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Escalada y rappel: cómo son los deportes extremos que se practican en los cerros del Uruguay

Desde escaladores profesionales hasta amantes del turismo de aventura, cada vez son más los que se animan a trepar las alturas de nuestro país.

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Escalar
Randy Motte en Cerro Arequita.
Foto: Sebastián Astorga.

Por Tatiana Scherz Brener

El hombre araña no es el único que puede subir y bajar por las paredes: la escalada es un deporte que cobra cada vez más fuerza en Uruguay, tanto a nivel competitivo como lúdico. Para algunas personas, es un modo de vida y un entrenamiento diario; para otras, una escapada de fin de semana para practicar turismo aventura.

La subida.

Existen al menos tres tipos de escalada profesional. Uno es la escalada en bloque o bouldering, que implica subir pocos metros de altura solamente con colchones en el piso, sin cuerda ni arnés, explicó Pablo Velozo, cofundador del gimnasio de escalada Montevideo Boulder Club (MBC). Otra modalidad sí necesita sistemas de seguridad porque el recorrido es más largo; de 15 metros de alto. Por último, está la escalada de velocidad, en la que se compite por tiempo.

Las tres disciplinas forman parte del circuito olímpico, señaló Velozo. Todas se realizan en paredes artificiales que simulan la roca.

Sin embargo, los escaladores no se conforman con practicar este deporte dentro de cuatro paredes. “Podemos estar todos los fines de semana escalando en cualquier parte del país porque es lo que nos gusta hacer y lo que nos mantiene sanos”, expresó el fundador de MBC.

Y agregó: “Nos gusta acampar, salir, conocer. Todos mis viajes y seguramente los de las personas que están vinculadas al mundo de la escalada giran en torno a escalar”.

Hay varios destinos en Uruguay para escalar en roca natural. Uno de los puntos más emblemáticos es en las Sierras de Mahoma en San José, sostuvo Velozo, y mencionó también Cerro De La Buena Vista en Barra de Valizas, Cerro Arequita en Minas y Grutas de Salamanca en Maldonado.

El experto contó que, cuando los lugares se vuelven muy concurridos, se generan guías para que cualquier escalador pueda ubicarse por su cuenta. “Incluso puede haber información sobre si esa pared está orientada hacia el sol o la sombra”, detalló.

Sin embargo, no todos los puntos del país están debidamente señalizados. La aplicación para celulares llamada ‘Topos del Uruguay’ —desarrollada por el escalador e ingeniero Federico Andrade y disponible en Google Play— reúne información sobre rutas, grado de dificultad y geolocalización de diferentes sectores de escalada en Uruguay. A su vez, la revista de escalada Es pa arriba (www.esparriba.com), emprendimiento de Lorena Prado, cuenta con guías para orientar a los escaladores.

Escalar
Jerónimo López escalando en Sierras de Mahoma.
Foto: Sebastián Astorga.

Si bien cualquier persona puede acudir a estas herramientas, la escalada es un deporte que requiere preparación y debe realizarse con la guía de un profesional. En MBC se especializan en bouldering, pero también dan un curso de introducción sobre escaladas deportivas para aprender a utilizar el equipo de seguridad y otros aspectos técnicos de la disciplina. Hay más gimnasios de escalada en Maldonado y Tacuarembó.

Para Velozo, este deporte es muy completo a nivel físico y mental. “Requiere mucha técnica y fuerza en todo el cuerpo”, indicó, y añadió que la fuerza se desarrolla escalando: “Hay personas que llegan y son incapaces de hacer un pull up (dominada, en español), pero después de dos meses, sin ningún entrenamiento más que la propia escalada, logran hacerlo”.

Claro que, si uno quiere llegar a mayores niveles de dificultad, debe incorporar el entrenamiento de fuerza con aparatos u otros instrumentos para mejorar aspectos como la fuerza de dedo y la capacidad de carga, explicó.

En cuanto a lo mental, el escalador se enfrenta cada día a un nuevo desafío. “Vamos jugando con los ángulos de la pared y los agarres, entonces hay que volver a intentar una y otra vez”, expuso Velozo. Además, “cuando estás en la roca y a 15 metros de altura, la parte mental está en vencer el miedo y concentrarte en lo que tenés que hacer”, aseguró.

A nivel recreativo, pueden saltearse cuestiones técnicas del deporte, pero no debe pasarse por alto la seguridad. Por eso, en caso de querer practicar esta disciplina, es importante recurrir a operadores turísticos certificados que cuenten con guías especializados en el deporte.

La bajada.

El Cerro Arequita no tiene nada que envidiarle a otras colinas del mundo. Ubicado en el departamento de Lavalleja, se eleva hasta alcanzar los 305 metros de altura en medio del silencio, la tranquilidad y los ombúes. Allí funciona el complejo ALZ Arequita Alternativo, donde se organizan jornadas de escalada y rappeling, entre otras actividades.

El rappel forma parte del mundo del climbing y consiste en un descenso controlado por una pared que no permite bajar de otra forma que no sea rappeleando, explicó Gustavo Alzugaray, fundador y guía de ALZ Arequita Alternativo. Al igual que la escalada en roca, este es un deporte extremo y siempre debe realizarse con la guía de un profesional.

Rappel
Rappel en Cerro Arequita.
Foto: Blanco Tour Uruguay.

