turismo
Una ruta por el pueblo aragonés más madrugador de España
Esta localidad es famosa a nivel mundial por dar cobijo cada año a un importante número de aves. Verlas y oírlas es todo un espectáculo.
La geografía aragonesa está salpicada de pueblos cuyo nombre es de los más curioso. Véase el caso de Torrijas o Bea, en Teruel: Guasa o Bailo, en Huesca; y Novallas en Zaragoza. Y es que el lenguaje, a veces, es de lo más caprichoso. Sin salir de esta última provincia encontramos una localidad cuyo nombre tampoco deja indiferente y que curiosamente guarda relación con el animal que le da fama.
Hablamos de Gallocanta, una pequeña localidad situada en la comarca del Campo de Daroca a la que un tipo de ave (que no son los madrugadores gallos sino las grullas) le han dado fama mundial y la han convertido en un imán para el turismo ornitológico. Y es que acoger en su entorno el mayor humedal salino de la Península y el mejor conservado de la Europa occidental no es cualquier cosa. Cada invierno, la laguna de Gallocanta es el lugar elegido por miles de ejemplares de grulla común para reponer fuerzas antes de seguir su viaje hacia el sur. Con ellas llegan los turistas que vienen para verlas. Oírlas haciendo su incesante trompeteo desde el agua -y que continúan en el aire – es todo un espectáculo.
También merece la pena pasarse por el Centro de Interpretación de La Laguna, perteneciente a la Red Natural de Aragón. No está en Gallocanta pero cerca: entre Bello y Tornos. Aquí es posible disfrutar de una exposición interactiva muy interesante, así como de rutas señalizadas y miradores que facilitan el avistamiento de las aves. Además, desde el Centro de Interpretación ofrecen, a través del Gobierno de Aragón, unos exitosos recorridos guiados por el entorno de la laguna para observar estas aves y conocer más de cerca sus hábitos de la mano de un educador ambiental.
Qué ver en Gallocanta más allá de la laguna
No se puede negar que la laguna y sus grullas son el principal foco turístico de la zona. Sin embargo, también merece la pena darse un paseo por la localidad. Por algo forma parte de la Red de Pueblos Mágicos de España. Su casco urbano cuenta con la iglesia de San Pedro, una construcción barroca de principios del siglo XVIII en cuyo interior se encuentra la talla de madera policromada del XII de la imagen de la Virgen del Buen Acuerdo.
Gallocanta es, además, un destino ideal para ver las estrellas debido a su altitud y ausencia de contaminación lumínica.
En cuanto a tradiciones, destaca la hoguera que realiza el pueblo por las fiestas de San Fabián y San Sebastián, así como el dance que se recuperó hace unos años.
Para alojarse y comer, el albergue y restaurante Allucant es el epicentro hostelero del municipio.
