puedan regular no solo
los ciclos de corta, sino la marcación de los
tallos que podrían ser cosechados en el
próximo ciclo. Algo similar al proceso que
realizan en las plantaciones de bambú en
las que existen cosechas programadas y
definido cuántos y cuáles tallos de bambú
pueden ser aprovechados en cada ciclo,
para que el rendimiento y la productividad
de las macollas sean las óptimas (Kigomo
2007).
Otra recomendación que podría favorecer
el desarrollo de los naidizales es el manejo
de los desechos de la corta para producir
abono orgánico, lo cual se traduce en
trozar los troncos y hojas de los tallos
cortados y ponerlos alrededor de las macollas para que se descompongan y para que
los nutrientes se integren más rápido al
suelo.
También existen aspectos de tipo económico, social y cultural que deben ser
449
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
M. I. Vallejo
fortalecidos en un trabajo conjunto con
las autoridades ambientales, los consejos
comunitarios, los empresarios y los
corteros, con el fin de mejorar no solo los
planes de manejo que se diseñen hacia
el futuro, sino también las condiciones
laborales de los corteros. Por ejemplo,
en materia económica actualmente el
mercado de exportación de palmito está
siendo dominado por Bactris gasipaes, una
especie de palma ampliamente cultivada
en Costa Rica y Ecuador (Arroyo y Mora
2002, Montufar y Rosas 2013). Esto en
cierta forma ha favorecido la reducción de
la presión sobre poblaciones silvestres de
especies vulnerables como Euterpe precatoria, altamente explotada y diezmada en
Bolivia (Zuidema 2000), y al mismo tiempo
ha desviado la mirada hacia otras alternativas de mercado, como la obtención de
pulpa, aceites y otros compuestos a partir
de los frutos de asaí, que es como se conoce
internacionalmente este recurso. En el
caso de E. oleracea, Colombia solamente
participa en un 0,92% de las exportaciones
de palmito a nivel mundial, siendo Francia
el principal comprador de este producto
(Vallejo et al. 2016). Recientemente, los
empresarios del palmito en el Pacífico
colombiano han establecido una despulpadora en Tumaco (Nariño) y están experimentando con la producción de pulpa
de asaí que ya exportan hacia Brasil y que
también han empezado a comercializar en
diversas presentaciones (pulpa o liofilizado) en el mercado nacional (Jorge Yoria,
com. pers. 2015). De resultar exitoso este
ejercicio, se esperaría que las condiciones
de los campesinos mejoren en cuanto a los
ingresos recibidos por la cosecha de los
frutos, ya que actualmente en la región un
agricultor puede vender 1 kg de frutos de
naidí (asaí) en COP 1.000, lo equivalente
a la venta de cinco palmitos. Ahora bien,
si un racimo produce un promedio de 6 kg
450
de fruta y un tallo de palma produce un
promedio de cuatro racimos cada año, un
agricultor puede cosechar alrededor de 24
kg de fruta por tallo por año y ganar COP
24.000, es decir, 120 veces más que por la
venta una sola vez de un solo corazón de
palma (Vallejo 2013, Vallejo et al. 2011).
En materia social y cultural, la dependencia económica que existe actualmente
entre la única empresa enlatadora de la
región y los corteros ha suscitado inconformidad entre los habitantes locales,
quienes consideran injusto el pago que
actualmente reciben por cada cogollo (COP
180-200). No obstante, muchos de ellos se
ven obligados a dedicar parte de su tiempo
a esta actividad, debido a las pocas oportunidades laborales que existen en la región.
Por su parte, los empresarios, que son
conscientes de esta situación, se sienten
impotentes al no poder mejorar el precio
del palmito y las condiciones de trabajo de
los corteros debido las condiciones fluctuantes de este producto en el mercado
internacional. Esto, sumado a la cultura
local que lleva a los campesinos a obrar
con la mentalidad de que ‘el tallo que yo no
corte lo va a cortar otra persona mañana’,
hace impracticable cualquier programa de
conservación y manejo sostenible de los
naidizales. Es por estas razones que iniciativas como los sellos verdes (Green seals)
o los certificaciones de comercio justo
(Fair trade), que hoy en día se promueven
como una alternativa para cerrar la brecha
entre los productores y los consumidores
de los productos forestales no maderables
(PFNM) (Molnar et al. 2003, Nelson et al.
2002, Shanley et al. 2002), no resultan
fáciles de aplicar en sistemas extractivos
como el del palmito de E. oleracea en el
Pacífico colombiano.
Más allá de cualquier sello verde o
certificación de comercio justo, social
y ambientalmente responsable, deben
existir políticas de respaldo que obliguen
a todos los actores involucrados a declarar
la procedencia de sus productos (p. e.
mediante la implementación explícita de
una codificación del lote de procedencia).
En el caso del palmito, cada lata o frasco
debería indicar claramente si el producto
proviene de plantas silvestres o cultivadas, de cuáles especies, dónde, cuándo
y por quién fue producido (Vallejo et al.
2016). Todo esto debe ir acompañado de
un plan de manejo que garantice el aprovechamiento sostenible del palmito, para lo
cual es necesario implementar un sistema
organizado de cosecha, que incluya la delimitación de áreas de explotación, la definición de ciclos de aprovechamiento de
cada área y la organización de los corteros
a través de los consejos comunitarios,
entre otros. De esta manera, los consejos
comunitarios tendrían un mejor control
del recurso y velarían para que se respeten
los turnos e intensidades de cosecha asignados a cada cortero y a cada sitio.
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TERCERA PARTE: PACÍFICO COLOMBIANO
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Naidizal inundado en el Pacífico colombiano. Foto: M. I. Vallejo.
D. Salas D.
22.
ESTRUCTURA, COMPOSICIÓN
FLORÍSTICA, ECOLOGÍA, DISTRIBUCIÓN
Y ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LOS
PALMARES DE Copernicia alba
EN EL PARAGUAY
Danilo Salas Dueñas, Fátima Mereles y Laura Rodríguez
Resumen
TERCERA PARTE:
PARAGUAY
Los palmares de Copernicia alba se desarrollan sobre las sabanas hidromórficas
del Chaco húmedo, constituyendo su
estructura de solo dos estratos de vegetación. El más elevado está constituido
únicamente por C. alba, la que puede llegar
entre 350-400 estípites por hectárea en
los sitios de mayor densidad poblacional
y el segundo estrato es el herbáceo, muy
rico y diverso en especies de naturaleza
acuático-palustres por ser un ambiente
mixto anegable e inundable, pero que
soporta sequías periódicas. Las familias
de herbáceas más representativas son:
Poaceae, Asteraceae, Leguminosae, Alismataceae, Pontederiaceae, Cannaceae,
Marantaceae, Solanaceae y Verbenaceae,
entre otras. En Paraguay estas sabanas se
extienden prácticamente en todo el Chaco
húmedo hasta el paralelo 23°S aproximadamente, quedando algunos restos en
otras partes de dicho territorio y la región
Oriental del país. Aunque el cambio de
uso del suelo vaya avanzando sobre las
sabanas, el estado de conservación aún es
muy bueno por las grandes superficies que
aún persisten, siendo C. alba una especie
muy resiliente. En este trabajo se presenta
el comportamiento de la especie en Paraguay, su distribución, fenología, ecología y
estructura.
Palabras clave. Chaco húmedo. Fenología. Flora. Historia natural.
Introducción
El género Copernicia es un género con aproximadamente 25 especies, teniendo su
centro de distribución en las Antillas (Uhl
y Dransfield 1987), extendiéndose a Sudamérica solo con dos especies: C. cerífera
y C. alba, llegando la primera a desarrollarse en el noreste del Brasil y la segunda
llegando hasta el río Bermejo, en el Chaco
argentino.
Copernicia alba es una palmera ya muy
estudiada desde diferentes puntos de
vista y desde el siglo XIX en adelante se
dieron los primeros estudios taxonómicos (Morong y Britton 1893, Dalhgreen y Glassman 1961), más adelante, a
partir de la década de los 80 se dieron en
Paraguay y en general para la región, los
etnobotánicos (Arenas 1982, Negrelle y
Degen 2012). Paralelamente se realizaron
estudios ecológicos y de distribución en
455
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PALMARES CHACO
D. Salas D.
la región (Balslev y Moraes 1989, Moraes
1989, 1991 y 1996, Mereles 1998, 1999 y
2000, Degen y Negrelle 2014).
Copernicia alba es una especie muy desarrollada en la región, especialmente en
Argentina y Paraguay, en donde aún se
encuentran extensas poblaciones monoespecíficas muy densas. En Paraguay está
presente en ambas regiones naturales:
Oriental y Occidental o Chaco (Figuras 1
y 2), siendo la porción del Chaco denominada como “húmedo” en donde conforma
grandes extensiones de sabanas hidromórficas, tanto en formaciones puras y como
parte del denominado “mosaico de vegetación
“bosques-palmares-humedales”
(Spichiger et al. 1991, Mereles 2005).
Según Hueck (1978), el área de distribución de dichas sabanas se inicia en
Argentina, aproximadamente desde el río
Bermejo (Provincias Formosa y Chaco),
formando masas densas desde la ciudad de
Reconquista (Parodi 1934) hacia el norte,
llegando al Paraguay y este de Bolivia
(bañados de Otuquis y El Carmen). Según
Grassía y Benito (2016), en la Argentina
habita en los valles de inundación de tres
grandes ríos (Paraná, Paraguay y Bermejo),
una gran planicie que va de los 50 a los 100
m s.n.m. en zonas mayormente de sabanas
y pastizales. En Bolivia llega al pie de los
Andes, Yacuiba y Villamontes, cercanos
al río Pilcomayo (Fiebrig y Rojas 1933) y
Figura 1. Zonas húmedas de Paraguay y distribución de Copernicia alba (área punteada).
456
a considerables distancias del río Paraguay, muy al interior del Chaco, también
está en el departamento de Santa Cruz
(Negrelle y Degen Naumann 2012). Hahn
(1990) menciona que la especie también
crece en el Uruguay; Silva et al. (2000) la
señalan para el Brasil en los estados de
Mato Grosso (región del Pantanal) y Mato
Grosso do Sul, y Degen de Arrúa y Negrelle
(2014) mencionan que C. alba ocupa en
este país una superficie diez veces más
que C. cerifera (la palmera productora de
la cera de carnauba). Finalmente Dahlgren
y Glassman (1961) mencionan que es la
Figura 2. Ecorregiones del Chaco paraguayo.
457
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PALMARES CHACO
D. Salas D.
especie de palmera más abundante por su
área de distribución en la región sudamericana.
En Paraguay si bien es en la parte sur del
territorio chaqueño en donde la especie
adquiere un gran desarrollo, también
aparece más al norte manchones de
diversas extensiones de palmares de C.
alba, tanto hacia el noreste como noroeste
del Chaco (Figuras 3-7). Según Ramella y
Spichiger (1989), estas pequeñas extensiones serían relictos de masas más
Figura 3. Ambientes en donde se desarrolla el Karanda’y (Copernicia alba). Foto:
F. Mereles.
Figura 4. Copernicia alba sobre un embalsado desprendido Alto Paraguay. Foto: F.
Mereles.
458
importantes que hubieran ocupado una
mayor superficie de las que hoy ocupan
en prácticamente todo el departamento
Presidente Hayes, que hace parte de la
ecorregión conocida como Chaco Húmedo
(Figura 2).
Breve descripción de los aspectos
botánicos de la especie
Figura 5. Palmar en el Alto Paraguay.
Foto: F. Mereles.
Figura 6. Palmares de Copernicia alba en
el Chaco central. Foto: F. Mereles.
Estípite de unos 5-20 m de altura, rectos y
cilíndricos, sin espinas, cubiertos por cicatrices foliares anulares, menos evidentes
a medida que el individuo va madurando,
de color blanquecino, rojizo o negro según
el estado de maduración y formación del
leño. Hojas agrupadas en un penacho
grande, de 1,20 m de largo, palmatisectas
y dispuestas en forma circular, coriáceas,
lóbulos 15-50 con ápice bífido; peciolos
largos con espinas recurvadas a lo largo
y más intensamente hacia la base. Flores
agrupadas en inflorescencias constituyendo grandes panículas hasta 2 m de
largo, excediendo la longitud de las hojas;
flores pequeñas, trímeras, hermafroditas,
de color amarillo-cremoso, muy numerosas. Fruto, baya sub globosa de 2 cm de
diámetro, pulposa, de color verde cuando
inmaduros y negro brillante a la madurez.
Nombres vernaculares en Paraguay
y razón de los mismos
Figura 7. Palmares de Copernicia alba.
Foto: F. Mereles.
El nombre más conocido de la especie
es “carandá’y” o “karandá’y”, según las
grafías utilizadas en el idioma guaraní
y que significa: “palmera del agua”. La
especie presenta un estípite muy variado,
con diversos aspectos a medida que se va
desarrollando, razón por la que ha recibido
otros nombres vernaculares tales como
“palma blanca”, dada a aquellas cuyos
estípites son gruesos y sin color, con las
cicatrices de las hojas aún poco evidentes;
“palma colorada”, de estípites gruesos y
con las cicatrices muy conspicuas de color
rojizo y la “palma negra”, ya prácticamente
con los estípites muy crecidos, altos, muy
delgados y con abundante leño, sin las
cicatrices evidentes de las hojas y de color
muy negro. Esto ha dado pie a que diversos
autores lo hayan considerado incluso
como especies diferentes, entre ellos
Morong y Britton (1893). Según Dahlgren
y Glassman (1961), se trata de una sola
especie, C. alba, con formas diferentes
según sus estadios de desarrollo y es la
única especie del género que llega más al
sur del continente.
El objetivo del trabajo es presentar el
comportamiento fenológico, ecológico,
la distribución y estructura de Copernicia
alba, siendo esta una la única especie de
Arecaceae del país que habita en los humedales.
Materiales y métodos
El trabajo se realizó utilizando la bibliografía ya existente acerca del comportamiento de C. alba en Paraguay. Los estudios
fenológicos se realizaron de forma cualitativa, con base a las observaciones de varios
años de trabajo.
Los estudios ecológicos fueron realizados
en base a las observaciones y descripciones in situ y los análisis de suelos fueron
tomados del Proyecto Sistema Ambiental
del Chaco (1992-1996). Los estudios de
la estructura se realizaron mediante el
método de Lamprecht (1990), tomando
mediciones de estípites de Diámetro a
la Altura del Pecho (DAP) = o > a 10 cm
dentro de una superficie de 1 hectárea,
subdivididas en 25 sub-parcelas, en la
Estancia Santa María del Doce, retiro San
Juan, 24°56’S, 57°40’O, propiedad de la
Fundación La Piedad, Departamento de
Presidente Hayes en la ecorregión Chaco
húmedo del Paraguay.
459
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PALMARES CHACO
D. Salas D.
Para la medición de la regeneración se
contaron los individuos con una altura
menor a 2 m.
Las colecciones de herbario efectuadas se
encuentran depositadas en CTES, FCQ y
G.
Para la verificación de los sinónimos y
nombres botánicos de las especies se utilizaron las bases de datos on line TROPICOS
(2011) y Zuloaga et al. (2008).
Resultados
Historia natural de Copernicia alba en
Paraguay
Distribución (Figura 1). Copernicia alba se
la encuentra en dos regiones de Paraguay.
a) Región Occidental o Chaco. Departamentos Presidente Hayes y Alto
Paraguay, donde se desarrollan las
grandes superficies de sabanas hidromórficas con un número de individuos muy elevado, formaciones muy
cerradas y densas y en parte alternando dentro del mosaico bosquessabanas palmares.
Departamento Boquerón: en relictos
en forma de pequeños manchones, un
ejemplo de ello es el relicto de Palmar
de las Islas (19°30’S, 60°35’W), ya en
la frontera con Bolivia (HITO VI),
a orillas de la Laguna Palmar, así
como el sitio conocido como “palmar
quemado”, entre otros.
b)
460
Región Oriental. Departamentos
Cordillera y Central: sub-cuenca
del lago Ypacaraí. Departamentos
Paraguarí y Central: sub-cuenca del
lago Ypoá. Departamento Caaguazú:
relictos en forma de pequeños
manchones. Departamento Concepción, San Pedro, Central y Ñeembucú:
como parte del litoral del río Paraguay, margen izquierda. Individuos
aislados, sin seguridad de que sea
la especie, en otros departamentos
como Amambay, Itapúa, etc., en la
región Oriental (Figura 8).
Ecología
Copernicia alba se desarrolla sobre suelos
horizontales o con muy escasa pendiente,
muy estructurados y ricos en arcillas,
muy duros en seco y pegajosos cuando
húmedos, con poca disponibilidad de
agua, impermeables, inundables y anegables del tipo vertisoles o gleysoles según
la arcilla (Proyecto Sistema Ambiental
del Chaco 1992-1996). La especie soporta
asfixiamiento por agua en forma periódica
debido a inundaciones o anegamientos,
al menos entre 4-6 meses por año. Sin
embargo, Markley (1955) menciona que la
especie queda excluida en donde la inundación es más o menos continua, lo cual
Fenología
El periodo de floración se inicia con el
desarrollo de la inflorescencia que emerge
de un eje central y este proceso se inicia
desde finales de septiembre, raramente a
fines de agosto, lo que es considerada una
floración muy temprana, se extiende todo
octubre y llega hasta diciembre, siendo su
floración plena a fines de octubre, llegando
a noviembre-diciembre con unos pocos
individuos (Mereles y Degen 1993). Según
las observaciones, solamente el 1,8% de
los individuos inicia su periodo de floración de forma muy temprana.
Durante octubre, 21% de los individuos
se encuentra al inicio de su floración y a
fines de dicho mes y noviembre, el 38%
de los mismos se encuentra en floración
plena y solamente un 0,7% al término de
su floración.
Los frutos, drupas globosas pequeñas,
pueden aparecer en octubre y se superpone en muchos de los casos a la floración,
perdurando hasta marzo y abril, meses
en los cuales la fructificación es plena.
Este estado puede llegar en algunos casos
hasta junio-julio en donde el 96% de los
individuos se encuentra en plena fructificación. Ya en agosto, la mayor parte de
los individuos estudiados se encuentra al
final de la fructificación, apareciendo la
mayor parte de ellos con el raquis de la
infrutescencia desnuda y los frutos ya en
el suelo (Tabla 1).
Figura 8. Distribución de Copernicia alba en el Paraguay.
461
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PALMARES CHACO
D. Salas D.
Tabla 1. Fenología de Copernicia alba.
Mes
Floración
Abril
Fructificación plena.
Junio
Perduran los frutos, inicio de la
maduración y frutos en el suelo.
Agosto
Raro inicio de floración.
Drupas maduras en su mayoría.
96% individuos en flor.
Septiembre 1,8% floración plena.
2,3% individuos sin flores.
21% individuos en inicio de floración.
Octubre
79% individuos en plena floración.
0,7% individuos al final de su floración.
Decaimiento de la floración plena.
Noviembre Flores llegando a diciembre de una
minoría de individuos.
Primeros frutos (muy raro).
Marzo
Inicio y aumento de los frutos.
puede ser posible en años de frecuentes
subas de los cursos de agua aledaños, como
consecuencia de las lluvias abundantes y
de los desbordes frecuentes de los cursos
de agua. Muy raramente C. alba aparece
sobre suelos arenosos más arriba, pero
siempre con arcillas a menos de 30-40
cm de profundidad, ocasión en la que se
muestra en forma aislada, compartiendo
con otras leñosas como Tabebuia aurea,
Astronium fraxinifolium y Jacaranda mimosifolia (Mereles y Degen 1997). Con estas
condiciones de suelos, los estípites de C.
alba se disponen en forma más aislada
que cuando la misma ocupa suelos con la
arcilla en superficie.
Las sabanas hidromórficas
La especie ocupa grandes superficies en
el Chaco húmedo paraguayo por debajo
del paralelo 23° y conforman poblaciones
de una densidad muy elevada, por lo que
dichas formaciones son denominadas
462
Fructificación
como “clímax edáfico (Spichiger et al.
1991, Mereles 1998) y son denominadas
“sabanas hidromórficas”. Estas grandes
superficies cubiertas por C. alba acogen en
el estrato inferior a un rico estrato de especies de herbáceas y sufrútices muy rico en
diversidad vegetal de naturaleza acuáticopalustres (Mereles 1999) (Anexo 1).
Pequeñas asociaciones edáficas quedan
como relictos en las áreas hoy más semiáridas, conformando los denominados
bosques anegables (Mereles 2005).
Copernicia alba es una especie heliófila que prefiere ambientes abiertos y
muy iluminados, constituyendo rodales
puros, excepto en caso de modificación
de los suelos. Hueck (1978) menciona
la presencia de ciertas especies leñosas
arbustivas dentro de los rodales de C.
alba. En efecto, cuando los palmares se
modifican, inmediatamente ingresan al
sistema algunas especies leñosas colonizadoras típicas de los suelos sobre los
que se desarrolla la especie, tales como
Acacia caven, Prosopis ruscifolia, P. vinalillo,
Mimosa pellita, Geoffroea spinosa, entre
otras (Mereles y Degen 1997). En condiciones prístinas, eso no sucede.
Moraes (1996) menciona también que a
C. alba se la encuentra en el interior de los
islotes boscosos, preferentemente en aquellos de Schinopsis balansae. Así, grandes
superficies de las sabanas hidromórficas se
intercalan con los bosques de S. balansae,
conformando el mosaico bosques-sabanas
palmares. En esos casos donde individuos
aislados de C. alba o manchones de ellos,
penetran al interior del bosque en aquellos
sitios en donde las formaciones boscosas
presentan claros y los suelos se mantienen
bastante húmedos.
Estructura
Los análisis de la estructura basados en
Mereles (2000), se muestran en la tablas
2. La regeneración al interior de la parcela
fue: total individuos con DAP < a 10 cm y
altura < a 2 m = 77, para un total de 498
individuos.
Discusión y conclusiones
Los estudios estructurales de los palmares
evidencian una alta densidad en el
número de estípites por hectárea en aquellos sitios en donde las condiciones tanto
edáficas como hídricas les son favorables.
De acuerdo con Moraes (1991), aquellos
suelos con largos periodos de inundación
son los más propicios, correspondiendo
acertadamente la denominación de los
palmares como de “bosques densos”, en
alusión a la abundancia muy alta de individuos. Muy probablemente, otro factor
importante es la luz, pues las observaciones conducen a la conclusión que C. alba
es una especie muy heliófila, cuyas semillas germinan dentro de las formaciones
boscosas como las de Schinopsis balansae,
únicamente en aquellos sitios abiertos y
soleados.
Respecto de la estructura, evidentemente
los individuos entre 5-10 m de altura y
con diámetros entre 15-20 cm son los más
abundantes, con más del 60% de ellos con
dichas medidas, siendo muy inferior el
número de individuos cuyos DAP y alturas
se encuentran sobre las ya mencionadas.
Michalowsky (1958) señala que las alturas
Tabla 2. Estructura del palmar de Copernicia alba con DAP = 10 o > a 10 cm y una altura
superior a 2 m. Superficie = 1 hectárea.
>10 = 15
No. de
individuos
123
>15 = 20
>20=25
DAP (cm)
>2 = 5
No. de
individuos
119
263
>5 = 10
270
35
>10=15
323
Altura (m)
>20
8,3
>2
28,2
>15=20
62,4
>5=10
64,1
>15=10
29,2
>10=15
6,9
463
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PALMARES CHACO
D. Salas D.
dominantes en el Paraguay están entre 8
y 15 m, lo cual coincide con los resultados
obtenidos.
Analizando la distribución de los individuos respecto a sus alturas, se observan
diferencias. Por ejemplo, hacia el norte del
Chaco y sobre los suelos gleycos y vérticos
se presentan las mayores alturas (entre
20-30 m), con los estípites ya muy lisos,
sin la presencia de cicatrices foliares y
las cortezas de color negro, en tanto que
cuando los suelos contienen menos material arcilloso, las alturas son menores y
el aspecto del estípite es diferente. Esto
se observa en los palmares al interior del
litoral del río Paraguay en los departamentos de Concepción, San Pedro y Ñeembucú, así como en aquellos relictos en el
norte del Chaco. En el caso de los estípites
muy elevados, estos se ubican en sitios
más restringidos, por lo que se deben
considerar también otros factores como el
uso de la especie y la accesibilidad.
En relación a de la dispersión de las semillas, no se conocen estudios cuantitativos.
Sin embargo, se ha observado que un factor
muy importante en el Chaco húmedo de
Paraguay es el ganado. Las semillas sufren
procesos de ablandamiento al interior
del tracto digestivo (dispersión endozoofila), hecho ya mencionado por Tortorelli
(1967), considerando que el agua es un
factor determinante que acondiciona
los suelos y facilita la germinación de los
granos.
La modificación de los suelos en donde
habita C. alba se produce como consecuencia del uso ganadero para reemplazarlo por pasturas. Es en esos casos en
donde las leñosas que ingresan como
colonizadoras en los palmares de C. alba
son muy características y en donde se
464
evidencia una clara predilección por los
tipos de suelos en ambas regiones naturales del país (Mereles y Degen 1997).
Otros autores mencionan lo mismo en
otras partes de la región (p. e. Morello
1971, Morello y Adamoli 1974, Hueck
1978).
En cuanto a la conservación de la especie
en el Paraguay, puede decirse que el uso
ha aumentado en forma considerable,
especialmente para las construcciones y
la alimentación y su estípite y cogollo para
dichos efectos, han entrado dentro de un
proceso de industrialización, no así sus
hojas, las que continúan siendo utilizadas
en forma artesanal.