Lo primero que no puede faltar para realizar esta actividad son los anclajes, estructuras fijas donde se atan o unen los elementos de seguridad. Luego, está la cuerda, que debe llegar hasta el final del recorrido e incluso extenderse un poco más. También es importante contar con el freno, el arnés, casco y guantes. En ALZ Arequita Alternativo todos estos materiales están certificados. Se recomienda ir con indumentaria deportiva y gorro si hay mucho sol.

El Cerro Arequita cuenta con seis puntos de rappel que van desde los 35 hasta los 82 metros de altura (Pico del Buitre, Entre Piedras, El Guardián, La Falla, Paredón A y B, y Rappel y Canyoning). Además, hay un sitio para hacer rappel volado de 227 metros de altura que incluye un descenso por la roca y otro en el aire, a modo de silla aeroestática, pero manual.

Para rappelear, primero se sube caminando entre las rocas, los árboles y el aire puro del cerro. Ya en la cima, con el arnés, el casco y los guantes colocados, el profesional vincula a la persona al anclaje, es decir, une su equipo de seguridad con la estructura fija en la roca. Entonces, empieza la diversión. El cuerpo echado hacia atrás, los pies separados al ancho de caderas, las piernas estiradas, el cielo que parece estar más cerca que de costumbre. Una mano agarra firmemente la cuerda, mientras la otra libera el freno. Los pies descienden paso a paso y el corazón late cada vez con más fuerza.

El movimiento es controlado, tan lento o rápido como la persona lo prefiera. “Podés quedarte fijo en un lugar y apreciar la vista, podés rappelear caminando y también podés agarrar velocidad”, expuso Alzugaray.

No es necesario tener experiencia previa. Además, cada punto cuenta con dos o tres cuerdas, así que el descenso puede hacerse acompañado para mayor tranquilidad.

Uno de los aspectos que hacen único a este deporte es el acceso a vistas espectaculares. “Solo en este lugar podés ver lo que se ve. Tenés todo un paredón detrás tuyo y un paisaje impresionante hacia abajo. Incluso hay claveles del aire, una planta endémica del Arequita, y la manera más linda de verlos es bien al lado de ellos”, expresó Alzugaray.

Andrés Blanco es director de Blanco Tour Uruguay (Instagram: @blancotoururuguay), una agencia que funciona desde 1999 y que a partir del 2021, en consecuencia del cierre de fronteras por la pandemia, incorporó paseos de turismo aventura dentro del país. Una de sus propuestas recurrentes es el rappel en el Cerro Arequita. “Lo que más pega son los paredones y también el rappel volado, que es nuevo y solo está en el Arequita”, aseguró.

Rappel Volado.JPG
Rappel Volado en Cerro Arequita.
Foto: Blanco Tour Uruguay.

Algunos de los puntos para rappel tienen una sola vinculación, es decir, van de la cima al suelo, pero otros son de doble vinculación, lo que significa que se hacen en dos tramos. “Eso lo hace más lindo porque uno descansa en un balcón del Arequita”, dijo Alzugaray.

Además del ejercicio físico que implica subir el cerro y luego rappelearlo, se trabaja mucho la parte emocional. El fundador de ALZ Alternativo (Instagram: @alz.arequita.alternativo) contó que mucha gente va exclusivamente para perder el miedo a las alturas. A su vez, es una oportunidad para conectar con la naturaleza y con uno mismo: “Acá no hay fábricas, es todo bosque nativo, y se caracteriza por la pureza del aire. Es una buena manera de hacer una actividad en un entorno muy purificador”.

Escalada con niños y un documental ganador.

Magela Sandín Cuevas es licenciada en Psicomotricidad y utiliza la escalada para potenciar la salud física y mental de niños, niñas y adolescentes (Instagram: @escaladapsicomotora). En su artículo Escalada Psicomotriz: la escalada como mediación psicocorporal en psicomotricidad (2023), señala que este deporte presenta múltiples beneficios, en tanto nos enseña a “anticipar movimientos, interpretar las técnicas de posicionamiento corporal, lidiar con el miedo, mejorar nuestra respiración y concentración, disfrutar de la adrenalina que implica conquistar la verticalidad y desarrollar nuestra creatividad para resolver los problemas que presenta la ruta”. La escalada pone a todo nuestro cuerpo en movimiento y nos interpela desde la coordinación, el equilibrio, la fuerza y la flexibilidad.

Parte del proyecto de Sandín implica trabajar con niños y niñas con desafíos en el desarrollo, como trastorno del espectro autista, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, dislexia, trastorno específico del lenguaje e inhibición psicomotriz, entre otros.

Para ella, una de las riquezas de la escalada es que fortalece la conexión con nuestro cuerpo y “convierte la frustración en un motivador para avanzar”. Al respecto, escribió: “Los escaladores estamos gran parte del tiempo fracasando, re-intentando; si la frustración nos detiene no lograremos nuestro objetivo, por lo cuál aprendemos a trabajar con nuestras frustraciones y motivarnos desde ahí”. Por más información: 099 098 210.

Por otra parte, el documental Escalando Uruguay (2019) recorre el mundo del climbing en Uruguay, un país sin montañas donde existe una comunidad de escaladores cada vez más fuerte. Fue dirigido por Sebastián Astorga y en 2021 obtuvo el premio a Mejor documental Universitario o Amateur en el Festival de Cine Estudiantil FENACIES. Está disponible en Vimeo, una plataforma de videos online.

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