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2010_CEOCB_monografia San Jose Iturbide.pdf - Inicio

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Este libro se imprimió en Linotipográfica Dávalos Hermanos, S.A. de C.V.<br />

Paseo del Moral 117Col. Jardines del Moral, León Gto., México<br />

Diseño:<br />

Betzabe Lorelay Muñoz Arbaiza<br />

Ileana Villanueva Gómez<br />

Cuidado de la Edición:<br />

Isauro Rionda Arreguín<br />

Asesor de la Secretaría Técnica de la Comisión Estatal del Bicentenario<br />

Salvador Meza López<br />

Publicaciones<br />

Edición Especial, <strong>2010</strong><br />

Derechos reservados de esta edición:<br />

© Gobierno del Estado de Guanajuato<br />

Secretaria Técnica<br />

Campanero No.6, Zona Centro, C.P.36000<br />

Guanajuato, Guanajuato. México.<br />

Impreso y hecho en México


periodo preHispániCo<br />

1. primeros pobladores<br />

Capítulo i<br />

primera parte<br />

Historia<br />

el Caminar de Casas Viejas<br />

Realmente es escasa la información que tenemos sobre el pasado prehispánico<br />

del sitio en el cual se fundó <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong> en el siglo XVIII, lo cierto es que a raíz de<br />

las excavaciones para la construcción de la actual ciudad en la segunda mitad del siglo<br />

XIX fueron abundantes los hallazgos de cerámica tanto doméstica como ceremonial,<br />

al igual que entierros acompañados de vasijas y pectorales.<br />

Algunos consideran que las ruinas conocidas como “Casas Viejas”, nombre<br />

primitivo del lugar, pertenecieron a una cultura notable, lo cierto y gracias a la Relación<br />

de Casas Viejas, podemos tener la certeza que esas ruinas eran hispanas probablemente<br />

de finales del siglo XVI o principios del XVII.<br />

El Profr. Mario Ramírez Cuellar, hace un planteamiento de que se trató de una<br />

presencia tolteca en el siglo VIII d. C., vayamos a su texto:<br />

7


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

8<br />

Al transcurrir los años setecientos de nuestra era, llegó del norte en<br />

fatigosa peregrinación un pueblo que se estableció en el lugar que ahora ocupa<br />

la ciudad de <strong>San</strong> José y construyó templos y edificios de calicanto adornados<br />

con canteras labradas, acueductos, calles bien trazadas y pavimentos bruñidos.<br />

No se sabe cómo se llamó ni por qué fue abandonado este pueblo por<br />

sus moradores, ya que permaneció oculto durante mil años por una selva de<br />

pinos, encinos y maleza, pero los colonizadores españoles nos dejaron el relato<br />

que entre sus ruinas y sus tumbas encontraron vasijas de barro en forma de<br />

pie con reventaduras en los talones, señalándonos con ello largas y penosas<br />

marchas; pipas con figuras de aves nocturnas, ollas labradas en granito de<br />

colores del que se encuentra en la “Loma del Pájaro”, metates, hachas y gran<br />

cantidad de cerámica en varias formas.<br />

¿Pero quiénes fueron sus pobladores y en qué época lo habitaron?<br />

Por la descripción del material encontrado las modernas investigaciones<br />

arqueológicas sobre cerámica nos indican que esta zona fue un centro<br />

ceremonial religioso perteneciente a la cultura tolteca, pueblo constructor por<br />

excelencia y considerado el más adelantado en Mesoamérica.<br />

Dado que los toltecas iniciaron su caminata desde Huehuetlapallan,<br />

Nuevo México, un siglo antes, es decir, en el siglo VII d. C., se deduce que<br />

estuvieron aquí en el siglo VIII, partiendo para la Huasteca de donde fueron<br />

rechazados, fundando probablemente después Toluquilla, Ranas y la pirámide<br />

del Pueblito, asentándose finalmente en Tollán (Tula) en donde establecieron<br />

su capital a principios del siglo X.<br />

A las ruinas aquí encontradas los españoles les llamaron “Casas Viejas”.<br />

Siglos después del paso de este gran pueblo aparecieron en el valle tribus<br />

aisladas de pacíficos nómadas otomíes que huían al menor acto de hostilidad<br />

de algún grupo belicoso como eran los chichimecas en sus innumerables<br />

correrías.<br />

De ellos se han encontrado cerámica e idolillos en pequeñas tumbas llamadas<br />

coecillos”. (Ramírez, 1976).


Es evidente que existió una presencia prehispánica en este lugar no sólo por<br />

los vestigios aislados como son los llamados coecillos, sino de una civilización más<br />

sofisticada y temprana a la llegada de los españoles a nuestro continente. Pero pondría<br />

en duda la afirmación respecto a que las ruinas encontradas en el momento de la<br />

fundación y que éstas eran conocidas como “Casas Viejas”, hayan sido construcciones<br />

precolombinas, me inclinaría en afirmar que los vestigios fueron de hechura hispana<br />

de las primeras décadas del virreinato.<br />

También José Luis Morelos, en sus Apuntes Históricos afirma que los hallazgos<br />

indígenas se conocieron a raíz de las excavaciones hechas para el pueblo en el siglo<br />

XIX; pero la contradicción se da cuando se afirma que cuando se tomó posesión para<br />

la iglesia en 1754, habían confundido el sitio de “Casas Viejas” por las ruinas hispanas<br />

de la “Venta del Negro” media legua al sur a un costado del ramal del Camino de la<br />

Plata que pasaba por estos parajes; si existió la confusión es porque se trataban de<br />

construcciones similares.<br />

Para corroborar esta afirmación, cito un fragmento de la Relación de Casas<br />

Viejas sobre este asunto:<br />

Antigüedades<br />

No hay memoria de alguna antigüedad de los gentiles, que mucho pues algunas<br />

ruinas de edificios antiguos, aunque según el arte con que están fabricados,<br />

dan bastante a entender no ser fábrica de los indios o chichimecos sino de<br />

los españoles, no hay quién dé noticia, ni ha llegado a mi noticia que algún<br />

monumento seguro que haya mención se encuentran estas ruinas en el collado<br />

cercano a esta parroquia y en el valle que rodea la iglesia por la que se llama<br />

Casas Viejas, en ellos se encuentran suelos muy bien hechos, piedras de cantera<br />

regular muy bien labradas, con todo ante algunos caños de la misma piedra<br />

por donde conducen aguas, más no se ha pedido averiguar de donde ni para<br />

donde la conducción. No muchos años que estos eran unos campos desiertos,<br />

habitados de ganados y así como los habitadores son muchos, pues, el que<br />

más contaron cuarenta años. No hay quien dé razón de las antigüedades.”<br />

(Relación de Casas Viejas, s. XVIII).<br />

PrImera Parte<br />

9


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

10<br />

Dibujo de dos pectorales encontrados en las excavaciones de la actual ciudad,<br />

el primero corresponde a una figura masculina y el segundo a una femenina.<br />

Dibujó: Arq. Miguel Ángel Ferro Ferro.<br />

2. CHiCHimeCas, pobladores del territorio a la llegada de los españoles<br />

Con el nombre despectivo de “chichimeca” fueron conocidas las tribus<br />

nómadas del norte de México, sus características principales fueron su vida tribal<br />

nómada y excelentes cazadores, de carácter aguerrido que costó a los conquistadores<br />

varias décadas para lograr su reducción y pacificación. Como ejemplo fue la Guerra<br />

Chichimeca llevada a cabo entre 1550 a 1600, sobre todo a lo largo del camino México-<br />

Zacatecas.<br />

Dentro de estas tribus, existían varias “naciones”, que por sus características y<br />

particular forma de vida se les dio un nombre propio, en el noreste del actual estado<br />

de Guanajuato donde se encuentra <strong>San</strong> José, destaca la presencia de los pames y los<br />

guamares; los primeros podríamos considerarlos los más pacíficos y aunque eran<br />

nómadas desarrollaron prácticas religiosas y rituales, quizá debido a su acercamiento


con la cultura otomí. Respecto a los guamares, eran reconocidos como los “más<br />

valientes, más aguerridos, más traidores y más destructores de todos los chichimecas,<br />

así como los más astutos”; se dedicaron al robo de ganado y con el tiempo asaltantes<br />

de diligencias.<br />

Existen distintos testimonios de cómo acecharon estos guerreros por el ramal<br />

del Camino de la Plata que corría muy cerca de la actual población y por lo cual como<br />

una táctica de colonización fue el otorgamiento de mercedes reales, establecimiento<br />

de estancias y presidios así como el insuperable trabajo de evangelización llevado a<br />

cabo en este territorio desde el segundo tercio del siglo XVI.<br />

Fueron pues estas tribus quienes habitaron esta región a la llegada de los<br />

españoles y por ser un pueblo nómada dejaron escasos testimonios materiales de su<br />

presencia en la zona, siendo más conocidos por sus incursiones bárbaras que por su<br />

cultura.<br />

PrImera Parte<br />

11


Capítulo ii<br />

ÉpoCa Virreinal<br />

1. eVangelizaCión y primeras merCedes de tierras<br />

Desde mediados de la década de 1540, el territorio fue explorado por fray Juan<br />

de <strong>San</strong> Miguel, franciscano venido de Acámbaro y fundador de <strong>San</strong> Miguel el Grande,<br />

así como por Juan Sánchez de Alanís, procedente de Jilotepec, que con una táctica de<br />

avanzadas de otomíes logró penetrar hasta Xichú, donde vivió por muchos años con<br />

los nativos y habiéndose hecho sacerdote logró reducirlos.<br />

En la década de 1580, los franciscanos establecieron el convento de <strong>San</strong> Juan<br />

Bautista Sichú de Indios, actual Victoria, Gto., desde donde lanzaban grandes correrías<br />

para evangelizar, teniendo como doctrinas <strong>San</strong>ta Catarina Mártir, <strong>San</strong>to Tomás de<br />

Tierra Blanca, el pueblo otomí de <strong>San</strong> Ildefonso Cieneguilla, el actual territorio de <strong>San</strong><br />

José y llegando incluso hasta Río Verde.<br />

En 1590 los jesuitas se establecen en <strong>San</strong> Luis de la Paz donde fundan colegio<br />

y adquieren algunos sitios en Palmar de Vega y las tierras que conformaron las<br />

haciendas de <strong>San</strong>ta Ana y <strong>San</strong> José de los Lobos así como la hacienda de <strong>San</strong> José de<br />

Charcas, hoy municipio de Dr. Mora y antes de su creación perteneciente al municipio<br />

de <strong>Iturbide</strong>.<br />

A la par de estas fundaciones, se establece toda una serie de presidios a lo<br />

largo del camino hacia el norte, destacan los presidios de Jofre y el de Palmar de Vega<br />

donde se acuartelaban tropas para la defensa del camino.<br />

13


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

14<br />

También se otorgan las primeras mercedes de tierras a finales del siglo XVI,<br />

la principal de ellas fue a don Alonso de Villaseca, peninsular acaudalado que es<br />

recordado como el gran benefactor de la Compañía de Jesús en Nueva España y<br />

fundador del mayorazgo Guerrero Villaseca, familia que poseyó gran parte del actual<br />

territorio municipal hasta mediados del siglo XIX, en que fue enajenado. Pertenecieron<br />

a ellos los sitios de El Capulín, El Jovero, Las Cabras y <strong>San</strong> Juan de los Llanos entre<br />

otros.<br />

Esta última estancia, la de <strong>San</strong> Juan de los Llanos, es precisamente el sitio<br />

donde se fundó <strong>San</strong> José en el siglo XVIII, y que al ser abandonado, sus ruinas dieron<br />

el nombre de Casas Viejas, como lo mencioné párrafos arriba; prueba de ellos es la<br />

escritura de arrendamiento fechada en 1734, donde el poseedor del mayorazgo Guerrero<br />

Villaseca la otorga a favor del Marqués de Buenavista: “otorgo en arrendamiento a don<br />

Mateo Fernández de <strong>San</strong>ta Cruz, marqués de Buenavista las tierras de El Jovero, El Saucillo,<br />

Las Cabras, Carbajal, Ojo de Agua de Diego y la estancia de <strong>San</strong> Juan de los Llanos, con sus<br />

casas y los aperos...” de este asunto abundaré más adelante.<br />

Los otros tres latifundios que integraron el territorio de <strong>San</strong> José, fueron<br />

las haciendas de <strong>San</strong> Jerónimo que perteneció al marqués de Buenavista; la de <strong>San</strong><br />

Diego de las Trasquilas que poseyó la Archicofradía del <strong>San</strong>tísimo Sacramento del<br />

Arzobispado de México y la de <strong>San</strong> José de Charcas que fue de los jesuitas y después<br />

de su expulsión en 1767 pasó a manos de los acaudalados clérigos queretanos Sánchez<br />

Jordán.<br />

El giro de estas propiedades fue agrícola sobre todo la de <strong>San</strong> Diego y <strong>San</strong><br />

Jerónimo; la de Charcas, ganadera y la de El Capulín agrícola y ganadera.


Testimonio de las primeras mercedes de tierras otorgada<br />

a don Alonso de Villaseca de los parajes en tierras “chichimecas”<br />

éPoca VIrreInal<br />

15


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

16<br />

2. la fundaCión de Casas Viejas<br />

Casas Viejas, es el nombre por el que se conoció la actual ciudad de <strong>San</strong><br />

José <strong>Iturbide</strong> durante el siglo XVIII y parte del siglo XIX, y que al momento de las<br />

diligencias para la erección de la vicaría, antecedente a la población, sirvió éste de<br />

referencia para ubicar el sitio y llevar a efecto la fundación.<br />

En el análisis de las fuentes primarias consultadas y que he dado a conocer<br />

ya en otros textos 1 , se puede afirmar que la fundación de <strong>San</strong> José, como pueblo y<br />

municipalidad, es el resultado de una serie de acontecimientos sucedidos todos ellos<br />

en la segunda mitad del siglo XVIII y no un hecho concreto y aislado. Claro que hemos<br />

puesto como punto de partida el 5 de febrero de 1754, como la fecha de la fundación.<br />

De estos acontecimientos, destaco tres de ellos los cuales considero como<br />

hechos fundacionales:<br />

1º. La creación de la ayuda de parroquia o vicaría de Casas Viejas en 1754. .<br />

2º. La elevación que se hace de la vicaría de Casas Viejas a parroquial en<br />

1770.<br />

3º. El litigio sostenido entre el Br. Andrés Ramírez de Hinojosa, Cura de <strong>San</strong><br />

José Casas Viejas, contra el poseedor del mayorazgo Guerrero Villaseca y<br />

dueño de estas tierras, don Luis de Luyando, sobre 25 solares para fundar el<br />

pueblo entre 1783 y 1805.<br />

1 Cf. M. Ferro, <strong>San</strong> José Casas Viejas, Tres consideraciones sobre su fundación. Ed. Particular, <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong>, 1997.


Mapa del valle donde se fundó Casas Viejas, aparecen las haciendas de <strong>San</strong> Diego y <strong>San</strong><br />

Jerónimo, así como la ramificación del “Camino Real”, que cruzaba estas tierras. 1744<br />

éPoca VIrreInal<br />

17


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

18<br />

Realmente es escaso el material bibliográfico donde se consignan estos tres<br />

acontecimientos, los autores que han abordado la historia local como José Luis Morelos,<br />

Rómulo Romero, Antonio Servín Lozada, Salvador Medina Galván, Mario Ramírez<br />

Cuellar, Filiberto Carrillo y Eduardo Muñúzuri 2 , apenas describen en unos cuantos<br />

párrafos el tema de la erección de la ayuda de parroquia, unas líneas sobre la creación<br />

de la parroquia y el tercer punto era totalmente desconocido. Sus escritos se basan en<br />

una sola fuente: lo consignado por José Luis Morelos, hombre inteligente, avecindado<br />

en este lugar hacia 1824 hasta su muerte en 1876, quien elaboró los primeros apuntes<br />

históricos sobre la localidad, anotando los hechos de que fue testigo como también<br />

profundizó sobre el origen del poblado.<br />

A) Erección de la Ayuda de Parroquia o Vicaría fija de Casas Viejas, (1753-1754).<br />

Sobre este asunto habrá que citar, primeramente, el texto más conocido: los<br />

Apuntes Históricos de la Villa de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong> de José Luis Morelos 3 , que podemos<br />

considerar los de mayor confiabilidad:<br />

Dio principio la congregación de Casas Viejas el 5 de febrero del año de 1754 en que el<br />

cura, juez eclesiástico del pueblo de Xichú de Indios 4 , el Br. don José María Rodríguez,<br />

tomó posesión del terreno con extensión de doscientas varas en cuadro 5 , practicó<br />

y autorizó las actuaciones de ella usando de la forma judicial para la ayuda de<br />

parroquia de idioma castellano dependiente del mismo Xichú, distante diez leguas al<br />

noroeste entre la primera; dejó la posesión en el punto donde existían varios cimientos<br />

de edificios antiguos, origen del nombre que tenía y consistía en casas viejas, ellos<br />

persuaden la preexistencia de alguna población notable antigua de que muy remota<br />

no se tiene noticia ninguna, y se cree haya sido de las tribus emigrantes del norte; esta<br />

conjetura no carece de fundamentos verosímiles, porque lo son los restos humanos o<br />

esqueletos, útiles ordinarios de cocina de hechuras imperfectas, como vasijas de barro<br />

2 J.L. Morelos y Rómulo Romero, Apuntes Históricos de la Villa de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>, s. XIX. S. Medina, Apuntes<br />

Históricos de <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong>, Gto., 1951. A. Servín Lozada, “<strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>”, en El Heraldo de Navidad, Qro.,<br />

1954. F. Carrillo, <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong>, Gto. Breve Historia, 1975. M. Ramírez, Apuntes para la Historia de <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong>,<br />

Gto., 1976. E. Muñúzuri, De Casas Viejas a Casas Nuevas, 1997.<br />

3 Cf. J.L. Morelos y Rómulo Romero, Apuntes Históricos de la Villa de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>. Edición, introducción y<br />

notas de Miguel Ferro Herrera, <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong>, 1997.<br />

4 <strong>San</strong> Juan Bautista Xichú de Indios, es actualmente la cabecera del municipio de Victoria, Gto.<br />

5 En México tenía un valor de 838 milímetros, al referirse a 200 varas en cuadro equivale a 167.6 m. por lado y<br />

una superficie aproximada de 28,000 metros cuadrados.


en forma de pie con los dedos esparcidos y figuradas en el talón, aquellas hendiduras<br />

que son comunes en los pies de los indígenas, pipas de barro en figuras de aves nocturnas<br />

como las que vulgarmente llaman tecolotes o lechuzas y algunas armas de pedernal,<br />

todo subterráneo, encontrado en abundancia al abrir los cimientos para la población<br />

actual.<br />

El terreno pertenecía a la hacienda de El Capulín, vínculo del mayorazgo de Guerrero<br />

Villaseca, su poseedor era a la sazón don Luis María Luyando y Aguirre, vecino y<br />

regidor perpetuo del ayuntamiento de la ciudad de México; con su consentimiento y<br />

decreto del virreinato proveyó la fundación de la capilla, ayuda de parroquia, el Ilmo.<br />

Sr. Arzobispo Dr. Manuel Rubio y Salinas, en 18 de julio de 1753. Fue resultado de las<br />

necesidades espirituales, distancia y gragisidad del terreno intermedio para Xichú que<br />

notó en la visita diocesana que practicó su señoría ilustrísima al principio del mismo<br />

año de 1753. Desde entonces no volvieron los habitantes de estos puntos a ver por ellos<br />

a su prelado diocesano, hasta ahora que en 1870 en la nueva diócesis de Querétaro ha<br />

visitado la parroquia de <strong>Iturbide</strong> y también la de Xichú, hoy Victoria.<br />

Para tomar posesión el juez eclesiástico, mediaron informes de vecinos inmediatos<br />

sobre ser el paraje, en que se fijó definitivamente el verdadero Casas Viejas, designado<br />

por el virreinato y arzobispado, pero principalmente el informe de un mulato chocho,<br />

nombrado Tata Alejos, a quien se requirió para que éste como viejo y que siempre había<br />

vivido y vivía en este mismo paraje nombrado Casas Viejas, lo designara, el que enseñó<br />

al señor juez en presencia de todos.<br />

Así se expresan las diligencias, con motivo de que pocos días antes se había tomado la<br />

posesión en el paso de la Venta de la Negra, límites con la hacienda de <strong>San</strong> Diego, <strong>San</strong><br />

Jerónimo y El Capulín, a media legua sur del lugar citado de la última posesión, por<br />

haber en el paso otros escombros a los que daban el mismo nombre vulgar de “casas<br />

viejas”, por lo expuesto, el juez anuló por un auto la primera posesión y tomó la segunda<br />

con las prácticas judiciales, siempre autorizadas por él; ambas posesiones en presencia<br />

y consentimiento del administrador de El Capulín, don José Aguilar apoderado de<br />

Luyando. En la misma forma judicial se hizo notificar a los dueños de las haciendas<br />

para que cooperaran a la construcción de la capilla: el de <strong>San</strong> Diego contestó estar<br />

anuente, el de <strong>San</strong> Jerónimo que estaba pronto a contribuir con mil pesos, mas el de<br />

Charcas, Pbro. don Francisco Sánchez Jordán, respondió que no podía contribuir.<br />

éPoca VIrreInal<br />

19


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

20<br />

En un lugar llamado Casas Viejas…<br />

Como podemos observar lo que conmemoramos el 5 de febrero, es un hecho<br />

esencialmente eclesiástico, esto es, la toma de posesión de un terreno para construir<br />

la capilla que sirvió de vicaría a la parroquia de Xichú de Indios, y no precisamente<br />

la fundación de un poblado. Antes de entrar a detalle sobre este acontecimiento,<br />

surge el cuestionamiento respecto al toponímico de “Casas Viejas”, es evidente que<br />

existió una presencia prehispánica en este lugar no sólo de vestigios aislados como<br />

son los llamados coecillos, sino de una civilización más sofisticada y temprana a la<br />

llegada de los españoles a nuestro continente. Pero se pondría en duda la afirmación<br />

respecto a que las ruinas encontradas, en el momento de la erección, hayan sido<br />

vestigios precolombinos, me inclino en afirmar que las construcciones descritas por<br />

