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Trujillo, un paraíso natural e histórico por descubrir

La ciudad, que fue la primera capital de Honduras y el primer sitio de América Central que pisó Colón en 1502, es un tesoro natural bajo la protección del parque Capiro y Calentura y la laguna de Guaymoreto.

03.08.2013

En su mar azul intenso, que parece fundirse con el cielo, se esconde un verdadero paraíso.

Ahí la vida transcurre sin prisa, en calma, como las tranquilas aguas de su bahía, surcadas hace más de 500 años por las carabelas en las que el almirante Cristóbal Colón desembarcó por primera vez en América Central, en el sitio que él bautizó como Punta Caxinas.

Siempre hay tiempo para disfrutar un atardecer, para nadar a la luz de la luna, para recorrer la playa, disfrutar de un delicioso plato típico a base de mariscos o dejarse seducir por la historia prehispánica de una ciudad que fue capital de Honduras.

Así es Trujillo, tierra de gente cálida y sincera que sabe cómo recibir al visitante.

Fundada como villa el 18 de mayo de 1525 por Juan de Medina, fue el punto de encuentro de Colón con el centro de América, al desembarcar en este lugar el 14 de agosto de 1502, en su cuarto y último viaje. Aquí también se celebró la primera misa.

Cabecera del departamento de Colón, ubicado al norte de Honduras a 376 kilómetros de La Ceiba, Trujillo está enclavada en el majestuoso Valle del Aguán.

Sus playas de arena blanca salpicadas por la espuma de un mar azul profundo, la cultura garífuna, sus tesoros naturales como la laguna de Guaymoreto, el parque Capiro y Calentura, su centro histórico que encierra el patrimonio de la ciudad y la fortaleza de Santa Bárbara, forman parte de la oferta turística y cultural que espera con los brazos abiertos al visitante.

Siris Bonilla, coordinadora de la Unidad de Turismo Municipal de Trujillo, explicó que anualmente miles de hondureños y extranjeros eligen la ciudad como destino turístico.

“La Semana Santa entre marzo y abril es la temporada alta de mayor afluencia de turistas en Trujillo”, dijo.

Según Bonilla, ven en el proyecto Bahía de Trujillo un inminente desarrollo para la ciudad.

“Creemos que mejorarán las condiciones económicas para Trujillo y sus pobladores”, manifestó.

LA OFERTA

“Trujillo posee una serie de bondades naturales, culturales e históricas. Además de ser una de las bahías más profundas de América Latina, ha sido bendecida por ser un reservorio de especies marinas. Cuenta también con una belleza escénica inigualable”, apuntó Bonilla.

Parte del legado histórico de Trujillo se encierra en la Fortaleza de Santa Bárbara.

Declarada monumento nacional mediante Acuerdo Presidencial No. 049 del 8 de marzo de 1990, es desde 1997 propiedad del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH).

En su interior se guarda parte del pasado
prehispánico de Trujillo, plasmado en una variedad de objetos arqueológicos encontrados en la zona y que se exhiben en una sala donde se mezclan la cultura, la religión y la historia.

Y una sala republicana que encierra la parte política y económica de una ciudad que fue la primera capital de Honduras, hasta 1571.

La Fortaleza de Santa Bárbara es mudo testigo de una época cruenta. Fue escenario de numerosas batallas entre los colonos españoles y los piratas que querían invadir Trujillo. Prueba de estas luchas son los cañones que todavía apuntan a la bahía, como esperando un nuevo ataque.

En la fortaleza se realizan trabajos de restauración gracias al apoyo de la Agencia de Cooperación Española.

En el museo sobresale un enorme retrato del mercenario William Walker, el aventurero norteamericano que decidió conquistar parte de Centroamérica hasta que fue vencido por las fuerzas hondureñas del general Xatruch en Trujillo, al ser capturado y ejecutado en 1860, luego que intentara irrumpir en la ciudad, tras haber conquistado Nicaragua.

Su tumba ubicada en el cementerio general es también una atracción turística local.

El parque nacional Capiro y Calentura, un bosque húmedo tropical, es el siguiente destino para hacer turismo en Trujillo.

Ubicado a cuatro kilómetros de la ciudad, tiene una extensión territorial de 48.58 kilómetros cuadrados y fue establecido como parque el 1 de enero de 1992.

En la zona crecen diversas especies de flora entre estas ceibas, guapinol, guázimo o caulote, macuelizo, laurel, guarumo, platanillos y cocoteros.

Y la fauna está representada por monos carablanca, aulladores, tigrillos, ocelotes, venado cola blanca, armadillos, mapaches, chanchos de monte, pizotes, tortugas jicotea, dos especies de garrobos, iguanas, boas, bejuquillas, zumbadoras y barba amarilla, entre otros.

Muy cerca está el Refugio de Vida Silvestre Laguna de Guaimoreto, declarado por acuerdo Ejecutivo No. 1118-92, un paraíso de observación de aves, certificada como una de las 30 maravillas de Honduras.

Conformada por 7,400 hectáreas, de las que 3,400 conforman el espejo de agua y el resto de manglar, la laguna desemboca en la bahía de Trujillo.

Y si aún quedan fuerzas, en la lista de sitios turísticos están las aguas termales, localizadas a 7 kilómetros de la ciudad. Además de las pozas naturales, hay un servicio de masajes y jacuzzis privados y una pequeña iglesia, réplica de Medjugorje.

Pero Trujillo también es cultura viva a través de sus pueblos garífunas Cayo Blanco y Santa Fe, donde el visitante puede adentrarse para conocer su comida, su música y su historia.

Aunque no todo es color de rosa. La ciudad es casi un pueblo olvidado.

Fuera de su centro histórico, donde sobresale la catedral San Juan Bautista, el Palacio Municipal, un parque típico de las comunidades poscoloniales y de sus playas, es un sitio que no ha tenido una mejor suerte.

El acceso en carretera es una pena y repararla no está ni siquiera en proyecto.

Aunque el gobierno local encabezado por el alcalde José Antonio Laínez hace esfuerzos por devolverle la belleza a la ciudad colonial.

Bonilla explicó que se han realizado varios proyectos en materia de turismo, como pavimentación de calles principales, adoquinado del parque central, creación de un bulevar, construcción de parque recreativo en la entrada principal del cementerio y la remodelación del parquecito frente al mirador, entre otros.

LA HISTORIA

Pero la ciudad más antigua del país sobrevive en el tiempo, manteniendo intacta su belleza natural y cultural.

Fundada el 18 de mayo de 1525, fue el primer puerto de Honduras donde arribaban las naves españolas. Pero este acceso por mar le hizo ser blanco de diversos ataques de corsarios de diferentes potencias europeas enemigas de España.

Eso obliga a los lugareños a dispersarse a sus haciendas, dejando a Trujillo prácticamente abandonada buena parte del siglo XVIII. En 1532 le dieron categoría de ciudad.

Fue la primera Capital de la Provincia de Honduras y sede del obispado en época de la Colonia. En 1539 el papa Pío 111 declaró la iglesia San Juan Bautista como catedral, en la que destaca su antiguo reloj que aún funciona.

En 1550 los españoles fundaron la Fortaleza de Santa Bárbara sobre una colina desde donde se ve toda la bahía. Sin embargo, era inadecuada para defender la villa de los piratas, que en una rebelión la incendiaron.

Hoy solo quedan los vestigios de una fortificación que representa la defensa de la soberanía y la patria y forman parte del patrimonio histórico del país.

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