La villa de La Calzada de Oropesa

José García Cano*
-

Los libros parroquiales informan que la población surgió de la unión de dos lugares llamados Carrascalejo y La Calzada

Calle del Cristo en La Calazada de Oropesa en 1958. - Foto: Archivo Diputación Provincial de Toledo

El nombre de La Calzada de Oropesa proviene de la calzada romana que comunicaba a las importantes ciudades de Emérita Augusta (actual Mérida) con Caesaróbriga (actual Talavera de la Reina) y Toletum (Toledo). El indicativo de Oropesa se le añadió para diferenciar a esta localidad de otras con la misma denominación. Los libros parroquiales informan que la población surgió de la unión de dos lugares llamados Carrascalejo y La Calzada. Del primer lugar quedaban aún en el siglo XVIII un ‘pilón de buen agua’ que se encontraba en su antigua plaza (denominado actualmente Carrasca) así como el nombre de cierta calle y algunas ruinas dispersas. Históricamente La Calzada ha pertenecido al condado de Oropesa, siendo declarada villa por Felipe IV el 20 de enero del año 1642. A partir de la unión de los dos núcleos de población citados, el término de La Calzada de Oropesa se extendió en 14.504 hectáreas, convirtiéndose en el mayor territorio del Señorío de Oropesa, después de la misma Oropesa.

Su iglesia con el título de Nuestra Señora de la Asunción se remató en el siglo XVII y sus planos se atribuyen a Herrera. Se trata de un edificio de una sola nave de estilo renacentista y con un ábside de cinco lados. Destacan sus altares barrocos y la armadura de un curioso órgano que en buena parte fue desmantelado durante la Guerra Civil. Es de reseñar que el retablo principal (1674) es uno de los mayores que poseemos en la provincia de Toledo, donde se ubican tres importantes cuadros de Claudio Coello, ubicados en su parte superior. También del mismo siglo, concretamente de 1675, es el convento de religiosas agustinas recoletas, ubicado en el extremo sur de la población, que contaba con veintisiete religiosas a mediados del siglo XVIII y que fue fundado por Manuel Joaquín Álvarez de Toledo, conde Oropesa, quien ejercía su patronazgo, a instancia de la hermana sor Isabel de la Madre de Dios. Dentro de sus muros se veneraba al Cristo de la Misericordia, muy querido por los vecinos y devotos y de ahí que la denominación del cenobio fuese la del Santo Cristo de las Misericordias. El origen de este convento proviene de un modesto edificio que sirvió de hospital para pobres y peregrinos, junto al cual se levantó una ermita dedicada el Cristo de las Misericordias, que luego pasaron a formar parte del conjunto conventual. Actualmente el convento cobija a siete religiosas agustinas de clausura. Se citan en el mismo siglo la existencia de la ermita de Santa Ana, la de los Mártires y la de San Bartolomé.

Como un vecino destacado de La Calzada de Oropesa recordamos a Manuel García Borrado, exiliado que fue del campo de concentración nazi de Mauthausen. Manuel recibió en 1983 la medalla de oro al mérito de la República Austríaca, por sus veinte años como administrador del antiguo campo de exterminio ya convertido en museo y ubicado en la región de Baja Austria, cerca de Linz. Manuel García nació en 1921 en La Calzada de Oropesa y abandonó España en la última etapa de la Guerra Civil, habiendo combatido en el bando republicano, por lo que fue internado en el citado campo de Mauthausen. Finalizada la contienda Manuel permaneció en Austria, donde se casó y tuvo dos hijos. Dos años antes también el gobierno español le había concedido la medalla al mérito civil.

Vista de La Calzada de Oropesa.
Vista de La Calzada de Oropesa. - Foto: Archivo Diputación Provincial de Toledo
Dentro de las mil y una historias que guarda La Calzada de Oropesa entre sus calles, encontramos el proceso que se siguió contra el vecino Juan de la Vega, hace aproximadamente 290 años, cuando víctima de la pasión (o quizá del amor), comenzó a tener tratos ilícitos con una señora casada del municipio. El caso provocó el alboroto de la mayor parte de sus vecinos, así como de los alcaldes, párroco, etc. Fue denunciado y amonestado hasta que le metieron preso por orden del alcalde Pedro Marcos, quien junto al alguacil, encontraron a Juan en casa de su amante “reclinado sobre una cama”. En los primeros momentos del proceso, se obviaba intencionadamente el nombre de la dama ya que era un agravio a la moral y al propio matrimonio de la susodicha, aunque finalmente se dio a conocer públicamente ya que era algo que la vecindad conocía desde hacía años. El expediente concluye con el destierro de Alfonsa Bohoya (la amante) y de su marido Miguel Castellano fuera del término de La Calzada. Nos resulta curioso como todas las autoridades (civiles y religiosas) se veían inmersas en cuestiones morales, matrimoniales y amorosas, ya que suponían un grave pecado y una alteración del orden público, por las lógicas visitas intempestivas que hacía Juan a Alfonsa. Algo impensable hoy en día, pero totalmente lógico por aquél entonces. La Calzada de Oropesa es sin duda un interesante lugar para visitar y conocer, pues aunque se encuentra en el punto más occidental de la provincia de Toledo, se revela como un destino cercano y con diversos atractivos naturales y culturales.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.