Santo Domingo del Pirón, entre santos y bandidos

Santo Domingo de Pirón es una pequeña localidad segoviana de 65 habitantes que debe su nombre a que en época medieval, en tiempos de la repoblación, por esta zona de la provincia cayeron «gentes venidas de la zona burgalesa» de Santo Domingo de Silos y, al nombre del Santo se le añadió el nombre del rio que pasa por el lugar, Pirón. Sobre esta pequeña localidad se tiene documentación que indica que en el siglo XII la aldea fue donada al obispado de Segovia y, en el siglo XIII es nombrada como Aldea de Santo Domingo en varios escritos.

Se encuentra a 18 Km de la ciudad de Segovia y su población refleja una lenta pero permanente recuperación gracias a que, con el tiempo, se ha convertido en un lugar cómodo y tranquilo, como zona residencial, para quienes quieren seguir trabajando en la ciudad pero prefieren vivir en contacto con la naturaleza.

Patrimonio

Uno de los lugares que merecen una visita en Santo Domingo de Pirón es, sin duda, la Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Silos, templo románico que se encuentra a las afueras de la población. En esta Iglesia destaca la original espadaña con dos vanos, en la que aún se conservan los canes de piedra sobre los que se asentaba la balconada que daba acceso al campanario. En este templo se han realizado muchas reformas pero aún conserva su ábside semicircular con canecillos en la cornisa y, en el interior, arquillos ciegos con capiteles. En la Iglesia también destaca su cruz procesional que fue realizada en el siglo XVII.

Del mismo modo, en esta localidad se conserva el Lavadero del Esquileo de Alfaro. En el Diccionario Madóz, se define a este como uno de los más importantes y perfeccionados de su época porque «la oficina para lavar tiene un canal de los mejores de su clase, y canalete para relevar, ambos de piedra de sillería, una fuerte caldera que hace más de 400 cántaros (6.400 litros) donde se calienta el agua, con un cañón y llave de bronce saliente a las tinas, en la que se echa la lana… Está situado a los pies de la Sierra de Guadarrama sobre el despoblado medieval de «Puertas» y se construyó en torno a 1730, auge de la industria pañera.

Tenía la peculiaridad de que aparte de esquilar se lavaba la lana, lo que significa que una vez terminados ambos procesos, la lana estaba lista para la exportación. Fue abandonado en el siglo XIX y, en la actualidad, todo el complejo se encuentra en estado de deterioro y ruina. (Instituto González Herrero). Este lavadero, fue construido a mediados del siglo XVIII, por orden de José Alfaro, secretario de Fernando VI, del que ha tomado su nombre.

Por último, también podremos visitar en Santo Domingo de Pirón, la fragua de la localidad que permite comprender una forma de vida que hoy está casi olvidada.

Fiestas

El calendario de fiestas comienza con la fiesta de los labradores, el día de San Isidro Labrador, en mayo. Continúa con la fiesta de San Antonio el 13 de junio, en agosto se celebran las fiestas de San Roque y el Rosario desde el día 10 al 15 y las fiestas patronales son en diciembre, en honor a Santo Domingo de Silos.

El Tuerto Pirón

Si cada pueblo tiene su especialidad, la de Santo Domingo de Pirón es la de haber sido cuna de uno de los más famosos bandoleros de su época porque, el 30 de mayo de 1846, nacía en esta localidad el Tuerto Pirón. De este personaje, difícilmente se llegará a concretar si las historias que sobre él se cuentan son verdad o leyenda pero, precisamente ese dato, lo hace ser un personaje romántico y atrayente.

Su auténtico nombre era Fernando Delgado «al que una nube en el ojo/ le valió el mote de El Tuerto/ segar y arar le mataba / le aburría el pastoreo / y mientras otros el callo/ daban, domando su cuerpo, /él estaba en las solanas / como un pajón de centeno».

Su fama se fue extendiendo por los caminos y entre los viajeros que cruzaban la sierra que eran advertidos de que existía un «tuerto bandido del que no escapan ni los reyes, ni la Iglesia ni el pueblo».

El Tuerto creó una banda de cuatreros que procedían de Espirdo, Segovia y Madrid y, aunque su poder se extendía por la zona del Pirón, sus fechorías llegaban a ser conocidas y padecidas a un lado y otro de la sierra.

Relatar sus historias es un largo trabajo porque no son ni una ni dos pero, no todas eran malas y, de hecho he seleccionado alguna que lo demuestra:

—El Tuerto Pirón se ríe de su leyenda:

Dicen que iba un niño a horas muy tempranas por un camino y el Tuerto salió a su encuentro y le preguntó: ¿Adónde vas tan temprano, chico? A lo que el chiquillo respondió: «Trato de evitar al Tuerto Pirón. Dicen que si me le encuentro me robará el borrico y el cereal». El bandolero rió y, dándole dos monedas de oro le dijo: Toma, así no podrás temer que el Tuerto pueda robarte porque el Tuerto, soy yo.