Finalmente al aumento de los usos y a
pesar de que aún las grandes poblaciones
se encuentran todavía en pie, no hay estudios tendientes a conocer la manera de
cómo hacer que la especie se mantenga
sosteniblemente en el tiempo, aunque la
misma parece ser bastante resiliente si se
considera su reproducción en los suelos ya
modificados.
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465
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PALMARES CHACO
466
x
Gymnocoronis spilanthoides (D.Don ex Hook. y Arn.) DC.
Mikania cordifolia (L.f.) Willd.
Pluchea sagittalis Less.
Canna coccinea
Canna glauca L.
Pacourina edulis Aubl
Vernonia incana Less.
Ipomea carnea subspp fistulosa
Asteraceae
Asteraceae
Asteraceae
Cannaceae
Cannaceae
Compositae
Compositae
Convolvulaceae
x
x
x
x
Enhydra anagallis Gardner
Asteraceae
x
Eclipta prostrata (L.) L.
Asteraceae
x
Baccharis medullosa DC.
Asteraceae
x
Pistia stratiotes L.
Araceae
x
Hydrocotyle ranunculoides L.f.
Apiaceae
x
Eryngium ebracteatum Lam.
Apiaceae
x
Eryngium eryngioides
Apiaceae
x
x
x
x
x
Pfaffia glomerata (Spreng.) Pedersen
Amaranthaceae
x
Alternanthera philoxeroides (Mart.) Griseb
Amaranthaceae
x
Sagittaria montevidensis Cham. y Schltdl.
Alismataceae
x
Hydrocleys nymphoides (Humb. y Bonpl. ex Willd.) Buchenau
Alismataceae
x
Echinodorus grandiflorus (Cham. y Schltdl.) Micheli
Alismataceae
x
Echinodorus lingipetalus
Alismataceae
x
Herbácea
•
Especie
•
Ruellia coerulea Morong.
•
Tortorelli, L. 1967. Formaciones forestales
y maderas del Paraguay. Boletín, Instituto
Forestal Latino-Americano de Investigación y
Capitación 24: 541-564.
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Garden 107 (1), 107 (2) y 107 (3): 1–3348.
Familia
•
•
Acanthaceae
•
Ramella, L. y R. Spichiger. 1989. Interpretación preliminar del medio físico y de la
vegetación del Chaco boreal. Contribución
al estudio de la flora y la vegetación del
Chaco. I. Candollea 44 (2): 639-680.
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de Percepción Remota 8. Mérida, Venezuela.
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cartografía de las formaciones vegetales
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Candollea 46 (2): 541-564.
Anexo 1. Principales herbáceas y sufrútices que se desarrollan en los palmares de Copernicia alba.
•
Sufrútices o arbustos
D. Salas D.
467
468
Eleocharis montana (Kunth) Roem. y Schult.
Rhynchospora corymbosa (L.) Britton
Rhynchospora tenuis Link
Caperonia palustris (L.) A.St.-Hil.
Senna pendula var. paludicola H.S.Irwin y Barneby
Sesbania virgata (Cav.) Pers.
Heimia salicifolia (Kunth) Link
Hibiscus striatus Cav.
Thalia geniculata L.
Thalia multiflora Horkel ex Körn
Mayaca sellowiana
Ludwigia peploides (Kunth) P.H.Raven
Passiflora mooreana Hook. f.
Hymenachne amplexicaulis (Rudge) Nees
Panicum prionitis Nees
Polygonum hydropiperoides
Polygonum acuminatum Kunth
Polygonum punctatum Elliott
Rumex paraguayensis D. Parodi
Eichhornia crassipes (Mart.) Solms
Cyperaceae
Cyperaceae
Cyperaceae
Euphorbiaceae
Fabaceae
Fabaceae
Lythraceae
Malvaceae
Marantaceae
Marantaceae
Mayacaceae
Onagraceae
Passifloracea
Poaceae
Poaceae
Polygonaceae
Polygonaceae
Polygonaceae
Polygonaceae
Pontederiaceae
Heteranthera reniformis Ruiz y Pav.
Solanum glaucophyllum Desf
Typha domingensis Pers.
Phyla reptans (Kunth) Greene
Stachytarpheta cayennensis (Rich.) Vahl
Pontederiaceae
Solanaceae
Typhaceae
Verbenaceae
Verbenaceae
Familia
Especie
Eleocharis elegans (Kunth) Roem. y Schult.
Anexo 1. Continuación.
Cyperus giganteus Vahl
Cyperaceae
Especie
Cyperaceae
Familia
Anexo 1. Continuación.
x
x
x
x
Herbácea
x
x
x
x
x
x
x
x
x
x
x
x
x
x
Herbácea
x
Sufrútices o arbustos
x
x
x
x
x
x
x
Sufrútices o arbustos
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: PALMARES CHACO
D. Salas D.
469
I. Guani
23.
PALMARES DE Butia odorata
EN LOS BAÑADOS DEL ESTE
DE URUGUAY
Gastón Colominas
Resumen
TERCERA PARTE:
URUGUAY
La palma Butia odorata (Barb. Rodr.)
Noblick, se extiende en una superficie
aproximada de 70.000 hectáreas formando
un ecosistema de palmar, de densidad
variable, principalmente asociado a un
estrato herbáceo de praderas naturales
y pastizales, sobre suelos pesados, bajos
y húmedos, anegables permanente o
temporalmente y en forma más aislada
en bosques fluviales y laderas serranas.
Los Bañados del Este están formados
fundamentalmente por la cuenca de la
laguna Merín y lagunas costeras, ocupan
una superficie mayor a la del palmar,
son Reserva de la Biosfera (1976) y área
Ramsar en 1984 (Ramsar 2000). El ecosistema de palmar se encuentra en riesgo
por la falta de regeneración, solo visible
en bordes de rutas y/o caminos, atribuida
está a la acción de la ganadería y la rotación arroz- ganadería.
Palabras clave. Biodiversidad. Conservación. Regeneración. Rocha.
Introducción
El palmar de Butia odorata del este de
la República Oriental del Uruguay, se
Palmar de Butia odorata en Laguna Negra, Rocha. Foto: I. Guani.
encuentra inserto en el principal ecosistema de humedales del territorio, con
una enorme importancia biológica en
cuanto a su biodiversidad (Figura 1). Estos
humedales ocupan una superficie aproximada de 430.000 hectáreas, formado
por una compleja red de bañados, esteros
y lagunas, paralelos a la costa atlántica,
fundamentalmente en los departamentos
de Rocha y Maldonado, en parte de Treinta
y Tres y Cerro Largo, entre los 32°- 35°S y
53°- 55°O.
Esta región fue declarada en 1976, por el
Programa MAB (Man and the Biosphere
Programme) de la UNESCO como Reserva
de la Biosfera Bañados del Este y en 1984,
fue inscrito como sitio Ramsar, en la lista
de humedales de importancia internacional. Es la mayor reserva de avifauna
con una gran cantidad de especies de aves
acuáticas, algunas migratorias, así como
de reptiles, anfibios y mamíferos.
En este contexto se ubican los palmares de
Butia odorata los cuales ocupan casi 70.000
hectáreas de praderas en suelos inundables
temporal o permanentemente. En menor
cantidad en ambientes de bosques ribereños y laderas de cerros bajos (Figura 2).
471
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: BAÑADOS URUGUAY
G. Colominas
los regímenes hídricos afectando todo el
ecosistema. En 1992 se crea PROBIDES
(Programa de Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable), con
la participación de la Universidad de la
Republica, el Municipio Departamental
y el Ministerio de Ordenamiento Territorial y Medio ambiente, con el objetivo de
estudiar la biología, ecología del palmar
y conservar la biodiversidad en los humedales mediante un desarrollo sustentable.
En 1997 esta institución elaboró un
plan director para delimitar la zona de
Reserva de la Biosfera, como instrumento
de planificación en la conservación y el
uso racional de los recursos. En 2004 se
realiza una nueva propuesta acogiéndose
al estatuto de la Red Mundial de Reservas
de la Biosfera con una revisión periódica
cada diez años. Quedan incluidos en ella,
los humedales de la cuenca de la laguna
Merin, una porción de la vertiente Atlántica de la misma y un conjunto de lagunas
de agua dulce (Merin y Negra) y de agua
salobre (Castillos), parte de los afluentes y
las planicies bajas de inundación permanente o periódica que los acompañan
(Figura 3). Recientemente se incorporó la
Laguna de Rocha lo que hace un total de
418.000 ha.
En este marco se han realizado trabajos de
investigación entre PROBIDES, la Universidad de la República y actores locales
como el Grupo Palmar (Organización
no Gubernamental), en propuestas de
pastoreo que permitan la regeneración del
palmar y la pastura natural, análisis de la
Figura 1. Palmar de Butia odorata, Castillos. Foto: I. Guani.
Figura 2. Mapa de ubicación de los palmares de Butia odorata en los Humedales del Este.
Fuente: PROBIDES 2000.
Este ecosistema se encuentra amenazado
por la falta de regeneración de individuos
jóvenes, el cultivo del arroz en la zona
también ha influenciado, ya que antes
472
de existir protección legal de los ejemplares adultos (Ley 9.872 del 13/9/1939),
parte del palmar fue erradicado para
cultivar, lo cual produjo modificación en
Figura 3. Butia odorata en su hábitat. Castillos. Foto: G. Colominas.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: BAÑADOS URUGUAY
G. Colominas
diversidad genética y en apoyo a emprendedores artesanales en el desarrollo de
producciones sustentables de derivados de
la palmera y opciones de ecoturismo.
El palmar de Butia odorata es una comunidad vegetal, trascendente por su
carácter único, de gran valor ecológico y
paisajístico, pero es también parte de la
identidad cultural de la región.
El presente capítulo, intenta ser una
síntesis de la situación actual y perspectivas a mediano y largo plazo del palmar
de Butia odorata inserto en este ecosistema.
Historia natural uso y
conservación de Butia odorata
Butia odorata pertenece a la familia Arecaceae, Sub familia Arecoideae, Tribu Cocoseae, Subtribu Attaleinae.
Descripción
Palmera de siete a diez metros de altura,
estípite cilíndrico grueso de 40 a 60 cm
de diámetro, recubierto de restos de
pecíolos. Hojas pinnaticompuestas de dos
a tres metros de largo, curvadas en sus
extremos de color verde grisáceo. Pinnas
glaucas, dispuestas a cada lado del raquis
en un plano pero los dos lados formando
una V, pecíolos cubierto por segmentos
muertos rígidos, punzantes característicos (de donde proviene el nombre en
guaraní mbo tia = diente curvo). Flores
unisexuadas, dispuestas en un gran espádice de 70 cm a un metro de largo, contenidas en una espata leñosa y glabra. Flores
masculinas con tres pétalos, tres sépalos,
de color amarillo y seis estambres. Flores
femeninas apétalas, ovario supero, de
color pardo verdoso, perianto imbricado
haciéndose visible el estigma (Muñoz et
al. 1993). La inflorescencia tiene un raquis
474
central que puede medir hasta 2 m, con
raquillas que portan flores masculinas
en su parte distal, flores de ambos sexos
en el centro y flores femeninas en la base
(Molina 2001) (Figura 4). En el momento
de mayor disponibilidad de polen de una
inflorescencia, las flores femeninas están
cerradas, lo que indica que hay cierto
cruzamiento entre distintas inflorescencias de una misma palma o entre inflorescencias de diferentes palmeras. Esto se
manifiesta en las diferencias morfológicas
entre palmas de la misma población, así
como entre poblaciones (Molina 2001).
Las inflorescencia son interfoliares, se
desarrollan entre una y cinco por palma
por año. La polinización es en general
entomófila, siendo las abejas los vectores
principales en esta tarea. El fruto es una
drupa de color amarillo a rojizo, subgloboso, cubierto en la base por el perianto,
comestible carnoso dulce (Figura 5). Hay
una gran variabilidad en los colores de los
frutos. En su interior presenta de una a
tres semillas protegidas por un endocarpo
endurecido.
Figura 4. Detalle de la flor y espata de Butia odorata. Foto: G. Colominas.
Distribución geográfica
Butia odorata se distribuye en el este del
Uruguay, principalmente en el departamento de Rocha, formando dos densos
palmares el de Castillos y el de San Luis
(Figura 6). Se encuentran en forma más
aislada en los departamentos de Cerro
Largo, Treinta y Tres, Maldonado y Lavalleja y también en Rio Grande do Sul,
Brasil.
En Brasil en el estado de Rio Grande do
Sul, en el área de Porto Alegre se cita la
existencia de campos con B. odorata y
cactáceas (Porto 1998) y en el Municipio de Santa Vitória do Palmar cerca
de la frontera con Uruguay, se reconoce
el palmar con dicho nombre pero que
Figura 5. Detalle de los frutos de Butia odorata. Foto: G. Colominas.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
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G. Colominas
actualmente no alcanza el 30% de la
extensión que tuvo antes de la llegada
de la ganadería y la agricultura arrocera (Oliveira y Teixeira 2009). El mayor
desarrollo del cultivo del arroz, la menor
presencia de otras especies arbóreas en la
zona y ninguna protección legal de las
palmeras son quizá las mayores causas
de esta situación, en comparación con los
palmares de Rocha en Uruguay.
Hábitat
Las características de la región son de un
clima templado a subtropical húmedo,
con precipitaciones durante todo el año y
un promedio de 1.125 mm/año, con gran
variabilidad entre años. La evapotranspiración potencial media es alta 1.150 mm/
año. La capacidad de almacenamiento del
suelo varía entre 50 y 150 mm (Durán
1991) y las temperaturas medias anual
de 16 ºC, con medias máxima de 21,5 ºC
y medias mínima de 10,8 ºC. Las heladas
son menores que en otros departamentos
haciéndose notar la influencia marítima
(15 a 20 días/año). Los vientos predominantes son de dirección nordeste, y
alcanzan su mayor intensidad en primavera (PROBIDES 2000).
El palmar de Castillos se sitúa en los alrededores de la ciudad del mismo nombre
entre las lagunas costeras de Castillos al
sudoeste y Laguna Negra al este, es de
mayor densidad. El palmar de San Luis, en
la zona norte del departamento, resulta
más extenso pero de menor densidad y
está inserto en un territorio de bañados
(San Miguel) y esteros (Santiagueño)
(Baez y Jaurena 2000).
De acuerdo a la clasificación de categorías de paisajes según su relieve (Evia y
Gudynas 2000), los palmares de B. odorata
estarían incluidos en la Región Paisajística Planicies del Este, donde se concentran la mayoría de los humedales del país,
con comunidades vegetales hidrófilas
asociadas a un régimen de inundación
permanente o temporario.
Figura 6. Mapa de ubicación geográfica de los palmares de Butia odorata de Castillos y San
Luis en el departamento de Rocha. Fuente: PROBIDES (1995).
476
Estos humedales se generaron a consecuencia de la interacción de dos ambientes
fundamentales:
abanicos
aluviales
evolucionando desde el oeste y planicies
mareales por transgresiones marinas de
diversa magnitud desde el este (Montaña y
Bossi 1995). Estas planicies estarían identificadas por tres subregiones de acuerdo
a nivel de altitud: en llanuras bajas, con
comunidades hidrófilas paludosas (inundación permanente principalmente en
invierno); medias con comunidades uliginosas (inundación esporádica) y altas
donde crecen las pasturas naturales
principalmente de ciclo estival, a su vez
presenta cerros y serranías que interrumpen las llanuras en varios puntos de
la región.
bajos anegadizos (Figura 7 y 8) temporal
o parcialmente, principalmente Gleysoles
limosos (Gley húmicos diferenciados). Los
suelos dominantes son profundos, imperfectos a pobremente drenados, algo diferenciados y de fertilidad alta. Asociados a
estos, se encuentran ocupando las partes
deprimidas del paisaje, Gleysoles menos
diferenciados y peor drenados. El material
geológico está constituido por sedimentos
arcillo limosos de edad cuaternaria y
Planosoles de texturas francas y limosas,
profundos, de drenaje imperfecto y fertilidad media, de relieve plano con meso
relieve débil. También están asociados
Argisoles limosos y limo arcillosos,
profundos de imperfecto drenaje y fertilidad media.
Butia odorata se desarrolla principalmente
en las llanuras medias y altas, con suelos
Otro paisaje que ocupa las palmeras
de B. odorata con densidad variable y
Figura 7. Palmar de suelos bajos, Laguna Negra, Rocha. Foto: I. Guani.
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Figura 8. Palmar de pastizales delante y palmar en ladera de sierra en el fondo, Castillos.
Foto: G. Colominas.
nunca formando los palmares densos
antes mencionados, son los pajonales
asociados a montes ribereños (Del Puerto
1987) (Figura 9) y bosques nativos de las
laderas de las sierras (Chebataroff 1974,
Lombardo 1980) como es el caso del cerro
de las Lechiguanas y la sierra de Navarro.
Estos últimos se disponen sobre suelos
superficiales a moderadamente profundos
de textura arenosa franco gravillosa, con
afloramientos rocosos (Figura 8). Son un
caso muy particular, ya que se trata de un
bosque serrano de palmar B. odorata, con
las características xeromórficas de dicho
paisaje, lo que demuestra la capacidad
adaptativa de la especie a diferentes hábitats y su diversidad genética (Geymonat y
Rocha 2009).
Vegetación asociada: comparación,
diversidad e interacciones
Se pueden distinguir tres ecosistemas de
palma con vegetación distinta. El más
extenso es el palmar asociado a pastizales, donde la palma es el elemento
arbóreo principal (con densidades que
pueden variar entre 50 a 450 palmas/ha),
asociada a un estrato herbáceo de pastizales, con gramíneas mayormente de ciclo
estival de diferentes géneros como Andropogon, Axonoppus, Bothriocloa, Eragrostis,
Paspalum, Panicum, Stenotaphrum; leguminosas como Adesmia bicolor y otras de
menor valor forrajero (ciperáceas y juncáceas). Estas últimas forman manchones
específicos en zonas de inundación permanente de las llanuras bajas.
Figura 9. Palmar asociado a bosque ribereño, Castillos. Foto: G. Colominas.
478
En las llanuras altas y medias se desarrolla básicamente una vegetación uliginosa, junto al tapiz herbáceo. Aparecen
manchones de pajonales con comunidades monoespecíficas principalmente de
Panicum prionitis (paja brava), Paspalum
quadrifarium (paja mansa) y Erianthus
angustifolius (paja estrelladora). También
hay caraguatales (Eryngium pandanifolium)
asociados a sitios de inundación esporádica (Millot et al. 1987).
En esta área el pastoreo continuo del
ganado, hace que no haya “renuevos” ya
que son consumidos, asimismo el pisoteo
constante que realiza el ganado en suelos
de alta humedad dificulta la germinación.
Esto data de la época de la introducción de
la ganadería, de 1611 en adelante, modificando las relaciones entre los herbívoros
nativos y el palmar, desplazándolos o
desapareciéndolos.
En zonas donde la palma esta asociadas
a Eryngium (caraguata), Colletia Paradoxa (espina de la cruz) y Bromelia antiacantha, las plantas espinosas dificultan al
ganado el acceso. En estas condiciones de
humedad y semisombra generada por las
plantas, se generan condiciones favorables
para la germinación de las semillas de la
palmera. Estas asociaciones se dan en los
límites entre los pastizales y las laderas.
En estas zonas si bien las plántulas pueden
llegar a desarrollarse, al llegar a alturas a
las cuales accede el ganado, desaparecen
cuando disminuye la oferta forrajera de las
especies más palatables, principalmente
en invierno. Una práctica que se realiza y
no favorece la regeneración, es la quema de
los campos en estas áreas de especies espinosas forrajeramente no productivas, que
destruyen las plántulas, si bien los ejemplares añejos rebrotan.
En un estudio realizado sobre la diversidad vegetal de herbáceas del campo
natural del palmar de Castillos, mediante
transectas, se encontraron 70 taxones y
23 familias (Rivas et al. 2014). El 87% de
los taxones son nativos y más allá de que la
gran mayoría provee forraje para la ganadería (57% Poaceae), garantizan la conservación de los recursos hídricos y edáficos.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
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G. Colominas
La importancia de la heterogeneidad
encontrada en el campo natural debería
estar considerada al proyectar programas
de conservación del ecosistema palmar.
En dicho estudio se encontraron diferencias consistentes entre la composición
botánica del estrato herbáceo en el campo,
con presencia de palmas, en comparación
con el contiguo sin su presencia, atribuido
a la adaptación de las especies a condiciones más sombrías y húmedas dados por
el palmar, estas diferencias se acentuaban
a mayor densidad de palmas por hectárea.
El palmar de parque, es una transición
entre el palmar de pastizales y el palmar
de bosque. Presenta especies asociadas
de los otros dos ecosistemas. Las palmas
se mezclan con árboles de bajo porte
arbustos y pastizales.
Por último, está el palmar de bosque, que
es el más rico en diversidad tanto de flora
como de fauna. Presenta varios niveles de
composición vegetal con distintas condiciones de humedad, temperatura y luminosidad. A pesar de su escasa densidad, las
palmas componen el estrato arbóreo alto
junto con Ficus luschnathiana, que germina
fácilmente en la materia orgánica que se
acumula entre las bases de las hojas secas
de la palma, comportándose como una
epifita hasta que sus raíces se insertan
al suelo, engrosa su tronco utilizando la
palma de tutor y con los años la palma
muere estrangulada. Luego hay un estrato
de árboles de menor altura, como Blepharocalyx tweediei (arrayán), Myrsine laetevirens
(canelón), Eugenia uniflora (pitanga), Scutia
buxifolia (coronilla) y arbustos, entre otros
Colletia paradoxa (espina de la cruz,) Daphnopsis racemosa, (envira), Mytenus ilicifolius
(congorosa) y por debajo un estrato de
gramíneas de pequeño porte, herbáceas y
helechos como Adiantum y Adiantopsis.
480
En cada uno de estos ecosistemas también
hay especies vegetales que viven y crecen
sobre alguna parte de la palma. Debajo
de las hojas y aprovechando la materia
orgánica existente en los restos foliares
crece un helecho de gran tamaño (Polypodium catharinae) y Vittaria lineata var.
graminifolia característico por sus frondas
lineales. En la base de las palmas crece
un gran número de especies vegetales
integrantes de micro flora, algas, hongos,
líquenes y musgos.
Entre de las comunidades de musgos
presentes, se destacan los del género
Grimmia representado por varias especies
recubriendo áreas secas de la base de los
troncos de las palmas.
Otros géneros presentes Fissidens en las
áreas de palmar de bosque, del género
Orthotrichum se da preferentemente en
el tronco de las palmas del lado sur, la
cara menos expuesta a la insolación, y del
género Bryum los más llamativos por su
color plateado, sobre la base de los trocos
de las palmas (Geymonat y Rocha 2009).
Los líquenes, cada vez de mayor importancia debido a que se utilizan como indicadores de pureza ambiental, también
están presentes, y se han encontrado más
de 45 especies en el palmar de Butia, de los
cuales la mitad habita en los troncos. De
estos los más frecuentes son Cladonia ahtii,
C. palmicola (endémica, solo crece sobre
el tronco de la palma Butia), C. miniata,
Coccocarpia palmicola, Usnea ceratina y U.
subscabrosa. (Geymonat y Rocha 2009)
(Figura 10).
Un hecho interesante es que en 1995
la ONG Casa Ambiental (de Castillos),
durante la documentación de información
de uso científico para la evaluación de la
biodiversidad de los humedales, hallaron
una nueva especie, Parmotremopsis
uruguayensis (Kurokawa y Osorio 2002),
que fue descrita posteriormente. Esto
demuestra los altos niveles de biodiversidad del ecosistema mencionados
(Geymonat y Rocha 2009).
Fauna asociada
El ecosistema del palmar presenta gran
variedad de nichos y hábitats para la fauna
y conforma una perfecta simbiosis con
insectos, mamíferos y aves.
Casi un 65% de aves no marinas citadas
para Uruguay han sido registradas alguna
vez en zonas del palmar. En el área de
Castillos se contabilizó un total de 68
especies de las cuales 34 utilizan la palma
para descanso, 18 para nidificar y 16 para
alimentarse (frutas e insectos). Seis especies amenazadas fueron registradas en
zonas del palmar, entre ellas: Xantophar
flavus (dragón), Heteroxolmis dominicana
(viudita) y Sporophila palustris (capuchino).
(Geymonat y Rocha 2009).
Los mamíferos que se alimentan de los
frutos sin dañar la semilla, como Cerdocycon thous (zorro de monte) y Rhea
americana (ñandú), Procyon cancrivorus
(mano pelada), Nasua nasua (coatí), han
sido descritos como dispersores de semillas ya que en sus heces la semilla está
intacta, y en algunos casos escarificada.
Lamentablemente, las poblaciones de
estos dispersores está en franca disminución. Los roedores por su parte, dañan las
semillas al alimentarse con los frutos. El
jabalí (Sus scrofa) se alimenta de las drupas
rompiendo el endocarpio durante la masticación, lo cual facilita la germinación en
algunos casos, aunque en la mayoría el
endosperma se deteriora por la humedad y
es alimento de distintos insectos.
Figura 10. Líquenes y musgos en los troncos de palmas. Foto: G. Colominas.
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XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
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G. Colominas
Dos coleópteros que se alimentan de la
semilla y que la hace parcial o totalmente
inviable, son: Bruchidae y Curculionideae.
Las fases larvarias de estos se alimentan
del endosperma de la semilla y la afectan
en diferente grado, a veces solo carpelo
y otras en su totalidad (San Martín et al.
