Cuando José María Francisco Carlos Fourier propuso en las postrimerías del siglo XVIII la organización de la sociedad a partir de unas células básicas llamadas "falansterios", en las que vivirían falanges formadas por 1.620 hombres, con un edificio común rodeado por tierras de labor, gestionado con forma de sociedad anónima y un reparto de rentas entre el capital (4/12), el trabajo (5/12) y la dirección científico-técnica (3/12), no era consciente de que estaba poniendo las primeras piedras de la doctrina cooperativista.

Este empleado de comercio, que desde joven se entregó a la vida solitaria y a la investigación sobre las formas de organización de la sociedad, que atrajo las críticas de Engels que lo clasificó como "socialista utópico", tampoco era consciente de que en una localidad valenciana, l'Alcúdia, dos siglos después, una cooperativa, la Agrícola Nostra Senyora de l'Oreto (Canso), iba a celebrar cien años de vertebración social salvando los periodos más convulsos de la historia reciente de España.

La Canso ha llegado a 2010 poniendo en marcha un novedoso proyecto: una tarjeta, emitida por la Caixa Rural de l'Alcúdia, que permite a los vecinos comprar en cualquiera de los comercios de la localidad y pagar al contado, distribuir el importe durante seis meses o realizar el pago total cuando se cumpla medio año, independientemente del importe. "Se trata de dar respuesta a las realidad social del pueblo, alcanzar una integración que permita a los cooperativistas sentirse orgullosos de la Canso", señala Cirilo Arnandis, presidente de la cooperativa.

Pero si en 2010 es una tarjeta, en 1913 fue la construcción de una casa de obreros para tratar la falta de recursos; en 1927, una suscripción de los socios permitió dar apoyo económico para la creación de la Ciutat Universitària de València. También en 1927 se puso en marcha un teatro en l'Alcúdia, no sin pocas discusiones. En 1951 se creó un centro de enseñanza secundaria cubriendo la carencia infraestructuras de la administración y se compraron los instrumentos para la banda de música "La Filharmònica Alcudiana". Y así sucesivamente, cubriendo las necesidades sociales que se iban abriendo por el camino.

El germen

Pero para entender el alcance real del peso del cooperativismo en l'Alcúdia es necesario remitirse a un alcudiense, el profesor de Historia Francesc Andreu Martínez, que ha analizado la historia del cooperativismo en su localidad natal. "Que en la segunda década del siglo XX existan en l'Alcúdia dos cooperativas -que pasarían a ser tres a partir de 1925-, y que entre las dos cubran la casi totalidad del censo de cabezas de familia de la localidad es un hecho más bien inusual en el contexto valenciano y aún europeo".

El gérmen del cooperativismo local, no obstante surge en 1908, auspiciado por los sectores del republicanismo local - liberal y laico- a raiz de la crisis agrícola que se produjo como consecuencia de la extensión de la fil.loxera en los viñedos, el cultivo más habitual entonces. La necesidad de obtener préstamos sin tener que recurrir a los usureros -que se convirtieron en la primera fuente de financiación desde la liberación de las obligaciones feudales hacia el Conde de l'Alcúdia- y de la compra de aperos para el campo a precios razonables llevó a la creación del Sindicato Agrícola La Vedriola Alcudiana, presidida por el republlicano reformista Manuel Goda.

Republicanos y católicos

Cuatro años después nacería en l'Alcúdia el Sindicat Agrícola La Protectora de San Andrés, integrado por un grupo de católicos seguidores de las doctrinas coopertativistas, impulsado por un sacerdote del "catolicismo social", Antoni Vicent.

De la fusión de las dos entidades en abril de 1941, como consecuencia de las dificultades económicas de la posguerra, nació la Cooperativa Agrícola de Nuestra Señora del Oreto (Canso), que ahora cumple cien años, dos atrás -por la Vedriola- o dos adelante -por la Protectora-.

Después de unos años de zozobra por la destrucción ocasionada durante la Guerra Civil, los recelos del régimen franquista hacia el cooperativismo, la Canso se desperezó a partir de 1951, cuando se compró el primer tractor, se renovó la trilladora, se lanzó la caja de ahorros y en cinco años se llegó a los 1.200 socios.

En la historia de las cooperativas de l'Alcúdia quedan hitos como el intento de exportación de cebolla a Estados Unidos en los años veinte, una aventura que resultó frustrada por una huelga imprevista de estibadores que hizo que la mercancía se pudriera en el barco. O la apuesta por el kaki y el desarrollo de nuevas variedades del producto gracias al convenio con el IVIA y la Universidad Politécnica de Valencia.