LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS
"PROTOHISTORICA" DE
VILLANUEVA DE TEBA (BURGOS)
IGNACIO
Ruiz VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
1. - SITUACION DEL YACIMIENTO
La localidad de Villanueva de Teba se encuentra en la comarca
de La Bureba a 55 kms. al noreste de la capital, próxima a la carretera N-1, entre los pueblos de Santa María de Ribarreclonda y Pancorbo. Al norte del pueblo arranca un camino vecinal en dirección a
Silanes. Justamente en el comienzo de este camino y a poniente, a
unos 200 ms. de Villanueva, se encuentra el pago conocido como "La
Cascajera" en el que se ubica una necrópolis de incineración de la
segunda Edad del Hierro.
El yacimiento fue descubierto en 1979 por el grupo Misión Rescate del Colegio La Salle de Burgos dirigido por el Hno. M. Valdizán.
Dada la naturaleza significativa de los hallazgos (una nutrida serie
de bronces -placas de cinturón, vainas de puñal, fíbulas, etc.- y de
hierros -puñales, puntas de lanza, arreos de caballo, etc.-), al ario
siguiente se comenzaron unas excavaciones arqueológicas dirigidos
por J. A. Abásolo y J. C. Elorza que duraron dos campañas. En total,
se exhumaron 37 tumbas con variado y suntuoso ajuar constituyendo un conjunto con una entidad específica dentro del contexto funerario de la Meseta durante el segundo Hierro.
Dibujos de A. Rodríguez. Fotos: Museo de Burgos.
Burgos. Año LXXVI, n.° 215 (1997/2)
274
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
4ruy 030'
O° 31'
(732'
[2]
0'33'
riln-71,
ette
ei".4p
L
4739'
47 38'
lalh
illillW31010011»
.11118n,
;
Fig. 1. - Villanueva de Teba: situación de la necrópolis.
2. - NATURALEZA DE LA NECROPOLIS
La densidad de tumbas en la necrópolis no es grande, comparada con otras de la zona oriental de la Meseta o del sur de la misma.
Todas parecen responder a unos momentos idénticos porque la estratigrafía horizontal es uniforme y sin complicaciones. Desde nuestro punto de vista se ha excavado parte del yacimiento porque, de la
plataforma triangular cuyo vértice está al norte y aparece basculada al sur, solamente se han exhumado las tumbas que están en la
base de este triángulo. En el futuro más o menos inmediato se continuará ese trabajo con la intención de tener una visión general del
yacimiento. Las incineraciones parecen haberse realizado en lugar
distinto de la tumba, es decir, son incineraciones secundarias; de
momento no se ha encontrado ningún ustrinunz o mancha de ceniza que podría aventurar esta hipótesis.
Las tumbas están constituidas por un simple hoyo localizado en el
suelo de unos 50 cms. de profundidad, con la boca ovalada y unos
diámetros comprendidos entre 60 y 90 cms. En el interior se colocaban el ajuar, las cenizas, los huesos (en lugares diferentes a las ceni-
[3]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
275
zas) y el vaso de ofrendas, que no urna, realizado en pasta de color
marrón, de mala calidad técnica y perfiles siempre globulares con decoración incisa e impresa. La necrópolis está en proceso de estudio.
Los ajuares son muy ricos y hay una relación cultural y cronológica con Miraveche pues ciertos elementos nos están indicando momentos posteriores a esa necrópolis excavada a mediados de los 30.
Hay algunos detalles muy significativos que adelantamos aquí.
Aunque son pocas las tumbas excavadas, 37, aunque hay tres dudosas (34 en La Revilla de Calatañazor, 65 en Padilla de Duero, 66 en
El Raso de Candeleda, 72 en Ucero, 100 en La Mercadera, 800 en
Osma y Quintanas de Gormaz, etc.) son muy interesantes los datos
que se pueden obtener. En primer lugar, de las 37 tumbas, 22 presentan puñal (casi el 60%), lo cual es un tanto por ciento muy elevado comparado con cualquier otra necrópolis de la Meseta. Si en
la panoplia militar añadimos las puntas de lanza y los umbos de escudo únicamente quedan siete tumbas en las cuales no aparecen
ninguno de los tres elementos. Los criterios para determinar si son
femeninas o masculinas no encajan aquí, por ejemplo los aplicados
por C. Sanz (1) en Padilla de Duero, donde las fusayolas y las placas
de cinturón son determinantes del sexo femenino. En Las Cogotas
las fusayolas son también elementos que indican pertenencia a un
ajuar femenino según Martín Valls (2) y Kurt (3), aunque también
aparecen en alguna tumba con armas. En esas tumbas referidas sí
que aparecen fíbulas anulares hispánicas o de La Time, pero también
aparecen en tumbas con puñal. El capítulo de las placas de cinturón
también es muy significativo pues están presentes en 23 tumbas y no
parecen implicar distinciones de sexo. El contenido del ajuar es
muy uniforme, no existen esas diferencias tan marcadas en las tumbas de toda la Meseta. La uniformidad de las cerámicas, pobres, sin
Presencia de registros celtibéricos, da una carácter peculiar a la necrópolis. El conjunto del yacimiento presenta unas características
de rito funerario muy peculiares que permitirán plantear muchas
hipótesis respecto a sus congéneres de la Meseta. La tumba 22 nos
pone de manifiesto que estamos ante el final del mundo que representa Miraveche y que es suplantado por una nueva estética radicalmente distinta, quizás sin variar sustancialmente los ritos fune(1) SANZ, 1990, p. 165.
(2) MARTIN VALLS, 1985, p. 123.
(3) KURTZ, 1987, p. 205
276
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[4]
raros, que puede responder a un grupo social dentro del poblado o
¿es que tuvo alguna relación con el de Miraveche que se encuentra a
2 kms. de esta necrópolis?; aunque no es habitual que la necrópolis
se encuentre a más de 1'5 kms. del núcleo de población.
3. — LOS PUÑALES
El puñal con sus elementos de suspensión es, junto con la placa
de tipo andaluz, el objeto más representado en la necrópolis pues
aparece en 21 tumbas (56'75%) lo que nos da una idea del papel que
desempeñó en el rito funerario y en la vida de estas gentes. Pero debe tenerse en cuenta que hay muchos materiales de arrastre, de
prospección, y que de no haberse alterado el estado original de la
necrópolis, estos datos serían muy expresivos. Pero el puñal hay que
verlo con aquellas piezas con las que va asociado: placas de cinto,
piezas de enganche del cinto al puñal, porque la gran novedad de
estos puñales son los sistemas de sujeción y soporte que presentan
novedosos cambios en el contexto armamentístico de las culturas
meseterias del segundo Hierro. Pero no sólo eso, vamos a ver también que la tipología del puñal es distinta en diseño, montaje y decoración. Esto nos pone de manifiesto la riqueza material y la variedad tipológica regional de los pueblos que vivieron al norte de la
Meseta en los momentos finales del indigenismo, antes de la llegada
de los romanos.
Si llama la atención en esta necrópolis la diversidad en la tipología del puñal, no es menos significativo el hecho de aparecer uno
solo en cada tumba salvo en las n.9 12, 17, 22 y 27 (10'81%) en las
que la duplicidad de elementos nos indica que hubo dos piezas. Las
placas de cinto tipo "Hundersingen" están presentes en las tumbas
con puñal porque ambos elementos están íntimamente asociados.
No hay ninguna tumba sin puñal y con este tipo de placas. Pero de
las 21 tumbas con puñal 14 presentan ambos tipos, pero en siete de
ellas (n.9 8, 15, 16, 25, 27, 33 y 34) únicamente el puñal. Nos reiteramos en el hecho de que las tumbas estaban a nivel muy superficial
y muchos materiales fueran arrastrados por el arado eliminando
parte de muchas tumbas, por eso las excepciones que aquí exponemos son circunstanciales. A pesar de esto indicamos que en la ma-
[ 5]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
277
yoría de las tumbas aparecen puñal y vaina salvo en los n.9 2, 16 y 27
(sólo hoja de puñal) y en las 8 y 13 (sólo lámina de bronce de la vaina). De prospección se han recogido 14 hojas de puñal cuyas dimensiones oscilan entre los 19 y 28'5 cms. de largo, pero la hoja viene a
tener unas longitudes medias entre 17 y 24 cms. También aparecie-
ron fragmentos de láminas de bronce del reverso de la vaina, de las
piezas de enganche al cinto, de las pequeñas piezas que conforman
el pomo de la empuñadura y fragmentos de puñal tipo Monte Bernorio-Miraveche. Son 21 puñales de excavación, más 14 de prospección, en total 35; es decir, es el mismo número de tumbas reales
de la necrópolis, muy sospechoso en cuanto al hecho de que todas
las tumbas pudieron tener puñal.