1997).
Dentro de la fauna de agua dulce vinculada a los humedales temporales y
permanentes, hay que destacar los peces
estacionales (Cynolebias spp) caracterizados por su ciclo de vida anual. Las mojarras son las especies más representativas
dentro del palmar, integrantes de la subfamilia Glandulocaudinae.
Usos, manejo y conservación
La recolección intensiva del fruto de Butia
odorata para su consumo como alimento
aparece documentado desde el inicio del
período Arcaico (ca 8.500 años aP) (López
et al. 2004). Según Dillehay (citado por
López et al. 2004) existen registros para
ese período de instrumentos de molienda.
Esto, junto con piezas arqueológicas
encontradas para partir cocos, hace pensar
que la almendra (endosperma) formaba
parte de la alimentación. Es probable que
otras partes de las palmas como hojas para
techos y cestería hayan sido utilizadas,
esto se estima a partir de macro y micro
restos de palmas encontrados en excavaciones arqueológicas (Dabezies 2012).
En la primera década de 1800 se puebla
rápidamente la zona de los palmares. Con
la ganadería introducida, aparecen los
corrales de palmas, formados por palmas
grandes que se trasplantaban formando
un círculo para el manejo del ganado
(Figura 11).
La miel de palma se extraía tras cortar la
palma y dejarla inclinada para que drene la
savia por el ápice. Esta se cocinaba después
482
para poder consumirla, actividad que dejó
de realizarse desde la sanción de ley de
1939 que prohíbe la tala de la palmera.
Otros usos que se le dio a la palma en la
mitad del siglo XX, fue la extracción de
fibra vegetal a partir de las hojas, instalándose fábricas para ello. La fibra era
utilizada para la confección de relleno de
colchones, felpudos, cuerdas suelas de
calzado. Otra fábrica extraía el aceite de
la semilla para la confección de jabones, y
el subproducto se utilizaba para alimentar
cerdos.
Otros siguen hasta el día de hoy utilizando
el fruto para la elaboración de mermeladas,
salsas, licores, relleno para bombones,
helados y café a partir de la almendra.
Estos se realizan en plantas elaboradoras
locales que apuntan a utilizar buenas
prácticas de cosecha y manufacturación,
productos de alta calidad certificados,
tecnología en la elaboración e innovación
en el desarrollo de productos. También
se puede obtener estos productos, elaborados artesanalmente por familias que los
ofrecen en tradicionales puestos a la vera
de ruta (Figuras 12 y 13).
Estos emprendimientos en el área de
Castillos se sustentan con producciones de
pulpa de 7.920 kg/ha cosechada, con un
promedio de 36,9 kg de fruta por palma.
En los palmares de San Luis la situación
es diferente ya que el promedio por palma
fue 5,3 kg de fruta por palma y 190 Kg de
pulpa por ha (Rivas y Barilani 2004).
Estos resultados de producciones marcan
diferencias en el potencial productivo
entre las poblaciones, asociado a una
mayor producción de infrutescencia por
palmas, frutos por infrutescencia, peso
de fruto y densidad de palmas (Tabla 1).
A pesar de que el estudio fue sobre un
a
b
Figura 11. Corrales de palmas Ruta 16, Castillos. Fotos: G. Colominas.
a
b
Figura 12. a) Cocción de Butia odorata en paila. b) Almendras de B. odorata. Fuente: Betancurt y Crosa (2014).
área reducida y de solo un año, las diferencias encontradas entre las poblaciones
de Castillos y San Luis se pueden asumir
como consistentes (Rivas y Barilani 2004).
Estos datos de rendimientos productivos
son de gran valor para las propuestas
de conservación y uso sustentable de la
producción de frutos.
En esta dirección, en el palmar de Castillos
se estudió la densidad de palmas por ha en
una superficie total de 11.500 ha.
La superficie que ocupa cada categoría
es inversamente proporcional al número
de palmeras por hectárea (Tabla 2). Las
mayores probabilidades de regeneración en diferentes ensayos de pastoreo se
vieron que se dan en las zonas con densidades bajas de palmas por hectárea (Rivas
2005). Dado que las agrupaciones de Butia
odorata se encuentra casi en su totalidad
en predios privados, las medidas de
conservación van a tener que contemplar las necesidades de los productores y
la exclusión de áreas no son viables, de
483
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: BAÑADOS URUGUAY
G. Colominas
Tabla 2. Densidad de palmas/ha y porcentaje de superficie ocupada, en el palmar de Castillos. Tomado de Zaffaroni (2004).
Densidad
Muy baja
Tabla 1. Potencial productivo de las poblaciones de Castillo y San Luis, medias y desvíos
estándar. Tomado de Rivas y Barilani (2004). La desviación estándar aparecen entre
paréntesis. Letras iguales es una misma fila no difieren con P≤0,001 (ANAVA). IC(95%):
Límites de intervalos de confianza de las medias.
n de frutos/
infrutescencia
Peso de fruto (g)
Peso de endocarpo y
semilla (g)
Peso de pulpa (g)
Diametro de frutos (mm)
Peso de endocarpo /
peso fruto
484
General
Castillos
San Luis
1208,8
1517a
934,9b
(±423,7)
(±261,5)
(±346,2)
6,9
8,1a
5,7b
(±2,5)
(±2,6)
(±1,6)
1,9
2,2a
1,6b
(±0,6)
(±0,5)
(±0,4)
5,0
5,8a
4,1b
(±2,1)
(±2,2)
(±1,4)
22,4
23,2a
21,4b
(±2,7)
(±2,4)
(±0,3)
0,29
0,29a
0,29a
(±0,06)
(±0,06)
(±0,05)
menos de 50
IC(95%)
IC(95%)
Castillos
San Luis
1298,3-1735,6 668,7-1201,0
7,3-8,8
5,1-6,2
2,1-2,4
1,4-2,0
5,2-6,5
3,6-4,5
22,5-23-8
20,4-22,2
0,27-0,30
0,26-0,30
% del total de Ha
48,6
Baja
50 a 150
33
Media
150 a 250
12
Alta
250 a 350
4,5
Muy alta
más de 350
1,9
ahí la importancia de contar con un SIG
(Sistema de Información Geográfico)
de forma de continuar recabando información para poder integrar al análisis,
como el uso de la tierra, el tamaño de
cada predios, el tipo de producción agropecuaria, la situación socio-económica de
los involucrados, son elementos importantes en la toma decisiones de la planificación (Zaffaroni 2004).
Figura 13. Licor, salsa y mermelada de Butia odorata. Fotos: G. Colominas.
Variable
Palmas por Ha
En ese sentido se evaluó durante nueve
años, la evolución de renuevos de palmas
en un predio ganadero
registrando
parcelas con: a) diferentes cargas de
ganado, b) exclusión parcial y c) exclusión
total. Los resultados fueron muy auspiciosos para la regeneración en el caso b,
de tratamientos con exclusión temporal
durante el invierno y pastoreo continuo el
resto del año, no solo para las palmas sino
también para otras especies de la pradera
natural (Rivas op. cit.).
Luego de toda la información generada
entre los diferentes actores durante
estos últimos años, surgió una propuesta
concreta de conservación. Se identificaron
18 predios con más de 100 ha de palmares
en un área de aproximadamente 7.000 ha
de palmar, casi el 70% de la superficie del
mismo. Se recomienda la realización de
un manejo de exclusión de pastoreo en
invierno en el 5% de cada uno de estos
establecimientos y pastoreos continuos el
resto del año con animales jóvenes preferentemente, durante un período de diez
años (Rivas 2010). Este manejo permitirá
una regeneración de zonas del palmar y
no solo en los espacios fuera de los alambrados de los predios. Este hecho sumado
a algunas iniciativas de reintroducción
de palmas ha generado expectativas para
conservar las palmas, el palmar y la flora
asociada. Esto puede llevarse a cabo junto
con el desarrollo de productos naturales
artesanales derivados de la palma, del
ecosistema y del ecoturismo que tiene un
gran potencial en el área.
Bibliografía
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L. M. Mesa-S.
24.
HUMEDALES DEL CAÑO LA PICA,
ESTADO APURE, VENEZUELA:
ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN
FLORÍSTICA DE LAS COMUNIDADES
DE Mauritiella aculeata (ARECACEAE),
CON CONSIDERACIONES DEL ENTORNO
BIOFÍSICO
Ángel Fernández, Reina Gonto, Giuseppe Colonnello
y Wílmer Becerra
Resumen
TERCERA PARTE:
VENEZUELA
Se presenta el análisis de la estructura
y composición florística de las comunidades de bosques de galería de Mauritiella
aculeata típicos de las vegas del caño La
Pica. Se establece el Índice de Valor de
Importancia para las especies de plantas
que componen dicho bosque y se correlaciona la presencia de M. aculeta a lo largo
de las transecciones hechas con características físicas como suelos, geomorfología
e influencia de la dinámica hídrica.
Palabras clave. Bosques ribereños.
Llanos eólicos. Río Capanaparo.
Introducción
Aspectos físico-naturales
El estado Apure se ubica en los Llanos
del Orinoco ocupando una superficie de
76.500 km2 (www.ine.gob.ve/documentos/
Demografia). El área del estado donde se
realizó el estudio (bosques ribereños del
caño La Pica) se incluye en una extensión
de dunas (médanos) que ha recibido las
denominaciones de planicie eólica (Chacón
1985), llanura eólica (Comerma y Luque
1971), ‘campo de dunas del estado Apure
y del Capanaparo’ (González de Juana
et al. 1980), ‘planicie eólica bajo clima
tropical seco’ (MARNR 1982), ‘planicie con
médanos poco inundada’ (Schargel 2003)
y ‘planicie eólica con médanos’ (Schargel
2007). La figura 1 muestra la situación relativa del área que drena el caño La Pica, en la
figura 2 se delimita la extensión con mayor
densidad de dunas, por la cual fluye el caño
mencionado.
El clima, marcadamente bi-estacional,
corresponde al tipo Muy cálido y moderadamente lluvioso, con temperatura
promedio igual o mayor a 26 ºC, pluviosidad de 1.200 a 1.799 mm.año-1 (Silva
2010), evaporación superior a la precipitación (2.200-2.500 mm.año-1), y con un
período de aguas bajas que se extiende por
489
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
de bosques secos y especies xerofíticas
(cactáceas) rodeados por sabanas a orillas
del caño La Pica, junto a ciertas especies
de lagartos de clima más árido, que sólo
podrían ser explicadas por un lapso climático mucho más seco que el actual (Hétier
y López 2003).
Figura 1. Situación relativa (rectángulo amarillo) del caño La Pica en el territorio venezolano. Fuente: https://upload.wikimedia.org.Mapa_Venezuela_Topografico.
Figura 2. Extensión aproximada (línea amarilla) del área con mayor densidad de dunas
drenada por el caño La Pica. Fuente: Google Earth (fecha de consulta 2/04/2016 @Google
Inc.).
cinco meses (noviembre-marzo) (MARNR
1982). Se considera que esta planicie se
originó bajo condiciones paleoambientales
490
de déficit hídrico durante el Pleistoceno
superior (Schargel 2003). Existen evidencias de tipo biológico, como los relictos
La planicie es un extenso campo de dunas
de limos y arenas, dispuestas según la
dirección de los vientos alisios del NE-SO,
muchas aparentemente estabilizadas por
la vegetación graminiforme de la sabana,
aunque existen numerosos médanos
activos, sin cobertura vegetal, en proceso
de erosión y tránsito sobre la llanura. La
mayoría son del tipo longitudinal, si bien
en los casos en que los ápices frontales
de dos médanos confluyen delinean una
forma parecida a los barcanes o barjanes
(Comerma y Luque 1971), términos utilizados para denotar dunas con forma de
media luna, de tal forma que sus “cuernos”,
apuntando en la dirección de los vientos,
indican la dirección de su movimiento.
Según estos mismos autores, la altura de
estos médanos oscila entre 4 y 8 metros,
con una anchura de 20 a 50 m y longitud
de 100 a 500 m. Las pendientes rara vez
superan el 10 % por el lado de barlovento
(MARNR 1982), en tanto que el lado de
sotavento, cóncavo y escarpado, puede
llegar a 70 % de pendiente (COPLANARH
1974).
Con frecuencia, entre las dunas existen
bajíos o depresiones que se anegan
durante la temporada de aguas altas y que
han sido llamados “pozos de médanos”
(Marrero y Rodríguez-Olarte 2014).
Estos bajíos incluso pueden mantener
una reserva hídrica en los meses de aguas
bajas y pueden aportar caudal hacia los
caños y ríos que atraviesan la planicie.
Entre estos cauces, que fluyen de modo
predominante con sentidos O-E y SO-NE
hacia el río Orinoco, están el Capanaparo,
del cual es afluente el caño La Pica, y el
Cinaruco, en cuyas planicies deltáicas se
albergan bosques inundables ribereños
y/o siempreverdes, semidecíduos esclerófilos tipo caatinga amazónica y bosques
con palmas o no (Rodríguez-Altamiranda
1999). Estos ríos presentan una marcada
oscilación estacional en su caudal descendiendo significativamente en la época de
verano (Figura 3).
El caño La Pica se origina en la laguna
La Pica, localizada en las coordenadas
06º45’51”N-68º06’04”O, fluye con dirección general O-E, pero en varios tramos
surca de manera oblicua a través del campo
de dunas trazando un zigzag hasta desembocar a unos 90 km de su nacimiento,
en la orilla derecha del río Capanaparo
(coordenadas 06º56’41”N-67º17’54”O),
relativamente cerca de la aldea Santa Ana.
Este caño es un eje de drenaje con escasa a
nula carga sedimentaria, de aguas oscuras
color de té, debido a que contienen ácidos
tánicos y húmicos y al igual que otros ríos
llaneros no incorpora arcillas ni materiales finos en suspensión a su paso por
sustratos arenosos muy lavados (Marrero
2011). En gran parte de su trayectoria el
cauce está bordeado por bosque ribereño
anegadizo con palmas.
Los suelos de las áreas de muestreo están
caracterizados por su alto porcentaje de
arena cuarzosa, lo que determina que en
general, los de la planicie eólica sean clasificados como Quartzipsamments (Elizalde
et al. 2007). Schargel (2003), establece
diferencias entre los suelos de los médanos
altos y medios, los cuales son ácidos (pH
inferior a 5,5), con escasas bases intercambiables y excesivamente drenados respecto
a los de los médanos bajos, donde se han
491
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
contiene tres tribus: Calameae, Eugeissoneae y Lepidocaryeae (Baker et al. 2000),
la última con tres géneros: Lepidocaryum
(una especie), Mauritia (dos especies)
y Mauritiella (cuatro especies: aculeata,
armata, macroclada y pumila) (Henderson
et al. 1995, Bernal y Galeano 2010).
Figura 3. Rasgos del relieve en el entorno
del sitio de muestreo 1, caño La Pica.
La línea segmentada indica el límite de
extensión aproximada de la mancha de
inundación en periodo de aguas altas
(abril-octubre). Foto: W. Becerra.
Figura 4. Suelo arenoso y húmedo, con
abundantes raíces y otros restos vegetales.
Nivel freático a aproximadamente 65 cm
de profundidad. Sitio 2 (06º53’41”N67º17’54”O). Foto: W. Becerra.
reconocido los Albaquults, Kandiaquults,
Paleaquults, Plinthustults y los Histosoles (sensu Soil Survey Staff 2010), estos
últimos con gran contenido de materia
orgánica, propios de las áreas anegadizas
o con drenaje deficiente (Figura 4).
crasas así como formas de vida anuales,
cuya floración y frutificación están sincronizadas al movimiento estacional de las
aguas sobre las riberas.
Probablemente el suelo observado (barreno)
en la localización 2 del estudio (bajío o
depresión entre dunas), en condiciones
menos húmedas que las del sitio 1, corresponde a un Histosol.
Las adaptaciones desarrolladas por
las comunidades de plantas de estos
ambientes al estrés que genera la inundación prolongada, seguida de una mayor
o menor deficiencia de agua han sido ya
mencionadas por Junk (1989), Ferreira
(1997), Parolin (2001) y Parolin et al.
(2004), entre otros. En el Caño La Pica
observamos presencia de adaptaciones
hidro y xeromórficas en troncos y raíces,
tales como raíces aéreas y lenticelas, hojas
492
Mauritiella aculeata es de menor tamaño
que las especies del género Mauritia, pues
alcanza desde tres hasta 12 m de alto, con
troncos generalmente agrupados (crecimiento cespitoso) y de siete a 16 cm de
diámetro, los cuales presentan espinas,
sobre todo en la base. De cinco a 12 hojas;
pecíolo de casi un metro de largo; blanco
cerosas en el envés y en la vaina peciolar,
costapalmadas, con 60 a 120 folíolos,
generalmente con espinas en el margen. La
inflorescencia es intrapeciolar, con ramas
y ramillas en las que hay flores pequeñas,
masculinas o femeninas (planta dióica); la
flores estaminadas son solitarias, con seis
estambres y un pistilodio pequeño, las
pistiladas agrupadas, con seis estaminodios y gineceo de tres lóculos y tres óvulos.
Los frutos son elipsoides, de 4-5 x 3-4,5
cm, con una semilla rodeada de una pulpa
suave, verde amarillentos hasta marrón
rojizos, cubiertos por escamas sobrepuestas en 32 a 55 hileras. Las figuras 5 y
6 muestran aspectos de M. aculeata.
Algunos autores han señalado a la duración de la inundación, al tipo de suelo,
a las adaptaciones morfológicas de las
especies y al relieve como las más importantes causas para la diversidad de especies y sectorización de éstas en bosques
de aguas claras o negras (igapó) en la
Amazonia (Keel y Prance 1979; Ferreira
1997; Ferreira y Stohlgren 1999).
Taxonomía de Mauritiella aculeata
(Kunth) Burret
El género Mauritiella fue creado por Burret
en 1935. Pertenece a la familia Arecaceae, la cual, con base en el análisis de
las evidencias genética y morfológica es
considerada monofilética (APG III 2009).
Mauritiella a su vez está ubicada en la
pequeña subfamilia Calamoideae, la cual
Figura 5. Frutos de Mauritiella aculeata que son dispersados por el agua. Foto: G. Colonnello.
493
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
Figura 7. Palmar de Mauritiella aculeata en el caño La Pica. Foto: G. Colonnello.
Figura 6. Las espinas del tronco en Mauritiella aculeta son restos de las raíces aéreas. Foto:
G. Colonnello.
Distribución de Mauritiella aculeata
Está distribuida desde Brasil hasta
Ecuador, Colombia y Venezuela, siempre
en bosques ribereños sobre suelos
anegados o inundables y en bordes inundados de ríos y caños de aguas negras o
claras (Junk 1982, Lasso 2014). En estos
ambientes llega a formar comunidades
densas y extensas (Figuras 7 y 8).
Usos de Mauritiella aculeata
Al igual que con las especies de Mauritia,
las especies de Mauritiella son utilizadas
por los pobladores de las localidades donde
crece esta palma. A lo largo de su área
de distribución, se conoce el aprovechamiento de los frutos para la preparación
494
de bebidas y helados a partir de la pulpa,
tanto como el uso para la construcción
de paredes y techos en viviendas con los
troncos y hojas (Sánchez y Miraña 1991,
Galeano 1992, Gragson 1995, Vásquez y
Vásquez 2000, Dransfield et al. 2008, Mesa
y Galeano 2013). También se le atribuyen
propiedades medicinales entre comunidades indígenas en su área de distribución (Albán 1994), y como arte de pesca,
al hacerse con sus hojas y pecíolos tapajes
en caños y quebradas, o al usar las semillas como carnada (Kronik et al. 1999).
Por otra parte, se conoce la dependencia
estacional que ciertos grupos de animales
tienen de la frutificación de esta palma,
desde mamíferos y aves de gran a mediano
Figura 8. Interior del palmar de Mauritiella aculeata en el caño La Guardia. Los elementos
más altos son Mauritia flexuosa. Foto: G. Colonnello.
495
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
tamaño, hasta peces (Cerón y Mena 1994,
Cerón 1995).
Materiales y metodos
Basados en imágenes satelitales y trabajo
de campo, se localizaron las comunidades de Mauritiella aculeata que fueran
logísticamente accesibles (Figura 9). Para
la descripción del medio físico-natural
se utilizaron datos y descripciones de
informes técnicos y mapas que abarcan los
sitios estudiados en campo. Previamente
a la actividad de campo se compendiaron
y analizaron datos geológicos, geomorfológicos, edafológicos, hidrográficos
y climatológicos, así como cartografía
a escala 1:100.000 y otras escalas más
amplias, e imágenes de satélites. Para la
comprobación organoléptica en campo de
los rasgos edafológicos se hicieron perforaciones con barreno en una transección
que cubrió diferentes formas de terreno
en las inmediaciones del sitio 1 o primera
parcela en el caño La Pica: a) parte baja o
distal de la duna adyacente al lecho menor
del caño (perforación hasta 1,60 m), b)
parte media de la duna (perforación hasta
1,60 m) y c) parte alta de la duna (perforación hasta 0,30 m). En el sitio 2 se realizó
una excavación en una posición anegadiza
en temporada lluviosa, correspondiente
a una cubeta de desborde entre dunas
(perforación hasta 0,70 m). Las comunidades vegetales se describieron usando
dos enfoques: a) La descripción florística
de las unidades de vegetación, por medio
de inventarios en recorridos aleatorios.
Los ejemplares en flor o fruto se colectaron, preservaron con métodos estándar
y trasladaron al Herbario IVIC para su
identificación. b) En dos localidades, una
anegada y otra no anegada, se marcaron
parcelas de 0,05 ha (50 x 10 m) divididas
en 10 sub-parcelas de 5 x 10 m. En el centro
de la parcela se dispuso una cinta métrica.
Se midieron todos los individuos leñosos
enraizados mayores de 2 metros de alto,
incluyendo árboles, lianas y hemiepífitas,
con un diámetro ≥ 2,5 cm DAP (diámetro
a la altura del pecho, o a 1,3 m del suelo).
Para el cálculo del área basal en el caso de
plantas con tallos múltiples, se sumaron
los diámetros de los fustes. Se colectaron
muestras de las especies no identificadas
en campo para su identificación, que
posteriormente se depositaron en los
Herbarios IVIC y CAR.
En cada sub-parcela se midieron las
siguientes variables: número de individuos, especies, posición a lo largo de
la cinta métrica y altura de copa, datos
con los que se dibujó un perfil vertical
siguiendo a Richards (1983). Se calculó
el índice de valor de importancia (IVI)
para cada especie presente en la muestra
sumando la frecuencia absoluta, la abundancia absoluta y la dominancia absoluta
(área basal) (sensu Mueller-Dumbois y
Ellenberg 1974), para un valor máximo de
300.
2.
Resultados y discusión
Los humedales del caño La Pica
Figura 9. Localización de los sitios de muestreo en el caño La Pica. Fuente: Google Earth
(fecha de consulta 2/04/2016 @Google Inc.).
496
Los humedales ribereños de este sector de
la planicie eólica ocupan franjas estrechas
hasta más o menos amplias, a ambos lados
de los cauces de ríos y caños. La cubierta
vegetal del humedal de esta planicie
apureña no es homogénea, ya que la dinámica de las aguas, el relieve y las características edáficas determinan la existencia
de tres ambientes sometidos a diferentes
regímenes de duración e intensidad de la
inundación. Esto da lugar a facies de vegetación con grandes diferencias en composición y estructura:
1. El bosque de galería con Mauritiella
aculeata como dominante; está
asociado al cauce propiamente dicho
3.
y por lo tanto se halla semi hasta
permanente inundado. La lámina de
agua varía entre 0,2 a 2,0 m. El relieve
está conformado por montículos
y zanjas o canales determinados
por la erosión de las aguas del río
y por el crecimiento de las plantas
de M. aculeata y en ocasiones de
Campsiandra taphornii, agrupadas en
los túmulos que se forman a partir de
la acumulación de sedimentos y restos
vegetales. En estos, germinan y crecen
especies que requieren de sustratos
con menor nivel de inundación, tales
como Macrolobium multijugum, Simaba
orinocensis o Scleria secans. El bosque
está conformado por una comunidad
de leñosas con alturas de dosel entre
4 y 15 m y densidad de copas muy
variable.
El bosque bajo y arbustal estacionalmente inundable alcanza de 2 a 6 m de
alto y está conformado por un dosel
relativamente continuo, en el cual
dominan arbolitos y arbustos. En la
zona de contacto entre el Bosque bajo
y arbustal con el Bosque de galería
con palmas M. aculeata es ocasional
hasta frecuente y está acompañada
por especies leñosas brevicaducifolias, muchas de ellas con hojas coriáceas y con tendencia al crecimiento
agrupado en el ápice de las ramas. Las
especies más importantes que crecen
en este ambiente son Hirtella racemosa
var. hexandra, Eugenia florida, Ocotea
sp., Ouratea panamica, Parahancornia
oblonga, Cybianthus spicatus y Lagenocarpus guianensis subsp. guianensis.
El herbazal estacionalmente inundable está ubicado en la posición
topográfica más alta y solo se
inunda en época de lluvias, aunque
el nivel freático siempre es alto, aún
durante la temporada de sequía.
