¿Por qué es Trujillo uno de los pueblos más bonitos de España?

Trujillo ha sido nombrado recientemente el pueblo español más bonito para visitar en abril por National Geographic y, a continuación, se muestran los motivos por los que este pueblo con tanto encanto de la provincia de Cáceres debe convertirse en una visita obligatoria para todos aquellos que vengan a pasar unos días a la región o tengan que pasar por Extremadura para continuar con su ruta.

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Su rica historia

Conocido por ser la ciudad natal de muchos de los hidalgos que fueron al nuevo mundo en busca de riquezas, Trujillo tiene sus orígenes mucho antes, en la época romana, cuando era conocido por el nombre de origen celta, Turgalium, que significa castro indígena. Gracias a los distintos restos romanos que se han encontrado en la localidad, como estelas funerarias, se ha determinado que era una población de cierta magnitud, dependiente de Norba Caesarina, la contemporánea ciudad de Cáceres.

En el pueblo también se encuentran vestigios de la época visigoda; el más importante, el castillo de Trujillo, que empezó a alzarse en el año 900, y fue reformado después de la inestabilidad que caracteriza el período de la reconquista. Siendo una zona fronteriza entre cristianos y musulmanes en los siglos XII y XIII, Trujillo vivió una época tumultuosa. Bajo control de Alfonso VIII en 1186 durante 10 años, volvió a ser territorio almohade tras la batalla de Alarcos, que debilitó al bando cristiano. Fue, finalmente, en 1232 cuando Fernando III tomó el mando de la localidad.

Es en el siglo XV cuando Trujillo adquiere importancia nacional por dos razones. Se convierte brevemente en la primera capital de España, guardando durante un tiempo el tratado que unía las dos coronas de Aragón y Castilla, y siendo el lugar en el que la reina Isabel II firmó el Tratado de Alcaçobas, con en que se daba por finalizada la guerra con Portugal. No sólo eso, sino que se hace conocido popularmente como la cuna de los conquistadores.

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Gracias a esta época de esplendor con las expediciones al nuevo mundo, muchos hidalgos extremeños, que se habían quedado sin recursos tras las continuas guerras, decidieron cruzar el Atlántico, pues se les había prometido terrenos y riquezas en la península si volvían con vida del peligroso y largo viaje. Es así como trujillanos como Francisco Pizarro, Alonso de Hinojosa, Francisco de Orellana Francisco y Gonzalo de las Casas, Gaspar de Carvajal y Diego García de Paredes se hacen tan conocidos y adquieren relevancia en el panorama histórico español.

Magníficos monumentos

La arquitectura de Trujillo es la muestra perfecta del paso del tiempo y las épocas que ha vivido. En la plaza Mayor, donde se alza la estatua ecuestre de Francisco Pizarro realizada en bronce por el escultor Cary Rumsey, se encuentran también la iglesia de San Martín de Tours que incorpora elementos góticos, como la puerta de las Limas, y góticos, como el retablo mayor y el órgano.

Alrededor de la plaza Mayor, se ubican muestras de las casas señoriales que se construyeron en la época renacentista, como el palacio de los marqueses de Santa Marta, casa de la Cadena, casa de los Orellana, casa de los Chaves Cárdenas y el palacio de los marqueses de la Conquista, entre otros. No se pueden olvidar tampoco las grandes casas de la ciudad antigua entre las que se encuentran el alcázar de Luis de Chaves el Viejo, la casa de los Altamirano, la casa fuerte de los Escobar, el alcázar de los Bejarano y la casa de Francisco Pizarro de Vargas.

El castillo, en la zona más alta de la ciudad, ha soportado varias reformas a lo largo de la historia, incluso la construcción de un aljibe árabe en su interior. La fortaleza estaba protegida a su vez por una muralla de la misma época, de la que actualmente quedan algunos restos.

Fiestas y ferias

Trujillo no solo era relevante dentro del panorama español y extremeño en el pasado, actualmente mantiene esta posición gracias a la celebración de varias fiestas y ferias de gran interés turístico.

• Semana Santa de Trujillo: de un enorme valor histórico con imágenes que datan del siglo XVI, se dibuja una bonita estampa de los pasos y conjunto histórico de la ciudad de fondo.
• El chíviri: celebrando el Domingo de Resurrección por todo lo alto, los trujillanos se reúnen en la plaza Mayor donde se realizan bailes folklóricos y disfrutan del día en compañía de sus familiares y amigos.

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• Feria del queso: más de 200.000 amantes del queso se acercan a Trujillo el primer fin de semana de mayo, donde pueden degustar diferentes tipos de queso junto a una copa de vino o una cerveza.