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Detrás del verde de las montañas de Antioquia

  • En tan solo el 6 % del territorio colombiano, Antioquia es el hogar del 33 % de la diversidad de especies conocidas en el país. FOTOS EL COLOMBIANO
    En tan solo el 6 % del territorio colombiano, Antioquia es el hogar del 33 % de la diversidad de especies conocidas en el país. FOTOS EL COLOMBIANO
  • Municipio de San Luis. FOTO ESTEBAN VANEGAS
    Municipio de San Luis. FOTO ESTEBAN VANEGAS
  • Murindó, Urabá. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
    Murindó, Urabá. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
  • Vereda La Angelina de Buriticá. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
    Vereda La Angelina de Buriticá. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
  • Briceño, Antioquia. FOTO JAIME PÉREZ
    Briceño, Antioquia. FOTO JAIME PÉREZ
  • Cuevas del Higuerón, Envigado. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
    Cuevas del Higuerón, Envigado. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
  • Cerro de La Paloma, Sonsón. FOTO ESTEBAN VANEGAS
    Cerro de La Paloma, Sonsón. FOTO ESTEBAN VANEGAS
26 de junio de 2020
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Una tierra más grande que Holanda (41.543 km²) o Costa Rica (51.100 km²), pero con dos de las tres cordilleras que atraviesan Colombia –la Central y la Occidental– y un relieve tan variado que comienza en el nivel del mar y se extiende a los 4.000 metros sobre el mismo, es esa que se llama Antioquia.

Por sus 63.612 kilómetros cuadrados se ven desde manglares, atravesados por el agua salada del mar Caribe, hasta los frailejones de los fríos páramos, que se encuentran en las partes altas de las cordilleras Central y Occidental. “La diversidad biológica no es solo por los ecosistemas sino por las especies. Sus dos sistemas montañosos y su salida al mar se convierten en el nicho perfecto para que miles de especies confluyan y se desarrollen”, apunta Dubán Canal, doctor en Ciencias Naturales y director de investigación del Jardín Botánico de Medellín.

Por eso, en 2019, el Sistema de Información sobre Biodiversidad (SiB) evidenció que Antioquia es el segundo departamento, después de Meta, con mayor biodiversidad del país: 15.199 especies.

Sobre ese sistema, la bióloga Ana María Benavides, con doctorado de la Universidad de Ámsterdam, explica que se trata de un repositorio en el que los científicos van reportando especies que encuentran en sus investigaciones, pero no hay una curaduría de registros biológicos. Esto quiere decir que puede haber algunas especies repetidas y otras que han sido exploradas, pero no se han incluido allí todavía.

Según las estimaciones del Jardín Botánico de Medellín, del cual ella es la líder de conservación, en el departamento podrían habitar hasta 20.000 especies de flora y fauna (ver Informe).

Para Juan Camilo Villegas, profesor de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia, esa riqueza de biodiversidad es un compromiso con el resto del país y una oportunidad para desarrollar una industria biotecnológica que busque salvaguardar los recursos genéticos de la biodiversidad y ayude a la restauración de los bosques.

Desde la perspectiva de Villegas, “no hemos estado a la altura de esos retos, porque cada año estamos perdiendo cantidades importantes de bosque y otros ecosistemas, como los páramos, que se han visto afectados por turismo mal hecho”.

Los datos del Observatorio de Bosques de Antioquia respaldan esa afirmación. Los estudios que han analizado desde 2001 con imágenes satelitales muestran que, al año, Antioquia pierde un área de bosques equivalente a 40.000 canchas de fútbol (aproximadamente 180 kilómetros cuadrados). Los cálculos del Observatorio dicen que más o menos en 40 años las futuras generaciones no verán rastro de los bosques del departamento, si la tendencia se mantiene.

¿Qué hacer? Cuenta el biólogo Álvaro Idárraga, líder de colecciones del Jardín Botánico, que el primer paso es apropiarse de esa biodiversidad, saber dónde está y cuál es su valor biológico, porque “no se puede cuidar ni conservar lo que no se conoce”.

Desde los manglares, pasando por los bosques secos y húmedos, hasta llegar a los páramos, la invitación es a que haga un recorrido en imágenes por este departamento, conozca sus variopintos tesoros naturales y, desde sus posibilidades, los cuide.