La tipología de los puñales de Villanueva está emparentada con
la de algunos modelos de los momentos finales del segundo Hierro
(tipo frontón o de Alpanseque y biglobular o tipo Uxama) pero los
nuestros presentan muchas peculiaridades derivadas de la complejidad en el montaje, sobre todo de la empuñadura, que le apartan de
sus parientes el tipo Monte Bernorio-Miraveche. Esta complejidad
nos hace pensar que no fueron objetos de uso cotidiano sino para
grandes celebraciones, ya civiles ya religioso-funerarias, aunque B.
de Gririo piensa lo contrario para los puñales estudiados por ella.
Al igual que estos de Gririo, los nuestros ofrecen también una singularidad determinando que cada ejemplar sea un tipo distinto, aunque en casi todos hay unas líneas estructurales básicas que se complementan con detalles derivados del elevado número de elementos
que entran en su composición.
La hoja del puñal es el elemento más común y uniforme en todas
las tumbas y a pesar de las variaciones tipológicas de la empuñadura y vaina, la hoja es siempre del mismo tipo, salvo una excepción
(grupo III). Todas son de cuatro mesas, hoja pistiliforme pues están
estranguladas, con aletas poco marcadas (si puede hablarse de aletas) en las cuales la anchura es grande. Son hojas más cortas y menos estilizadas que las de los modelos de Monte Bernorio-Miraveche.
Siempre llevan nervadura central, con estrías la mayoría de las veces, siguiendo el perfil de la hoja. Unicamente la del puñal tipo Monte Bernorio de la tumba 22 lleva dos acanalados, uno a cada lado de
la nervadura central. De prospección escapan a esa uniformidad la
pieza n.9 10, incompleta, de paredes rectas, de cuatro mesas, con 1'6
cms. de ancho, con apéndice para montar la guarda y espiga de sec-
278
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[61
ción circular. La pieza n. 2 6 es similar. Corresponderían a modelos tipo Monte Bernorio. Las espigas del resto de los puñales son siempre
de sección rectangular en la base, cerrando en el pomo con una virola o un botón de cabeza circular y cuerpo troncónico. Además algunas hojas destacan por la calidad del hierro acerado denotando unos
conocimientos avanzados en la manipulación de este metal.
De los 24 puñales de excavación y de los fragmentos de prospección, distinguimos cuatro tipos atendiendo a variaciones morfológicas aunque hay un elemento común que es el sistema de sujeción y
soporte que aunque no es nuevo es exclusivo de esta necrópolis. Este es un dato a tener en cuenta. Del grupo 1 son dos ejemplares y
varios fragmentos de prospección. Del grupo II, uno de la tumba 22.
Del grupo III, el de la tumba 33. El resto, 20 ejemplares, son del
grupo IV.
GRUPO I
Encaja en el tipo Monte Bernorio-Miraveche. Está representado
por una vaina entera de prospección, ya estudiada por Gririo (4) integrándola en su grupo IV (exclusivo de Miraveche), variante B, formada por dos láminas convexas afrontadas que terminan en la contera formada por ambas placas semicirculares. Esta pieza también
ha sido estudiada por C. Sanz (5). Tiene aletas poco pronunciadas y
dos botones del tipo 2 de Gririo. Lo novedoso de esta vaina es el sistema de enganche al tahalí mediante lámina rígida a los botones y
hembrilla central del reverso. En el centro de la contera lleva otra
hembrilla para enganchar por el otro lado, lo cual nos indica que el
puñal pudo ir montado horizontalmente en la cintura. Esta pieza de
19'1 cms. de largo, 3 de embocadura y 3'1 de diámetro de la contera, contrasta con las dimensiones del resto de las vainas (22-24 cms.
de largo, 5 de embocadura y 3'2 de diámetro de la contera). A esta
vaina podría corresponder la hoja de puñal n. 2 10 de prospección
aunque según la tipología de Sanz, por las dimensiones y el mantenimiento de una leve lengüeta trapezoidal, encaja en un segundo
momento de la "etapa de expansión" del puñal tipo Monte Bernorio-Miraveche.
(4) GRIÑO B. de, 1989, pp. 215-217, fig. 100.
(5) SANZ, 1986, pp. 24-26; Idem, 1990, pp. 170-188.
[7]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
279
Vig. 2. - Vaina de puñal del Grupo I, tipo Monte Bernorio.
En este grupo integramos unos fragmentos de vaina de las mismas
características: una guarda naviforme del tipo 2 de Gririo con decoración acanalada o de surcos, un fragmento de vaina con decoración
similar, y otro fragmento de la parte superior que llevó cuatro botones o remaches que recuerdan al tipo 3 de Gririo, bicónicos y sin decoración. De prospección apareció una contera lisa de 3'5 cms. de
diámetro idéntica a la de vaina anterior. Todos estos materiales son
de hierro. De prospección proceden dos fragmentos de un mismo tahalí, en hierro, alargado y estrecho, de 33 cms. de largo. Presenta una
banda longitudinal central de eses de un trazo que se rematan en un
pequeño engrosamiento decorado con dos acanalados longitudinales.
Este modelo, raro, encaja en el tipo VII de Gririo, del que sólo se conservan muestras en Miraveche. Quizás, por ser estrecho y largo, encajaría también en el tipo VIII de esta autora, cuyos dos únicos paralelos se encuentran en La Osera (tumba 55) y Las Cogotas (tumba 899).
Estas piezas del grupo I proceden de prospección pero hay que
añadir el conjunto de la tumba 22 que dio la hoja del puñal, fragmento de la vaina y el tahalí. Pero tengamos en cuenta que en esta
tumba hubo dos puñales, el que nos ocupa ahora y otro mixto que
integramos en nuestro grupo II. Del primero se conserva la hoja,
280
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[8]
muy deteriorada, que poco puede indicarnos, parte de la vaina en
cuya embocadura recoge la estructura de tres elementos típicos de
nuestro grupo IV ("tipo Teba"). Es de hierro y en la contera ha desaparecido la guía, uniéndose las dos láminas de hierro que la constituyen que miden 2'4 cms. de diámetro. Aparte aparecieron los cuatro
botones bicónicos de bronce (tipo 3 de Gririo) de 1'9 cms. de diámetro. De la empuñadura se conserva el pomo naviforme con variaciones morfológicas respecto a las tipologías de Gririo (más próximo a
su tipo 1b), formado por dos placas convexas afrontadas y sujetas
con dos pernos en la parte superior y dos botones (cabeza Phylips) en
las alas. También se conserva la guarda, pequeña y de la misma forma que la pieza de prospección. Las concepciones del pomo y de la
guarda, la dimensión de la hoja que no presenta lengüeta trapezoidal, nos indica la adscripción al grupo de "la fase de expansión" de
Sanz. La peculiaridad del pomo radica en la presencia de dos diminutos discos en los laterales que sirven también para el ensamblaje
de ambas piezas pero su función es más decorativa que funcional.
En conclusión, por sus características formales estaría nuestro grupo dentro del tipo IV-A de Gririo. Es un tipo específico del norte de
la Meseta y que en la necrópolis de Villanueva de Teba representa las
postrimerías del modelo que es suplantado aquí por el exclusivo de
este yacimiento. En esta tumba apareció un tahalí muy curvado, de
hierro y con dos canales longitudinales en los que van sendas láminas de bronce en técnica de damasquinado. También lleva un engrosamiento casi semicircular en el extremo, lo que permite integrarlo
en el grupo VII de Grifio. Las características que define Sanz para
los tahalíes de esta última etapa aparecen en nuestro tahalí destacando la nervadura central que dibuja dos acanalados longitudinales a los que se han aplicado sendas laminillas de bronce.
