Petroglifos del municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, Venezuela. Una aproximación etnohistórica a su contenido simbólico

Petroglyphs of the Antonio Pinto Salinas municipality, Mérida state, Venezuela. An ethnohistorical approach to its symbolic content.

José Antonio Gil Daza
Universidad de Los Andes, Venezuela

Petroglifos del municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, Venezuela. Una aproximación etnohistórica a su contenido simbólico

Procesos Históricos, núm. 37, pp. 68-100, 2020

Universidad de los Andes

Resumen: Con miras a lograr una aproximación hacia el origen socio-histórico y el contenido simbólico de los petroglifos del Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, Venezuela, se enfatiza en el estudio figurativo, tipológico, comparativo y analítico de estas manifestaciones rupestres, partiendo de una visión integral que contempla aspectos como su distribución geográfica, la analogía con expansiones poblacionales definidas por investigaciones arqueológicas, la información documental y el registro etnográfico. Considerando los estudios y evidencias mencionadas, se estableció un planteamiento etnohistórico que sustenta tentativamente la vinculación de grupos pertenecientes a la familia lingüística Arawak, en la autoría de los petroglifos hasta ahora localizados en el suroeste del estado Mérida.

Palabras clave: Arawak, arte rupestre, petroglifos, arqueología, etnohistoria.

Abstract: With a view to achieving an approximation to the socio-historical origin and the symbolic content of the petroglyphs of the Antonio Pinto Salinas Municipality, Mérida State, Venezuela, the figurative, typological, comparative and analytical study of their rock manifestations is emphasized, starting from an integral vision that includes aspects such as its geographical distribution, the analogy with population expansions defined by archaeological research, documentary information and the ethnographic record. Considering the aforementioned studies and evidences, an ethnohistorical approach was established that tentatively supports the linking of groups belonging to the Arawak linguistic family, in the authorship of the petroglyphs hitherto located in the southwestern state of Mérida.

Keywords: Arawak, rock art, petroglyphs, archeology, ethnohistory.

Introducción

En Venezuela y en otras partes del planeta las manifestaciones rupestres constituyen los indicios más antiguos conocidos de comunicación humana. Al no estar conformadas por una estructura regular y repetitiva de escritura, ha sido imposible descifrar su significación simbólica, pero sin duda consisten en expresiones sígnicas que en su momento y en su contexto social fueron reconocidas y comprendidas por miembros de una misma comunidad lingüística y cultural. En este sentido, y reconociendo a priori, la limitación antes descrita, se realizó un estudio etnohistórico del arte rupestre merideño, partiendo de los petroglifos localizados en cuatro estaciones rupestres del Municipio Antonio Pinto Salinas del estado Mérida, Venezuela, con la finalidad de sustentar, a partir del estudio tipológico-figurativo, comparativo y asociativo de los petroglifos localizados, la posible interacción y contactos interculturales con grupos étnicos provenientes de las tierras bajas, influyentes en la conformación de una sociedad aborigen que ocupara el suroeste del estado Mérida, Venezuela durante el período prehispánico temprano.

1. El arte rupestre. Su origen socio-histórico y su condición simbólica

El surgimiento de las manifestaciones de arte rupestre podría relacionarse con la eterna necesidad del hombre de reinterpretar la realidad percibida partiendo de elementos que restituyen imágenes simbólicas expresivas de dicha realidad percibida, asimilada y reinterpretada, asumiendo un comportamiento figurativo y /o abstracto sustentado en un origen biológico y en una significación socio-cultural. “Sin duda, uno de los grandes logros intelectuales del hombre, es su capacidad para expresar gráfica y plásticamente el universo de sus representaciones mentales.”1

Aunque los contextos arqueológicos anteriores al homo sapiens son escasos y no han aportado datos muy precisos, se conoce que se produjo en las formas cercanas y antecesoras de homo sapiens y por lo tanto en este mismo, un desarrollo del dispositivo cerebral que va a reflejarse en el desarrollo del simbolismo abstracto (domesticación simbólica de tiempo y espacio), de la habilidad para crear tecnologías adaptativas de subsistencia y en la diversificación intensa de las unidades étnicas:

El hecho humano por excelencia es tal vez menos la creación del útil que la domesticación del tiempo y del espacio, es decir, la creación de un tiempo y de un espacio humanos. En efecto, útil y lenguaje son los atributos de un grupo zoológico nuevo, cuyo primer grado actualmente conocido es el australontropo, el cual tiene aún toda su ascensión por hacer a fin de alcanzar el escalón sapiens. Un poco antes de llegar allí, las primeras huellas del simbolismo gráfico asoman en los últimos paleantrópidos. Entre fines del Musteriense y el Castelperroniense, 50.000 a 30.000 antes de nuestra era, aparecen simultáneamente las primeras habitaciones y los primeros signos grabados, simples alineamientos de trazos paralelos. 2

La mayoría de los datos arqueológicos, geomorfológicos y paleoclimáticos obtenidos en América del norte y sur, giran en torno al poblamiento del continente americano relacionado con el paso de grupos humanos cazadores-recolectores provenientes del continente asiático, quienes aprovecharían los cambios climáticos ocurridos aproximadamente desde hace unos 33.000 años a.p. (descenso del nivel del mar, formación de corredores y llanuras litorales recubiertas de gramíneas cortadas por selvas de galería), para pasar por el estrecho de Bering al continente americano. En el caso del poblamiento de Venezuela, los cambios climáticos mencionados posibilitaron el paso de bandas de cazadores recolectores desde el Istmo de Panamá desde hace unos 20.000 años a.p., “pasando por la costa caribe colombiana y La Guajira hasta llegar a las regiones costeras del Estado Falcón y a las regiones montañosas y valles interiores del Estado Lara.”3

Para el caso del actual territorio venezolano, considerando las evidencias arqueológicas en el occidente del país, podría afirmarse que, para finales del período glacial, hace unos 14.000 años a.p., ya existían en la zona grupos humanos o sociedades de cazadores especializados, fabricantes de toscos artefactos de piedra para la cacería de grandes animales hoy día extintos. Como lo expresan José María Cruxent e Irving Rouse en su libro Arqueología Cronológica de Venezuela, publicado en 1958, es precisamente en el occidente de Venezuela (estados Falcón, Lara y Zulia) donde mayormente se han localizado hallazgos que indicarían la presencia de sociedades cazadoras-recolectoras especializadas tempranas, que posteriormente protagonizaran procesos de complejidad social, reajuste ecológico, expansiones poblacionales y contactos inter-grupales, desarrollando así, nuevas tecnologías de subsistencia y nuevas formas de organización social.

De igual manera, cabe destacar, que hasta ahora no se han localizado en los Andes venezolanos sitios arqueológicos tempranos (paleoindios), pero falta mucho trabajo de prospección arqueológica por hacer, por lo que no debe descartarse que para este período cronológico se hayan llevado a cabo incursiones esporádicas o permanentes a la cordillera andina venezolana por parte de grupos nómadas provenientes de las tierras bajas, debido quizás a distintos factores como la persecución de presas de cacería, búsqueda de nuevos y variados recursos de subsistencia, conflictos interétnicos y/o territoriales, etc. En este sentido, evidencias arqueológicas, históricas y etnográficas, apuntan hacia la presencia de grupos Arawak portadores de la tradición cerámica "Ancient Amazonian Polychrome Tradition" en los llanos occidentales, estados Apure, Lara, Cojedes, depresión del Táchira, estado Mérida (cuenca baja del río Chama) y cuenca de Maracaibo desde el año 4000-2200 a.C. aproximadamente:

Los Arawak fueron allí los primeros ocupantes, después de las tribus paleoamericanas, y utilizaron aquella región como punto de partida de sus vastas migraciones, que los llevó hasta la Florida, atravesando las Antillas, hacia el N., hasta los Andes al O. Diseminaron el maíz, la cerámica y el arte de tejer y fueron portadores de elementos culturales propios de las civilizaciones centroamericanas.4

En cuanto al poblamiento temprano de las Antillas, particularmente al de la isla de Puerto Rico, sistemáticas investigaciones arqueológicas, han arrojado valiosa información a partir de las cuales se han definido arqueológicamentre a los antecesores de los Taínos como saladoides, quienes llegaron aproximadamente en el año 400 a.C. - 1 d.C.; portando consigo elementos de su lengua, tradición, ideología, cosmovisión y cultura en general. Los petroglifos del centro ceremonial de Caguana, Puerto Rico, representan y expresan que la sociedad Taína que "dió vida" a este contexto, fue una sociedad con una estructura socio-política centrada en el poderío del cacique y de una élite social, poseedora de un complejo sistema de creencias religiosas reflejado en ceremonias relatadas por los cronistas, donde la iconografía y la distribución de los glifos ejercía un papel fundamental en el orden de los rituales:

