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“Hemos lanzado 10.000 volantes e instalado 100 kits de comida”

El general Pedro Sánchez, líder de la búsqueda de los 4 niños perdidos en el Guaviare, cuenta detalles de una operación que es pura fe.

  • El general del Ejército, Pedro Sánchez, está al frente del operativo de búsqueda de los menores. FOTO CORTESÍA
    El general del Ejército, Pedro Sánchez, está al frente del operativo de búsqueda de los menores. FOTO CORTESÍA
  • General Pedro Sánchez, comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares. FOTO Cortesía
    General Pedro Sánchez, comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares. FOTO Cortesía
  • El Ejército y comunidades indígenas trabajan en la búsqueda de los cuatros niños. Han hecho perifoneo y búsqueda satelital. FOTO Cortesía
    El Ejército y comunidades indígenas trabajan en la búsqueda de los cuatros niños. Han hecho perifoneo y búsqueda satelital. FOTO Cortesía
24 de mayo de 2023
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Un área de 30 kilómetros cuadrados es el espacio de búsqueda de los cuatro menores de edad, que llevan tres semanas perdidos en la tupida selva del Guaviare. Se trata de una extensión igual a la de los municipios de Itagüí y Envigado juntos, en un terreno agreste, húmedo y con poco visibilidad.

Allí, desde que se confirmó el siniestro de la avioneta, han estado 130 comandos de las Fuerzas Especiales y alrededor de 90 indígenas del Cauca, Putumayo, Caquetá y Guaviare.

En entrevista con EL COLOMBIANO, el comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, general Pedro Sánchez, habló sobre la búsqueda y el acompañamiento de los indígenas en la “Operación Esperanza”, como la bautizaron.

¿Cuáles son las herramientas que han utilizado para buscar a los menores?

Tenemos unas células combinadas que llamamos entre indígenas y fuerza pública, en las cuales van ocho comandos y cuatro o cinco indígenas. Una de las premisas que tenemos es que el rescatista no se convierta en rescatado. También hemos empleado perifoneo, lanzamiento de 10 mil volantes, la inserción de 100 kits de comida y de señalización en ciertos puntos estratégicos para que a los niños les extienda el tiempo de supervivencia.

En la parte terrestre, que es el esfuerzo más titánico, hemos aplicado las prácticas propias de las operaciones especiales, pero también combinadas con la capacidad de nuestras comunidades indígenas.

¿Por qué no se pudieron encontrar los niños 72 horas después de que se hallaron las huellas?

Ahí es donde no tenemos respuesta. Eso solo lo saben en la mente los niños. Estoy seguro de que ellos han escuchado el ruido en medio de la selva. Además, los kits que hemos dejado tienen comida e instrumentos para hacer señales.

¿Cuántas personas están participando de la operación?

Calculo que cerca de 350 personas, incluyendo todos los organismos de coordinación. Incluso podrían ser más. En el área seguramente van a quedar 192 personas, pero imagínese usted la logística para esa cantidad de personas.

¿Cómo está el ánimo y la esperanza en la búsqueda?

Con la fe intacta. Si algo tenemos claro nosotros como Operaciones Especiales es que si nos asignan una misión es para cumplirla, por difícil o imposible que parezca. No sé cuándo termine esta operación: cuando los encontremos o cuando la lógica de nuestras técnicas y procedimientos nos indiquen lo contrario.

¿Conoce alguna operación como esta en la que participaran indígenas?

Personalmente, no. Pero sé de dos casos que son relevantes. Una en el año 1989, cuando se perdió una avioneta de la Fuerza Aérea Colombiana con ocho ocupantes en la Sierra Nevada del Cocuy. La avioneta apareció 12 años después cuando estaban buscando otra aeronave. Yo participé porque volaba helicóptero en esa época y encontramos las dos.

La otra fue hace dos años en la selva de Brasil, en donde se perdió por un accidente en avioneta. El piloto apareció 36 días después y lo habían dado por muerto. ¿De qué depende la supervivencia de alguien en una zona así? De la condición física de la persona.

¿De qué depende el estado de salud de los menores?

En este caso, depende de la condición en la que quedaron los menores al momento del impacto y del conocimiento de la selva, que ellos son muy hábiles en eso. Pero alrededor de la selva hay demasiados peligros para ellos.

¿Cuáles son las condiciones que más dificultan la búsqueda?

Una es la vegetación y la otra es el clima, porque la lluvia a veces dura como 16 horas seguidas. Imagínese uno 16 horas al día mojado. También cómo se alimentan y cómo duermen. Por otro lado, la vegetación es supremamente cerrada. Nosotros tenemos una imagen satelital de 50 centímetros de resolución de hace dos días. Pero para intentar observar claros (espacios sin vegetación), lo único que vemos son copas de los árboles. Lo otro es que a 20 metros, no se ve la vía nacional. Eso no es un campo de golf. Si cuando un niño se pierde en un centro comercial es complejo, ahora imagínese en medio de la selva, en donde nadie le da razón.

¿En qué dirección buscaron?

Creímos que habían ido hacia el (Parque Nacional) Chiribiquete, por la dirección que llevan hacia el occidente. Le preguntaba a los comandos que si alcanzaban a ver el Chiribiquete, pero me dijeron que a duras penas. Esas son las complejidades para encontrarlos y que uno se puede perder sin problema. Por eso, tiene que tener muchísima precaución para que el rescatista no se convierta en rescatado.

¿Cómo es el ritual indígena que también se está haciendo?

Ellos dijeron que habría una ruta espiritual. Y lo que hicimos fue una “U” dirigida hacia donde estaban ellos para conectarnos. Eso de las energías tiene lógica: ustedes se han dado cuenta de que hay personas de las que uno siente energías pesadas o lo contrario. Entonces, es para abrir esa ruta espiritual. Eso lo hacen los indígenas, no me corresponde a mí y tal vez diga cosas equivocadas. Pero ellos creen que la ‘madre selva’ los tiene, así que se le pide permiso y los mide con ojos de bondad.

Así es la selva en la que están los niños

Según Nicolas Castaño, líder del Instituto SINCHI, los menores están enfrentados a condiciones de temperatura extrema. En el día, se caracteriza porque el calor sofocante. Al mismo tiempo, por la humedad que hace el ambiente pesado. En la noche, la temperatura cae a niveles muy bajos. Y como si fuera poco, al ser una selva tropical, las lluvias azotan con fuerza las hojas de las plantas y humedecen la tierra que forman lodazales.

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