497
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
Ocasionalmente, en microcubetas,
se observaron algunos individuos de
Mauritia flexuosa e incluso alguna M.
aculeata, entremezcladas con arbolitos de Caraipa llanorum o Acosmium
nitens que crecen distantes unos de
otros. En estos suelos de desarrolla
una comunidad de plantas muy rala,
generalmente sin arbustos, pero con
frútices menores a 1 m de alto y con
gran cantidad de hierbas anuales:
Xyris jupicai, diversas eriocauláceas,
Rhynchanthera apurensis, Limnosipanea spruceana, dos especies de
Acisanthera, Utricularia erectiflora,
Lobelia aquatica, Rhynchospora pilosa
subs. arenicola y Drosera sessilifolia,
entre otras. En el anexo 1 se presentan
las especies de plantas encontradas
en los humedales del caño La Pica,
discriminadas por el hábitat que
ocupan y su forma de vida. La figura
10 esquematiza las diferentes comunidades del continuum vegetal que
compone un humedal típico del caño
La Pica.
El bosque de galería de Mauritiella
aculeata
Primera parcela (anegada)
El sector del caño La Pica en que se ubicó la
primera parcela, mantiene una lámina de
agua de aproximadamente 40 cm, aún en
época de sequía, lo que la caracteriza como
anegadiza (Figura 11). En ella se observaron tres estratos de plantas. El bajo
entre 3 y 4 m de alto con Couepia paraensis,
Simaba orinocensis y Panopsis rubescens.
El medio de 7 a 8 m con Campsiandra
taphornii, Annonaceae sp. 1 y Macrolobium multijugum, y el alto de 10 a 12 m con
Eschweilera tenuifolia y Mauritiella aculeata.
El dosel no supera 14-15 m de alto y es
discontinuo debido al hábito cespitoso
de M. aculeata y muy probablemente a las
irregularidades del relieve sumergido del
cauce que influye la altura y estabilidad de
los árboles.
Se encontraron pocas especies de hierbas
acuáticas, enraizadas o flotantes, entre
ellas dos especies de Utricularia, Mayaca
Figura 11. Interior de la parcela anegadiza. Foto: G. Colonnello.
sellowiana, Eichhornia heterosperma y
Cabomba furcata (Figura 12), además de
dos especies de ciperáceas: Diplacrum
guianense sobre suelos húmedos pero no
inundables y Eleocharis capillacea en orillas
con inundación somera. Dos trepadoras se
reportan, Heteropterys orinocensis y Scleria
secans, que forma verdaderas cortinas de
tallos y hojas cortantes, mientras que la
leñosa Psittacanthus eucalyptifolius fue la
única planta parásita observada (Figura
13). No se encontraron epífitas.
Figura 10. Diferentes comunidades de vegetación que componen el humedal del caño La
Pica.
498
Según puede apreciarse en la tabla 1,
apenas 12 especies de árboles con DAP ˃
2,5 cm se encontraron en la parcela, entre
ellas M. aculeata con casi el 44% de los individuos y algo más del 46% del área basal de
los individuos medidos, es el dominante
ecológico de estos ambientes, con el 35%
del valor total de importancia ecológica de
la comunidad. Le siguen en importancia
Eschweilera tenuifolia y Macrolobium multijugum. En conjunto estas tres especies
comparten más de 2/3 del peso ecológico
en la comunidad del bosque ribereño. En
contraste se determinaron cinco especies con dos o menos individuos: Couepia
paraensis subsp. glaucescens, Panopsis
rubescens, Simaba orinocensis, Myrtaceae
sp. 1 e Hirtella racemosa var. hexandra, que
juntas alcanzan el 6% del valor total de la
importancia ecológica en la comunidad. Se
contabilizaron 239 árboles, lo que equivale
a 2.390 ind.ha-1. En la figura 14 se presenta
el perfil estructural de esta parcela.
499
Figura 12. Flores de la planta acuática Cabomba furcata. Foto: G. Colonnello.
Figura 13. Flores de la parásita Psittacanthus eucalyptifolius. Foto: R. Gonto.
500
Figura 14. Perfil del bosque de galería con palmas, parcela 1 (anegada). 1) Mauritiella aculeata, 2) Eschweilera tenuifolia, 3)
Campsiandra taphornii, 4) Ouratea panamica, 5) Annonaceae sp. 1, 6) Cybianthus venezuelanus, 7) Hirtella racemosa var. hexandra, 8)
Couepia paraensis subsp. glaucescens, 9) Panopsis rubescens, 10) Simaba orinocensis, 11) Myrtaceae sp. 1, 12) Macrolobium multijugum.
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
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501
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
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L. M. Mesa-S
Tabla 1. Valores del índice de valor de importancia (IVI) calculado para el muestreo de la
parcela 1 (anegada).
Especies
No. árboles
Frecuencia
Área basal (m2)
IVI
Mauritiella aculeata
105
7
0,671
104,79
Eschweilera tenuifolia
83
10
0,604
97,84
Macrolobium multijugum
11
6
0,071
24,99
Annonaceae sp. 1
8
5
0,026
16,19
Ouratea panamica
5
4
0,019
14,29
Campsiandra taphornii
12
3
0,023
13,17
Cybianthus venezuelanus
6
3
0,009
9,75
Couepia paraensis
2
2
0,005
5,6
Panopsis rubescens
2
2
0,015
4,1
Simaba orinocensis
2
1
0,006
3,44
Myrtaceae sp.1
2
1
0,002
3,16
Hirtella racemosa
1
1
0,001
2,68
Total
239
1,451
300
Segunda parcela (no anegada)
Por hallarse topográficamente más
elevada que la primera, no se anega
sino durante los periodos de aguas altas
(Figura 15). Presenta un estrato principal
de árboles con copas entre nueve y 12
metros de altura, ocupado por M. aculeata,
Eschweilera
tenuifolia,
Campsiandra
taphornii, Micropholis gardneriana, Simaba
orinocensis, Dulacia sp., Macrolobium multijugum y Licania apetala. Otro estrato inferior por debajo de 6 m de alto, donde se
encuentran Nectandra sp., Panopsis rubescens, Duroia sp. y Tovomita spruceana. El
estrato herbáceo es prácticamente inexistente, debido al prolongado anegamiento
del período lluvioso y solo se presenta
en las posiciones topográficamente más
elevadas del terreno, Spathanthus bicolor,
y algunas hierbas acuáticas como Cabomba
furcata, Utricularia erectiflora, U. foliosa y
Mayaca fluviatilis. Las únicas trepadoras
502
fueron la hierba Scleria secans y una Bignoniaceae leñosa. Se observaron epífitas en
árboles de los estratos bajo e intermedio:
una orquídea estéril y Tillandsia balbisiana. Fue evidente una gran cantidad de
plántulas de M. aculeata que colonizan
los suelos durante la temporada seca son
eliminadas en el próximo período de inundación.
En la parcela se encontraron 13 especies
de árboles con DAP ˃ 2,5 cm. Aquí Mauritiella aculeata es la especie dominante,
con más del 27% del valor ecológico del
bosque, casi 41% del total de árboles
censados y 20% del área basal de la comunidad. Le siguen en importancia Eschweilera tenuifolia y Campsiandra taphornii,
entre estas tres especies se encuentran
casi las dos terceras partes (179,31%) de
la importancia ecológica total del bosque
y el 64,6% de todos los árboles medidos
Figura 15. Aspecto del bosque de galería con palmas de la parcela 2 (no anegada). Foto: G.
Colonnello.
Tabla 2. Valores del índice de valoración de importancia (IVI) calculado para el muestreo
de la parcela 2 (no anegada).
Especies
No. árboles
Frecuencia
Área basal (m2)
IVI
Mauritiella aculeata
53
8
0,362
82,26
Eschweilera tenuifolia
13
7
0,418
52,04
Campsiandra taphornii
18
8
0,226
45,01
Micropholis gardneriana
18
3
0,147
30,03
Dulacia sp.
2
2
0,276
22,39
Laetia suaveolens
12
3
0,050
17,34
Macrolobium multijugum
2
1
0,183
14,5
Licania apetala
4
3
0,086
13,2
Nectandra sp.
4
2
0,004
8,6
Simaba orinocensis
1
1
0,009
3,94
Panopsis rubescens
1
1
0,004
3,62
Duroia sp.
1
1
0,003
3,56
Tovomita spruceana
1
1
0,002
3,51
Total
130
1,773
300
503
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
Figura 17. Panopsis rubescens en flor. Foto: R. Gonto.
Figura 16. Frutos de Parahancornia oblonga. Foto: G. Colonnello.
(Tabla 2). Por otro lado, las especies menos
representadas son Simaba orinocensis,
Panopsis rubescens, Duroia sp. y Tovomita
spruceana, cada una con un solo individuo
y 14,6% de la importancia ecológica total.
Se censaron un total de 130 árboles, equivalentes a 1.300 ind.ha-1. Algunas especies
encontradas en estos ambientes aparecen
en las figuras 16, 17 y 18. En la figura 19
se presenta el perfil estructural del palmar
de esta parcela.
La riqueza de especies leñosas en las
comunidades de M. aculeata del caño La
Pica es muy baja, tan solo 12 a 13 especies fueron contabilizadas en las parcelas.
Sin embargo, fuera de las parcelas se
504
observaron otras 46 especies leñosas
entre árboles, arbustos y trepadoras,
algunas de afinidad amazónica como
Laetia suaveolens, Macrosamanea discolor
var. discolor, Leopoldinia pulchra, Panopsis
rubescens y la misma M. aculeata, además
de otras reseñadas por Schargel y Aymard
(1993), que aquí alcanzan su distribución
más septentrional. Tampoco resultaron
ricos en palmas estos ambientes, además
de M. aculetata, solo se observaron otras
cuatro especies de palmas en la vega
inundable del caño, estas fueron Mauritia
flexuosa, quizá la más conspicua, presente
en suelos anegados todo el año; seguida de
Astrocaryum jauari (Figura 20), L. pulchra
y Bactris bidentula, ubicadas sobre suelos
Figura 18. Frutos de Licania apétala. Foto: R. Gonto.
505
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
Figura 19. Perfil del bosque de galería con palmas, parcela 2 (no anegada). 1) Licania apetala var. aperta, 2) Micropholis gradneriana,
3) Eschweilera tenuifolia, 4) Mauritiella aculeata, 5) Campsiandra taphornii, 6) Laetia suaveolens, 7) Dulacia sp., 8) Tovomita spruceana,
9) Macrolobium multijugum, 10) Nectandra sp., 11) Duroia sp., 12) Simaba orinocensis, 13) Panopsis rubescens.
L. M. Mesa-S
506
A las condiciones de prolongado anegamiento de estos ambientes, se agrega la
pobreza de nutrientes de los suelos y las
aguas. Según Stauffer (2000), la diversidad y abundancia de palmas está condicionada por una combinación de factores
de carácter hidrológico, principalmente,
por lo que es presumible que la duración
de las inundaciones y las características
químicas del agua en los caños y ríos (pH
y oligotrofia del sistema) determinen las
características más relevantes de la rizosfera y el consecuente establecimiento y
crecimiento de las especies.
Figura 20. Astrocaryum jauari, común en
el borde del bosque de galería. Foto: R.
Gonto.
estacionalmente inundables, en bancos
del río y en planos donde la inundación es
de menor cuantía y duración.
Todo ello resulta comparable con la composición y la estructura de otras comunidades de palmas que crecen en hábitats
de similares características ambientales,
como por ejemplo las comunidades de
Roystonea oleracea del Parque Nacional
Turuépano, que tienen entre 10 y 13 especies (Colonnello et al. 2009 y 2016). Igualmente los palmares de pantano del Delta
Medio del Orinoco, compuesto por pocas
especies, tales como Mauritia flexuosa,
Symphonia globulifera, Euterpe precatoria,
Virola surinamensis, Protium heptaphyllum y
Pterocarpus officinalis (González-B. 2011).
La densidad de los individuos adultos de
Mauritiella aculeata, varió desde 1.060
ind.ha-1, en la parcela de inundación estacional, hasta 2.100 ind.ha-1 en la parcela
de inundación permanente. Estos valores
son muy superiores a la densidad de
individuos adultos de Mauritia flexuosa
en comunidades boscosas (92 ind.ha-1),
morichales abiertos (156 ind.ha-1), o
morichales cerrados (300 ind.ha-1), de los
Llanos Centrales de Venezuela (Ponce et
al. 1996, González-B. 1987), hasta valores
que varían en la Amazonia entre 15 y 645
ind.ha-1 (Khan y de Granville 1992). O en
comunidades dominadas por palmas, en
las tierras bajas de la amazonia venezolana: Leopodinia piassaba (3-390 ind.ha-1), y
Attalea maripa (180-580 ind.ha-1) (Aymard
et al. 2009). Estas diferencias pueden
deberse a la alta densidad (porte pequeño
de la planta) y al patrón de agrupamiento
mostrado (crecimiento cespitoso).
Conclusiones
En Venezuela las comunidades de Mauritiella aculeata, asociadas al caño La Pica
son características de ambientes oligotróficos en ríos de aguas negras. Ello se refleja
en la composición florística, en la baja
riqueza de especies y en las características
507
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
morfológicas de adaptación a ambientes
fuertemente restrictivos como son la
esclerofilia, así como la inclinación de las
hojas, las raíces aéreas, la abundancia de
lenticelas y los ritmos fenológicos observados en algunas especies. Mauritiella
aculeata es la planta dominante en los
ambientes de bosque de galería inundables, gracias al alto número de individuos
presentes por unidad de área, en comunidades vegetales caracterizados por la baja
diversidad vegetal.
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TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
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Anexo 1. Listado de especies. A: árbol, a: arbusto, su: sufrútice, tr: trepadora, h: hierba, e:
epífita, he: helecho, p: palma, pa: parásita.
Familia
Apocynaceae
Especie
Parahancornia oblonga
Astrocaryum jauari
Bactris bidentula
Arecaceae
Leopoldinia pulchra
Mauritia flexuosa
Mauritiella aculeata
Bignoniaceae
Tillandsia balbisiana
Bromeliaceae
Tillandsia flexuosa
Tillandsia balbisiana
Burmanniaceae
Burmannia bicolor
Cabombaceae
Cabomba furcata
Campsiandra taphornii
Caesalpiniaceae
Chamaecrista diphylla
Macrolobium multijugum
Campanulaceae
Lobelia aquatica
Couepia paraensis subsp. glaucescens
Hirtella racemosa Lam. var. hexandra
Chrysobalanaceae
Licania apetala var. aperta
Licania heteromorpha var. heteromorpha
Clusiaceae
510
Caraipa llanorum subsp. llanorum
Hábitat
Bosque bajo con
arbustal
Bosque de galería con
palmas
Herbazal inundable
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Bosque bajo con
arbustal
Bosque bajo con
arbustal
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Herbazal inundable
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Herbazal inundable
Bosque de galería con
palmas
Herbazal inundable
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Bosque bajo con
arbustal
Forma
de vida
A
p
h
p
p
p
tr
e
e
e
h
h
A
h
A
h
A, a
a
A, a
A
a, A
511
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
Anexo 1. Continuación.
Familia
Clusiaceae
Cyperaceae
Droseraceae
Eriocaulaceae
512
Anexo 1. Continuación.
Especie
Hábitat
Forma
de vida
Tovomita spruceana
Bosque de galería con
palmas
A
Cyperus haspan
Herbazal inundable
h
Cyperus odoratus
Herbazal inundable
h
Cyperus surinamensis
Herbazal inundable
h
Diplacrum guianense
Bosque de galería con
palmas
h
Eleocharis sp.
Herbazal inundable
h
Eleocharis capillacea
Bosque de galería con
palmas
h
Eleocharis minima
Herbazal inundable
h
Eleocharis mitrata
Herbazal inundable
h
Lagenocarpus guianensis subsp.
guianensis
Bosque bajo con
arbustal
h
Rhynchospora sp.
Herbazal inundable
h
Rhynchospora barbata
Herbazal inundable
h
Rhynchospora globosa
Herbazal inundable
h
Rhynchospora hirsuta
Herbazal inundable
h
Rhynchospora imeriensis
Bosque bajo con
arbustal
h
Rhynchospora pilosa subs. arenicola
Herbazal inundable
h
Rhynchospora puber
Herbazal inundable
h
Rhynchospora spruceana
Bosque bajo con
arbustal, Herbazal
inundable
h
Rhynchospora trispicata
Herbazal inundable
h
Scleria microcarpa
Herbazal inundable
h
Scleria reticularis
Herbazal inundable
h
Scleria secans
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
tr
Drosera sessilifolia
Herbazal inundable
h
Eriocaulon humboldtii
Herbazal inundable
h
Eriocaulon tenuifolium
Herbazal inundable
h
Paepalanthus lamarckii
Bosque bajo con
arbustal, Herbazal
inundable
h
Familia
Eriocaulaceae
Euphorbiaceae
Fabaceae
Gentianaceae
Lauraceae
Lecythidaceae
Lentibulariaceae
Loranthaceae
Lycopodiaceae
Lythraceae
Malpighiaceae
Malvaceae
Mayacaceae
Especie
Hábitat
Herbazal inundable
Herbazal inundable
Bosque de galería con
Acosmium nitens
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque de galería con
Ormosia costulata
palmas
Coutoubea ramosa
Herbazal inundable
Bosque de galería con
Nectandra sp.
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque de galería con
Ocotea sp.
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque de galería con
Ocotea cymbarum
palmas
Bosque de galería con
Eschweilera tenuifolia
palmas
Utricularia sp.
Herbazal inundable
Bosque de galería
Utricularia erectiflora
con palmas, Herbazal
inundable
Bosque de galería
Utricularia foliosa
con palmas, Herbazal
inundable
Bosque de galería con
Psittacanthus eucalyptifolius
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Lycopodiella cernua
Herbazal inundable
Cuphea antisyphilitica var. antisyphilitica Herbazal inundable
Cuphea odonellii
Herbazal inundable
Bosque de galería con
Heteropterys orinocensis
palmas
Bosque bajo con
Byttneria genistella
arbustal, Herbazal
inundable
Bosque de galería
Mayaca fluviatilis
con palmas, Herbazal
inundable
Bosque de galería
Mayaca sellowiana
con palmas, Herbazal
inundable
Philodice hoffmannseggii
Phyllanthus lindbergii
Forma
de vida
h
h
A
A
h
a
A, a
A
A
h
h
h
pa
he
su
h
tr
h
h
h
513
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: LLANOS VENEZUELA
L. M. Mesa-S
Anexo 1. Continuación.
Anexo 1. Continuación.
Acisanthera limnobios
Herbazal inundable
Forma
de vida
h
Acisanthera nana
Herbazal inundable
h
Comolia leptophylla
a
Poteranthera pusilla
Herbazal inundable
Bosque bajo con
arbustal, Herbazal
inundable
Bosque de galería con
palmas
Herbazal inundable
Rhynchanthera apurensis
Herbazal inundable
a
Rhynchanthera sp.
a
Familia
Especie
Desmoscelis villosa
Melastomataceae
Miconia aplostachya
h
Buchnera palustris
Conobea aquatica
Herbazal inundable
h
Echinochloa colona
Herbazal inundable
Bosque bajo con
arbustal
h
Macrosamanea discolor var. discolor
Moraceae
Ficus mathewsii
Myrtaceae
Eugenia florida
Ouratea panamica
Ochnaceae
Sauvagesia erecta
Dulacia cyanocarpa
Olacaceae
Dulacia sp.
Onagraceae
Ludwigia sp.
Orchidaceae
Poaceae
Oplismenus burmannii
Polygala savannarum
Polygala subtilis
Securidaca pendula
Coccoloba dugandiana
Pontederiaceae
Plantaginaceae
Mimosaceae
Polygalaceae
Especie
Eichhornia heterosperma
a
Orobanchaceae
Tococa coronata
Familia
su
Herbazal inundable
Bosque bajo con
arbustal
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque bajo con
arbustal
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque bajo con
arbustal
Bosque bajo con
arbustal, Herbazal
inundable
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Herbazal inundable
Bosque de galería con
palmas
Herbazal inundable
Tibouchina spruceana
514
Hábitat
a
a
Cybianthus spicatus
Primulaceae
Cybianthus venezuelanus
Proteaceae
Panopsis rubescens
Rapateaceae
Spathanthus bicolor
A, a
Alibertia latifolia
A, a
Duroia genipoides
a
Rubiaceae
A, a
Palicourea croceoides
Perama hirsuta
a
a
e
Salicaceae
Laetia suaveolens
Sapotaceae
Micropholis gardneriana
Simarubaceae
Simaba orinocensis
h
h
Limnosipanea spruceana
Pagamea guianensis var. guianensis
h
A
Duroia sp.
Xyris sp.
Xyridaceae
Xyris jupicai
Xyris laxifolia
Hábitat
Herbazal inundable
Herbazal inundable
Herbazal inundable
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque de galería con
palmas
Bosque bajo con
arbustal
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Bosque bajo con
arbustal
Herbazal inundable
Bosque bajo con
arbustal
Bosque bajo con
arbustal
Herbazal inundable
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas
Bosque de galería con
palmas, Bosque bajo
con arbustal
Herbazal inundable
Bosque bajo con
arbustal, Herbazal
inundable
Herbazal inundable
Forma
de vida
h
h
a, tr
a
h
a
A
A, a
h
a
a
A
h
a
a
h
A
A, a
A
h
h
h
515
G. Colonnello
25.
COMUNIDADES CON Roystonea
oleracea DE VENEZUELA: ASPECTOS
FITOGEOGRÁFICOS Y PRINCIPALES
COMPONENTES FLORÍSTICOS
José Ramón Grande Allende y Giuseppe Colonnello
Resumen
Las comunidades con Roystonea oleracea
incluyen algunas de las faciaciones más
característica de la zona de bosque semideciduo de la región Caribe del norte de
Suramérica. Se extienden a zonas transicionales de las regiones andina y guayanesa, la isla de Trinidad y Tobago, las
Antillas Menores y unidades de bosque
siempreverde asociadas a ambientes estuarinos (incluyendo bosques de pantano y
manglares). Estudios recientes, llevados
a cabo durante los últimos ocho años en
Venezuela (el país con el mayor número de
poblaciones de la especie), han permitido
esclarecer los principales patrones florísticos y estructurales de las comunidades
originales, así como algunos patrones
sucesionales de las comunidades intervenidas. En el presente trabajo se presentan
y discuten los principales resultados obtenidos, haciendo énfasis en los patrones
florísticos. Se proponen tres áreas principales de distribución (occidente, centro
y oriente) y cinco áreas secundarias o
subgrupos, con diferentes especies, tipos
de vegetación y/o condiciones ecológicas.
Los resultados obtenidos se comparan
con los disponibles en la literatura de los
Inflorescencia de Roystonea oleracea. Foto: G. Colonnello
países adyacentes, y se discuten las implicaciones fitogeográficas. La información
generada puede servir de base para el
desarrollo de programas de conservación,
y aportan pistas sobre la biogeografía de
los tipos de bosque involucrados.
Palabras clave. Bosques de pantano.
Bosques de manglar. Bosques semideciduos. Bosques siempreverdes.
Introducción
El género Roystonea O. F. Cook (Arecaceae)
constituye uno de los elementos florísticos más característicos de la subregión
biogeográfica caribe (Morrone 2002), e
incluye diez especies y una variedad de
hábito arbóreo monocaule, generalmente
superior a los 15 m de altura (Zona 1996).
De acuerdo a la información disponible en
la literatura, solo Roystonea regia (Kunth)
O. F. Cook y R. oleracea (Jacq.) O. F. Cook
var. oleracea forman agrupaciones naturales densas, en las cuales representan el
elemento dominante o codominante (en
Sarukhán 1968 se mencionan “palmar[es]
de Rosystonea sp.”, sin indicación del
nombre de la especie). Si bien de la primera
especie, ampliamente distribuida en
517
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
Mesoamérica, el sur de México y las islas
del Caribe, solo se han realizado estudios ecológicos para Cuba (Borhidi 1988
y 1996, Borhidi y Herrera 1977, Borhidi y
Muñiz 1984, Huber y Riina 2003), donde
se encuentra asociada a suelos con buen
drenaje de la zona de bosques semideciduos y bosques “siempreverdes estacionales” (agrupados dentro de la categoría
“montes semicaducifolios” en Bisse 1988),
se sabe que también puede crecer en áreas
anegables del estado mexicano de Veracruz
(Zona 1996). De Roystonea oleracea var.
oleracea, en cambio, se dispone de información sobre comunidades de bosque semideciduo y siempreverde, donde la especie
domina o codomina (Figura 1), para un
amplio sector del norte de Suramérica
y, en menor proporción, del Caribe suroriental, e incluye Venezuela (Colonnello
y Grande 2010, Colonnello et al. 2009,
2012a y b, 2014, 2016 a y b, González-B.
2003 y 2011, Marrero 2011, Rosales et al.
1993, y referencias allí citadas), Trinidad y
Tobago (Beard 1944a y b y Bonadie 1998),
Colombia (Galeano y Bernal 2005, 2010) y
Barbados (Zona 1996). Las comunidades
de Roystonea regia de Cuba comparten con
las comunidades de Roystonea oleracea de
Venezuela y Trinidad y Tobago (únicas
con información florística publicada)
las especies Ceiba pentandra (L.) Gaertn.
(Malvaceae), Samanea saman (Jacq.) Merr.
y Dalbergia ecastapyllum (P. Browne ex L.)
Taub. (Fabaceae), así como los géneros
Sabal Adans. (Arecaceae), Cordia L. (Boraginaceae), Lonchocarpus Kunth (Fabaceae)
y Swietenia Jacq. (Meliaceae) (Bear op.
cit. y Bonadie op. cit.). En ambos casos,
las especies acompañantes corresponden
a elementos típicos del área neotropical
y caribe, con ninguna o muy pocas especies exóticas, las cuales suelen estar
restringidas a comunidades fuertemente
Figura 1. Comunidad donimada por Roystonea oleracea en la localidad de Los Cristales
(área de distribución central, subgrupo 3; estado Lara, Venezuela). Foto: G. Colonnello.
