<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Semilla del guáimaro: una alternativa económica ante la deforestación

Varias comunidades campesinas de Sucre y Cesar están trabajando con las semillas de los bosques secos tropicales de Colombia como una alternativa sostenible a través de la marca que ellas mismas crearon: Tamandúa.

  • Frutos de guáimaro. Foto: Cortesía.
    Frutos de guáimaro. Foto: Cortesía.
  • Una de las campesinas de Alternativas económicas a la deforestación recolectando semillas. Foto: Cortesía.
    Una de las campesinas de Alternativas económicas a la deforestación recolectando semillas. Foto: Cortesía.
  • Harina de guáimaro vendida por la comunidad. Foto: Cortesía.
    Harina de guáimaro vendida por la comunidad. Foto: Cortesía.
  • Planta de procesamiento de las semillas de guáimaro. Foto: Cortesía.
    Planta de procesamiento de las semillas de guáimaro. Foto: Cortesía.
31 de agosto de 2023
bookmark

El bosque seco tropical (BST) en Colombia es el ecosistema más amenazado, tanto que según el Instituto Humboldt, en la actualidad solo queda el 8 % de la superficie total que había en el país. Sin embargo, no todo está perdido, pues en la actualidad, diferentes comunidades campesinas están trabajando en pro de su conservación a través del aprovechamiento sostenible de varias semillas que, a su vez, impulsa la bioeconomía del territorio.

Pero, ¿cómo lo hacen? Gracias al esfuerzo y el apoyo del programa Alternativas económicas a la deforestación de Envol Vert, una ONG que lidera procesos comunitarios para el aprovechamiento sostenible de los productos forestales no maderables, como lo son las como flores, frutos, semillas, cogollos, raíces y hojas, es decir, de los productos que pueden recolectarse y usarse sin destruir los árboles, las palmas o los arbustos que los producen.

Así que una de las semillas con las que esas comunidades campesinas trabajan es la del guáimaro, un árbol al que también llaman “ramón” o “nuez maya” y que habita en el bosque seco y húmedo tropical que va desde México, pasa por el Caribe y llega hasta el Amazonas.

Es un árbol importante para mantener la biodiversidad de los bosques. Sus hojas sirven de forraje para animales y la pulpa de su fruto es dulce. En el pasado, sus semillas, junto al maíz, representaron una parte vital en la alimentación de la civilización maya, por ejemplo”, explican en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Entonces esa semilla, que tiene unos sabores y olores muy similares a los del café o el chocolate, es recolectada en el sotobosque de Sucre y de Cesar por las comunidades adscritas del programa en el cual reciben capacitaciones no solo sobre el manejo de esa materia prima sino también educación ambiental en pro de la conservación de las especies dentro del ecosistema. Después de la recolección, las semillas son llevadas a una pequeña planta que fue construida por la ONG y que es operada por la misma comunidad, para su transformación.

“Allí es llevada a unos secadores solares hasta que alcanza un 12% de humedad, luego es molida y se transforma en harina, y de esa forma se crea una cadena de valor que promueve que las comunidades campesinas se apropien de su biodiversidad a partir del aprovechamiento sostenible de la semilla del guáimaro y, además, pone en el centro el tema de la conservación de la especie, porque así se reducen las presiones que tienen los bosques gracias a los modelos productivos tradicionales como la agricultura, la minería y la ganadería que generan deforestación, fragmentación del ecosistema, pérdida de biodiversidad”, explica Laura Velandia, la responsable del programa Alternativas económicas a la deforestación.

Luego, la harina es comercializada en ciudades como Bogotá y Barranquilla bajo la marca comunitaria Tamandúa y cuenta con clientes como la reconocida chef colombiana Leonor Espinosa.

Luego, la harina es comercializada en ciudades como Bogotá y Barranquilla bajo la marca comunitaria Tamandúa (osos meleros), la cual nombraron de esa forma para dar a conocer a esta especie que habita en el BST, cuenta con clientes como la reconocida chef colombiana Leonor Espinosa, y la totalidad de sus ganancias son devueltas a los campesinos.

Una de las campesinas de Alternativas económicas a la deforestación recolectando semillas. Foto: Cortesía.
Una de las campesinas de Alternativas económicas a la deforestación recolectando semillas. Foto: Cortesía.
Harina de guáimaro vendida por la comunidad. Foto: Cortesía.
Harina de guáimaro vendida por la comunidad. Foto: Cortesía.
Planta de procesamiento de las semillas de guáimaro. Foto: Cortesía.
Planta de procesamiento de las semillas de guáimaro. Foto: Cortesía.

PARA SABER MÁS

No es solo el guáimaro

El proyecto cuenta también con viveros comunitarios donde se propaga el guáimaro y otras especies de árboles del bosque seco para luego ser sembrados en corredores ecológicos y zonas de conservación.

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD