Valle de Omaña: así se disfruta el verano más fresco de España

El leonés Valle de Omaña esconde un gran secreto: el calor no existe. Trazamos una ruta de carretera y (sobre todo) manta por este bello y verdísimo paraje.
Valle de Omaña León
Siente Omaña

Hablar de olas de calor en el valle de Omaña es muy poco usual. Una escapada a la comarca que linda con la Cordillera Cantábrica y los Montes de León es sinónimo de días de verano fresquitos, diferentes y apacibles. Nos trasladamos a este pequeño tesoro escondido entre montañas donde la naturaleza siempre es verde, custodiada por gentes de carácter recio que aún practican el leonés en la intimidad y el ahumado de embutidos en la cocina. Omaña significa otra forma de vivir el verano… y la vida.

DORMIR EN EL UMBRAL DE LOS 10 GRADOS

Aún recordamos los estragos de la cuarta ola de calor que ha azotado España y fuentes institucionales auguran que probablemente no sea la última. El aumento constante de las temperaturas debido al cambio climático ha llevado a muchos viajeros a retrasar sus vacaciones hasta septiembre e incluso octubre para evitar achicharramientos innecesarios. Esto no es problema en el Valle de Omaña, donde en agosto se alcanzan mínimas por debajo del umbral de los 10 Cº, algo que empuja necesariamente a incluir ropa de abrigo para sus templadas noches llenas de estrellas y arroparse con mantita en la cama. Omaña se ubica entre la Cordillera Cantábrica y los Montes de León, en un valle donde las temperaturas son más bajas durante todo el año que en las comarcas colindantes. Y eso, en verano, se agradece.

Río Fasgar y su precioso pueblo, en el Valle de Omaña, León.Siente Omaña

DESCUBRIR EL “CAMINO OLVIDADO” DE SANTIAGO

Es una de las expediciones más bonitas y menos conocidas que se pueden hacer en esta parte de Castilla y León. Se conoce como “Camino Olvidado”, y esto no es en vano, ya que esta ruta perdió toda la importancia que tuvo hace casi mil años. El Camino Olvidado de Santiago parte de Bilbao y se incorpora con el Camino tradicional a la altura de Villafranca del Bierzo. Fue muy importante en el siglo XII, pero con la llegada del Camino Francés, una ruta promovida tras la publicación del Código Calixtino, empezó a caer en desuso. Los cuatro valles que recorre el Camino Olvidado hoy en día ya cuentan con señalización para el peregrino que opte por esta ruta centenaria pero, por desgracia, la oferta de alojamiento es paupérrima. Esto, quizás invite más a realizar la expedición en bicicleta y no a pie. Las etapas que recorren el Valle de Omaña son la 17 y la 18, y la parada se realiza en el bonito pueblo negro de Fasgar, vestido de toscas casas de piedra con tejado de pizarra.

POZAS, PLAYAS Y TOBOGANES NATURALES EN EL RÍO OMAÑA

Riello es, además de uno de los pueblos más bonitos de Omaña, perfecto para alojarse ya que cuenta con muchas parroquias en los alrededores con una oferta muy atractiva de casas rurales. Las aguas del río Omaña están frías, pero invitan a un baño en esos días en los que el sol pica un poco más de la cuenta. Una buena opción es la playa fluvial del río a la altura de Castro La Lomba, una minúscula aldea que, aunque apenas cuenta con 10 habitantes, los fines de semana revive con el ir y venir de bañistas. Su secreto es un fin de semana en el río con un montón de zonas de sombra, hierba bajo nuestros pies y merenderos para no comer en el suelo. Algo más incómodo pero muy divertido es deslizarse por los toboganes naturales que el río dibuja en las pozas de La Omañuela, más arriba de esta ubicación. Eso sí, muy cómodo para hacer un picnic no es, avisados estáis.

Pozas de la Omañuela, Valle de Omaña, León.Torpe, Wikimedia Commons

RESERVA DE LA BIOSFERA DECLARADA POR LA UNESCO

La minúscula densidad de población que tiene la comarca de Omaña ha permitido que los Valles de Omaña y Luna se hayan convertido en zonas verdes de incalculable valor ecológico. Esto no ha pasado desapercibido para la UNESCO, que el 29 de junio de 2005 convirtió este abrupto pulmón verde leonés en Reserva de la Biosfera.