Este modelo de puñal de la tumba 22 corresponde, entonces, a la
etapa de expansión de Sanz, etapa en la que el tipo Monte BernorioMiraveche alcanza mayor difusión geográfica, incluso fuera de la
Meseta (La Hoya, en Alava) llevándola este autor hasta el s. II como
parecen indicarlo los hallazgos de Padilla de Duero o los de la "fase D" de la necrópolis de Ucero (Soria). Schüle con anterioridad (6)
señaló que los ejemplares, con pomo muy desarrollado transversalmente y con lengüeta reducida eran los modelos más tardíos, centrándolos en el s. III e incluso más tarde.
(6) SCHÜLE, 1969, p. 109.
[9]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
281
ns
Fig. 3. - Puñal del Grupo / de la tumba 22.
Este primer grupo representa los elementos de conexión con el
mundo de Monte Bernorio-Miraveche cuyos finales se llevan al s. III.
En Villanueva de Teba, en cambio, suponen los momentos más antiguos de la necrópolis. En consecuencia, parece que en nuestro yacimiento el puñal tipo Monte Bernorio-Miraveche es sustituido por
un modelo específico que acusa influencias de los celtibéricos, mientras que en otros núcleos como La Hoya, por citar el más próximo,
282
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[10)
la sustitución se decanta por los genuinamente celtibéricos como el
tipo biglobular.
GRUPO II
Está representado únicamente por el segundo ejemplar de esta
tumba 22. De él se conserva la hoja del puñal en hierro, de 24 cms.,
con la espiga de sección rectangular en la base. Ya es el modelo de
hoja típico de la necrópolis salvo los dos canales paralelos a la nervadura central. No se ha conservado nada de la empuñadura, salvo
la lámina de bronce que cubría la guarda por la cara anterior. Es
rectangular y se vuelve por el reverso. Está decorada con una banda
de zig-zag de triángulos rellenos de botoncitos, franqueada por sendos sogueados. El centro de la guarda, macizo, sería de hierro. Ambas piezas se sujetan con dos botones en los extremos. Esto quiere
decir que la guarda o cruz era recta. De la vaina se conserva la lámina de bronce de la cara anterior que no es de una pieza sino de tres:
lámina estrecha que va de la embocadura a la contera incluida y dos
plaquitas transversales, una en la parte superior cerrando la embocadura y otra en el centro. Las dos presentan la decoración típica, en
los lados largos, a base de líneas grabadas paralelas que enmarcan
un acanalado. Estos elementos van a ser típicos del puñal tipo Teba.
La sujeción de la lámina anterior-guía-lámina posterior de la vaina
se hace con cuatro botones en cada placa transversal, dos a cada lado. Una pieza idéntica a ésta procede de prospección.
El sistema de enganche y sujeción ya es el nuevo y típico de la necrópolis, apartándose del sistema conocido hasta ahora en la Meseta (únicamente uno conocido en La Osera y alguno más procedente
de prospección en Palencia). Una pieza en "ese" iba remachada por
el reverso con dos pernos. El extremo superior de esa pieza llega a la
embocadura por un lado y al centro de la vaina por el otro, lo que
implicaba llevar el puñal cruzado en la cintura en unos 45°. Esta
pieza en "ese" remata en dos agujeros en los que se insertan sendas
piezas de forma semicircular o cuasitriangular que son los extremos
del cinto formado por la serie de placas "tipo Hundersingen".
[1 1]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
283
Fig. 4. - Puñal del Grupo /1/ de la tumba 33.
GRUPO III
Sólo hay un único ejemplar de esta variedad procedente de la
tumba 33, de concepción distinta a la de tipo Monte Bernorio y a
la del Grupo IV de Villanueva de Teba, pero con algunos elementos
de conexión con la Meseta. La hoja es triangular, de filo recto, con
19'5 cms. de largo y 5'1 cms. de ancho. Es decir, no es tan estilizado
como el resto de los ejemplares pero sin alcanzar las desproporciones
de los puñales célticos del Sur (7). Este tipo de hoja aparece en algunos puñales de frontón (Osma, Alpanseque) y biglobulares (Quintanas de Gormaz, Osma, Numancia) con el mismo tipo de guarda,
recta y maciza de bronce, y el diseño de la empuñadura de tipo laminar. En el centro va la espiga y en ambas caras dos láminas iguales, de bronce en la anterior, y de hierro en la posterior. Se sujetan
con siete pernos que enganchaban al alma de la empuñadura, posiblemente de madera. La forma de estas láminas es curiosa, remata(7) CUADRADO E., 1963. pp. 17-27.
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
284
.e,
^) e
[12]
-D
Fig. 5. - Puñal del Grupo 111 de la tumba 33.
da en el pomo de forma semicircular pero de manera inversa a los
puñales de frontón. La decoración no es menos curiosa pues los pernos de enganche están rodeados de círculos concéntricos o cordones
(en el centro y pomo) con significación solar y no se nos escapa la
idea de pensar en las representaciones de dos ojos en el pomo con
carácter apotropaico y que E. Cabré y J. A. Morán (8) han estudiado en las representaciones de la industria broncista de la Meseta.
La vaina es también muy interesante. Estructuralmente tiene los
tres elementos típicos del Grupo IV, lámina posterior de hierro-guíalámina anterior de bronce. Esta última no es de una pieza, como en
otros casos, sino que los sectores transversales (el superior y el central) y los longitudinales (central e inferior con contera) son independientes, cuatro en total. Estos dos últimos van por debajo de los
anteriores y están perfilados por dos baquetones repujados enmarcados de sogueado de tres centros al grenetti. Los sectores transversales están decorados con dos hiladas de ochos troquelados; tema
que se repite en la contera. El sistema de enganche es a través de dos
(8) CABRE E., 1952, pp. 101-116; MORAN CABRE J. A., 1973, pp. 597-604; CABRE E. y MORAN CABRE J. A., 1973, pp. 605-610.
[13]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"
285
barras laterales con dos elementos triangulares que enlazan al cinto. Este sistema es típico de muchos puñales biglobulares como el
de la tumba 383 de Las Cogotas, pero el ejemplar más próximo, casi idéntico, es el de la necrópolis de Uxama (9), al que se une el aparecido en la tumba 383 de Las Cogotas, aunque el sistema de enganche al cinto es diferente. Este puñal es típicamente meseterio, sobre
todo la concepción de la empuñadura y el diseño de la cruz, por lo
que puede deducirse una vinculación o dependencia formal de su
diseño, pero también pueden apuntarse algunos elementos europeos.
Esta representación de ojos que luego se repetirá en el Grupo IV, podría significar una estilización de la cabeza humana, trasunto de algunos "puñales antropoides" del mundo de La Tène. Quizás existan
paralelos más próximos en las representaciones de ojos de algunos
broches de cinturón de tipo céltico de tres garfios aunque quedan
bastante alejados en el tiempo.
GRUPO IV
Este grupo es el más numeroso pues está formado por 20 ejemplares: tumbas 1, 2, 4, 6, 8, 9, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17 (dos ejemplares), 19, 25, 26, 27, 31 y 34. A este grupo les une la forma de la hoja
y el diseño de la vaina que recoge un ligero estrangulamiento en el
tercio superior. Ésta está formada por tres elementos: lámina posterior de hierro suavemente curvada-guías laterales en uve de hierro
como conexión de las láminas-lámina anterior de bronce también
algo curvada. Esta última no es de perfil recto sino que presenta dos
sectores transversales (en la embocadura y en el centro) y dos sectores longitudinales, alternos, rematando el último en el disco de la
contera. Pero si la mayoría presentan estas características, hay que
significar dos excepciones: la lámina anterior de la vaina de la tumba 6 es de hierro, lisa, salvo una pequeña arista o cresta en el centro
de cada sector y en disposición longitudinal; la otra es la segunda
vaina de la tumba 27 cuyas dos láminas son de bronce; la anterior
con las caracteristicas típicas. Esta lámina de bronce presenta una
decoración idéntica e independiente en cada sector y localizada en
los lados largos, formada por uno o dos acanalados enmarcados por
tres o cuatro líneas grabadas.
(9) CABRE .1., 1931, lám. XX; CABRE E., 1990, fig. 9.
286
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[14]
En los sectores transversales de la lámina anterior de la vaina se
encuentran LOS BOTONES DE ENGANCHE de las tres piezas que
conforman la vaina cuyo número introduce dos variedades: las que
llevan ocho botones, cuatro en cada sector transversal, dos a cada
lado (tumbas n.Q 1, 4, 6, 9, 11, 12, 13, 17 (los dos), 19, 27 (las dos vainas); y las que llevan cuatro, dos en cada sector, uno a cada lado
(tumbas 8, 15, 16 y 31). Las tumbas 2, 14, 16, 25 y 34 no tienen vaina.