Bosques húmedos

Se encuentran en la región de Oriente, hacia la desembocadura del río Nare, y por la zona que colinda con Urabá, donde las elevaciones no alcanzan los mil metros sobre el nivel del mar. Lilia Roa-Fuentes, directora del doctorado en Estudios Ambientales y Rurales de la Universidad Javeriana, explica que su importancia radica en que estos bosques regulan la cantidad de agua que llega al río. Sus árboles, que superan los 12 metros, con hojas grandes y anchas, ayudan a que la tierra haga un ciclo de nutrientes completo. Ese proceso le da la fertilidad a la tierra, para que pueda sobrevivir a condiciones tan húmedas.

Municipio de San Luis. FOTO ESTEBAN VANEGAS
Municipio de San Luis. FOTO ESTEBAN VANEGAS

Manglares

Se encuentran en la zona costera, ubicada en la región de Urabá, al sur del Caribe colombiano, en el límite entre Panamá y el departamento de Córdoba. En 2019 se registraron 5.687 hectáreas de estos ecosistemas, “aunque se han ido drenando para construir pueblos y fincas”, argumenta Juan Camilo Villegas, profesor de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia. Con él concuerda la doctora Lilia Roa, quien explica que su conservación es vital porque son un resguardo de vida acuática. “Las ramas y raíces de los manglares son vitales para la conservación de peces y crustáceos. Estas especies se esconden ahí para desarrollarse en sus fases juveniles”.

Murindó, Urabá. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
Murindó, Urabá. FOTO MANUEL SALDARRIAGA

Bosques secos

Este ecosistema se ve en las zonas cercanas al río Cauca, en los municipios de Liborina, más adelante de Santa Fe de Antioquia, Sabanalarga y la parte baja de Sopetrán. Se caracterizan porque en los periodos de sequía los árboles pierden sus hojas y cuando cae la lluvia hay una explosión de productividad. Así, los nutrientes regresan al suelo, explica la doctora Lilia Roa- Fuentes. Aunque hay menos diversidad florística que en otro tipo de bosques, estas tierras son hábitat de las especies endémicas de Antioquia, es decir, que solo están en este departamento.

Vereda La Angelina de Buriticá. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
Vereda La Angelina de Buriticá. FOTO EDWIN BUSTAMANTE

Bosques pluviales

El libro Bosques Andinos: Estado actual y retos para su conservación en Antioquia (2017) relata que “sobre la Cordillera Central, en jurisdicción de los municipios de Yarumal, Briceño y Valdivia, se encuentra el alto de Ventanas. Se trata de un bosque pluvial Montano Bajo, que comprende una franja de casi 12 km distribuidos a lado y lado de la vía denominada Troncal del Caribe. Históricamente ha sido de gran interés botánico. Se registran allí diez especies de plantas Cyclanthaceae entre las que se encuentran al menos dos especies inéditas pertenecientes al género Asplundia”. Las especies que allí viven se destacan por sobrevivir a las inundaciones y funcionan como un amortiguador de estas para las regiones habitadas.

Briceño, Antioquia. FOTO JAIME PÉREZ
Briceño, Antioquia. FOTO JAIME PÉREZ

Bosques de niebla

Están ubicados por encima de los 1.500 metros sobre el nivel del mar y se ven en la región oriente del departamento, cerca al municipio de Envigado y en la Reserva Ecológica San Sebastián, en El Retiro. Estos ecosistemas albergan 35 de las 99 especies de palma que hay registradas en Antioquia. Los tres géneros que mayor diversidad aportan a los bosques de niebla son Ceroxylon, Geonoma y Aiphanes. El Observatorio de Bosques de Antioquia relata en su sitio web sobre “la vida secreta de las palmas”, para hacer referencia a sus usos, interacciones naturales con sus polinizadores y dispersores de semillas, como una relación vital para la conservación de este ecosistema.

Cuevas del Higuerón, Envigado. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
Cuevas del Higuerón, Envigado. FOTO EDWIN BUSTAMANTE

Páramos

Al norte y occidente del departamento se ven pequeños musgos, pastos y frailejones que retienen agua. Está el Páramo de Santa Inés, en el municipio de Belmira, que es una cuenca abastecedora de agua de Medellín, y “ha estado amenazado por turismo mal hecho”, apunta Juan Camilo Villegas, profesor de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia. También está el Páramo del Sol, en Urrao, “que se ha puesto de moda por lo bonito que es”. La doctora Lilia Roa-Fuentes señala que estos ecosistemas son extraordinarios por su capacidad para sobrevivir a los extremos y abastecer de agua potable gran parte del territorio nacional.

$!Cerro de La Paloma, Sonsón. FOTO ESTEBAN VANEGAS
Cerro de La Paloma, Sonsón. FOTO ESTEBAN VANEGAS

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