Los artesanos y arquitectos de Caguana pertenecen a la subserie de gentes y culturas prehistóricas que Rouse (1992) denomina Chican Ostionoide (ver nota 1). En Caguana la subserie está representada por el pueblo (people) y cultura denominado Capá (1200-1525 d.C.). Junto con la gente y cultura Esperanza, los Capá representan los antecesores inmediatos de los taínos históricos de Boriquén. Ellos son el producto de una larga y añeja historia de evolución divergente que comenzó con las primeras oleadas de una serie de gentes y culturas agroalfareras sedentarias – llamada saladoide – que emigraron desde el Orinoco, y cuya región de origen remoto muy probablemente se ubicaba hacia el cauce medio Río Amazonas. 5

En relación a la presencia de estaciones de petroglifos en casi toda la geografía venezolana, en especial en los estados noroccidentales Barinas, Portuguesa, Táchira y Mérida; se hacen consideraciones y análisis en cuanto a su posible contenido simbólico, su función social, su contexto y su resemantización por parte de los pobladores aledaños actuales; contribuyendo así al proceso representativo e interpretativo de las manifestaciones rupestres del estado Mérida y a su posible relación con otros conjuntos de petroglifos existentes en otras regiones del país:

En lo que nos concierne, en América los "recitantes" no han desaparecido, y aunque no podemos estar seguros de que sean descendientes de los mismos grupos humanos que antiguamente grabaron rocas y paredes de cuevas, la metodología nos permite comparar el contenido de éstos con los simbolismos míticos vivos y tratar así una aproximación a la comprensión de los primeros. 6

El territorio de la actual Venezuela, constituyó en época prehispánica una extensa área donde se llevaron a cabo intensos flujos migratorios, por lo que el desplazamiento de estos grupos humanos y los drásticos cambios de los patrones migratorios y presiones demográficas, dificultan que se encuentren actualmente grupos indígenas asentados en el mismo territorio que ocupaban los grupos fabricantes de los grabados, para quienes estos últimos tenían su pertinente función simbólica inherente a un contexto sociocultural y espacial específico. Sin embargo, las comunidades actuales, cercanas a sitios con petroglifos, podrían, o no, haber conservado dentro de sus costumbres y manifestaciones culturales, elementos relacionados con su funcionalidad y significación; por lo que la actividad arqueológica, en complemento con otras ciencias y técnicas auxiliares son instrumentos que facilitan una estrategia epistemológica para un acercamiento a la representación-interpretación simbólica y por lo tanto sociocultural de estas manifestaciones de arte rupestre, partiendo de las siguientes hipótesis:

A. Demarcadores de recursos naturales y accidentes geográficos: La mayoría de los sitios con petroglifos se ubican en zonas elevadas o filos de montañas, cercanías a fuentes de agua y corredores naturales, por lo que su función pudo haber estado relacionada con la demarcación de parajes especialmente importantes para los grupos humanos que por allí transitaban:

La frecuentación del territorio implica la existencia de trayectos periódicamente recorridos. El grupo primitivo es normalmente nómada, es decir, se desplaza al ritmo de la aparición de los recursos, explotando su territorio en un ciclo frecuentemente estacional. Hay pues, una relación compleja entre la densidad de los recursos alimenticios, la superficie de los desplazamientos cotidianos de adquisición alrededor de los puntos de fijación temporal, la superficie total del territorio, que está en función del conocimiento suficiente de los puntos alimenticios estacionales, equilibrio entre el alimento, el sentimiento de seguridad en el hábitat y las fronteras de contacto con los territorios de otros grupos. 7

B. Demarcadores de territorios étnicos y/o rutas migratorias: En lo concerniente a la presencia de petroglifos tanto en el estado Mérida, como en otros estados centro-occidentales del país, estos pudieron haber estado relacionados con los procesos de expansión Proto Maipure Arawak temprana asociada con la Tradición Macro-Tocuyanoide, (la cual es una de las tradiciones alfareras más tempranas registradas en Venezuela) que comienza a expandirse desde la confluencia de los ríos Apure y Orinoco hacia los llanos occidentales aproximadamente a partir del año 3600 a.C., dando origen a la tradición cerámica polícroma osoide, relacionada con las primeras ocupaciones del occidente del Edo. Barinas:

El petroglifo entonces, comporta una doble cualidad. Por una parte, la presencia de estos signos grabados en piedra implica, como implicaba en épocas pasadas, territorialidad; las señales eran reconocidas por miembros de una misma comunidad étnica, e identificadas como signos territoriales por los miembros de otras comunidades que las temían y respetaban. 8

Algunos investigadores, afirman que muchos petroglifos son señalizaciones de viejas rutas, concebidos por sus creadores como marcas de propiedad territorial:

El hombre primitivo también debía señalar, personalizar su hábitat, para evitar encuentros desagradables con otros seres de su misma especie. Pero como hombre -animal visual- con una señal visible, no oliente. Porque al estar él mismo en posesión de un olfato rudimentario, pero de una vista excelente, pensaba que los otros seres eran iguales a él. Consecuentemente, pensó en hacer en su hábitat una marca visual.9

C. Indicadores de la fauna que en tiempos pasados frecuentaba estos sitios: Los petroglifos con formas zoomorfas evidentes, pudieron haber funcionado como indicadores de la fauna predominante, o bien a su posible función totémica dentro de los grupos humanos autores de los grabados.

D. Control de explotación de recursos y relación con prácticas mágico-religiosas: Opción propuesta por Reichel Dolmatoff para explicar la función ecológica de las rocas pintadas del área del Vaupéz en Colombia. En este sentido, el autor señala la presencia de grupos cazadores quienes concientizaron la limitación del potencial de energía vital para la fertilidad y fecundación que rige el circuito energético del que hombres, animales, plantas y entorno ambiental forman parte. Esta suposición, asigna la autoría de las pinturas rupestres al shaman, quien asumiría su rol de intermediario entre los hombres y el maestro de los animales, por lo que este pintaría sobre las rocas a los animales que los cazadores necesitan capturar, desempeñando de esta forma rituales asociados a un tipo de "magia simpática":

The shaman functions as an intermediary between the hunters and the 'Master of Animals'. He goes to his dwelling in the hills end negotiates with him, asking for animals and offering a number of souls of people who in some way transgressed. This bargaining happens in a hallucinatory trance.10

2. El enfoque etnohistórico: Hacia una metodología holística para entender el origen socio-histórico y el contenido simbólico de los petroglifos del estado Mérida.

Se enfatizó en el estudio figurativo, tipológico, comparativo y analítico de estas manifestaciones rupestres, partiendo de una visión integral que contempla aspectos como su distribución geográfica, la analogía con expansiones poblacionales definidas por investigaciones arqueológicas, la información documental y el registro etnográfico.

En este sentido, la secuencia de actividades establecida en el presente estudio de las manifestaciones rupestres localizadas en cuatro (4) estaciones de petroglifos ubicadas en el Municipio Antonio Pinto Salinas del estado Mérida, ha sido realizada partiendo de dos etapas: por una parte, el trabajo de campo arqueológico y etnográfico, que implicó la prospección, localización de estaciones rupestres y sondeos etnográficos; y por la otra, el arqueo bibliográfico y el análisis descriptivo, clasificatorio, cuantitativo, comparativo y asociativo de las figuras.

Esta segunda etapa de la investigación, tuvo entre otros fines, la construcción de tipos o estilos que identifican las características más resaltantes de los petroglifos del estado Mérida. En cuanto al ordenamiento y clasificación de los glifos, se realizó el contaje numérico (tabulación) de las distintas figuras, así como también de los distintos elementos que las componen, así como su descripción detallada; estableciendo de esta manera la construcción de zonas estilísticas basada en los porcentajes de aparición y las similitudes entre determinadas figuras del estado Mérida con otros motivos de las tierras bajas del noroeste amazónico venezolano y llanos orientales colombianos.

3. Inventario, construcción de tipos, definición del horizonte figurativo y análisis comparativo y asociativo de los petroglifos del Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, Venezuela

Partiendo del inventario numérico y porcentual de los petroglifos registrados en el Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, se realizó el inventario gráfico, así como la definición de tipologías figurativas de cada una de las estaciones rupestres localizadas, a partir de las cuales se estableció el estudio comparativo y asociativo de las manifestaciones gráficas regionales, en comparación con otras áreas geográficas de las tierras bajas. Se aplicó el recurso fotográfico para facilitar el acercamiento detallado hacia las figuras a través de la imagen digitalizada, con lo que se destacaron particularidades de expresión gráfica de cada uno de los motivos propuestos como objetos de análisis.