Morelos fueron de hechura hispana en el primer periodo de la colonia. Primeramente,<br />

citando al texto precedente, se afirma que los hallazgos indígenas fueron a raíz de las<br />

excavaciones hechas para la edificación del pueblo en el siglo XIX, por lo que no<br />

estaban a flor de tierra; segundo, se afirma que antes de tomar posesión del terreno<br />

se había hecho en otras ruinas que eran conocidas como “casas viejas” en la Venta de<br />

la Negra, sitio localizado a dos kilómetros con dirección al sur, este lugar fue desde<br />

finales del siglo XVI una venta establecida por los españoles para atender a los viajeros<br />

que recorrían el “Camino de la Plata”, esto es el camino México-Zacatecas, el cual una<br />

de sus ramificaciones principales pasaba por estos lugares. Siendo pues similares las<br />

construcciones, que llegaron a confundirse.<br />

Finalmente, el haber descubierto un nombre hispano dado a este mismo<br />

lugar al inicio del virreinato y que así fue conocido en los siglos XVII y principios del<br />

XVIII, llamado <strong>San</strong> Juan de los Llanos, no se trató de un poblado sino de una estancia<br />

propiedad del mayorazgo de Guerrero Villaseca; en una escritura de arrendamiento<br />

que otorgó don Luis de Luyando al Marqués de Buenavista en 1734, se menciona<br />

la estancia: “otorgo en arrendamiento a don Mateo Fernández de <strong>San</strong>ta Cruz, marqués de<br />

Buenavista las tierras de El Jovero, El Saucillo, Las Cabras, Carbajal, Ojo de Agua de Diego y la<br />

estancia de <strong>San</strong> Juan de los Llanos, con sus casas y los aperos...” 6 ; en la Relación de Casas Viejas 7<br />

6 AGN, Tierras, Escritura de arrendamiento que otorga don Luis de Luyando, poseedor del Mayorazgo Guerrera Villaseca al<br />

Marqués de Buenavista, 1734.<br />

7 Relación de Casas Viejas, documento inédito del siglo XVIII, que por su descripción minuciosa de este lugar en<br />

todos los ámbitos así le he titulado, espero pronto pueda darse a conocer íntegramente.


se afirma que las construcciones conocidas como “casas viejas” no eran de fabricación<br />

indígena sino española: “No hay memoria de alguna antigüedad de los gentiles, que mucho<br />

pues algunas ruinas de edificios antiguos aunque según el arte con que están fabricados dan<br />

bastante a entender no ser fábrica de los indios o chichimecos sino de los españoles…” 8<br />

Con estos testimonios, no hay duda que las construcciones conocidas como<br />

“casas viejas”, origen del nombre del pueblo, fueron de manufactura hispana, que se<br />

abandonaron y al momento de verificarse las diligencias de la erección de la vicaría<br />

entre 1753 y 1754, se encontraban en ruinas.<br />

Visita Pastoral de Manuel Rubio y Salinas, Arzobispo de México<br />

Ahora analicemos en qué circunstancias se erige la ayuda de parroquia de Casas<br />

Viejas en 1754. Para este efecto he consultado parte del expediente de erección que se<br />

localiza en el archivo del Arzobispado de México, ya que la jurisdicción eclesiástica<br />

de este territorio dependía del arzobispado mencionado.<br />

Efectivamente a principios de 1753 realizó por estas tierras su visita pastoral el<br />

Dr. Manuel Rubio y Salinas, Arzobispo de México, una de las pocas que se realizaron<br />

en la época del virreinato a este territorio, el prelado antes de regresar a su ciudad<br />

episcopal escribió, desde Xichú de Indios, al virrey don Francisco de Güemes y<br />

Horcasitas, primer conde de Revillagigedo, el siguiente ocurso:<br />

Excelentísimo Señor. Muy Señor Mío: Habiendo concluido la <strong>San</strong>ta Visita de Querétaro<br />

y su partido, pasé a este de Xichú de los Indios con que por esta parte acaba mi diócesis<br />

y siendo tan dilatado como fragoso el terreno, que apenas bastan seis ministros para<br />

ocurrir a un tiempo a la administración de muchos millares de almas dispersas, catorce,<br />

veinte y más leguas, me ha parecido conveniente detenerme dos días en la hacienda de<br />

<strong>San</strong> Diego y reconocer las del contorno que más padecen faltar de Ministro; y antes de<br />

ahora había providenciado del numeroso vecindario que le compone, se mantuviese<br />

allí uno para el consuelo espiritual de aquellos habitantes que pasan de cuatro mil,<br />

con lo que se animaron a pedirme la erección de ayuda de parroquia, haciéndome<br />

constar la urgente necesidad de ella con los cadáveres sepultados en los campos y<br />

particular noticia de las personas que murieron sin sacramentos por la distancia de<br />

8 Relación de Casas Viejas, f. 7v.<br />

éPoca VIrreInal<br />

21


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

22<br />

aquellos parajes a esta cabecera de donde necesita salir el cura un día antes de que<br />

el enfermo pida la confesión, pues cuando lo solicita y pasa el párroco a oírlo ya o<br />

está incapaz del sacramento o en la otra vida. Para el remedio de tantos lastimados<br />

no hay otro arbitrio que el de fabricar una iglesia. que sirva de ayuda de parroquia<br />

en el sitio más proporcionado que es el que manifiesta la información que incluyo y<br />

pertenece al Mayorazgo de don Luis de Luyando a quien se le perjudica poco según la<br />

situación misma del terreno y a este fin se hayan en la inmediación todos los materiales<br />

necesarios de suerte que en medio año o poco más prometen aquellos vecinos concluir la<br />

iglesia referida, persuadiéndome con fundamento que los dueños de las haciendas de<br />

aquella circunferencia a la menor insinuación concurran a la misma santa obra y a la<br />

satisfacción de lo que se ocupe y sea de dicho mayorazgo. En esta inteligencia y de que<br />

la necesidad es de las mayores y me consta ciertamente, suplico a Vuestra Excelencia<br />

me conceda su venia y permiso para la fábrica de dicha iglesia providenciando se<br />

nombren peritos que tasen el terreno para que su importe lo perciba con precisión<br />

dicho don Luis de Luyando o se le dé por otra parte igual porción de la que se le tome<br />

para dicha fábrica. Nuestro Señor guarde a Vuestra Excelencia los muchos años que<br />

le suplico. <strong>San</strong> Juan Bautista Xichú y febrero siete de mil setecientos cincuenta y tres.<br />

Excelentísimo Señor besa la mano de Vuestra Excelencia su más favorecido atento<br />

servidor y capellán. Manuel, Arzobispo de México.<br />

En este documento es más que evidente los planteamientos que originaron<br />

la fundación: fue una necesidad espiritual, ya que las grandes distancias impedían<br />

la pronta administración de los sacramentos; respecto al lugar de la erección se<br />

menciona un terreno cuya propiedad es del mayorazgo Guerrero Villaseca, que más<br />

adelante en los mismos autos dan el nombre de “Casas Viejas” por ser este lugar el<br />

más proporcionado geográficamente para la atención de los feligreses. Pero ¿por qué<br />

este lugar?, habrá que considerar que la parroquia de Xichú de Indios comprendía<br />

los actuales municipios de Victoria, <strong>San</strong>ta Catarina, Tierra Blanca, Doctor Mora y<br />

<strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong>, y sólo existían sacerdotes en la cabecera del curato y en las vicarías<br />

de los pueblos de <strong>San</strong>ta Catarina Mártir y <strong>San</strong>to Tomás de Tierra Blanca quedando<br />

en verdadero abandono espiritual toda la parte sur de la parroquia que es donde se<br />

localiza Casas Viejas.


Retrato del Arzobispo Manuel Rubio y Salinas, quien visitó estas tierras a principio de 1753<br />

y mandó fundar la vicaría de Casas Viejas, origen de nuestra actual ciudad<br />

En esta zona se extendían sólo cuatro grandes latifundios como ya lo<br />

mencionamos, que fueron las haciendas de <strong>San</strong> Diego de las Trasquilas, <strong>San</strong> Jerónimo,<br />

<strong>San</strong> José de Charcas y El Capulín, compuestas por un gran número de ranchos que eran<br />

habitados por trabajadores y en otros casos por subarrendatarios de estas haciendas.<br />

En esta comprensión territorial, como se expresan las diligencias, el lugar más idóneo<br />

para erigir la vicaría era Casas Viejas. Otro factor que no se menciona pero habrá que<br />

señalarlo se refiere al ámbito económico, ya que era una costumbre que al asistir a<br />

las celebraciones religiosas se daba también el comercio de insumos, y al no existir<br />

en la región un lugar de comercio como eran los pueblos e iglesias la situación de los<br />

habitantes era más precaria.<br />

éPoca VIrreInal<br />

23


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

24<br />

Volviendo al documento, habrá que señalar que la tenencia del terreno<br />

propuesto estaba vinculado a un mayorazgo, figura jurídica importante durante el<br />

Virreinato respecto a la propiedad de la tierra, esta institución se creó en Europa y<br />

se implantó en Nueva España desde el siglo XVI, consistía en que todos los haberes,<br />

sobre todo inmuebles, pertenecientes a una familia no podían ser enajenados bajo<br />

ninguna forma, eran indivisibles y pasaban de generación en generación por medio<br />

del primogénito varón y en caso de ser mujer el mayorazgo pasaba a su cónyuge<br />

aumentando sus apellidos al de los fundadores, podría decir que se trató de una<br />

nobleza novohispana. Es así que Casas Viejas era una de las innumerables posesiones<br />

del mayorazgo fundado por Alonso de Villaseca a principios del siglo XVII, y que en<br />

el momento de la erección de la vicaría el poseedor era don Luis Miguel Luyando y<br />

Aguirre Guerrero Villaseca Moreno de Monroy, 5a. generación del mayorazgo. Esta<br />

circunstancia será el justificante para que años después no se permita la construcción<br />

de viviendas alrededor de la iglesia por parte de los poseedores.<br />

Escudo del Arzobispo Manuel Rubio y Salinas, que recientemente<br />

se ha adoptado como escudo de la Ciudad y del Municipio


A pesar de que un terreno vinculado no podía ser enagenado, una de sus<br />

excepciones era el destinarlo a las obras de carácter piadoso, después de un proceso<br />

llevado ante la Real Audiencia, es así que el virrey don Francisco de Güemes y<br />

Horcasitas, después de recibir la petición del Señor Arzobispo para la autorización<br />

de la vicaría de Casas Viejas, notificó a don Luis de Luyando dicha solicitud para<br />

que diera su consentimiento, don Luis concedió el permiso pero bajo los siguientes<br />

términos:<br />

Consiento en que se den de las tierras de mi mayorazgo las precisas a la construcción de<br />

capilla, vivienda de ministro y las demás necesarias accesorias oficinas en la atención<br />

que se discurra correspondiente con la precisa calidad de que se cerque para que sólo<br />

en el ámbito que se asignare se construya la capilla y los demás accesorios y que fuera<br />

del ámbito que se señalare no haya de consentirse fábrica ni vecindad alguna sino la<br />

de los sirvientes y arrendatarios de mi mayorazgo.<br />

Dibujo que ilustra el retrato de don Luis Moreno de Monroy Luyando y Aguirre Guerrero<br />

Villaseca, Regidor perpetuo del Ayuntamiento de México y poseedor de las tierras<br />

donde se funda Casas Viejas<br />

éPoca VIrreInal<br />

25


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

26<br />

Resuelta la enajenación del terreno, el virrey Conde de Revillagigedo decretó la<br />

erección de la capilla el 16 de mayo de 1753, este documento podríamos considerarlo,<br />

en cierto sentido, como el acta de fundación y dada esa importancia se reproduce a<br />

continuación:<br />

Vueltos los autos a mi Superior Gobierno, teniendo presente que de los de la materia<br />

resulta que practicadas de orden de esta Real Audiencia las diligencias necesarias a<br />

la enagenación de las tierras pertenecientes al mayorazgo de don Luis de Luyando<br />

para la fundación de la iglesia que el Ilustrísimo Señor Arzobispo de esta <strong>San</strong>ta Iglesia<br />

Metropolitana intenta se construya en el paraje nombrado de Casas Viejas a efecto de<br />

que sirva de ayuda de Parroquia a la del Partido de <strong>San</strong> Juan Bautista Xichú, tiene<br />

por él proveído en los de la materia con fecha de treinta del pasado abril concedida la<br />

licencia necesaria para dicha enagenación bajo las calidades que previene. En esta<br />

atención y para que tenga efecto y juntamente la que por mí como Señor Vice Patrono<br />

tengo concedida en Decreto de diez y seis de febrero pasado de este año; para la citada<br />

construcción he resuelto expedir el presente por el cual, y en virtud de mi decreto de<br />

siete del corriente, usando de las supremas facultades que como Señor Vice Patrono<br />

en mí residen doy y concedo licencia para que en el paraje nombrado Casas Viejas<br />

en tierras del mayorazgo que posee don Luis María Moreno de Monroy Guerrero<br />

Villaseca Luyando y Aguirre se proceda a la fábrica de la iglesia que va mencionada<br />

para que sirva de ayuda de parroquia a la del partido de Xichú, a la de la vivienda<br />

del ministro y demás accesorias oficinas que fueren necesarias a la extensión que el<br />

Ilmo. y Revmo. Sr. Arzobispo de la <strong>San</strong>ta Iglesia Catedral Metropolitana de esta corte<br />

estimare correspondiente, bajo la precisa calidad de que se ha de cercar el terreno que<br />

se asignare así para la mayor seguridad de la inmunidad del Sagrado para que con<br />

tiempo se ocurra a los perjuicios que recela dicho don Luis de Luyando y expresa en<br />

su escrito inserto, y que fuera del ámbito que se señalare no se consienta fábrica, ni<br />

vecindad alguna sino de los sirvientes y arrendatarios del poseedor de dicho Mayorazgo.<br />

Y en su consecuencia mando de aquel Partido, no pongan ni consientan poner el menor<br />

impedimento, ni embarazo que se dirija a eludir el puntual cumplimiento de esta<br />

resolución. México y mayo diez y seis de mil setecientos cincuenta y tres. El Conde de<br />

Revillagigedo. Por mandado de su Excelencia. José de Gorráez.<br />

Prácticamente transcurrieron más de ocho meses para ejecutar la resolución<br />

del Virrey y Arzobispo, en tomar posesión del terreno para que en él se construyera


la iglesia y sus accesorias, como ya se consignó en un principio esto ocurrió el 5 de<br />

febrero de 1754.<br />

Retrato de Francisco de Güemes y Horcasitas, Primer Conde de Revillagigedo,<br />

quien avaló la erección de la Vicaría de Casas Viejas, en su calidad de Vice Patrono<br />

éPoca VIrreInal<br />

27


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

28<br />

3. el patroCinio de san josÉ a la ViCaría de Casas Viejas<br />

En el expediente de los autos de la vicaría de Casas Viejas, no se consigna ni<br />

se hace mención en ningún momento a quién habrá de dedicarse la nueva iglesia que<br />

sirvió de ayuda de parroquia a Xichú de Indios; pero he llegado a la conclusión que<br />

fue el primer sacerdote que atendió la vicaría, el Br. Diego de Izeta, quien antepone<br />

el nombre de <strong>San</strong> José a Casa Viejas, el mencionado sacerdote estuvo a cargo como<br />

vicario fijo de mayo de 1756 a mayo de 1759, según los libros parroquiales.<br />

La costumbre para dar el patrocinio a un lugar podía surgir del prelado o del<br />

fundador, cosa que no se estipula en los documentos; otro, cuando en esa festividad<br />

ocurre algo notable y los feligreses lo recuerdan al dar el patrocinio, y último, como<br />

sucede en este caso, es el sacerdote quien concurre y pone bajo su protección a<br />

determinado lugar. Esto se refuerza con una cláusula de su testamento fechado en<br />

<strong>San</strong>tiago de Querétaro en 1784, donde patentiza su particular devoción a san José,<br />

en la cláusula cuarta se lee: “asimismo se impongan en censo quinientos pesos para que sus<br />

réditos los perciba el Señor Cura que fuere de la parroquia de <strong>San</strong> José de Casas Viejas, para que<br />

se apliquen en su iglesia tres misas rezadas por mí ánima y tres más a Señor <strong>San</strong> José”.<br />

4. ConstruCCión de la primitiVa iglesia<br />

En el ocurso que envió el arzobispo Rubio y Salinas al virrey Conde de<br />

Revillagigedo, le expresó el compromiso de los habitantes de la región para que si<br />

tenía a bien erigir la vicaría, ellos se comprometían a la construcción de la iglesia, ya<br />

que<br />

…se hayan en la inmediación todos los materiales necesarios de suerte que en medio<br />

año o poco más prometen aquellos vecinos concluir la iglesia referida, persuadiéndome<br />

con fundamento que los dueños de las haciendas de aquella circunferencia a la menor<br />

insinuación concurran a la misma santa obra y a la satisfacción de lo que se ocupe y<br />

sea de dicho mayorazgo.<br />

Sin embargo las buenas intenciones sólo quedaron en ello, ya que la<br />

construcción no se realizó de manera inmediata como lo había proveído el Arzobispo,


transcurrieron prácticamente diez años para su edificación y conclusión, mientras<br />

tanto las celebraciones religiosas se llevaron a cabo en un improvisado jacal. El Br.<br />

Ignacio Borja y Guerrero, vicario fijo de Casas Viejas entre 1763 y 1765, da razón de<br />

ello en el inventario fechado el 2 de enero de 1765: “Primeramente por iglesia un xacal<br />

[sic]… Ytem en el xacal del Padre una mesa y dos sillas de sentar…” por lo anterior podemos<br />

concluir que la primera década como vicaría se vivió de manera más que austera y con<br />

grandes limitaciones para el ministerio de la cura de almas.<br />

El mismo Br. Ignacio Borja, es quien de madera decidida emprende la<br />

construcción de la iglesia en los primeros dos años de su estancia en Casas Viejas.<br />

El 24 de mayo de 1765, el Br. Francisco Vicente de Arcila, cura coadjutor de <strong>San</strong> Juan<br />

Bautista Xichú de Indios, envió un informe al Arzobispo de México, don Manuel<br />

Rubio y Salinas, sobre el celo del Br. Borja en dicha construcción:<br />

Que habiendo removido de la Ayuda de Parroquia de Señor <strong>San</strong> José de Casas Viejas<br />

al Br. Don Mateo Miguel Blanco por decreto de V. S. Ilustrísima y puesto en su lugar al<br />

Bachiller Dn. Ignacio de Borja y Guerrero, éste se portó desde luego con tanta exactitud<br />

y celo que en poco tiempo no solo aplacó tanta discordia y serenó tanta inquietud, sino<br />

que a mas de apaciguar las conciencias, movió a toda aquella Jurisdicción para el<br />

fin santo de erigir una capilla en que con alguna decencia se celebrase el incruento<br />

Sacrificio de la Misa, y se dispensasen los demás sacramentos a los fieles, lo que ejecutó<br />

con tanta actividad que todos gustosísimos cooperaron para tan santa obra… 9<br />

Tres días después de suscrito el anterior documento, el propio Vicario fijo<br />

de Casas Viejas, escribe al Arzobispo solicitándole la bendición y dedicación de la<br />

misma:<br />

Deseoso de la mayor honra, gloria y culto de Dios nuestro Señor y bien de las almas a<br />

esfuerzos de su solicitud, trabajo personal, gastando lo que el sudor de su rostro le ha<br />

producido, ha conseguido el fabricar en dicho Partido una iglesia o capilla decente<br />

con sacristía, bautisterio y vivienda para el Ministro, y que ha hecho las alhajas que<br />

en la memoria adjunta se expresan, lo que ofrece a la grandeza de V. S. Ilustrísima,<br />

9 AGN, Tierras. Carta del Br. Francisco Vicente de Arcila, Cura coadjutor del partido de <strong>San</strong> Juan Bautista Xichú<br />

de Indios, dirigida al arzobispo Manuel Rubio y Salinas, informándole de la construcción de la iglesia de la vicaría<br />

de <strong>San</strong> José Casas Viejas. 24 de mayo de 1765.<br />

éPoca VIrreInal<br />

29


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

30<br />

suplicando rendido el que digne bendiga recibir el corto don y prestar su venia para<br />

que en dicha iglesia se coloque la Majestad de Cristo Sacramentado para lo que (entre<br />

tanto que con beneplácito de V. S. Ilustrísima se erige una cofradía) promete a su costa<br />

mantener la lámpara. Suplicando también a la grandeza de V. S. Ilustrísima se digne<br />

prestar su venia para poder proceder a la bendición y dedicación de dicha iglesia y<br />

que ésta (siendo del agrado de v. S. Ilustrísima) sea exponiendo a pública adoración<br />

la Majestad de Cristo Señor Nuestro Sacramentado. Dios guarde la importana vida<br />

de V.S. Ilustrísima para bien y consuelo de Su Sagrada Mitra muchos años. Señor <strong>San</strong><br />

José Casas Viejas, mayo veinte y siete de sesenta y cinco. Bachiller Ignacio Borja y<br />

Guerrero.<br />

Poco después de suscritos estos documentos, el arzobispo Rubio y Salinas<br />

falleció de manera repentina y correspondió al Cabildo de la Catedral, por medio de<br />

Deán de la misma Luis de Hoyos Mier decretar la dedicación y bendición de la iglesia<br />

de Casas Viejas, el 6 de noviembre de 1765.<br />

Respecto a su composición constructiva, era de forma rectangular, con la<br />

misma orientación y en la parte exterior el cementerio, en el propio expediente se<br />

describe de esta manera:<br />

He visto un jacal de palmas bastantemente indecente para que en él se celebre el<br />

venerabilísimo sacrificio de la misa, y a poco trecho en el mismo sitio una iglesia<br />

mediana nueva sin dedicar ni bendita, la que sé por lo que me tiene dicho el ministro<br />

que asiste en la expresada ayuda de parroquia que es el mismo postulante, que se ha<br />

fabricado a expensas de su trabajo y reales que ha grangeado de honorario por su<br />

administración, acompañándolo los vecinos de aquel territorio, unos con algunos<br />

reales otros con madera otros con cal, piedra y arena y otros con su trabajo personal que<br />

son algunos mecos que han ido de las tres misiones que hay sujetas a esta doctrina. La<br />

iglesia está decente, el presbiterio en orden de colateral aunque no pulido, está bueno,<br />

la imagen de talla del glorioso patriarca está muy linda, el tabernáculo o sagrario está<br />

decente..” … la iglesia es toda de adobe, ripiada con mezcla por fuera, blanqueada toda<br />

por dentro; tiene cuarenta varas de largo [33.2 m.], y diez de ancho [8.3 m.], el techo<br />

de buena viga, tiene una capillita que sirve de bautisterio, la que tiene muy buena pila<br />

bautismal, con su llave, tiene asimismo coro decente y torre para las campanas...” “La<br />

iglesia tiene su altar muy decente en el que está colocado el divinísimo en su sagrario


muy bueno encima el patriarca Sr. <strong>San</strong> José de bulto muy bueno, un lienzo de nuestra<br />

señora de Guadalupe, otro de <strong>San</strong>ta Ana, otro de <strong>San</strong> Felipe Neri y una imagen de<br />

