Su irresistible «chiribiribí pom pom pom pom» convirtió el tema en un icono de los temas estivales
19 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Además de una melodía adhesiva, las referencias playeras y, si es posible, el baile ad hoc, cuando en la canción del verano se cuela una onomatopeya afortunada esta alcanza la cima. En el momento en el que en María Isabel de Los Payos se suelta eso de «chiribiribí pom pom pom pom» la pieza toca la gloria veraniega. Imposible escucharla sin sentir ganas de secundarla. Imposible no experimentar cómo la felicidad crece dentro de uno al hacerlo. Imposible no caer rendido ante un tema perfecto que ahí, justo ahí, se corona.
Dice el experto Jose Ramón Pardo que esa canción, editada en 1969, fue la primera que recogió verdaderamente el entusiasmo del verano en España. Se trata de todo un icono del género. Una composición rumbera, unos arreglos en la justa medida y una letra de esas que hace que se ruede una película en la cabeza del oyente. Con corazones en la arena. Sombreros de verano. Y el sol calentando la piel de los protagonistas.
Sobre ella existen muchos mitos. Uno indica que se trata de una canción creada para enaltecer a la mujer española en la época en la que las suecas llenaban las playas. También hay quien sostiene que el «chiribiribí pom pom pom pom» esconde el escarceo sexual que María Isabel mantiene con su amante en la arena. Y que aquí, además de la canción del verano, se está impulsando la rumba moderna de la que luego beberían Los Chunguitos, Los Chichos y hasta C Tangana hoy en día. Todo ello con el talento de tres solventes músicos sevillanos — Eduardo Rodríguez, Luis Javier Moreno Salguero y José Moreno Hurtado Josele— que, colocando los elementos exactos en el sitio preciso, aunaron sencillez, inspiración y perfección. Una joya.