Se presenta a continuación el análisis metodológico de los motivos rupestres presentes en las estaciones de petroglifos localizadas, el cual consiste en el establecimiento de semejanzas y/o diferencias figurativas entre cada una de las estaciones rupestres estudiadas, a través del cual se diferenciaron elementos esenciales de los que son simplemente casuales. Dicho análisis, permitió definir tipologías, el horizonte figurativo del arte rupestre merideño, el estudio comparativo y asociativo con otras zonas; y la posible procedencia de migraciones de los grupos autores.

Inventario y porcentaje de aparición figuras rupestres presentes en los petroglifos de Mesa de San Isidro
Tipos figurativosde figurasPorcentaje de aparición
Figuras geométricas1448%
Figuras antropomorfas621%
Figuras zoomorfas414%
Figuras no identificables310%
Figuras con líneas rectas y curvas27%
TOTAL GENERAL29100%

Inventario y porcentaje de aparición figuras rupestres presentes en petroglifo de Mesa de La Mara
Tipos figurativosde figurasPorcentaje de aparición
Figuras antropomorfas947%
Figuras geométricas737%
Figuras no identificables316%
TOTAL GENERAL19100%

Inventario y porcentaje de aparición figuras rupestres presentes en petroglifo de La Asunción
Tipos figurativosde figurasPorcentaje de aparición
Figuras geométricas741%
Figuras con líneas rectas y curvas741%
Figuras no identificables212%
Figuras antropomorfas16%
TOTAL GENERAL17100%

Inventario y porcentaje de aparición figuras rupestres presentes en petroglifo del Río Guayabones
Tipos figurativosde figurasPorcentaje de aparición
Figuras geométricas360%
Figuras antropomorfas240%
TOTAL GENERAL5100%

Porcentaje de cada tipo figurativo de los petroglifos del Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida
Tipos figurativosde figurasPorcentaje de aparición
Figuras geométricas2439%
Figuras antropomorfas1727%
Figuras con líneas rectas y curvas914%
Figuras no identificables813%
Figuras zoomorfas47%
TOTAL GENERAL62100%

Porcentaje cuantitativo de figuras rupestres del Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida
SitioPorcentaje figurativo
Mesa de San Isidro41%
La Mara27%
La Asunción24%
Río Guayabones7%
TOTAL GENERAL100%

4. Análisis figurativo y asociativo de las figuras presentes en los petroglifos de la Mesa de San Isidro

Es en la Mesa de San Isidro, donde se encuentra la mayor cantidad de piedras grabadas (5) y la mayor cantidad de figuras (29), las cuales conforman el 41% de todas las existentes en los demás petroglifos del estado Mérida. El porcentaje de aparición de las figuras de los petroglifos localizados en la Mesa de San Isidro (figuras geométricas (48%), antropomorfas (21%), zoomorfas (14%), no identificables (10%), líneas rectas y curvas (7%), podría encajar dentro del Horizonte figurativo centro-occidental al norte del Orinoco propuesto por Jeannine Sujo en su trabajo denominado El diseño de los petroglifos venezolanos, publicado en 1987; el cual mantiene este mismo orden de aparición (figuras geométricas, antropomorfas, zoomorfas).

Entre las figuras geométricas más comunes, los hoyuelos están presentes en todas las rocas grabadas, tanto independientemente, como formando parte de otras figuras (bocas y ojos en rostros zoomorfos y antropomorfos; y puntos centrales en círculos concéntricos) (Ver Figura 2). El porcentaje de aparición de los hoyuelos, es bastante frecuente, estando presentes no sólo en San Isidro, sino en los demás sitios con petroglifos estudiados en el estado Mérida; y en otras regiones de Venezuela. También destacan los círculos sencillos, colocados paralelamente bajo un rostro zoomorfo sonriente y por lo tanto asociadas contextualmente al mismo; así como también de forma aislada (Ver Figura 2: cuadro de figuras geométricas, primera columna, 2º y 3º motivo de arriba hacia abajo); así como en La Mara y en el Río Guayabones (Ver Figuras 3 y 5: cuadros de figuras geométricas). También se observan círculos concéntricos con hoyuelo central rodeados de uno, dos y tres círculos, los cuales se observan en mayor número en la Mesa de San Isidro (Ver Figura 2: cuadro de figuras geométricas, primera columna, 6º, 7º, 8º y 9º motivo de arriba hacia abajo).

Las figuras geométricas, como hoyuelos, círculos sencillos y concéntricos, y espirales de una o varias vueltas; existen tanto en estaciones rupestres de Venezuela, como del mundo entero, por lo que son motivos universales y con múltiples posibilidades de interpretación. Un ejemplo de esta situación, la constituye la presencia repetida de algunos motivos geométricos como los círculos concéntricos con hoyuelo central rodeados de un círculo, presentes en la Mesa de San Isidro (Ver Figura 2: cuadro de figuras geométricas, primera columna, 6º motivo de arriba hacia abajo) y La Asunción (Ver Figura 4: cuadro de figuras geométricas, primera columna, 1º motivo de arriba hacia abajo), así como en la Cueva de Los Petroglifos, Mayorquines, Cabo Tucacas, Edo. Carabobo y en Los Tamarindos, estado Aragua; círculos concéntricos sin hoyuelo central, presentes en la Asunción (Ver Figura 4: cuadro de figuras geométricas, primera columna, 3º motivo de arriba hacia abajo), y en El Puerto Viejo, Caicara del Orinoco, estado Bolívar; círculos concéntricos con hoyuelo central rodeado de dos círculos, presentes en la Mesa de San Isidro (Ver Figura 2: cuadro de figuras geométricas, primera columna, 7º motivo de arriba hacia abajo), en Los Tamarindos y en la Piedra Pintada de Pinto en La Victoria (estado Aragua); y círculos concéntricos con hoyuelo central rodeado de tres círculos, los cuales se observaron en la Mesa de San Isidro (Ver Figura 2: cuadro de figuras geométricas, primera columna, 9º motivo de arriba hacia abajo) y en el Cañón de Necuima (estado Bolívar).

En cuanto a los espirales, es en la Mesa de San Isidro donde se localiza la mayor cantidad (Ver Figura 2, cuadro de figuras geométricas, segunda columna, 1º, 2º, 3º y 4º motivo de arriba hacia abajo), aunque también están presentes con distintas características en La Mara y en La Asunción. Según el antropólogo Omar González, los espirales existentes en petroglifos del noroeste amazónico simbolizan para los Guarequenas, adornos faciales de Amaruyawa, la primera mujer mítica para los pueblos Maipure-Arawak.

En lo concerniente a las figuras antropomorfas y zoomorfas de la Mesa de San Isidro, cabe destacar primeramente que entre los cinco (5) rostros antropomorfos, uno (1) de ellos están ornamentados con una línea vertical entre los ojos y dos oblicuas que comienzan en la mitad del rostro y finalizan a ambos extremos inferiores del mismo (Ver Figura 2, cuadro de figuras antropomorfas, primera columna, 3º motivo de arriba hacia abajo). Esta figura, que bien podría sugerir una máscara o un ornamento para determinada ceremonia, guerra, u otra actividad relevante, al igual que los rostros sencillos sin decoración, se repite en el área de Curbatí (estado Barinas). Otra figura importante para el proceso de asociación con otros motivos de las "tierras bajas" del occidente de Venezuela y oriente de Colombia, es el rostro antropomorfo con figura corporal en línea serpenteante (Ver Figura 2, cuadro de figuras antropomorfas, segunda columna, 2º motivo de arriba hacia abajo), el cual se repite de forma similar en el Río Caquetá (Colombia); y para Fernando Urbina, “Es considerado por las naciones indígenas Uitoto y Muinane, como representación de la relación hombre-víbora”. 11

Las cuatro (4) figuras zoomorfas de la Mesa de San Isidro (Ver Figura 2, cuadro de figuras zoomorfas), constituyen tan sólo el 4% del porcentaje general del estado Mérida, y son bastante particulares del sitio, ya que no se han localizado figuras de similar estilo ni en las otras estaciones rupestres del estado, ni tampoco en otras regiones de Venezuela. Los dos (2) rostros y las dos (2) figuras zoomorfas localizadas en la Mesa de San Isidro, han sido descritas popularmente como "osos", aunque es difícil aseverarlo con certeza. Sea cual sea el o los animales representados en estas cuatro (4) figuras, debió haber tenido importancia para los autores, ya sea como totem o símbolo religioso, como presa de cacería o como animal popular en la zona.

