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martes, 7 de abril de 2015

Ordenamiento del Área Metropolitana de Santiago

Por Reynaldo Peguero
Director del Plan Estratégico de Santiago

Manuel Castells es el urbanista más consultado por mis humildes estudios de planificación territorial. Su compresión integral de la economía, la historia universal y la evolución cronológica del espacio, hacen que sus libros y cátedras como profesor de urbanismo de la Universidad de Berkely, California, sean una precisa y certera antología de obligada consulta. 

Castells subraya que lo que distingue las aéreas metropolitanas no es sólo su dimensión, sino la inter-difusión de actividades productivas, financieras y sociales. Funciones que acontecen en un gran espacio concreto y que expresan la concurrencia e “interpenetración” de dinámicas sociales independiente de la contigüidad territorial. 

Sabemos que desde hace 15 años está aconteciendo una nueva y amenazante dinámica urbana espacial en un gran territorio conformado por la ciudad de Santiago, los municipios de Villa González, Tamboril, Licey al Medio y Puñalasí como los Distritos Municipales de Hato del Yaque, La Canela, San Francisco de Jacagua y El Palmar. 

Miles de actividades agrícolas, avícolas, porciculturas, industrialización, extracción minera de productos no metálicos, millones de toneladas de residuos sin procesar, mercados, hospitales, escuelas, grandes cadenas de empresas y nuevas urbanizaciones crean un escenario generador de altísima presión mercantil y especulativa sobre el fértil suelo de Santiago.             

Una dinámica que sólo puede ordenarse si todos los Ayuntamientos de estos territorios tuvieran normativas rigurosas de uso de suelo, con un personal técnico calificado, y fueran apoyados por los diversos ministerios del Estado que a nivel nacional dan permisos de uso, muchas veces sin contar con estudios de impacto ambiental y social y en varios casos que conocemos, aprueban obras sin la debida consulta.Sabemos que el sólo Ayuntamiento de Santiago entre más de 100 municipios dominicanos, ha podido formular un Plan de Ordenamiento Territorial (POT), teniendo además una solida Oficina de Planeamiento Urbano y una actualizada cartografía de cada una de sus zonas. Esa ventaja no sirve para nada, sino nos enfocamos en ordenar a Santiago y su entorno metropolitano.       

Se conoce que la trama y mancha urbana de lo que se denomina como “Área Metropolitana de Santiago” acumula una extensión territorial de 103.78 kilómetros cuadrados y es la expresión gráfica y espacial de la ocupación del suelo por la población que edifica un medio construido en el territorio, considerando propiamente la ciudad de Santiago, así como los asentamientos humanos externos, y que cuenta normalmente con servicios básicos de agua, alcantarillado, energía, conectividad, entre otros.

El IDOM ha demostrado que el crecimiento la huella urbana que conforma el área metropolitana  de Santiago semeja una mancha de agua salpicada que tiene la forma de neurona con dendritas “caótica” que son las principales vías del sistema radial. Es un hecho consensuado que en cada uno de los municipios y distritos de Santiago Metropolitano se afronta un verdadero desorden territorial, altamente preocupante y riesgosamente amenazante.

Entendemos que en el Área Metropolitana ha llegado el momento de compartir y mejorar la experiencia y gestión territorial de Santiago, y debemos hacerlo vía la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU), contando con el apoyo del Consejo Estratégico de Santiago (CDES) y el auspicio de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles ICES-BID. De acuerdo a los estudios realizados el área metropolitana es una superficie geográfica no administrativa, ni legal que se ha ido delineando basado en las nuevas imágenes satelitales de Santiago (2014), cuya potencial gestión territorial no tiene todavía, ningún tipo de fundamento institucional.   

Castells, Gillmore, Vernon, Remy y sobre todo Donald J. Bogue, demuestran que la coyuntura oportuna de actuación para ordenar con impacto un área metropolitana es cuando la densidad de la población decrece, aumenta el tiempo para tener acceso a la gran ciudad; asimismo cuando se eleva significativamente el valor monetario de la producción y la industrias se concentran en la ciudad central y en un límite de menos de 40 km cuadrados. Creemos que la gestión territorial del Área Metropolitana de Santiago es una elevadísima tarea estratégica que debemos abordar entre todos.   En la otra seguimos.  
   


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