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La localidad de Maranchón rememora su pujanza en el trato de mulas

Muleteros y machos de Maranchón FOTO: Asociación Cultural La Migaña

Raquel Gamo

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El oficio de muletero encarna fielmente la identidad social de Maranchón (Guadalajara). Desde mediados del siglo XIX, este municipio, enclavado en la comarca de Molina de Aragón, que por aquel entonces sumaba más de un millar de habitantes, cultivó con denuedo el trato de ganado mular, una actividad comercial que convirtió a la localidad en una de las más prósperas de la tierra molinesa y a los maranchoneros en los muleteros de más renombre por su pericia para cerrar los tratos de mulas en todas las ferias de ganado del país de aquella época.

Aunque este oficio dejó de ejercerse con la mecanización de la agricultura, a mediados del siglo XX, la tradición pervive hoy en día en la memoria colectiva de los oriundos de la localidad y será evocada este fin de semana con una singular iniciativa: la Feria del Tratante, en recuerdo de aquellos comerciantes que durante un siglo cerraban con gran astucia los tratos de compra y venta de mulas con los que amasaron fortuna y bienestar a este municipio molinés.

Rememoraba en un artículo el desaparecido etnógrafo alcarreño y cronista de Marchamalo, José Ramón López de los Mozos, en alusión a la obra ‘Guadalajara por dentro’, escrita por Epifanio Herranz sobre el capítulo dedicado a los comerciantes de mulas de Maranchón, que “los muleteros, como se les llamaba, eran una verdadera institución, que dedicaban gran parte del año a viajar por el país entero y que para entenderse entre ellos en sus transacciones comerciales utilizaba una jerga llamada ”migaña“. Este peculiar lenguaje que los muleteros hablaban rápido e invirtiendo muchas de sus palabras cumplía la función de mantener los negocios en clave de forma que se pudieran cerrar con discreción y sin interferencias externas.

El trato de mulas es una labor que desempeñaron las familias más pudientes de la población. Se tiene constancia de que, al menos una decena de maranchoneros vivieron de la compra- venta de mulas, un trabajo que les procuró riqueza y también empleo y prosperidad para el municipio. La impronta de este auge económico quedó grabada en el característico paisaje de Maranchón dominado por casonas señoriales de piedra que pertenecieron a estos adinerados muleteros, además de las construcciones civiles y religiosas con la iglesia, la ermita y varias torres, un abundante patrimonio eclesiástico nada común en la comarca de Molina. También en el carácter de la gente.

Para Pilar San Miguel, secretaria de la Asociación Cultural La Migaña, “el trato de mulas trajo riqueza, prosperidad y alegría a Maranchón y el carácter valiente, solidario y emprendedor de los muleteros que viajaban, ha marcado el carácter y la mentalidad de su gente; singular y diferente al resto de la comarca”.

La transmisión de esta tradición ha sido posible gracias al empeño de su población en preservar su cultura. El reconocimiento social que alcanzaron los muleteros de Maranchón también fue motivo de inspiración para grandes literatos como Benito Pérez Galdós en sus célebres ‘Episodios Nacionales’ o Pío Baroja. En ‘La nave de los locos’, obra de éste último, que forma parte de las ‘Memorias de un hombre de acción’, Baroja menciona a este pueblo de la siguiente manera: “En Maranchón, pueblo de vendedores de caballos y de cerdos, se tiritaba de frío”. Seguidamente sugiere la posibilidad de que el protagonista de la historia continúe su viaje hasta Molina de Aragón en compañía de “un arriero de confianza”.