Los rostros zoomorfos, también podrían haber representado máscaras utilizadas para rituales sagrados, más sin embargo, se conocen rostros similares en el sitio Tibes (isla de Puerto Rico) el cual es un cementerio saladoide (300-400 d.C.) donde se observa el motivo de rostro sonriente con orejas circulares a ambos lados superiores de la cabeza, y con "antifaz", el cual podría describirse como un híbrido entre los dos rostros zoomorfos presentes en la Mesa de San Isidro, por lo que el citado autor, sostiene que estas imágenes son precursoras de los personajes representados en la iconografía del centro ceremonial de Caguana, Puerto Rico por los antiguos pobladores Taíno (familia lingüística Arawak), quienes descendían de "las primeras oleadas de una serie de gentes y culturas agroalfareras sedentarias – llamada saladoide – que emigraron desde el Orinoco, y cuya región de origen remoto muy probablemente se ubicaba hacia el cauce medio del Río Amazonas…"12

El motivo de dos líneas curvas unidas en punto central, presente en San Isidro (Ver Figura 2, cuadro de figuras con líneas, 1º motivo de arriba hacia abajo), se repite de manera similar tanto en el Río Caquetá (Colombia), donde según Fernando Urbina, constituye para las naciones indígenas Uitoto y Muinane la representación gráfica del mitema amazónico que asocia a la serpiente con el origen de la humanidad; como en el noroeste amazónico, en los petroglifos de la Piedra de Kata Buréri, en el Caño Amayavo del Territorio Federal Amazonas, Kusé Numaná, ubicado en la boca del Caño Cuítara, afluente del Caño San Miguel, Tewáni y Daki-Paluba Yebaral en el Caño San Miguel. Según González, esta figura, forma parte del “mapa simbólico” que representa al "Creador" en los rituales de iniciación llevados a cabo por la etnia Guarequena:

…las piedras pintadas constituyen para los guarequenas, verdaderos CÓDIGOS SAGRADOS que sólo tienen significación para ellos. Los diseños allí pintados por el CREADOR son de trascendental importancia para el MÁDZALU o MAESTRO DE INICIACIÓN, constituyen el modelo arquetípico que se ha de seguir al elaborar y pintar los símbolos totémicos de las cestas en una ceremonia o ritual de iniciación… 13

5. Análisis figurativo y asociativo de las figuras presentes en los petroglifos de la Mara

En la Mara, hay un total de 19 figuras que conforman el 27% de todas las existentes en los demás petroglifos del Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida. El porcentaje de aparición de las figuras de los petroglifos localizados en la Mara (antropomorfas (47%), geométricas (37%) y no identificables (16%) no encaja dentro de ninguno de los dos horizontes figurativos establecidos por Jeannine Sujo en su trabajo denominado El diseño de los petroglifos venezolanos, publicado en 1987, diferenciándose también entre los otros sitios rupestres localizados en el suroeste del estado Mérida, los cuales, en líneas generales, mantienen la secuencia de porcentajes de aparición que caracteriza al Horizonte figurativo centro-occidental al norte del Orinoco propuesto por J. Sujo, que mantiene el siguiente orden de aparición: figuras geométricas, antropomorfas, zoomorfas.

Para los efectos del inventario, numeración, registro fotográfico y definición individual de las figuras, las mismas fueron separadas, zonificadas y clasificadas arbitrariamente; sin embargo, como puede observarse en el caso de las figuras rupestres de La Mara, algunas de ellas están unidas entre sí con líneas serpenteantes (Ver Figura 3), mientras que otras, están igualmente unidas a figuras imposibles de identificar (Ver Figura 3, cuadro de figuras no identificables, 1º motivo de arriba hacia abajo). Esta unión de motivos asociados entre sí, indudablemente tuvo que haber consistido en su contexto socio-cultural original, en una secuencia de símbolos, que en conjunto representaban gráficamente situaciones y significados plenamente vividos y comprendidos por los grupos humanos que transitaban por el área, más no por las poblaciones campesinas actuales.

Las figuras antropomorfas de La Mara, poseen un estilo único particular, muy diferente al de los otros sitios con petroglifos reportados para el estado Mérida, destacándose entre las figuras corporales, tres tipos de figuras: una sin manos, con gorro y ropaje (Ver Figura 3, cuadro de figuras antropomorfas, segunda columna, 1º motivo de arriba hacia abajo), una sin manos, con piernas bulbosas y rostro adicional adherido a la parte superior derecha del rostro (Ver Figura 3, cuadro de figuras antropomorfas, segunda columna, 2º motivo de arriba hacia abajo); y una sin manos, y con piernas bulbosas (Ver Figura 3, cuadro de figuras antropomorfas, segunda columna, 3º motivo de arriba hacia abajo). Cabe destacar, que la figura clasificada como corporal antropomorfa sin manos (con gorro y ropaje), según la observación personal del antropólogo Omar González, es similar a la figura que representa a la "flauta sagrada de Walli" (tigre grande) y se localiza en Guarinuma, Municipio Atabapo, estado Amazonas.

Entre los rostros antropomorfos, destaca un rostro circular sencillo (Ver Figura 3, cuadro de figuras antropomorfas, primera columna, 1º motivo de arriba hacia abajo) que también se repite en La Asunción (Ver Figura 4, cuadro de figuras antropomorfas); así como en otras regiones de Venezuela, como por ejemplo en el Cerro Las Letras en Campo Elías, estado Trujillo, en el sitio Plan de la Anselmera, Hacienda El Limón, estado Aragua, en Curbatí, estado Barinas, en la Cueva de Los Indios, estado Carabobo y en el Cerro El Barrancón, estado Miranda; un rostro con figura corporal en forma de triángulo colocado sobre un semirectángulo vertical con línea oblícua en parte interna (Ver Figura 3, cuadro de figuras antropomorfas, primera columna, 2º motivo de arriba hacia abajo), un rostro cuadrado con línea vertical entre ambos ojos y tocado en parte superior de la cabeza y unido con línea curva y figura rectangular a una figura no identificable, un rostro circular con líneas serpentiformes a ambos lados superiores de la cabeza y con figura corporal lineal y cuadrada, unida a la misma figura no identificable mencionada anteriormente (Ver Figura 3, cuadro de figuras no identificables, 1º motivo de arriba hacia abajo); un rostro circular encerrado entre líneas semirectas ; y un último rostro circular en el extremo derecho de líneas semicurvas cerradas, unidos sucesivamente (Ver Figura 3, cuadro de figuras antropomorfas, primera columna, 5º motivo de arriba hacia abajo).

En relación a las figuras geométricas y las no identificables de La Mara, tenemos, al igual que los otros sitios estudiados, la presencia de algunas figuras comunes, como hoyuelos y círculos sencillos. Sin embargo, destaca en este sitio la presencia de tres figuras triangulares, de las cuales una tiene su parte inferior abierta, otra encierra un hoyuelo; y la tercera es un triángulo cerrado con un espiral de tres vueltas y media en su interior, dos líneas rectas en ángulo recto y una línea serpentiforme en su lado izquierdo medio (Ver Figura 3, cuadro de figuras geométricas, segunda columna, 1º, 2º y 3º motivo de arriba hacia abajo); además de una figura cerrada en forma de escudo con una línea recta vertical en la mitad de su parte interna (Ver Figura 3, cuadro de figuras geométricas, segunda columna, 4º motivo de arriba hacia abajo). Esta última figura descrita, está presente de manera similar en el raudal de Hípana, Río Ayarí, Alto Río Negro, estado Do Amazonas, Brasil; y representa gráficamente la vagina de Amaruyawa, quien es la primera mujer, primera diosa y madre de los dioses dentro de la mitología Guarequena.

Se consideraron también tres figuras no identificables que divergen entre sí, y entre las otras figuras no identificables de las demás estaciones rupestres del estado Mérida, caracterizándose principalmente un estilo conformado por líneas curvas y semirectas más abiertas, y algunas acercándose hacia lo geométrico. Entre estas figuras clasificadas como no identificables destaca una caracterizada principalmente por la presencia de líneas curvas, semirectas y circulares unidas entre sí (Ver Figura 3, cuadro de figuras no identificables, 2º motivo de arriba hacia abajo). Según la observación personal del antropólogo Omar González, el petroglifo de "Kátima", ubicado en el Caño San Miguel, contiene una figura de similar estilo; y está asociada con la simbolización gráfica de movimientos migratorios.

