Tanto la iglesia como la torre cuentan con dos etapas constructivas claras: la primera, realizada en el siglo XVI, con la construcción de la iglesia, que constaría con un ábside poligonal de cinco lados, nave única de tres tramos y capillas entre los contrafuertes, todo cubierto por bóvedas de crucería estrellada, y la edificación del primer cuerpo, de planta cuadrada, de la torre campanario. La segunda etapa se desarrolla en el siglo XVII, momento en que se levanta el segundo cuerpo de la torre, octogonal y destinado a campanario, y se transforma la iglesia al ampliar, hacia el este, un tramo la nave, para lo que es necesario derribar el ábside poligonal anterior, sustituyéndolo por una cabecera de testero recto; además se lleva a cabo la construcción del crucero, así como la sustitución de los sistemas de cubrición de la nave.

La nave, de amplias dimensiones, consta de tres tramos cubiertos con bóvedas de crucería estrellada, de diseño clásico de terceletes y combados. Se conecta con un crucero con dos brazos cubiertos con bóvedas de medio cañón con lunetos, al igual que el presbiterior, éste de testero plano pero más profundo, y con tramos central rematado con una cúpula con linterna, apoyada sobre pechinas. Tanto los arcos de la ampliación barroca como los nervios de la nave arrancan de una imposta que recorre todo el espacio. En el lado del evangelio y en los tramos más cercanos al crucero hay dos capillas cubiertas con bóveda de arista. La portada, abierta en el lado de la epístola y en el tramo central de la nave, consta de un sencillo vano rectangular adintelado protegido por un pórtico de ladrillo, con triple arcada, levemente apuntada.
En el exterior de la iglesia se han conservado elementos decorativos de pervivencia mudéjar, como son los frisos de esquinillas simples y los paños formados por cruces de múltiples brazos en resalte configurando una retícula de rombos.