Etapa 6. Ciguñuela - Wamba

La salida de Ciguñuela se realiza por la misma calle en la que está el albergue, ahora en dirección al depósito de agua, que se deja atrás, hasta llegar a una bifurcación de calles, donde se coge la de la izquierda para iniciar ahí la subida al páramo mientras queda a un costado el frontón del pueblo. Más arriba aguardan las eras y, a 300 metros de estas, una intersección en la que se continúa por el ramal derecho. Pocos metros más adelante, el siguiente cruce ha de tomarse hacia la izquierda y, un tercero, hacia la derecha. Quedan entonces por delante 3 km completamente rectilíneos, de orientación noroeste, mientras se acerca el paso hasta el borde de la depresión en cuyo fondo se encuentra Wamba. Unos metros antes de alcanzar la carretera que desciende al valle, a los peregrinos de a pie se les ofrece la posibilidad de continuar algo más de tiempo sin tocar asfalto. En ese caso basta tomar el desvío indicado hacia la izquierda y el sendero que desciende el Teso la Cera.

Wamba es el único municipio español que comienza por la letra w. Esta extravagancia se justifica por la tradición que acredita la muerte en esta localidad del rey godo Recesvinto. Por problemas de salud, había llegado procedente de su corte de Toledo en busca de mejores aires y aguas. No en vano aún hoy se siguen reconociendo las propiedades de algunos de los manantiales que afloran en los Torozos, cuya calidad de aguas se atribuye al lento filtrado de los impermeables suelos del páramo. Corría el año 672. Según costumbre visigoda la elección y coronación del nuevo rey debía realizarse en el mismo lugar en el que hubiera fallecido el anterior. Dicha elección recayó, a pesar del rechazo inicial del elegido, en Wamba, noble guerrero y anciano que sin duda prefería la tranquilidad de sus quehaceres a los ajetreados tejemanejes inherentes al cargo que se le ofrecía. En cualquier caso, su decisión final traería como consecuencia directa el cambio de nombre para este pueblo por los siglos de los siglos. 

De Wamba no puede uno marcharse sin visitar su iglesia de Santa María, una de las más antiguas de toda la provincia. Aunque con marcas de casi todos los estilos, predomina en ella el románico-ojival y el mozárabe. Esta fue otra de las poblaciones en las que encontraron refugio los huidos del sur llegados en el siglo X. De su historia hay que decir que fue monasterio de gran importancia en el pasado, muy relacionado con la realeza leonesa, y, desde 1140, propiedad de la influyente Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén. Su osario, el más nutrido de la península, constituye un espectáculo propicio a la reflexión sobre cómo los ríos, sin excepciones que valgan, van a parar a la mar... 
 

Información de la etapa

Desnivel acumulado de subida: 25m

Desnivel acumulado de bajada: 63m

Altura máxima: 847m

Altura mínima: 777m

   7 Km

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Puntos de acogida

AYUNTAMIENTO DE WAMBA


983 56 33 17


www.wamba.ayuntamientosdevalladolid.es
 

Curiosidades

Los Montes Torozos


Son estos montes una de las comarcas naturales que mejor definen la personalidad del paisaje del centro y norte de la provincia de Valladolid, un páramo verde que se eleva con donaire sobre los campos de Castilla que los cercan por todas partes. En el fondo, son algo así como una enorme isla salpicada de alcores, de oteros relamidos, de rodales de encina y de carrasca, pero también de campos pedregosos, de pueblos murados, monasterios y castillos. Aunque ahora pueda no parecerlo, la importancia de los Torozos en la Edad Media fue sobresaliente. En aquel tiempo su riqueza forestal y cinegética era motivo de disputa y ambición. Cazadero de reyes y coto de poderosos, sus bosques eran proverbiales, infinitamente más extensos y densos que en la actualidad. Es en el siglo X cuando estos páramos, que se elevan unos 100 metros sobre las llanuras circundantes, conocieron la llegada de una importante comunidad mozárabe procedente del sur peninsular musulmán. También verían, con los siglos, cómo la necesidad de ampliar los campos de cultivo iría mermando aquel vergel hasta dejar reducida su masa forestal casi hasta límites meramente testimoniales.
 

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