EL DISEÑO DE LA CONTERA es uniforme aunque hay dos variedades: la compuesta por tres elementos cuya caja es la prolongación
de la guía, de 0'4 cms. de espesor que cierra con los discos de las dos
láminas (tumbas 19, 26, 27 (las dos vainas) y 31); la de dos elementos, caja y cierre inferior, formados por la lámina posterior de hierro y el cierre anterior por el disco de bronce (tumbas 1, 4, 6, 9, 11,
12 y las dos de la 17). La sujeción de estos elementos se hace con el
botón central y cuatro más cerca del perímetro. La mayoría llevan
hilada de roblones decorativos en ese perímetro, salvo las tumbas 9
y 27 que llevan únicamente cuatro; la tumba 26 que lleva dos y la 6
que no lleva ninguno. Se ha abandonado el sistema de realización
de algunas conteras de cuatro discos de los momentos finales del
puñal tipo Monte Bernorio-Miraveche en las cuales el alma era de
materia orgánica, probablemente madera, aunque en nuestras canteras discoidales no puede descartarse la existencia de algún ejemplar con esta característica.
El diseño y composición de LA EMPUÑADURA no es uniforme
en el pomo pero parece que la guarda y el puño presentan todos la
misma estructura. La guarda o cruz es recta, formada por un cuerpo macizo de hierro (no se descarta alguno de madera), no soldado
a la hoja, que va recubierto por las caras anterior y posterior con una
lámina de bronce decorada (tumbas 11 y 19) sujeta con dos botones
de hierro. El puño estaba formado por una estructura de madera en
torno a la espiga y luego chapeada por finas láminas de bronce decoradas con zig-zag de triángulos rellenos de botoncitos (tumba 11)
o con círculos concéntricos (tumba 9). El puñal de la tumba 11 lleva
once de estas láminas las cuales se sujetan con dos anillas, una en
cada extremo (tumbas 4, 11, 15, 16, 19, 25 y 27) decoradas con círculos concéntricos (tumbas 4, 11 y 19), con dos escocias (tumbas 15 y
16), con estrías (tumba 25) o lisas (tumba 27). Las variaciones, entonces, se encuentran en EL POMO que no tiene parangón en el resto de la Meseta pues no tiene nada que ver con los puñales biglobu-
L15]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
287
Fig. 6. - Puñal del Grupo N de la tumba 11.
lares ni con los de frontón ni con el exótico de la tumba 418 de La
Osera, ni con los llamados genéricamente "de antenas", tipo a) de
Sandars. El pomo más común en Villanueva de Teba es el de estructura más complicada, y por eso poco consistente, de ahí nuestra tesis de que es un puñal ritual o ceremonial (en contra de la opinión
de Gririo respecto a los puñales de tipo Monte Bernorio-Miraveche).
Distinguimos tres variantes: la primera, la común, cuya estructura
está formada por trece piezas metálicas; la segunda, con virola hemisférica del mismo grosor que las anillas del puño; y la tercera,
que bajo la virola esférica va un casquete hemisférico. LA VARIANTE PRIMERA (tumbas 9, 11 que es la más expresiva, 26, 27 y 34; de
prospección procede algún fragmento de cilindros y chapas de cierre) está formada por tres cilindros huecos de bronce (seguramente
rellenos de madera) uno central del mismo diámetro que las anillas
que sujetan las chapas, más largo, y dos laterales más pequeños en
longitud y diámetro. Se cierran por la parte superior con una chapa
de tres lóbulos que monta sobre los tres cilindros, remachada con
288
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[16]
tres botones típicos, el central embutido en la espiga y los laterales
a un pasador de hierro longitudinal que atraviesa el cilindro, rematado en el otro extremo con chapita circular de bronce. El cilindro
central lleva dos botones circulares de bronce en la cara anterior que
con perno de hierro atraviesa la madera calando al otro lado rematando en otros dos botones idénticos. El puñal de la tumba 34 ofrece una variedad en la que el cilindro central tiene sección troncocónica, más ancha por arriba que por abajo. Por lo demás es idéntico.
Estos botones dan la idea de una representación muy estereotipada
de una cara humana. LA VARIANTE SEGUNDA, con el mismo tipo de pullo que la anterior, cierra sencillamente en virola de hierro
hemisférica o de sección peraltada. Es el caso de las tumbas 15 y 25.
LA VARIANTE TERCERA está representada por los dos puñales de
la tumba 17 con virola esférica de hierro y uno de ellos con un casquete hemisférico hueco, de bronce, con 2'6 cms. de diámetro. Significaba el cierre del puño donde iba embutido.
Fig. 7. - Puñal del Grupo IV de la tumba 11.
[17]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
289
Fig. 8. - Vaina del puñal del Grupo /V de la tumba 9. Anverso y reverso.
Todas estas variantes, basadas en los botones de enganche de la
vaina, en el diseño de la contera, en las variaciones de la empuñadura, no implican, en principio, unas submodalidades sino distintas
formas de conjugarse unos elementos formales de estos puñales. Todos éstos aparecen indistintamente mezclados.
EL SISTEMA DE ENGANCHE AL CINTO presenta tres modalidades en Villanueva de Teba que van unidas a los distintos tipos
de puñal. La primera de ellas se refiere al puñal tipo Monte Bernorio-Miraveche, del primer grupo, que iba en posición horizontal en
la cintura y agarrado con lámina de hierro y cadenilla en las hembrillas de la contera. Este sistema ya lo analizó Cabré (10), luego
Sanz Mínguez (11) y lo han completado ahora Gririo (12) y de nuevo
Sanz (13). Por lo tanto no vamos a insistir en ello. Las otras dos modalidades son sistemas que están presentes en los puñales de crono(10) CABRE J., 1920, fig. 4; Idem, 1931, fig. 1; CABRE E. y MORAN CABRE J.
A., 1933, lám. VII.
(11) SANZ MINGUEZ C., 1986, pp. 31y38.
(12) GRINO B. de, 1989, pp. 83-88.
(13) SANZ, 1990, p. 180.
290
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[18]
logia baja como los de frontón y los biglobulares de los que tomó,
sin duda, el modelo, o viceversa. La segunda variante, vinculada a
nuestro Grupo III, consiste en dos barras laterales de hierro y paralelas al borde que enganchan en el primer y segundo sectores transversales de las láminas de la vaina. Este sistema es habitual en muchos puñales biglobulares de la Meseta (Uxama, Quintanas de Gormaz, Cogotas, etc.). La tercera modalidad introduce un cambio en el
sistema. Mediante una barrita de hierro, ya recta ya en ese, unida a
la lámina de hierro que se encuentra en el reverso de la vaina a través de dos pernos de hierro en posición oblicua de unos 45 0 respecto al eje del puñal, se engancha al cinto. El puñal, entonces, iba en
la cintura inclinado hacia la derecha en todos los casos, lo cual facilitaba su uso siendo más rápido su desenfunde. Por eso los autores
clásicos hablaban de la agilidad y habilidad de estas gentes en los
combates a corta distancia, actividad en la que eran diestros. Se ha
conservado este sistema de enganche en los puñales de las tumbas 4,
9, 11, 12 (dos), 26 y 27. La lámina soldada a la vaina es una pieza
plana con dos agujeros en los extremos para acoplar los extremos
del cinto, salvo los de las tumbas 9 y 27 en los que la lámina es recta. Este sistema apareció ya en un puñal de La Osera (tumba 418 de
la zona VI) llamando la atención de Cabré aunque le impresionaron
más las antenas de este puñal. Este ejemplar tiene la pieza en ese.
Este efecto de llevar el puñal inclinado no implica llevar esta pieza
pues se consigue el mismo efecto enganchando directamente junto a
la embocadura y en el centro de la vaina por el otro lado. Basta fijarse en algunos ejemplares de Numancia (14), Las Cogotas (15),
Osma (16), Quintanas de Gormaz (17), Carratiermes. En todos los
casos son puñales de frontón o biglobulares. Una remota posibilidad de este sistema de enganche nos hace recordar el guerrero de
Capestrano, pero tal como está montado el complejo del puñal, esta alternativa es poco viable. Lo que sí es evidente es que este sistema está vinculado a los más avanzados de los puñales meseterios
celtibéricos apuntando, en consecuencia, hacia cronologías tardías.
