50 años de la abrupta separación de Juan y Junior, un enigma aún sin resolver

Se cumple medio siglo de la separación de Juan y Junior. Cinco décadas después, las especulaciones sobre las razones de la ruptura del dúo continúan.
D. R.

Con la aparición de las televisiones privadas, hubo varias las estrellas de la radio que probaron suerte en la televisión. Una de ellas fue Encarna Sánchez que, entre 1990 y 1991, presentó en Antena 3 Y ahora, Encarna, un espacio de entrevistas del que solo se emitieron los trece programas de su primera temporada porque no fue renovado.

Aunque la periodista tenía experiencia ante las cámaras después de haber pasado una larga temporada trabajando en Santo Domingo y en la cadena norteamericana ABC, Y ahora, Encarna tuvo niveles de audiencia muy bajos que la presentadora no consiguió remontar ni recurriendo a invitados polémicos y mediáticos. Entre los primeros estaba Ricardo Portabales, el narcotraficante arrepentido que propició la Operación Nécora; entre los segundos, Juan Pardo.

Encarna Sánchez y Juan Pardo eran grandes amigos desde la década de los 60. Además de apoyarse mutuamente en el campo profesional, se les podía ver juntos en estrenos, entregas de premios y otros actos sociales. Por tanto, no fue difícil para Sánchez convencer al cantante para ser entrevistado en Y ahora, Encarna. Más complicado fue que Antonio Morales, “Junior” aceptase interpretar, junto a Juan Pardo, algunas de las canciones del repertorio de Juan y Junior. Los artistas llevaban años sin hablarse debido a un amargo enfrentamiento del que apenas se conocían detalles. Tanto es así, que la actuación se rodó de manera que el uno no tuviera que encontrarse con el otro.

Al final de la canción, cuando la imagen de su compañero de grupo desaparecía entre las sombras del plató, el propio Pardo bromeaba con el tema y decía “yo juraría que era Junior el que estaba allí, ¿verdad?”. En la siguiente escena, Encarna Sánchez continuaba jugando al despiste. “¿Era Junior? ¿No era Junior? Los niños dicen que se confunde la fantasía con la realidad?”.

Dos Brincos

Juan Pardo y Antonio Morales, “Junior”, se conocieron a principios de los años 60, cuando uno y otro comenzaban a dar sus primeros pasos en el mundo de la música.

Junior había nacido en Manila en 1943 y, a la edad de quince años, sus padres se instalaron en España. Primero en Barcelona y, más tarde, en Madrid. El joven, acostumbrado a un ambiente cosmopolita y libre, buscó en la música una salida a la opresiva situación que vivía la España de los cincuenta. Además, a diferencia de la gran mayoría de los españoles, Junior dominaba otros idiomas. como el inglés o el tagalo. Con semejantes credenciales no le fue difícil entrar a tocar primero en Los Jump y después en Los Pekenikes, conjunto en el que fue sustituido por Juan Pardo, con el que finalmente coincidiría en Los Brincos.

Entre los años 1964 y 1966, con Juan y Junior en su formación, Los Brincos firmaron algunos de los mejores temas de la historia del pop español. Canciones como Borracho, Flamenco, What's The Matter With You y Mejor, competían en las listas de éxitos con las de los mismísimos The Beatles. Sin embargo, las desavenencias con Fernando Arbex, baterista y líder del conjunto, provocaron que Juan Pardo y Junior decidieran probar suerte por su cuenta. A pesar de la decepción inicia de los fans, nunca una separación fue tan fructífera: a partir de ese momento Los Brincos firmaron LP como Contrabando o Mundo demonio y carne y Juan y Junior un puñado de singles con canciones inapelables como La caza, Bajo el sol, En San Juan o Tres días.

Éxito internacional

Juan y Junior lo tenían todo para triunfar. Además de sus estupendas canciones, el dúo era un magnífico reclamo para otros intereses empresariales. Por ejemplo, la discoteca J.J., situada en los bajos del Palacio de la Prensa, en la Gran Vía madrileña, se llamó así por ellos y el Florida Park, un lugar poco afín al público más joven, acogía sus actuaciones en sesiones de tarde y noche.

En diciembre de 1967 fueron elegidos “Mejor grupo español” por el programa Ritmo Joven de la Cadena SER, y a punto estuvieron de participar en el festival de Eurovisión de 1968 con Nos falta fe, si no fuera porque quedó descartada en favor del La, la, la de Joan Manuel Serrat.

Además, Juan y Junior tuvieron una importante promoción internacional. No solo viajaban a Londres para grabar en los mejores estudios y hacían versiones en inglés e italiano de sus éxitos, sino que países como Cuba, en los que la música moderna estaba prohibida, Fidel Castro permitió que el pop español sonase en las emisoras de la Revolución, haciendo así que sus canciones se conocieran en toda la Isla. De hecho, uno de los disidentes cubanos del llamado Grupo de los 75 tiene por nombre Juan Junior Padrón. ¿Casualidad? Permítannos dudarlo.

