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Bacterias del algarrobo podrían ayudar a mejorar el crecimiento de otras plantas en zonas áridas

Estudio Algarrobo
  • 24 Junio, 2022

El algarrobo, además de ser unos de los tantos árboles de la flora chilena, es una especie que tiene una característica particular: puede crecer en condiciones áridas, y por tanto, es el foco de estudio de una alianza internacional entre el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas, CEAZA, y el Laboratorio de Interacción Planta Microorganismo, perteneciente al Instituto de investigaciones biológicas Clemente Estable de Uruguay; y que en el marco del proyecto redes de colaboración, busca indagar en las comunidades de las bacterias asociadas la especie.

Al respecto, el Dr. en Microbiología del Instituto Clemente Estable, Federico Battistoni, aclara que el algarrobo es una leguminosa que crece en el desierto de Chile en condiciones áridas y de estrés abiótico, “ya sea por falta de agua o por las sales que hay en el terreno. En Uruguay, aunque no hay desierto, el algarrobo también crece en lugares con elevada salinidad de los suelos”.

Árbol y microorganismos unidos para crecer

El experto aclara que la idea es comparar cómo son las comunidades asociadas a las plantas en los algarrobos que crecen en Uruguay y Chile, “ver si son iguales, si comparten grupos bacterianos específicos y cuál sería el rol de esas comunidades para poder ayudar a la planta a crecer en esas condiciones, pensando a la planta como un macro ser, un holobionte planta, compuesto por todos los organismos que viven dentro y sobre la planta”.

Por su parte la Jefa del laboratorio de Microbiología de CEAZA, Dra. Alexandra Stoll, especifica que, en el caso de Chile, se escogieron 2 especies de algarrobo que habitan en el límite sur del Desierto de Atacama: Prosopis flexuosa y Prosopis chilensis, “que crecen en ambientes de baja disponibilidad de agua, donde prácticamente no hay precipitación, y por ello deben hacer raíces muy profundas para llegar a las napas subterráneas”. Asimismo, en Uruguay, se escogió a la especie Prosopis nigra, que crece en un ecosistema caracterizado por una alta salinidad del suelo, “que genera otro tipo de estrés ambiental a las plantas que quieren crecer en esos ambientes; entonces estos árboles, en asociación con los microorganismos, pueden tolerar mejor este ambiente extremo”, explica la investigadora.

Reforestación y mejoramiento del crecimiento de plantas

¿Y cuál será la aplicación que se proyecta para esta investigación? Se busca desarrollar productos biotecnológicos para inocular en otro tipo de cultivos, a fin de ayudarles al crecimiento en condiciones drásticas. En palabras de Dra. Alexandra Stoll, la colección microbiana que se puede extraer de las hojas o de las raíces de este árbol, “y que luego podemos cultivar en laboratorio, nos permite pensar en un amplio rango de aplicaciones de estas cepas; donde una podría orientarse en la reforestación o restauración ecológica de este tipo de vegetación en los ambientes naturales”, afirma.

Igualmente, la científica explica que la aplicación de los microorganismos del algarrobo a plantas de cultivo, que pueden ser otras leguminosas como arvejas, porotos o alfalfa, podrían mejorar el crecimiento que se espera de estas plantas, o bien, mantener su productividad a pesar de que el suelo esté en malas condiciones.

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