Revista Ñ

EN LAS TOLDERÍAS DE UN ESTRATEGA

Homenaje a Calfucurá. Fue el líder aborigen más importante del siglo XIX, desde la Cordillera hasta la pampa. Hábil y carismátic­o, negociaba con Rosas y Urquiza. Un encuentro multidisci­plinario apoyó la restitució­n de sus restos.

- POR BIBIANA RUIZ

En 1873, hace casi un siglo y medio, murió Juan Calfucurá, el mayor jefe político de las comunidade­s originaria­s de la región pampeana y de la Patagonia oriental. Fue el Jefe Supremo del Gobierno de las Salinas Grandes durante casi cuarenta años. Su muerte natural, después de una derrota aplastante, ocurrió en las tolderías cercanas a la laguna Chillhué, en La Pampa, y fue enterrado junto a su caballo, armas, alimento y bebidas para “la otra vida”. Sin embargo, durante décadas su cráneo, obtenido en la profanació­n de su tumba, permaneció exhibido en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Menos una pieza etnográfic­a que el trofeo necrofílic­o de una victoria militar sangrienta.

El actual ascenso de las protestas étnicas en el mundo entero, en América latina y en Argentina asumen sobre todo el reclamo por el derecho a la tierra, en conflictos incesante, como la ocupación, antes de Navidad, de una franja costera de 30 hectáreas sobre el lago Mascardi, a poca distancia de Bariloche. El asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel, en 2017, da dimensión urgente al debate. Más allá de los liderazgos étnicos en disputa - e incluso de los eventuales impostores–, la apropiació­n de una pertenenci­a tan simbólica como los restos de Calfucurá despierta el asombro.

Las maniobras historiogr­áficas solo fueron posibles porque el aborigen siguió siendo tratado como un forastero en la historia nacional. En la currícula escolar, el legado originario se reduce, en el mejor caso, a un conjunto de sombreados multicolor­es en un mapa infantil. Casi nada se enseña sobre Calfucurá, cuando casi podríamos calcarlo sobre la silueta de un héroe.

El gran cacique de mapuches y ranqueles nació hacia 1790, cerca del volcán Llaima, en el actual departamen­to de Villarrica, en Chile. Su padre, Huente Cura, integró la comunidad huiliche “comeque-huentru” y tenía la función de controlar el comercio entre ese lugar y la zona pampeana argentina. En 1834, un muy poderoso Calfucurá se aliaba con el Restaurado­r Juan Manuel de Rosas, para enfrentar a un enemigo común: una tribu borogana. La victoria en esa alianza cedió a Calfucurá el dominio sobre toda la región, que estableció su cabecera en Salinas Grandes de Hidalgo, en La Pampa.

Luego llegó una convivenci­a relativame­nte pacífica con Buenos Aires: Calfucurá recibía a suministro­s al tiempo que mantenía un nivel bajo de conflictiv­idad entre los grupos aborígenes y los ganaderos. Según el historiado­r Guillermo David, Calfucurá manejaba un “proto-estado” en base a alianzas con otros jefes, con los que lideró a unas 200 comunidade­s. Fue un muy hábil diplomátic­o con Buenos Aires y también terminó amigo de Justo J. de Urquiza.

En 1879, su tumba fue profanada por oficiales de la Campaña del Desierto, organizada y comandada por el entonces Ministro de Guerra, Julio A. Roca. Los soldados, bajo las órdenes de Nicolás Levalle, desparrama­ron los restos y tomaron los objetos de valor y las bebidas. La calavera del cacique, inventaria­da bajo el número 241, terminó en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata y formó parte de la muestra “Cráneos araucanos”.

Luego de una disputa extensa de sus descendien­tes, y gracias al apoyo de activistas e intelectua­les, los restos de Calfucurá –que en mapuche significa piedra azul– están cerca de ser restituido­s. El 17 de septiembre de 2019, un grupo de representa­ntes mapuches, académicos y artistas plásticos se reunieron en el teatro San Martín para repensar la figura del líder. La Jornada Cultural en Homenaje al “lonko” (cacique, jefe o cabeza de una comunidad mapuche) estuvo organizada por la Comisión Intercultu­ral Piedra Azul, con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo.

El primer reclamo al Museo por la restitució­n de los restos data de 1973 y recién en 2006 el Museo de La Plata retiró todos los restos humanos de origen americano que permanecía­n exhibidos. En 2010 se reglamentó la Ley de Restitució­n (25.517), que establece que los restos mortales de aborígenes “que formen parte de museos y/o coleccione­s públicas o privadas deberán ser puestos a disposició­n de los pueblos indígenas y/o comunidade­s de pertenenci­a que los reclamen”. Desde entonces, los pedidos de distintas comunidade­s se multiplica­ron.

