El valle de
Araitz es un soberbio escenario. Une a su paisaje siempre verde el entorno en el que se enclava. Las Malloas constituyen una hermosa conjunción de laderas casi verticales, un circo monumental en el que los ondulados fondos del valle, salpicados de caseríos, prados y bosques, complementan un paisaje de los que llaman la atención de cualquier fotógrafo o pintor.
En este itinerario, un tanto complicado por sus numerosos cruces y vericuetos (algo consustancial a la forma de vida del lugar), partimos del más bajo de sus pueblos para recorrer una mezcla de caminos, pistas y carretiles que nos llevan a numerosos rincones. El desnivel no es nunca excesivo, ni en subida ni en bajada.
Salimos de
Atallu y seguimos un tramo de un Pequeño Recorrido que se orienta hacia
Azkarate. Sin embargo nosotros enlazamos con la GR-20 para seguir hacia
Uztegi. Desde aquí subimos al cercano
Gaintza y después, quizás por el más conflictivo tramo (pues los caminos casi se han perdido), subimos a Auntzingo Ermita (imagen principal), el punto más alto del recorrido.
Desde aquí, donde podemos descansar para disfrutar de la panorámica, iniciamos un descenso que será continuo, primero hasta
Intza y después, por el carretil, hasta
Arribe.
Finalmente, por un camino paralelo a la carretera, pero que va por el otro lado del río Araxes, volvemos hasta Atallu y completamos el círculo.
Se suceden en el itinerario bosquetes de
roble del país,
americano,
castañares... Abundan los pinares de escasa extensión (Pino insignis principalmente y algo de
alerce). Pero la zona está muy humanizada, y la antigua presión pastoril ha hecho que el paisaje esté dominado por la presión de la explotación ganadera.
El día que documentamos esta excursión las nubes estaban muy bajas, por lo que no pudimos obtener imágenes de las cumbres que rodean el valle.