518
intervenidas. Se desconoce si Roystonea
princeps (Beccari) Burrett (Asprey y
Robbins 1953, Read 1972) y R. dunlapiana
Allen (Lot-Helgueras 1991 y Zona 1996),
cercanamente emparentadas entre sí
según Zona (1996), y también reportadas
para humedales, forman comunidades
densas similares a las ya mencionadas.
Roystonea oleracea var. jenmanii (Waby)
Zona, hasta ahora solo conocida con
seguridad bajo cultivo, tal vez coexista
con la variedad típica en el nordeste de
Venezuela, formando agrupaciones más
o menos densas asociadas a lugares con
topografía baja y alto nivel freático, estacionalmente inundadas (vid. infra, p. 539).
Todas las comunidades que se encuentran en la zona de bosque semideciduo
se encuentran fuertemente amenazadas
como consecuencia de una fuerte presión
humana, que data de tiempos coloniales,
y se asocia fundamentalmente a la expansión de la frontera agrícola, debido a su
ubicación sobre terrenos con alta fertilidad (Borhidi y Herrera 1977, Colonnello
et al. 2016b). En el caso de Venezuela,
dichos enclaves suelen encontrarse,
además, cerca de algunos de los centros
poblados más grandes del país, donde la
expansión urbana, los desarrollos turísticos, la explotación forestal desordenada y la agricultura de subsistencia han
venido jugando un papel cada vez más
importante desde inicios del siglo XX.
Producto de dicha intervención, algunas
comunidades apenas conservan a la propia
Roystonea o pocas especies más dentro del
componente arbóreo del dosel original, y
se encuentran más o menos integradas al
herbazal antrópico que las rodea (Borhidi
y Herrera 1977, Colonnello et al. 2016a y b,
Zona 1991) (Figura 1). En algunos casos,
sin embargo, llegan a formarse comunidades boscosas secundarias en las que
se recrean parcialmente las condiciones
originales (Borhidi 1988, Colonnello et al.
2014).
Tomando en cuenta el grado actual de
conocimiento sobre las comunidades con
Roystonea oleracea de Venezuela, y con
base en los resultados reportados en la
literatura para los países adyacentes, se
plantearon los siguientes objetivos: 1)
establecer la distribución de las comunidades con R. oleracea en el país, 2) detallar
los principales elementos florísticos que
conforman dichas asociaciones, 3) establecer su clasificación a nivel nacional, 4)
establecer comparaciones con otras áreas
con comunidades naturales con la misma
especie de los países adyacentes y 5) plantear las implicaciones del conocimiento
florístico para el desarrollo eficiente
de planes de conservación, tanto de R.
oleracea como de los tipos de bosque en
los cuales esta se desarrolla. Para mayores
detalles sobre los aspectos fisionómicoestructurales, ecológicos y de conservación, véanse Colonnello et al. (2016a y b).
Materiales y métodos
Durante los últimos ocho años se han
estado llevando a cabo importantes
esfuerzos de mapeo y caracterización
ambiental, florística y fisionómicoestructural de las comunidades con Roystonea oleracea de Venezuela, incluyendo
evaluaciones del estado de conservación,
dinámica sucesional y usos por parte
de las comunidades locales (Colonnello
et al. 2009, 2012a y b, 2014, 2016a y b,
Colonnello y Grande 2010). De la totalidad de enclaves ubicados (Figura 2), se
escogieron 26 lugares (Tabla 1) donde se
levantaron parcelas de 0,1 ha (100 m x
10 m) para el estudio de la flora vascular,
divididos en 10 subparcelas de 10 m x 10
m (metodología de acuerdo a Keeley y
519
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
Figura 2. Mapa de distribución de las comunidades espontáneas con Roystonea oleracea
presentes en Venezuela y los países adyacentes (adaptado de Colonnello et al. 2016a). El
área correspondiente a la zona remanente con bosques semideciduos aparece resaltada en
verde, y fue estimada a partir del mapa de vegetación de Venezuela de Huber y OliveiraMiranda (2010). Los hexágonos negros corresponden a las parcelas estudiadas (11-12,
13-14 y 24-26 corresponden a las mismas localidades), los grises a localidades no visitadas
señaladas en la literatura, y los grises con una “x” a comunidades reportadas en la literatura
que han sido eliminadas. Las tres áreas principales de distribución (occidente [parcelas
1-4], centro [parcelas 5-17] y oriente [parcelas 18-26]) son propuestas con base en los resultados del análisis de aglomeración que se muestra en la figura 4.
Fotheringham 2005); dos de las parcelas
estudiadas (Caparo 2 y 3) solo abarcaron
0,04 ha, debido a la ausencia de comunidades no intervenidas de extensión suficiente. Se anotaron datos ecológicos como
tiempo y profundidad de la inundación,
posición geomorfológica, características
del suelo y grado de intervención. Para las
subparcelas sólo se consideraron individuos cuyos tallos presentaran diámetros
a la altura del pecho (DAP) superiores o
520
iguales a 2,5 cm. Adicionalmente, para las
herbáceas y las plántulas, se establecieron
2 cuadratas de 1 m2 por subparcela (una a
cada lado de la línea longitudinal media,
cerca del centro, para un total de 20 m2 por
parcela). Las especies fueron colectadas
en alcohol isopropílico al 35% con agua y
secadas en estufa a una temperatura de ca.
60 °C, y están depositadas en los herbarios
CAR y VEN. El sistema de clasificación
empleado sigue a APG IV (APG IV 2016)
para las angiospermas y Christenhusz et
al. (2011) para los helechos y sus afines.
No se consideraron aquellas especies que
solo se encontraron creciendo en la zona
abierta de la parcela S. Bárbara 3, en pleno
proceso de regeneración. Con el fin de
establecer numéricamente los valores de
diversidad de las parcelas se calcularon,
solo tomando en cuenta los datos de las
subparcelas (excluyendo a las cuadratas),
la riqueza y los índices de diversidad
de Shannon (H’) y Simpson (1-D). Para
generar una clasificación de las comunidades estudiadas, se realizó un análisis
de aglomeración UPGMA (Unweight
Pair-Group Average, por sus siglas en
inglés) con distancias de Jaccard, usando
el programa MVSP 3.0 (Kovach 1998).
En ambos casos, los datos considerados
corresponden a la matriz de presenciaausencia de las especies estudiadas en las
subparcelas. Adicionalmente, y con el fin
de establecer el valor de dominancia, se
calculó el Índice de Valor de Importancia
(IVI) por especie, considerando solo aquellos individuos con DAP ≥ 2,5 cm. Las
especies y valores de IVI considerados
son los mismos que en Colonnello et al.
(2016a) para individuos con DAP ≥ 2,5
cm (subparcelas), pero se incluyen especies adicionales, posteriormente identificadas, correspondientes a algunas de las
herbáceas presentes en las cuadratas. Los
valores de IVI corresponden a la suma de
los valores de densidad relativa (porcentaje de individuos), frecuencia relativa
(porcentaje de subparcelas) y dominancia
relativa (porcentaje de área basal, calculada a partir de los valores de DAP), y
con ellos se realizó un análisis de aglomeración UPGMA con distancias Cuerda,
usando también MVSP 3.0 (Kovach 1998).
La terminología sobre tipos de vegetación
sigue a Huber y Oliveira-Miranda (2010).
Al igual que en Huber y Alarcón (1988),
se consideran bosques siempreverdes
aquellos con menos de 25% de individuos
deciduos (que pierden sus hojas durante
la estación de sequía), y bosques semideciduos aquellos donde 25-75% de los
individuos pertenecientes a las especies
arbóreas dominantes pierden sus hojas
durante la época de sequía.
Resultados y discusión
Producto del estudio de 26 parcelas en 21
localidades de Venezuela (Tabla 1, Figura
2), y 85 levantamientos puntuales no
exhaustivos de la flora vascular en el resto
del área de distribución, pudo generarse
un mapa de las localidades donde actual o
históricamente han existido comunidades
con Roystonea oleracea, un ecosistema
previamente poco estudiado (Colonnello et
al. 2009, Balslev et al. 2011, Marrero 2011).
Dos de ellas han sido completamente
eliminadas: una en el valle de Caracas,
reportada por Spence (1878); probable
origen del topónimo “Los Chaguaramos”
en la ciudad de Caracas (Colonnello et al.
2016b: Figura 2), y la otra en la localidad
de Santa Bárbara de Maturín, en el estado
Monagas (Steyermark 1946). Las dos
localidades en el extremo oeste del delta
del río Orinoco corresponden a comunidades espontáneas, cuyas poblaciones
de Roystonea probablemente se deriven
de eventos recientes de naturalización, a
partir de poblaciones cultivadas (Colonnello et al. 2016a). Algunas localidades
no fueron visitadas, pero pudieron ser
ubicadas con la ayuda de imágenes de satélite y mediante la consulta de la literatura
especializada, tanto para Venezuela como
para los países adyacentes.
Las comunidades con Roystonea oleracea
que fueron estudiadas presentaron
extensiones reducidas (< 1-100, rara vez
100-6000 ha) dentro de áreas mucho
521
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
Tabla 1. Ubicación de las parcelas estudiadas. Se incluye la superficie aproximada de la
comunidad muestreada y los valores de IVI (Índice de Valor de Importancia) y número de
individuos por hectárea (ind.ha-1) para Roystonea oleracea (Jacq.) O.F. Cook var. oleracea
(Arecaceae). Solo se consideraron aquellos individuos cuyos tallos (excluida la zona apical
con hojas) al menos igualaban la altura del pecho (ca. 1,35 m).
Coordenadas geográficas
Superficie Roystonea oleracea
(ha)
IVI
ind.ha-1
Caparo 1
07°28’46,29’’N-71°01’19,32’’O 1
1
42,33
100
Caparo 2
07°28’15,37’’N-70°57’20,71’’O 2
2,5
43,44
90
Caparo 3
07°26’23,70’’N-70°56’59,50’’O 3
1,5
34,6
70
Caimital
08°42’45,58’’N-70°04’36,47’’O 4
10
90,32
320
Los Cristales 09°51 12,90N-68°11 37,30O
5
15
141,54
340
Torrellero
09°43 36,70N-69°08 48,50O
6
52
16,76
450
S. Bárbara 1
10°41’51,52’’N-68°26’33,71’’O 7
100
55,97
300
S. Bárbara 2
10°42’17,56’’N-68°26’34,88’’O 8
90
74,47
340
S. Bárbara 3
10°41’50,94’’N-68°26’40,82’’O 9
60
73,64
150
La Siete
10°38’21,99’’N-68°36’25,02’’O 10
150
90,42
400
10°48’37,51’’N-68°21’03,03’’O 11 y 12
120
57°57’31,74’’N-68°30’24,91’’O 13 y 14
80
10°05’55,36’’N-68°39’59,25’’O 15
6
75,46
250
Las Colonias 10°55’48,11’’N-68°39’59,25’’O 16
5
158,72
670
El Charal
10°50’27,52’’N-68°46’49,14’’O 17
15
76,48
280
La Toscana
09°49’28,60’’N-63°22’24,30’’O 18
8
51,72
120
La
Candeleria
09°41’39,50’’N-63°24’45,70’’O 19
8
77,85
160
Cachipo
09°55’50,88’’N-63°02’45,72’’O 20
25
57,13
140
Caripito río
10°08’6,00’’N-63°03’22,50’’O
21
50
27,89
40
Caripito
puerto
10°08’18,20’’N-63°02’47,20’’O 22
50
62,26
170
Catuaro 1
10°33’44,91’’N-63°01’54,74’’O 23
70,6
200
El Tuque
(1 y 2)
S. Miguel
(1 y 2)
Las Yeguas
Catuaro 2-4
522
No. en la
figura 2
10°33’0,69’’N-63°02’26,92’’O
24, 25 y 26
6000
47,39 y
91,15
34,23 y
23,16
560 y 440
170 y 90
31, 29,7 80, 70 y
y 52,3
160
mayores de bosques semideciduos
(húmedos y tropófilos, en su mayoría
transformados en pastizales) y en menor
proporción bosques siempreverdes, con
gran variabilidad en cuanto a composición florística y amplia distribución en el
norte del país (Colonnello et al. 2016a).
Las parcelas de las localidades de Catuaro,
Caripito y Las Yeguas corresponden a
bosques siempreverdes, el resto (menos
S. Miguel 2, de tipo estacional) a bosques
semideciduos húmedos (bosques semisiempreverdes). Muestran tres o cuatro
estratos, dos o tres de leñosas más el sotobosque, éste último compuesto de hierbas
de hasta 2 m de alto, plántulas y juveniles,
con densidades bajas, moderadas o altas
(Colonnello et al. 2016a). En el estrato
superior se incluyen emergentes de hasta
35 m de alto, en el segundo estrato árboles
de 15-20 m, y en el estrato inferior árboles
y arbustos de 2-7 m (Colonnello et al.
2016a). Las lianas y hemiepífitas son por lo
general escasas, y las epífitas, en general,
muy escasas. Las densidades de Roystonea
en las subparcelas varían de 70 a 670 ind.
ha-1 (Tabla 1), y son similares a las registradas para comunidades de otras especies
de palmas monocaules altas del norte de
Suramérica, como Mauritia flexuosa L. f.,
para la cual han sido reportados 92 ind.
ha-1 en matrices boscosas siempreverdes,
156 ind.ha-1 en pantanos ralos y 300 ind.
ha-1en pantanos densos de Los Llanos de
Venezuela (González-B. 1987 y Ponce et
al. 1996) y 475 ind.ha-1 en una matriz de
bosque de pantano siempreverde en el
departamento de Arauca, Llanos Orientales de Colombia (Pérez y Mijares 2013);
en Leopoldinia piassaba Wallace, con 3-390
ind.ha-1 en el estado Amazonas de Venezuela y Attalea maripa (Aubl.) Mart., con
180-580 ind.ha-1 en el estado Amazonas
de Venezuela (Aymard et al. 2009). A pesar
de abarcar diversos tipos de vegetación,
el bioclima es siempre de tendencia semihúmeda a seca, de tipo tropófilo macrotérmico (submesotérmico en la extinta
comunidad de Caracas) o xérico submesotérmico (occidente del estado Lara y estado
Mérida). La naturaleza semisiempreverde
o siempreverde de la gran mayoría de
las comunidades estudiadas se debe a la
alta humedad del sustrato, asociado a
depresiones anegables, márgenes de ríos
y ambientes estuarinos. La comunidad
de la parcela S. Miguel 2 mostró condición semidecidua estricta, asociada a
lapsos reducidos de inundación y bajas
densidades de la especie. La información
disponible sobre los suelos de las comunidades con Roystonea oleracea indica Tropaquents (Rosales et al. 1993), Histosoles
(cf. Colonnello et al. 2012a) y diversos
tipos de suelos minerales, predominantemente minerales o predominantemente
orgánicos, con altas concentraciones de
cationes intercambiables, texturas relativamente finas y baja o muy baja salinidad
(Colonnello y Grande 2010, Colonnello et
al. 2014 y 2016a).
Distribución de las comunidades
con Roystonea oleracea en Venezuela
Las comunidades con Roystonea oleracea
constituyen uno de los aspectos más
llamativos del paisaje de la zona de
bosques semideciduos macrotérmicos y el
borde inferior de la zona submesotérmica
del norte de Venezuela (Huber y OliveiraMiranda 2010), sobre todo en aquellos
lugares donde se presentan suelos planos
y fértiles con alto nivel freático. El intervalo altitudinal oscila entre 0 y ca. 1.000
m s.n.m., e incluye amplios sectores de
las áreas caribe (Los Llanos, La Costa y
Centro-Occidente) y guayanesa (nordeste
de la Reserva Forestal de Imataca y alrededores del embalse de Guri), así como
algunas localidades de las regiones
523
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
florísticas de Los Andes y la depresión del
Lago de Maracaibo (esta última también
caribeña). Cabe destacar, sin embargo,
que el concepto de bosque semideciduo es
considerado aquí en un sentido amplio, e
incluye tanto la selva alisia seca (propiamente semidecidua o subdecidua) como
la húmeda (propiamente semisiempreverde o subsiempreverde) de la terminología geobotánica de Vareschi (1992),
equivalentes de los bosques semideciduos estacionales o tropófilos y bosques
semideciduos húmedos u ombrófilos de
Huber y Oliveira-Miranda (2010). Se
corresponde además, con los términos
“Selva de lodazal” y “Palmar de pantano”
para el área de Los Llanos y la cuenca
del río Guarapiche (Ara y Arends 1985)
y la región de Caripito (Canales 1985),
“Zona apamatera” (Castillo et al. 1984)
para la cuenca del río Guarapiche para el
área en torno a Maturín (Huber y Alarcón
1988). Si bien esta especie puede encontrarse como un elemento disperso en los
bosques semisiempreverdes cercanos a
Caucagua (región de Barlovento, en el
estado Miranda) y Guasdualito (hacia el
extremo oeste del estado Apure, cerca de
la frontera con Colombia), donde prefiere
los márgenes de las lagunas o “esteros”,
suele formar agrupaciones densas
(“chaguaramales” sensu Rosales et al.
1993, Roystonea oleracea Palm Swamps”
sensu Bonadie 1998, “selvas de bajío” sensu
Kochaniewicz y Plonczak 2004, “bosques
de chaguaramos” sensu Colonnello y
Grande 2010 y Colonnello et al. 2012b,
“chaguaramales” o “maporales” sensu
Huber y Oliveira-Miranda 2010, “chaguaramales” y “bosques con chaguaramos”
sensu Colonnello et al. 2014 y Roystonea
oleracea communities sensu Colonnello et
al. 2016a), donde constituye el elemento
dominante o codominante, en depresiones
anegables y márgenes de cursos de agua de
524
las planicies costeras de Venezuela y la isla
de Trinidad (Bonadie 1998, Colonnello y
Grande 2010, Connello et al. 2009, 2012a,
2014), incluyendo el golfo de Paria (ca.
6.000 ha más o menos continuas en torno
al Parque Nacional Turuépano, probablemente la mayor concentración de la especie
en el mundo; Oliveira-Miranda et al. 2010),
el delta del río Orinoco (Colonnello et al.
2016a y González-B. 2011) y terrenos estacionalmente inundables de las terrazas
aluviales de la vertiente oriental del piedemonte andino en Venezuela y Colombia
(Kochaniewicz y Plonczak 2004, Aymard
et al. 2011, Marrero 2011) y los valles
de la región central, centro-occidental
y oriental de Venezuela, en los estados
Lara, Yaracuy, Aragua, Sucre y Monagas
(Colonnello et al. 2016a). Aunque muy rara
vez, también pueden encontrarse comunidades de esta especie en depresiones de
colinas y montañas bajas, tal como en las
adyacentes a los valles del Centro-Occidente del país (estados Yaracuy y Lara) y
el norte de la región guayanesa (estado
Bolívar, en los alrededores del embalse
de Guri (Rosales et al. 1993 y Colonnello
et al. 2016b). Hasta ahora sólo han sido
localizadas unas pocas comunidades de <
1 ha al oeste de Los Andes. Estas incluyen
una sola comunidad en la depresión del
Lago de Maracaibo, fuertemente intervenida, y algunas comunidades cerca de La
Variante, en el municipio Sucre del estado
Mérida, muy similares desde el punto de
vista fisionómico (pocos individuos en
enclaves húmedos) a las que se encuentran en el valle del río Curarigua, cerca de
la población homónima del estado Lara.
En ambos casos no ha podido verificarse
si se trata de eventos de naturalización
reciente, como ocurre en algunas zonas
del estado Delta Amacuro (Colonnello et
al. 2016a), o elementos relictuales, como
ha sido propuesto para las comunidades
de Copernicia tectorum y las sabanas de
Trachypogon de la provincia biogeográfica
Maracaibo (Huber 2008; clasificación
biogeográfica de acuerdo a Morrone 2002).
Las comunidades del estado Mérida, desarrolladas sobre las terrazas que bordean el
valle del río Chama, se hayan asociadas a
bosques semideciduos azonales del bolsón
árido de Lagunillas, fuertemente transformados por el cultivo intensivo de la
caña de azúcar (Saccharum officinarum
L. [Poaceae]). En dichos bosques predominan, dentro de los fragmentos mejor
conservados, individuos dispersos de unos
15-20 m de altura de Erythrina fusca Lour.
(Fabaceae) y especies del género Ficus L.
(Moraceae) y, en los lugares más intervenidos, herbazales altos con Samanea
saman. A pesar de que la zona con alta
humedad freática y bosques semideciduos
se extiende, con doseles progresivamente
más altos, hasta los 1800-2000 m s.n.m.
(donde comienzan a aparecer elementos
florísticos del bosque nublado), sólo han
sido detectadas comunidades naturales
en la mencionada localidad (La Variante).
Roystonea oleracea, sin embargo, se cultiva
con éxito en las áreas verdes, zonas residenciales y plazas públicas de la ciudad de
Mérida, donde alcanza probablemente su
límite máximo en altitud (Braun 1970a y
Zona 1996). Los reportes para la sierra de
Perijá (Ginés et al. 1953 y Stauffer 2003),
basados en una colección citada por Ginés
et al. (1953) deben ser descartados, pues
corresponden a una especie de menor
porte, aún por determinar, comunidades
densas, similares a las encontradas hasta
ahora en localidades sobre sustrato
mineral o predominantemente mineral,
han sido recientemente ubicadas en el
norte de la Reserva Forestal de Imataca
(estado Bolívar), entre Upata y Guasipati,
particularmente en los alrededores de la
población de El Palmar (Colonnello et al.
2016b).
A pesar de que las comunidades de Roystonea oleracea (es decir, aquellas dominadas
o codominadas por dicha especie) han
sido consideradas recientemente como un
tipo de bosque siempreverde, dentro del
grupo de los bosques de palmas (Huber
y Oliveira-Miranda 2010), solo han sido
encontradas formando parte de unidades
de vegetación propiamente siempreverdes
en algunas de las regiones estuarinas del
norte de Venezuela, incluyendo el golfo
de Paria, la planicie costera del estado
Delta Amacuro y el denominado Golfo
Triste de los estados Carabobo, Yaracuy y
Falcón. Roystonea oleracea coexiste allí con
especies propias del bosque de manglar
(Rhizophora racemosa G. Mey., R. harrisonii
Leechm. [Rhizophoraceae] y Avicennia
germinans (L.) [Acanthaceae] en los estuarios del golfo de Paria y Delta Amacuro
y R. mangle L. [Rhizophoraceae] en la
desembocadura del río Sanchón, en el
Golfo Triste) y los bosques de Pterocarpus
officinalis (Colonnello et al. 2009, 2012a,
2014 y 2016a, Huber y Oliveira-Miranda
2010 y González-B. 2011). Forma parte
integral, además, del bosque medio denso
de Sapium glandulosum y Spondias mombin
asociado al diapiro de barro de Pedernales,
modelado en los sedimentos de la Formación La Pica (González-B. 2011).
Al igual que en el caso de otras palmas,
como Acrocomia aculeata (Jacq.) Lodd. ex
Mart. y las especies de los géneros Attalea
Kunth y Ceroxylon Bonpl. ex DC., no se ha
encontrado a Roystonea oleracea formando
parte de herbazales naturales o “sabanas”
anegables, como si ocurre para Copernicia tectorum (Kunth) Mart. y Mauritia
flexuosa (Huber y Oliveira-Miranda 2010).
525
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
En algunos casos, sin embargo, Roystonea
oleracea se encuentra inmersa en herbazales secundarios como remanente del
bosque original, pero resulta severamente
dañada como consecuencia de las quemas
y los vientos huracanados (Colonnello et
al. 2014 y 2016a y b).
Clasificación a nivel nacional y
principales componentes florísticos
Las comunidades con Roystonea oleracea
de Venezuela albergan no menos de 286
especies de plantas vasculares, correspondientes a 282 angiospermas (133 géneros
en 60 familias) y 4 especies de monilófitos
(3 géneros en 3 familias), ubicadas en 26
parcelas al norte del río Orinoco (hexágonos negros en el mapa de la Figura
2). 163 especies corresponden a árboles
(incluyendo todas las palmas erectas), 25
a arbustos y sufrútices, 68 a lianas (principalmente leñosas, incluyendo la palma
trepadora Desmoncus horridus Splitg. ex
Mart. ssp horridus), 28 a hierbas y solo dos
a hemiepífitas. Las epífitas se mostraron,
en general, escasas, y no fueron consideradas para los análisis estadísticos.
El índice de diversidad de Shannon (H’)
varió de 1,63 (en Las Yeguas) hasta 3,3
(en Caparo 1). El índice de Simpson (1-D)
varió de 0,69 (en Las Colonias) a 0,95 (en
Caparo 1). El número total de especies de
las principales familias de angiospermas
(≥ 3 spp) puede apreciarse en la figura 3. Al
igual que en las comunidades de Mauritia
flexuosa, las familias Arecaceae, Fabaceae
y Moraceae muestran un elevado número
de taxones, pero a diferencia de estas,
las Fabaceae ocupan el primer lugar, las
Rubiaceae muestran una mayor importancia florística, las Melastomataceae son
muy escasas y las Lauraceae se encuentran
completamente ausentes (Pérez y Mijares
2013).
Los resultados del análisis de aglomeración mostrado en la figura 4 corroboran
Figura 3. Principales familias de angiospermas (≥ 3 sp.) presentes en las comunidades
con Roystonea oleracea de Venezuela (clasificación de acuerdo a APG IV 2016). Tomado de
Colonnello et al. 2016a.
