El parque del Cundí de Santa Marta lo convirtieron en bebedero
Hubo desmanes el sábado y domingo de carnaval. La Alcaldía cerró, temporalmente, diez estaderos de la zona.
Ante los desórdenes causados en el renovado parque del Cundí, por quienes han sido catalogados como “faltos de cultura ciudadana”, la Alcaldía Distrital cerró, parcialmente, 10 bares ubicados en sus alrededores y desalojó a los vendedores estacionarios de cervezas y otras bebidas embriagantes.
La medida obedeció a un clamor de la comunidad del sector luego de los desmanes que alteraron el orden público en el emblemático sector durante el sábado de Carnaval, y que el domingo pretendían repetir, cuando el lugar de recreación infantil fue convertido en un bebedero más.
“Fue una amplia y flagrante violación del Código Nacional de Policía, que prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas en espacios públicos”, reportó a EL HERALDO el secretario distrital de Gobierno, Luis Guillermo Rubio.
Varios juegos infantiles quedaron averiados y destruidos como consecuencia de un enfrentamiento entre infractores en estado de embriaguez. “Esto no se debe repetir, pues se hizo un gran esfuerzo por recuperar este parque, que estaba en total abandono, para que ahora desadaptados lo dañen y lo conviertan en un basurero de botellas de licor”, anotó el funcionario local.
Hubo advertencia
La comunidad del Cundí había advertido los hechos vandálicos y por eso oficiaron a la Policía Metropolitana pidiendo medidas de seguridad en el lugar para los cuatro días del carnaval.
En oficio de fecha 20 de febrero, el presidente de la Junta de Acción Comunal, Efrén Carrillo Gutiérrez, solicitó, en aras de preservar ese patrimonio del sector, la asignación de agentes. “Requerimos 15 patrullas, 50 auxiliares, una patrulla de infancia y adolescencia, al igual que vallas para cerrar el perímetro y controlar las ventas ambulantes. También cerrar el parque para que no sea destruido”, dijo la comunidad en el escrito.
Hubo excesos
El comandante Operativo de la Policía Metropolitana de Santa Marta, coronel Carlos Peña, reconoció que hubo excesos en este lugar que debe ser para la recreación de los niños y encuentros familiares.
“Tuvimos inconvenientes con la tranquilidad y con varios bienes de uso público. Se sabe que los dueños de los bares no son tan responsables, pero si coadyuvan al descontrol. Esta es una zona residencial, por lo que tomamos las medidas pertinentes con la Alcaldía”, señaló el oficial.
Recordó Peña que el artículo 33 del nuevo Código de Policía ordena multa por $196.725 contra las personas que consuman “sustancias alcohólicas, psicoactivas o prohibidas” en el “espacio público, lugares abiertos al público, o que siendo privados trasciendan a lo público”.
Los operativos policiales continúan en otras zonas, como Gaira y Pescaíto, también consideradas puntos críticos.
Operarios de la Empresa de Servicio Público de Aseo recogieron botellas, piedras, plásticos, vidrios rotos y todo el material que dejaron los borrachos.