Cristo crucificado... (Ferro, 1996)<br />

En este apartado hago un paréntesis para comentar que de las imágenes<br />

mencionadas y que ornamentaron la primitiva iglesia Parroquial, destaca el reciente<br />

redescubrimiento del lienzo de la Virgen de Guadalupe, ya que había sido repintado<br />

en el siglo XIX cubriendo la capa pictórica del siglo XVIII, afortunadamente hoy se ha<br />

liberado y luce en su nuevo retablo que fue bendecido el pasado 27 de septiembre de<br />

<strong>2010</strong>.<br />

B) Erección de la vicaría de Casas Viejas a Parroquial, (1770).<br />

El segundo hecho se refiere a la elevación que se hizo de la vicaría a parroquial,<br />

entre 1769 y 1770. Porqué considerarlo importante, no es tanto el aspecto jerárquico,<br />

sino el desmembramiento que se hace de Xichú y destinarle un territorio propio para<br />

administrar y cuya cabecera será Casas Viejas. Esto convierte al lugar en un centro de<br />

reunión que con el tiempo puede ser susceptible a que se congreguen familias entorno<br />

a la iglesia.<br />

Pero remitámonos a las fuentes documentales, el 13 de septiembre de 1769;<br />

encontrándose vacante el curato de Xichú de Indios, el arzobispo Francisco Antonio<br />

Lorenzana, sucesor de Rubio y Salinas, expide un documento donde solicita información<br />

sobre el referido curato con el propósito de dividirlo y erigir alguna parroquia o<br />

parroquias. Para tal efecto nombró a Francisco Cosío y Velarde, Notario receptor del<br />

Tribunal de Testamentos, Capellanías y Obras Pías, para que personalmente visitara<br />

el territorio y recopilara los testimonios pedidos por el Arzobispo.<br />

La visita del delegado se efectuó entre los meses de septiembre y octubre del<br />

mismo año, donde habiendo escuchado a los habitantes de las haciendas y ranchos<br />

circunvecinos, lo llevó a concluir que la iglesia que reunía mejores condiciones, por su<br />

localización y estado material de la iglesia era la de <strong>San</strong> José Casas Viejas quedando<br />

descartadas otras dos propuestas: las vicarías de Tierra Blanca y <strong>San</strong>ta Catarina.<br />

éPoca VIrreInal<br />

31


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

32<br />

Teniendo en sus manos el expediente, el Arzobispo decretó en la ciudad de<br />

México la erección del curato el 15 de julio de 1770, dice el decreto:<br />

“ que declaro por hartas, bastantes y legítimas las causas que intervienen para la<br />

división del curato de Xichú de Indios y erección de parroquia en la iglesia de <strong>San</strong> José<br />

Casas Viejas, y en su consecuencia y de el consentimiento del Excelentísimo Sr. Marqués<br />

de Croix, Virrey, Gobernador y Capitán General de esta Nueva España; dividida y<br />

desmembrada esta última de la citada parroquia de Xichú de Indios con las haciendas<br />

del Capulín, <strong>San</strong> Diego, <strong>San</strong> Jerónimo y Charcas y los ranchos de Carbajal, del Pájaro,<br />

Puerto del Obispo, Yerbabuena, Bernalejo, Llorona, Baguí, La Venta, Galomo, el Jovero,<br />

Buenavistilla, los Encinos, Ojo de Diego, Puerto de Carroza, los Pelones, las Encinillas,<br />

el Arenal y demás arrendamientos que estén dentro de los territorios siguientes que<br />

se señalan por linderos y son por oriente y norte los ranchos de Puerto del Obispo y<br />

Viznaga, por el poniente el del Jovero y por el sur el Puerto de Carrozas, por los cuales<br />

se distinguirá y separará dicha parroquia de la de Xichú de Indios... “<br />

Estos límites que se le dan a la parroquia en 1770 serán un antecedente<br />

importante para determinar la jurisdicción civil esto es la municipalidad, y que se<br />

conservará hasta la década de los cuarentas del presente siglo, en que se desmembra<br />

de <strong>San</strong> José el territorio que ocupa el hoy municipio de Doctor Mora.<br />

Pero regresando al tema, habrá que señalar que a pesar de haberse convertido<br />

<strong>San</strong> José Casas Viejas en un centro parroquial, no existían habitantes, esto se prueba<br />

en el padrón que anexo y que se elaboró en 1770, dice así:<br />

Familias Individuos Familias Individuos<br />

Españoles Españoles Indios Indios<br />

Hda. del Capulín 193 789 218 845<br />

Hda. de <strong>San</strong> Diego 49 278 115 426<br />

Hda. de <strong>San</strong> Jerónimo 57 293 131 453<br />

Hda. de Charcas 85 392 194 527<br />

Puerto del Obispo 14 67 2 9<br />

Rancho el Jovero 10 43 19 77<br />

R. Puerto de Carroza 17 81 25 134<br />

R. de <strong>San</strong> José Casas V. 4 15 3 13<br />

(Ferro, 1996)


El hecho del despoblamiento no significa que no hubiera quien se avecindara,<br />

se debió fundamentalmente a las exigencias que se estipularon en 1753, por parte del<br />

mayorazgo, en no consentir ninguna construcción anexa fuera de la iglesia, vivienda<br />

del ministro y cementerio.<br />

Mapa donde aparece la parroquia de <strong>San</strong> José Casas Viejas<br />

con las haciendas de su jurisdicción<br />

C) Litigio sostenido entre el Br. Andrés Ramírez de Hinojosa, Cura de <strong>San</strong><br />

José, contra el poseedor del mayorazgo Guerrero Villaseca y dueño de estas tierras,<br />

don Luis de Luyando, sobre 25 solares para erigir el pueblo, (1783-1805).<br />

éPoca VIrreInal<br />

33


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

34<br />

Aquí es donde mencionaré ese tercer acontecimiento, que sumado a los<br />

anteriores propician realmente la fundación del pueblo, se trata de un largo litigio<br />

que se sostuvo entre el Párroco de Casas Viejas, Andrés Ramírez de Hinojosa y los<br />

hacendados de esta tierra por 25 solares que serían destinados a las viviendas de los<br />

primeros habitantes.<br />

En 1783 el Br. Andrés Ramírez de Hinojosa, elevó a la Real Audiencia la<br />

petición de que se le concediesen 25 solares anexos a la parroquia de Casas Viejas<br />

con el propósito de que la feligresía asistiera de manera solícita a los oficios divinos<br />

y recibir la doctrina cristiana, además en su alegato pone como referencia a la Real<br />

Recopilación de las Leyes de Indias, donde se estipulaba que donde estuviera la presencia<br />

del <strong>San</strong>tísimo Sacramento habría que hacerlo en lugares poblados o por lo menos<br />

doce familias de españoles.<br />

Refiere el Cura al respecto:<br />

Habiendo llegado a este curato el pasado año de 1780 encontré solo tres vecinos en<br />

la cercanía de la iglesia que fueron don Juan de Dios de Estrada, don Francisco<br />

Rivera y la familia de los Cárdenas de oficio sastre, quienes con permiso del anterior<br />

mayorazgo vivían allí pagando el arrendamiento de solo el piso a muchos años como<br />

a usted le consta, estos se los han quitado y dejado a el <strong>San</strong>tísimo Sacramento en total<br />

desamparo...<br />

Efectivamente, ya con anterioridad a la solicitud de los solares se habían<br />

establecido algunas personas, sin embargo en varias ocasiones fueron replegados<br />

y destruidas sus viviendas por parte del hacendado, argumentando que esa acción<br />

perjudicaba su propiedad y citando como ejemplo a los naturales de Tierra Blanca a<br />

los que concedió determinado territorio y con el tiempo se adjudicaron mucho más,<br />

razón por la cual en sus propias palabras, “perjudicaba a su mayorazgo”.<br />

Uno de esos habitantes, Juan José Vicente de Cárdenas, describe cómo fueron<br />

echados de las inmediaciones de la parroquia:<br />

Por orden del dueño de la hacienda, según se les decía por los arrendatarios principales<br />

fueron expelidos como ocho o más familias de españoles y castas, entre ellas la de


el testigo, cuyo padre fue Juan Manuel de Cárdenas ya difunto, y aunque también<br />

se incluyeron algunos indios gente de servicio; que el modo o forma fue mandarles<br />

desamparasen el puesto con imperio despótico y autoritario al que accedieron los<br />

expelidos considerándose en casa ajena.<br />

Para no extenderme demasiado en el desarrollo procesal del litigio, éste<br />

concluyó en 1804 siendo favorable al párroco Andrés Ramírez de Hinojosa. EI esfuerzo<br />

por dos décadas por reducir a la feligresía en la cabecera parroquial, bien lo coloca<br />

como uno de los forjadores de nuestro pueblo.<br />

A pesar que fue favorable a los vecinos, no significó obtener la propiedad se<br />

convirtieron en simples subarrendatarios del arrendatario principal de la hacienda de<br />

El Capulín, situación que se prolongó hasta mediados del siglo XIX en que e constituye<br />

una sociedad compradora y de la cual tratará más adelante.<br />

5. estado físiCo y natural de san josÉ según la relaCión de Casas Viejas<br />

La Relación de Casas Viejas, es un documento inédito redactado en 1777, que<br />

consta de ocho fojas, al cual podemos considerar como la fuente más importante y<br />

genuina donde se describe el estado físico y natural de este lugar a escasos años de<br />

la erección de la vicaría de <strong>San</strong> José Casas Viejas verificada en 1754 y ya entonces<br />

cabecera parroquial.<br />

El documento está conformado de varios apartados, entre los que se<br />

mencionan: ubicación geográfica, estado físico del territorio, historia natural, animales,<br />

antigüedades, indumentaria, mineralogía, metalurgia y petrificaciones.<br />

Por esta razón, considero indispensable incluir y comentar este manuscrito<br />

que nos contextualiza el periodo formativo de este lugar durante el siglo XVIII.<br />

En un tomo de 413 folios, de encuadernación holandesa, de 32.5 por 22.5<br />

centímetros, y con el título de Relaciones topográficas de pueblos de México, se localizan 50<br />

expedientes de igual número de localidades donde se describen cada una. La autoría<br />

se debe a sus curas y que son la contestación a un cuestionario remitido por don<br />

Antonio Bucareli y Ursúa, entonces Virrey de la Nueva España, en el siglo XVIII.<br />

éPoca VIrreInal<br />

35


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

36<br />

A partir del folio 329 y hasta el 336 vuelta, aparece nuestro documento que<br />

habremos de describir intitulado: “Noticias pertenecientes a la jurisdicción del Curato de<br />

Señor <strong>San</strong> José Casas Viejas”, fechado el 22 de diciembre de 1777 y rubricado por el Br.<br />

Antonio Secundino Pérez.<br />

Veamos primeramente, algunos datos sobre el autor: Según los libros<br />

sacramentales, Antonio Secundino Pérez se hizo cargo de la Parroquia de Casas Viejas<br />

el 6 de octubre de 1770, esto es, tres meses después de que fue erigida la Vicaría de<br />

<strong>San</strong> José a Curato (15 de julio de 1770), hasta el 24 de septiembre de 1780. Se le ha<br />

considerado como el primer Párroco y don José Luis Morelos en sus Apuntes históricos<br />

consigna una anécdota que a continuación transcribo:<br />

Fue su primer cura propio don Secundino Pérez. Renunció al beneficio poco después<br />

de obtenido, por una respuesta punzante de un loco manso, que sin intervalos de juicio<br />

vagaba en el lugar, viviendo de la caridad que indistintamente recibía del vecindario.<br />

Le dirigió el Padre aquella frase de compasión “Pobre de ti <strong>San</strong>tiago” y él le contestó<br />

prontamente: “¡Ah! Pobre de ti que eres cura, yo no tengo a nadie a mi cargo” y se<br />

fue pasando. Esta fue tradición muy común en el lugar, hasta época muy reciente, y<br />

también que el párroco se retiró y acabó su vida en un oratorio felipense. (Morelos,<br />

1997).<br />

Realmente su permanencia fue de diez años, y en referencia al oratorio<br />

donde pasó sus últimos días, recientemente se ha encontrado su testamento suscribiéndose<br />

como miembro del Oratorio de <strong>San</strong> Felipe Neri de la ciudad de <strong>San</strong><br />

Miguel el Grande, hoy de Allende. Estos son los únicos datos que tenemos del<br />

autor.<br />

Podemos decir que el presente documento, es una auténtica descripción del<br />

territorio que constituyó la Parroquia de Casas Viejas y por lo cual lo he bautizado<br />

como la Relación de Casas Viejas, que comprende los actuales municipios de <strong>San</strong> José y<br />

el vecino de Doctor Mora.<br />

El documento lo divide su autor en las siguientes partes: Introducción,<br />

Física, Historia Natural, Antigüedades, Indumentaria, Mineralogía, Metalurgia y<br />

Petrificaciones.


En la foja 329 frente da inicio el documento, a modo de introducción describe<br />

cuatro aspectos generales: la jurisdicción del curato de Casas Viejas, su localización<br />

geográfica, hidrografía y topografía.<br />

Da inicio así:<br />

Este curato de Señor <strong>San</strong> José Casas Viejas habrá ocho años era auxiliar del curato de<br />

Sichú de Indios, es del Arzobispado de México de quien dista por el Sueste cuarta del<br />

Este cincuenta leguas. Pertenece a la Alcaldía Mayor de <strong>San</strong> Luis de la Paz de quien<br />

dista ocho leguas por el Norueste cuarta al Norte.<br />

Continúa describiendo que la cabecera parroquial, antecedente a nuestra<br />

actual ciudad, “está a la falda de un collado por el Oriente; se reduce todo él a una mala<br />

vivienda en que habita el Cura y su vicario. Toda la vecindad se reduce a dos familias,<br />

porque aunque hubiera muchas que la poblaran, se resiste el dueño del Mayorazgo<br />

en cuyas tierras está la Parroquia”. Como sabemos al realizarse las diligencias para<br />

erigir la Vicaría de Casas Viejas en 1753, don Manuel Luyando, dueño de la hacienda<br />

de El Capulín y poseedor del Mayorazgo Guerrero Villaseca, condicionó la fundación<br />

en sus tierras siempre y cuando no se fundara ningún poblado junto a la Vicaría,<br />

condición que fue en su momento aceptada por el Virrey y el Arzobispo.<br />

En cuanto a la jurisdicción Parroquial “está reducida a cuatro haciendas y<br />

sus rancherías”, estas son las ya conocidas: Charcas, <strong>San</strong> Diego, <strong>San</strong> Jerónimo y El<br />

Capulín. Sus límites están en sus cuatro puertos: de Carrozas al sur, de Piñones al<br />

nordeste, del Obispo al “nordeste cuarta al norte y otro que queda descubierto desde<br />

el este”, éste podríamos ubicarlo cerca de la comunidad de El Salitre.<br />

Respecto a la hidrografía, consigna que no existe ningún río y se provee de<br />

agua de “muchas fuentes u ojos de agua de que abunda, un agua muy agradable, clara,<br />

pura y saludable…” arroyos existen, corren de manera precipitada sólo cuando está<br />

lloviendo “se exceptúa uno que llaman de La Venta, suele durar casi todo el año”.<br />

En un segundo apartado, titulado “Físico”, describe los vientos y las temporadas<br />

de lluvia: “El viento general que corre es el Nordeste y éste domina casi todo el año;<br />

pero principalmente desde la primavera hasta salido el otoño. En el invierno es de el<br />

Norte; el primero es a veces muy fuerte y dura por muchos días”.<br />

éPoca VIrreInal<br />

37


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

38<br />

La parte más extensa del documento y que sin duda cautivó a su autor es<br />

el referente a la Historia Natural: frutas, árboles, plantas y hierbas son detalladamente<br />

descritas, mencionando sus propiedades y utilización. Varios párrafos los<br />

dedica a la planta y fruta del nopal.<br />

Estos miserables indios que viven en estos países en los años en que se pierde el<br />

maíz, perecerían sino fuera por esta fruta que Dios les crió. He conocido familias<br />

de gente española que por algunos días sólo se mantenía con esta fruta. Tan grata<br />

al paladar que jamás fastidia, aunque se coma en abundancia y aunque se coma<br />

todos los días. Es una fruta que sirve de alimento no sólo a los hombres, sino hasta<br />

los brutos, y suple por el maíz, bellota, cebada y la haba, pues con ella se engordan<br />

puercos. Hay varias especies pero todas son igualmente gratas y saludables. Esta<br />

fruta se llama tunas y las plantas en que se dan se llaman nopales, el cual se viste<br />

de unas pencas redondas todas cubiertas de unas espinas muy punzantes y crece<br />

hasta la estatura de tres varas y algo más, el modo de propagarlos es encajar en la<br />

tierra cualquier penca y luego prende con mucha facilidad.<br />

Ni aun es necesario clavarlas, ellas por sí en donde quiera que caen y por cualquier<br />

lado enraízan, si se ponen derecho de este o aquel lado de todos modos crecen no da<br />

ramas sino pencas y siendo estos casi redondas y anchas de poco más de una cuarta<br />

y de grueso de un dedo poco más, con el tiempo se hace un tronco grueso y redondo.<br />

Nopales hay que un hombre no podrá abrazar el tronco. Hay varias especies:<br />

redondas, que toman el nombre porque son más que las otras; aguamielitas,<br />

cenizas, morisquillas, artonas, mancañas, negritas, villas secas, estas apenas hay;<br />

mansas, llamadas así porque o el nopal en que se dan no tiene espinas o ellas no las<br />

tienen como las otras, que para tomarlas en las manos es necesario limpiarlas con<br />

unas ramas que llaman limpia tunas que abundan mucho en donde hay nopales.<br />

Estas tunas no las lleva naturalmente el país son traídas de otras partes vecinas<br />

y las hay de varios colores y sabores son sin contro[versia] las más dulces, pero se<br />

les perdonará porque fueran tan saludables como las otras, pues para algunos son<br />

muy dañosas.


Enumera además las especies de árboles que abundaban tanto en el valle<br />

como en la serranía de la parte oriental, de las cuales destacan los siguientes:<br />

Encinos de que están poblados todos los montes de los cuales sacan madera para sus<br />

arados y carretas, hacen leña y carbón. Mezquites que tienen los mismos usos de una<br />

fruta que comen los hombres y brutos. Güizache de unas vainas de que hacemos la<br />

tinta para escribir sirve como un antecedente. Sauces. Madroño en él fabrican unos<br />

gusanos como los de la seda unas bolsas donde se alojan, de unos hilos muy delgados<br />

y con tejido inimitable se componen de muchas túnicas junto a los cuales el tejido más<br />

fino de lino y seda es tosco de estas túnicas, se hacen varios flores muy a lo natural.<br />

Palmas, la cáscara sirve para techo de los jacales, da una fruta muy dulce y se usa poco<br />

de ella. Robles, el mismo uso que los encinos y su madera es mejor. Ailes, casi del mismo<br />

uso y con su cáscara tiñen gamuzas de color naranjado. Pinos de donde salen vigas,<br />

tejamanil y tablas, es el árbol de mayor altura entre los que conocemos; tepozanes,<br />

pingüica, palo dulce, sauces.<br />

En la parte final de este apartado encontramos un verdadero tratado de<br />

herbolaria: “<strong>San</strong>gre de Drago, para fijar y emblanquecer la dentadura; Jazmín<br />

cimarrón para el mal venéreo; Hierba del Sapo para la hidropesía; Pega moscas,<br />

se llama así porque por ser muy viscoso se pegan las moscas, cura dolores de<br />

nervios…” continúa la relación con más de cien especies y sus usos medicinales,<br />

una gran aportación.<br />

Al enumerar la fauna, llama la atención las especies silvestres que habitaban<br />

desafortunadamente en nuestra actualidad son escasas llegando incluso se han<br />

extinguidos:<br />

Venados, coyotes, zorrillos en abundancias, conejos muchos se crían en las cercas de<br />

piedra, liebres, hurones, talcosotes, tuzas abundan tanto que es necesario andar con<br />

mucho cuidado, porque tienen minada la tierra y corre peligro quien va a caballo;<br />

ardillas y en el Pinal hay otra especie de ellas que las comen muchos, se distinguen en<br />

la mucha ligereza por la cual les llaman voladoras, porque saltan de un árbol a otro<br />

en donde andan frecuentemente como si volaran, son más chicas que las regulares y<br />

éPoca VIrreInal<br />

39


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

40<br />

tienen desde el pecho hasta la cola un amarillo pajizo; Tejones, sorras, leopardo que<br />

llaman onza, se saca los perros de los ranchos y toda la carne que caza la entierra.<br />

Aves domésticas y silvestres.<br />

Guajolotes, gallinas, tecolotes, auras, zopilotes, quebrantahuesos, halcones, gavilanes,<br />

aguilillas, águilas reales, cuervos, picos de arria, muy parecidos al charlito real;<br />

lechuzas, tildonas es una ave menor que una paloma con las alas, lomo y cola verdes,<br />

un verde oscuro y lo demás del cuerpo encarnado que tira a punzón, las hay solamente<br />

en el Pinal. Faisanes, güilotas, palomas silvestres menores que las regulares del mismo<br />

color de las güilotas o torcasas, se comen y son sabrosas aunque se cazan con mucha<br />

dificultad, torcacitas, tildíos, carpinteros de varios colores.<br />

Respecto a la indumentaria de los habitantes de la región, menciona que las<br />

mujeres “usan sus rebozos de lana y algodón que ellas mismas hacen y camisa de<br />

manta y las enaguas blancas de lo mismo y las de encima de lana de color azul, sirve<br />

calzado alguno, una u otra suele usar zapatos y ninguna guarache.”<br />

En los temas de mineralogía, metalurgia y petrificaciones, el cura Secundino<br />

reconoce que no existe noticia alguna a este respecto.<br />

La última parte la tituló “antigüedades”, y trata de explicarse el origen de<br />

las ruinas encontradas en este lugar conocido por Casas Viejas y que al erigirse la<br />

