El pueblo blanco de la Alpujarra con las vistas más espectaculares de Sierra Nevada y que es uno de los más bonitos de España

A casi 1.500 metros sobre el nivel se despliegan las sinuosas calles blancas de Capileira, el encantador pueblo granadino conocido como la Puerta de Sierra Nevada o el Balcón de la Alpujarra. A poco más de una hora por carretera de antigua capital nazarí, es un destino ineludible para quienes quieran vivir en primera persona la belleza y espectacularidad de una de las cumbres más altas de la península.

El peculiar nombre del pueblo nos remite a su remoto origen, pues se cree que el primer asentamiento en la agreste zona se produjo ya en tiempos de pueblos godos. El apelativo procede del latín capillaria, "cabellera", del que deriva capitellum, asociado a algo que está en una parte superior o alta, como una cumbre. No en vano este pueblo andaluz es el más alto y el más cercano a las cumbres de Sierra Nevada.

Capileira se encuentra así en un entorno privilegiado para conocer el corazón de la Alpujarra y el impresionante paisaje del Parque Nacional, que ocupa gran parte de su término municipal. Recibe al visitante concretamente en el Barranco del Poqueira, un entorno único de singular belleza en la vertiente sur de Sierra Nevada y que discurre desde el pico Veleta. En sus laderas empinadas es donde Capileria teje sus calles, callejuelas, cuestas, pequeñas plazas, viviendas y monumentos.

Con su característico perfil blanco que parece competir con la brillante nieve de las cumbres que lo enmarcan, el pueblo, declarado Conjunto Histórico y Paisaje Pintoresco, sigue el estilo de sus localidades vecinas de la zona, con la herencia islámica en el sentido del urbanismo y la armonía con la naturaleza y el propio paisaje, adaptando sus construcciones y estilo de vida al difícil terreno.

En invierno ofrece unas estampas impagables si la meteorología ha sido generosa descargando nieves en el Parque Natural, llegando incluso a teñir el propio pueblo y su entorno, aunque cualquier época es agradecida para escaparse y conocer en profundidad tanto el pequeño pueblo plagado de rincones, como sus pedanías y caminos por los que practicar diversas rutas recorriendo sus miradores.

Dentro de la propia localidad también hay diversos puntos de interés para pasar una o dos jornadas conociendo más a fondo el pueblo, como la Casa-Museo del escritor Pedro Antonio Alarcón, la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Cabeza, con un retablo barroco y una figura de la Virgen del XV, o las históricas fuentes.

Y si tras darse un buen paseo por alguna de las rutas circulares conociendo el barranco y sus espectaculares panorámicas, aprieta el apetito, nada mejor que entregarse a la gastronomía local con platos reconstituyentes como las migas, los pucheros de hinojo y de coles o el estofado de jabalí.