Eljas, Cáceres

Introducción

Existe una pequeña región extremeña, que linda con nuestro vecino Portugal, en que se habla una lengua distinta; la fala.Este dialecto del galáico-portugués es una pequeña joya lingüística que han conservado desde tiempos medievales en el Valle de Jálama o Val de Xálima, y hoy es hablada en los municipios de San Martín de Trevejo, Valverde del Fresno y Eljas.Será este último al que nos aproximemos para echar un vistazo a todo lo que tiene para ofrecer al visitante.Pero antes nos ilustraremos con su interesante historia, su recorrido hasta nuestros días.

La región lleva habitada desde más de 5000 años, habiendo varias construcciones megalíticas, así como otros restos arqueológicos que lo demuestran. Será en tiempos muy posteriores que llegarán las migraciones célticas, asentándose los vettones por estas tierras.Probablemente el nombre de Jálima provenga de una deidad vettona-lusitana llamada Salima; que también daría nombre al pico de Jálima en la vecina Sierra de Gata y posiblemente sea también el origen etimológico de Salamanca.En tiempos romanos se registra ya el nombre de Ergastvlvm, que podría ser una latinización de la toponímia céltica previa, y que acabará derivando en Eljas.

Con la reforma que sitúa al cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, se establecerá la Diócesis de Coria; población más al sur y que se convertirá en el centro administrativo en dicha etapa.Vendrán entonces las invasiones bárbaras que acabarán con la época romana occidental. Vándalos, suevos, visigodos y alanos, penetran en la península. En el caso de la comarca que nos ocupa, tuvo una marcada presencia de los misteriosos alanos, más tarde sería dominada por los suevos y finalmente por los visigodos.Las luchas por el poder entre los distintos monarcas visigodos, acabaron por hacer llegar fuerzas islámicas a la antigua Hispania. Que si bien llegaron en un principio para participar de los conflictos como mercenarios, acabarían por conquistar prácticamente la totalidad del territorio.

Ya desde el pasado céltico, la población del Val de Xálima había desarrollado una fuerte cultura ganadera. Esta se vio incrementada bajo el dominio musulmán, trayendo nuevas técnicas y tipos de ganado. Además también de una notable mejora agraria.

Durante los conflictos de la Reconquista, un gran número de ataques desde las regiones cristianas se centraron en saquear la antigua Diócesis de Coria. Esto provocó un incremento de las defensas militares. Estos saqueos evolucionaron a intentos de conquista, convirtiéndose la región en una tierra que cambiaba de manos con regularidad en un eterno juego de guerra de toma y pérdida de las plazas.Será al fin el reino leonés el que logre la conquista, entre los siglos XI y XII, cayendo Coria en 1142.

Debido a la constante situación de conflicto que se vivió, hubo una enorme pérdida de población; entre fallecidos y gentes que prefirieron huir. Por ello se llevó a cabo una amplia repoblación y se distribuyeron las tierras entre distintas órdenes militares, para ocuparse de su administración y defensa.De este modo llegaron numerosos colonos originarios del norte, que hablaban el antiguo astúr-leonés y el gallego. Una teoría acerca del origen de la actual fala sería que o bien provendría del primero o del segundo.

Los conflictos armados siguieron dándose, como desgraciadamente ha sido costumbre en muchas partes. Guerras contra Portugal, guerras feudales, la invasión napoleónica o la guerra civil. Será tras el fin de esta última que en Eljas y otras poblaciones fronterizas con el país luso, se desarrolle el famoso estraperlo, el contrabando para conseguir bienes imposibles o sometidos por altos impuestos en aquel momento en España.Y como en tantas otras zonas rurales, el crecimiento demográfico se irá a pique, mientras sus pobladores emigran a las ciudades o el extranjero.

Hasta nuestros días y el despertar del proceso contrario, que poco a poco empieza a calar. Primero en la forma del turismo rural y después directamente en gente que busca volver a vivir en aquellas humildes localidades de las que provienen sus antepasados.