(14)
(15)
(16)
(17)
SCHÜLE W., 1969, t. 166 1 y 2.
Ibidem, t. 117 1 y 1181.
Ibidem, t. 59 1.
Ibidem, t. 38 2 y 3'7 2.
[19]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
4. -
291
VALORACION DEL PUÑAL
Desde los primeros descubrimientos de los puñales tipo Monte
Bernorio-Miraveche, a finales del s. XIX, por las excavaciones de
R. Moro (18) en Monte Bernorio hasta hoy, mucho se ha escrito sobre
este modelo de puñal, exclusivo de los ambientes indígenas de la Meseta desde el s. IV a.C. El intento de clasificarlos morfológicamente
llevó a interesantes trabajos de J. Cabré (19). Más recientemente han
aparecido nuevos estudios a raíz de nuevos descubrimientos (20), haciendo B. de Gririo (21) una recapitulación de todo el conjunto Monte Bernorio-Miraveche. C. Sanz ha distinguido las diferentes etapas
históricas atendiendo a las variaciones morfológicas y a la difusión
geográfica. No vamos a insistir en ello, únicamente significar que el
Tipo IV de Griño es exclusivo de Miraveche y que en su variante B
incluye el ejemplar de prospección de Villanueva de Teba. Esta exclusividad es interesante pues empieza a explicar la particular evolución de la tipología de los puñales en esta zona. Se acentúan cada
vez más los subgrupos regionales de la Meseta desde que los clasificara W. Schüle y Sandars fundamentalmente. Interesante será establecer el grado de vinculación de este modelo con sus sincrónicos de
la zona oriental de la Meseta con los que parece tener algún tipo de
relación formal. Pero si éstos presentan unas peculiaridades morfológicas uniformes que alcanzan gran difusión en Soria y Guadalajara, en nuestro caso este hecho tiene mayor relieve porque su individualidad está más acusada, de momento, y su difusión es nula.
Respecto al origen de estas piezas, todavía hay mucho que decir,
aunque todos los vestigios apuntan hacia modelos originales del
norte de Italia. El problema es que carecemos de estadios intermedios tanto en el espacio como en el tiempo. Dechelette (22) pensaba que había que buscar modelos italianos y sugería que la contera
de cuatro discos podía estar relacionada con la contera de espadas
hallstátticas del tipo del bosque de Francfort. Posteriormente, en
los comienzos de La Tène, aparecen espadas de punta afilada con
(18) MORO R., 1891, pp. 427 - 440.
(19)
(20)
(21)
(22)
CABRE J., 1931, pp. 221-241.
SANZ MINGUEZ C., 1986, pp. 26-46.
GRINO B de, 1989, vol. I y II.
DECHELETTE J., 1928b, p. 723, fig. 277 3.
292
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[20]
contera más a menos circulares y caladas. J. Cabré (23) dice que es
de origen italiano, centrado en el tipo prenestino donde ya aparecen
algunos elementos que van a ser específicos del modelo meseterio,
como el estrangulamiento de la mitad inferior de la hoja. Este autor
recoge las ideas de Bosch Gimpera (24) el cual se da cuenta de que
los yacimientos de Monte Bernorio y Miraveche, aunque del mundo
céltico y situado en sus zonas periféricas, tienen personalidad propia debido a estas realizaciones. Posteriormente García Bellido (25)
dedicó un trabajo al estudio de posibles puñales que podían marcar
la transición entre los modelos originales italianos y los meseterios.
Así analiza y compara los ejemplares del Museo Histórico de Berna
procedentes, uno del túmulo de Neuenegg y otro de Langenthal, otro
procedente de Salem en el sur de Alemania, y sobre todo, el más interesante, el procedente del túmulo funerario del Danubio Superior
depositado en una colección particular. Este ejemplar presenta dos
detalles interegantes: por una parte, la vaina y la hoja tienen el indicado estrangulamiento; por otra, la contera de la vaina presenta
un roblonado como los ejemplares de Villanueva de Teba, técnica
que renace en los momentos finales del Hierro de la Meseta, manifestado en varios tipos de piezas (puñales, fíbulas, placas, etc.) ante
la caída de técnicas decorativas provenientes del sur como el damasquinado y el nielado. García Bellido redunda en el origen italiano argumentando que no queda en un hecho aislado pues muchos
objetos europeos arrancan del norte de Italia debido a los contactos
con el mundo mediterráneo. Incluso algunos estilos artísticos latenienses tienen un origen italiano compartido con Centroeuropa. En
la Meseta, las fíbulas de caballo y las de cazoleta parecen tener un
origen netamente italiano Por otra parte, nuestros puñales recuerdan la empuñadura en T de los villanovianos, coincidiendo en el diseño de esa parte de la pieza. Grillo, para el modelo Monte BernorioMiraveche busca además paralelos en otras piezas europeas como el
puñal del Támesis (26) cuya empuñadura recuerda las conteras de
cuatro discos; o el puñal lateniense de la tumba 90 de la necrópolis
de Villingen-Magclalenenberg (27), contera discoidal y pomo perpendicular a la empuñadura, o el del túmulo principesco de Hoch(23) CABRE J., 1931, p. 153.
(24) BOSCH GIMPERA P., 1921a, p. 47.
(25) GARCIA BELLIDO, 1933, pp. 207-211.
(26) CUNLIFE B., 1976, pp. 302-303, fig. 16a.
(27) SIRVERS, S.
[21]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
293
dorf. Pero conviene también tener en cuenta las representaciones de
guerreros gallegos en piedra que llevan un puñal corto de pomo globular y con una vaina que parecen recordar el tipo IV de Villanueva
de Teba. Pero en nuestro caso, el problema es otro; más que buscar
el modelo a los modelos originales de los puñales meseterios, se trata de descubrir qué factores o condiciones determinaron la eclosión
de un modelo tan peculiar, radicalmente distinto en la forma que no
en el fondo.
La serie de 24 puñales de Villanueva de Teba procedente de 21
tumbas (56% del total de las tumbas) nos indica un elevado tanto
por ciento de sepulturas con armas, a diferencia del resto de la Meseta, aunque hay algunos casos que se aproximan como La Mercadera (28) que llega al 44% y en Ucero ya baja al 34%. El resto de las
necrópolis del alto Duero, del alto Tajo y alto Jalón no llegan ni mucho menos a estas cifras. Este hecho de la abundancia de tumbas con
armas que unido al de la ausencia total de espadas, parece indicarnos un cambio en esta área del norte de la Meseta que no se da en la
zona oriental pero sí en el yacimiento de Ucero (29) en el que en su
fase cuarta han desaparecido las espadas de antenas atrofiadas de
la fase tres, encontrándose exclusivamente puñales biglobulares.
Sin embargo en la meseta oriental, en su fase D, de cronología idéntica a la de Ucero y a la nuestra, junto a los puñales de frontón y biglobulares, aparecen espadas cle La Tène, de tipo Alpanseque y de
tipo Arcóbriga, asociadas a cerámicas celtibéricas. Correspondería
a la "Subfase IIB" (s. III a.C.) de Lorrio (30) conocida sobre todo por
las necrópolis de Quintanas de Gormaz y Osma en las que se refleja la asociación espada-puñal, el desarrollo de los distintos tipos de
puñal (frontón, biglobular y Monte Bernorio) y la aparición de las
espadas de La Tène. Los umbos de escudo de nuestra necrópolis parecen muy similares a los de esta fase de A. Lorrio. Sin embargo', su
"Fase III" (31) que coincide en el área celtibérica con los enfrentamientos con Roma, se caracteriza por la ausencia de armas lo cual
contrasta con el carácter de nuestra necrópolis.
Sin embargo nuestros puñales no encajan en estas tipologías.
Desde principios de siglo, Sanclars (32) serial() tres tipos de puñales
(28)
(29)
(30)
(31)
(32)
LORRIO A., 1990, pp. 39-50; Iclem. 1994, p. 229.
GARCIA-SOTO MATEOS E., 1988, p. 91.
LORRIO A., 1994, pp. 234-236, tabla II.
Ibiclem, p. 237.