6. Análisis figurativo y asociativo de las figuras presentes en los petroglifos de La Asunción.

En La Asunción, hay un total de 17 figuras que conforman el 24% de todas las existentes en los demás petroglifos del estado Mérida. El porcentaje y orden de aparición de las figuras de los petroglifos localizados en La Asunción (geométricas (41%), líneas curvas y serpentiformes (41%), no identificables (12%) y antropomorfas (6%) podría incluirse tentativamente dentro del horizonte figurativo centro occidental establecido por Sujo en su trabajo El diseño de los petroglifos venezolanos publicado en 1987, donde hay un predominio de figuras geométricas sobre las antropomorfas. Entre las figuras geométricas de La Asunción, destacan los hoyuelos, también presentes en los demás sitios estudiados y en diversas estaciones rupestres del resto de Venezuela, un círculo concéntrico con hoyuelo central rodeado de un círculo, similar a los de San Isidro, un círculo concéntrico sin hoyuelo central, y un semicírculo sencillo con otro semicírculo con línea oblicua central en el lado derecho (Ver Figura 4, cuadro de figuras geométricas) los cuales no se repiten en los demás sitios rupestres considerados en la presente investigación.

Cabe destacar, que dos círculos concéntricos sin hoyuelo central, representan para la etnia Guarequena las huellas dejadas por el “botuto sagrado”, que a su vez constituye materialmente un instrumento musical utilizado en los rituales de iniciación masculinos y femeninos. Asimismo, se observan también tres espirales: uno de una vuelta y media en dirección contraria a las manillas del reloj (Figura 4, cuadro de figuras geométricas, segunda columna, 1º motivo de arriba hacia abajo), uno de dos vueltas y media en dirección contraria a las manillas del reloj, con línea corta vertical en parte inferior (Ver Figura 4, cuadro de figuras geométricas, segunda columna, 2º motivo de arriba hacia abajo); y un último espiral de dos vueltas en dirección contraria a las manillas del reloj con líneas salientes, rodeado de un círculo abierto (Ver Figura 4, cuadro de figuras geométricas, segunda columna, 3º motivo de arriba hacia abajo). Estos espirales, tienen un estilo distinto a los de los sitios Mesa de San Isidro y La Mara. Aunque los petroglifos del estado Mérida, no están vinculados al sistema de creencias religiosas de los pobladores actuales, cabe recordar que los espirales existentes en petroglifos del noroeste amazónico simbolizan para los Guarequenas, adornos faciales de Amaruyawa, la primera mujer mítica para los pueblos Maipure-Arawak. De igual manera, en La Asunción destacan siete líneas curvas y dos figuras no identificables particulares del sitio, compuestas por líneas curvas y semirectas; y distintas a las de los otros sitios rupestres estudiados (Ver Figura 4, cuadro de figuras con líneas curvas).

7. Análisis figurativo y asociativo de las figuras presentes en el petroglifo del Río Guayabones

En orillas del Río Guayabones, denominado Quebrada Bocadillos por los habitantes del sector, hay un total de 5 figuras que conforman el 7% de todas las existentes en los demás petroglifos del estado Mérida, siendo el sitio con menor cantidad de motivos figurativos. El porcentaje y orden de aparición de las figuras del petroglifo localizado en el Río Guayabones (geométricas (60%), y antropomorfas (40%) sugiere su inclusión tentativa dentro del horizonte figurativo centro occidental establecido por Jeannine Sujo, donde hay un predominio de figuras geométricas sobre las antropomorfas. Entre las figuras geométricas del Río Guayabones, destacan los hoyuelos, también presentes en los demás sitios estudiados y en diversas estaciones rupestres del resto de Venezuela, un círculo cerrado sencillo, similar a los presentes en San Isidro (Ver Figura 2) y La Mara (Ver Figura 3), y un semicírculo con línea recta en parte inferior (Ver Figura 5, cuadro de figuras geométricas, 3º motivo de arriba hacia abajo).

Las dos únicas figuras antropomorfas del petroglifo ubicado en el margen izquierdo del Río Guayabones, consisten en dos rostros ornamentados: uno tiene forma circular, con tres hoyuelos a manera de ojos y boca, y decorado con dos líneas cortas, rectas, verticales y paralelas, ubicadas entre ambos ojos, dos líneas rectas oblicuas que bajan desde la parte inferior de ambos ojos hasta ambos extremos inferiores del rostro y una última línea recta oblicua y corta ubicada en el lado izquierdo de la boca. El otro rostro, tiene forma triangular, plano en su parte superior desde donde bajan dos líneas verticales a ambos extremos de la cabeza, dos líneas similares que bajan desde la parte media del rostro, y una línea curva que una en la parte inferior las dos líneas verticales que parten de ambos extremos superiores de la cabeza (Ver Figura 5, cuadro de figuras antropomorfas). Estos rostros, son bastante particulares del sitio, diferenciándose de los otros rostros ornamentados de la Mesa de San Isidro, aunque igualmente, pudieron haber representado en su contexto socio-cultural, situaciones relevantes en cuanto a la celebración de rituales religiosos, encuentros bélicos, festivos, o determinados totems.

8. Análisis comparativo y asociativo de los petroglifos del Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, Venezuela

A primera vista, se observa para el caso de los petroglifos hasta ahora localizados en el Municipio Antonio Pinto Salinas del estado Mérida, que hay un mayor porcentaje de figuras geométricas, seguido por figuras antropomorfas, figuras con líneas rectas y curvas, figuras no identificables y por último figuras zoomorfas; por lo que estos datos nos llevan a establecer tentativamente la ubicación del horizonte figurativo, dentro del horizonte centro-occidental establecido por Jeannine Sujo, el cual presenta un fuerte predominio de figuras geométricas, seguido de las antropomorfas y en tercer lugar de las zoomorfas.

En el caso de los petroglifos del área de estudio, la secuencia figurativa incluye entre las figuras antropomorfas y las zoomorfas, figuras abstractas conformadas por líneas rectas, curvas y serpentiformes; así como también otras figuras no identificables que se presentan o bien unidas, o en el mismo contexto de las figuras identificadas:

Componen este horizonte los estados Zulia, Trujillo, Falcón, Carabobo, Aragua, Distrito Federal, Miranda y Guárico. Si estudiamos los porcentajes de cada tipo figurativo por Estado, encontramos una mayor relación entre los estados Falcón, Carabobo, Aragua, Distrito Federal y Miranda, por un lado, y Zulia y Trujillo por otro. 14

Por otra parte, cabe destacar que las figuras zoomorfas registradas en los petroglifos del Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, específicamente en el sitio La Mesa de San Isidro (Ver Figura 2), sólo constituyen el 7% del total de las figuras, situación contraria al caso del segundo horizonte figurativo al norte del Orinoco, denominado Horizonte Occidental el cual según Jennine Sujo, presenta un fuerte predominio también de figuras geométricas, pero seguido de zoomorfas y en tercer lugar de antropomorfas:

Componen este horizonte los estados Táchira, Barinas, Cojedes, Yaracuy y Lara. Mérida, que podría formar el enlace entre Táchira y Barinas en este horizonte, o el enlace entre Trujillo y Zulia en el Horizonte Centro Occidental, subgrupo 2, presenta solamente figuras geométricas (76 geométricas, 0 antropomorfas, 0 zoomorfas) por lo que aún no podemos ubicarlo en el horizonte correspondiente.15

La cita anterior, muestra que para el momento en que Jeannine Sujo llevó a cabo el inventario de los petroglifos del estado Mérida en el año 1987, las cuatro (4) estaciones rupestres estudiadas eran para el momento desconocidas, por lo que sólo incluyó dentro del mismo, información indirecta de cuatro (4) micropetroglifos fotografiados por A. Márquez Carrero, de los cuales se desconoce su paradero, un petroglifo en el Parque Los Chorros de Milla, otro petroglifo cerca de la población de Tovar; y la Piedra El Tambor, la cual fue incluida por Sujo como un petroglifo.

Es importante resaltar, que ni los micropetroglifos, ni los petroglifos reportados por Sujo en el Parque Los Chorros de Milla y en Tovar, han sido localizados; mientras que los resultados de investigaciones arqueológicas y etnográficas realizadas en la Piedra El Tambor por Jorge Armand, Arturo Falcón y José Antonio Gil en 2001, han determinado que los grabados que esta piedra posee en su superficie (nombres personales) obedecen a la connotación sagrada que esta ha tenido y tiene aún para los devotos, quienes le ofrendan diversos objetos y marcan sus nombres personales en la superficie rocosa, acciones que implican el cumplimiento de favores solicitados y la protección divina por parte de esta "piedra sagrada".