Vicaría tomó ese nombre. En algunos de mis escritos especulé que era evidente que<br />

existió una presencia hispana anterior al siglo XVIII y que sus ruinas son el origen del<br />

nombre “Casas Viejas”, esto lo confirma el documento al decir:<br />

Antigüedades<br />

No hay memoria de alguna antigüedad de los gentiles, que mucho pues<br />

algunas ruinas de edificios antiguos aunque según el arte con que están fabricados dan<br />

bastante a entender no ser fábrica de los indios o chichimecos sino de los españoles,<br />

no hay quién de noticia, ni ha llegado a mi noticia que algún monumento seguro que<br />

haya mención se encuentran estas ruinas en el collado cercano a esta parroquia y en el<br />

valle que rodea la iglesia por la que se llama Casas Viejas en ellos se encuentran suelos<br />

muy bien hechos piedras de cantera regular muy bien labradas con todo ante algunos


caños de la misma piedra por donde conducen aguas mas no se ha pedido averiguar<br />

de donde ni para donde la conducción. No muchos años que estos eran unos campos<br />

desiertos, habitados de ganados y así como los habitadores son muchos, pues, el que<br />

más contaron cuarenta años.<br />

Gracias a este importante documento, conocemos de manera fehaciente el<br />

paisaje y modo de vida del territorio de <strong>San</strong> José, el cual cambiará de manera radical en<br />

las siguientes décadas, sobre todo a partir de la ya cercana guerra de Independencia.<br />

Primera foja de la “Relación de Casas Viejas” , 1777<br />

éPoca VIrreInal<br />

41


caPítulo III<br />

<strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS en la éPoca de la IndePendencIa<br />

1. situaCión soCio-polítiCa antes de iniCiar el moVimiento armado. deVastaCiones de los<br />

bosques por el arrendatario prinCipal de el Capulín<br />

Poco antes de estallar la insurrección de independencia en 1810, el arrendatario<br />

principal de la hacienda de El Capulín, Manuel Rodríguez, realizó una tala en los<br />

bosques de ese latifundio, desde las faldas del Pinal de Zamorano hasta la parte<br />

oriental de <strong>San</strong> José Casas Viejas; su propósito fue lucrar de manera indiscriminada<br />

con la madera obtenida la cual era trasladada a Querétaro y <strong>San</strong> Miguel el Grande.<br />

Esto generó un largo litigio entre el arrendatario y el poseedor del Mayorazgo<br />

Guerrero Villaseca, don Manuel de Luyando, Regidor perpetuo de la ciudad de<br />

México. Desafortunadamente este juicio no prosperó debido al inicio del movimiento<br />

independentista, por lo cual en 1810 el valle presentaba un panorama desolador.<br />

Ya en la época de 1810 se presentaba a la vista de este lugar, un extenso llano inculto,<br />

despejado de toda vegetación, solo quedaba el pequeño pasto que producía, esto,<br />

a consecuencia de la destrucción de bosques, activo del litigio indicado, habiendo<br />

ranchos en arrendamiento a los extremos del llano, y a largas distancias unos de otros.<br />

(Morelos, 1996)<br />

Se componía la congregación de Casas Viejas de 20 viviendas de construcción<br />

débil y un centenar de habitantes la mayoría de vecinos pobres, la pequeña iglesia y<br />

anexos así como dos comercios pertenecientes a españoles.<br />

43


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

44<br />

jurisdiCCión CiVil<br />

En cuanto a la jurisdicción civil, el territorio pertenecía a la intendencia de<br />

Guanajuato dentro de la subdelegación de <strong>San</strong> Luis de la Paz, como nota curiosa para<br />

1810, ostentaba el título de subdelegado el español don Manuel Navas y Chávez que<br />

al parecer no sabía leer ni escribir.<br />

La justicia era regida por un teniente de justicia sujeto al subdelegado donde<br />

se radicaba la primera instancia. Las facultades del teniente estaban limitadas a los<br />

juicios verbales de corto interés en lo civil y criminal y a la práctica de las diligencias<br />

que encomendaba el subdelegado.<br />

Lo más común de sus funciones era representar el papel de alguacil, de los<br />

ricos comerciantes españoles de la población, y de los de igual origen que gobernaban<br />

las haciendas de la demarcación, era el sumiso ejecutor de las disposiciones que ellos<br />

le dictaran.<br />

Ese encargo era equivalente al de alcalde auxiliar de campo. Ya había además<br />

en cada hacienda un cebo de madera, para amarrar de pies o de cabeza. A aquellos a<br />

quienes por sí, imponía castigos en vez del administrador.<br />

jurisdiCCión militar<br />

Desde mucho antes del año de 1810, había por estos puntos un cuerpo de<br />

caballería nombrado de “Sierra Gorda” sin sueldo y con doce de fuero militar,<br />

compuesto de cuatro compañías y de los vecinos mejor acomodados del campo. Una<br />

en <strong>San</strong> Luis de la Paz, una de Casas Viejas, otra de Xichú y la restante de la Villa<br />

de Cadereyta. Su coronel, el español Don Juan Antonio de Llata, era millonario, sus<br />

capitanes, también españoles ricos hacendados y señores feudales, y aunque entre los<br />

oficiales subalternos había algunos criollos, estos eran hijos de españoles, o también<br />

hacendados. Los individuos de tropa, desde la clase de sargentos, se montaban,<br />

armaban y vestían de uniforme a su costa. Para las reuniones de revista y otras, se<br />

daba la orden respectiva con designación del color de los caballos en que debían<br />

presentarse, diferente en cada compañía. Este color variaba en cada reunión.


<strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS en la éPoca de la IndePendencIa<br />

Al presentarse lo hacían en caballos de primera clase, con sombreros negros<br />

de copa elevada, ceñida con ancha cinta de galón o de plata amartillada, escudos de<br />

lo mismo, que excedían al alto de las copas, en los que estaban realzadas las armas<br />

reales, plumeros finos encarnados, chaquetas redondas de paño de primera, azul<br />

turquí, con cuello, vueltas y vivos colores encarnados, y botón de plata, siendo el paño<br />

del justamente afamado de <strong>San</strong> Fernando, fábrica española y de $ 25.00 veinticinco<br />

pesos vara entonces. Calzón ancho, fundillón, al uso de la época, corto hasta la rodilla,<br />

de pana azul, o de tripe, siendo este una tela terciopelada, gruesa de esparto, con pelo<br />

áspero más largo que el de pana, y grandes botas vaqueras llamadas de campana, que<br />

envolvía la pantorrilla hasta el tobillo, sujetas a la corva con vistosos ataderos de seda,<br />

las botas eran de piel de venado, curiosamente realzadas con fierro, (guarnecidas) a<br />

golpe, Por lo mismo, valiosas de $ 15.00 a $ 20.00 el par. El armamento eran espada<br />

larga con empuñadura y concha de plata, guarnecidas de lo mismo la cubierta, también<br />

lo estaban las pistolas, o bien eran trabucos de boca aclarinada, esos con profusión<br />

de arabescos de plata, embutidos en la caja y gruesos, contera y guardamonte de lo<br />

mismo.<br />

Este cuerpo, sobre cuyo lujo había muy limitadas excepciones, sirvió de pie,<br />

o de base, para la creación en Querétaro, del regimiento provisional de Sierra Gorda.<br />

Compuesto de 12 compañías, con motivo de la insurrección del año de 1810 y que<br />

sostuvo durante ella al partido realista español, y hasta oportunamente formó parte<br />

del ejército Trigarante independiente el año de 1821.<br />

2. batalla de puerto de Carroza, oCtubre de 1810<br />

<strong>San</strong> José Casas Viejas no representó un punto estratégico en el movimiento<br />

libertario que se desarrolló de 1810 hasta su consumación en 1821, sin embargo sí fue<br />

escenario de algunos enfrentamientos entre la milicia insurgente y realista. Cuando<br />

se dio el grito de Dolores por el cura Miguel Hidalgo y Costilla la madrugada del 16<br />

de septiembre de 1810, Casas Viejas apenas contaba con poco más de medio siglo de<br />

existencia formal, durante el cual su desarrollo fue mínimo debido a la limitante que<br />

se impuso de no fundarse pueblo, por parte del dueño de la hacienda de El Capulín.<br />

No existe variante importante en el número de la población, por ejemplo en 1770<br />

apenas vivían en la cercanía de la iglesia 28 individuos y para 1810 no excedía de cien<br />

habitantes diseminados en veinte viviendas sin orden regular, siete de ellas eran las<br />

principales, que incluía la casa cural y dos de comercio pertenecientes a españoles.<br />

45


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

46<br />

El primer encuentro entre los dos bandos beligerantes tuvo lugar la tarde<br />

del 6 de octubre de 1810, en el punto conocido como Puerto de Carroza, situado en<br />

dirección sur del municipio y límite entre los estados de Guanajuato y Querétaro; su<br />

nombre es muy antiguo, desde la época en que fue trazado una de las ramificaciones<br />

del camino México-Zacatecas en el siglo XVI y se menciona como lindero al erigirse<br />

la parroquia de <strong>San</strong> José en el decreto de 1770. Los historiadores de la independencia<br />

mencionan el lugar como la “primera batalla campal de la insurgencia”, efectivamente<br />

si consideramos que solo días antes, el 28 de septiembre, se había tomado la ciudad de<br />

Guanajuato por Hidalgo.<br />

Al propagarse con velocidad la revolución, el virrey Francisco Javier Venegas<br />

inició una serie de movilizaciones militares desde la capital y de otras ciudades del<br />

virreinato, hacia las más susceptibles de ser tomadas por las fuerzas insurgentes;<br />

una de ellas fue Querétaro, para ello envió para resguardarla a Manuel Flon, Conde<br />

de la Cadena, el 26 de septiembre. Estando en Querétaro fue informado de que<br />

los insurgentes se acercaban por el camino de <strong>San</strong> Miguel el Grande, Flon destacó<br />

contra ellos una división de seiscientos hombres, a las órdenes del sargento mayor<br />

don Bernardo Tello, compuesta de infantería de Celaya, Dragones de Sierra Gorda, la<br />

Compañía de voluntarios de Celaya formada en Querétaro con los europeos fugados<br />

de aquella ciudad, de que fue nombrado capitán don Antonio Linares y dos cañones.<br />

Tello, creyendo que la fuerza insurgente no excedía de trescientos hombres se dirigió<br />

a buscarlos, pero encontrando que no bajaban de tres mil ventajosamente situados en<br />

el Puerto de Corroza; la división se dispersó, no quedando mas que ciento ochenta<br />

hombres al mando del capitán Linares, el cual avanzó al ataque, con lo que dio lugar a<br />

que la División se rehiciese. Los indios, desconociendo los efectos de los cañones, se<br />

precipitaron sobre ellos creyendo defenderse con colocar en las bocas de los cañones<br />

sus sombreros, lo que ocasionó un número considerable de bajas así como desorden y<br />

confusión, lo que llevó a la retirada. Don Niceto de Zamacois, en su Historia de México,<br />

da más precisiones al respecto:<br />

Los indios confiando en su número, se lanzaron sobre los realistas con la confianza<br />

del triunfo; pero los dos cañoncitos de montaña hicieron estragos en ellos. Se ha dicho<br />

que desconociendo los indios los efectos de la artillería, se precipitaban sobre ella<br />

creyendo defenderse con presentar a las bocas de los cañones sus sobreros de paja y que<br />

así fue grande la mortandad que tuvieron, siendo completamente desbaratados. Pero


<strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS en la éPoca de la IndePendencIa<br />

semejante especie es absolutamente inadmisible. Nunca los indios, a un a la llegada<br />

de Hernán Cortés, en que desconocían completamente las armas de fuego, se lanzaron<br />

sobre ellas para impedir que saliese el tiro. Por el contrario, veían sus estragos, y<br />

quedaban aterrados al escuchar la detonación. No es verosímil, por lo mismo, que los<br />

indios del siglo XIX que habían visto fundir cañones al mismo Hidalgo en Guanajuato,<br />

y que conocían la fuerza de una bala disparada de un fusil, abrigasen la insensatez de<br />

creer que podrían detener el disparo de un cañón con un sombrero de petate. La especie<br />

referida no pasa de una de esas anécdotas inventadas por algunos de sus hombres que<br />

buscan la manera de dar mayor interés a los hechos, mezclando en ellos algo que salga<br />

de los límites de lo común. El arrojo con que los indios se lanzaron sobre las dos piezas<br />

de artillería para apoderarse de ellas, les hizo perder un número considerable de<br />

gente, y puestos en desorden y confusión emprendieron la retirada, dejando sembrado<br />

de cadáveres el sitio de la lucha.<br />

Este hecho de armas, aunque no fue de importancia, se ponderó como si se hubiese<br />

alcanzado un notable triunfo. No es, sin embargo, censurable que se le revistiese de una<br />

importancia que no tenía, pues se trataba de despertar el entusiasmo y la emulación<br />

entre las bisoñas tropas que tenían que combatir contra fuerzas muy superiores en<br />

número, aunque indisciplinadas en su mayor parte. (Zamacois, 1878)<br />

Los realistas no tuvieron más pérdida que un soldado de Celaya, causada por<br />

su propia artillería y no por el enemigo.<br />

La batalla de Puerto de Carroza fue ampliamente comentada e incluso se<br />

publicó este hecho en la “Gaceta de México”, periódico oficial del virreinato; esto con<br />

el propósito de amedrentar al bando insurgente por las bajas que sufrió, pero que en<br />

realidad no representa un hecho militar en comparación a lo que más adelante estaría<br />

por venir.<br />

3. san josÉ Casas Viejas, guarniCión de dos fuegos<br />

Los pocos pobladores asentados en Casas Viejas, se vieron más disminuidos<br />

por la inseguridad que representó el lugar; refugiándose la mayor parte en <strong>San</strong> Miguel<br />

el Grande y Querétaro. Don José Luis Morelos, en sus Apuntes Históricos, consigna que<br />

solo se tenía a la vista,<br />

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<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

48<br />

un extenso llano inculto, despejado de toda vegetación, solo quedaba el pequeño<br />

pasto que producía… lo mismo la población de Casas Viejas, había sido arrasada e<br />

incendiada por los americanos beligerantes para impedir los destacamentos realistas,<br />

quedaba en pie únicamente la Parroquia y un poco distante de ella la humilde y<br />

pequeña habitación de un anciano venerable por sus virtudes privadas y públicas,<br />

el presbítero don Ignacio Olvera, de muy grata recordación en el lugar, cuyo asilo se<br />

respetó siempre, sin violación por ambos bandos beligerantes.<br />

Para 1819, la plaza fue tomada por los realistas, quienes se amurallaron en la<br />

antigua iglesia Parroquial e incluso acusaron al anciano sacerdote don Ignacio Olvera<br />

de comulgar con las ideas independentistas.<br />

El valle presentaba un extenso desierto, donde campeaban libremente fieras<br />

salvajes causando pánico entre los pocos pobladores que no se habían mudado a otras<br />

plazas, muchas de las familias que habitaban en las rancherías también se congregaron<br />

en las inmediaciones de la iglesia, buscando protección de los realistas aunque con<br />

una gran hambruna generalizada. La única tienda del lugar que permaneció fue un<br />

cajón pequeño de madera, colocado en el llano despejado y el único abrigo fuera de<br />

las cuadras improvisadas de la tropa, éstas colocadas dentro de los ángulos del atrio<br />

de la Parroquia y sobre ellas los parapetos. (Morelos, 1997).<br />

Gracias al reciente descubrimiento de algunas partes de guerra, podemos<br />

conocer el actuar de ambos bandos; los insurgentes usando la táctica de guerra de<br />

guerrillas y los realistas los enfrentaban y perseguían, como se menciona en algunos<br />

de ellos sus correrías por el cerro de Galomo, <strong>San</strong> Sebastián del Salitre, El Capulín<br />

hasta internarse en la Sierra Gorda.<br />

Prácticamente la década de la insurgencia transcurre de esta manera, no<br />

existiendo ningún otro hecho notable militar.<br />

4. trazado del poblado<br />

Para finales de 1819, el encargado del destacamento realista, capitán José<br />

María Lazarín del Batallón Ligero de Querétaro y el párroco José Antonio Garfias,<br />

acordaron realizar la traza del poblado, previa autorización de los dueños del terreno,


<strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS en la éPoca de la IndePendencIa<br />

iniciando por la plaza principal la cual se realizó con una yunta por el joven labrador<br />

Pedro Aguilar, hijo del administrador de El Capulín.<br />

Los más acomodados tomaron posesión en los costados de la plaza recién<br />

trazada y comenzaron a fincar sus habitaciones trayendo toda clase de materiales<br />

para su edificación de las rancherías cercanas como madera y adobes, también se<br />

estableció un “pisaje” o renta de cuatro pesos anuales como pago al hacendado de El<br />

Capulín, y después se fue ajustando su costo dependiendo el tamaño de los terrenos<br />

que se tomaban para tal efecto.<br />

5. primer ayuntamiento, (1821)<br />

Publicada en 1820, la constitución española de 1812, sirvió de gran aliento a<br />

la vida institucional y democrática de América; en una de sus leyes secundarias se<br />

establecía la figura de los ayuntamientos, dando respiro a los abusos y autoritarismo<br />

que por mucho tiempo se vivió sobre todo del despotismo y extorsión de la milicia en<br />

cada pueblo.<br />

En septiembre de 1820, se solicitó al intendente de Guanajuato, don Fernando<br />

Pérez Marañón la instalación del ayuntamiento en <strong>San</strong> José Casas Viejas, el cual se<br />

obtuvo de manera inesperada y instaló solemnemente en marzo de 1821.<br />

La elección la presidió el teniente de Dragones del Príncipe, don Pedro Wille<br />

con la investidura de jefe político militar y comandante del destacamento, quien por<br />

cierto se negó a firmar el acta de la elección y quien al poco tiempo marchó con el<br />

Ejército Trigarante.<br />

Don José Luis Morelos menciona:<br />

Comenzó sus funciones el cuerpo municipal, con la imperfección consiguiente, pero con<br />

el celo y entusiasmo de una representación antes exclusiva a los españoles europeos,<br />

de ciudades, villas y otras poblaciones considerables. Los funcionarios electos, los<br />

más acomodados, notables relativamente y de mayor edad en la época, que venían<br />

a ser el consejo de los ancianos, eran, no censurados, si no murmurados con escarnio<br />

y ridiculizados por quienes estaban habitados a ver en estos puestos a respetables<br />

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<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

50<br />

personas aristócratas de “buena y limpia sangre”. Ellos sin embargo, en su entusiasmo<br />

suplían de su peculio aquellos gastos públicos de una población nueva, elevada a la<br />

categoría de municipalidad, que por lo mismo de nueva en ambos sentidos, carecía de<br />

hacienda municipal y se necesitaba crearla con cuantos más elementos demandan las<br />

de su clase. Movieron desde luego al escaso vecindario y cooperaron para la adquisición<br />

de casa consistorial y cárcel de hombres.<br />

Otra de sus funciones fue el conocer de los asuntos de primera instancia en lo<br />

civil y criminal. En la elección resultaron electos los siguientes ciudadanos:<br />

Juan José Gómez Alcalde primero y Presidente<br />

Anastasio Mendieta Alcalde segundo<br />

José María Rodríguez Síndico<br />

Victoriano Aguilar Síndico<br />

Vicente F. Lara Regidor<br />

Ignacio Zarazúa Regidor<br />

Luciano Andrade Regidor<br />

José Vito Rivera Regidor<br />

Rafael Arvizu Regidor<br />

José de Jesús Martínez Regidor<br />

Benito Ramírez Regidor<br />

Miguel Mireles Regidor<br />

Agustín de Horcasitas Secretario<br />

Para estas fechas se respiraba mayor tranquilidad y por lo mismo dio<br />

certidumbre a la población que ya sumaban quinientos vecinos en la cabecera y ocho<br />

mil en la jurisdicción parroquial. Al mismo tiempo los grandes latifundios comienzan<br />

a subarrendar sus tierras lo que permite un movimiento económico más dinámico.


<strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS en la éPoca de la IndePendencIa<br />

Acta de elección en los primeros años del Ayuntamiento, 1822<br />

51


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

52<br />

6. agustín de iturbide en san josÉ Casas Viejas<br />

Prácticamente la consumación de la Independencia estaba cerca, una de<br />

la ciudades que aun permanecían en manos de los Realistas en junio de 1821 era<br />

Querétaro. Agustín de <strong>Iturbide</strong> se dispuso a ocuparla después de haber capitulado<br />

<strong>San</strong> Juan del Río; decide instalarse en la hacienda de El Colorado, lugar cercano a<br />

su objetivo, cuando tiene noticia que dos regimientos importantes procedentes de<br />

<strong>San</strong> Luis Potosí, al mando del Coronel Bracho y del Teniente <strong>San</strong> Julián se disponían<br />

apoyar a Querétaro. <strong>Iturbide</strong> decide interceptarlos mandando la división del coronel<br />

José Antonio de Echávarri, pasa por Casas Viejas el 13 de junio, dejando al batallón de<br />

la Unión al mando del coronel Oviedo para cubrir la retaguardia; continuó hasta <strong>San</strong><br />

Luis de la Paz e intercepta a los Realistas cerca de la hacienda de <strong>San</strong> Isidro. Mientras<br />

tanto <strong>Iturbide</strong> avanza de la hacienda de El Colorado, pasa por la de Chichimequillas<br />

y llega a <strong>San</strong> José Casas Viejas, donde recibe la noticia que Bracho y <strong>San</strong> Julián se han<br />

rendido; habrá que destacar la presencia en esta acción del notable militar Anastasio<br />

Bustamante.<br />

La estancia de <strong>Iturbide</strong> fue breve, he podido comprobar en fuentes primarias<br />

que estuvo del 22 al 25 de junio de 1821, donde suscribe algunos documentos entre los<br />

que destaca aquél que establece los términos de la rendición de Bracho y <strong>San</strong> Julián.<br />

Después del 25 de junio regresa a la hacienda de El Colorado donde se planea la<br />

rendición de Querétaro, para concluir con su entrada triunfal en la ciudad de México<br />

el 27 de septiembre de 1821.


<strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS en la éPoca de la IndePendencIa<br />

Retrato del Coronel Rafael Echávarri, quien acompaño a <strong>Iturbide</strong><br />

en su estancia en <strong>San</strong> José Casas Viejas<br />

Anexo dos documentos que fueron suscritos por Agustín de <strong>Iturbide</strong> en este<br />

lugar, el primero conocido como “Proclama de Casas Viejas”, fechado el 22 de junio<br />

de 1821; el segundo, una carta dirigida al comandante de la ciudad de León, rubricada<br />

en esa misma fecha el cual se reproduce facsimilarmente.<br />

Proclama de Casas Viejas<br />

“El primer jefe del ejército imperial de las tres garantías, a los apreciables oficiales y<br />

soldados del primer batallón de Zaragoza y de las compañías de Zamora.<br />

53


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

54<br />

“Os habéis rendido a discreción, porque inflexible os puse en los extremos de hacerlo<br />

así, o batiros con las fuerzas independientes que tenías a la vista. Elegisteis el partido<br />

más prudente, y vais a conocer por vuestra propia experiencia, que el sistema de este<br />

ejército está fundado en la moderación, comedimiento y humanidad. He dado las<br />

órdenes necesarias para que seáis atendidos y socorridos en los puntos que os destinaré.<br />

Mas hubiera querido hacer en obsequio vuestro, pero con dolor me he visto en la<br />

necesidad de no usar por la primera vez, de toda la generosidad propia de mi carácter<br />

y deseo. El Señor Conde del Venadito, que ve con indiferencia y quizá con desprecio el<br />

derramamiento de sangre de los que acaudilla y que desconoce o afecta desconocer el<br />

poder e influjo del derecho público y de gentes, ha correspondido la conducta observada<br />

por mí en los capitulados de Valladolid, <strong>San</strong> Juan del Río, Jalapa y Zacatlán, etc., con<br />

obligar a estos mismos soldados a unirse a las divisiones de su agonizante partido,<br />

y mandándoles que ataquen, pasen a cuchillo, y no dejen vivo uno solo de los que<br />

su excelencia llama sublevados y anarquistas, porque no escuchan ni cumplen sus<br />

ordenes contrarias a la voluntad del rey, de la nación, y el sistema constitucional que<br />

infringe a cada paso. Aquí tenemos la razón única porque no os he dejado las armas, ni<br />

os permito pasar la capital. No llegaréis a ella sin recibir ordenes de exterminio, y sin<br />

veros expuestos por unas disposiciones mal aconsejadas, o maliciosamente tomadas<br />

a ser el juguete de los caprichos de un hombre, que con vuestra sangre quiere dar<br />

importancia a sus esfuerzos, y absolver los cargos de una corte que en la época presente<br />

debe mirar con celo sus disculpas, y condenar la conducta ajena de las instituciones<br />

que juró cumplir y hacer ejecutar. Muy pronto podré sin peligro vuestro, poneros en<br />

libertad de elegir el camino que queráis y sea cual fuere vuestra resolución, bien, la de<br />

permanecer en este suelo, conforme a mis deseos, bien (admitida es) la de transportaros<br />

a la península, encontraréis cuantos auxilios sea necesarios para realizarlos, Así os lo<br />

prometo a nombre de la nación.- Agustín de <strong>Iturbide</strong>.- Casas Viejas, junio 22 de 1821”.


<strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS en la éPoca de la IndePendencIa<br />

Documento firmado por Agustín de <strong>Iturbide</strong> el 22 de junio de 1822 en Casas Viejas,<br />

va dirigido al Comandante de León<br />

La presencia de <strong>Iturbide</strong> en Casas Viejas, no tuvo mayor repercusión ni<br />

beneficio inmediato, lo cierto es que pocos años después con el crecimiento de la<br />

población surgió la aspiración de que a la cabecera se le otorgara la categoría política<br />

de “villa”, y en una de esas peticiones se pide que lleve el nombre del consumador<br />

de la Independencia, esto en 1822, 1827, 1829, 1834 y 1849 de lo que me ocuparé más<br />

adelante.<br />

55


1. instruCCión públiCa<br />

Capítulo IV<br />

ÉpoCa independiente<br />

Después de trazado el poblado y electo el primer Ayuntamiento de <strong>San</strong> José<br />

Casas Viejas, su misión fue establecer la primera escuela pública, en 1825 se designó<br />

un terreno en la Plaza Principal para su construcción y la escuela era subvencionada<br />

por los escasos fondos municipales y de su vecindario.<br />

Para 1828 se planteó la enseñanza basada en el método Lancasteriano, el cual consistía<br />

en que el alumno más avanzado se convertía en preceptor de los demás alumnos. El<br />

estado apoyó con una dieta anual de 600.00 pesos así como útiles y libros necesarios.<br />

2. ConstruCCión de la Casa Consistorial<br />

El edificio más emblemático después de la iglesia Parroquial, es el Palacio<br />

Municipal ubicado en la acera norte de la Plaza Principal y que fue conocido como<br />

Casa Consistorial, don José Luis Morelos comenta al respecto:<br />

Desde marzo de 1843, había el Ayuntamiento de Casas Viejas contratado con el<br />

arrendatario principal de la hacienda del Capulín, tomar a cargo de dicho cuerpo<br />

el cobro de rentas y por vencer el arrendamiento del contratista, de los fundos que<br />

ocupaban las situaciones de la población, dividiendo sus productos por mitad entre<br />

ambos contratantes, tales recursos se recaudaban con eficacia, sin costo ni gasto<br />

alguno de recaudación y se creó un fondo, cuya inversión con acierto y economía hasta<br />

julio de 1848, fue de grande utilidad.<br />

57


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

58<br />

Con su producto se compró una casa colindante de la Consistorial ésta se derribó en la<br />

parte necesaria, la otra, en el todo, para reconstruir la que hoy da frente y adorno a la<br />

Plaza Principal por su buena fachada, solidez y comodidad posible para las oficinas<br />

públicas, acaso los inteligentes notarán que debió ser mejor la distribución del terreno,<br />

para que otra fuera la colocación de las piezas que componen la casa y ambas cárceles,<br />

pero desaparecerá la razón de su dicho si se atiende a las de las circunstancias. No<br />

había sido cordura derribar todo el edificio, ignorando lo que pudiera producir el<br />

fondo eventual, único con que debía contarse, era preciso aprovechar lo más útil de<br />

lo ya fabricado, donde lo estaba, para, reforzándolo añadir allí, lo que los recursos<br />

colectados paulatinamente iban permitiendo: así se dio la extensión posible a la cárcel<br />

de hombres y se construyó nueva la de mujeres, ésta, cómoda, aseada, agradable a la<br />

vista, hasta con su friso interior de pintura y con la ventilación necesaria, la precisión<br />

de alojar tropas en los diversos movimientos que han alterado el orden, ha desaseado y<br />

deteriorado notablemente esta cárcel. (Morelos, 1997)<br />

Casa Consistorial hoy Presidencia Municipal.<br />

El nuevo edificio conservó su planta original aunque con gran deterioro has<br />

los años 70’ del siglo XX, en que se construye el auditorio en lo que fue el patio con


éPoca IndePendIente<br />

sus anexos, nos era una obra notable arquitectónicamente pero mantuvo ese estilo<br />

con elementos neoclásicos así como sus vanos y marcos de cantera tan característicos<br />

de nuestras construcciones civiles. A lo largo del tiempo recibió mejoras importantes<br />

como la construcción de los juzgados municipales, la portada de la cárcel de hombres,<br />

alcaidía y pasadizos, esto se estrenó el 5 de febrero de 1875.<br />

También en esa época se coloca para su culto en la cárcel de hombres un<br />

lienzo de la Virgen de los Dolores, donada por el Lic. Agustín Casas. En los años<br />

90’s del siglo XX, tuve el privilegio de redescubrir este lienzo y que se restauró a<br />

instancias del Presidente Municipal de entonces, hoy se encuentra en la oficina del<br />

Alcalde formando parte del patrimonio Municipal.<br />

3. reVoluCión de la sierra gorda, 1847-1849<br />

Aprovechando la situación de desestabilización que vivía nuestra patria debido<br />

a la intervención americana, un grupo de habitantes de la región encabezados por el<br />

maestro Eleuterio Quiroz se levantó en sublevación contra el gobierno federal, para<br />

muchos sus razones fueron legítimos reclamos de justicia, para otros sólo fue motivo<br />

de bandidaje. No fue la única sublevación en ese periodo de 1847 a 1849, también en<br />

Yucatán y los indios de la frontera norte.<br />

Este movimiento conocido como “Revolución de la Sierra Gorda”, careció en<br />

un inicio de una bandera que lo justificara, es hasta marzo de 1849 en Río Verde<br />

cuando lanzan un plan político y social, en su articulado reconocen la Constitución de<br />

1824 y el Acta de Reforma de 1847 como leyes supremas de la República, lo que nos<br />

habla de una tendencia liberal; en otro pedía al Congreso se ocupara de dictar leyes<br />

“verdaderamente justas y sabias que arreglaran la propiedad territorial a fin de que la<br />

clase menesterosa del campo mejorara la situación”.<br />

Sin embargo esta proclama fue demasiado tarde, ya que a finales de ese año<br />

Quiroz fue capturado y fusilado por el ejército federal.<br />

<strong>San</strong> José Casas Viejas, que forma parte de esa región sublevada, actuó siempre<br />

del lado oficial, aquí se instalan las tropas nacionales al mando del Gral. Anastasio<br />

Bustamante quien tiene la encomienda de acabar con la revuelta. El siguiente<br />

59


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

60<br />

testimonio, del multicitado José Luis Morelos nos da su visión desde el bando con el<br />

que participó, el oficial, no por ello deja de constituir un documento importante:<br />

Estalló la vandálica revolución de la Sierra Gorda en primero de septiembre de 1847<br />

que llegó a adquirir proporciones colosales por la multitud de gente perdida que se le<br />

reunió, atraída por el pillaje, pero instruida en el manejo de las armas, porque muchos<br />

eran desertores o dispersos, le faltó organización y dirección, para que sus estragos<br />

inmediatos y sus consecuencias funestas hubieran sido mayores. Sin embargo los<br />

resistieron muy graves varias poblaciones considerables que tomaron los sublevados,<br />

siendo víctimas de sus derrotas en otros puntos, diversas fuerzas del ejército permanente<br />

que las sufrieron y con los mismos sublevados se proveían de armamento. La población<br />

de Casas Viejas, no obstante de su más inmediación quedó libre de sus depredaciones,<br />

el estado de defensa en que luego se colocó su vecindario y guarida, contribuyendo a<br />

demás a combatir la rebelión hasta su fin.<br />

El General en jefe del ejército de operaciones sobre los armados de la Sierra lo que el<br />

Señor general de división don Anastasio Bustamante, siendo uno de los generales a<br />

él subordinados, el señor general don José López Uraga, el cuartel general del ejército<br />

se situó en este pueblo de Casas Viejas, el que muchas veces, por las necesidades de la<br />

guerra, quedaba solo, encargaba su defensa a sus vecinos auxiliados con un pequeño<br />

piquete de guardia nacional.<br />

Cincuenta hombres de es misma guardia nacional, mal armados, escasos de municiones<br />

y mandados por oficiales subalternos suyos, bisoños, se distinguieron admirablemente<br />

en el Puerto de Piñones, inmediato a esta población, rechazando todas las fuerzas<br />

reunidas de la sierra que los atacaron en la madrugada del 29 de junio de 1849 y en<br />

donde murieron como valientes en defensa del orden, los señores Rafael e Ignacio<br />

Zarazúa hermanos, y Cayetano Zarazúa, hijo del primero, esta acción que perdieron las<br />

fuerzas sublevadas, fue el principio de la ruina de la revolución para que terminara.<br />

Este hecho de armas lo calificó el ministro de la guerra, general Don Mariano Arista,<br />

asemejándolo al del paso de las Termópilas, de la antigua historia, aunque en carta<br />

particular dirigida al general en jefe de la división de operaciones. En honra de los<br />

que la ejecutaron, los cuerpos del ejército permanente de esa división, presentes a la<br />

vez en Casas Viejas, formaron en su Plazuela del venerable Olvera un grande cuadro


éPoca IndePendIente<br />

armado. En el centro se colocó una adornada mesa, tras de la cual, el mismo general<br />

en jefe de pie, acompañado de su estado mayor, hizo desfilar a su frente a los defensores<br />

de piñones, y por mano propia dio a cada uno, en calidad de gratificación, diez pesos<br />

de moneda nueva, atados con un listón de razo y adornados con pequeñas flores de<br />

seda, pronunciando al ejecutarlo, frases de encomio al valor de aquellos en cuyo<br />

honor tenía lugar aquella demostración, tanto más apreciable y meritoria, cuanto<br />

que no la movían el espíritu de partido, que con tanta frecuencia ha producido en el<br />

país la guerra civil, pues la rebelión de la Sierra no proclamaba plan político alguno,<br />

su objeto era el vandalismo más desenfrenado. A los oficiales se asignó y entregó el<br />

importe de dos terceras partes de la paga de un mes por vía de gratificación… recibían<br />

este honorífico recuerdo, los que, con su valor y con su sangre, unieron a su hazaña<br />

heroica, el hombre y el título que hoy honran a la población y pase a la posteridad su<br />

memoria, con la gratitud debida”.<br />

61


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

62<br />

Retrato de Anastasio Bustamante, ex presidente de México y comandante general<br />

en la Revolución de la Sierra Gorda<br />

La participación de la población en el movimiento pacificador, le ayudó para<br />

que finalizada la revuelta obtuviera algunas concesiones, una de ellas la tan añorada<br />

declaratoria de “villa” y la erección del territorio de la Sierra Gorda.


4. ereCCión del pueblo de san josÉ Casas Viejas a la Categoría polítiCa de Villa, 1849<br />

éPoca IndePendIente<br />

Trascurridos 46 años de la estancia de Agustín de <strong>Iturbide</strong> en <strong>San</strong> José, surge<br />

como ya lo mencionamos, el movimiento guerrillero en los municipios de la zona<br />

serrana. <strong>San</strong> José Casas Viejas, que se enmarca como parte de la región beligerante<br />

por ser una de las entradas a la Sierra Gorda, a diferencia de los otros pueblos de la<br />

región, actuó siempre del lado gubernamental y por ello fue el centro de operaciones<br />

de las tropas federales. El General en Jefe para sofocar la revuelta fue Anastasio<br />

Bustamante, que para entonces se encontraba prácticamente retirado después de una<br />

larga carrera militar y de haber ocupado en varias ocasiones la Presidencia de la<br />

República.<br />

Este hecho tan significativo y la presencia del Gral. Bustamante, fue definitivo<br />

para que la Legislatura de Guanajuato otorgara el título de Villa a Casas Viejas y más aún<br />

perpetuar la memoria del Consumador de la Independencia, Agustín de <strong>Iturbide</strong>. No<br />

olvidemos que Bustamante fue un fiel admirador de <strong>Iturbide</strong> y que siendo Presidente<br />

de la República dio un lugar a los restos mortales de <strong>Iturbide</strong>, colocándolos en una<br />

bella urna en la capilla de <strong>San</strong> Felipe de Jesús de la Catedral Metropolitana de México,<br />

haciéndole solemnes exequias.<br />

La manera más justa de retribuir a los pobladores de Casas Viejas, por su<br />

participación activa en contra de los sublevados consistió en darle una categoría<br />

política, es decir se declaró Villa y la sugerencia de Bustamante fue definitiva para que<br />

este lugar se llamara a partir del 9 de octubre de 1849, Villa de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>.<br />

El decreto, marcado con el número 100 del Congreso del Estado, dice:<br />

“El gobernador del estado de Guanajuato, a todos sus habitantes, sabed: Que el<br />

Congreso del mismo Estado ha decretado lo siguiente:<br />

“El Congreso Constitucional del estado libre y soberano de Guanajuato, ha tenido a<br />

bien decretar lo siguiente:<br />

“Art. 1º. Se concede el título de villa al pueblo de <strong>San</strong> Luis de la Paz, en remuneración de<br />

los importantes servicios que ha hecho al Estado durante la sublevación de la Sierra.<br />

63


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

64<br />

“2º. Por la misma consideración se concede igual título al pueblo de <strong>San</strong> José Casas<br />

Viejas, denominándose en lo sucesivo Villa de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>, conforme lo han<br />

solicitado sus habitantes.<br />

“Lo tendrá entendido el gobernador del Estado, y dispondrá se imprima, publique<br />

y circule, para su debido cumplimiento. Dado en Guanajuato, a 9 de octubre de<br />

1849.-Nicolás del Moral, Diputado presidente. -Joaquín Ladrón de Guevara, Diputado<br />

secretario. - Agapito de Anda, Diputado secretario.<br />

“Por tanto mando se imprima, publique, circule, y se le dé el debido cumplimiento.<br />

Palacio de Gobierno del Estado de Guanajuato, a 10 de octubre de 1849.- Lorenzo<br />

Arellano.- Pedro Amézquita, secretario. “<br />

Recientemente localicé un interesantísimo discurso pronunciado el 27 de<br />

septiembre de 1849, aniversario de la consumación de la Independencia y doce días<br />

antes de que se diera el decreto del Congreso; en este documento que es una pieza<br />

oratoria propia de su época, tiene por objetivo desagraviar la figura de <strong>Iturbide</strong> y<br />

de ofrecer este lugar para perpetuar su memoria. Con este texto no hay duda que<br />

esa breve estancia del libertador en aquel lejano 1821 dejó profunda huella entre sus<br />

habitantes y la presencia de uno de sus más fieles seguidores, Anastasio Bustamante,<br />

en este lugar varios lustros después y al haberse percatarse de la identificación de sus<br />

pobladores con su héroe fue sin duda el momento más propicio.<br />

El autor del documento, un ciudadano de Casa Viejas, nos resume en sus<br />

últimas líneas su sentir que quizá era el de todos:<br />

Tu aliento de héroe llene la atmósfera que respiremos; tu grito de victoria retumbe sin<br />

cesar en los ecos de nuestros montes; tu corazón inflame nuestros corazones.<br />

En la hora de la tribulación se olvidan los rencores, y no se miente en presencia de la<br />

muerte. Nosotros te juramos amor y reconocimiento sin dolo y te pedimos amparo y<br />

perdón con ambas rodillas en tierra. ¡Perdónanos oh Padre el crimen de tu suplicio!...<br />

¡Mexicanos! <strong>Iturbide</strong> nos asiste!...<br />

¡Viva la Independencia!- Dije.


Discurso pronunciado con motivo del aniversario de la Consumación de la Independencia<br />

y donde se apoya la idea de poner el nombre de <strong>Iturbide</strong> a <strong>San</strong> José, 1849<br />

5. ereCCión del departamento de sierra gorda, (1849)<br />

éPoca IndePendIente<br />

Como una manera de tener mayor gobernabilidad y control sobre la Sierra<br />

Gorda, después de la sublevación fue crear el departamento con ese nombre, la<br />

justificación nos la da el propio Morelos:<br />

65


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

66<br />

Con el designio de mejorar la condición de los habitantes de ella, alejando con bienes<br />

positivos sus tendencias a la rebelión, la propia legislatura expidió su decreto número<br />

102 en primero de diciembre de 1849, erigiendo un nuevo departamento del estado,<br />

denominándolo de “Sierra Gorda de Guanajuato”, compuesto de los partidos de <strong>San</strong><br />

Luis de la Paz, que fue su cabecera, del de <strong>Iturbide</strong> y del de Victoria, antes Xichú. Sus<br />

efectos posteriores, contrarios a la intención benéfica del legislador que los dictó, fueron<br />

el golpe de gracia mejor asestado, y a la rémora más formidable para entorpecer la vía<br />

de progreso en que los habitantes de <strong>Iturbide</strong> y su demarcación se habían colocado por<br />

sí mismos.<br />

El Señor Don Francisco Martínez de Lejarza, primer Jefe Político del departamento,<br />

dio principio a sus funciones en primero de junio de 1850 y terminó en fin de diciembre<br />

de 1851. Su administración pública fue prudente, activa y cual correspondía al estado<br />

de agitación consiguiente a la inmediata anterior resurrección, y cual necesitaba la<br />

mutua reconciliación de los ánimos, más las dificultades indefectibles al principio de<br />

toda institución. El corto tiempo de su periodo, y por no haber podido contar durante él<br />

con los recursos indispensables, le impidieron realizar sus loables intenciones. Debe<br />

haber contribuido a ello el desacuerdo que surgió a la sazón entre el gobierno y la<br />

legislatura, desacuerdo de que hace mención la memoria del mismo gobierno, impresa<br />

en aquella época y precisamente suscitados sobre ese decreto y otro concordante, con<br />

referencia al departamento de Sierra Gorda. Parece que tampoco pudo el Señor Lejarza<br />

contar con la independencia necesaria, para obrar conforme a sus inspiraciones<br />

propias, con la libertad que ellas demandan.<br />

Desde primero de enero, a fines de diciembre de 1852, gobernó el departamento de<br />

Sierra Gorda con la misma investidura de Jefe Político el Señor Don Antonio Acevedo,<br />

bajo sus mejores auspicios y desarrollando el apoyo en ellos desde luego, su fecunda<br />

inteligencia, su actividad infatigable, y cuantas más bellas cualidades le eran<br />

características de adornar a un funcionario. Comenzó a promover la realización y<br />

a realizar en parte de su competencia, los bienes positivos que fueron los del cuerpo<br />

legislativo del estado y el fundamento expreso de sus resoluciones en favor de estos<br />

pueblos, los que ya preveían un placentero porvenir, pero el célebre y memorable plan<br />

político de Jalisco, triunfante a fines del año de 1852, desde luego alejó toda esperanza<br />

no ya de remediar o mejorar en parte la situación, si no hasta de la permanencia de<br />

ella como se hallaba. Los resultados fueron la confirmación de ese juicio desfavorable,<br />

formado inmediatamente. (Morelos, 1997).


