Almuñécar: playas y aguacates en la Costa Tropical de Granada

Destinos de verano

Nos abrimos paso entre mil árboles de aguacate en el punto de partida de un verano de lo más sugerente en el litoral granadino

Playa de Puerta del Mar, una de las más conocidas de Almuñécar

Playa de Puerta del Mar, una de las más conocidas de Almuñécar

Patronato de Turismo de Almuñécar

Te vas a explorar el pueblo mientras tu amigo prefiere darse un baño caliente en el hotel. Una callejuela, el Mediterráneo siempre espiando al final y palmeras apuntando al cielo. Dos horas después, tu amigo te llama para encontraros en el alojamiento, consultas en Google Maps, 800 metros, esto está ahí al lado. Sin embargo, en el camino de vuelta encuentro un cultivo en el corazón del pueblo y, para cuando quiero cruzar, me doy cuenta de que nos separa un mar de árboles de aguacate que debo bordear -si puedo- para llegar a mi destino.

Situado a 76 km al sur de la ciudad de Granada, Almuñécar fue un antiguo y próspero puerto durante el período del Al Ándalus gracias a su buena pesca y todo tipo de frutos y cereales. Siglos después, la ubicación del valle entre los ríos Seco y Verde, las caricias de un sol que aquí resulta algo más caribeño y la actividad agrícola han convertido la Costa Tropical en una porción de paraíso atrapado entre las montañas y el Mediterráneo. Un conjunto de surcos, historia y gastronomía que comienza en Almuñécar, pueblecito de verano y kilómetro cero para conocer el encanto de la sensual costa de la provincia de Granada.

Lee también

Ruta en coche por la Costa del Sol, de Nerja hasta Punta Chullera

Luis Martí
Mijas, Costa del Sol

Almuñécar: encanto ‘tropicoterráneo’

Ese árbol del mango te confunde, pero la enorme buganvilla te confirma que estás en un pueblo mediterráneo. Y a tu alrededor, el blanco encalado que se expande por doquier. Tiendas de souvenirs donde luce una cabeza de toro hecha a base de esparto, y la sierra de la Almijara, asomada a lo lejos, desbordada de terrazas de cultivo. Alguien come un helado, la brisa marina te guía por el casco histórico y alcanzas una de esas playas que nos retrotrae a los veranos de la infancia. Almuñécar tiene mucho del típico pueblo de verano pero también una identidad de tantos verdes como exotismos.

Fue fundada por los fenicios en el siglo VIII a.C. y ocupada por los romanos en su período de mayor esplendor gracias, en parte, a su preciada ubicación. El mismo recurso que la convirtió en la “niña mimada” de la taifa de Granada, ya que durante el período nazarí fue lugar de veraneo para diferentes miembros de la realeza. Y es que Almuñécar se disfraza de sol y playa pero en su corazón alberga museos, yacimientos y un flamante castillo a descubrir con la calma, como el mejor flâneur.

El palacete de la Najarra está rodeado de exuberantes jardines

El palacete de la Najarra está rodeado de exuberantes jardines

Patronato de Turismo de Almuñécar

Un buen ejemplo lo encontramos en el palacete de la Najarra, un edificio de tonos rosados que a su vez sirve como oficina de turismo. Una construcción de estilo neoárabe inspirada en los típicos riads  que supone un festín de jardines exuberantes, enigmáticos arcos y paseos de azulejos. Cambiamos de oasis, pero no de municipio, cuando te adentras en el cercano parque botánico El Majuelo, zona de eventos que destaca por su colección de plantas tropicales de todo el mundo y el yacimiento de la antigua factoría de salazones de las épocas fenicia y romana. Un laberinto de secretos que revela la actividad de los imperios mediterráneos en sus conquistas marítimas y cuya panorámica lamiendo las murallas del castillo de San Miguel regala una estampa deliciosa.

La fortaleza árabe se ubica en lo alto del cerro de San Miguel, antaño el punto vigía de la zona cuya estructura ya fue habilitada por los primeros pobladores. El castillo árabe aún conserva su flamante foso y las torres de diferentes siluetas rematadas con almenas. El viaje en el tiempo continúa a través del barrio del Castillo, un sinuoso conjunto de callejuelas donde no faltan los muros de mil geranios, el aliento del mar y las tiendas turísticas entremezcladas con portales costumbristas, como esa vecina sentada a la fresca.

Bordeando la Costa Tropical

Atardecer en La Herradura, Almuñécar

Atardecer en La Herradura, Almuñécar

Patronato de Turismo de Almuñécar

Almuñécar contiene numerosos encantos históricos y culturales, pero cuando hablamos de sus playas, la Costa Tropical no decepciona. El punto de referencia es el conjunto de los Peñones de San Cristóbal. Una gran cruz blanca corona este escarpado mirador formado por tres grandes peñones: el peñón de Fuera (el más adentrado en el mar, claro), el peñón de Enmedio y el peñón del Santo, el cual separa las playas de Puerta del Mar y la de San Cristóbal, las dos principales de Almuñécar.

Ambas playas son de arena volcánica y se extienden a lo largo y ancho moteadas de palmeras, un azul de lo más disfrutón y la promesa de otros cercanos paraísos. Uno de ellos es la playa de Cantarriján, en la pedanía de La Herradura (a 6 kilómetros) y enclavada en el parque natural de Acantilados de Maro-Cerro Gordo que acaricia el pueblo de Nerja, ya en territorio malagueño. Envuelta por bastos tapices de pinos, bancales de árboles frutales y lejanos cerros salpicados por urbanizaciones, Cantarriján es una playa nudista, ideal para quitarse el pareo pero también controlar nuestras ansias de mar, ya que las corrientes en esta ensenada suelen ser bastante intensas.

A partir de esta visita, todo puede pasar en la costa más sexy de Andalucía: puedes ir en busca de la cascada de Maro y descubrir esta singular “Tailandia castiza”, dejarte seducir por una cata de ron autóctono - el ron Montero de caña de azúcar se elabora en Motril y es toda una institución -, o seguir saltando de playa en playa hacia otros municipios como Salobreña. Son 75 kilómetros de costa donde la vida se disfruta entre nuevos trópicos en los que asoman fortalezas y castillos, la finca que se confunde con una hacienda de Costa Rica y un pueblo de Almuñécar donde los árboles de aguacate convierten las vacaciones en una exuberante yincana.

Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...