Sociedad

Este es el mapa de la soledad en Madrid

La capital cuenta con más de 400.000 hogares de una sola persona. Tres de cada diez tienen 70 o más años

Personas mayores viven en soledad en el barrio madrileño de Embajadores.
Personas mayores viven en soledad en el barrio madrileño de Embajadores.Alberto R. RoldánLa Razón

La soledad, deseada o no, ha pasado a ser en los últimos años una forma de vida pujante en la capital. Y en algunos casos, un problema. A fecha de 1 de enero de 2021, más de 400.000 personas viven solas en sus hogares, según las cifras del padrón municipal. De ellas, 247.682 son mujeres –seis de cada diez casos– y 156.556 hombres. Nada que objetar si es una decisión voluntaria. Pero lo cierto es que, a medida que la población envejece, se va quedando cada vez más sola.

Según las cifras del padrón, la franja de edad más «solitaria» es la que va de los 55 a los 59 años: 31.777 personas. De hecho, llama la atención que, de los 55 hasta los cien o más años, hay 199.000 personas que viven en esta situación, lo que corresponde casi a la mitad del total. Mientras, si desglosamos más los datos, tres de cada diez tienen 70 años o más. Con todo, la segunda franja más numerosa sería la que va de los 45 a los 49 años, con 30.802 personas.

Por distritos, hay un claro vencedor. Centro es la zona con mayor número de hogares unipersonales: un total de 32.713. De hecho, el distrito acoge los barrios con mayor número de personas que viven solas: Embajadores, con más de 10.000, y Universidad con una cifra superior a las 8.000.

Por distritos, y después de Centro, le siguen Latina, con más de 28.000; Carabanchel, con más de 27.900; Ciudad Lineal, con una cifra similar, y Puente de Vallecas, con 25.000.

Personas que viven solas
Personas que viven solasNatalia Nieto

Por lo general, aunque parece haber una mayor presencia de la soledad en los distritos del sur, se concitan otras áreas en esa misma área donde la situación es la inversa. Además de Barajas (4.560), los distritos de Madrid con menos hogares solitarios serían Vicálvaro (6.533), Villaverde (13.328) y Usera (13.017).

¿Cuáles serían los barrios concretos con menos hogares de una sola persona? El primero de todos se encuentra en el distrito de Arganzuela: Atocha, con solo 124. Le siguen El Plantío (164), en Moncloa-Aravaca; Atalaya (175), en Ciudad Lineal y Aeropuerto (194), en Barajas.

Estas cifras reflejan una situación que, lejos de ser una opción de vida, puede acabar siendo un problema. No en vano, el Ayuntamiento de Madrid presentó este año su estrategia para combatir la «soledad no deseada», sobre todo en personas mayores. Un mal invisible, y difícil de diagnosticar, pero que puede causar estragos en la salud física y psicológica de las personas.

El proyecto, que cuenta con una financiación de 1,4 millones de euros, está liderado por el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, con Pepe Aniorte al frente. Según ha recordado el Consistorio, en la ciudad de Madrid viven actualmente 650.000 personas mayores de 65 años, de las cuales una de cada cuatro está sola. Así, esta estrategia se compone de un doble enfoque: uno vecinal, en torno al proyecto Madrid Vecina, y otro institucional, bautizado como Madrid Contigo, que pondrá todos los recursos, programas y servicios municipales para mayores orientados a la soledad.

El proyecto cuenta también con la participación del Área de Portavoz, Seguridad y Emergencias. Concretamente, por parte de Madrid Salud, la estrategia implica a más de 350 profesionales municipales, a sus 16 centros municipales de salud, al Centro Específico de Prevención del Deterioro Cognitivo y a su Centro Joven. Además, Madrid Salud puso en marcha en noviembre de 2020 el servicio “Vínculos”, que trabaja en dos estrategias: poblacional y de riesgo, con el fin de prevenir los sentimientos de soledad y previendo la aparición de sus síntomas, para que estos no afecten al bienestar de las personas o deriven en problemas de salud. Dentro de esta iniciativa, se llevan a cabo actividades de diversos tipos (charlas, talleres, campañas de información, guías metodológicas, formación para el personal municipal…) que permiten la visibilización de este problema y la sensibilización sobre el mismo entre todas las capas de la población.

Dos vertientes

Esa primera vertiente vecinal y comunitaria implica involucrar a los vecinos de los barrios en la detección de casos de soledad –las llamadas «antenas– y en la creación de redes de apoyo. Como explicó Aniorte, el objetivo es que el farmacéutico, el comerciante o «todas esas personas que están en contacto con los mayores, puedan detectar que un vecino ya no acude todos los días, o está más abandonado o cualquier signo de una situación de soledad».

En esta línea, la intención es la de crear redes profesionales de detección de vulnerabilidades en cada uno de los 21 distritos, tal y como se contemplaba en los Acuerdos de la Villa. Del mismo modo, se pretende reforzar el Servicio de Teleasistencia a los mayores solos que no están en ningún otro programa o servicio municipal.

En segundo lugar, la vertiente pública e institucional de la estrategia se conforma a partir de un nuevo contrato que supondrá una inversión de casi un millón de euros en dos años. Gracias al mismo, se crearán 180 talleres grupales de tres tipos diferentes para abordar diferentes grados de soledad. El primero, destinado a personas que no sufren soledad pero que quieren prevenirla, y los contenidos tendrían que ver con el envejecimiento activo; el segundo, dirigido a fortalecer las habilidades sociales de personas en riesgo de soledad; y el tercero, estaría enfocado a la atención psicológica a mayores que ya manifiestan sentimientos de soledad. Todo ello a través de un contacto directo que permitiría más de 7.000 visitas a domicilio cada año, creando un contacto con la persona detectada, haciendo una valoración más precisa de su situación e informándole sobre los recursos y programas disponibles.

También la Comunidad de Madrid ha puesto sobre la mesa estrategias para combatir el problema. No en vano, más de 276.000 mayores viven solos en la región. Y, en muchos casos, el sentimiento de soledad constituye una dolencia difícil de erradicar.