aniversario
La escuela de Arantza cumple 100 años
La localidad de Cinco Villas, de 634 habitantes, se volcó ayer en el centenario del colegio público, hoy con 60 alumnos, punto de encuentro de antiguos y actuales estudiantes y profesores
- pilar fernández. arantza
El mes pasado hizo 50 años que crucé por primera vez esta puerta, la de la escuela de Arantza", contaba este sábado José Ramón Suescun Ros, de 72 años, maestro en la localidad hasta 1967. Allí conoció a su esposa, Mª Teresa Osés Olleta, también profesora. Ambos regresaron al pueblo, invitados a participar en los actos del centenario del edificio, que comenzó a construirse en el siglo XIX y, se inauguró en 1913, tras catorce años de obras. Muchos vecinos, algunos ya abuelos de actuales alumnos, reconocieron a la señorita Teresa y a don José Ramón. En definitiva, fue una jornada de reencuentros y emoción, en un centro que cuenta con 60 estudiantes, de Educación Infantil, Primaria y primer ciclo de ESO, y apuesta "por la educación de calidad en un entorno rural".
Subrayaban en Arantza que el pueblo se ha volcado con el aniversario de su colegio público, un edificio de piedra caliza, situado a la entrada del casco urbano. Su apertura fue un acontencimiento en un municipio que entonces contaba con más de 1.200 vecinos, el doble de los 634 actuales y su centenario reunió a buena parte de los vecinos. Un acto institucional con palabras del director del centro, Aitor Elexpuru; el alcalde, Jaime Urrutia, y el párroco, Martín Legarra, abrió un denso programa de actos. Seis escolares pusieron voz a los bertsos escritos por un vecino de Etxalar, Juan Antonio Sansiñena, apodado Axura, a propósito de las "eternas obras de la escuela de Aranaz" y Juanita Larralde, ex alumna, y profesora en el centro desde hace 37 años, descubrió el que será nuevo logotipo de la escuela, obra de Mikel San Román.
El gimnasio fue escenario de una exposición con dos vertientes: por un lado, más de 200 fotografías antiguas recogidas en distintas casas de la localidad por Lucía Iparragirre, un trabajo que le ha llevado meses y en el que aparecen imágenes tan curiosas como una, obra de Mena, de 1908, con los escolares del pueblo en el edificio actual, entonces aún en obras. Instantáneas del blanco y negro al color. Las recordaba bien Julia Almandoz. Pronto cumplirá 80 años y recuerda cuando caminaba ocho kilómetros diarios para ir a clase. "Vivía en un caserío, a dos kilómetros del pueblo, e íbamos por la mañana, a mediodía volvíamos para comer y por la tarde, otra vez a la escuela. Y contentos", relataba. Ella misma y otros vecinos de distintas generaciones consultaron los libros de registros del colegio, incluidos también en la muestra, dentro de un aula con material de la época, pupitres de antaño en el que tomaron asiento por unos instantes niños del siglo XXI.
Una veintena de antiguos profesores compartieron jornada con los once docentes del presente curso. Experiencias bien dispares, pero con un mismo objetivo, "en una de las profesiones más bonitas que pueda existir", según les trasladó el sacerdote Martín Legarra. La emoción era evidente, y también la sorpresa para muchos. "La he conocido en seguida, en cuanto la he visto", apuntaba Conchi Ordoki Leiza. Tiene 58 años y hacía más de 50 que no veía a su primera maestra, Mª Teresa Oset. Esta última subrayaba lo complicada que resultó la barrera del idioma. "Los niños venían del caserío con 6 años y no hablaban ni una palabra de castellano, pero lo peor es que yo no sabía nada de euskera. Al principio era muy duro, nos entendíamos con gestos: sentar, sentar...., les decía. Pero, a pesar de todo, guardo muy buenos recuerdos", explicaba la profesora. Hoy, todos los alumnos estudian en modelo D (sólo euskera). Ella y su marido dejaron Arantza al año de casados, camino de su nuevo destino, en Puente la Reina, donde se jubilaron. También Fani Azparren, de Eugi, otra de las profesoras más veteranas, estuvo en el centenario. Y 268 personas se reunieron a comer.
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