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Estornino - Mayo

  • 6 mayo de 2021

Estornino pinto anillado (Sturnus vulgaris) de procedencia valenciana. VER0000037. Colección histórica de aves taxidermizadas de la Universitat de València.

Estornell vulgar
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Fotografía: S. Montagud. Museu de la Universitat de València d'Història Natural (MUVHN).

 

El estornino pinto (Sturnus vulgaris Linnaeus, 1758) es una de las aves migratorias más populares en tierras valencianas. Todos los años, en los meses de invierno, bandadas enormes de estas aves se observan en vuelo sobre muchas poblaciones, en especial las tres capitales de provincia. En ellas buscan refugio nocturno amparadas por la seguridad que les ofrece la urbe, al carecer de sus depredadores naturales y ofrecer mayor temperatura por el calor que desprenden las actividades e infraestructuras humanas. Durante el día, estos mismos estorninos se lanzan de nuevo en bandadas a los campos y tierras de cultivo de las áreas vecinas y, en ocasiones, alcanzan a cubrir varios cientos de kilómetros. En ellas buscan insectos, bayas y frutos, de los que se alimentan.

Al inicio de la primavera, una buena proporción de estos ejemplares realizan su migración anual al norte de Europa, donde tendrá lugar la reproducción, pero siempre se mantiene una pequeña población local de la especie en nuestras latitudes que no llega a formar las bandadas características de invierno.

En nuestras colecciones disponemos de un ejemplar concreto de estornino pinto que presenta cierta relevancia. Se trata de un ave taxidermizada por Rafael Curats, hacia 1935. No disponemos de la fecha exacta, pero coincide con el tipo de peana y montaje que utilizó este mismo taxidermista en otros ejemplares de la colección, preparados entre 1934 y 1936. Estas fechas son importantes, ya que en este periodo hubo una actividad intensa de recuperación de las colecciones de la institución, tras el desastroso incendio de 1932 que arrasó gran parte de los fondos. Lamentablemente, la Guerra Civil puso fin en 1936 a toda labor de restauración que ya no se volvió a recuperar hasta el último cuarto de siglo.

El anillamiento de aves, una práctica que se ha extendido durante el pasado siglo, es una herramienta excelente para conocer los movimientos poblacionales de las aves y detectar las rutas migratorias que utilizan. Nuestro ejemplar en cuestión es destacable por presentar una anilla en su pata izquierda, donde está rotulado un código numérico y una localidad específica de los alrededores de Londres. Nos pusimos en contacto con el British Trust for Ornithology (BTO), una organización del Reino Unido fundada en 1932 para el estudio de las aves y que coordina las campañas de anillamiento en aquel país. Desde allí nos resolvieron la primera parte de nuestras pesquisas. El código de la anilla correspondía a un ejemplar que fue anillado el 2 de julio de 1934 en Snelsmore, a 80 km al oeste de Londres. Pero no se trataba de un estornino, sino de un Chotacabras europeo (Caprimulgus europaeus Linnaeus, 1758), una especie también migrante pero con una pauta diferente; los inviernos los pasa en África subsahariana y migra en primavera hacia el norte de África y Europa, donde tiene lugar la cría. El BTO disponía de los datos de nuestro ejemplar, por lo que desde aquí ya habían sido informados en el momento de su captura, que se había producido en diciembre de 1935, en un lugar sin determinar de la provincia de Valencia. Por aquel entonces, ya se indicaba que la anilla había sido encontrada en un estornino. Así pues, las circunstancias por las que esta anilla pasó de un chotacabras europeo a un estornino pinto son un misterio. Un cambio accidental de un ave a otra en el momento de su preparación es muy improbable, porque ambas especies no coinciden físicamente en sus rutas migratorias. Si el ejemplar de estornino se colectó en diciembre, esta fecha coincide plenamente con la estación en la que se presenta esta especie en Valencia, mientras que el chotacabras europeo, que aparece también en nuestro territorio, lo hace en los meses de abril a septiembre. Sabemos el final de la historia y el destino del ejemplar de estornino, sin embargo, la trayectoria y el final de aquel primer chotacabras que portó la anilla, y todos los acontecimientos intermedios, siguen siendo una incógnita. Sea como fuere, lo cierto es que esta anilla que nos ocupa fue transportada por aves una distancia de ¡casi 1500 kilómetros!