Departamento de Cultura y Política Lingüística

232. Molino de Armiñón (Armiñón)

ETAPA 7: LA PUEBLA DE ARGANZÓN • BRIÑAS

Un molino a orillas del Zadorra

La orografía de Álava se caracteriza por presentar amplias llanuras aptas para el cultivo y la población de Armiñón se encuentra, concretamente, en una apertura del valle del río Zadorra, entre Treviño y el Ebro. La comarca se define por presentar tierras fértiles para el cultivo de cereales, lo cual explica la existencia de infraestructuras preindustriales para el procesado de estos productos cuyo fin es el de transformarlos para el consumo humano. En el caso que nos atañe, nos referimos al molino de Armiñón, uno de los mejores conservados del territorio alavés.

En Álava, las referencias más antiguas a los molinos se retrotraen a un momento muy temprano, como es el siglo IX, en las orillas del río Omecillo (en Valpuesta), aunque apenas podemos saber cómo eran sus instalaciones. Se trataría de construcciones hidráulicas más básicas que las que se levantaron en época moderna y posiblemente se trataba de aceñas, es decir, de molinos cuya rueda, medio inmersa en el cauce o canal, giraba un eje horizontal, que era la que transmitía el movimiento a las piedras moleras.

No obstante, la gran mayoría de molinos que se desarrollaron al final de la Edad Media y Edad Moderna en el País Vasco fueron de eje vertical, de forma que el agua era conducida por debajo del edificio y caía sobre unas ruedas dispuestas en horizontal, pero cuyos ejes eran verticales y llevaban la rotación a las ruedas ubicadas en el primer piso.

El molino de Armiñón es una construcción rectangular, de mampostería reforzada de sillería, de cubierta a dos aguas, con una construcción adjunta más pequeña al oeste, de las mismas características. Toma sus aguas de un azud situado a 330m aguas arriba, que desvía las aguas del Zadorra a través de un cauce de unos 3m de anchura. Al contrario que otros molinos que aprovechan corrientes menos voluminosas, esta infraestructura carece de depósito donde acumular las aguas y el canal desemboca directamente en la infraestructura, a través de unas compuertas manipulables situadas fuera del edificio.

Las aguas, dirigidas a través de sendos sifones que permiten optimizar la fuerza de empuje del agua, se vertían a presión en dos rodetes que movían dos pares de muelas. Después, las aguas sobrantes discurrían por una nueva canalización que, después del puente medieval, desemboca nuevamente en el río.

A la salida de la estolda o aliviadero, el edificio presenta dos arcos de medio punto. Hacia las partes sur y norte, en el primer piso se disponen tres y dos ventanas adinteladas, respectivamente, y en la sala de molienda, en el piso bajo, una más a cada lado. Dos ventanas más alumbran las estancias inferiores hacia el este.

A escasos metros al este del edificio encontramos dos piedras de moler. En su período final, era común ver muelas de hormigón, pero anteriormente, se realizaban en piedras que pudieran ofrecer la abrasión necesaria para moler el grano. Para ello, además, se tallaban surcos y acanaladuras que mejoraban la fricción y la conducción de la harina y el salvado, que, en la molinería tradicional, caían juntos al recipiente donde quedaban depositados. Después, mediante cedazos, se cernían o separaban ambas sustancias.

La construcción del edificio actual corresponde al final de la Edad Moderna y estuvo en marcha hasta el siglo XX.

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