La desaparición forzada es el peor delito que se pueda cometer contra un ser humano. Afecta de manera profunda la vida, la identidad y la cotidianidad de la familia, los amigos, la comunidad y de la sociedad en general; si a este hecho atroz le agregamos la ausencia de un acceso rápido y eficaz a la verdad y a la justicia, no solo se violarían los derechos más elementales, sino que además estaríamos en un escenario de total desprotección.