Por si todo esto no fuera suficiente, también dieron el salto a la gran pantalla. Pedro Olea les dirigió en Un mundo diferente, película pop de bastante buena factura para su entero lucimiento, y hasta Pablo Picasso cayó rendido ante sus composiciones. Cuando el pintor malagueño escuchó Anduriña en el MIDEM de Cannes, decidió hacerles un dibujo para la portada del single. Ellos, sobrados, lo pusieron de contraportada.

Comienzan los rumores

No obstante, hacia finales de 1968, comenzaron los rumores de que las cosas no iban tan bien como aparentaban. En mayo de 1969, la revista Blanco y Negro dedicó un amplio reportaje a la situación de la música en España. En él se repasaban por orden alfabético los artistas y conjuntos españoles clasificados según el criterio de los periodistas de la publicación.

“En la presente calificación, para simplificar, hemos establecido el sistema de ‘estrellas’. Una estrella: Malo. Dos estrellas: Regular. Tres estrellas: Bueno”, explicaban desde Blanco y Negro. A continuación, calificaban de “regulares” a, por ejemplo,Los Archiduques, Luis Eduardo Aute o Manolo Díaz y de “malos” a Los gatos negros, Los Salvajes o Los Grimm. Entre los buenos sin discusión, se encontraban Juan y Junior, de quienes la revista decía: “Juan y Junior: Pareja de cantantes y compositores de indiscutible valor, que en más de una ocasión han alcanzado las cimas más altas de nuestra discografía. Sería lamentable su anunciada separación. ***”.

Finalmente, esa anunciada separación se concretó. La prensa especializada publicó que la razón era que Juan Pardo había empezado a componer a espaldas de su compañero y que incluso preparaba su lanzamiento en solitario, hecho que, evidentemente, había molestado a Junior. Sin embargo, la prensa del corazón tenía su propia versión de los hechos, que entraban más en el terreno de los celos, las infidelidades y el despecho.

Según esas fuentes, el asunto se remontaba a 1967, cuando Novola lanzó un single que contenía los temas Tres días y Dos niñas. Esta segunda canción, de la que también se grabaron versiones en inglés (“To girls”) y en catalán (A dues nenes) estaba dedicada a las que eran sus novias en esa época. Nada más y nada menos que Rocío Dúrcal, que estaba enamorada de Juan Pardo, y Marisol, que amaba a Junior.

Ese orden de cosas no se mantuvo así durante mucho tiempo y el 15 de enero de 1970, meses después de la separación del grupo, Antonio Morales contraía matrimonio con María Ángeles de las Heras, conocida familiarmente como “Marieta” y artísticamente como Rocío Dúrcal. Junior vestía para la ocasión un llamativo abrigo de pieles y Juan no asistió al evento.

Cese temporal de la convivencia

A partir de la separación del dúo, Juan Pardo comenzó una fructífera carrera como solista, productor y mentor de artistas como Elkin & Nelson, Los Pecos o Luz Casal. Junior, por su parte, intentó continuar cantando pero no encontró ni su estilo ni su público, lo que le decidió a permanecer en un discreto segundo plano disfrutando de los éxitos de su esposa e incluso de sus hijos, Antonio y Carmen –que grabaron un par de estupendos discos titulados Sopa de amor y Entre cocodrilos–, o Shaila Dúrcal, que ha desarrollado su carrera como cantante en México.

Tras el fallecimiento de Rocío Dúrcal en 2006, Junior pasó una época difícil marcada por la depresión, algunos problemas económicos y ciertos conflictos familiares con sus hijos, de los que dieron buena cuenta los programas y las revistas del corazón. En ningún momento intentó solventar esos malos momentos reviviendo a Los Brincos o intentando reunir a Juan y Junior, algo que, en la actualidad, resulta del todo imposible desde que Antonio Morales falleciera en su casa de Torrelodones el 15 de abril de 2014.

Aunque Juan Pardo acudió al tanatorio de Tres Cantos para despedirse de su amigo y negó ante la prensa que hubiera una enemistad entre ambos –hasta el punto de referir que hacía poco tiempo habían coincidido–, lo cierto es que la única vez que se les pudo ver juntos en público fue en ese programa de Encarna Sánchez a principios de los noventa. Solo algunos afortunados pudieron disfrutar de su compañía y sus canciones después de su separación y siempre en privado.

El cantante Víctor Manuel, por ejemplo, recuerda en sus memorias que “seis años después de haberse roto el dúo Juan y Junior, y por pura casualidad, se juntaron en nuestro apartamento. Cantaron durante toda la noche sus grandes éxitos. Cenamos pollo frito a la americana y tomamos muchas copas”. El reencuentro fue relatado en la revista Lecturas por Javier de Montini, también presente en la velada, y las canciones interpretadas por los dos fueron registradas por el propio Victor Manuel “en un casete que tiene que estar en algún sitio con sus cachitos de hierro y cromo hechos polvo”. Esperemos que no esté guardada junto al máster de Un gran hombre y, algún día, esa actuación improvisada y espontánea pueda ver la luz.