De tal manera, que considerando el planteamiento anterior, la Piedra El Tambor podría definirse tanto como una "piedra sagrada", así como un "petroglifo con un contexto socio-cultural vivo", insertado dentro de un sistema de creencias mágico-religiosas contemporáneo vigente; aspecto que hace la diferencia con las estaciones de petroglifos de la Mesa de San Isidro, La Mara, La Asunción y Río Guayabones; los cuales pertenecen a un período cronológico muy lejano y socio-culturalmente descontextualizado.

Estos nuevos datos, de entrada, contribuyen a ubicar a los petroglifos hasta ahora ubicados en el suroeste del estado Mérida dentro del horizonte centro occidental, pudiendo constituir el enlace entre los estados Trujillo y Zulia. Cabe destacar, que según Jeannine Sujo, en el Cerro de Las Letras, Campo Elías, estado Trujillo, se encuentra el petroglifo Nº 232, que contiene una figura también presente en los petroglifos del Cuduiarí (Brasil), de Kúse-numana y de Tewáni (Caño San Miguel); donde según la mitología Guarequena, representa una "KASÍJMALU" o mujer iniciada (en ayunas). Aunque para afirmar esta situación con certeza, sería necesario e importante el análisis comparativo, el estudio detallado y el establecimiento del perfil figurativo de los petroglifos de los estados Zulia y Trujillo, para posteriormente compararlos y asociarlos con los del estado Mérida.

9. Ordenamiento de los datos etnográficos

Estación de petroglifos de la Mesa de San Isidro, Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida

Nombre local: Mesa de San Isidro y/o San Isidro Alto (Ver mapa 1). Algunos pobladores denominan el sitio como "Piedras de los Brisolíes". Cabe destacar, que el Concejo Municipal de Santa Cruz de Mora emitió en GACETA MUNICIPAL del 29 de mayo de 1992, año Nº 7 extraordinaria16 (Error 2: La referencia 16 debe estar ligada) (Error 3: El tipo de referencia 16 es un elemento obligatorio) (Error 4: No existe una URL relacionada), un acuerdo para la protección de los sitios arqueológicos en el Municipio Antonio Pinto Salinas, declarando a los petroglifos de San Isidro monumento histórico.

Comentarios de algunos informantes:

Ricardo Contreras. 84 años de edad, agricultor, nacido en Pregonero, estado Táchira, pero vive en San Isidro desde niño. Se le preguntó si las piedras grabadas de la Mesa de San Isidro tendrían algún nombre:

Esas las llamaban anteriormente las llamaban eran las piedras de los birulísticos, pero ahora les cambiaron el nombre ¿Ahora cómo es que las llaman?

Se le preguntó sobre los ejecutores de los grabados:

El otro día, digo yo que las harían serían los indios que, porque ahí en esa vaina es que vivían los indios en la vida de antes, eso que es que era un campamento de los indios, pero lo que fue es que los indios cuando la gente siguió descubriendo y acercándose a tumbar por ahí, se perdieron, ah claro, ahí, ahí vivieron, ahí eso, eso fue decretado de indios, ahí vivieron indios, en el tiempo de antes.

Eso es porque ahora, la gente no tiene cuidado en eso, una vez que lo conocí yo cuando estaba yo pequeño en esa vaina habían, dejaron muchas pireticas bien redonditas muy boniticas de echar agua, pa gallinas o pa un puerco, o de ponerlas en una trojita, pero las fueron botando y las fueron echando. Si, se perdieron.

Berta Fernández de Contreras. 44 años de edad, ama de casa, nacida en Pueblo Nuevo, estado Mérida. Se le preguntó si los petroglifos poseen algún nombre y quienes habrían sido sus ejecutores:

A esas piedras las mentaban Piedras de los Brisolíes, y el abuelo dice que son de la época antigua y que fueron hechas por los indios.

Se le preguntó sobre el significado y creencias que tienen los petroglifos para la comunidad:

De eso no sé mucho, y que es bueno pa que vengan los estudiantes y eso…Dicen que en esas piedras a veces espantan.

Se le preguntó si tiene conocimiento de que los petroglifos fueron decretados patrimonio histórico, si conoce del proyecto para su rescate y conservación; y finalmente si está de acuerdo con el mismo:

Si, lo supe hace poco por el problema con la alcaldía porque empezamos a construir. La alcaldía decía que eso era para un parque, pero nos opusimos porque empiezan a venir gente.

Marlena Haide Duarte de Araque. 37 años de edad, ama de casa, oriunda de la Mesa de San Isidro, estado Mérida. Se le preguntó si conoce el lugar donde se encuentran las piedras grabadas (petroglifos), y si estas tienen algún nombre.

Si, desde que estaba pequeña nos decían papá y mamá sobre las piedras pintadas, y papá nos decía que ahí habían vivido indios.

Se le preguntó si sabía de qué época serían y quienes las hicieron:

Yo no sé. Todos los que se criaron aquí dicen que esas piedras siempre han existido y que las hicieron los indios, ¿porque quién más?

Se le preguntó si tiene conocimiento de que los petroglifos fueron decretados patrimonio histórico, si conoce del proyecto para su rescate y conservación; y finalmente si está de acuerdo con el mismo:

Si, por la radio dicen sobre eso, pero no entiendo nada

Honoria Duarte de Duarte. 72 años de edad, ama de casa, oriunda de la Mesa de San Isidro, estado Mérida.

Se le preguntó cómo denominan localmente a las piedras:

Las piedras de los jeroglísticos.

Se le preguntó si sabía de qué época son y quienes habrían elaborado las piedras grabadas:

Esas estaban desde que yo estaba pequeña, cuando esto era puro monte, pura montaña. Esas las hicieron los indios en el principio del mundo.

José Marcos Duarte Molina. 77 años de edad, agricultor, oriundo de la Mesa de San Isidro, estado Mérida. Se le preguntó si tiene conocimiento sobre la fundación del caserío Mesa de San Isidro:

Eso tiene muchos años, de la época de los indios. Mi papá tumbó árboles, haciendo y poblando con otras gentes.

Se le preguntó si sabía quiénes habrían elaborado las piedras grabadas:

Los indios con quién sabe qué hierros.

Estación de petroglifos de la Mara, Municipio Antonio Pinto Salinas, Edo. Mérida

Nombre local: El sitio de interés, se denomina sector La Mara (Ver mapa 1), aunque los pobladores del sector, en especial el Sr. Tomas Elías, propietario del terreno donde se encuentra el abrigo rocoso con glifos, lo denomina "La Piedrota".

Comentarios de algunos informantes.

Hasta los momentos sólo se han llevado a cabo conversaciones informales con el Sr. Tomas Elías, quien no ha aportado mucha información referente a la manera de concebir y simbolizar el petroglifo. Más bien ha mostrado énfasis en el uso cotidiano de dicho espacio (potrero, cultivos de café), en el nombre local del sitio, y en su molestia en cuanto a que personas desconocidas penetren en el sitio; lo que podría ser una actitud de desarraigo de las manifestaciones rupestres estudiadas, las cuales pertenecen a tiempos pasados y han perdido su contexto socio-cultural y su significación originaria en cuanto a que en la actualidad las necesidades sociales son distintas y más importante parece ser la utilidad de una roca, o de un sitio donde se encuentren petroglifos, para labores cotidianas que su permanencia en la tradición oral relacionada al significado y uso pretérito de estos contextos.

Estación de petroglifos de La Asunción, Municipio Antonio Pinto Salinas, Edo. Mérida

Nombre local: El sitio de interés, se denomina sector La Asunción (Ver mapa 1), aunque los pobladores del sector denominan a la roca con grabados "Mapa de las Culebras".

Comentarios de algunos informantes

Cabe destacar, que se observó un desconocimiento casi generalizado de la existencia del petroglifo existente en el potrero de la familia Mesa, posiblemente por la condición de propiedad privada del terreno. Sin embargo, se obtuvo información de algunas personas conocedoras de la roca grabada.

Porfirio Santana. 60 años de edad, agricultor, oriundo de Guaraque, estado Mérida, pero con más de 40 años en La Asunción. Se le preguntó sobre los ejecutores de los grabados y la utilidad de su elaboración:

Eso como que lo hubieran hecho a punta e barra, pero eso es antiguo, de la época de los indios, sería que no tenían nada que hace y se ponían a…

Se le preguntó si la roca con grabados tendría algún poder, o algún sentido mágico religioso:

Por aquí nadie le pone fundamento. De ahí saca uno piedra pa amolar, de esa, esa, no ve como está ahi pues pa amolar.

Lucrecia de Santana. 47 años de edad, ama de casa, oriunda de La Asunción, Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida. Se le preguntó sobre la significación y nombre del petroglifo según los pobladores de la zona:

…que es mapa ahí, osea, papá decía que era un mapa ahí de, de animalitos.