SANDARS H., 1913, pp. 61 ss.
294
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[22]
en la Península Ibérica: de antenas, de frontón y biglobulares, indicando su estructura hallstáttica porque la hoja con espiga atraviesa
la empuñadura tubular. Este sistema se mantiene en la mayoría de
las espadas de la Meseta con antenas atrofiadas, y algunos influjos
ibéricos como el sistema de acanalados y estrías de las hojas. En el
s. HI los puñales de frontón y los biglobulares se generalizan en la
zona oriental, aunque la presencia del primero es anterior en Alpanseque, constituyéndose en los modelos habituales al final del indigenismo. El biglobular, coetáneo de la destrucción de Numantia, deriva del tipo de frontón y éste de las espadas homónimas que llegaron
a través de lo ibérico pero que su origen habría que buscarlo en modelos villanovianos, las espadas tipo TERNI (33) que llegan a la Península Ibérica a través de los modelos de Bétera en el s. VIII (34). No
hay que olvidar tampoco los purialá representados en numerosas
estelas extremeñas, aunque estos precedentes parecen muy alejados en el tiempo. La empuñadura tiene el huso laminar con un frontón en el pomo. Pero tampoco hay que olvidar algunas espadas de
Hallstatt (35) con el pomo semiesférico o circular. Pero los puñales
de frontón y biglobulares llevan la espiga en cuyas caras van las láminas que conforman la empuñadura, debido al influjo hallstáttico.
Más problemáticos son los puñales de nuestro Grupo IV cuya
empuñadura presenta una complejidad inusual. Las vainas encajan
en los modelos de frontón y biglobulares, con variaciones, pero la
empuñadura, desde luego, no tiene nada que ver. Esta complejidad
es el resultado de su carácter suntuario y ritual y no tiene parangón
con ninguno de la Meseta. Constituye un prototipo que al destacar
la compleja estructura del pomo con tres botones que recuerdan los
de antenas, podría relacionarse con aquellos puñales centroeuropeos de tres antenas durante la época del Hallstatt. Estos también
tienen un pomo vistoso por la decoración, resaltando las tres y a veces cuatro antenas. Pero los nuestros son de láminas de bronce constituyendo cilindros huecos que nada tienen que ver con aquéllos. El
cilindro central con dos botones nos parece una forma estereotipada
de la cara humana, trayéndonos al recuerdo los puñales antropoides
de La Téne. Por otro lado hemos de tener en cuenta otra circunstan(33) PERONI B., Die Schwerter in Italien, P.B.F. IV, 1 Munich, pp. 21 SS. y 35 ss.
(34) Depositadas en el M.A.N. ALMAGRO BASCH M, El depósito de la Ria de
Huelva y el final de la Edad del Bronce en el occidente de Europa, Ampurias 2, p. 119,
fig. 431.
(35) HOPPE M., 1986, pp. 55-56, lám. 119 14 y 161 2.
[23]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
295
cia. Un puñal de la Colección Fontaneda, asignable a la "fase de desarrollo" de C. Sanz presenta en el pomo una lámina trilobulada
para unir los dos segmentos naviformes del pomo. Esta lámina es
casi idéntica a la del pomo de nuestro grupo IV. Este detalle puede
indicarnos una posible reminiscencia del puñal tipo Monte Bernorio-Miraveche que nos determina una vinculación en el nacimiento
y evolución del puñal de Villanueva de Teba.
Los puñales de Villanueva de Teba son de dimensiones reducidas
pues la hoja tiene una longitud que oscila entre los 17 y los 21 cms.
sin espiga. Pocos casos superan esta medida, como los ejemplares de
las tumbas 1, 16 y 28; este último que llega a los 23 cms. Pero es de
tipo Monte Bernorio-Miraveche. La espiga, que se conserva entera
en pocas piezas, varía de los O a los 12'5 cms.; el caso de la tumba 33,
modelo único, tiene 7'5 cms. Es decir; son de dimensiones más reducidas que los típicos de frontón y biglobulares de la Meseta oriental
que oscilan entre los 27 y los 40. Se aproximan más a los de tipo
Monte Bernorio-Miraveche de la "fase de expansión" de Sanz, de
medidas similares, no así los de la etapa anterior, la "de desarrollo"
que llegan a los 30 cms. En este sentido encajan también más con los
europeos latenienses que presentan una longitud entre los 20 y los 25
cms. Esta característica nos señala dos cosas; por una parte, la vinculación cronológica con las últimas producciones del tipo Monte
Bernorio-Miraveche; por otra, una cronología más reciente, en ningún caso anterior al s. IV, incluso podría excluirse, arriesgando mucho, la primera mitad del s. III. El hecho de aparecer un único ejemplar de este tipo Monte Bernorio-Miraveche que tanto Gririo como
Sanz Mínguez asignan a los momentos finales del modelo, da la impresión de que es un elemento residual, asociado a placa del tipo Bureba, mientras que en las otras tumbas el puñal específico de Villanueva va asociado siempre a placas andaluzas pero nunca damasquinadas sino troqueladas. Parece, pues, manifiesta la posterioridad
de estos puñales respecto a los de tipo Monte Bernorio-Miraveche.
Las cerámicas, toscas, a mano de perfiles globulares y la decoración
impresa imponen, en cambio, un freno a la hora de intentar aproximar más la cronología, en particular cuando no ha aparecido ninguna cerámica torneada que indicaría ciertos elementos típicamente
celtibéricos. Pero algunos aspectos formales de los puñales tebanos
nos pueden señalar un elevado grado de sincronicidad con los de la
Meseta oriental, en particular en sus últimas fases. Así, nuestra ne-
296
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[24]
crópolis sería paralela a la fase D de E. Cabré (36) o al último período de producción armamentística celtibérica (37) de esta autora. Son
los mismos períodos que señala García-Soto para esta zona, el período IV (38) y la fase D de Ucero (39) y la Subfase IIB y la Fase III de
A. Lorrio. Es en este período cuando se generalizan algunos tipos de
fíbulas como los de La Tène, las zoomorfas y las anulares meseterias.
En este sentido nuestro yacimiento es expresivo por la cantidad de
fíbulas anulares hispánicas ya de puente ancho uniforme ya de
puente ancho abombado, todas muy bellas. Dicho de otra manera,
correspondería a los ss. III y II en que junto a los puñales de frontón y biglobulares conviven elementos de La Tène (en la tumba 13 de
Uxama aparecen una espada de La Tène y una fíbula de La Tène III)
y cerámicas celtibéricas. No puede descartarse una cierta sincronicidad con el período de transición a lo celtibérica pero dentro del s. III.
Como ya señalamos anteriormente, el puñal de la tumba 22 es típicamente Monte Bernorio y no vamos a insistir más. Más interesantes, por lo novedoso, son nuestros modelos III y IV. Del primer
caso sólo hay un ejemplar en la tumba 33 con unos elementos formales característicos. La hoja es de perfil triangular, de sección bicóncava, embutida en la cruz por pieza maciza de bronce de desarrollo recto. La espiga atraviesa dicha pieza. La empuñadura está
formada por tres láminas superpuestas: una central, atravesada por
la espiga, de materia orgánica (conserva restos de madera) y dos laterales, la anterior, de bronce y la posterior de hierro. Se sujetan con
series de dos pernos cuyos botones en la lámina anterior introducen
unos temas circulares (solares) estampados. Remata dichas láminas
en una especie de frontón pero invertido. En el centro no presenta
engrosamiento circular o losángico típico de los celtibéricos, sino
que es recto. Este modelo recuerda los ejemplares de frontón de la
etapa preceltibérica de E. Cabré cuyo modelo de hoja y empuñadura es típicamente ibérico, pero que en nuestro caso presenta unos
rasgos específicos que le dan un carácter local muy marcado. Sería
un elemento que indicaría también cronología antigua. Pero la vaina apunta hacia todo lo contrario, cronologías hasta el último cuarto del s. II. Dicha vaina aparece en algunos puñales biglobulares ex(36) CABRE E., 1988, pp. 123-126.
(37) Idem, 1990, pp. 220-222.
(38) GARCIA-SOTO E., 1990, pp. 34-36.
(39) Idem, 1988, p, 91.
