La iglesia de Nuestra Señora de Belén es uno de los íconos municipales. Su fachada e interior fueron restructurados por artistas belemitas. | Foto: Gabriel Corredor Aristizábal

HISTORIA

Belén, el municipio clave en la Batalla de Boyacá

Este pueblo que hoy seduce a los turistas con su historia, sus quesos, un raro museo y una clásica iglesia.

6 de agosto de 2018

Caminar por la plaza principal del municipio de Belén es transportarse a aquel 7 de agosto de 1819 cuando el libertador Simón Bolívar designó nuevamente a Pedro Pascasio Martínez para que cuidara de sus caballos mientras iba en procura de la emancipación de España en la Batalla de Boyacá. Lo que él no sabía era que aquel niño de 11 años y 291 días consolidaría la independencia de la Nueva Granada, pues fue quien logró capturar al comandante general José María Barreiro, quien estaba al mando de las tropas españolas.

A partir de la intrépida acción, este territorio ubicado al norte del departamento y circundado por la altura y vegetación de las montañas, cambió su historia y se convirtió en una de las poblaciones más importantes del país ya que, junto con otros 21 municipios, hace parte de la ruta que realizó Bolívar durante su lucha por la libertad. Hoy día, además de las visitas al parque y al monumento dedicado a ese pequeño joven, la ciudad ofrece un sinnúmero de actividades ambientales y culturales para que los forasteros disfruten de su historia, su arquitectura y su geografía, que en gran parte relata el historiador belemita Rafael Perea Aldana.

Otro de los íconos del lugar es la iglesia de Nuestra Señora de Belén. “Esta es reconocida en toda la región. Su fachada y el hermoso interior, restaurado y remodelado por artistas belemitas (pintores, vitralistas y constructores) hacen de ella otro de nuestros atractivos turísticos. Los fines de semana recibimos a personas de diferentes lugares del país que vienen a conocerla”, dice el alcalde, Alberto Rincón.

Y en la visita a Belén, los turistas no pueden dejar de probar los quesos de sus campesinos y de innovadoras factorías. Son similares a los que se producen en la zona, pero tienen un sabor más suave y una textura rígida, propiedades heredadas de las condiciones del suelo y los pastos.

Las ubérrimas praderas de su valle han convertido al municipio en un centro agropecuario y lechero de importancia regional y nacional. Un gran porcentaje de la comunidad deriva su subsistencia de esta actividad. Los amantes de los amasijos hallarán muchas opciones en las tiendas belemitas: alfandoques, panelitas, mantecadas, y otra gran variedad de dulces y tortas típicas.

Lejos de los postres y de los rastros de Bolívar, la ciudad tiene una casita muy particular, de colores blanco y verde, en el barrio Materrosa. Es el Museo El Búho, donde se albergan más de 2.000 objetos de todo el mundo. Sus páramos y su riqueza hídrica, también son objetivo turístico.