526
Figura 4. Análisis de aglomeración (UPGMA) con distancias de Jaccard para la matriz de presencia-ausencia de las especies con
DAP ≥ 2,5 cm, presentes en las diferentes parcelas de 0,1 ha (0,04 ha en Caparo 2 y Caparo 3). Se señalan las tres principales áreas
de distribución y sus principales subgrupos.
G. Colonnello
527
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
la clasificación propuesta por los autores
en una reciente publicación (Colonnello et
al. 2016a) (Figura 3), si bien difieren en los
detalles del área central, donde se clarifican los subgrupos mediante la exclusión
de las especies herbáceas que solo fueron
encontradas en las cuadratas. En términos
generales, se diferencian tres áreas de
distribución: oriente, centro y occidente
(Figura 2). En la primera de ellas (oriente)
abundan Desmoncus horridus, Erythrina
fusca, Ficus maxima Mill. (Moraceae), Inga
vera Willd. (Fabaceae), Pterocarpus officinalis Jacq. (Fabaceae) y Tabebuia rosea
(Bertol.) DC. (Bignoniaceae) y se incluyen
dos subgrupos. El primero de ellos incluye
las parcelas de Catuaro, hacia el extremo
nordeste, sobre terrenos deltaicos (con
abundancia de especies siempreverdes,
propias del manglar y los bosques de Pterocarpus officinalis) y el otro, hacia el sureste,
integra las parcelas de Caripito, Cachipo,
La Toscana y La Candelaria (en los valles
de los ríos Aragua, Guanipa y Guarapiche
del estado Monagas) y presenta especies como Spondias mombin (Anacardiaceae), Virola surinamensis (Rol. ex Rott.)
Warb. (Myristicaceae), Ceiba pentandra,
Ficus sp. 2 (Moraceae) y Coccoloba latifolia
Poir. (Polygonaceae). En segundo lugar,
se diferencia un grupo central (predominantemente en matrices tropófilas), con
abundancia de Andira inermis (Sw.) Kunth
(Fabaceae), Bactris major var. major, Ficus
maxima, Guazuma ulmifolia Lam. (Malvaceae), Hura crepitans L. (Euphorbiaceae),
Spondias mombin y Tabebuia rosea, en cual
se pueden diferenciar tres subgrupos
menores, solo superficialmente relacionados con la abundancia de Roystonea: el
primero de ellos incluye las parcelas de la
finca San Miguel (parcelas S. Miguel 1 y
2), sobre suelos minerales y con el menor
índice de dominancia de dicha especie
entre el total de las parcelas estudiadas
528
(correspondiente a S. Miguel 2, con IVI=
23,16), así como especies acompañantes
únicas, propias de las facies sobre suelo
seco del bosque semideciduo de la región.
El tercer subgrupo, una simple variación
de segundo, se ubica hacia el extremo
sur del área, incluye a las parcelas de
Torrellero y Los Cristales, sobre suelos
con alto contenido de materia orgánica,
y presenta especies únicas como Anacardium excelsum (Bertero y Balb. ex Kunth)
Skeels (Anacardiaceae) e Hirtella triandra
Sw. (Chrysobalanaceae), por lo que se
encuentra relacionado con los mijaguales
o rodales densos de Anacardium excelsum
(“mijao”) propuestos por Marrero (2011).
Un tercer grupo, finalmente, es diferenciable en el occidente del país, reúne las
localidades ubicadas en el estado Barinas,
e incluye a las parcelas de Caimital y
Caparo (en matrices predominantemente
ombrófilas), las cuales se caracterizan por
presentar suelos minerales y abundancia
de Albizia niopoides (Spruce ex Benth.)
Burkart (Fabaceae), Attalea butyracea,
Bactris major var. major, Calopogonium
caeruleum (Benth.) Sauvalle (Fabaceae),
Casearia sp.1 y Luehea seemannii Triana y
Planch. (Malvaceae).
Los árboles (Figura 6) incluyen tanto
especies de porte bajo (p. e. Trichilia spp
[Meliaceae], Annona glabra L. [Annonaceae] y Brownea spp [Fabaceae]) como
alto, algunas de los cuales sobrepasan
con frecuencia los 20 y hasta los 30 m de
altura (p. e. Ceiba pentandra, Hura crepitans y Anacardium excelsum). Dos especies
de estranguladoras fueron identificadas:
Clusia cf. rosea Jacq. (Clusiaceae) y Ficus sp.
2 (ambas del área oriental). Las familias
más importantes, de acuerdo al número de
especies, son: Fabaceae (26 sp., incluyendo
12 Mimosoideae, 11 Faboideae y 3 Caesalpinioideae), Moraceae (15 sp.) y Arecaceae
Figura 5. Análisis de aglomeración (UPGMA) con distancias cuerda para la matriz de valores de IVI de las especies presentes en
las diferentes parcelas de 0,1 ha (0,04 ha en Caparo 2 y Caparo 3), incluyendo solo individuos con DAP ≥ 2,5 cm. Se diferencian dos
áreas principales, una de ellas en matrices de bosques semideciduos (parcelas del área central exceptuando Las Yeguas, más todas
las parcelas del área occidental) y la otra en matrices de bosques siempreverdes (la mayor parte de las parcelas del área oriental, más
Las Yeguas). Las formaciones siempreverdes corresponden a bosques de manglar y bosques de Pterocarpus officinalis.
G. Colonnello
529
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
e
a
b
f
g
c
d
h
Figura 6. Algunos de los árboles más característicos de las comunidades con Roystonea
oleracea de Venezuela. a) Couroupita guianensis Aubl. (Lecythidaceae). b) Crateva tapia L.
(Capparaceae). c) Tabebuia rosea (Bertol.) D C. (Bignoniaceae). d) Triplaris americana L. s.l.
(Polygonaceae). e) Gustavia poeppigiana O. Berg (Lecythidaceae). f) Brownea coccinea Jacq.
ssp coccinea (Fabaceae: Caesalpinioideae). g) Annona glabra L. (Annonaceae). h) Ficus maxima
Mill. (Moraceae). Fotos: G. Colonnello.
530
(10 sp.), seguidas de las Polygonaceae (6
sp.), Meliaceae y Rubiaceae (5 sp.), las
Malvaceae (anteriormente en Bombacaceae), Euphorbiaceae y Myrtaceae (4 sp.
cada una). Las familias Bignoniaceae,
Lecythidaceae, Salicaceae, Sapotaceae,
Chrysobalanaceae y Clusiaceae presentan
tres especies cada una, mientras que las
familias restantes solo presentan una o
dos especies. Las palmas erectas suman
10 especies, incluyendo Roystonea oleracea:
Attalea butyracea (Mutis ex L. f.) Wess.
Boer (presente en las áreas occidente y
centro), Attalea maripa (en Cachipo y Caripito puerto), Bactris major Jacq. var. major
(presente en todas las áreas de distribución salvo en el subgrupo 1 de oriente),
Bactris sp. 1 (en Cachipo), Euterpe oleracea
Mart. (en oriente, salvo en el subgrupo
1), Euterpe precatoria Mart. (solo en
Chachipo), Manicaria saccifera Gaertn.
(solo en Caripito río), Sabal mauritiiformis
(H. Karst.) Griseb. (solamente en localidades centrales) y Arecaceae sp. 1 (solo en
Cachipo).
Las lianas representan un componente
bastante conspicuo de las comunidades
estudiadas,
habiéndose
encontrado
68 especies en 18 familias. Las más
frecuentes pertenecen a las Fabaceae (10
sp.), Sapindaceae (7 sp.), Bignoniaceae y
Malpighiaceae (5 sp. cada una), Smilacaceae (3 sp.) y Apocynaceae, Combretaceae,
Convolvulaceae, Cucurbitaceae y Phytolaccaceae (2 sp. cada una). Del total de
especies de lianas, 11 aún no ha podido
ser identificadas por falta de material
foliar, floral y/o frutal. Las especies con
mayor constancia (presentes en mayor
número de parcelas) fueron: Paragonia
pyramidata (Rich.) Bureau (Bignoniaceae),
en 13 parcelas; Dalbergia ecastaphyllum
(Fabaceae), Clitoria javitensis (Kunth)
Benth. (Fabaceae) y Machaerium sp. 1 vel
spp aff. (Fabaceae) siete veces cada una;
Desmoncus horridus ssp. horridus (Arecaceae), Malpighiaceae sp. 1, Calopogonium
caeruleum (Fabaceae) y Paullinia alata L.
(Sapindaceae) seis veces, y Tanaecium
jaroba Sw. (Bignoniaceae) y Seguieria
americana L. (Phytolaccaceae), cinco
veces cada una. Las trepadoras herbáceas, entre las cuales se encuentran Iseia
luxurians (Moric.) O’Donell (Convolvulaceae) y Mesechites trifidus (Jacq.) Müll.
Arg. (Apocynaceae) solo se incluyeron en
las subparcelas de las localidades del área
central (una localidad cada una), en tanto
que Melothria pendula L. (Cucurbitaceae)
y Passiflora sp. 1 (Passifloraceae) fueron
censadas en las cuadratas de las parcelas
del subgrupo 1 del área oriental. La especie
Paullinia venezuelana Radlk. (Sapindaceae),
con frutos maduros amarillos, y endémica
de los bosques semideciduos del norte del
país, se hallaba a pocos metros del área de
estudio, en la finca San Miguel (parcelas S.
Miguel 1 y 2).
Las hierbas incluyen representantes
terrestres y acuáticos, incluyendo 28 especies en 13 familias. Las familias con más
especies incluyen Heliconiaceae (7 sp.),
Araceae y Marantaceae (3 sp. cada una),
Amaryllidaceae (2 sp.: Crinum erubescens L. f. ex Aiton e Hymenocallis tubiflora
Salisb.) y Costaceae (2 sp.: Costus arabicus
L. y C. scaber Ruiz y Pav.). Sólo tres especies correspondientes a pteridófitos (helechos y afines), actualmente en el grupo de
las Monilophyta, cada una en una familia
distinta, fueron censadas en las parcelas
ubicadas en el área central (Acrostichum
danaeifolium Langsd. y Fisch. [Pteridaceae], Nephrolepis rivularis (Vahl) Mett.
ex Krug [Nephrolepidaceae] y Thelypteris
serrata (Cav.) Alston [Thelypteridaceae]).
Equisetum giganteum L. (Equisetaceae) fue
encontrada en diversas localidades en las
531
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
proximidades de Barquisimeto y Curarigua, pero no fue censada en ninguna de
las parcelas. Un número importante de
herbáceas frecuentes no fueron incluidas
en las cuadratas, debido a lo escaso de
sus poblaciones, o su patrón de distribución fuertemente agregado. Estas
incluyen especies de los géneros Caperonia A. St.-Hil., Euphorbia L. (Euphorbiaceae), Ludwigia L. (Onagraceae) y
Cyperus L. (Cyperaceae), así como Aconisia
grandis (Hitchc. y Chase) J. R. Grande,
Ocellochloa stolonifera (Poir.) Zuloaga y
Morrone y Dallwatsonia pilosa (Sw.) J. R.
Grande (Poaceae, previamente incluidas
en Panicum L.). Tampoco se incluyen las
hierbas ruderales que solo se encontraron
en la porción despejada de la parcela en
estado de recuperación (S. Bárbara 3).
Eulophia alta (L.) Fawc. y Rendle (Orchidaceae), una orquidácea muy escasa, fue
encontrada fuera de la parcela de la localidad Las Colonias, mientras que Justicia
effusa D. N. Gibson (Acanthaceae), una
especie claramente amenazada sobre la
cual aún no se disponen de datos poblacionales adecuados (Colonnello et al., 2014)
no fue incluida en las cuadratas, pero
se encontró en algunas parcelas de las
cuencas de los ríos Aroa y Tocuyo. Algunas
especies adicionales de aráceas lemnoides
y una Lentibulariaceae (Utricularia gibba
L.) fueron colectadas en microambientes
lóticos dentro de algunas de las localidades estudiadas. En el subgrupo 1 del
área de distribución oriental Acrostichum
aureum L. (Pteridaceae), Amaranthus
australis (A. Gray) J. D. Sauer (Amaranthaceae), Anthurium jenmanii Engl. (Araceae)
y Drymonia serrulata (Jacq.) Mart. (Gesneriaceae) constituyen elementos florísticos
característicos.
Las hemiepífitas incluyen solo dos especies, Macfadyena uncata (Andrews)
532
Sprague y Sandwith (Bignoniaceae) y
Monstera adansonii (Araceae). Esta última
especie es uno de los elementos más característicos de las comunidades de Roystonea
a lo largo del país.
Las epífitas solo abundan en comunidades
con doseles muy abiertos, generalmente
debidos a la intervención antrópica. Las
mismas incluyen, principalmente, especies de Bromeliaceae y Orchidaceae, y al
menos una especie de Peperomia Ruiz y
Pav. (Piperaceae, en el área de Caparo) y
Epihyllum Haw. (Cactaceae, en el subgrupo
1 del área oriental). La escasez en epífitas
parece ser una característica común a los
bosques semideciduos macrotérmicos del
norte de Venezuela, al menos en lo que
respecta a la región de Los Llanos (Aymard
y González-B. 2007).
De acuerdo a la clasificación propuesta, 86
especies (43 de ellas exclusivas) se encuentran en el área occidental, 150 especies (97
de ellas exclusivas) en el área central, y 92
especies (58 de ellas exclusivas) en el área
oriental (Tabla 2). El área occidental es la
más homogénea en términos de la composición florística, con 32 de 86 especies
(37%) compartidas por la mitad o más de
las parcelas, en tanto que las áreas oriente
y centro presentan solo 7 de 92 (8%) y 7
de 150 (5%) especies compartidas por la
mitad o más de las parcelas (Tabla 2). De
acuerdo a los valores de IVI (≥ 20 al menos
en una parcela), y su presencia en más de
la mitad de las parcelas estudiadas, Tabebuia rosea y Ficus maxima representan los
principales elementos que relacionan las
áreas centro y oriente, mientras que Triplarisamericana L. s.l. (Polygonaceae) asocia
las áreas occidente y centro. Las especies
de Heliconia L. (Heliconiaceae) (Figura 7)
resultan muy comunes en las localidades
estudiadas, y también permiten establecer
Tabla 2. Número total de especies e índices de exclusividad y homogeneidad para las áreas
de distribución de comunidades de Roystonea oleracea de Venezuela, con base en las 26
parcelas estudiadas. *Se indican promedio y desviación estándar; solo se consideran las
especies de las subparcelas (DAP ≥ 2,5 cm). **Calculado como el porcentaje de especies
exclusivas para cada área entre el número total de especies en todas las parcelas. ***Calculado como el porcentaje de especies presentes en la mitad o más de las parcelas de cada área.
Occidente
Centro
Oriente
n especies total
86
150
92
n especies por parcela*
35 ± 3,4
27 ± 8,8
19,6 ± 8,7
Exclusividad**
15%
35%
63%
Homogeneidad***
37%
5%
8%
relaciones entre las tres principales áreas
de distribución. Así, por ejemplo, Heliconia
humilis y H. bihai s.l. son dos taxones estrechamente emparentados que se encuentran entre los elementos más típicos de
las áreas de distribución septentrionales.
La primera de ellas, endémica del noroeste
de América del Sur (norte de Colombia y
Venezuela), es la especie más común en
las localidades del área central, mientras
que la segunda, un elemento típicamente
antillano (y en menor grado también
guayanés y amazónico), permite agrupar,
junto con H. spathocircinata Aristeg. (relativamente común en el oriente del Escudo
Guayanés y la isla de Trinidad) las localidades del subgrupo 2 del área oriental.
Heliconia episcopalis Vell. y H. latispatha
Benth. son exclusivas del área occidental,
si bien H. metallica Planch. y Linden ex
Hook. permite establecer relaciones con
las parcelas más occidentales del área
central. Heliconia hirsuta L. f., H. marginata
(Griggs) Pittier y H. psittacorum L. f. son
especies de amplia distribución para las
localidades estudiadas, al igual que a lo
largo del área neotropical. Apenas 17 del
total de 286 especies (tan solo el 6%) son
compartidas por las tres principales áreas
florísticas del país (occidente, centro y
oriente), Bactris major var. major, Cecropia
peltata L. (Urticaceae), Ceiba pentandra,
Couroupita guianensis Aubl. (Lecythidaceae), Guazuma ulmifolia, Inga ingoides
(Rich.) Willd. (Fabaceae), Ruprechtia cruegeri Griseb. ex Lindau (Polygonaceae),
Sapium glandulosum, Spondias mombin y
Tabebuia rosea como elementos leñosos,
Calopogonium caeruleum, Machaerium
sp. 1 vel spp aff., Malpighiaceae sp. 1 y
Phryganocydia corymbosa (Vent.) Bureau
y K. Schum. (Bignoniaceae) como lianas,
Monstera adansonii Schott (Araceae) como
hemiepífita, y Calathea lutea (Aubl.) Schult.
(Marantaceae) como hierba. Ninguna
especie, además de la propia Roystonea
oleracea, se encontró en la totalidad de las
localidades inventariadas (todas las señaladas en el mapa de la Figura 2).
La alta variabilidad observada en cuanto
a la riqueza de especies y los índices de
diversidad, parece estar relacionada con la
variación en las condiciones ambientales,
entre las cuales destacan el régimen hidrológico y el tipo de sustrato (Colonnello et
al. 2016a y b). En términos generales, las
parcelas con largos periodos de inundación
533
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
a
b
c
d
Figura 7. Especies del género Heliconia L. (Heliconiaceae) presentes en dos o más de las
parcelas estudiadas. a) Heliconia humilis Jacq. b) H. bihai (L.) L. s.l. (morfotipo de las localidades del área de distribución oriental). c) H. spathocircinata Aristeg. d) H. marginata
(Griggs) Pittier. Fotos: G. Colonnello.
534
e
f
g
h
Continuación figura 7. Especies del género Heliconia L. (Heliconiaceae) presentes en dos
o más de las parcelas estudiadas. e) H. metallica Planch. y Linden ex Hook. f) H. episcopalis
Vell. g) H. latispatha Benth. (una de las dos variantes cromáticas del área de Caparo). h)
H. hirsuta L. f. (uno de los dos morfotipos del área de distribución occidental). Fotos: G.
Colonnello.
535
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
y sustratos orgánicos mostraron los
menores valores de riqueza y diversidad
(S= 10-21, H’= 1,63-2,24, 1-D= 0,69-0,87),
incluyendo Las Yeguas, Las Colonias y
Catuaro 1-4; los sitios con sustrato fuertemente mineral y menores tiempos de inundación (Caparo 1, S. Miguel 2 y Cachipo),
por el contrario, mostraron mayor riqueza
y mayores valores de diversidad (S=
36-40, H’= 2,80-3,29, 1-D= 0,88-0,95).
La influencia de sustratos hidromórficos
locales y la inundación temporal o permanente parece limitar, pues, el número de
especies de plantas vasculares. La riqueza
de las comunidades de Roystonea oleracea
(10-40 spp por 0,1 ha y DAP ≥ 2,5 cm), por
otro lado, es considerablemente menor a la
de los bosques macrotérmicos no inundables ubicados cerca de las áreas de muestreo, en los cuales se reportan entre 56 y
140 spp para igual tamaño de parcela y
valores mínimos de DAP (Aymard 2011
y Aymard et al. 2011). A pesar de que los
valores de precipitación promedio anual
para las comunidades de Roystonea oleracea
(865 a 1.418 mm) no muestran un patrón
claro en su distribución a largo del país, la
riqueza en especies es, en general, mayor
en Los Llanos (área occidental) y menor
en el área oriental, en concordancia con
el gradiente florístico del norte del país, el
cual muestra un incremento en el número
de especies desde el delta del Orinoco
hasta Los Andes (Huber et al. 1998).
Si bien Roystonea oleracea resulta diagnóstica dentro de determinados subtipos
forestales, como ha sido mostrado para el
área de Los Llanos Occidentales (Kochaniewicz y Plonczak 2004), la alta heterogeneidad florística observada a lo largo
del área general de distribución permite
asumir que las comunidades con alta
densidad de la especie solo deben verse
como una facies del bosque circundante,
536
asociada a suelos especialmente húmedos,
con características estructurales e hidrológicas particulares. El grado de dominancia
de Roystonea oleracea, además, resulta
muy variable dependiendo de la parcela
considerada (Tabla 1), y parece estar
relacionado con el tipo de sustrato y el
régimen de inundación. Así, por ejemplo,
en la Reserva Forestal de Caparo (parcelas
Caparo 1, 2 y 3 del área occidental), Attalea
butyracea (tratada por algunos autores
como A. maracaibensis Mart.) y Bactris
major exhiben valores de IVI superiores a
los de la propia Roystonea, mientras que en
el área central (parcelas S. Bárbara 1 y 2
y S. Miguel 1 y 2), sobre suelos predominantemente minerales, Hura crepitans,
Gustavia poeppigiana O. Berg (Lecythidaceae) y Bactris major llegan a presentar
valores superiores de dominancia. En
el área oriental (parcelas de Caripito y
Catuaro), Pterocarpus officinalis, Ficus
maxima y Erythina fusca presentan igualmente valores altos de dominancia, y solo
en la parcela Catuaro 1 Roystonea oleracea
es la especie con mayor valor de IVI. En
los valles estrechos a lo largo de los ríos
Aragua y Guanipa (parcelas de La Toscana
y La Candelaria, respectivamente) Tabebuia rosea y Virola surinamensis presentan
los mayores valores de IVI luego de Roystonea oleracea, si bien disminuyen en
importancia en las parcelas de la planicie
costera (Cachipo y Caripito puerto) y
llegan a estar ausentes en las parcelas de
la planicie deltaica (parcelas de Catuaro).
Un análisis de aglomeración adicional,
usando los datos de IVI, pero empleando
la distancia Cuerda y el algoritmo UPGMA
(Figura 5), arroja una clasificación similar
a la observada en la figura 4, si bien la
marcada dominancia de Pterocarpus officinalis, especie siempreverde propia de las
planicies costeras en las inmediaciones del
litoral marino, agrupa a la parcela de Las
Yeguas, en el centro del país, con las localidades de Caripito y Catuaro, en el extremo
nordeste. Las parcelas de Caripito, sin
embargo, se diferencian de las de Catuaro
y Las Yeguas, por los mayores valores de
IVI de las especies propias del bosque de
manglar. En las tres áreas principales la
cantidad de materia orgánica y la duración
de la época de inundación se relaciona
positivamente con la densidad y área basal
de Roystonea oleracea.
En cuanto a las comunidades secundarias,
solo se dispone de datos para la cuenca del
río Aroa (Colonnello et al. 2014 y 2016a
y b). Según dichos estudios, Guazuma
ulmifolia, Hura crepitans y Tabebuia rosea
son las especies típicas del bosque secundario, y Roystonea oleracea, Bactris major,
Hura crepitans y Tabebuia rosea las especies pioneras en la recolonización de
los pastizales antrópicos bajo uso ganadero (Colonnello et al. 2014). En aquellos
lugares donde no se aplican herbicidas y
se excluye al ganado, las comunidades de
Roystonea pueden regenerarse en apenas
20 años (Colonnello et al. 2014 y 2016a).
Las comunidades de Roystonea
oleracea en el contexto regional
(Venezuela, Colombia, la isla de
Trinidad y Tobago, Barbados y las
Antillas Menores)
Roystonea oleracea es la especie más alta y
vistosa de su género, y tal vez también la
más valiosa como ornamental (Henderson
et al. 1995, Zona 1996). Si bien ha sido
ampliamente cultivada desde hace siglos
en forma de hileras solitarias (“avenidas de
chaguaramo”) o en líneas paralelas (generalmente de contorno rectangular) en
jardines, haciendas, parques industriales,
plazas públicas y áreas verdes en general
(Braun 1996, observación personal), en
estado natural solo habita los bosques
de las Antillas Menores, de donde sería
originaria según Pintaud et al. (2008),
Barbados (Read 1979 y Zona 1996), la isla
de Trinidad y Tobago, el norte de Venezuela (incluyendo el extremo nordeste del
estado Bolívar) y Los Llanos Orientales de
Colombia (Zona 1996), en no menos de
115 localidades (Figura 2). Se encuentra
naturalizada, además, en Guyana,
Surinam y la Guayana Francesa (Boggan
et al. 1992), así como en la isla de Antigua
(Bailey 1949), Panamá (Svenning 2002) y
el bosque atlántico de Brasil (Nascimento
et al. 2013, Zucaratto y dos Santos 2014).
Hasta ahora, sin embargo, solo se tiene
certeza de la existencia de comunidades
densas naturales en Venezuela, Colombia
y la isla de Trinidad (referencias citadas).
De acuerdo al esquema biogeográfico de
Morrone (2002), obtenido a partir de
análisis panbiogeográficos, el norte de
Venezuela está incluido en la subregión
Caribeña, con tres provincias principales:
Llanos Venezolanos, Costa Venezolana y
Maracaibo. Tal como puede ser observado
en el gráfico de aglomeración de la figura
4 y en el mapa de la figura 2, la clasificación obtenida con base en los datos de
presencia-ausencia de especies muestra
un patrón congruente, donde las localidades de occidente, en la provincia Llanos
Venezolanos, son mantenidas aparte
de las localidades más septentrionales,
correspondientes a la provincia Costa
Venezolana. Además de esto, la clasificación obtenida muestra que las localidades orientales, al este de la depresión
de Unare, son sensiblemente distintas a
las localidades centrales, en concordancia
con la subdivisión clásica del sistema
montañoso del norte del país según Huber
et al. (1998), pero incluyendo el estado
Lara y el este del estado Falcón. Tal vez
las diferencias florísticas más notorias
537
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
entre estas dos áreas sean la presencia
de Heliconia humilis Jacq. (Heliconiaceae),
Triplaris americana s.l. (Polygonaceae) y
Brownea coccinea Jacq. ssp. coccinea (Fabaceae) en el área central, y H. bihai (L.) L. s.l.