[25]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
297
clusivamente, de hermosa y compleja armadura, ricamente decorados con moldurados y troquelados. Los ejemplares más cercanos,
casi idénticos en la vaina, los encontramos en Uxama (40) y en la
tumba 383 de Las Cogotas (41). La sujeción al cinto se realiza a
través de dos puentes o cañas de hierro, una a cada lado, de las que
salen unas piezas triangulares de conexión al cinto, típicas del modelo IV. Estas barras van asociadas a algunos modelos biglobulares,
como decíamos más arriba. El modelo más próximo geográficamente es un ejemplar inédito del Museo de Burgos encontrado en La Vid
(Burgos), todo en hierro (sólo se conserva la vaina y no entera) y los
aparecidos en La Hoya (Laguardia, Alava) aunque éstos utilizan un
sistema distinto de ensamblaje. La lámina anterior de nuestro ejemplar está ricamente decorada con moldurados y troquelados, como
el ejemplar citado de Uxama.
El modelo IV es más espectacular por el diseño tan original que
presenta y su valor arqueológico es, en consecuencia, muy significativo. Su tipología no encaja en los modelos sincrónicos ni con los
anteriores y mucho menos con modelos extrapeninsulares. Parece
evidente que estas ricas variaciones formales responden al carácter
genuino de los pueblos de la Meseta con una Metalurgia desarrollada pero técnicamente muy rudimentaria, con una movilidad grande
en diseños y técnicas decorativas, quizás coherentes con la mentalidad social y la variedad de acontecimientos a los que se vieron sometidos. La estructura de este modelo está dentro de la más estricta concepción hallstáttica. Es la manera de articularse los distintos
elementos que componen la empuñadura y la vaina los que le dan
ese carácter peculiar. Pero a grandes rasgos parecen colegirse dos
aspectos. Por una parte, la concepción del pomo recuerda las antenas, muy atrofiadas en este caso, de las antiguas espadas y puñales
meseterios y europeos del Hallstatt que en nuestro caso son tres las
antenas como los modelos más significativos del Hallstatt D (caso
más espectacular el de Hochdorf); éste sería un resabio formal que
se conjuga, quizás, con una estereotipación, más reciente, de la cara humana a través del cilindro central en el que parece seguirse un
cierto influjo lateniense. Por otra parte, el sistema de la vaina y el
enganche de ésta al cinto, que determinaba llevar el puñal inclinado para un más rápido y cómodo desenfunde, está muy asociado a
(40) CABRE J., 1931, läm. XX, 2; CABRE E., 1990, pp. 221, fig. 29.
(41) CABRE J., 1932, pp. 65-66, läm, LXXIII; SCHULE W., 1969, läm. 115 1 .
298
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[26]
los puñales de frontón y, en particular, a los puñales biglobulares
celtibéricos, aunque este sistema disimétrico aparece ya en el sur
(desde el s. IV) y en los guerreros galaico-portugueses (s. II), incluso
en Centroeuropa a finales del Hallstatt (estela-escultura del túmulo
de Hirschlanden en Baden-Würtenberg) en un momento en el que el
puñal ha suplantado a las espadas en los ajuares funerarios, como
ocurre en esta necrópolis de Villanueva de Teba, aunque en ambos
círculos (Fürstengräberkreis y círculo Villanueva de Teba) estos puñales tienen un carácter más emblemático y ritual que funcional.
La manera de llevar a cabo esa disposición clisimétrica, es decir,
de ir el puñal inclinado en la cintura en unos 45°, es una característica específica de Villanueva de Toba. En los puñales biglobulares se
hace mediante dos anillas sujetas, una a un lado de la embocadura
de la vaina y otra al centro de la vaina por el lado opuesto. Sin embargo nuestros puñales incorporan un elemento nuevo: una pieza de
hierro en forma de ese sujeta al reverso de la vaina por dos pernos
y que está rematada en dos orificios, uno que asoma por un lado de
la embocadura y otro por el lado opuesto. A ellos enganchan de manera fija los extremos del cinturón exclusivo para el transporte del
puñal. Esta asociación no se da en ningún puñal meseterio ni preceltibérico ni celtibérico. La estructura de la vaina es similar a la de
las coetáneas celtibéricas pero con la salvedad de que frente al progresivo atrofiamiento de la contera de aquéllos, en los nuestros se
manifiesta claramente, a veces con un rico roblonaclo como decoración. Este aspecto parece, por la concepción morfológica, un resabio
de las conteras de algunos puñales de tipo Monte Bernorio (42) aunque según Sanz Mínguez es un préstamo de los puñales biglobulares, por lo tanto un elemento tardío.
La empuñadura va montada sobre la hoja y la espiga, y presenta unos rasgos característicos. Su disposición es compleja y no tiene parangón con sus parientes meseterios. Son 24 los elementos que
intervienen en su concepción sin contar los pernos: 10 para el pomo,
12 para el puño y 2 para la cruz. Esto parece encajar en la idea expuesta por E. Cabré (43) de que a partir del "período cumbre de la
armamentística celtibérica" hay dos tendencias, una hacia la simplificación constructiva de las armas y otra hacia su embellecimiento, si bien este embellecimiento se refiere a las decoraciones no a la
(42) SANZ MINGUEZ C., 1990, p. 181.
(43) CABRE E., 1990, p. 213.
[27]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
c omplejidad
299
formal. Nuestro caso encaja en esta segunda, con esa
salvedad expuexta, y con la particularidad de que las técnicas decorativas son radicalmente distintas (recordemos los nielados y damasquinados de plata de Padilla de Duero donde se mantiene más
estricto el gusto preceltibérico y que en nuestra zona viene definido por las ricas decoraciones de puñales de Miraveche y de Miranda de Ebro (44), y que el montaje de sus elementos determinan que
sean puñales endebles; de ahí su carácter no funcional, más bien
emblemático y ritual como decíamos más arriba. Frente a la disposición laminar de la empuñadura, es decir la sucesión de piezas montadas una sobre la otra típica de los puñales de frontón y biglobulares o de nuestro modelo III, los puñales del modelo IV recuperan la
disposición circular de aquellos más antiguos de antenas ya meseterios ya europeos.
Con estas premisas resulta difícil establecer una cronología precisa con los pocos datos relativos que se tienen para este tipo de puñales. De momento, hay que recurrir a criterios de exclusión. Los
dos más significativos son: por una parte, el hecho de que puede colegirse que el Modelo IV parece suplantar al tipo Monte BernorioMiraveche en esta necrópolis pero en su modelo más avanzado y que
siguiendo el interesante trabajo citado de Sanz Mínguez, se centraría en el siglo III, e incluso más tarde. Por otra parte, en los momentos finales del indigenismo se produce un empobrecimiento de los
ajuares funerarios que como ya señaló Cuadrado (45) en la necrópolis de Riba de Saelices se debe a la presencia de los romanos que
impusieron ciertas condiciones. Esta circunstancia se observa también en Aguilar de Anguita (46) y en aquellas necrópolis del área
oriental de la Meseta que llegaron al s. II, e incluso en el s. I este
empobrecimiento se hace más manifiesto. Este cambio corresponde,
en el área citada, a la Fase E de E. Cabré y la Fase III de A. Lorrio
para las necrópolis de la zona oriental en unos momentos en los que
estos pueblos ya han sido sometidos a Roma. Esta situación no se da
en nuestra necrópolis donde los ajuares son ricos, aunque no espectaculares y variados, lo cual es una rémora a la hora de rebajar las
cronologías aunque todavía está por ver cuándo estas tierras caen
bajo el control de los romanos que en ningún caso nos parece tem(44) RUIZ VELEZ-ELORZA, 1993.
(45) CUADRADO E., 1968, p. 48.
(46) ARGENTE-DIAZ, 1979, p. 138.
