Top

El ingenio fantasma: una sola molienda y cerró

Historia

Con un marco de tristeza y abandono, en Caspichango existe un ingenio abandonado antes de convertirse en fuente de trabajo.





Hoy traemos una historia que quizás no muchos conocen. Sabemos que muchos ingenios en Tucumán entre 1967 y 1968, y esa es la más conocida. Sin embargo, existe un ingenio que vivió la desolación del sueño mucho antes: el ingenio Caspichango.

Cuenta el tucumano Sergio García en sus redes sociales la historia de este lugar tan poco conocido por muchos. Se trata de Teniente Berdina, comuna ubicada en el vértice noroeste del departamento de Monteros. 

Antiguamente, desde la época colonial, su territorio formó parte de la gran estancia Caspinchango y Negro Potrero. En el extremo norte de la propiedad se encontraba un paraje llamado El Bajo Grande (14.000 hectáreas) que según los historiadores, fue vendido en 1884 por Don Santiago Aráoz, descendiente de sus antiguos propietarios, a don Juan Recalt que decía ser francés.

En ese lugar, este señor fundó un ingenio azucarero conocido como San José de Caspinchango. En los registros también aparecería como Ingenio Caspinchango, Ingenio Recalt o San Juan de la Fronterita.

Según cuenta García, el historiador tucumano Carlos Páez de la Torre (h), detalló que Recalt se vio envuelto en un escándalo para la época al descubrirse la falsedad de su origen y su insolvencia económica. 

La fábrica aún no terminada, fue sacada a remate en enero de 1886. Entre sus acreedores se encontraba la firma francesa Five Lille (que proveyó de maquinaria pesada a vapor a casi todos los ingenios tucumanos), la firma Chavanne y Roux y entre otros al alemán Enrique M. Leudesdorf que finalmente se quedó con la propiedad (Leudesdorf, Temple & Cia. - 1892). Con el tiempo éste la habría vendido a Manuel García Fernández (dueño del ingenio Bella Vista), quién a su vez posteriormente lo hizo a favor de la sociedad Nougués Hnos. SACIFIA (dueños del ingenio San Pablo hasta su quiebra cuando la propiedad estaba reducida ya a 900 hectáreas).

En el inventario que se levantó en 1886 cuando se remataron las tierras y el ingenio, se constató que los edificios de la fábrica estaban mal construidos, la mayor parte de barro hasta los cimientos, con una chimenea de más o menos 25 metros y que escriben "parece bastante bien construida".

Lo cierto es que la fábrica, según algunas crónicas, tuvo una sola molienda y cerró definitivamente. Quedó en memoria de su efímera vida una chimenea (bella y de excelente factura), hasta hace un tiempo cortada o "mota", restos de hierros retorcidos, canales de agua, acequias semienterradas, túneles de ventilación, cimientos, etc.

El territorio donde se encuentra la localidad de Teniente. Berdina (y Santa Lucía) formaron parte de la jurisdicción de Acheral desde 1914 hasta 1977, cuando se creó el pueblo y se los elevaron respectivamente a la categoría de Comunas Rurales.

Un comentario de algunas personas (no constatado), es que en el cementerio de Famaillá, existe la tumba Paul Carretier, quien habría estado a cargo de dicho ingenio durante su única molienda, que se habría quitado la vida tras el cierre del mismo por las fallas de estructura.