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EPM lucha contra metano que genera Riogrande II

Investigación revela que el embalse genera gases de efecto invernadero -GEI- en niveles que no alcanzan a preocupar, pero que se compensan.

  • El embalse de Riogrande II, con área de 1.110 hectáreas, está diseñado para una vida útil de 50 años, pero se aspira a que esta se extienda varias décadas más. FOTO esteban vanegas
    El embalse de Riogrande II, con área de 1.110 hectáreas, está diseñado para una vida útil de 50 años, pero se aspira a que esta se extienda varias décadas más. FOTO esteban vanegas
12 de septiembre de 2016
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El embalse de Riogrande II emite gases de efecto invernadero (GEI), según estableció un estudio sin precedentes que acaba de terminar la Universidad Nacional y que fue revelado por su Agencia de Noticias.

El estudio, contratado por EPM y la Empresa de Energía del Pacífico -Epsa-, incluyó al embalse Calima (Valle), siendo la primera vez que en Colombia se cuantifican los gases efecto invernadero en represas y embalses de montaña.

La investigación, que duró siete años, según EPM, reveló que en el caso de Calima, “aunque las concentraciones de metano en la columna de agua son débiles y responsables del 1 % de las emisiones a la atmósfera, existen procesos de metanogénesis muy activos en los residuos que están en el fondo del embalse”.

Para Riogrande II (ubicado en la subregión Norte de Antioquia), se descubrió que hay gran variabilidad espacial y temporal en las emisiones de metano, un gas que surge de la descomposición de los elementos orgánicos y que en este complejo generador de energía son abundantes, teniendo en cuenta que en la época que fue construido las licencias ambientales no exigían deforestar la zona de llenado. La inundación se hizo sobre el bosque vivo.

En términos de dióxido de carbono equivalente, fue estimada una emisión cercana a 108 gigagramos de carbono, equivalentes a mil toneladas métricas al año, revela la Agencia de Noticias UN.

Juan Gabriel León Hernández, profesor de la Facultad de Ingeniería de la U. Nal. sede Palmira, quien hizo la investigación, en asocio con el Institut de Recherchepour le Développement (IRD) de Francia, explica que, “las concentraciones de metano son hasta cuatro veces más importantes en época seca que en época de lluvias y, de manera global, corresponden a casi el 15 % de emisiones totales del embalse. La variabilidad espacial y temporal fue mucho más baja para el dióxido de carbono”.

No es de preocupar

Santiago Villegas Yepes, director de Planeación de Generación de Energía de EPM, aclara que el nivel de generación de metano en Riogrande II no alcanza a preocupar la potabilidad del agua.

“El metano es un gas que se produce por la descomposición de la materia orgánica, que tiene carbono y nitrógeno y cuando se empieza a descomponer, a oxidar, produce gases y el de mayor proporción es el metano, que incluso se puede capturar metiéndolo a sistemas de combustión, para generar energía eléctrica y otros usos”, detalló, aunque aclaró que en Riogrande II no se está haciendo este aprovechamiento porque es poca la cantidad y tan difuso que es muy difícil la captura.

Según Sandra Patricia Loaiza, magíster en Ingeniería Ambiental de la U.N. sede Palmira y participante en la investigación, todos los sistemas producen emisiones de forma natural. Explicó que los bosques sin intervenir se consideran autorreguladores, es decir, emiten y capturan el carbono. Sin embargo, cuando el bosque es inundado para construir un embalse, cambia la dinámica del ecosistema y pasa de procesos aeróbicos, donde había suficiente presencia de oxígeno, a anaeróbicos (con deficiencia de aire).

“Cuando hay una inundación del bosque, este sufre una transformación de la materia orgánica a la que se le añade la carga de sedimentos que traen los afluentes. Además, disminuye el oxígeno y aumentan los gases de efecto invernadero. Por eso, el objetivo fue calcularlos para saber qué tan considerables son de acuerdo al tiempo de inundación, entre otros factores”, dijo la investigadora.

Sedimentos originan GEI

Los investigadores explicaron que la estrategia consistió en sacar muestras mensuales de los cauces surtidores de los embalses y sus desagües, usando cámaras flotantes, sistemas de embudos invertidos y sensores especializados, con la idea de medir la cantidad de emisiones que genera el cuerpo de agua en el espacio y el tiempo, y analizar el conjunto de procesos microbiológicos que originan las emisiones.

Un estudio como este, explicó Villegas Yepes -de EPM- es útil para conocer la realidad del sistema y tomar las acciones correctivas y compensatorias de la contaminación.

Riogrande II está ubicado en la zona más ganadera de Antioquia, con municipios como San Pedro, que es el mayor productor de leche de Colombia, y Donmatías, el mayor productor de cerdos, actividades de por sí altamente generadoras de contaminación, reveló Sandra Janeth Ríos, profesional Ambiental y Social de EPM, que trabaja de la mano con la corporación Cuenca Verde promoviendo las buenas prácticas agrícolas y pecuarias, creando zonas de reserva forestal, estimulando la producción limpia y creando barreras arbóreas en las riberas de los ríos y quebradas para crear esponjas reguladoras del agua, que buscan disminuir la cantidad de materia orgánica que llega al embalse.

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