éPoca IndePendIente<br />

Efectivamente, el triunfo de Plan de Guadalajara no era más que la llegada al<br />

poder de Antonio López de <strong>San</strong>ta Anna, el 5 de enero de 1853, con ello se instauraba<br />

la dictadura centralista que suprimió toda aspiración federalista y democrática.<br />

Para 1851, se creó por primera vez el Juzgado de Letras en <strong>Iturbide</strong> el cual<br />

brindaba asesoramiento a los juzgados constitucionales de <strong>San</strong> Luis de la Paz y demás<br />

poblaciones el Departamento. Al no encontrarse causas criminales ni civiles en curso<br />

el gobierno del estado dispuso su traslado a <strong>San</strong> Luis a principios de 1852.<br />

6. CreaCión del territorio de sierra gorda<br />

Con todo el autoritarismo propio de la dictadura de <strong>San</strong>ta Anna, suprimió<br />

los gobiernos estatales haciendo una estructura vertical basada en departamentos y<br />

creando nuevos territorios tal fue el caso del Territorio de la Sierra Gorda, que por<br />

decreto del 1º. de diciembre de 1853 reorganizaba el antiguo Departamento de Sierra<br />

Gorda:<br />

Art. 1º. Todas las poblaciones situadas en lo que hoy se llama Sierra Gorda, formarán en<br />

lo sucesivo un territorio con denominación Territorio de la Sierra Gorda, dependiente<br />

inmediatamente del Gobierno supremo. Se compondrá de las excolonias militares<br />

que llevaban los nombres de <strong>San</strong> Ciro en el Departamento de <strong>San</strong> Luis, de Arista en<br />

el Departamento de Querétaro, y la parte de la Sierra correspondiente a Guanajuato<br />

hasta la de <strong>San</strong>ta Rosa Uraga en el de México.<br />

Art. 2º. Será la capital del territorio la villa de <strong>San</strong> Luis de la Paz, en donde residirán<br />

el jefe político y comandante militar, teniendo éste todas las facultades y obligaciones<br />

de los comandantes principales de los demás territorios.”<br />

Con la instauración del territorio de la Sierra Gorda, el retroceso de la villa de<br />

<strong>Iturbide</strong> al igual que las demás poblaciones fue más que evidente, el primer perjuicio<br />

fue la supresión de su Ayuntamiento y las subvenciones hechas por el estado; también<br />

cesó la instrucción primaria de niños, se abandonó su edificio quedando casi en ruinas<br />

al igual que la Casas Consistorial donde se vinieron abajo los techos de la cárcel de<br />

hombres.<br />

67


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

68<br />

Los pensionados de la Revolución de la Sierra Gorda que sufrieron alguna<br />

pérdida e incluso mutilaciones, también sufrieron los estragos al no recibir el apoyo<br />

económico dado por el estado de Guanajuato, quedando en la verdadera miseria.<br />

La administración de la justicia y gobierno se centralizaron en <strong>San</strong> Luis de la<br />

Paz, siempre con el temor de verse sospechosos y parecer detractores de la tiranía<br />

<strong>San</strong>tanista.<br />

7. soCiedad Compradora de la HaCienda de el Capulín<br />

Como lo mencioné en un inicio el territorio parroquial y municipal de <strong>San</strong> José<br />

solo se limitaba a cuatro grandes latifundios, así como las circunstancias y condiciones<br />

de la propiedad en que se edificó la cabecera a pesar que en 1849 se le otorgó la<br />

categoría política de villa. Sus habitantes pagaban su renta anual por el espacio que<br />

ocupaban, teniendo siempre la incertidumbre de no contar en cualquier momento con<br />

ese espacio de su vivienda, por lo mismo las edificaciones fueron sencillas y austeras<br />

porque no podían fincar con seguridad en suelo ajeno.<br />

El cambio de arrendatario principal de la hacienda de El Capulín, donde estaba<br />

asentada la villa de <strong>Iturbide</strong>, también conmocionaba a sus subarrendatarios, porque<br />

estaban sujetos a la especulación que éste hacía con ellos, subiendo de un momento a<br />

otro los costos de las rentas o tener la negativa de un espacio para vivir.


Recibo de pago por concepto del “pisaje” por parte de un habitante de Casas Viejas<br />

éPoca IndePendIente<br />

Por estas consideraciones los que ocupaban los arrendamientos parciales<br />

resolvieron realizar la compra de esa hacienda, para lo cual formaron una especie<br />

de compañía o sociedad el 24 de enero de 1852 y en los meses de febrero y marzo se<br />

negoció y formalizó el contrato por la cantidad de $150.000.00 pesos, por el precio de<br />

la finca para dividirse sus terrenos entre los socios de acuerdo al porcentaje aportado.<br />

Don José Luis Morelos, personaje que hemos mencionado en distintas<br />

ocasiones en este texto, es el encargado de negociar con los dueños de la hacienda de<br />

El Capulín quienes radicaban en la ciudad de México, él mismo nos da una narración<br />

más detallada de esta compra:<br />

La junta de agencia establecida por las bases para negociar la compra, al presentarse<br />

en México con sus proposiciones al Señor Don Cayetano Rubio, curador de los menores<br />

dueños de las fincas, según las comunicaciones escritas que habían mediado, se<br />

encontró con la competencia de otra empresa especuladora. El Señor Rubio anunció<br />

luego que tenía que dar conocimiento a esa empresa, con las proposiciones de la junta.<br />

Esta, al día siguiente se apresuró a aceptar las mejoras en precio y condiciones que se<br />

69


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

70<br />

hacían por la parte competidora y cerró el trato, haciendo uso, para esto, del derecho<br />

de preferencia por el tanto que tenía, y que por una casualidad había adquirido en<br />

el asunto. Para esta resolución tuvo presente el informe de un conocido imparcial,<br />

encontrado casualmente en la calle, quien anunció a los individuos de la junta, haber<br />

presenciado en una visita la conversación consignación de contrariar e impedir a<br />

toda costa la compra por la compañía, para estorbar el engrandecimiento del lugar,<br />

y especialmente de determinadas personas, que eran en él, el obstáculo para la<br />

realización de ciertas miras de dominio exclusivo, inútilmente pretendido.<br />

Como ya no queda arbitrio, posteriormente y sin demora, se presentó un individuo en<br />

la posada de los de la junta de agencia, ofreciendo $22,000.00 veintidós mil pesos de<br />

guantes, a nombre de la empresa vencida, por la trasmisión del derecho al contrato<br />

celebrado, en el estado que guardaba, aunque faltaba que recabar la licencia judicial<br />

para la venta de la finca, como bienes menores. No estaba al arbitrio, ni el deber y<br />

lealtad de la junta, la aceptación de su semejante ofrecimiento, ni la trasmisión por<br />

ningún otro título, del derecho adquirido.<br />

La congregación de indígenas de <strong>San</strong> Ildefonso Cieneguilla, estaba también situado<br />

en terreno de la hacienda del Capulín, mediante un antiguo arrendamiento, en la<br />

comprensión de la vicaría pedánea y alcaldía única constitucional de Tierra Blanca.<br />

A esa congregación se admitió como accionista en común, en la empresa compradora<br />

de la finca, completó la cuota que se le asignó por precio de su terreno y ya sus vecinos<br />

la subdividieron y se lo aplicaron en propiedad particularmente. Esta poblada<br />

irregularmente, por un censo de más de mil habitantes y es susceptible de regularizarse<br />

fácilmente, con esto y los demás elementos que ya obtiene, puede erigirse en pueblo, de<br />

cuyas consideraciones ya disfruta en parte, aunque no del título legal.<br />

Condiciones del Contrato<br />

En las condiciones del contrato del Capulín, se estipuló la entrega de todo el importe<br />

de los $150,000.00 ciento cincuenta mil pesos de su precio, en lo que restaba del año de<br />

1852, bajo la pena convencional de $10,000.00 diez mil pesos, y de quedar deshecho y<br />

sin efecto alguno el contrato, si no se completaba la exhibición. Al fin del mismo año,<br />

sólo se había podido hacer el entero de ciento cuatro mil pesos, porque la revolución del<br />

Plan de Jalisco que tuvo lugar en el propio año, trastornó todas las combinaciones de


éPoca IndePendIente<br />

la empresa compradora, entre otros diversos motivos que son conocidos en esos casos,<br />

por las persecuciones personales y deportaciones que tuvieron lugar, sin embargo, uno<br />

de los deportados, agente de la misma empresa, se retiró para México, ocupó ahí en<br />

los negocios de ella el tiempo de su destierro, y consiguió rehacer el contrato y redimir<br />

a la compañía compradora, de la perdida de los diez mil pesos, importe de la pena.<br />

Obtuvo además, nuevo plazo para el pago de lo restante del valor de la hacienda, pero<br />

las consecuencias posteriores al triunfo de la revolución, y cambio del orden político<br />

nacional, reprodujo y multiplicó los inconvenientes de la empresa.<br />

Dignidad de la empresa<br />

Una empresa semejante desconocida en el país, se creyó digna de la protección del<br />

gobierno y legislatura del estado, para facilitarla, evitándole dificultades y que no<br />

fracasara como nueva, no solo por las grandes ventajas que producía directamente<br />

a los interesados, si no en general a una parte considerable del territorio del mismo<br />

estado, consiguientes a la subdivisión de la propiedad raíz, tan interesante y tan<br />

deseada en la república, entre otros bienes comunes, uno de ellos era la redención de<br />

ese ruinoso y opresivo sistema de arrendamientos ya insinuado, que no debía de serles<br />

indiferente, aún cuando solo hubiera estado limitado a la demarcación de <strong>Iturbide</strong>.<br />

Dispensas de Derechos<br />

Por esas consideraciones, desde que comenzó la empresa, solicitó por conducto del<br />

ayuntamiento de <strong>Iturbide</strong>, la dispensa de derechos de alcabala de terreno que ofrecía<br />

hacerle para determinados gastos, de beneficencia y ornato público, fue apelada la<br />

solicitud por el Señor Acevedo como Jefe Político, y el gobierno del estado, al pasarla<br />

con su informe al cuerpo legislativo, le propuso la resolución de que haciéndose sin<br />

embargo el cobro de la alcabala del contrato de una manera especial, necesaria a no<br />

gravar de pronto a los causantes, se destinará su importe a la construcción de edificios<br />

cómodos para las escuelas de ambos sexos del lugar, más pendiente la resolución y el<br />

mismo contrato, cambió el régimen político de la nación, cesando la soberanía de los<br />

estados en principio de enero de 1853, como queda dicho, y como resultado del Plan de<br />

Jalisco y convenios de arroyo zarco, entre los caudillos contendientes.<br />

71


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

72<br />

Se repitió luego la solicitud al gobierno superior de Guanajuato reducido ya a<br />

departamento, la resolvió por fin negativamente, no accediendo ni a pasarla al<br />

supremo dictatorial ya establecido en México. El agente o representante de la<br />

compañía, solicitó en aquella capital, que se le admitiera a lo menos el pago de<br />

alcabala, por mitad en dinero, y el resto en bonos de deuda interior, ofreciendo siempre<br />

en compensación, la donación del terreno a favor de la Villa. Mientras aguardaba<br />

la resolución del ministerio de hacienda, la que se había ofrecido expresamente que<br />

sería favorable a la persona respetable que la citaba, sin que precediera esa resolución<br />

favorable o negativa, se libró orden al jefe de hacienda pública de Guanajuato, a fin<br />

de que estuviera a la mira si se verificaba el contrato del Capulín, para que se hiciera<br />

efectivo el cobro de los derechos que causaba, el jefe de hacienda indicado, ampliando<br />

la orden que recibió, dio la suya a la administración respectiva de rentas de <strong>San</strong> Luis de<br />

la Paz, para el embargo desde luego de la finca del Capulín y que se hiciera el cobro.<br />

Comunicando a México el procedimiento al representante de la compañía, se apresuró<br />

a concluir el contrato de compraventa pendiente en espera de la resolución de<br />

ministerio, regresó a <strong>Iturbide</strong> en 5 de septiembre de 1853, acreditó con el certificado<br />

fehaciente respectivo, que este procedimiento se había verificado antes de consumarse<br />

el contrato de enajenación, pues antes, solo estaba escriturado el de promesa de venta.<br />

Entonces se levantó el embargo, pero se exigió el pago de los siete mil quinientos pesos<br />

de alcabala, con tal precipitación, que a pesar de los trastornos anunciados de la<br />

revolución, de la ley universal y de tener que reunir lo de accionistas, no mereció la<br />

empresa del Capulín ni el plazo de tres meses que concedía a los causantes de esa clase<br />

de derechos por venta de fincas rústicas, el artículo 8 octavo de la Ley General de 18 de<br />

julio de 1843 declarada vigente a la vez, y hasta una partida de tropa se presentó para<br />

que condujera la cantidad que se pretendía fuera entregada desde luego.<br />

Con la misma precipitación se exigieron las pensiones ordinarias que había causado<br />

la finca, sobre otra extraordinaria que breve plazo designado y una enorme multa,<br />

si se excedía, se acababa de exigir bastante gravosa y dificultosa, de cierto número<br />

de hombres bien montados, armados y enganchados por cuenta de la empresa, por<br />

crear un escuadrón de seguridad en Guanajuato, costeado por las haciendas. En<br />

todo tuvieron lugar otras exigencias y odiosos abusos que sugiere el poder y las<br />

circunstancias que favorecen a quien lo ejerce, y que hasta desconoce las ofensas que<br />

infiere en sus procedimientos, al débil y desvalido, nada era desapercibido por los


éPoca IndePendIente<br />

sufridos y silenciosos accionistas, para graduar la clase de protección que se prometían<br />

y que en realidad les era concedida para agravar sus dificultades.<br />

Todo pasaba al mismo tiempo que sufrían los efectos de tres años consecutivos y<br />

absoluta esterilidad, para tener que luchar hasta con los elementos cardinales.<br />

Sociedades<br />

El espíritu de asociación para las grandes empresas, importado del extranjero como<br />

imitación, pero no arraigado en el territorio nacional, era más desconocido en <strong>Iturbide</strong>,<br />

que otros de la nación, esto deduzco, que siempre las hace fracasar, la constancia de<br />

los socios, la falta de cumplimiento oportuno de sus compromisos, la de paciencia<br />

para aguardar el arreglo de las dificultades ya indicados, que palpaban y los juicios<br />

absurdos que siempre tienen lugar, cuando es numeroso un cuerpo de accionistas,<br />

como el de que se viene hablando, compuesto de todas las clases de la sociedad, juicios<br />

que impresionaban desfavorablemente a los interesados, su disgusto se aumentaba<br />

extraordinariamente, al ver que los inconvenientes que la entorpecían tenían por<br />

origen principal las determinaciones del gobierno, o sus agentes juzgaban, que si no<br />

era intencional, era indolente la hostilidad que resultaba de sus disposiciones, en<br />

lugar de la protección intencionalmente solicitada.<br />

A la desconfianza de las personas que tenían la dirección de la empresa, que luego se<br />

añadió a lo expuesto, se agregaron también pretensiones de preferencia inconvenientes<br />

del algunos interesados, y que ellas se anticiparon a la terminación total de la<br />

división y aplicación, en otros había la mira de entorpecerlas, por que desconfiando<br />

desde el principio, rehusaron tomar parte en la compañía aunque ocupaban terreno<br />

de la finca en arrendamiento, al tiempo que fueron admisibles las acciones, o por<br />

que, habiéndose suscrito, no llegaron a exhibir cantidad alguna, o bien por que sin<br />

completar el valor del terreno que ocupaban seguir explotándolo en el todo; los de<br />

esas tres clases mencionadas últimamente, temiendo llegara el caso de dejar el todo<br />

o parte del terreno, para aplicarlo a los demás de mayores exhibiciones, o a los que<br />

sin tener arrendamiento en la finca las hicieran como socios. Por último, se pretendía<br />

que las fanegas de tierra por medida de ordenanza, fueran iguales en extensión a las<br />

que por costumbre variable y a voluntad de los labradores del país, ocupaban para las<br />

siembras del maíz, todo lo relacionado entorpecía y demora el giro de empresa mucho<br />

más de lo que era de creerse y aumentó sus gravámenes.<br />

73


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

74<br />

Intervenían además seducciones para que en forma de asonada se impidiera el acto<br />

de la posesión de terrenos, desembrando los ranchos que convenía, sin embargo, el<br />

buen juicio de la mayoría de los socios y con carácter distintivo ya indicado de los<br />

habitantes de toda la comprensión, sobre ser notablemente reducido el número de los<br />

que promovían el desorden por intereses bastardos, explicados en el párrafo anterior,<br />

el medio para contra pesarlos, el que hubiera intereses opuestos pero legítimos. La<br />

junta directiva se resolvió despreciar las amenazas y emprendió dar la posesión de<br />

terrenos a los interesados, proporcional al monto de sus exhibiciones, en junio de<br />

1855, durante ella, no se presentó ninguna oposición a mano armada aun que algunos<br />

pocos y pequeños disgustos que no podían faltar, por los que deseaban de favor, mayor<br />

extensión, o que creían corresponderles, o bien pretendiendo todos plazos indefinidos.<br />

Muy reducido en número y sencillas fueron las cuestiones de los accionistas entre sí,<br />

las que se decidieron por arbitraje, conforme a las bases reglamentarias de la empresa.<br />

Linderos<br />

Una de las mayores y más punzantes dificultades de la empresa, desde el principio<br />

de ella, era la cuestión sobre linderos entre la hacienda de el Capulín y el pueblo de<br />

indígenas de Tierra Blanca, acerca de ella, existía un expediente de más de cien años y<br />

sobre la misma, cada uno de sus vecinos, que se llamaban hijos del pueblo, invocando la<br />

voz del común, emprendía y resolvía por sí, entre sí y para sí, el uso y aprovechamiento<br />

propio que deseaban, traspasando la línea divisoria de lo que tenía en la actualidad<br />

en posesión el Capulín, dentro de la jurisdicción del mismo pueblo, esto además de<br />

varias introducciones sucesivas de años anteriores y que variaban esa línea; había<br />

un odio muy marcado y hostil contra ese extenso vínculo de un gran señor, todavía no<br />

extinguido de hecho, y jamás había consentido el pueblo que por cuenta del poseedor<br />

pasara por el lindero una medida, ni un simple reconocimiento de los que llaman vista<br />

de ojos.<br />

Para la medición que necesitó hacer la empresa y que tenía muy alterados los ánimos,<br />

medio una casualidad o circunstancia muy favorable. Su representante estaba de<br />

muchos años antes, bien relacionado con todos los habitantes del pueblo, y estos lo<br />

favorecían con una ilimitada confianza, se presentó personalmente al mismo pueblo<br />

solo y sin el aparato de medidores, habló con sus funcionarios, apoderados y el párroco,<br />

y al día siguiente pasó a los linderos con ellos, agrimensores y cordeleros, rodeado de


éPoca IndePendIente<br />

la multitud de vecinos compuesta hasta de mujeres y muchachos, los trató con agrado,<br />

prudencia y comedimiento, limitándose a la sesión de actualidad, y desde el momento<br />

de comenzar la medida, para que fuera recta e inspirarles confianza, dejó a favor del<br />

pueblo, pequeños pedazos de cerril cediéndole otros de la misma clase por distinto<br />

rumbo, para limitar con él la línea divisoria que era indefinida, y moderar las muy<br />

bastantes pretensiones en que todos tomaban la palabra, haciéndoles conocer que<br />

desaparecía para siempre el vínculo, objeto de aversión, para reducir a propiedades<br />

parciales de su propia jurisdicción por aquellos puntos. Con la adquiesencia y hasta<br />

con aplausos de todos, terminó también para siempre tan antigua cuestión, colocándose<br />

por cuenta del pueblo una larga línea de mojoneras en la divisoria. Cesó así mismo,<br />

la permanente discordia sobre los linderos, entre Tierra Blanca y Cieneguilla, que<br />

producía riñas tumultuosas. Uno de esos motines costó la vida al español Don Roque,<br />

fue al fin del siglo pasado, o al principio del presente.<br />

Había otra cuestión igual sobre límites, con la villa de <strong>San</strong> Pedro Tolimán, la que<br />

arregló también el representante con la misma pequeña sesión de terreno cerril, por<br />

uno sólo de los puntos disputados, asociándose para ello, con una persona prudente<br />

y respetable de aquella vecindad, que interpuso su mediación y los buenos oficios de<br />

influencia local. (Este representante, que por modestia calla su nombre, fue Don Luis<br />

Morelos, autor de estos apuntes.)<br />

Llevadas ambas cuestiones por otra vía, especialmente por la vía judicial, todavía<br />

estaría pendientes y acaso también la división del Capulín y aplicación respectiva a<br />

los interesados.<br />

Para graduar el valor de los terrenos al costo y costas, y dar la posesión de ellos en<br />

1855, se hizo el recargo de un 15/100 a los 150,000.00 ciento cincuenta mil pesos en que<br />

fue comprada la finca, por los gastos de alcabala, agrimensores, medida, pensiones<br />

ordinarias réditos, premios para negociar nuevos plazos para el pago que quedaba<br />

de la hacienda y otros, ocasionados por las amargas circunstancias multiplicadas, a<br />

pesar de todo, la aplicación a los socios fue por la escala gradual de valores de $372<br />

a $432.00 caballería de terreno de labor, según la situación, y calidad, y de $46.00 a<br />

$72.00 de cerril, es decir de $46.00 a $54.00 la fanega de la primera y de $8.00 a $9.00<br />

la cerril, computándose las fanegas de a ocho en caballería, a los fundos de fincas de la<br />

población de la villa se les asignó por regla general una y media renta de la asignada<br />

75


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

76<br />

al año, por precio del terreno, sin atención a su situación y dimensiones que eran<br />

diversas, y mereciendo la aprobación general, resultaron desde seis reales a seis pesos<br />

de valor los fundos citados, que se apresuraron a satisfacer con gusto sus poseedores.<br />

Parece que no era incauto, el ofrecimiento de los $22,000,00 veintidós mil pesos por la<br />

trasmisión del derecho al contrario del Capulín, ni su utilidad hubiera sido mezquina,<br />

y los interesados a él, como acaudalados y por sus buenas realizaciones, no hubieran<br />

sufrido todos los inconvenientes, que la desvalida compañía de <strong>Iturbide</strong>. Un poderoso<br />

de Morelia respondía por el cumplimiento del contrato, al vendedor, a favor de la<br />

empresa.<br />

Dificultades de pago<br />

Quedaban entonces para cubrir $36,000.00 treinta y seis mil pesos, resto del precio del<br />

Capulín. Después del triunfo del Plan de Ayutla en agosto de 1855, siguió aquella serie<br />

casi no interrumpida de revoluciones, hasta 1867, con el consiguiente vandalismo,<br />

con los enormes aumentos repetidos de las pensiones llamadas ordinarias, con las<br />

extraordinarias, con las más enormes asignaciones arbitrarias por la fuerza armada,<br />

con las prisiones y plagios entonces inventados para exigirlos. Para reunir caudales<br />

con que hacer los enteros a los vendedores del Capulín, no podía hacerse en secreto,<br />

por que se recogían de muchos, para ocultarlos y conducirlos a México, se sufrían<br />

las consecuencias de los riesgos, extravíos y abusos de confianza y también robos con<br />

asalto, y es necesario no descubrir por indecoroso, hasta de quien fue preciso ocultar los<br />

caudales reunidos, fingiendo una vez que se habían vuelto, por los riesgos a los deudores<br />

accionistas que los habían entregado, siendo de quien, por deber o dignidad, había que<br />

esperar amparo y protección, como funcionario público, todo esto devoro y gravo de<br />

nuevo notablemente a la empresa. “Acaso contribuyó también los importantes días del<br />

provido, nuevo representante de dicha empresa, que casi la concluyó, sin embargo, ella<br />

ha contribuido a los aumentos y progresos consiguientes que se pasa a mencionar’’.<br />

(Morelos, 1997)<br />

Al poner fin a esta empresa compradora en 1855, se daba inicio a una nueva<br />

época de progreso social y económico. De ser un solo propietario durante varios siglos<br />

se multiplicaron a cuatrocientos predios rústicos y a más de quinientos urbanos.