Cultura frente a la despoblación

Maranchón acoge este sábado y domingo la Feria del Tratante. Se trata de una propuesta cultural innovadora, organizada por la Asociación Cultural La Migaña junto al Ayuntamiento, con la que la población pretende dar a conocer la tradición de la trata de mulas, que ha esbozado la fisonomía de este pueblo molinés a lo largo del tiempo. “Es una feria que no tiene parangón y va ligada a una tradición cultural singular que da valor a Maranchón y que queremos difundir al público”, explica San Miguel a eldiarioclm.es

Un centenar de voluntarios de esta asociación, que lleva precisamente por nombre el lenguaje empleado por los muleteros para cerrar sus tratos, se ha volcado en la planificación de esta feria que incluye un amplio menú de actividades culturales, artísticas, musicales y gastronómicas dirigidas para todos los visitantes. La jornada festiva arranca con tres charlas temáticas en torno a la ganadería mular de la mano de tres especialistas: el periodista e historiador Miguel Ángel Almodóvar, quien hablará sobre la evolución de las mulas a lo largo del tiempo; el escritor atencino Tomás Gismera, quien abordará cómo se comerciaba con las mulas en la provincia de Guadalajara; y Félix San Esteban, que versará a cerca de los circuitos comerciales y la forma en que se organizaban los muleteros.

Esta primera feria del Tratante nace con vocación de celebrarse anualmente, según afirman desde La Migaña a este digital. Entre las actividades propuestas destaca la exposición etnográfica, que realiza un recorrido por la memoria de Maranchón, a través de cincuenta fotografías antiguas, cedidas en parte por los vecinos, además de objetos y documentos relativos al comercio mular, el trabajo agrícola y la vida cotidiana rural como aperos de labranza, la vestimenta típica negra que llevaban los muleteros o varios contratos originales de compra venta de mulas que todavía hoy se conservan.

Asimismo, el mercado del tratante es otro de los atractivos de la feria. Una veintena de artesanos de la comarca ofrecerán en la Alameda de la localidad una exhibición de los productos y sabores más tradicionales del territorio molinés. En este espacio, un taller sobre ganado mular y otro de trilla explicarán de forma didáctica el trabajo cotidiano que llevaban a cabo en su día los muleteros para acicalar, aparejar y cargar las mulas para su posterior trabajo en el campo.

La gastronomía también será protagonista en esta feria con un concurso de tapas ambientadas en el siglo XIX en el que participan los hosteleros de la localidad con propuestas tan sabrosas como congrio con garbanzos. El broche a esta sección culinaria lo pone el ‘showcooking’ dirigido el domingo por el chef del restaurante El Doncel de Sigüenza.

Durante los días de este evento, todos los monumentos del municipio permanecerán abiertos y se realizarán visitas guiadas a la Iglesia parroquial de la Asunción, que alberga un retablo barroco del siglo XVIII en honor de San Pascual Bailón, a la Ermita de la Virgen de los Olmos, al antiguo reloj de la torre que data del siglo XIX, a la peculiar plaza de Toros o una ruta en tren por el sabinar de Maranchón donde se podrá conocer una choza tradicional pastoril. También sobresale el museo paleontológico El Mirón, que alberga una de las colecciones más completas de fósiles del Alto-Tajo compuesta por 1300 piezas del Mesozoico y del Paleozoico, donados por los maranchoneros Gerardo Lacasa y Begoña Oter.

El ambiente de la feria estará amenizado por el teatro de calle, el folklore, la música, y la danza alcarreñas a cargo de la rondalla de Maranchón, el grupo tradicional de Alhóndiga, la dulzaina de Sigüenza, una demostración de toque tradicional de campanas y el grupo musical de folk Raksedonia que tocará diversas danzas del mundo.

Maranchón cuenta con algo más de 200 habitantes censados y se enclava en la comarca de Molina, considerada como la zona 0 de la despoblación rural de la España Interior o Laponia de Sur por su baja densidad demográfica, inferior a los dos habitantes por kilómetros cuadrados. Esta feria se enmarca dentro de las iniciativas que desde muchas poblaciones de la comarca se impulsan para desarrollar la zona, a través del turismo cultural. Un grito contra la despoblación rural.

“La Feria del Tratante es un proyecto optimista con el que se trata de difundir la riqueza cultural de una comarca y un pueblo, Maranchón, que sufren la despoblación, pero que posee una historia como pueblo para poner en valor y dar a conocer al visitante con el objetivo de apoyar a su economía desde el turismo”, concluye San Miguel.

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