La piedra del mapa, si así es como la gente la…

Rafael Rojas. 52 años de edad, agricultor, oriundo de Cuchilla de Huacas, Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida. Se le preguntó sobre la significación y nombre del petroglifo según los pobladores de la zona:

Bueno, aquí los antiguos lo que dicen es que son mapas de culebras, que son mapas de culebras, ahora, para mí esos son escritura india, es más por aquí tuvo que haber habido indios.

Gonzálo García. 59 años de edad, agricultor oriundo de El Quebradón, Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida. Se le preguntó sobre la significación y nombre del petroglifo según los pobladores de la zona:

Esa la llaman mapa de culebras, yo le he oído decir, a la gente mayor, y de que, yo estoy viejo también, porque yo tengo como cincuenta y pico de años ya, nacido aquí en Los Bocadillos, allá en el otro lado, y tengo como veinte años de estar ahí. Porque yo le oigo mentar es así por lo que es que hay culebras marcadas arriba de la piedra.

Se le preguntó si la roca denominada Mapa de Culebras tendría algún poder, o algún sentido mágico religioso:

Yo el cuento que he oído, es que por eso es que es muy culebroso por un mapa de culebras. Eso apareció ahí, y la gente después la miró ahí en ese sitio, y no se sabe cómo será.

Estación petroglifo del Río Guayabones, Municipio Antonio Pinto Salinas, Edo. Mérida

Nombre local: El sitio, se conoce localmente como Quebrada Los Bocadillos, aunque en la cartografía utilizada no se observó ninguna fuente de agua con este nombre. Sin embargo, según las coordenadas tomadas en el sitio, este coincide con la cuenca del Río Guayabones (Ver Mapa 1). El petroglifo, es desconocido por la mayoría de los pobladores, aunque el niño Miguel Rondón, quien fue nuestro guía en la primera visita al lugar, acotó que el mismo es conocido con el nombre de "Piedra Encantada", la cual presenta grabados antropomorfos y geométricos bastante erosionados, posiblemente debido al tipo de roca, y además porque en temporada de invierno la quebrada crece y la sumerge por completo.

Comentarios de algunos informantes.

Gonzalo García. 59 años de edad, agricultor oriundo del sector El Quebradón, Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida. Se le preguntó si conoce los petroglifos de La Asunción y margen izquierdo del Rio Guayabones (denominada Bocadillos, según los informantes):

Ah, esas si no las conozco, pero como yo he bajado por la quebrada po el río abajo, lo que he mirado era que había una mina de azufre y había una agua caliente cristalina, de la peña y había salido aceite, pero yo no sé si explotarían eso los ingenieros.

Lucrecia Mesa de Santana. 47 años de edad, ama de casa, oriunda de La Asunción, Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida. Se le preguntó si conoce el petroglifo del margen izquierdo del Río Guayabones (Quebrada Los Bocadillos, según los informantes):

No la de la quebrada si no sabemos adónde será, eso si no fuimos nosotros adonde será, si será por la parte de allá, o pa ca. Si, la quebradita esa que baja por ahí y esta que baja por aquí, es la que encierra la finca de nosotros, la de allá es Bocadillos y la de aquí San Carlos. Osea que esto era una sola finca.

Mario Antonio Mesa. 54 años de edad, agricultor, oriundo de La Asunción, Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida. Se le preguntó si conoce el petroglifo del Río Guayabones (Quebrada Los Bocadillos, según los informantes):

Yo conozco todo eso po ahi, por la quebrada Bocadillos, pero yo no he visto otra piedra como la del mapa de culebras de aquí abajo, del potrero. Hace como diez años vinieron por ahi unos ingenieros y dijieron que po aquí había carbón y azufre.

10. Breve análisis de los datos etnográficos.

Desde el punto de vista de las creencias mágico-religiosas, no se ha corroborado entre los actuales pobladores de los andes merideños una relación entre los rituales contemporáneos y los petroglifos, como es el caso del noroeste amazónico y otras regiones del oriente y amazonia colombianos. Sin embargo trabajos como el de Raquel Martens, denominado Las piedras en las prácticas simbólicas del campesino merideño, tesis de grado publicada en 1994; el de Francisca Rangel y Jacqueline Clarac denominado El culto a las piedras en la Cordillera de Mérida, publicado en 1988, o el de J. Armand, A. Falcón y José A. Gil, denominado La Piedra El Tambor y su connotación sagrada: Una aproximación holística, publicado en 2000, han evidenciado la presencia sobre todo en parte de la población rural de la cordillera merideña, de una representación del simbolismo mítico a partir de la sacralización de determinadas piedras sagradas, lagunas, páramos y cuevas; y de la creencia en seres sobrenaturales que habitan dichos espacios; aspectos también presentes en diversas culturas del mundo, incluyendo a la Warekena y Taína (familia lingüística Arawak).

En el caso de los pobladores campesinos actuales de las zonas con petroglifos aledaños (sectores Mesa de San Isidro, La Mara y La Asunción), estos no definen a las rocas grabadas como representaciones gráficas de personajes míticos, como lo demuestran Omar González en su trabajo denominado Mitología Warequena, publicado en 1980 o Keila Vall en su tesis de grado El Caño San Miguel: el recuerdo de los comienzos, publicada en 1998, en el caso de los Warekena en el noroeste amazónico venezolano, José Oliver, en su trabajo El centro ceremonial de Caguana, Puerto Rico. Simbolismo iconográfico, cosmovisión y el poderío caciquil Taíno de Boriquén, publicado en 1998, para el caso de los Taínos antillanos; o Fernando Urbina en su artículo denominado Mitos y petroglifos en el Río Caquetá en el caso de los Uitoto, Muinane y Tukano de la amazonia oriental colombiana (Urbina, 1991).

Sin embargo, explican la presencia de estas manifestaciones de arte rupestre, como "mapas" o "dibujos" hechos por los indios en un pasado muy lejano, razón por la cual los petroglifos del sector La Asunción reciben el nombre local de "Mapas de Culebras", ya que, según el discurso etnográfico, algunas figuras (líneas serpentiformes) son definidas como culebras que a su vez abundan en la zona, siendo muy peligroso el tránsito por estos paraderos. De igual manera, los agricultores de la zona acotan que utilizan la roca donde reposa uno de los petroglifos para amolar los machetes, ya que, según ellos, es el mejor amolador que hay en la zona, ejemplificándose en este caso el uso cotidiano que ha adquirido esta roca grabada en su proceso de resemantización por parte de la población contemporánea.

11. Conclusiones

Los procesos de formación socio-cultural de los actuales pobladores del estado Mérida, muy distintos a los de las etnias indígenas amazónicas, han conllevado a una drástica desvinculación de la población contemporánea con su pasado socio-histórico temprano, dificultando, pero a su vez definiendo, la labor antropológica. Esta situación, es una realidad que obliga a los antropólogos a rescatar la escasa información etnográfica y documental complementaria de los datos arqueológicos del área andina, en función del establecimiento de pautas de interpretación referente a la vida de las sociedades prehispánicas que ocuparon el actual estado Mérida.

El hecho de que los petroglifos hayan sido considerados como manifestaciones artísticas cargadas de significado y con una función simbólica dentro de un contexto socio-cultural originario que ha desaparecido (en el caso de la cordillera de Mérida), no quiere decir que esta limitación contextual, sea impedimento para intentar una aproximación a la comprensión del arte rupestre merideño, a partir de la complementariedad entre distintas disciplinas como la arqueología, la geografía, la etnografía y la historia, en función de establecer a partir de un enfoque etnohistórico, un modelo tentativo que sustente, a partir del estudio tipológico-figurativo, comparativo y asociativo de las obras rupestres localizadas, posibles contactos interculturales con grupos étnicos provenientes de las tierras bajas, quienes pudieron haber influido en la conformación de una sociedad aborigen que ocupara el suroeste del estado Mérida, Venezuela durante el período prehispánico temprano.

Considerando información documental consultada; y en un intento por adjudicar la manufactura de los petroglifos estudiados a un determinado grupo étnico, se conoce que datos históricos presentes en la Visita Bailadores 17, sostienen la presencia en Bailadores para 1657 de parcialidades "Guariquenas" (¿Guarequenas?) en la encomienda de Doña Teresa de Castilla, mientras que información etnográfica obtenida por Clarac 18 en Lagunillas, estado Mérida, sustenta una relación de descendencia de los "indios de Lagunillas" con un grupo emparentado linguísticamente con los Guajiros (Arawakos).

