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«Venus de Tacarigua», figura simbólica antropomorfa hecha en barro elaborada por los
antiguos habitantes de la cuenca del Lago de Tacarigua exhibida en Maracay.
La Venus de Tacarigua es una deidad antropomorfa adorada por los habitantes indígenas
que se localizaron alrededor del lago de Valencia o de Tacarigua, entre los actuales estados
Aragua y Carabobo de Venezuela. Los pueblos pertenecientes a esta zona son agrupados
dentro de la llamada «cultura valencioide».12
Descripción
Venus de Tacarigua era representada como una figurilla femenina desvestida donde
destacan sus agrandados miembros inferiores, pies, glúteos y genitales; las extremidades
superiores sustentan su enorme cabeza o están ubicadas sobre su cintura. También se
observan simetrías sugerentes de sexualidad y fecundidad.6 Sus ojos parecen estar
relacionados con las ranas y los sapos, que para muchas sociedades simboliza fertilidad. 7
Igualmente sus ojos son descritos como de aspecto mongoloide.2 Las estatuillas se
realizaron entre los años 1000 y 1500 de nuestra era.
Esta Venus de Tacarigua se caracteriza por sus formas que evocan a la sexualidad y la
fertilidad. Es una pieza que atrae la atención por su belleza y evoca la magia de ritos
ancestrales de nuestros primeros habitantes. Ella representa el refinamiento artístico de
aquellos primeros pobladores de nuestro territorio.
Realizada en barro cocido probablemente entre los años 800 y 1500 a. C, la Venus de
Tacarigua, de 33 x 23,5 x 12 centímetros, forma parte de la colección de arqueología del
museo más antiguo de Venezuela y representa una figura femenina de pie, desnuda; en la
que se omiten detalles fisonómicos mientras se exageran otros como las caderas, los muslos
y el vientre. Los senos, apenas perceptibles, le confieren cierto aire infantil.
Los pies de la Venus se encuentran pocos definidos y estudios sugieren que sólo sirven de
base a la pieza; los brazos, muy delgados, reposan sobre la cintura. Llama la atención el
desproporcionado tamaño de la cabeza en relación con el resto del cuerpo.
Probablemente un ideal de belleza, sus ojos parecen granos de café de gran tamaño y los
párpados agrandados se vinculan con el tamaño de la cabeza; además posee perforaciones
en las orejas, lo que indica el probable uso de colgantes y zarcillos; se les confiere un
sentido mágico-religioso enlazado con la fertilidad.