300
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[28]
prano por las fuentes y la arqueología. Rebajar esta necrópolis al s. II
parece arriesgado pero posible. Ciertos elementos formales de nuestros modelos III y IV han sido tomados de los puñales biglobulares,
lo cual nos indica al menos una cierta sincronicidad. En la vecina
necrópolis de La Hoya (Laguardia, Alava) que el C14 ha dado una
cronología desmesuradamente alta (mediados del s. V-mediados del
s. IV) (47) parecen estar asociados los puñales Monte Bernorio-Miraveche de la última fase de Sanz con biglobulares. Esto nos indicaría un contexto totalmente distinto al nuestro. Ya ha señalado con
acierto Sanz (48) que en La Hoya ambos modelos citados entran en
competencia, mientras que en nuestra necrópolis sería el declive del
primero respecto al de nueva creación. Pero puede darse que esta situación quede reflejada únicamente en las necrópolis debido al carácter ritual que tienen, como ya hemos dicho más arriba. Esto no
explica la ausencia total de elementos que recuerden lo celtibérico:
fíbulas, cerámicas, etc. El puñal de tipo Monte Bernorio encontrado
en Palenzuela (49) apunta también hacia cronologías muy avanzadas aunque no ha aparecido en un contexto arqueológico. La asociación, en nuestra necrópolis, con una serie de piezas como las fíbulas
anulares hispánicas de puente ancho abombado y uniforme que son
los modelos más hermosos de su producción, las de cazoleta, la de
caballo y en particular la de La Tène III nos hacen pensar también
en cronologías avanzadas y que en trabajos anteriores (50) habíamos apuntado hacia la segunda mitad del s. III. La ausencia de elementos celtiberizantes es quizás uno de los factores que imponen
más trabas a la hora de avanzar la cronología así como otros elementos como la ausencia de un poblado que hubiese aportado horizontes culturales del segundo Hierro. Quizás nos encontremos ante
una modalidad de rito funerario de los muchos que podemos encontrar en la Meseta dentro de un tronco común, tanto para el área del
Alto Duero (51) como del Alto Tajo y Jalón (52).
(47) FILLOY, 1990, p. 241.
(48) SANZ MINGUEZ C., 1990, p. 185.
(49) MARTIN VALLS, 1984, p. 40, fig. 14 2 y 3.
(50) SACRISTAN-RUIZ VELEZ, 1985. pp. 198 y 202; ABASOLO et alii, 1986,
p. 26.
(51) GARCIA-SOTO E., 1990, pp. 13-38.
(52) CERDEÑO-HUERTA, 1990, pp. 75-92; CERDEÑO M. L., 1991, pp. 473-509.
(53) KILIAN-DIRLMEIER I., 1972, pp. 35-37, lains. 16-18.
(54) DECHELETTE J., 1927, pp. 344-349.
[29]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
301
BIBLIOGRAFIA CITADA
- ARGENTE J. L. y DIAZ A., 1979, La necrópolis celtibérica de Tiermes (Carratiermes, Soria), N.A.H. 7, pp. 99-151.
BOSCH GIMPERA P., 1921, Los celtas y la cocivilización céltica en
la Península Ibérica, BSEExc. XXIX, pp. 248-301.
BRUHN DE HOFFMEYER A., 1972, Arms and armour in Spain. A
short survey. The Bronze Age to the End of High Micicile Ages, Madrid.
- CABRE E., 1952, El simbolismo solar en la ornamentación de espadas de la II Edad del Hierro céltica en la Península Ibérica. A.P.L. III,
pp. 101-116.
- Idem, 1990, Espadas y puñales de las necrópolis celtibéricas, II Simposio sobre los celtíberos. Las Necrópolis, Zaragoza, pp. 205-224.
- CABRE E., y BAQUEDANO M. I., 1991, La guerra y el armamento,
Revista de Arqueología. Los Celtas en la Península Ibérica, Madrid,
PP . 58-75.
- CABRE E. y MORAN CABRE J. A., 1973, Una decoración figurada
abstracta en la Edad del Hierro de la Meseta Oriental Hispánica, XIII
C.A.N., Huelva (Zaragoza 1975), pp. 605-610.
- CABRE J., 1931, Excavaciones en Las Cogotas, Carderiosa (Avila) II.
La necrópolis, MJSEA 120 (Madrid 1932).
- litem, 1920, Acrópoli y necrópoli cántabras de los celtas berones de
Monte Bernorio, A.E. VII.
- CERDEÑO M. L. y GARCIA HUERTA R., 1990, Las necrópolis de
incineración del Alto Jalón y del Alto Tajo, II Simposio sobre los celtíberos. II Las Necrópolis, Zaragoza, pp. 75-92.
- Idem, 1991, Necrópolis célticas, celtibéricas e ibéricas: una visión de
conjunto, Congreso de Arqueología Ibérica. Las necrópolis, Universidad Autónoma, Madrid, pp. 473-508.
- CUADRADO E., 1963, Precedentes y prototipos de la fíbula anular
hispánica, T.P. VII, pp. 1-61.
- DECHELETTE J., 1928, Manuel cl'Arqueologie Prehistorique celtique et gallo-romaine. II Arqueologie celtique ou Protohistorique. Age
du Bronze, Paris.
- FILLOY I., 1990, Tahalíes y otros elementos de anclaje en la necrópolis celtibérica de La Hoya (Laguardia, Alava), II Simposio sobre
los celtíberos. II Las Necrópolis, Zaragoza, pp. 241-246.
- GARCIA BELLIDO A., 1933, Sobre el probable origen del puñal español posthallstättico del tipo llamado Miraveche o del Monte Bernonio, I.P. VII Madrid. pp. 207-211.
302
-
-
-
IGNACIO RUIZ VELEZ-JUAN CARLOS ELORZA GUINEA
[30]
GARCIA-SOTO E., 1990, Las necrópolis de la edad del Hierro en el
alto valle del Duero, II Simposio sobre los celtíberos. Las Necrópolis, Zaragoza, pp. 13-38.
GRIÑO B. de, 1989, Los puñales de tipo Monte Bernorio-Miraveche.
Un arma de la segunda Edad del Hierro en Cuenca del Duero, BAR
International Series 504 Y y II, Oxford.
KURTZ W., 1987, Las Necrópolis de las Cogotas. Volumen I: Ajuares. Revisión de los materiales de la necrópolis de la Segunda Edad
del Hierro en la Cuenca del Duero (España), BAR International Series 344, Oxford.
LORRIO A., 1990, La Mercadera (Soria): Organización social y distribución de la riqueza en una necrópolis celtibérica, II Simposio sobre los celtíberos. Las Necrópolis, Zaragoza, pp. 39-50.
Idem, 1994, La evolución de la panoplia celtibérica, M.M. 35, pp. 212257.
MARTIN VALLS R., 1985, Segunda Edad del Hierro. Las culturas
prerromanas, en Historia de Castilla y León. I La Prehistoria del valle del Duero, Ambito, Valladolid, pp. 104-131.
MORAN CABRE J. A., 1973, Sobre el carácter votivo y apotropaico de los broches de cinturón en la Edad del Hierro peninsular, XIII
C.A.N., Huelva (Zaragoza 1975), pp. 597-610.
RUIZ VELEZ I. y ELORZA GUINEA J. C., 1991-92, Tahalí damasquinado en plata de Miranda de Ebro, Zephyrus XLIV-XLV, Salamanca, pp. 579-586.
SACRISTAN J. D y RUIZ VELEZ I., 1985, La Edad del Hierro, en
Historia de Burgos. I La Edad Antigua, Burgos, pp. 179-220.
SANDARS H., The Weapons of the Iberians, Versión castellana de
Remfrey Kidd. C. Oxford.
SANZ MINGUEZ, C., 1986, Variantes del puñal de tipo Monte Bernonio en el valle medio del Duero, BSAA LII, pp. 26-46.
Idem, 1990, Metalistería prerromana en la cuenca del Duero. Una
propuesta secuencial para los puñales de tipo Monte Bernorio, BSAA
LVI, pp. 170-188.
SCHULE W., 1969, Die Meseta-Kulturen der Iberischen Halbinsel,
M.F., 3.
[31]
LOS PUÑALES DE LA NECROPOLIS "PROTOHISTORICA"...
ABREVIATURAS
A.E.:
A.P.L.:
B.R.A.H.:
B.S.A.A.:
C.A.N.:
I.P.:
M.F.:
MM.:
N.A.H.:
P.B.F.:
T.P.:
Arte Español. Madrid.
Archivo de Prehistoria Levantina. Valencia.
Boletín de la Real Academia de la Historia. Madrid.
Boletín del Seminario de Arte y Arqueología. Valladolid.
Congreso Arqueológico Nacional.
Investigación y Progreso. Madrid.
Madrider Forschungen. Madrid.
Madrider Mitteilungen. Madrid.
Noticiario Arqueológico Hispano. Madrid.
Prähistorische Bronzefunde. Munich.
Trabajos de Prehistoria. Madrid.
303