El Correo de Burgos

MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE BUJEDO - LA SALLE

Bujedo: un vergel donde recordar al ‘apóstol de la escuela’, San Juan Bautista de La Salle

Es el lugar de retiro para los Hermanos de las Escuelas Cristianas tras la jubilación; antes fue lugar de formación y noviciado y ahora todo el mundo puede disfrutar de su arte y jardines

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Burgos

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 J. C. R./ BurgosLejos del bullicio de la populosa Miranda, a siete kilómetros, se encuentra este remanso de paz y sosiego, el monasterio de los Hermanos de La Salle. Santa María de Bujedo nació como lugar de formación para los herederos de San Juan Bautista de La Salle. Cuenta la historia lasaliana que al hermano Justino María, primer provincial de España, le llegó la noticia de la disponibilidad del Monasterio de Santa María de Bujedo y no tardó en desplazarse al lugar de la oferta.Era el 22 de julio de 1891 cuando entraban en el remozado edificio 25 muchachos llamados entonces novicios menores, con dos profesores y 28 novicios con su director al frente. Antes, en febrero de 1878 llegaron los primeros Hermanos de las Escuelas Cristianas a Madrid.Venían de Francia con reputación de ser buenos profesionales maestros y grandes educadores.Desde entonces y hasta los años setenta del pasado siglo fue casa de formación y noviciado. Y ahora es una residencia para hermanos de La Salle ya retirados.Los jardinesUna de las particularidades, una esencia del monasterio es su jardín; amplio, verde, oloroso... una delicia para los sentidos cuando de lo que se trata de pensar, para unos, meditar, para otros o rezar para otros.El sosiego con el que se pasea tranquiliza y transporta al visitante a un mundo interior que aquí es fácil descubrir. Entrar en los jardines es dar un paso al interior, como también lo es recorrer los claustros, remontar la enorme escalinata interior o entrar en la majestuosa iglesia. Es el centro de la vida de Bujedo.Allí se puede visitar el llamado Patio de los Olivos, la avenida de los Mártires, el mausoleo a los mismos Mártires de Turón; la estatua a San Juan Bautista de La Salle, la estatua de Santa Teresa, la del Corazón de Jesús, o la Gruta de Lourdes.Y saltarín y bullicioso, el río Matapán, ofrece su alegría, no sólo a los visitantes, sino a las aves acuáticas que viven en y para el río.El agua es uno de sus atractivos porque además se ofrece fresca en alguno de los manantiales que alimentan su cauce.Conjunto artísticoEl conjunto del monasterio, con su edificio principal, su iglesia románica y sus jardines convierten al lugar en un oasis de descanso sólo roto por el traqueteo del tren que mece con estruendo la pequeña colina que sustenta las vías.Destacada, por encima del edificio, luce su torre cuadrangular. Pertenece al primer tercio del siglo XII. En un principio era una torre defensiva en el límite entre el reino de Navarra y el de Castilla. Hoy hace de torre campanario. Es de planta cuadrangular con varios cuerpos, ventanas ajimezadas y aspilleras. Los dos tramos últimos, coronados por pináculos, pertenecen a la reforma renacentista.La iglesiaEl templo tiene planta de cruz latina y tiene tres ábsides románicos con sus tres naves. Las laterales están sin desarrollar. La cubierta del crucero es de nervios que forman un enorme florón, como indica la información del propio monasterio. En el ábside central todos los elementos arquitectónicos están perfectamente conjuntados y presentan una decoración austera, siguiendo la tradición del Císter. Cinco ventanales románicos lo adornan, con vidrieras coloristas llegadas del taller de Burdeos el año 1891.

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