El registro arqueológico, por su parte, evidencia la Expansión Proto Maipure Arawak (4.000-2200 a.C.), desde la confluencia Orinoco-Apure y Amazonia central por parte de portadores de la tradición cerámica "Ancient Amazonian Polychrome Tradition" 19. Según Oliver, la expansión continuó hacia el oeste (Apure y llanos occidentales) y al norte (estados Lara, Cojedes, depresión del Táchira y cuenca de Maracaibo); estando correlacionada con la tradición Macro-Tocuyanoide.

De igual manera, es importante resaltar que las investigaciones arqueológicas realizadas en el estado Mérida, han aportado interesantes datos sobre el poblamiento prehispánico a partir de la clara definición de un patrón estilístico de la alfarería que identifica étnicamente a los pobladores prehispánicos de la cuenca alta y media del Río Chama. Sin embargo, en la zona suroeste del estado Mérida, actual Municipio Antonio Pinto Salinas, donde precisamente han sido localizadas las estaciones rupestres estudiadas, se ha encontrado una pequeña muestra de alfarería polícroma, al igual que en Mucuchíes y en Lagunillas, lo que podría indicar la penetración de grupos Arawak portadores de cerámica polícroma.

En este sentido, desde el punto de vista geográfico, la zona suroeste del estado Mérida se percibe como un abra natural que enlaza a los llanos occidentales venezolanos con la depresión del Táchira y la cuenca del Lago de Maracaibo, aspecto que concuerda geográficamente con la ubicación de la evidencia arqueológica que sustenta la Expansión Proto Maipure Arawak (4000-2200 a.c.). A esto se le suma, el hallazgo de distintos motivos rupestres en el área de estudio, similares a los existentes en el noroeste amazónico y en los llanos orientales colombianos, a los que se les atribuye su autoría a grupos Arawak.

Estas coincidencias figurativas entre el estado Mérida, noroeste amazónico, amazonia y zona oriental de Colombia, isla de Puerto Rico y algunos estados pertenecientes al horizonte centro-occidental (Zulia, Trujillo, Falcón, Carabobo, Aragua, Miranda establecido por Jeannine Sujo, podrían indicar tentativamente, la presencia temprana en el suroeste del estado Mérida de grupos étnicos pertenecientes a la familia lingüística Arawak, quienes a su paso, demarcaron el territorio con figuras hoy día incomprensibles para los pobladores andinos, aunque algunas poseen significado mítico para los actuales pobladores Guarequena del Caño San Miguel (Venezuela), y para las etnias Uitoto y Muinane del Río Caquetá (Colombia). En tal sentido, considerando los estudios y evidencias mencionadas, se estableció un planteamiento etnohistórico que sustenta tentativamente la vinculación de grupos pertenecientes a la familia lingüística Arawak, en la autoría de los petroglifos hasta ahora localizados en el suroeste del estado Mérida.

Sin embargo, es fundamental que este estudio preliminar del arte rupestre merideño, fuese respaldado por futuras investigaciones arqueológicas sistemáticas en el Municipio Antonio Pinto Salinas, que posibiliten la localización de otras estaciones rupestres, así como también la obtención de datos estratigráficos y fechados absolutos que sustenten con mayor precisión cronológica, interacciones, migraciones y contactos interculturales durante el período prehispánico.

Por último, en base a esta importante evidencia, se hace prioritaria la preservación y protección de estas estaciones rupestres, así como la continuidad de investigaciones antropológicas sistemáticas en la zona, que puedan aportar mayor información sobre las sociedades del pasado, y por supuesto divulgarla a los actuales pobladores, con la finalidad de dar a conocer el conocimiento sobre la historia prehispánica local y regional; y de esta manera, amplificar la memoria histórica de las comunidades merideñas.

Agradecimientos

A los habitantes de las comunidades de La Asunción, Mesa de San Isidro, La Guarura-Mesa de Los Colmenares por su valiosa colaboración en la recopilación de los datos etnográficos, en especial a la familia Santana, Ricardo, Matilde y Diomedes Contreras, Berta Fernández de Contreras, Miguel Colmenares, Pablo Colmenares Vera, Pedro Colmenares, Hermes Carrero y Eva Carmona.

Al Dr. Omar González Ñáñez, por compartir y aportar sus amplios conocimientos sobre el arte rupestre y su vinculación con la mitología de la etnia Warequena del Noroeste Amazónico venezolano.

A la Lic. Carolina Rodríguez, quien llevó a cabo la digitalización de las imágenes fotográficas de los motivos rupestres localizados en la investigación, lo cual fue fundamental para el establecimiento de las tipologías y para el análisis figurativo y asociativo de los petroglifos del estado Mérida.

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Petroglifos. Mesa de San Isidro. Municipio Antonio Pinto Salinas, estado Mérida, Venezuela


FIGURA 1


FIGURA 2

Tipología de petroglifos. Mesa de San Isidro.






FIGURA 3

Tipología petroglifos de La Mara.




FIGURA 4

Tipología petroglifos de La Asunción.





FIGURA 5

Tipología petroglifos del Río Guayabones.



FIGURA 6A

Tipología petroglifos del estado Mérida.




FIGURA 6B

Tipología petroglifos del estado Mérida.



Notas

1 Sujo, V. Jeannine y otros. El diseño de los petroglifos venezolanos. Fundación Pampero. Caracas, 1987, p. 34.
2 Leroi-Gourhan, Andre. El gesto y la palabra. Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1971, p. 303.
3 Sanoja, M. & I. Vargas. La huella asiática en el poblamiento de Venezuela. Lagoven. Caracas, 1992, pp. 41-42.
4 Antolinez, Gilberto. Hacia el indio y su mundo. Caracas. Librería y editorial del maestro, 1946, p. 157.
5 Oliver, José. El centro ceremonial de Caguana, Puerto Rico. Simbolismo iconográfico, cosmovisión y el poderío caciquil Taíno de Boriquén. BAR International Series 727. Editor: Rajka Makjaníc. Printed in England by the Basingstoke Press, 1998, p. 28.
6 Clarac de Briceño, Jacqueline. El arte rupestre. En: Mérida a través del tiempo. Capítulo Nº7. Universidad de Los Andes- Mérida. Consejo de Publicaciones. Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutierrez. CONAC, 1996, pp. 190-210.
7 Leroi-Gourhan, Andre. El gesto y la palabra. Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1971, pp. 150-151.
8 Sujo, V. Jeannine. El estudio del arte rupestre en Venezuela. Universidad Católica Andrés Bello, Instituto de Investigaciones Históricas, Centro de Lenguas Indígenas. Caracas, 1975, pp. 80-81.
9 Delgado, Rafael. Los petroglifos venezolanos. Monte Avila Editores. Colección Estudios. Caracas, Venezuela, 1976, p. 131.
10 Dubelaar, C.N. South American and Caribbean Petroglyphs. Foris Publications. Dordrecht-Holland/Riverton-USA, 1986, p. 80
11 Urbina, Fernando. Mitos y petroglifos en el Río Caquetá. En: Boletín Nº 30. Museo del Oro. Banco de la República. Bogotá-Colombia, 1991, p. 37.
12 Oliver, José. El centro ceremonial de Caguana, Puerto Rico. Simbolismo iconográfico, cosmovisión y el poderío caciquil Taíno de Boriquén. BAR International Series 727. Editor: Rajka Makjaníc. Printed in England by the Basingstoke Press, 1998, p. 28.
13 González, Ñ., Omar. Mitología Warekena. Tomo I. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Instituto de Investigaciones. Caracas, 1980, pp. 73-74.
14 Sujo, V. Jeannine y otros. El diseño de los petroglifos venezolanos. Fundación Pampero. Caracas, 1987, p. 121.
15 Sujo, V. Jeannine y otros. Ibid., p. 123.
16 Gaceta Municipal. Acuerdo mediante el cual se declara monumento histórico los petroglifos ubicados en le Mesa de San Isidro. En: Gaceta Municipal. Órgano del Concejo del Municipio Antonio Pinto Salinas. Santa Cruz de Mora, 29 de mayo de 1992. Año XI Nº7 Extraordinaria, 1992.
17 Visita Bailadores. Archivo General de Indias. Sevilla. Escribanía de Cámara. Legajo 836.A. Tomo 23. Colección Los Andes, 1657, pp. 131-132.
18 Clarac de Briceño, Jacqueline. El arte rupestre. En: Mérida a través del tiempo. Capítulo Nº7. Universidad de Los Andes- Mérida. Consejo de Publicaciones. Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutierrez. CONAC, 1996, p. 55.
19 Oliver, José. The archaeological, linguistic and ethnohistorical evidence for the expansion of arawakan into northwestern Venezuela. Tesis de Grado Doctoral. University of Ilinois. Urbana-Champaign, 1989.
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