‘La contadora de películas’, el cine como salvavidas en el desierto de Atacama

Un homenaje al cine, amor por el desierto y un relato de la historia chilena a través de los ojos de una joven.
La contadora de películas
A Contracorriente Films

En “el lugar más seco del planeta”, en el corazón del desierto de Atacama, todos los días eran iguales menos el domingo. Así arranca La contadora de películas (estreno en cines 27 de octubre), dirigida por Lone Scherfig (An Education).

El domingo era especial porque era el día del cine. La pequeña María Margarita (Alondra Valenzuela) y su familia, todos con nombres que empiezan por M (Medardo –interpretado opr Antonio de la Torre–, María Magdalena –encarnada por Bérénice Bejo–, los padres; Mirto, Marcelino y Mariano, los hermanos), acudían juntos al gran cine de ese pequeño pueblo construido alrededor de la salitrera. Cada uno tenía su género favorito, y todos coincidían en la felicidad que les proporcionaba aquella pantalla que los llevaba a otros lugares del mundo. Sin polvo, sin sequedad.

Alondra, Bérénice Bejo y Antonio de la Torre.

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Según María Margarita, el cine tiene el poder de predecir el futuro. Y no estamos hechos del mismo material que lo sueños, sino del mismo material que las películas, pero sólo porque las películas son sueños que vemos con los ojos y oídos bien abiertos. Al menos, ella las veía así.

Cuando su familia se queda sin dinero y sólo puede mandar a uno al cine, eligen a la pequeña por la pasión con la que, después, relata e interpreta los filmes que ha visto:** El bueno, el feo y el malo; El apartamento; Senderos de gloria, Los 10 mandamientos, De aquí a la eternidad…** Son algunos de esos filmes que ven, que vemos. Ella es “la contadora de películas” del título.

Ella es una joven que creó el escritor chileno Hernán Rivera Letelier inspirándose en la historia real que le contó un amigo suyo y trasladándola a esa Pampa salitrera del norte de Chile, al noreste de Antofagasta, en la que creció, donde el Premio Nacional de Literatura de Chile había situada ya otras novelas.

Daniel Brühl, el patrón del salitre.

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Es su forma de explicar lo mágico del desierto de Atacama. “Es que hay mucha gente que no sabe ver y el desierto hay que verlo”, decía en una entrevista el año pasado, al tiempo que se rodaba allí La contadora de películas. “Hay que ver la belleza de los colores, los atardeceres. Las puestas de sol y los amaneceres. El que sabe ver se enamora de todo. Pero yo creo que hay de todo, hay santiaguinos que vienen al desierto y se maravillan, pero hay otros que lo miran como un peladero nomás. Pero ese depende de la sensibilidad de cada uno. Yo tengo mi Macondo aquí en La Pampa”.

Ver fotos: dónde nos llevarán las películas del otoño

María Margarita también tiene su Macondo en ese rincón del mundo. En el que su familia y amigos van y vienen. La película, además de un homenaje al cine, es un relato de la Historia chilena. De las condiciones de vida de esos mineros, empleados por grandes empresas americanas, de sus familias, educadas en el orgullo del salitre y en inglés, para hablar con el patrón (en la película, interpretado por Daniel Brühl). Es el principio de los movimientos sociales, la victoria de Allende, el golpe de Pinochet, el terror y el vacío. Representado en esas minas salitreras que acabaron casi abandonadas y olvidadas.

“Cerraron el cine, el miedo sacó el color de la película, todo se veía en blanco y negro”, dice un María Margarita más adulta (Sara Becker), pero siempre una romántica, nostálgica y peliculera.

Antonio de la Torre como salitrero.

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DÓNDE SE RODÓ

El equipo de La contadora de películas rodó in situ, en ese lugar seco, sequísimo, lleno de polvo. “En el que no hay nada que hacer”, decía entre lamentando y celebrando la actriz protagonista, que interpreta a la madre, Bérénice Bejo (The Artist). El equipo pasó semanas en Atacama, donde el ocio y las comodidades son las justas. La actriz franco-argentina reconoce que aprendió a disfrutar de tiempo tranquilo, de lectura, observación, disfrute.

El pueblo o campamento donde viven las familias de estos trabajadores del salitre lo rodaron en Pedro de Valdivia, que fue la última oficina salitrera en construirse y estuvo en funcionamiento hasta los años 90.

Sin embargo, el precioso cine en el que la familia sueña, viaja y disfruta lo rodaron en otra comuna de la zona, en María Elena, considerada Monumento Histórico desde 1999.

El gran cine de María Elena.

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