El turismo encargado de las áreas naturales de Omaña y Luna ha convertido el valle en ejemplo de turismo responsable y respetuoso con la naturaleza. Cada año, la organización de la Reserva presenta diferentes proyectos para conocer más y mejor sus recursos naturales, organizando visitas por diferentes rutas ecoturísticas así como su centro de interpretación. Dos de sus grandes apuestas giran alrededor de la conservación del agua y a la “etnobotánica”, es decir, el estudio de los recursos botánicos que emplea la población en su relación con el entorno. Y todo esto recorriendo caminos solitarios bajo la montaña, a través de las brañas y los restos de algunos castros que luchan por no desaparecer.

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APICULTURA Y YOGA… UNIDAS

Sí, has leído perfectamente. Puede que aparentemente estas dos actividades no guarden ninguna relación, pero en Omaña todo es posible. La miel de León presume de cierto prestigio en nuestro país, razón por la que dos de los colmenares de la comarca ofrecen visitas guiadas para desengranar un poco las peculiaridades de este oficio milenario. En el caso de la miel de Los Izanes, tras la visita se puede reservar una clase de yoga a orillas del río para terminar la experiencia con un brunch donde su deliciosa miel de bosque es una de las protagonistas. Es imposible resistirse a semejante chute de energía renovadora. Hay que estar pendientes de su Instagram o ponerse en contacto con ellos para saber cuando será la siguiente sesión.

PASIÓN POR LOS DEPORTES DE RIESGO

En un entorno natural tan delimitado por montañas y barrancos, Omaña se ha convertido en un destino muy demandado para los amantes de los deportes de riesgo. Un grupo de compañeros de la Asociación Española de Guías de Montaña (AEGM) decidió dar un paso más y crear Biosfera Aventura, un equipo que ha conseguido ir un poco más allá, organizando todo tipo de actividades de aventura en el entorno natural de cientos de lugares, tanto en territorio nacional como más allá de nuestras fronteras. Apasionados por la espeleología y el barranquismo, en Omaña se encargan de organizar actividades que incluyen senderismo, escalada, e incluso campamentos para adultos. Hay tres rutas de senderismo muy interesantes, recorriendo tanto las zonas históricas de la trashumancia como perfilando la alegre ribera del río.

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…Y COMER COMO SI NO HUBIERA UN MAÑANA

La gastronomía de Omaña es una de las grandes joyas de su cultura. No hemos de olvidar que nos encontramos en León, una de las regiones de nuestro país donde la dieta saludable se define en comer a base de bien. Las bajas temperaturas hacen que la cocina de cuchara y las chacinas se puedan disfrutar todos los días de año. Tienen su versión del cocido leonés, el omañés, que en Murias de Paredes cuenta con sus propias jornadas y en el que se emplean carnes curadas para su elaboración.

Botillo con repollo y cachelos.La Casa del Botillo

Morro, cecina, costilla y oreja forman parte de su acompañamiento, junto con las legumbres de la tierra. Ahí es nada. Aquí, como en otras comarcas leonesas, al botillo lo llaman “llosco”, se comen migas (y sopa de ajo) también en verano y en cada pueblito (casi en cada casa) tienen su propia cecina. Igual te ves sorprendido por la calle por un parroquiano que vende huevos de su corral o patatas de su huerta. Porque hay tradiciones que se niegan a desaparecer. Como la de un aguardiente y frisuelos después de una gran comilona.

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El Rincón de Manolo. Llevan veinticinco años en Riello siendo la parada en el camino obligada para viajeros que van de paso. Aunque su reclamo son las truchas, saben darle bien a los platos de cuchara como la caldereta o el guiso con patatas y berzas. Y como buen hacedor de la comida de casa, raciones abundantes y a precios ajustados (Pza. Flórez De Quiñones, 2. Riello).

Resthy. Probablemente el mejor templo del buen comer de toda Omaña. Hay que trasladarse hasta la localidad de Pandorado para conocer las bondades del cocido omañés de esta encantadora familia. Aunque la verdadera ovación se la llevan las manitas de cerdo con langostinos y las mollejas. Y si queda hueco en el estómago, aún hay tiempo para los postres de la casa, donde no falta un flan de los que saben a huevo de verdad, o una crema catalana sencillamente espectacular. Además, puedes hacer el completo y alojarte en alguna de las casas rurales que tienen. No se puede pedir más (Ctra. Caboalles, km 48. Pandorado).

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