El Palacio de Samaniego, el hotel de los Rothschild en la Rioja Alavesa

El primer hotel de la familia Rothschild fuera de Francia está en la villa de Samaniego. Se trata de una casa solariega del siglo XVII restaurada, en la que el vino (por supuesto) está muy presente.

Arquitectura local, mucha historia y arte y gastronomía en su interior

Lucila Lannes Guerra

No es una ubicación casual que el Palacio de Samaniego, esta casa solariega del siglo XVII convertida en hotel por la familia Rothschild, esté en esta villa de la Rioja Alavesa de menos de 500 habitantes. Edmond de Rothschild ya había desembarcado en la zona como copropietario de Bodegas Macan junto con Vega Sicilia. Como ellos, son muchos los que consideran que la Rioja Alavesa es una de las zonas vinícolas más hermosas del mundo.

La Baronesa Ariane de Rothschild, que dirige el negocio hotelero y bodeguero de la firma, es una apasionada de la Rioja Alavesa y por ello en 2017 adquirió el Palacio de Samaniego, buscando ofrecer una experiencia hotelera única en la zona. Un lujo discreto que se concreta en un hotel de solo nueve acogedoras habitaciones dirigido por el vasco Guillermo Santos.

La reforma del edificio en nada ha alterado su aspecto exterior. Esta casa solariega del siglo XVII ha visto el devenir de los años desde su céntrica ubicación en la pequeña villa de Samaniego, en el corazón de Álava.

Son muchos los que consideran que la Rioja Alavesa es una de las zonas vinícolas más hermosas del mundo

Lucila Lannes Guerra

DISFRUTAR DEL ARTE, EL SILENCIO Y LA PAZ... COPA DE VINO EN MANO

Casi un centenar de obras de arte de la colección privada de Ariane de Rothschild han encontrado una nueva ubicación en las zonas comunes y estancias del Palacio de Samaniego. Piezas de arte amazónico e indonesio y su colección de Cristal de Murano se han integrado en los interiores del edificio con una naturalidad sorprendente.

Los cuadros del restaurante son del artista plástico Rene Galassi y muchas de las vasijas alojadas en estantes están moldeadas por el ceramista Eric Astoul. La piedra original del edificio que se ha conservado en muchas paredes ofrece un contraste perfecto para que todas estas coloridas piezas dignas de museo, luzcan en este alojamiento boutique de la Rioja Alavesa.

En las habitaciones, mantas de Ezcaray, obras de arte y un colorido que recuerda al paso de las estaciones por los viñedos.

Lucila Lannes Guerra

LA BASE DE OPERACIONES PERFECTA

Cada una de las nueve habitaciones, que responden al nombre de las variedades de uva de la comarca, están decoradas individualmente. Se ha querido jugar con las tonalidades de los tejidos emulando el paso de las estaciones en el viñedo. Tapizados y alfombrados de altísima calidad comparten estancia con una selección de míticas mantas de Ezcaray, confeccionadas a pocos kilómetros de Samaniego.

En la parte trasera del edificio se abre una elegante terraza junto a la que discurre un carril de agua, en forma de refrescante piscina de verano. Un lugar tranquilo y discreto donde tomar una copa, descansar o darse un chapuzón después de un día explorando los alrededores en bicicleta, paseando por los pueblos o realizando alguna visita privada a alguna de las bodegas más prestigiosas de la zona.

En el restaurante Terra Y Vino, el chef Pedro Vicente elabora un menú en el que la gastronomía francesa y vasca se encuentran.

Lucila Lannes Guerra

UN RESTAURANTE PARA CELEBRAR ESTA TIERRA

Palacio de Samaniego cuenta con un restaurante gastronómico abierto al público tanto si estás alojado como si no. En él se practica una cocina de tinte vasco-francés que prioriza la materia prima local aplicándole las técnicas que han hecho grande la cocina francesa. Carnes y pescados de la cornisa cantábrica y la surtida huerta riojana proveen al cocinero Pedro Vicente, formado en Le Cordon Bleu de Boston y con experiencia internacional en restaurantes en Londres y Dubái.

Un restaurante donde se sirve tanto txuletón como Pichon de Bresse, y donde se ofertan los guisantes lágrima en temporada y el rodaballo es siempre salvaje. La presentación es exquisita, ya se trate de un cordero lechal como de una ventresca de atún, el estilo de emplatado francés domina en las formas, aunque la materia prima sea de Kilómetro 0.

Miren Ormazábal, maître y sumiller, en la espectacular bodega del restaurante.

Lucila Lannes Guerra

La sala está orquestada por Miren Ormazábal, maître y sumiller, que cuenta con una larga trayectoria en distintos restaurantes vascos con estrella Michelin. Vinos de proximidad y también los que tiene la familia Rothschild en distintas partes del mundo componen su carta de vinos. El restaurante gastronómico también cuenta con su vinoteca y una sala de cata destinada a eventos privados.

No acabaremos sin hablar de las mesas del restaurante. Tan especiales que no llevan vestiduras para que el comensal pueda apreciar su textura durante el servicio. Están realizadas por el artista especializado en madera Mathisse Dalstein por encargo personal de Ariane de Rothschild. Redondas, cuadradas y rectangulares, son un ensamblaje perfecto de distintas maderas recicladas. Sus formas geométricas destacan las distintas tonalidades del material componiendo a modo de puzle un conjunto estéticamente impecable.

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