(Heliconiaceae), Virola surinamensis y B.
coccinea ssp. capitella (Jacq.) D. Velásquez
y G. Agostini (Fabaceae) en la oriental. En
cuanto a la subdivisión del área oriental,
las parcelas de Catuaro y, en menor
proporción, también las de Caripito, muestran una clara influencia del área deltaica
o Planicie Cenagosa Costera Nororiental, y
son separadas del resto de las localidades,
ubicadas en áreas no estuarinas, en los
dos análisis de aglomeración (Figuras 4 y
5). Dicho patrón parece guardar relación,
igualmente, con el sistema de Morrone
(2002), donde el área del delta del Orinoco
se incluye en una provincia separada
(Guyana Húmeda), la cual se extiende al
este, a través de las tres Guayanas, hasta
el norte del estado brasileño de Amapá.
Las diferentes localidades de la región
guayanesa y la localidad de La Variante
(en Los Andes) caen dentro del límite de
la provincia Llanos Venezolanos, mientras que la única localidad conocida para
el estado Zulia se ubica dentro de la adyacente provincia de Maracaibo. Las especies
registradas hasta ahora en las comunidades mejor conservadas corresponden a
taxones típicos de la región Neotropical,
especialmente de la subregión Caribeña,
con algunos elementos guayano-amazónicos en las parcelas ubicadas en el área
oriental, adyacentes a las provincia biogeográfica de Guyana y Guyana Húmeda (p. e.
Attalea maripa y Virola surinamensis); unas
pocas especies, originarias del Neotrópico,
se encuentran también en los trópicos del
viejo mundo, probablemente por dispersión humana reciente (Albizia niopoides,
Piper umbellatum L. [Piperaceae], Samanea
saman y Struchium sparganophorum (L.)
538
Kuntze [Asteraceae]) o dispersion natural
(Ceiba pentandra) o poseen origen incierto,
pero presentan una distribución pantropical por mecanismos de dispersión
natural (Rhizophora mangle [no incluida
en las parcelas] y Acrostichum aureum).
Amaranthus australis, presente en las
parcelas Catuaro 1 y Catuaro 3 (subgrupo
1 del área de distribución oriental),
es propia de ambientes estuarinos del
nordeste de Venezuela, las tres Guayanas
y México, si bien se extiende hasta el
sureste de los Estados Unidos. Exceptuando las hierbas de la porción abierta
de la parcela en regeneración (S. Bárbara
3) y Terminalia catappa L. (Combretaceae),
ninguna de las especies censadas corresponde a exóticas. Individuos aislados de
dicha especie, proveniente del sudeste de
Asia, han sido observados en algunas localidades, incluyendo la parcela de Las Colonias, algunas localidades someramente
inventariadas en la cuenca del río Tocuyo
(Colonnello y Grande 2010), y ciertas
localidades del delta del río Orinoco, en
bosques de Sapium glandulosum y Spondias mombin (González-B. 2011). A pesar
de que Roystonea oleracea (considerada
entonces como Roystonea venezuelana L. H.
Bailey) no se incluye de manera explícita
en ninguna de las regiones “palmísticas”
de Braun (1970b), la misma entraría, de
acuerdo con los datos de distribución
actual, en las regiones semiárida (como
especie azonal), Los Llanos y La Guayana.
De acuerdo al sistema de Henderson et
al. (1995), las comunidades de Roystonea
oleracea se encuentran en las regiones
Caribe, Amazónica y Andina (esta última
representada tan solo por la localidad de
La Variante).
Algunas regiones con comunidades con
Roystonea oleracea en Venezuela aún no
han sido adecuadamente prospectadas, o
en ellas aún no se han establecido parcelas,
si bien poseen elementos florísticos particulares que vale la pena mencionar. Entre
ellas destacan Los Valles de Aragua (con
Swietenia macrophylla King [Meliaceae]),
la región de Barlovento, en el oriente del
estado Miranda (con una especie diferente
de Triplaris Loefl. ex L. [Polygonaceae]) y
la Reserva Forestal de Imataca, con claros
elementos guayaneses (incluyendo Virola
elongata (Benth.) Warb. [Myristicaceae]).
Roystonea oleracea var. jenmanii solo se
conoce con seguridad bajo cultivo, en el
jardín botánico de Georgetown (Guyana).
Poblaciones con características similares
(láminas foliares inferiores inclinadas
ca. 45° sobre la horizontal), sin embargo,
fueron halladas recientemente en las
cercanías de Cumanacoa, en el estado
Sucre (observación personal, Colonnello
et al. 2016b: Figura 20). Los ejemplares
aberrantes se encontraron mezclados con
individuos típicos de Roystonea oleracea
var. oleracea en matrices boscosas con
especies propias del subgrupo 2 del área
de distribución oriental, y presentaron
hojas con láminas deciduas y vainas
persistentes. En la cuenca baja del río
Caroní, en las inmediaciones de la represa
de Guri, Rosales et al. (1993) reportan los
géneros Jacaranda Juss. (Bignoniaceae) y
Virola Aubl. (Myristicaceae), presentes en
el subgrupo 2 de la región oriental.
Fuera de Venezuela, las comunidades con
Roystonea oleracea se conocen principalmente de la isla de Trinidad (Trinidad y
Tobago), gracias al trabajo realizado por
Bonadie (1998) en el humedal de Nariva.
Aunque usando un método de muestreo
sensiblemente distinto (cinco parcelas
de 20 m x 25 m para individuos con DAP
≥ 10 cm, más inventario de todas las
especies presentes), los datos aportados
permiten asegurar que las comunidades
con Roystonea muestran allí una gran
similitud con las de Venezuela, con no
menos de 45 especies compartidas, incluyendo todos los taxones con DAP ≥ 10
cm. Se evidencia, además, que el número
total de especies (74) presentes en los
2.500 m2 de las cinco parcelas levantadas
es comparable al encontrado en superficies de tamaño similar en Venezuela, y
que el número de individuos por clases de
diámetro y altura es igualmente muy parecido. La presencia de Acrostichum aureum,
Avicennia germinans, Desmoncus horridus
subsp. horridus (sic. “Desmoncus orthacanthos Mart.”, Henderson 2011), Heliconia
spathocircinata, Montrichardia arborescens
(L.) Schott (Araceae) y Smilax cumanensis
Humb. y Bonpl. ex Willd. (Smilacaceae),
permitirían ubicar esta localidad dentro
del área oriental de comunidades de Roystonea elaborada para Venezuela, probablemente entre las comunidades de Catuaro
(subgrupo 1), sobre sustrato orgánico, y
aquellas del subgrupo 2, sobre sustrato
mineral o predominantemente mineral.
Al igual que la localidad de Yaguaracual
(estado Sucre, en el área oriental, sin
parcela levantada), La Candelaria (idem)
y algunos puntos de la cuenca baja del río
Caroní (Rosales et al. 1993) el humedal de
Nariva (Bonadie y Bacon 2000) presenta
tanto poblaciones de Mauritia flexuosa
como de Roystonea oleracea. En cuanto a
la isla de Tobago (Beard 1944b), Roystonea
oleracea ha sido reportada para el bosque
semisiempreverde (“evergreen seasonal”,
casi totalmente destruido) y siempreverde
no inundable (“rain forest”, en las asociaciones Carapa-Andira y Byrsonima-Licaniafaciación Ternstroemia), en el último de los
cuales es muy escasa, de manera similar
a los bosques semisiempreverdes de las
cercanías de Caucagua y Guasdualito (en
Venezuela, vid. supra). Los datos sobre
comunidades procedentes de Colombia
539
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, VENEZUELA
G. Colonnello
son muy escasos, y no permiten deducir
patrones similares a los señalados hasta
ahora para Venezuela y Trinidad. Para
dicho país, de hecho, solo se dispone de
un mapa de distribución potencial de la
especie (Galeano y Bernal 2010), y algunos
datos sobre su estado de conservación
(Galeano y Bernal 2005). Tomando como
base la ubicación geográfica de las comunidades reportadas (Figura 2), podría
suponerse, sin embargo, que guardan
una mayor relación con aquellas que se
encuentran presentes en el área occidental de Venezuela. En Barbados, Roystonea oleracea crece de manera natural en
cavidades rocosas dispersas a lo largo de la
isla (Zona 1996), pero se desconoce si llega
a formar grupos densos. No se dispone
de mayor información para Guadalupe,
Dominica ni Martinica.
Importancia del estudio florístico
de las comunidades con Roystonea
oleracea e implicaciones para la
conservación de la especie y los
bosques adyacentes del área Caribe
Los bosques semideciduos y siempreverdes
del Caribe, entre los 0 y 1000 m s.n.m. se
encuentran fuertemente amenazados por
actividades humanas (p. e. Dinerstein et
al. 1995). Los escasos fragmentos que aún
persisten permanecen poco conocidos
desde el punto de vista de su composición de especies, estructura, procesos y
patrones biogeográficos. Justo en ese tipo
de ambientes, e igualmente amenazadas,
prosperan Roystonea oleracea -VU, A2c
para Venezuela (Stauffer 2003), y NT para
Colombia (Galeano y Bernal 2005)-, y sus
comunidades asociadas de Venezuela-, VU
y EN en el área oriental y CR en el área
central (Oliveira-Miranda et al. 2010)-,
altamente amenazadas en el área occidental (Guevara et al. 2011 y Colonnello
et al. 2016b)-, la isla de Trinidad (Bonadie
540
1998) y Colombia –EN- (Galeano y Bernal
2010). La alta tasa de mortalidad, observada recientemente en poblaciones cultivadas de las ciudades del norte del país
(Contreras et al. 2013 y Colonnello et al.
2014), pone en evidencia la importancia
de mantener a las poblaciones naturales
como reservorio de germoplasma. La alta
concentración de individuos de Roystonea
oleracea proporciona, además, abundante
refugio y zonas de anidación para las
aves psitácidas y los primates (Bonadie
1998, Bonadie y Bacon 2000, Colonnello y
Grande 2010, Colonnello et al. 2014 y Zona
1991), representa una fuente potencial de
alimento y aceite industrial y provee de
materiales de construcción para cabañas
rurales y muebles rústicos (Colonnello y
Grande 2010, Colonnello et al. 2014 y Zona
1991). Aunque todavía se desconocen
muchos aspectos de la ecología de Roystonea oleracea, la alta producción de frutos
podría ser crucial en la supervivencia de
la fauna local, incluyendo representantes
terrestres y acuáticos.
El alto grado de estructura en la clasificación obtenida (Figuras 4 y 5) y su elevada
congruencia con clasificaciones previas,
elaboradas para áreas geográficas más
reducidas (Castillo et al. 1984, Ara y Arends
1985, Canales 1985, Huber y Alarcón
1988) o considerablemente más extensas
(Morrone 2002, Aymard 2011 y Aymard
et al. 2011) sugiere que los patrones fitogeográficos observados se corresponden
con los de las unidades de bosque donde
las comunidades de Roystonea oleracea
se encuentran incluidas. Este hecho
permite afirmar que la información obtenida podría ayudar a predecir patrones
biogeográficos más generales para los
tipos de bosque involucrados, además de
patrones filogeográficos para Roystonea
oleracea y sus especies acompañantes. Los
resultados obtenidos hasta ahora, por lo
tanto, pueden servir de base para el establecimiento de zonas protegidas y corredores ecológicos, a través de los cuales
se pueda asegurar la preservación de la
mayor diversidad posible de poblaciones
de la especie y ecosistemas asociados.
Por ser ampliamente conocida y formar
parte de la cultura local, Roystonea oleracea
podría ser utilizada, además, como especie
bandera en los proyectos de conservación
del norte del país, junto a los psitácidos,
felinos y demás grupos carismáticos. El
bajo nivel de invasión por exóticas y los
datos preliminares sobre regeneración,
permiten predecir que, en aquellos parajes
donde se protejan de manera adecuada, los
fragmentos aún existentes pueden servir
de núcleos de regeneración para nuevas
comunidades. Extender el estudio intensivo de las comunidades con Roystonea
oleracea a la isla de Trinidad, Colombia, las
Antillas Menores y regiones adicionales de
Venezuela, comparar sus características
con las del bosque primario adyacente, y
establecer corredores ecológicos entre las
áreas actualmente aisladas, son las tareas
más urgentes en el estudio y conservación
de estos majestuosos ecosistemas.
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545
G. Colonnello
26.
CONSERVACIÓN DE LAS
COMUNIDADES DE Roystonea
oleracea (PALMA “CHAGUARAMO” O
“MAPORA”) EN VENEZUELA
Giuseppe Colonnello, Sergio Zambrano-Martínez y José Ramón
Grande Allende
Resumen
La palma Roystonea oleracea, conocida
en Venezuela como “chaguaramo” o
“mapora”, forma comunidades de palmas
que se encuentran en áreas geomorfológicamente deprimidas y anegables de
suelos fértiles, dentro de una matriz de
bosques generalmente semideciduos
de diferentes zonas de vida. Las comunidades de Roystonea, se distribuyen a
través de un arco que va desde el suroeste
hasta el sureste del país, incluyendo los
estados orientales Sucre y Monagas, los
del centro oeste Yaracuy, Falcón y Lara
(principalmente en cuencas de ríos como
Sarare, Tocuyo, Yaracuy y Aroa) y el estado
Barinas (en el suroeste). En el estado
Bolívar se han reportado en los alrededores del lago de Guri y de El Palmar. La
intervención humana en éstas comunidades y en los bosques semideciduos ha
sido intensa, e incluye la deforestación
para el cultivo (Saccharum officinale, Citrus
spp), la extracción de productos forestales
y fauna silvestre, y la creciente expansión urbanística y turística. En general
la cobertura de estos ambientes, se ha
reducido en un 20-30% en los últimos 25
Apamate y comunidad de Roystonea oleracea, clareadas de sus otros componentes. Foto: G. Colonnello.
años, y específicamente en las áreas estudiadas entre 5 y 11%. En estos sectores la
fragmentación se incrementó entre el 12
y el 77%. La supervivencia y conservación de las comunidades de Roystonea se
encuentra comprometida a través de todo
el país, lo que acarrea la pérdida gradual de
los valores ecosistémicos asociados.
Palabras
clave. Arecaceae. Comunidades de plantas. Conservación de
plantas. Neotrópico. Sistemas de información geográfica.
Introducción
Un paisaje que está incrementando rápidamente en el trópico son los pastizales
secundarios, donde los únicos elementos
arbóreos son palmas y otros árboles distribuidos de manera aislada o formando
grupos pequeños de tipo relictual, más o
menos conservados. Dichos individuos
constituyen las especies leñosas remanentes del bosque preexistente que las
contenía y pudieron permanecer en pie
porque sobrevivieron a la quema, resultaban difíciles de talar o rebrotaron rápidamente luego del desmonte. Así, por
547
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
ejemplo ente las palmas, en Venezuela
se encuentra Ceroxylon ceriferum (palma
de cera) en las cordilleras centrales,
entre cultivos de flores o frutales; Attalea
butyracea (palma de agua) en los piedemontes de los Andes Occidentales,
Acrocomia aculeata (palma corozo) en
los Llanos Altos Centrales, Copernicia
tectorum (palma llanera) en Llanos Bajos
Centrales y Roystonea oleracea (chaguaramo) en el centro-occidente del país,
todas ellas entre pastizales para la ganadería extensiva o cañaverales y frutales.
Se encuentran como individuos aislados
o formando poblaciones o comunidades
relictuales, más o menos densas, con alto
riesgo de extinguirse localmente. Este tipo
de especies, productoras frecuentemente
de frutos comestibles y consideradas de
especial valor escénico o que suministran
sombra, fueron llamadas “los árboles que
la selva dejó atrás” (Laborde et al. 2005).
La degradación y fragmentación de los
ecosistemas constituyen una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad y los servicios ecosistémicos.
Cerca del 60% de los ecosistemas a nivel
mundial se encuentran degradados
(Groom et al. 2006). Uno de los grandes
desafíos de las ciencias ambientales en
la actualidad, ha sido tratar de conocer
la distribución y extensión histórica de
los ecosistemas para poder determinar el
grado de intervención antrópica, y poder
adoptar medidas de conservación (Turner
y Taylor 2003). En Venezuela, son varias
las experiencias en este sentido, que han
envuelto diferentes ecosistemas: al norte
y sur del Lago de Maracaibo (Tachack et al.
2010), Cordillera de Los Andes (TachackGarcía y Carrasquel 2010), Cordillera de
La Costa (Portillo-Quintero et al. 2010) y
Llanos Centrales (Zambrano-Martínez y
Rodríguez 2010), entre otros. El objetivo
de este trabajo fue hacer una evaluación
548
preliminar del estado de conservación de
las comunidades de Roystonea oleracea que
actualmente persisten en Venezuela, y de
los bosques que las contienen, en tres de
las áreas en que prevalecen.
Las comunidades de Roystonea
oleracea en Venezuela
En Venezuela, Roystonea oleracea (Jacq.)
O.F. Cook var. oleracea forma extensas
comunidades anegables donde la especie
constituye el elemento dominante o
co-dominante que define tanto su estructura como su fisionomía. Las comunidades
con una alta dominancia de Roystonea
oleracea son conocidas como “chaguaramales” en las regiones centrales y orientales y “maporales” en el occidente del país
(Colonnello et al. 2009, Colonnello et al.
2012, Colonnello et al. 2014) (Figura 1).
Las primeras evidencias de estas comunidades densas de palmas en el país se deben
a un dibujo del Valle de Caracas del siglo
XVIII (Spence 1878) (Figura 2), aunque
el primer reporte científico corresponde
a Steyermark (1946). Las principales
comunidades se distribuyen en el norte
del río Orinoco, desde el occidente (estado
Barinas) en las llanuras del río Caparo
(Kochaniewicz y Plonczak 2004), a través
de los estados centrales (Figura 3), hasta el
noreste y en los estados Monagas y Sucre
(Figura 4) (Aymard et al. 2011, Marrero
2011, Colonnello y Grande 2014). Al sur
del Orinoco, la palma ha sido reportada al
oeste del Lago de Guri (Figura 5) (Rosales
et al. 1993) y fue observada por los autores
en las cercanías de El Palmar, al noreste de
la Reserva Forestal Imataca. Comunidades
dominadas por Roystonea, incluyendo
ca. 6.000 ha de vegetación densa hasta
dispersa y alterada, han sido descritas en
el noreste del país en los humedales del
Golfo de Paria (Colonnello et al. 2009 y
2012). Además de su importancia como
Figura 1. Comunidad de Roystonea oleracea, localizada en una depresión en un paisaje colinoso de la cuenca del río Sarare, estado Lara. Foto: G. Colonnello.
Figura 2. Un chaguaramal en Caracas, alrededor de 1860 (Spence 1878). Por los rasgos
topográficos que se observan, el lugar corresponde a la actual urbanización de Los Chaguaramos.
ornamental, Roystonea oleracea es usada
también en la construcción de casas
rurales, así como para aliviar las dolencias estomacales (Stauffer 2007). Los
indígenas Warao, que habitan el delta del
Orinoco y áreas aledañas, colectan larvas
de los troncos caídos, o derribados, al igual
que hacen con la palma Mauritia flexuosa
L.f.. Igualmente aprovechan el palmito
de la zona apical de crecimiento. Estos
usos son de reciente aparición debido a la
naturalización de Roystonea en algunos
549
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
Figura 3. Comunidad a lo largo del caño Santa María, estado Yaracuy. Foto: G. Colonnello.
Figura 5. Comunidades de Roystonea entre lomeríos al este del lago de Guri. Foto: G.
Colonnello.
sectores del delta durante los últimos
10-20 años (Colonnello et al. 2016).
Figura 4. Relicto de chaguaramal en la localidad de Yaguaracual, estado Sucre. Foto: G.
Colonnello.
550
En Venezuela se han inventariado y
mapeado 111 localidades que incluyen
superficies menores a 1 ha hasta de más de
800 ha (Figura 6). La mayor parte de ellas
consisten en relictos de otrora extensos
bosques semideciduos y en menor grado
siempreverdes, entre plantaciones de
caña de azúcar, pastizales altos y centros
poblados (Colonnello et al. 2016). De
acuerdo con el mapa de vegetación de
Venezuela (Huber y Alarcón 1988), las
comunidades de Roystonea se encuentran
entre formaciones de bosques tropófilos
deciduos y semideciduos, con una precipitación media anual que varía entre 1.100
y 2.000 mm. Los tipos de suelos son principalmente alfisoles, suborden Udalfs,
e inceptisoles de los subórdenes Udepts
y Ustepts, con la excepción de las localidades “Caripito” y “Delta”, donde dominan
los Aquepts (Elizalde et al. 2010).
Si bien en las comunidades de Roystonea
se han reportado 286 especies de plantas
vasculares, la riqueza específica de las
comunidades (individuos ≥ 2,5 cm en
parcelas de 0,1 ha) varió entre 10 y 40,
con un índice de diversidad de Shannon
que varió entre 1,63 a 3,3. Para un análisis
pormenorizado de los aspectos florísticos
y fitogeográficos de estas comunidades ver
Grande y Colonnello (2016, este volumen).
La estructura de las comunidades
presenta de tres a cuatro estratos leñosos:
el superior (con emergentes de hasta 35 m
de alto (Figura 7B) (palmas emergentes
de alrededor de 50 m en El Palmar,
Figura 7C); una segunda capa de hasta
551
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
15-20 m de altura, y una tercera de 2 a
6-7 m (Figura 7). Es posible asegurar un
cuarto estrato de hierbas (hasta de 2 m)
y plántulas, cuya densidad varía desde
baja hasta alta especialmente de Heliconia
spp y Calathea lutea. Las comunidades
de Roystonea muestran, en general, un
estrato inferior considerablemente más
denso que el intermedio y el superior,
debido posiblemente a las altas tasas de
A: San Miguel
B: Los Cristales
Figura 6. Mapa de la vegetación natural de Venezuela (adaptado de Huber y OliveiraMiranda 2010). Distribución de las comunidades de chaguaramos (hexágonos grises, solo
se muestran las principales), parcelas estudiadas en detalle (hexágonos negros). Sectores
Sarare, Aroa, El Palmar. La trama rayada, corresponde a las áreas intervenidas.
C: El Palmar
Figura 7. A) Perfil vertical de la comunidad de Roystonea oleracea, S. Miguel 1, en el
sector Aroa. (Bm: Bactris major; Cp: Ceiba pentandra (fuera de parcela); De: Dalbergia
ecastaphyllum; Fa: Ficus amazonica; Gh: Gustavia hexapetala; Gp: Gustavia poeppigiana; Gu:
Guazuma ulmifolia; Hc: Hura crepitans; Ro: Roystonea oleracea; Sm: Spondias mombin; Sp. 35;
Tj: Tanaecium jaroba; Ta: Triplaris americana; Tg: Trichanthera gigantea). B) Perfil vertical de
la comunidad de Roystonea oleracea, Los Cristales, en el sector Sarare (Rsp4: Rubiaceae sp.4;
Ht: Hirtella triandra; Ai: Andira inermis; Csp1: Casearia sp.1; Tr: Tabebuia rosea; Ro: Roystonea
oleracea; Hr: Hirtella cf. racemosa; Bm: Bactris major; Lh: Lonchocarpus cf. hedyosmus; Msp1:
Malpiguiaceae sp.1; Ae: Anacardium excelsum; Fsp.1: Ficus sp.1; Bsp2: Bignoniaceae sp. 2;
Sap: Sapotaceae sp.1; In: Inga nobilis; Da: Dendropanax arboreus; Br: Boehmeria ramiflora). C)
Perfil vertical de la comunidad de Roystonea oleracea, sector El palmar: Am: Attalea maripa;
Hh: Hirtella hispidula; Is: Inga splendens; Jc: Jacaranda caucana; Ob: Oenocarpus bataua; pa:
palo de agua; Pt: Platymiscium trinitatis; Ro: Roystonea oleracea; Sm: Stylogyne micrantha;
S.sp.: Seguieria (cf. americana). Perfiles A y B tomados de Colonnello et al. (2016).
552
553
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
regeneración tanto de la palma como de las
otras especies componentes. La cobertura
de plántulas y juveniles de Roystonea es
particularmente alta en las parcelas con
mayor número de individuos adultos.
Estas comunidades tienen una densidad
de palmas, variable, que depende del tipo
de sustrato en que se desarrollan. Suelos
predominantemente minerales muestran
un número menor de palmas (Figura
7A y C), mientras que suelos orgánicos o
minerales con una capa superior orgánica
sostienen una densidad mayor de palmas
(Figura 7B). Las densidades por hectárea
de Roystonea oleracea, varían incluyendo
individuos juveniles y adultos, entre 70 y
670 Ind.ha-1 (Colonnello et al. 2016).
En general en Venezuela, estas comunidades son eliminadas para producir pastizales y terrenos agrícolas, de forma similar
a otras comunidades con palmas en Suramérica (Montúfar et al. 2011), dejando
solamente los individuos adultos en pie.