éPoca IndePendIente<br />

Esta acción motivó a un cambio en los demás latifundios, por ejemplo la<br />

familia Velasco y Bolio poseedora de la hacienda de <strong>San</strong> Jerónimo la dividió en<br />

doce porciones a igual número de nuevos propietarios los cuales la subdividieron<br />

en arrendamientos u otros propietarios. Así nacieron haciendas más pequeñas, por<br />

ejemplo en El Capulín: La Garrapata, El Conejo y de Guadalupe; en <strong>San</strong> Jerónimo: <strong>San</strong><br />

Antonio Viborillas; Charcas: La Noria y Begoña, entre otras.<br />

Respecto a la cabecera, en septiembre de 1856 se componía de seiscientas<br />

fincas urbanas colocadas en calles rectas, la Plaza Principal con una dimensión de<br />

108 metros por lado, la Plazuela con 66.5 metros así como otras cuatro plazas de<br />

menor tamaño. Los habitantes son tres mil en la villa y diez y seis mil en el territorio<br />

municipal.<br />

8. fundaCión de las CongregaCiones de el Capulín y san josÉ de CHarCas<br />

Este crecimiento vertiginoso también repercute en otros sitios del territorio<br />

municipal, tal es el caso de la fundación de dos nuevas congregaciones la de El Capulín<br />

y Charcas, que se edifican en el espacio que ocuparon los cascos de las haciendas del<br />

mismo nombre.<br />

Estas congregaciones tuvieron mejor suerte que la cabecera en el momento de<br />

su fundación, ya que su entorno les era más favorable sobre todo la abundancia del<br />

vital líquido.<br />

En abril de 1872, con el apoyo de la autoridad municipal y del gobierno del<br />

estado se da la apertura de las Escuelas Nacionales para cada uno de los sexos en la<br />

naciente congregación de El Capulín. Para agosto de ese mismo año se abren también<br />

en la congregación de Charcas.<br />

En el año de 1873, a petición de los vecinos de Charcas, el Ayuntamiento<br />

acordó dar posesión de terrenos en ese lugar para su plaza mayor, cárceles, escuelas,<br />

casa consistoriales y una plazuela que dueño de esa hacienda cedió al fraccionarla.<br />

Con ese objeto la corporación municipal, nombró la comisión que la representara,<br />

recayendo el nombramiento en el Señor Margarito Sánchez, regidor y en el síndico<br />

segundo Rómulo Romero, quienes acompañados de la Comisión de Instrucción Pública<br />

77


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

78<br />

y de varios vecinos de esta, dieron la posesión de los terrenos dichos, el día 9 de mayo<br />

ya citado.<br />

En el año de 1873, el Señor Rómulo Romero síndico del Ayuntamiento y comisionado<br />

de mejoras materiales, comodidad y ornato, propuso la adquisición de un reloj<br />

público, la introducción de agua a la población, presentado a ese efecto y en distintas<br />

fechas, el dictamen respectivo, se trató de los objetos dichos en las sesiones que celebró<br />

la corporación municipal, y aún se solicitó del gobierno del estado su aprobación y<br />

auxilios pecuniarios, pero entonces nada se consiguió. (Morelos, 1997)<br />

9. presenCia del gral. miguel maría eCHegaray, enCargado del gobierno muniCipal, 1862<br />

Con el triunfo del liberalismo, la promulgación de las Leyes de Reforma y la<br />

Constitución Federal de 1857, también son aplicadas con prontitud y observancia en<br />

la villa de <strong>Iturbide</strong>, creándose el panteón civil, ya que el utilizado era el localizado<br />

afuera de la iglesia Parroquial, al mismo tiempo es nacionalizado el único predio<br />

propiedad de la Iglesia en este lugar, que se ubicaba en la antigua calle de <strong>San</strong> José y<br />

que actualmente es el centro de la salud en la calle de Mina.<br />

Iniciada la intervención Europea en México, en mayo de 1862, arribó a la<br />

Villa de <strong>Iturbide</strong>, para estacionarse en ella, el general Don Miguel María Echegaray,<br />

mandando una brigada que sus tropas le había confiado el gobierno del estado de<br />

Guanajuato, lo había también investido de facultades gubernativas. Y en lo militar,<br />

en el acto de llegar, recorrió a caballo y demasiado toda la población, notó el desaseo<br />

exterior de los edificios y al día siguiente dio un bando, previniendo el enjarre, blanqueo<br />

y pintura de ellos en los frentes de la calle, dentro de un mes, señalando multas a la<br />

falta de cumplimiento. En el conjunto, la providencia causó un gasto cuantioso, más<br />

dividido proporcionalmente entre los propietarios, no fue mal recibido, antes con<br />

aceptación ejecutado como útil a los edificios y a sus dueños. Hizo renovar los rótulos<br />

de nomenclatura de calles, de numeración de cuarteles, manzanas y calles, plantó<br />

alumbrado público, hizo reglamentar el régimen interior del campo mortuorio, y<br />

emprendió otras obras de comodidad y ornato público, haciendo trabajar en ellas, como<br />

operarios, a los individuos de sus tropas. Una orden militar creó momentáneamente la<br />

población, otra orden militar la embelleció casi del mismo modo, a los 43 años de vida


éPoca IndePendIente<br />

municipal, transformándola para el aspecto agradable que hoy presenta. En cuanto al<br />

orden, disciplina y manejo individual de sus fuerzas, no dejaron que desear, dejaron<br />

si para honor de quien las mandaron, muy gratos recuerdos. “Recibía su nombre este<br />

pequeño tributo de reconocimiento y especial voto de gracias de la opinión general,<br />

trasmisible a la posterioridad”.(Morelos, 1997).<br />

10. segundo imperio<br />

En el año de 1867, como por el mes de agosto, por la influencia y simpatía del<br />

ciudadano jefe político de Sierra Gorda, don José María Ramírez, de grato recuerdo, se<br />

pusieron las lunetas de cantera en la Plaza Principal, algunas banquetas, y se aumentó<br />

el alumbrado público, todo en esta villa, y a expensas de los vecinos, que con gusto<br />

contribuyeron, cumpliendo con exactitud con lo que se les designó.<br />

Teniendo la certeza jurídica sobre la propiedad de la tierra, significó un gran<br />

avance no solo para los habitantes de la Villa de <strong>Iturbide</strong>, sino además se convirtió<br />

en un sitio de interés para invertir en comercios y sobre todo el nacimiento de la<br />

industria, por llamarla así, como fueron los molinos de harina.<br />

Para el año de 1863, vino a esta villa el español don Balbino Aramburu, con el<br />

objeto de establecer un molino de harinas de tracción animal, o movido por caballos,<br />

cuyo molino fue de gran utilidad no solo a su dueño, sino a la población y a los<br />

habitantes de la sierra, en el año de 1867, fue el único que proveyó de harinas a los<br />

ya mencionados, y al ejército sitiador de Querétaro, mejorada la posición pecuniaria<br />

del Señor Aramburu, puso su molino en la finca denominada “La Panadería” movido<br />

por vapor y que comenzó a trabajar el día primero de mayo de 1873, con mejores<br />

resultados que el anterior.<br />

En esa misma época se avecindaron los señores Pablo Muñúzuri y Miguel<br />

Barreneche, también españoles en busca de fortuna, el primero estableció al igual<br />

que el señor Aramburu un molino de harina que fue el más importante en la región,<br />

se ubicó en el primer cuadro de la población a escasos metros de la Plaza Principal,<br />

justo a un lado de la gran casona que construyó para su familia y que sigue siendo<br />

prototipo de la arquitectura decimonónica de <strong>San</strong> José, ahí levantó la gran chimenea<br />

que se yergue por la calle de Aldama, y en contra esquina del jardín la panadería<br />

también de su propiedad.<br />

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<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

80<br />

La particularidad de este molino, no sólo por el volumen de producto que<br />

procesaba como la harina y salvado así como su distribución en las ciudades de <strong>San</strong><br />

Miguel de Allende y Querétaro, es por su infraestructura que utilizó, por ejemplo<br />

la alimentación del agua para la caldera con un sofisticado sistema hidráulico que<br />

nacía en un manantial, en la finca llamada “La Alberca”, propiedad de don Pablo y<br />

que se ubica en la parte oriente de la población, lo que permitía utilizar la pendiente<br />

y era conducido el líquido por una tubería de barro cocido y que en el trayecto se<br />

encontraban tres respiraderos, de los cuales se conservan dos, pasando por la Plaza<br />

Principal donde se aprovechaba para alimentar las fuentes públicas que se localizaban<br />

en dicha plaza.<br />

El molino de “La Purísima” de don Pablo Muñúzuri, como lo mencioné<br />

fue el prototipo de la industria local en el último tercio del siglo XIX. También en<br />

la congregación de El Capulín y en la hacienda de <strong>San</strong> Diego, existieron molinos<br />

similares.<br />

Respecto al comercio, destacan las tiendas de don Ignacio Guevara y de la<br />

familia Huerta. Existe el hotel de “El Refugio” y la botica del mismo nombre de don<br />

Alberto Copado, ubicados en el portal poniente de la Plaza Principal.<br />

11. iniCio de la ConstruCCión de la nueVa iglesia parroquial<br />

La segunda mitad del siglo XIX constituyó la etapa de esplendor de la Villa de<br />

<strong>Iturbide</strong>; la llegada de un buen número de comerciantes extranjeros, el establecimiento<br />

de la industria de molinos de trigo, el fraccionamiento de los grandes latifundios en<br />

más de cuatrocientos predios rústico y quinientos urbanos, propició un importante<br />

auge económico. Lo mismo ocurre en el interior del municipio, fundándose dos nuevas<br />

poblaciones, una, donde fue la cabecera de la hacienda de Charcas, y la otra, donde lo<br />

era la del Capulín.<br />

Para entonces el número de habitantes se había duplicado en sólo treinta<br />

años, teniendo un censo de doce mil en toda la comarca. Esto propició la necesidad<br />

de crear una infraestructura más acorde, sin quedar exento el aspecto religioso, ya<br />

que una reducida iglesia, como era la existente, no solucionaba los requerimientos de<br />

la Parroquia.


éPoca IndePendIente<br />

Lo anterior motivó al Dr. Domingo Rodríguez, cura de la Parroquia, a edificar<br />

una nueva iglesia, la cual inicia alrededor de 1850 en un terreno ubicado al norte del<br />

poblado, que popularmente se conoce como “La Adobería”, desconocemos por qué<br />

razón se abandonó la obra; lo cierto es que dos años después, en 1852, realiza algunas<br />

modificaciones a la iglesia primitiva.<br />

Para 1866, se retorna la idea de la construcción decidiendo utilizar el terreno<br />

de la parroquia y derribar la iglesia antigua; el Párroco Rodríguez en marzo de ese<br />

año convocó a un notable grupo de ciudadanos y sus vicarios para expresarles sus<br />

intenciones y el 23 de abril de ese año se colocó la primera piedra, encargando el<br />

diseño al ingeniero Rafael Arcaute y es administrada por el padre Cipriano Rodríguez,<br />

a continuación se reproduce el acta de erección del nuevo templo, donde se explica de<br />

manera detallada las motivaciones para su construcción:<br />

Acta de la fundación de la nueva Parroquia de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>.<br />

En la Villa de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>, del departamento de Guanajuato, en el Imperio<br />

Mexicano, a veintitrés de abril de 1866 mil ochocientos sesenta y seis, el Cura propio y<br />

juez eclesiástico de esta feligresía, Dr. Don Domingo Rodríguez, mirando con profundo<br />

sentimiento que la actual iglesia Parroquial, no es más que un cañón de adobes muy<br />

mal construido, muy débil y estrecho, incapaz de contener la numerosa confluencia<br />

de fieles que asisten frecuentemente, y piadosamente a la celebración de los divinos<br />

oficios, que su debilidad y estrechez solo fueron una exigencia de la época de erección<br />

en calidad de capilla, como ayuda de Parroquia de idioma castellano, independiente<br />

del Curato de Xichú de Indios, ascendida a la categoría de iglesia Parroquial de Señor<br />

<strong>San</strong> José, en el año de mil setecientos cincuenta y cuatro, y que la edificación de un buen<br />

templo, es ya una imperiosa necesidad del estado floreciente en que se halla esta nueva<br />

feligresía, como excede de veinticinco mil el número de sus habitantes, a pesar de las<br />

grandes dificultades que traen consigo las grandes obras, la hizo diseñar por el perito<br />

Don Rafael Arcaute, y después de observar que el diseño está conforme a las reglas del<br />

arte, y acomodados al terreno de la propiedad de la actual Parroquia, hoy día de la<br />

fecha mandó abrir los cimientos, con previa licencia de la Sagrada Mitra, destinado<br />

dicho templo al culto del castísimo patriarca Señor <strong>San</strong> José, como titular que ha sido<br />

de esta Parroquia, sin contar con más elementos, que los que le proporcione la divina<br />

providencia, de quien muy confiadamente los espera. Para la debida constancia, se<br />

81


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

82<br />

extiende la presente acta, que obrará en el libro destinado a consignar los acuerdos que<br />

se adoptaran, y las ocurrencias notables que se presenten en el transcurso del tiempo<br />

que dure la obra, colocando una copia en la arca de la piedra fundamental y unas<br />

monedas.- El Cura propio, Doctor Domingo Rodríguez.- El perito, Rafael Arcaute.- El<br />

tesorero, Gerardo Díaz”.<br />

Primeramente se edificó la sacristía y capilla del Señor del <strong>San</strong>to Entierro, las<br />

cuales se bendijeron el día sábado 20 de abril de 1872 a las siete de la mañana, por el<br />

Br. Cipriano Rodríguez quien servía de vicario desde año de 1857; en el reverso de su<br />

retrato existente en la Parroquia se puede leer:<br />

“Retrato del Pbro. D. Cipriano Rodríguez, quien se dedicó con loable empeño hasta<br />

terminar la Sacristía y antesacristía y a quien Dios concedió celebrar la primera misa<br />

en dicha Sacristía el día 20 de abril de 1872”.<br />

En mayo siguiente se depositaron en casas particulares las imágenes para<br />

proceder a derribar la antigua iglesia que duró 107 años, se inició el sábado 11 del<br />

citado mes.<br />

En enero de 1873 a expensas de varios vecinos, comenzaron a construirse tres<br />

columnas para los arcos del cuerpo de la iglesia, siendo los principales contribuyentes,<br />

don Nicolás González, don Rómulo Romero y doña Catarina Mendieta. El 13 de<br />

febrero de 1875 se puso la clave del último arco del lado norte de la portada del<br />

templo Parroquial, pues en varias fechas anteriores se concluyeron los otros arcos de<br />

la misma.


Relación de gastos y materiales en la nueva obra de la iglesia Parroquial<br />

éPoca IndePendIente<br />

Repentinamente la noche del 23 de octubre de 1875 murió el Dr. Domingo<br />

Rodríguez, ocasionando la suspensión de la obra hasta la designación de un nuevo<br />

párroco. Es importante consignar algunos datos biográficos de este personaje:<br />

83


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

84<br />

El Señor doctor Don Domingo Rodríguez, con su carácter de Cura propio, y juez<br />

eclesiástico de esta Parroquia, llegó a esta villa el 28 de febrero de 1849, tomando<br />

posesión en la misma fecha del Curato, que entonces dependía del arzobispado de<br />

México. Al erigirse el Obispado de Querétaro, de él formó parte este Curato, el Ilsmo. Sr.<br />

Gárate que fue su primer Obispo, nombró al Señor Rodríguez Arcediano del Cabildo,<br />

y secretario de la Mitra, dignidades que sirvió por un corto tiempo, hasta que la <strong>San</strong>ta<br />

Sede lo relevó de estos cargos, continuando de Cura de esta Parroquia.<br />

El mencionado Sr. Dr. Rodríguez falleció repentinamente, a las diez y media de la<br />

noche del sábado 23 de octubre de 1875, en una de las piezas de su casa habitación, en<br />

la que está en la esquina suroeste de la plaza principal, teniendo lugar este desgraciado<br />

acontecimiento, en presencia de algunas personas que en ella se encontraban, quienes<br />

lo atendieron, se pidió el permiso para inhumar el cadáver del Señor Rodríguez en el<br />

interior de la Parroquia en construcción, cuyas bóvedas aún no se cubrían, permiso<br />

que el gobierno negó en la tarde del 25 del mismo mes. Este hecho disgustó al pueblo,<br />

que se amotinó, para hacer la inhumación en la mencionada Parroquia. La autoridad<br />

política se hizo respetar, originándose una acción de guerra, que duró cerca de dos<br />

horas, resultando de ella, dos muertos del pueblo y varios heridos de este, y de la fuerza<br />

de seguridad. Calmados los ánimos por los RR. PP. Malavehar, y disuelta la reunión<br />

que era hostil, el Señor jefe a las doce de la noche, hizo que se inhumara el cadáver en<br />

fosa común del panteón Municipal, es de advertir, que sin embargo de la exaltación de<br />

los ánimos del pueblo, no hubo ningún desorden, o delito de otro género.<br />

12. la santa Casa de loreto<br />

En el mismo año que se inició la construcción de la iglesia Parroquial, por<br />

iniciativa de algunos feligreses a unos metros de la Plaza Principal se inició la<br />

construcción de la iglesia de la <strong>San</strong>ta Casa de Loreto, fue construido a expensas de los<br />

señores Vicente Pérez, Presbítero Miguel M. de la Vega, Antonio Hernández, Othón y<br />

Martín Lozada, y con el auxilio de otros vecinos de este lugar.<br />

Daremos algunos pormenores de estos: en el año de 1863 el señor Vicente<br />

Pérez compró una casa contigua a la en que vivía, con el objeto de levantar sobre<br />

el terreno de aquella un templo que se dedicara al culto católico, en 1866 reunió a<br />

los señores Presbítero Miguel M. de la Vega, y demás mencionados en el párrafo


éPoca IndePendIente<br />

anterior, y al Señor Florentino Olvera, les manifestó su deseo de construir el templo,<br />

deseo que estaba dispuesto a llevar a efecto siempre que contara con el auxilio de los<br />

mencionados señores, quienes con gusto y buena voluntad ofrecieron al señor Pérez,<br />

contribuir con lo que pudieran. Con este motivo, los mismos señores con fecha cinco de<br />

mayo de 1866 elevaron al Ilustrísimo Señor Obispo de Querétaro, un ocurso pidiendo<br />

la licencia para construir un templo, dedicado a la santísima Virgen de Loreto, que<br />

se denominara “La <strong>San</strong>ta Casa de Loreto” el siete del mismo mes, se les concedió la<br />

licencia que solicitaron, en vista de lo cual los prenominados señores, acordaron ver<br />

al señor Rafael Arcaute, vecino de este lugar, para que como perito práctico trazara el<br />

edificio en el lugar designado, se hizo el trazo, dándole de longitud cuarenta y ocho<br />

varas, por diez de anchura, dejando seis varas para las gradas del frente del templo:<br />

el 16 del mismo mes, se comenzaron a abrir los cimientos, bendiciéndolos el Señor<br />

Presbítero Miguel M. de la Vega, en comisión del Señor Obispo, autorizó el acta que<br />

levantaron los señores socios de la obra, y el señor Dr. don Domingo Rodríguez,<br />

párroco del lugar.<br />

Habiendo dejado la dirección de la obra el señor Arcaute y en siete de<br />

noviembre de 1866, se hizo cargo de ella el Señor Valentín López, práctico inteligente<br />

que mandó de Querétaro, el Señor Antonio Loyola, a solicitud del Señor Pérez, se<br />

siguió trabajando en la obra hasta que cerrada la última, se vino a Fondo, por que se<br />

le quitó luego la cimbra, antes de que estuviera seca.<br />

Esta desgracia hizo que la generalidad de los contribuyentes se desanimaran,<br />

y que la obra se paralizara por mucho tiempo.<br />

El año de 1873, un pobre de oficio panadero, llamado Severo Pichardo que<br />

había mandado construir una imagen de nuestra Señora de Loreto, para regalarla<br />

al templo que se construía, viendo que ya tenía seis años de estar paralizada, invitó<br />

al Señor Florentino Olvera para continuarla entre ambos, acordando que el Señor<br />

Olvera diera la Mezcla, y Pichardo convocaría a los albañiles residentes en la<br />

población, para que gratuitamente trabajaran los domingos. Se dirigieron al Señor<br />

don Domingo Rodríguez Cura de aquí, en solicitud de la licencia respectiva, y al Señor<br />

Pérez pidiendo la licencia para continuar la obra de ese modo, se les concedió y el<br />

primer domingo se presentaron algunos albañiles y peones, pero después ya nadie<br />

trabajó, y después sólo concurrieron mirones que a nada se prestaban. Los socios no<br />

85


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

86<br />

se desanimaron sino que procuraron continuar la obra, haciendo todos los esfuerzos<br />

posibles hasta terminarla.<br />

Sin embargo de tal laudable propósito, no fue posible a las personas<br />

mencionadas seguir trabajando hasta terminar la obra, y se resolvieron a hacer formal<br />

entrega de ella, al Ilustrísimo Señor Obispo por conducto del digno párroco, pero<br />

antes, el Señor Vicente Pérez hizo formal sesión de una casa de su propiedad situada<br />

al norte del templo y adyacente a él, compuesta de 7 varas, 34 pulgadas de frente, y<br />

de fondo igual al que tiene la <strong>San</strong>ta Casa, para que en ella se construya la sacristía y<br />

demás oficinas necesarias. Para hacer la entrega de que trata este párrafo, los señores<br />

dirigieron al Señor Cura párroco el escrito que sigue:<br />

Los que suscribimos, con toda representación que podemos tener y que nos pertenezca,<br />

con la de los demás contribuyentes que, como católicos, apostólicos y romanos, unieron<br />

sus recursos y trabajos para la construcción de la <strong>San</strong>ta Casa de Loreto, después de la<br />

entrega de la llave que el día 6 de enero del presente año, hicimos a nombre de ellos y<br />

nuestro, al dignísimo párroco de este lugar, Lic. Don Nicolás Campa, ocurrimos a el<br />

mismo, suplicándole que por su conducto sea puesto en conocimiento del Ilustrísimo<br />

Señor Obispo de nuestra diócesis la entrega formal que hacemos del templo tantas<br />

veces repetido, para que sea inscrito en el número de los que tiene la iglesia católica.<br />

Nuestra debilidad nos empujó a ser criminales, y nuestros crímenes indignaron al que<br />

nos había concedido la erección de su habitación y ya, apartado su rostro de nosotros,<br />

no podemos concluir lo que nos permitió comenzar, pero como el amor entrañable que<br />

tiene a sus hijos, no le ha dejado retirar su misericordia de nosotros que lo somos al<br />

concedernos la vida, nos ha iluminado para que conozcamos la culpa que tenemos en<br />

nuestra propia degradación, y nos ha permitido que aniquilados por el infortunio, no<br />

nos apartemos de la escala por donde se sube a su gloria, que es la iglesia, para que<br />

podamos en su seno tener a nuestros hermanos y descendientes, un lugar donde se<br />

reúnan a glorificarlo, y a recibir la enseñanza que el divino maestro nuestro redentor,<br />

depositó en manos de sus ministros, A ellos pues, hacemos la entrega de nuestra obra<br />

y les pedimos, que ya que tienen marcadas las señales de la misericordia de nuestro<br />

padre y redentor, porque les ha concedido el título de ministros de la Iglesia, oren a su<br />

Divina Majestad, porque nos dé la paz y nos socorra en nuestras necesidades, y porque<br />

les sea aceptable que en su santo nombre, nos de la bendición que formará nuestra<br />

verdadera felicidad: <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>, marzo 19 de 1876.- Florentino Olvera.-<br />

Vicente Pérez.- Antonio Hernández.<br />

Concede el Sr. Obispo que diariamente se celebre Misa en la <strong>San</strong>ta Casa, (1875).