Aproximándonos

Eljas se encuentra a medio camino entre Valverde del Fresno y San Martín de Trevejo; todas estas poblaciones que deben ir siempre en ruta para disfrutar del Val de Xálima. Para alcanzarlas saldremos desde Plasencia, tomando la autovía del norte de Extremadura en dirección a Coria. Haremos el desvío hacia Moraleja, continuando por carretera hacia Cilleros, una pequeña población que bien podemos visitar o rodear totalmente.

Desde Cilleros seguiremos hacia el norte, hasta tomar el desvío que nos indica Valverde del Fresno. Poco antes de llegar a ella, viéndola a lo lejos, ya encontraremos el cartel que nos señala que debemos tomar la ruta hacia la derecha que conduce a Eljas.

Es un viaje muy tranquilo, cruzando tierras de labranza y pequeñas arboledas, que nos llevará poco más de una hora.

Atractivos

La población de Eljas no alcanza el millar de habitantes, es una localidad pequeña y dedicada al campo.

Su monumento más importante es el castillo medieval, llamado simplemente Castillo de Eljas, que se encuentra junto a la Plaza Mayor.

Seguramente la primera fortificación fue obra realizada en los tiempos islámicos, pero será entre el siglo XIV y XV que se establezca el de la actual planta. El castillo fue Encomienda de la Orden de Alcántara. Durante el conflicto con Portugal, durante el siglo XVII, ganará importancia estratégica y será reformado. En dicho conflicto sufrirá enormes daños.

Dejado completamente, entró en estado de ruina. Pero en 1970 se declaró Monumento Histórico y en 2005 se realizaron obras para su rehabilitación. Actualmente se pueden contemplar dos torreones y parte de su muralla.

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, la Ermita del Santo Cristo y la de la Divina Pastora; son los edificios religiosos que encontraremos en Eljas. Ninguno destaca por su magnificencia, sino que son construcciones humildes.

Quizá sea la Ermita del Santo Cristo, también llamada del Cristo del Humilladero, la más interesante. La primera fase de su construcción se dio en el siglo XVI, teniendo una ampliación durante el siglo XVIII. Con un retablo barroco en su interior y una talla gótica de Cristo Crucificado.

Un rasgo un tanto chocante es la mezcla de estilos que encontramos. Casas de nueva factura conviven en el mismo espacio con otras que mantienen la arquitectura popular de la región, distribuyendo las pequeñas callejas, en las que nos podemos sorprender con rincones de una gran encanto.

Junto a la población cursa el río del mismo nombre y en él topamos con tres piscinas naturales en cascada; llamadas la de Arriba, la del Medio y la de las Monjas. No son especialmente profundas, la que más no alcanza los 3 metros, pero en los meses cálidos son un destino más que agradable.

Por otro lado, Eljas aprovecha muy bien la zona en que se halla, junto a la Sierra de Gata; ofertando rutas ecuestres, en quad o a pie, para disfrutar de la bella naturaleza de este entorno.

La tradición equina la podemos encontrar en las mismas fiestas de Eljas, que comienzan el 2 de febrero y se extienden hasta el 5. En ellas, además de un pasacalles nocturno con antorchas, se celebra una entretenida carrera de caballos por la misma población.

Además de otras fiestas de carácter religioso, en el mes de junio destaca el mercado medieval. Venta de artesanía, danzas medievales, luchas y otras formas de traer aquellos tiempos para el disfrute en nuestros días.

A todo esto se suma la gastronomía y los buenos servicios de hostelería rural que hay en toda la región.

Despidiéndonos

Las tres localidades de esta histórica región tienen un sabor distinto, quizá por haber conservado su antigua lengua y haber sido siempre tierra de fronteras.

El paisaje de la Sierra de Gata es una maravilla y es más que agradable perderse por él.

Sin inmensos monumentos, pero muy rica historia. No se puede separar Eljas de sus hermanas y es con todas ellas que se logra una visita más enriquecedora.