ESPAÑA
Crónica

El calvario de una familia asturiana acosada por un allegado que mata a sus animales a perdigonazos: "Se ha envalentonado, tenemos miedo"

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Un potro ciego porque le han inyectado algo en los ojos, dos yeguas encerradas hasta morir de hambre y cuatro vacas y un ternero muertos por disparos. Los afectados, familiares del sospechoso, temen que los agreda también a ellos

Uno de los animales muerto por disparos la semana pasada.
Uno de los animales muerto por disparos la semana pasada.CRÓNICA

Empezó matando a los perros, decapitando las gallinas, haciendo desaparecer yeguas, disparándoles perdigones a los caballos y quemando algunas cabañas. Ahora los dueños de los animales temen que el siguiente disparo de su familiar cercano, de 36 años, el principal sospechoso de esta crueldad, quien se ha instalado en el paraje rural de Parana, parroquia de Lena (Asturias), sea para ellos.

Y así llevan más de cuatro años. El último capítulo macabro fue hace una semana. Cuatro vacas y un ternero aparecieron muertos a tiros, a bocajarro. A una de ellas la remató de un segundo disparo. A otra la dejó malherida y tuvieron que sacrificarla.

El presunto autor, al que su propia familia apuntó desde el primer momento, fue llamado al cuartel en calidad de investigado, pero se negó a declarar. Su defensa alega que no hay pruebas contra él. Ahora están a la espera de que el juzgado establezca medidas de protección, pero la huelga de los funcionarios de Justicia lo tiene paralizado todo, lamentan. Temen que sólo se actúe cuando haya una desgracia mayor.

Al principio se trataba de molestias. Sacaba las vacas y caballos, dicen, de los cierres de sus familiares, entre los que se encuentran su propio padre, y había que meterlos otra vez. Luego pasó a romper los cierres y de ahí a matar a los animales. Aunque hay denuncias ante el Seprona, nunca encuentran pruebas suficientes para acusarle, lamentan los afectados, que piden que se actué con más contundencia ya que tiene antecedentes por furtivismo, por lesiones y hace años fue condenado por matar a unos perros atándolos a su coche y arrastrándolos varios kilómetros.

Uno de los caballos de la familia al que le han disparado perdigones en la cabeza.
Uno de los caballos de la familia al que le han disparado perdigones en la cabeza.CRÓNICA

Ya no saben qué hacer. La Justicia va lenta y ellos empiezan a temer hasta por su vida. Sienten rabia, desesperación y mucho miedo. Tanto que una de las víctimas ha decidido vender las dos reses que le quedaban y otra se las ha llevado a otro pueblo.

Todo empezó hace unos cuatro años a raíz de la separación de sus padres quienes vivían en el pueblo, donde solo quedan su padre y los otros dos familiares directos. El investigado no reside allí, pero acude a diario. «Intentamos ni mirarle», dice María Luz González, una de los familiares. El otro día cuando fue la Guardia Civil los miró desafiante y les hizo una peineta.

Crueldad "sin límites"

La crueldad con la que actúa «no tiene límites», aseguran. Como este episodio que cuenta Rocío, otra vecina, sucedido hace un tiempo: «Nos encontramos a un potro ciego. Cuando lo miró el veterinario dijo que le habían inyectado algo en los ojos y le secaron los globos oculares».

En diciembre de 2021 desaparecieron dos yeguas. Gregorio García y su hermano José Antonio, también familiares, las buscaron y buscaron en balde. Hasta que al final del invierno, un vecino acudió a su cabaña para prepararla de cara a la primavera y se la encontró cerrada por fuera con un alambre. Cuando entró, «vio a las dos yeguas muertas, en los huesos, habían comido hasta la madera». El pobre hombre pasó días sin poder ni comer por la imagen, recuerdan. «Las había encerrado y dejado morir de hambre y sed». Y en septiembre de 2022 Sara, la hija de Mari Luz, se encontró un caballo con la cabeza muy hinchada. El veterinario comprobó que tenía dentro postas.

Los afectados piden que se recaben pruebas. Dicen que la pasada semana, cuando le llamaron a declarar, no se le hizo el test de la parafina para saber si había disparado. «Tiene un arma, por Dios, y no tiene licencia. No entiendo que no se pueda hacer nada», lamenta Rocío.

Ninguno de ellos se dedica a la ganadería, lo hacen como afición y para el consumo de la familia, pero aseguran que les tienen cariño a los animales. Además, también ha supuesto pérdidas económicas, en el caso de Mari Luz, de unos 30.000 euros.

De demostrarse los cargos, se enfrentaría a penas graves. El Código Penal contempla hasta 18 meses de cárcel por causar la muerte de un animal, y en este caso van más de 20 muertos. La situación es tan insostenible que están escribiendo una carta al Ministerio del Interior. «Llevamos años con denuncias y nada. Tenemos miedo, sí, también por nosotros, tenemos hijos y no sabemos lo que puede pasar», dicen. «Como no se hace nada se ha envalentonado».

Por ello han decidido actuar. De momento están acumulando pruebas, han pedido informes periciales a los veterinarios, se están analizando las municiones empleadas, y les está ayudando una protectora, con otras medidas para poder condenar al autor. «Si sale libre de esta», lamentan, «que Dios nos asista».

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