Prepara nuevo trabajo para 2023 y, a punto de cumplir los 40, acaba de ver su vida convertida en libro. Marcos del Ojo Barroso tiene siempre mucho que contar. Este sábado, sus últimas canciones y sus éxitos en solitario y con Los Delinqüentes llegan a una sala Kubik de Gasteiz donde todavía queda alguna entrada.

Otra vez con el público de pie, aforos al 100% y sin distancias. ¿Otra alegría o sigue persistiendo cierto aire de pesimismo?

- Para mí, este tour que estoy haciendo por salas con Constelaciones de humo es la mejor gira desde la época de Los Delinqüentes. Estamos llenando en todos los sitios y hay una explosión por parte del público que me está dejando sorprendido. Es verdad que llevamos dos años, con la pandemia, tocando menos, pero yo soy de los que no me puedo quejar. He actuado bastante, en muchos sitios. Sí, con la gente sentada y esas cosas, que hacen que la alegría sea otra, pero bueno. Y ahora, ya te digo, está siendo una explosión. He tenido que esperar dos años para presentar el disco, que salió en 2020, pero en esta gira por salas estoy disfrutando muchísimo. Incluso te diría que lo estoy apreciando y valorando más todo, hasta las pruebas de sonido. No es coña, que me voy a la prueba y me pego mi buen rato flipando. Y el calorcito de la gente en la sala, el brillo en los ojos, con todo el mundo cantando es un subidón. Ojalá se quite la pandemia y no vuelva más porque los conciertos no tienen nada que ver.

El Canijo de Jerez es alegría y felicidad, es muchas cosas que hoy parecen casi un milagro.

- Nos lo están poniendo difícil, sí (risas). Nosotros somos artistas callejeros y los músicos de mi calaña vivimos de los conciertos. Que se esté reactivando todo es fundamental, pero no solo para nosotros sino también para el técnico de sonido, el de luces y para el resto. Yo tengo amigos que se han tenido que ir a trabajar de otra cosa, sintiéndolo mucho, a cuenta de la pandemia. De todos modos, a mí estos dos años también me han servido. Por ejemplo, me han ayudado a bajar un poquito los pies al suelo, a leer libros que tenía abandonados o ver películas que me estaban esperando. Antes de la pandemia, llevábamos un ritmo frenético y esto ha sido detenerse y aprovechar. Hasta he compuesto un disco nuevo. Pero bueno, ya está, con dos años vamos que chuta.

Ahora que menciona lo del nuevo disco, ¿sigue sintiendo presente 'Constelaciones de humo' o se le queda un poco atrás?

- Se me está quedando un poco atrás. Tengo unas ganas de sacar disco nuevo que no veas. El de Gasteiz es el último concierto en salas y luego vienen todos los festivales de verano, que este año tengo un montón. Entre ayuntamientos que no paran de llamar y festivales, vamos a tener cerca de 80 conciertos. Me estoy quedando flipado. Después haremos un cierre de gira entre el norte, Madrid y Barcelona para, en 2023, ponerme con lo nuevo. Constelaciones de humo me está dando muchas satisfacciones pero ya sabes cómo somos los artistas, que cuando terminamos un proyecto, ya estamos pensando en el siguiente. Es lo que me pasa a mí. Eso no quiere decir que no esté disfrutando de esta gira. Todo lo contrario, por supuesto.

Este último álbum fue un riesgo no solo por el momento de publicación sino también por el hecho de ser el primero autoproducido y lanzado con su propio sello. ¿Satisfecho o se arrepiente?

- Lo que me pregunto es cómo no lo he hecho antes, la verdad. Tengo mucho respeto a las discográficas con las que he trabajado. En la época de Los Delinqüentes estábamos con multinacionales. Luego me fui con El Volcán Música, que es una compañía independiente de Madrid a la que quiero mucho. Pero en un momento dado me lancé a la autoproducción y estoy flipando. Hay menos intermediarios, soy más mi propio jefe a la hora de tomar las decisiones que me afectan de manera directa. Lo hacemos todo entre la familia. Es más divertido, me lo paso mejor y me encanta la autoproducción y animo desde aquí a cualquier artista a que se lance a autogestionarse su carrera. Ahí es donde está la verdad absoluta.

Sin haber cumplido los 40, que le llegan este año, en 2021 se convirtió en libro, 'El Canijo de Jerez: Garrapatero cósmico'. ¿No resulta un poco extraño tener una biografía siendo todavía joven?

- Para mí es una alegría porque además quien me propuso hacer el libro fue un gran amigo mío, Kike Babas. Con Kike Turrón, son dos grandes melómanos que han sacado ya libros muy interesantes de Leño, Siniestro Total y de Manu Chao. Cuando me lo propusieron, fue como un sueño. Es que a mí me encanta leer y lo que más, son biografías del mundo de la música, de Neil Young, John Lennon o de Jim Morrison. Mi carrera la veo reflejada en todos estos artistas. Cuando me lo propusieron pensé que era el momento de desangrarme y abrirme con todo lo que tengo. He contado anécdotas de todo tipo, desde las drogas hasta la muerte de mi compadre Er Migue pasando por los viajes hechos por el mundo. No me he guardado nada. Sé que es un libro un poco duro de leer porque tiene anécdotas muy cañeras, pero es muy verdadero y eso me gusta. El libro se está vendiendo que te cagas, la gente está encantada.

Pero si ha hecho tantas cosas en los primeros 40 años, los 40 siguientes van a ser para temblar.

- ?(Risas) En el libro digo que con una vida te vale si te lo sabes montar bien. Yo la verdad es que me pongo a mirar toda la gente que he conocido y me siento más que satisfecho. Aquí hay Canijo para rato, me queda mucha guerra, pero miro para atrás y me acuerdo de mucha gente y de muchas cosas, de los momentos con Kiko Veneno, Raimundo Amador, Tomasito, Muchachito, Albert Pla y tantos. Me he rodeado de mucha gente buena que no ha hecho más que aportarme su sabiduría y alegría.

Se cumplen ahora diez años desde que empezó su carrera en solitario.

- Eso es.

En los conciertos hay temas que hay que tocar sí o sí.

- Sé que a muchos artistas les cuesta tocar sus buque insignia pero a mí me pasa lo contrario. Cada vez que me pongo a analizar los temas que hice con 16 o 18 años, me sorprendo a mí mismo. Digo: ¡mira qué temas más vacilones!. Veo cómo a la gente se le iluminan los ojos cuando escuchan algunas de esas canciones y me entra la felicidad.