El amparo del Gobierno ha permitido un regreso que parecía imposible

El poder de la Liga

La que hoy empieza será una Liga distinta, empezando por el formato y las fechas, un desafío nunca antes planteado

Sevilla - Betis: Horario y dónde ver por tv el partido de la Liga Santander

El amparo del Gobierno ha permitido un regreso que parecía imposible
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Vuelve la Liga pero no los colegios, ni los institutos ni las universidades. Como eslogan promocional es pésimo, pero de esta circunstancia el fútbol es inocente, la escala de valores de cada país la establecen sus gentes con sus preferencias y sus pasiones.

El balón empieza a rodar en Primera esta noche en el Sánchez-Pizjuán con un derbi andaluz envasado al vacío, validado por un gobierno que empezó a remar a favor del regreso del campeonato doméstico cuando la curva de las víctimas por coronavirus dio sus primeras señales declinantes. La coartada es obvia: el fútbol distrae y da toneladas de dinero de las que no se puede prescindir. La industria del fútbol, la denominan ahora.

Campeonato exprés

Once partidos en 39 días en pleno verano; estrés y calor pondrán a prueba las piernas de los jugadores

Javier Tebas, presidente de los clubs y principal responsable de que esta temporada se acabe en el campo y no en los despachos (solo él lo proclamaba cuando la crisis sanitaria invitaba a la cancelación y confinaba en casa a todo el país), podrá salvar un parte importante de este negocio tras pactar con el Consejo Superior de Deportes una contrapartida económica. A la espera de que a partir de finales de junio se abran las puertas paulatinamente a los aficionados presenciales, el campeonato se ha despojado de eufemismos para mostrarse como lo que es: un tinglado cada vez más pensado para el espectador televisivo, principal fuente de ingresos de LaLiga y motor de su crecimiento y expansión.

Los paisajísticos debates éticos que se han estado preguntando estos días si entre todos no le estaremos dando al fútbol demasiada importancia irán remitiendo conforme empiecen los partidos. La competición, aunque cercenada, despertará el animal dormido que anida en cada aficionado. Bajará el volumen de la indignación provocada por los privilegios del gremio de futbolistas y su acceso a miles de tests médicos que fueron largamente vedados a gente que los necesitaba. La emoción y la rivalidad se impondrán por goleada después de tres meses dominados por el miedo (a morir, a perderlo todo...), así que el balón nos alienará como siempre ha hecho, porque así lo hemos elegido y es lo que gusta a la mayoría. El principal entretenimiento de este país regresa a nuestras vidas. ¿Tenemos ganas de ver jugar a Leo Messi? Pues sí, para que engañarnos. Eso también es vivir.

La que hoy empieza será una Liga distinta, empezando por el formato y las fechas, un desafío nunca antes planteado. Once jornadas comprimidas en 39 días para dilucidarlo todo, el título, las plazas de Champions y también qué equipos se van a Segunda División. Estrés y calor en plena canícula para unos futbolistas que llevan tres meses sin competir y a los que ahora se exige hacerlo a la carrera. Las lesiones se dan tan por asumidas que el reglamento ha sido zarandeado para conceder a los entrenadores realizar cinco sustituciones en lugar de las tres habituales. Es ese otro cambio que anormaliza la Liga, modificando sus normas a mitad de campeonato, perjudicando a los clubs que no cuentan con plantillas largas. Es hora pues de tirar de fondo de armario a la fuerza, también de mirar hacia los filiales, donde los jóvenes ponen carita de concursante de Operación Triunfo a la espera de una oportunidad.

El estreno

Hoy se juega el derbi sevillano sin público, un perfecto resumen de lo que sucede: negocio o quiebra

La función arranca esta noche con el derbi sevillano, quintae­sencia del fútbol como fenómeno popular que se jugará con ce­mento en las gradas. El Sevilla-
Betis resume pues a la perfección la encrucijada: era jugar como ­fuera para recuperar parte del negocio o rozar la quiebra, y eso requiere de sacrificios como lo es desvestir de público un partido que difícilmente se puede concebir sin él. Las fuerzas policiales ­rodearán hoy los aledaños del ­estadio Sánchez-Pizjuán para ­evitar que se produzcan aglomeraciones, peligroso caldo de cul­tivo para la expansión del virus.

El comportamiento de los seguidores será esencial para que este retorno del fútbol no genere la aparición de rebrotes. El fútbol se podrá seguir básicamente en casa o en el bar, con ruido de fondo natural, mezcla de voces e impactos al balón, o enlatado artificialmente en las transmisiones televisivas. Nada fue nunca comparable al espectáculo en directo, y así lo seguirá siendo pese a que las circunstancias sanitarias obliguen a ello provisionalmente. ¿Acaso la peor sanción que se le podía imponer a un club no fue siempre cerrarle el estadio?

La Liga cambia pero no sus habituales aspirantes al título. El Barcelona tomó ventaja antes del parón gracias a un postrero revolcón en el Villamarín del Real Madrid, un equipo que con Zidane siempre ha sido capaz de lo mejor y de lo peor. En las filas blaugrana la respuesta del equipo con Quique Setién es una gran incógnita. Formalmente el técnico abraza el juego posicional que tantos éxitos dio al club; en la práctica ofreció antes de la pausa pocos momentos de entretenimiento y la confirmación de que Leo Messi sigue siendo la llave de casi todo. Del rendimiento del argentino, acompañado por un Luis Suárez que está de vuelta, dependerá el éxito del Barça tanto en la Liga como en la Champions, que llegará en agosto. Con jugadores como los citados y Piqué, Alba o Busquets, todos mayores de 30, habrá que ver cómo repercute físicamente tanto partido en tan poco tiempo. Quizás es hora de exigir mayores galones y prestaciones de futbolistas como Lenglet, De Jong, Arthur, Sergi Roberto o Griezmann. El debut del Barça será el sábado en Mallorca a las diez de la noche.

Más dramática es la lucha del Espanyol por eludir el descenso. A falta de once jornadas empieza un campeonato para los blanquiazules con seis puntos menos, un lastre que Abelardo, siempre entusiasta, tratará de sortear. Hasta ocho jugadores del Espanyol dieron positivo en los tests, circunstancia que parece olvidada pero que puede tener influencia en el rendimiento de los afectados. Parece que no interesa recordar aquellos positivos, ni el miedo de Fali (Cádiz) a contagiarse, ni las reservas de la plantilla del Eibar a regresar, en su momento silenciadas. El show debe continuar. La Liga, y el Gobierno, lo han resucitado.

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