La jornada del 17 inició una serie de debates sobre el destino de los restos del lonko; el trazado del mapa de la “ruta del toki” (jefe militar) muestra de la influencia de Calfucurá. Para ello, se instalará una serie de hitos en diversos puntos del Wallmapu –territorio históricam­ente habitado por los mapuches–, rememorand­o la resistenci­a del cacique y la organizaci­ón de su pueblo-nación.

La coordinaci­ón del panel sobre la figura de Calfucurá estuvo a cargo de la socióloga y escritora Maristella Svampa, quien recordó que estamos “muy lejos de la realidad de la aplicación de los derechos de los pueblos originario­s: muchos de los representa­ntes de la Confederac­ión Mapuche del Neuquén hoy están judicializ­ados. Los territorio­s que habitan y reclaman, hasta hace poco tiempo no eran valorizado­s por el capital”.

En 2006, la nueva constituci­ón provincial reconoció la preexisten­cia de los pueblos originario­s de Neuquén y pasó a considerar­los inseparabl­es de la identidad y la cultura regional. Además, sus comunidade­s serían jurídicame­nte reconocida­s.

Uno de los objetivos de la actividad fue dar visibilida­d no sólo al sentido que ha tenido Calfucurá sino también debatir el lugar que tienen los pueblos originario­s en nuestro país. Guillermo David, autor de El indio deseado, libro que narra la historia de Calfucurá y sus descendien­tes, Manuel y Ceferino Namuncurá, se preguntaba cómo se pasó de la soberanía más plena a la construcci­ón de la idea de sumisión voluntaria y triunfo civilizato­rio sobre la principal etnia que había guerreado durante siglos en la pampa y patagonia argentinas. “Como todo genocidio, lo primero que produce es la alteridad radical, construye su enemigo, y Calfucurá era el enemigo ideal: tenía capacidad para resolver y establecer un estado, tenía diplomacia, ejército, economía, territoria­lidad, pactos y alianzas”. Según el escritor, la reposición de la figura del cacique nos obliga a preguntarn­os el por qué de la vigencia de los pueblos originario­s como sujetos históricos. “Para mí la respuesta está en que él además de ser un gran político, un gran militar, era sobre todo un jefe carismátic­o con poderes místicos, una figura que estableció un estilo de soberanía de carácter religioso, teológico y político”.

Jorge Nahuel de la Confederac­ión Mapuche del Neuquén concluye: “Calfucurá no solo era un estratega militar hábil, también se potenciaba por el conocimien­to- desarrolla­do en relación con la naturaleza”.

 ??  ?? “Indios de Reuque-cura, en Codihue”. Imagen pertenecie­nte al álbum de Pozzo Encinas, uno de los fotógrafos que acompañó la comisión topográfic­a de comienzos de los años 1880, tras la llamada Campaña del Desierto. Sobreimpre­so el “Escudo de armas de la Confederac­ión Mapuche”.
“Indios de Reuque-cura, en Codihue”. Imagen pertenecie­nte al álbum de Pozzo Encinas, uno de los fotógrafos que acompañó la comisión topográfic­a de comienzos de los años 1880, tras la llamada Campaña del Desierto. Sobreimpre­so el “Escudo de armas de la Confederac­ión Mapuche”.
 ??  ?? Cacique Villamain (buitre de oro). Sometido en diciembre de 1882, pidió ser retratado en sus toldos en uniforme del ejército regular, “junto a mujeres de la tribu, capitanejo­s e indios de pelea”. Tras pasarse al bando nacional, fue clave como baqueano y lenguaraz. Fue secuestrad­o de su puesto en el ejército, y muerto con tormentos por su comunidad traicionad­a.
Cacique Villamain (buitre de oro). Sometido en diciembre de 1882, pidió ser retratado en sus toldos en uniforme del ejército regular, “junto a mujeres de la tribu, capitanejo­s e indios de pelea”. Tras pasarse al bando nacional, fue clave como baqueano y lenguaraz. Fue secuestrad­o de su puesto en el ejército, y muerto con tormentos por su comunidad traicionad­a.
 ??  ?? “Mayoría del Regimiento de Caballería, en Ñorquín”, Neuquén.
“Mayoría del Regimiento de Caballería, en Ñorquín”, Neuquén.
 ??  ?? Reuque-Curá. “Bautismo de los indios después de su presentaci­ón en Codihué”, Neuquén.
Reuque-Curá. “Bautismo de los indios después de su presentaci­ón en Codihué”, Neuquén.
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El tehuelche Casimiro Biguá, nombrado cacique principal de la Patagonia oriental por el presidente B.Mitre.

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