Un pueblo contra la pandemia de las ruinas

S.F.L.
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Los vecinos de Villanueva de Teba trabajan en equipo para mantener bien cuidada la localidad y rehabilitar las casas abandonadas

Puri compró su casa hace 9 años y coopera junto a sus vecinos para que el pueblo se conserve limpio y atractivo. - Foto: S.F.L.

Antes de las diez de la mañana Villanueva de Teba cobra vida. En parte gracias a los veraneantes que pasan sus vacaciones en el pueblo, pero también hay vecinos que residen durante todo el año. Entre todos y el equipo de gobierno, liderado por Valentín Puertas, han conseguido que el pequeño municipio vuelva a derrochar belleza por todos sus rincones, y a diferencia de otros de la provincia con menos de 50 habitantes, en sus calles no se aprecia ninguna edificación en ruina.

Un hecho llamativo que no va ligado a la entrega de ayudas económicas por parte del Ayuntamiento, si no por el interés de los propios residentes en que la localidad se reconozca como un punto atractivo para conocer o incluso para atraer la atención de futuros vecinos. Adela vive en Burgos pero siempre que puede se escapa al pueblo, donde mantiene la vivienda familiar impoluta. Además de la pequeña parcela junto a la entrada, se dispone a barrer parte de la calle. «Aquí todos aportamos lo que podemos para ofrecer la mejor cara de Villanueva. En la última década ha habido un repunte de compra de casas y es maravilloso verlas tan cuidadas», manifiesta mientras sujeta una escoba de brezo. 

Javi es empleado municipal y se encarga de solucionar averías que surgen en espacios públicos, de su limpieza y mantenimiento. Reside durante el año en el municipio y sostiene la idea de que cada vez hay más personas empeñadas en adecentar las casas que en su momento heredaron o compraron. Asimismo, ensalza la «gran labor» que el Consistorio lleva a cabo al «recuperar espacios devorados por la vegetación como la zona de descanso junto a la fuente, la restauración del lavadero, la apertura de un segundo bar o la intención de rehabilitar la cubierta de la iglesia». 

A Puri y su marido les conquistó la localidad desde la pantalla de su ordenador. No obstante, optaron por viajar desde Irún para conocerla en primera persona. Se enamoraron de una casa y como pensaban comprar vivienda para pasar fines de semana y vacaciones en un lugar ubicado como muy lejos a dos horas de su residencia, ni se lo pensaron. «Todos los jardines están muy bien cuidados, las fachadas de las casas son preciosas, nos molestamos en tener los espacios y calles cuidadas. Esto ayuda a que prácticamente el 100% de las edificaciones estén rehabilitadas y ocupadas», expone. 

El regidor se siente satisfecho con la labor tanto municipal como vecinal, y aunque declara con tristeza que el proyecto de la apertura de una casa rural finalmente no se ejecutará porque «los dueños no quieren vender», anuncia que se llevarán a cabo una serie de actuaciones para «mejorar la calidad de vida de los residentes y, como no, para apostar por incrementar la población», añade.

Inversiones. Puertas trabaja junto con un equipo técnico en la redacción de un proyecto para ampliar la zona de ocio infantil existente delante del edificio del Ayuntamiento, y unirla mediante un sendero realizado con «mosaico o adoquines curiosos» con un área en el que se instalarán aparatos biosaludables, destinados a los más mayores, en la plazoleta de la iglesia. 

Se trata de un plan ambicioso que «alcanzará los 300.000 euros de inversión», explica el regidor, y que sin la ayuda de los fondos europeos «no podremos afrontar», sentencia. 
 

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