Sin embargo si no se alteran las condiciones hidrológicas y las nuevas plántulas
transportadas por animales y viento no
son removidas, la comunidad de palmas
se puede re-establecer en pocas décadas.
Por otra parte, si se mantienen las perturbaciones, la comunidad se extingue localmente (Colonnello et al. 2014).
Cambios espacio-temporales de las
comunidades boscosas asociadas a
Roystonea oleracea
Las áreas estudiadas corresponden a tres
sectores en las cuencas de los ríos Aroa
(2.746 km2) y Sarare (1.524 km2), en el
centro-occidente del país y la localidad de
“El Palmar” (1.376 km2) hacia sur-oriente,
en donde se ha confirmado la presencia de
varias comunidades de Roystonea (Figura
6). Los tipos de vegetación considerados,
dentro del área potencial de distribución
554
de comunidades de Roystonea fueron:
i) bosque medio-alto (dosel 20-35 m de
altura), primario, con poca alteración en
su estructura; ii) bosque secundario o
parcialmente alterado (como en el caso
anterior, o de alturas significativamente
menores); iii) bosques semideciduos con
comunidades de palmas o de distribución
potencial de estas comunidades (similares
a los bosques medio-altos); y iv) no bosque,
el cual contiene herbazales, sabanas,
quemas, cultivos, centros poblados y suelo
desnudo. El análisis se realizó en base a
cuatro escenas de los satélites Landsat
Thematic Mapper (TM) y The Operational
Land Imager (OLI), de fechas 1990 y 2015
respectivamente (Zambrano-Martínez,
datos no publicados). Para 1990 en el
sector Aroa, entre bosques altos y secundarios, la cobertura fue aproximadamente
del 44%. Para 2015 el no bosque aumentó
en un 25% y las áreas potenciales de las
comunidades de Roystonea se redujeron en
un 4%. En el sector Sarare, para 1990, la
cobertura de bosques primarios y secundarios fue del 43% y para el 2015 de 27%,
la proporción del no bosque aumentó en
un 14% y las potenciales comunidades
de Roystonea aumentaron en un 8%. En
1990, el Sector El Palmar reportó 61% de
bosques primarios y secundarios, para
el año 2015 se estimó un total de 54%,
adicionalmente un aumento del no bosque
en 24%, y una reducción marginal de las
comunidades de palmas. Los sectores con
reducción de la cobertura de comunidades
potenciales de Roystonea en los 25 años,
corresponden a Aroa con 20% y El Palmar
con 5% (Figuras 8 y 9).
En cuanto a la fragmentación o incremento del número de parches de las
coberturas evaluadas (Figuras 8 y 10), la
fragmentación a nivel de las potenciales
comunidades de palmas, disminuyó en el
a
b
c
d
e
f
Figura 8. Cambios en la cobertura de bosques primarios,
secundarios, comunidades de palmas y no bosque, en los
años 1990 y 2015, en los tres sectores estudiados.
Bosque primario
Bosque secundario
Comunidades potenciales
No bosque
Agua
Nubes y sombras
555
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
Figura 9. Proporción de las coberturas de bosques primarios, secundarios, comunidades
de palmas y no bosque, en el período estudiado.
556
Figura 10. Número de parches para las coberturas de bosques primarios, secundarios y
comunidades de palmas.
557
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
sector Aroa, posiblemente debido a que
buena parte de las comunidades se hallan
incluidas dentro de latifundios (de alguna
forma protegidas) y los procesos de deforestación dentro de estas propiedades,
son menores que la recuperaciones de los
parches, observadas en el sector (Colonnello et al. 2014). Por el contrario en el
sector El Palmar y Sarare la fragmentación
fue mayor, 43 y 77%, respectivamente
(Figura 11). El proceso de fragmentación
ha aumentado en los últimos 25 años en
los bosques primarios y secundarios del
sector Sarare, mientras que en El Palmar
solo se observó un pequeño aumento de
fragmentación de los bosques secundarios. En los bosques primarios del sector
Aroa y El Palmar el resultado fue contrario.
En resumen, las comunidades de palmas
o su área de distribución potencial de
los sectores Aroa y El Palmar, disminuyeron en cobertura pero solo El Palmar
aumentó su fragmentación, mientras que
en el sector Sarare aumentaron tanto la
cobertura como la fragmentación. Se esperaba una menor cobertura de los bosques
primarios en todos los sectores. Probablemente, la cobertura de nubes y sombras
afectó los resultados de la clasificación.
Un análisis pormenorizado de una porción
del sector Aroa, ilustra la fragmentación
y cambio del uso de la tierra (Figura 12)
(Colonnello et al. 2014). De las 27 áreas
estudiadas, unas 1.050 ha, que incluyen
a Roystonea, la superficie de los polígonos
En una evaluación ecosistémica reciente
(Oliveira-Miranda et al. 2010), del grado de
intervención de los bosques semideciduos,
éstos se redujeron a nivel nacional un
19% entre 1988 y 2010, mientras que en
los estados Barinas, Portuguesa, Yaracuy,
Figura 11. Bosques semideciduos reducidos a relictos donde prevalecen las comunidades
de Roystonea en las depresiones más húmedas. Estas están siendo ulteriormente clareadas
de sus otros componentes arbóreos y fragmentadas por el avance de los pastizales, en El
Palmar, estado Bolívar. Foto: G. Colonnello.
558
Carabobo, Monagas, Sucre y Bolívar, la
media fue mucho mayor, cercana al 50%.
En todos ellos su condición fue descrita
como en Peligro Crítico (CR), con la excepción de Bolívar, apreciada como Vulnerable (VU).
Figura 12. Distribución de las comunidades de Roystonea (chaguaramales), en una porción
del sector Aroa. Tomado de Colonnello et al. (2014).
559
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
varió entre 1,3 y 140 ha. Siete son menores
de 10 ha, 15 están entre 10-100 ha y
cuatro son mayores de 100 ha. Seis de ellas
son pastizales, pero conservan especies
(particularmente Roystonea) de la antigua
comunidad. Otros polígonos son comunidades densas de Roystonea alternadas
con parches boscosos complejos (incluyendo igualmente Roystonea) a lo largo
de los afluentes del río Aroa (por ejemplo
Santa Maria y Agua Linda). Gran parte del
bosque asociado a otros sectores de estos
cursos de agua fueron intervenidos y han
desaparecido, aunque se pueden observar
áreas en que podría haber recuperación.
Igualmente se encuentran bosques dominados por chaguaramales en ambos lados
del río Agua Linda (Figura 13). Estos polígonos están rodeados por pastizales en los
que se conservan algunos rodales de vegetación leñosa baja y chaguaramos aislados.
El río Agua Linda se desborda durante
las crecientes anuales anegando parcialmente las comunidades y cubriendo con
sedimentos, producidos por la erosión de
taludes desforestados aguas arriba, las
raíces aéreas de los individuos de Roystonea, causando su muerte.
También es posible observar relictos de
comunidades de Roystonea (individuos
aún en pie) en los que se ha producido
un proceso de recuperación natural de
las especies originales, gracias a la salvaguarda (intencional o casual) contra la
quema recurrente, así como la cercanía de
relictos en buen estado. La regeneración
de estas comunidades es factible gracias
a la alta tasa de germinación de Roystonea
y de otras de las especies componentes,
por ejemplo Bactris major, cuyos rizomas
producen rebrotes muy rápidamente
(Figura 14), así como de Guazuma ulmifolia, y Hura crepitans (también a partir de
semillas), entre otras, gracias a lo cual la
560
comunidad original se renueva en pocos
años (Colonnello et al. 2014). En aquellos bosques en que Roystonea co-domina
junto a la palma Attalea butyracea (suroccidente del país) o con Attalea maripa
(suroriente), son estas últimas especies las
que germinan más pronto, dando origen
a la recolonización. Ello es patente en los
predios deforestados, donde múltiples
plántulas de las palmas emergen del suelo
que aún conservan las marcas de los tractores.
Estado de conservación de las
comunidades de Roystonea oleracea
(“chaguaramales” o “maporales”)
en Venezuela
Las comunidades de Roystonea se ubican,
en su mayor parte, en áreas naturales
mediana a fuertemente alteradas, en
las que se encontraban distribuidas las
formaciones de bosque semideciduo
características de los valles fluviales y
los piedemontes semihúmedos del norte
del país (Figura 6). La anegabilidad de
los terrenos en que se hallan dichas
formaciones, ha evitado la deforestación masiva pero frecuentemente estas
cubetas son desecadas posteriormente,
por medio de acequias o bombeo, para
irrigar los cultivos adyacentes o para el
uso humano. Todo ello tiende a la reducción de la cobertura y la fragmentación
de los hábitats. Las alteraciones más
relevantes son: en el sur-occidente las
invasiones por parte de parceleros en la
Reserva Forestal Caparo para el desarrollo
de la ganadería y la agricultura, así como
la deforestación casi total de la Reserva
Forestal de Ticoporo (Pozzobon y Osorio
2002, Oliveira-Miranda et al. 2010). En
el centro-occidente, las cuencas medias
del río Sarare y Turbio que están siendo
reducidas, por quemas “accidentales”, para
el cultivo de caña de azúcar y ganadería
(Figura 15). Igualmente, la cuenca media
Figura 13. El río Agua Linda atraviesa varias comunidades de Roystonea, estado Falcón.
Tanto la deforestación como el pastoreo han reducido las comunidades. Foto: G. Colonnello.
Figura 14. Regeneración del sotobosque de una comunidad clareada (Bactris major, entre
otras), estado Falcón. Foto: G. Colonnello.
561
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
Figura 16. Plantaciones de caña de azúcar en el valle del río Yaracuy,estado Yaracuy. Foto:
G. Colonnello.
Figura 15. Comunidades de Roystonea en “Torrellero”, cuenca del río Sarare, recientemente
quemadas, estado Lara. Foto: G. Colonnello.
y baja del río Yaracuy, cultivada desde
tiempos coloniales con caña de azúcar
(Figura 16) y más recientemente, a partir
de los años 80, con palma aceitera (Elaeis
guineensis, Figura 17) (Sosa y Díaz 2008) y
naranjas. En las cuencas media-baja de los
ríos Aroa y Tocuyo, donde hay áreas ganaderas y cultivos de naranjas (Colonnello
et al. 2014, Figura 18). La región central
de Barlovento en la cuenca del río Tuy ha
sido manejada históricamente, para el
cultivo de cacao (Theobroma cacao) (localidad Capaya, Figura 19), mientras que las
pocas comunidades restantes, aledañas a
la costa y asociadas a manglares (principalmente Rhyzophora mangle) (localidad
562
Carenero), se encuentran amenazadas por
invasiones urbanísticas. En el noreste del
país, más específicamente a lo largo de la
cuenca del río Manzanares, las comunidades de Roystonea se encuentran altamente amenazadas por el crecimiento
urbanístico de la ciudad de Cumanacoa
(Figura 20). En el sector del Golfo de Paria,
son afectadas por los incendios recurrentes de los herbazales (ó eneales, Typha
dominguensis) que los rodean (Figura 21),
Colonnello et al. 2009). Gran parte de las
llanuras costeras anegables nororientales,
desde el Golfo de Paria hasta el inicio
del delta del Orinoco, contienen comunidades ocasionalmente mezcladas con
Figura 17. Plantaciones de palma aceitera, Elaeis guineensis, en el valle del río Yaracuy,
estado Yaracuy. Foto: G. Colonnello.
563
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
manglares (localidades Caripito, río San
Juan, Cachipo y Guarapiche de Colonnello
et al. 2016). En estas últimas localidades,
aparentemente no están amenazadas,
ocurren intervenciones como incendios
para la colecta de palmito y la extracción de
fauna (principalmente de Psittacidae). Las
comunidades de Santa Bárbara, al oeste
de Lago de Guri y, particularmente, de El
Palmar, ambas en el Estado Bolívar, han
sido reducidas por la expansión ganadera
y minera en la Reserva Forestal Imataca
(Figura 11). De acuerdo con el Libro Rojo
de la Flora de Venezuela (Llamozas et al.
2003), algunas de las especies frecuentes
en las comunidades de Roystonea son
consideradas como Vulnerables por la
UICN: Roystonea oleracea (VU A2c), Tabebuia rosea (VU A1cd) y Sabal mauritiiformis
(VU A2cd), a pesar de que estas especies
están ampliamente distribuidas en el país.
Los bosques de palmas dominados por
Roystonea oleracea y Mauritia flexuosa, en el
norte del río Orinoco, fueron considerados
como Vulnerable (VU), en Peligro (EN),
y en Peligro Crítico (CR) en Venezuela
(Oliveira-Miranda et al. 2010). Por último
cabe resaltar que si bien poblaciones
naturales de la especie se encuentran en
las Antillas (Zona 1996), y pocas comunidades se han reportado en el Casanare
y Arauca de Colombia (Galeano y Bernal
2010), es en Venezuela donde se hallan la
casi totalidad, de las comunidades naturales remanentes de estas palmas a nivel
global.
Estatus de protección de las
comunidades de Roystonea en
Venezuela
Prácticamente
ninguna
comunidad
importante de chaguaramos se halla
incluida dentro de alguna de las Áreas de
Protección con fines de conservación de la
Figura 18. Plantaciones de cítricos en el sector Aroa, estado Yaracuy. Foto: G. Colonnello.
564
Figura 19. Comunidades de Roystonea muy intervenidas. Capaya, estado Miranda. Foto:
W. Becerra.
Figura 20. Relictos de comunidades en el valle del río Manzanares, estado Sucre. Foto: G.
Colonnello.
565
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
G. Colonnello
biodiversidad (ver Áreas de Protección en
Oliveira-Miranda et al. 2010). Solamente
relictos o poblaciones muy reducidas se
encuentran dentro de los Parques Nacionales Henri Pittier, Mochima (algunas en
áreas costeras intervenidas), Turuépano y
Delta del Orinoco. Igualmente, en áreas
de protección con fines de uso potencial:
Reservas Forestales como Caparo, Ticoporo, Río Tocuyo, Guarapiche, Imataca y
en Lotes Boscosos como Guanipa. Se han
realizado algunos intentos de protección
por parte de entes privados que no lograron
el apoyo de la autoridades tanto nacionales como regionales (ministerios, alcaldías y consejos comunales). Por ejemplo,
la Universidad de Los Andes (ULA), ha
desarrollado esfuerzos intensos por
detener las ocupaciones ilegales por parte
de parceleros venezolanos y colombianos
en áreas de la Reserva Forestal Caparo,
donde se hallaban extensas comunidades
de Roystonea (Jenni Rangel, com. pers.),
una comunidad de Roystonea y Anacardium
excelsum (mijagual de acuerdo a Marrero et
al. 2014), actualmente rodeado por urbanismos no planificados se encuentra en
San Carlos (estado Cojedes), y se intentó
convertir en Jardín Botánico por parte de
la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, pero este proceso fue detenido por
los concejos comunales (Romero Antonio,
com. pers.; Figura 22). Dos hectáreas de
una extensa comunidad de Roystonea
(Figura 23) (ver “El Tuque” en Colonnello
et al. 2016), situado en las afueras de la
ciudad de Tucacas, fue cedido a la alcaldía
local, para su transformación en área de
recreación y contemplación para la ciudadanía, iniciativa que actualmente está
detenida. Esta comunidad está amenazada
por la expansión de complejos turísticos,
al igual que en la vecina cuenca del río
Tocuyo (Valois González-B., com. pers.).
En las dos últimas décadas se han realizado intentos por incluir las comunidades
de Roystonea del Golfo de Paria -que son
las mayores comunidades de esta especie a
•
•
Figura 23. Interior de la comunidad El
Tuque, estado Falcón. Foto: G. Colonnello.
•
nivel mundial- al Parque Nacional Turuépano, propiciados por la ONG Fundación
Vuelta Larga (Colonnello et al. 2011).
Por último se ha propuesto reglamentar
la conservación de las comunidades de
Roystonea de forma similar a las comunidades de Mauritia flexuosa (morichales),
dada la analogía entre ambas en cuanto
a su importancia para las comunidades
humanas y los servicios ecosistémicos que
prestan (Colonnello et al. 2011).
•
•
Bibliografía
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Figura 21. Las frecuentes quemas de los
herbazales de Typha dominguensis, penetran las comunidades de Roystonea al
norte del P.N. Turuépano, estado Sucre.
Foto: G. Colonnello.
566
Figura 22. Comunidad de Roystonea
amenazada por el crecimiento urbano no
planificado, en San Carlos, estado Cojedes.
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TERCERA PARTE: Roystonea, CONSERVACIÓN
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569
C. A. Lasso
27.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
PARA LA CONSERVACIÓN
Este libro contiene las referencias y casos
de estudio derivados de experiencias
aplicadas en ocho países, en relación a
las dinámicas asociadas a los palmares
inundables, que ilustran los avances
desarrollados en la investigación científica. Las particularidades de esos paisajes
conforman diferentes temáticas que aquí
son destacadas.
Los palmares inundables considerados en
este volumen son comunidades de distribución restringida tanto a nivel regional
como sub-regional (principalmente suramericano). En efecto, si bien las especies de
palmas no son endémicas de ningún país,
están restringidas a entornos geográficos
más bien específicos. Así por ejemplo, Butia
paraguayensis y Butia odorata se encuentran en sectores de Argentina, Paraguay,
Brasil y Uruguay; Copernicia alba se distribuye en Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina; Mauritiella aculeta está en Colombia y
Venezuela, y finalmente, los palmares con
Roystonea oleracea se encuentran mayoritariamente en Venezuela y escasamente
en Colombia, con algunas comunidades
aisladas en las islas caribeñas.
CUARTA PARTE
Conservación de los morichales,
cananguchales y otros palmares
inundables de Suramérica
Estos palmares constituyen comunidades
con una diversidad florística y estructural
xxxxx
elevada. Florísticamente, sin embargo,
la riqueza de las diferentes comunidades
es muy variable, dependiendo de cuan
restrictivos son los ambientes edáficos
en los que se desarrollan, tanto por la
disponibilidad de nutrientes como por la
prolongación de la inundación a que están
sometidas. Por ejemplo, las pocas especies
de los palmares de pantano de Mauritia
flexuosa del delta del Orinoco, contrastan
con las cerca de 700 especies registradas
en 19 localidades de la cuenca amazónica.
Otro ejemplo de la alta diversidad son
los palmares de Roystonea oleracea, cuya
riqueza florística alcanza las 286 especies
de acuerdo a los 26 muestreos realizados
en el norte de Venezuela.
Desde un punto de vista estructural los
palmares engloban una amplia gama de
formaciones, que dependiendo de las
características de las palmas dominantes,
pueden ser de porte bajo, como en el caso
de Butia paraguayensis (de menos de 2 m
de altura); medianas, como Butia odorata
(7 a 10 m), Mauritiella aculeata (9 a 13 m),
Astrocaryum chonta (12 m) y Phytelephas
tenuicaulis (7 m) o altas como Mauritia
flexuosa o Roystonea oleracea, que pueden
alcanzar los 35 m de altura o inclusive
hasta 45 m cuando crecen aisladas en
571
XIV. MORICHALES, CANANGUCHALES Y OTROS PALMARES INUNDABLES DE SURAMÉRICA
CUARTA PARTE : CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
F. Trujillo
el bosque. Además, estas comunidades
también pueden ser ralas en condiciones
ambientales exigentes, con pocos individuos por unidad de superficie o bien muy
densas como se observa frecuentemente
con Copernicia alba, Mauritia flexuosa,
Mauritiella aculeata y M. armata, entre
otras.
Los palmares inundables son hábitat de
múltiples especies de vertebrados e invertebrados, a las que proporciona recursos
alimenticios y refugio. Por ejemplo, cerca
de 250 especies de aves y 145 de mamíferos han sido reportadas asociadas a los
morichales de Venezuela, con varias aves
especializadas en estos ambientes. De
estas, nueve se consideran en Peligro y
seis en Peligro Crítico. Igualmente, en los
Llanos de Moxos (Bolivia) se reportaron
63 especies de aves, 53 de peces y 20 de
mamíferos. De manera colateral, la fauna
participa activamente en la fecundación
de las flores, como ocurre en Mauritia
flexuosa -diversas especies de insectos- así
como en la dispersión de sus frutos. En el
caso de Astrocaryum jauari al menos 16
especies de peces participan en la dispersión de las semillas de esta especie. Estos
son algunos de los ejemplos que muestran
la importancia de estos ambientes para la
fauna en general.
Los palmares inundables representan
también una fuente de productos naturales de amplio uso por las comunidades
humanas, bien para el consumo directo
o como alimentos procesados, materiales para construcción de viviendas,
utensilios, medicinas, artesanías y hasta
juguetes cosechados por las poblaciones
tanto indígenas como criollas. Aunque en
la mayor parte de los casos se trata de su
uso para subsistencia, también algunos
generan recursos monetarios simultáneamente. De especial importancia son en
572
este caso Astrocaryum jauari, Butia odorata,
Copernicia alba, Euterpe precatoria, Euterpe
oleracea y Mauritia flexuosa. El uso de
estos recursos ha conllevado, en algunos
casos, a la sobreexplotación de las plantas,
desequilibrio demográfico y a poner en
peligro poblaciones completas de palmas.
Se han desarrollado en consecuencia,
diversos planes de manejo que han involucrado a especies tales como Butia odorata
(Uruguay), Copernicia tectorum (Colombia),
Euterpe oleracea (Colombia), Manicaria
saccifera (Colombia) y Mauritia flexuosa
(Perú). Finalmente, al ocupar muchos
millones de hectáreas en Suramérica y
con una densa cobertura vegetal, estos
palmares se convierten en sumideros de
carbono y son particularmente importantes en el caso de aquellos que se desarrollan sobre turbas de la zona del Alto
Mayo y en la cuenca de Pastaza-Marañón
(Perú) o en el delta del río Orinoco (Venezuela).
Por todas las razones expuestas anteriormente, estos palmares son comunidades y
formaciones de gran importancia para la
conservación. En este sentido, dado que
la riqueza de especies o diversidad es un
indicativo de la salud de los ambientes
naturales, una herramienta imprescindible es la elaboración de listas anotadas
nacionales o regionales (“checklist”) de
especies, tal que permitan la evaluación de
su estatus, reflejadas en los Libros Rojos
de la flora, fauna e incluso de los libros
rojos de ecosistemas de una región o país.
Para lograr este objetivo es fundamental
realizar inventarios en áreas poco conocidas o no prospectadas y de ciertos grupos
biológicos como peces, anfibios, reptiles,
invertebrados en general, plantas parásitas, epífitas y herbáceas, que no han sido
evaluadas o que han sido subestimadas en
muestreos previos. Igualmente es clave la
realización de talleres de expertos.
Las áreas protegidas que contengan
palmares inundables, son otra herramienta de conservación que debería implementarse y extenderse en todos los países.
En Venezuela por ejemplo, palmares
extensos de Mauriria flexuosa están salvaguardados por la Reserva de Biósfera y el
Parque Nacional Delta del Orinoco y en el
PN Canaima. Los morichales se encuentran en Reservas Naturales de la Sociedad
Civil en los Llanos colombianos y otros
cananguchales en parques y reservas de
la Amazonia. Muchos palmares están
también en predios privados, como es el
caso de Butia odorata (Uruguay) o Roystonea oleracea (Venezuela), por lo que es
clave un proceso de articulación con los
propietarios, donde es fundamental el
manejo de información sobre distribución
y técnicas de aprovechamiento sustentable, sin afectación de las actividades
productivas. También se recomienda la
aplicación de estrategias locales de conservación como las que actualmente se desarrollan en algunos países. Estas incluyen
por ejemplo los sistemas de cosecha de
los racimos de fruta de Mauritia flexuosa
mediante sistemas sencillos de cuerdas
para escalar las palmas (Alto Mayo, San
Martín, Perú), que no son destructivos.
Otras estrategias incluyen por ejemplo la
restricción total del pastoreo en el caso
de Butia paraguayensis (Corrientes, Argentina) y restricción temporal durante el
invierno (Palmar de Castillos, Uruguay);
o el corte del 50% de los tallos aprovechables de Euterpe oleracea para asegurar
la sostenibilidad (costa del Pacífico
colombiano). El mejoramiento genético
se está ensayando en Perú para el ecotipo
enano de Mauritia flexuosa sujeto al ataque
de insectos, para facilitar el aprovechamiento comercial de los frutos.
El ecoturismo también ha sido un mecanismo de conservación en la medida de
que los visitantes de áreas naturales se
sensibilizan con la biota y los servicios
ecosistémicos ofrecidos por las comunidades naturales, incluyendo los palmares
inundables. Es este sentido, deberían
replicarse proyectos como el del “Puente
Anaconda” (Aguajal Inkaterra) en Perú
con Mauritia flexuosa. También merece la
pena reseñar el proyecto -aunque inconcluso-, de establecer caminerías elevadas
en el “chaguaramal El Tuque” (palmar de
Roystonea oleracea) en Venezuela.
También es necesario la promulgación
y aplicación de normas legales (resoluciones, leyes, etc.) para la protección de los
palmares inundables, pero desafortunadamente solo en algunos países se han establecido marcos legales que protegen estos
ecosistemas. En 1939 se promulgó una
ley para proteger los ejemplares adultos
de Butia odorata (Uruguay) y en 1991 se
emitieron “Normas de Protección de Morichales” (Mauritia flexuosa) (Venezuela).
Finalmente, aunque estas iniciativas son
aún incipientes, hay muchas ONG´s que
impulsan la inclusión de los palmares
inundables en parques nacionales y otras
áreas protegidas o figuras de protección.
Esperamos que este libro contribuya a ello.
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