éPoca IndePendIente<br />

Con vista de los informes dados por el Párroco al Ilustrísimo Señor Obispo<br />

respecto de la iglesia de Loreto, concedió que en ella se diera diariamente Misa. Con<br />

este motivo, el viernes 26 de noviembre de 1875 se consagró solemnemente el culto,<br />

apadrinando el acto el señor licenciado Miguel Hernández y don Nicolás González, y<br />

predicó el padre Malavehar.<br />

13. inauguraCión de la línea telegráfiCa, 1873-1874<br />

El lunes 29 de diciembre de 1873 en la tarde, se puso el primer poste del<br />

telégrafo de esta villa a <strong>San</strong> Miguel de Allende. El 18 de enero de 1874 a las doce del<br />

día, se dieron por primera vez las horas, con una campana colocada en la azotea de<br />

la casa municipal, y se seguirá dando las horas con dicha campana por el centinela,<br />

guiándose para esto, por el reloj de la jefatura.<br />

El diez de febrero del mismo año, a las tres de la tarde, se puso el primer parte<br />

telegráfico al señor general Florencio Antillón, por el señor Manuel Unzaga, Jefe<br />

Político de este partido, comunicándole la conclusión y estreno de la cárcel, y quedando<br />

inaugurada la línea telegráfica. Esta mejora se debe a los trabajos emprendidos con<br />

ayuda del Señor gobernador, del señor Ignacio Alcázar diputado por este distrito al<br />

Congreso de la Unión, y por el C. Lic. Sebastián Lerdo de Tejada, Presidente de la<br />

República, contribuyendo los vecinos con los postes que se ocuparon en el terreno<br />

perteneciente a este municipio.<br />

87


caPítulo V<br />

el PorfIrISmo<br />

Si podemos considerar un periodo de tranquilidad social y política, así como<br />

de desarrollo en varios ámbitos, no fue precisamente la “paz porfiriana” sino además<br />

la presencia de personajes que fueron auténticos benefactores e impulsores de obras<br />

comunitarias para la población, tal es el caso del Lic. Nicolás Campa y la Srita.<br />

Agripina Vieytes, el primero al retomar la construcción de la nueva iglesia Parroquial<br />

y la segunda abriendo colegios y centros de beneficencia. Por otro lado, después de<br />

la división de los grandes latifundios el aprovechamiento de la tierra fue mayor lo<br />

que generó más trabajo y por ende más riqueza, claro siempre con la existencia de la<br />

explotación del campesinado que décadas después generó la revolución social de 1910.<br />

También se abren nuevos comercios, sobre todo en el perímetro de la Plaza Principal,<br />

como “El Centro Mercantil”, “El Buen Gusto”, “El Coloso” entre otros; mesones como<br />

el de “La Llamarada”.<br />

Asi mismo es atendido el rublo de la educación, donde sobresalen los colegios<br />

de señoritas auspiciado por la Srita. Vieytes y el colegio del Señor <strong>San</strong> José abierto<br />

por el padre Campa, de los cuales me referiré más adelante. Pareciera que por fin<br />

el pomposo nombre de Villa de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>, se acercaba a la realidad de<br />

bonanza social que desafortunadamente duró pocas décadas.<br />

1. nombramiento del p. liC. niColás Campa Como nueVo párroCo<br />

A la muerte del Dr. Rodríguez, es nombrado para ocupar la vacante de párroco<br />

en <strong>San</strong> José el Pbro. Lic. Nicolás Campa, quien a decir de sus contemporáneos se<br />

granjeo en poco tiempo el aprecio de su feligresía, quien llegó a ella el 4 de noviembre<br />

89


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

90<br />

del mismo año de 1875, sin más acompañamiento que un mozo, viniendo ambos a<br />

caballo. Volvió a Querétaro a los dos días de llegado, y el 13 de mismo noviembre<br />

volvió a la población, acompañado de su familia, consistente en la Señora su madre,<br />

y dos hermanas de él y una tía, pocos vecinos salieron a encontrarlo, por que se<br />

ignoraba el día que llegaría.<br />

Luego que tomó posesión del Curato, y que comenzó a ejercer las funciones de Cura y<br />

las propias de su ministerio, comenzó a captarse las simpatías y el respeto y amor de los<br />

feligreses, por que desde luego dio impulso extraordinario a la obra de la Parroquia: sus<br />

pláticas doctrinales ajustadas a los preceptos del evangelio, elocuente, sin ostentación,<br />

activo y eficaz en la asistencia espiritual de los enfermos y necesitados, sin interés<br />

material, y si guiado solamente por la caridad y por el cumplimiento de sus deberes.<br />

Afecto y dedicado a la impulsión de la niñez y de la juventud, desde luego estableció<br />

un plantel para impartirla gratuitamente, sencillo y atento con todas las personas<br />

que se acercaban a tratar negocios con él. Todas estas cualidades y otras muchas que<br />

omitimos, granjearon al Señor Lic. Nicolás Campa, la aceptación general y aquella<br />

estimación y respeto voluntario, que es el mejor de los respetos. (Morelos, 1997)<br />

A distancia del tiempo y valorando su obra sin pasión alguna, podemos afirmar<br />

que Nicolás Campa es uno de los prin cipales personajes que ha tenido <strong>San</strong> José hasta<br />

la fecha; ya que su preocupación por elevar la calidad de vida de sus feligreses de una<br />

manera armónica e integral lo coloca a gran distancia del agresivo progreso material<br />

que sólo nos desintegra y deshumaniza, por tal consideración creo oportuno agregar<br />

el siguiente esbozo biográfico:<br />

Nació nuestro personaje en la ciudad de Querétaro en 1828. Hijo de Manuel<br />

Campa y Mariana Rodríguez. Su educación cristiana y nacionalista serán los<br />

fundamentos que lo llevarán a tomar grandes decisiones a lo largo de su vida.<br />

Es escasa la información sobre sus primeros años, pero sabemos que fue<br />

huérfano de padre a corta edad. Sus estudios medios y de jurisprudencia los realizó<br />

en el antiguo colegio jesuita de <strong>San</strong> Ignacio y <strong>San</strong> Francisco Javier.<br />

En cuanto a su filiación eclesiástica fue miembro de la Congregación del<br />

Oratorio de <strong>San</strong> Felipe Neri.


Desde temprana edad participó de los acontecimientos políticos de su<br />

tiempo, a pesar de su condición sacerdotal. Como liberal moderado se desempeñó<br />

en dos ocasiones como secretario de gobierno con los generales José María Arteaga<br />

(1827-1867) y Julio María Cervantes (1837 - c. 1880). Diputado al congreso local de<br />

Querétaro (1867) y al Congreso de la Unión (1869) diputación que nunca ocupó a<br />

causa del Lic. Ezequiel Montes; durante el Sitio de Querétaro coadyuvó a la rendición<br />

de Maximiliano, exponiendo más de una vez su vida.<br />

Una faceta que siempre lo identificó es como educador, ya que siendo bachiller<br />

impartía la cátedra de dibujo y posteriormente de filosofía; ocupó la rectoría del<br />

Colegio Civil del Estado (1869-1874) siendo su principal innovador ya que creó los<br />

estudios de teneduría de libros (administración), los laboratorios de física y química,<br />

integró a la clase artesanal e instaló el primer gimnasio, al mismo tiempo dirigía en<br />

forma particular la educación de jóvenes.<br />

Lo que le da sentido a su labor fue su ministerio sacerdotal, dispuesto a dejar<br />

todo para dar todo. Es donde se comprende su inmenso carisma y sensibilidad hacia<br />

el pueblo. Como miembro del Oratorio se distinguió siempre en su iglesia de <strong>San</strong><br />

Felipe Neri (actual Catedral de Querétaro); al servicio diocesano en la parroquia de<br />

<strong>San</strong> Francisco Galileo (El Pueblito, Qro.) y su morada final, aquí, en <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong><br />

(1875-1890).<br />

En un día frío de noviembre de 1875 llegó a <strong>San</strong> José. Sus objetivos primordiales<br />

como pastor fueron: continuar la obra del templo parroquial, fundar un colegio de<br />

nivel superior y organizar a la población para realizar obras de beneficio, lo anterior<br />

con una óptica humanista y desinteresada. .<br />

En el templo parroquial, buscó primeramente a diversos expertos con el fin de<br />

obtener un proyecto, que no sólo cumpliera con una necesidad sino además denotara<br />

calidad arquitectónica y artística.<br />

De ahí que don Ramón Rodríguez y Arangoity se encargara del nuevo proyecto<br />

y su ejecución el experimentado alarife Valentín López; durante tres lustros su mayor<br />

empeño lo dedicó a erigir el magnífico templo.<br />

el PorfIrISmo<br />

91


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

92<br />

Retrato del Pbro. Nicolás Campa, benefactor de <strong>San</strong> José<br />

Respecto a su obra educativa, en 1876 fundó el Colegio del Señor <strong>San</strong> José, que<br />

constituyó una verdadera escuela de jurisprudencia, sus planes de estudio y material<br />

didáctico se basaron a los utilizados en los colegios civiles; se impartían cátedras de<br />

derecho patrio (derecho civil), derecho natural, teneduría de libros, raíces griegas y<br />

latinas, inglés, francés, castellano, etc.


Además logró de la Legislatura de Guanajuato una subvención económica para<br />

mantener el colegio. Al finalizar el año los alumnos eran examinados en el Colegio<br />

Civil de Querétaro, oficializándose de esta forma sus estudios.<br />

Como nota importante mencionaremos que el primer notario público<br />

que existió en <strong>San</strong> José, el Lic. Ismael Morelos, fue egresado de dicho colegio. Su<br />

vocación intrínseca en buscar el progreso comunitario lo llevó a emprender obras de<br />

gran importancia para su tiempo, valga mencionar las siguientes: introdujo el agua,<br />

acondicionó el pozo del “Caracol”, en la Plaza Principal colocó cuatro fuentes para<br />

el suministro de agua, proyectó una alameda, mantuvo un asilo de niños pobres, se<br />

dieron clases de telegrafía, se crearon las diligencias para el correo, motivó la inversión<br />

de una línea de carruajes, organizó la nomenclatura de las calles, fomentó en gran<br />

manera el civismo y muchas otras mejoras de que fue objeto la población.<br />

El 29 de octubre del 1890, después de una larga agonía, dejó de existir este<br />

ilustre personaje causando profundo dolor a su feligresía.<br />

Sus despojos mortales se depositaron en la iglesia de <strong>San</strong> Felipe Neri de la<br />

ciudad de Querétaro. Hace algunos años, aún se leía la inscripción de su sepulcro:<br />

HIC JACET QUI JACERE NUNQUAM POTUIT IN VITA QUIA PLENUS CHARITATE<br />

SIBI SERVAVIT, (Yase aquí el que nunca pudo descansar en vida, porque lleno de<br />

caridad nunca se reservó para sí momento alguno).<br />

El 26 de mayo de 2007 fueron trasladados sus restos nuevamente de la ciudad<br />

de Querétaro a <strong>San</strong> José <strong>Iturbide</strong>, donde la población se volcó a recibirlo organizándose<br />

ceremonias tanto cívicas como religiosas. Se colocaron en un sencillo mausoleo en la<br />

capilla derecha de la iglesia Parroquial.<br />

2. eduCaCión<br />

A parte de las instituciones de educación básicas proporcionadas por el estado,<br />

como la escuela elemental “Benito Juárez”, <strong>San</strong> José vio florecer dos instituciones<br />

educativas de nivel medio y superior, llama la atención que una de ellas fue precisamente<br />

para la formación de señoritas.<br />

el PorfIrISmo<br />

93


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

94<br />

el Colegio de señoritas de la srita. agripina Vieytes<br />

Originaria de Querétaro y avecindada en esta municipalidad, en su hacienda<br />

de El Jovero, la Srita. Agripina Vieytes dedicó su tiempo y recursos a la formación de<br />

la mujer en <strong>San</strong> José. Como ejemplo, en un impreso de la época se da noticia de la<br />

ceremonia de entrega de premios de dicha institución, la cual era presidida por el Jefe<br />

Político de entonces, por su directora la Srita. Nicandra Hernández y desde luego su<br />

benefactora.<br />

Los premios fueron los siguientes:<br />

-Premios en el ramo de lectura: <strong>Jose</strong>fa Cosío, Concepción Gómez, Cristina<br />

Morelos y niño Manuel Martínez.<br />

-Premios de escritura y gramática: Teresa Hernández, Concepción Vega, Luisa<br />

Cosío. Trinidad Suárez.<br />

-Premios de religión: Refugio Arvizu, <strong>Jose</strong>fina Hernández y Concepción<br />

Sánchez; niños: Manuel Redondo y Rafael Sobrino.<br />

-Premios de aritmética: Isabel Redondo y Refugio Vega.<br />

-Premios de Costura: Luisa Cosío, Teresa Hernández, Trinidad Suárez,<br />

Concepción Vega.<br />

Premios de música, niños: Ignacio Huerta y Catarino Romero.<br />

Premio de buena conducta: Refugio Arvizu.<br />

Como se puede apreciar, la instrucción impartida por esta institución obedeció<br />

a la influencia europea sobre la educación de la mujer. Sabemos que el colegio fue<br />

cerrado a la muerte de su preceptora la Srita. Nicandra Hernández, y la Srita. Vieytes<br />

fundó un asilo de niños, a quienes formó por muchos años.


Colegio del señor san josÉ<br />

A la par de la construcción de la nueva iglesia Parroquial, el Lic. Campa se<br />

dio a la tarea de fundar el Colegio de Señor <strong>San</strong> José que verdaderamente fue una<br />

institución de nivel superior que benefició sobremanera a la población de <strong>Iturbide</strong>,<br />

sobre todo a la juventud. Recordemos que Nicolás Campa además de su ministerio<br />

sacerdotal y profesión de abogado, veló siempre por la educación de la juventud,<br />

siendo estudiante en los Colegios de <strong>San</strong> Ignacio y <strong>San</strong> Francisco Javier, en su natal<br />

Querétaro, ya impartía cátedras de dibujo y filosofía, llegando a ocupar la Dirección<br />

del Colegio Civil del Estado entre 1869 y 1875, periodo en que reformó de manera<br />

sustantiva a dicha institución en sus planes de estudios y la apertura de nuevos<br />

espacios como el gimnacio y laboratorio.<br />

Decreto del Gobernador Pablo Rocha, donde se decreta la subvención al Colegio de <strong>San</strong> José<br />

el PorfIrISmo<br />

95


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

96<br />

Con ese antecedente no fue fortuito la fundación del Colegio de Señor <strong>San</strong><br />

José, que funcionó de 1876 a 1890, que coincide precisamente con la muerte de su<br />

fundador.<br />

Las clases iniciaban de acuerdo al calendario escolar del Colegio Civil de<br />

Querétaro, es decir iniciaban en enero y concluían en el mes de noviembre, siendo<br />

el mes de diciembre para examinarse; para obtener validez oficial los exámenes<br />

eran realizados ante el Colegio queretano, siendo su director quien designaba a los<br />

sinodales para cada materia, por ejemplo en el ciclo escolar de 1882 se presentaron<br />

los siguientes alumnos para su aprobación:<br />

Derecho Natural y Civil: Marín Arvizu, Ismael Morelos, Francisco Olvera,<br />

Gabriel Pérez y Gabriel Salazar.<br />

Teneduría de Libros: Mariano Arana, Ignacio Salazar, Emilio Valdelamar y<br />

Antonio Sánchez.<br />

Astronomía: Luis Olvera.<br />

Física: Mariano Arana.<br />

Matemáticas 1er. Curso: José Escamilla.<br />

Filosofía: Luis Olvera y Gabriel Pérez.<br />

Español: José Guevara, Miguel Paniagua y Antonio López.<br />

Raíces griegas: Pedro Guevara.<br />

Latín 2º. Curso: José Guevara.<br />

Inglés 1er. Curso: Marín Arvizu, José Escamilla, Ignacio Salazar, Ismael<br />

Morelos y Gabriel Salazar.<br />

Inglés 2º. Curso: Pedro Guevara, Francisco Olvera y Luis Olvera.<br />

Francés 1er. Curso: Silvano Pastor.<br />

Francés 2º. Curso: Tomás Casas, José Escamilla, Benito Lozada y José Miguel<br />

Paniagua.<br />

Si se analizan la relación de las cátedras a lo largo de los tres lustros de<br />

existencia del Colegio, nos daremos cuenta que llevó el mismo plan de estudios del<br />

Colegio Civil, sobre todo en la carrera de jurisprudencia y como prueba de ello se<br />

encuentra el alumno Ismael Morelos, que a principios del siglo XX se desempeñó<br />

como el primer notario público de la entonces Villa de <strong>Iturbide</strong> y quien egresó del<br />

Colegio josefino.


En cuanto a la manutención de la institución, consta como el Lic. Campa obtuvo<br />

del Gobierno del estado de Guanajuato una subvención, sobre todo en la época del<br />

Gral. Pablo Rocha y Portu con quien había cultivado una entrañable amistad.<br />

El fallecimiento del padre Campa, representó el fin del Colegio y el privarnos<br />

de una institución de ese tipo por casi un siglo.<br />

3. ContinuaCión de la obra de la iglesia parroquial<br />

Don José Luis Morelos, menciona que después de varios meses de encontrarse<br />

en el abandono, se reinició la obra de la iglesia Parroquial:<br />

Del 22 de diciembre de mismo año (1875) en adelante, se continuó trabajando en<br />

la construcción de la obra de la Parroquia, con más actividad, mereciendo especial<br />

mención lo siguiente: con motivo de que el Señor Obispo de la Diócesis concedió al<br />

Señor Cura el permiso para que en la <strong>San</strong>ta Casa hubiera depósito, el tres de febrero de<br />

1876, fue trasladado el santísimo sacramento de la Capilla de la Parroquia a la <strong>San</strong>ta<br />

Casa, por el Señor Presbítero Miguel M. de la Vega, a las siete de la noche, sin ninguna<br />

solemnidad.<br />

El propósito del padre Campa, no fue continuar con el proyecto elaborado por<br />

Rafael Arcaute, ya que lo consideró poco adecuado sobre todo desde el punto de vista<br />

arquitectónico y artístico, pero sí aprovechó los muros construidos al momento de su<br />

llegada.<br />

Como hombre de su época e inclinado a las bellas artes, conoció en la ciudad<br />

de México al renombrado arquitecto Ramón Rodríguez y Arangoity, quien se había<br />

doctorado en Roma y a su regreso a México fue parte del colegio de arquitectos de la<br />

Casa Imperial de Maximiliano. Lo convenció de elaborar un nuevo proyecto para la<br />

Parroquia, sobre todo para la fachada y la cúpula; una mejor descripción y crítica al<br />

proyecto nos la da la reconocida doctora Elisa García Barragán:<br />

La parroquia de <strong>San</strong> José de <strong>Iturbide</strong>, con su grandioso vestíbulo neoclásico que<br />

parece haber sido edificada con un gran rigor historicista, teniendo en mente las<br />

construcciones de la antigüedad clásica, al ser observada en su vocabulario formal,<br />

el PorfIrISmo<br />

97


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

98<br />

denota que, en efecto, los elementos tectónicos son de origen griego y de orden corintio,<br />

pero que su autor, Rodríguez Arangoity, de espíritu ecléctico -como corresponde a un<br />

hombre de su época-, prefirió tamizar la rigidez historicista, e interpretar con cierta<br />

libertad esas formas arcaicas, mezclándolas con elementos renacentistas, y si bien<br />

acróteras, series de ovos, dentículos, ménsulas, coronamiento de vanos con doble<br />

voluta, cerrados con conchas o especies de antemas, son usadas profusamente, las<br />

licencias con que Arangoity las maneja, hacen sumamente atractiva esa interesante<br />

fachada que conserva en el interior del vestíbulo una serie de nichos adintelados, cuyo<br />

destino sería -según las referencias de la historia del pueblo- el de albergar estatuas<br />

de santos, y que en la actualidad producen una curiosa impresión en el espectador,<br />

al enfrentarse a toda una serie de vanos adintelados cegados, que poco recuerdan los<br />

nichos tradicionales.<br />

La fachada está compuesta por dos cuerpos, rematado el segundo, también, por un<br />

frontón; al examinar este segundo cuerpo, se presenta la duda de si debería estar<br />

culminado por dos torres, pero de acuerdo al espíritu clásico, y si se piensa en edificios<br />

diseñados en ese estilo, se tiene la seguridad de que los remates son los decididos por<br />

Arangoity. La conjetura respecto a las torres se debe a la colocación de dos torres<br />

en la parte posterior construidas hace pocos años, en 1941, según afirma la placa<br />

explicativa de la portada, las que estorban y modifican el efecto que Arangoiti quiso<br />

dar a ese conjunto clásico, pues si bien este arquitecto no tuvo la intención de apegarse<br />

arqueológicamente a los pórticos griegos, sí, la solución lógica para el tipo de edificación<br />

que realiza es el remate diseñado por él.<br />

Resulta claro que el lenguaje ornamental es clásico, y que la mente que lo utiliza<br />

es preponderantemente laica y afrancesada, y debido a ello organiza todos esos<br />

elementos de una manera muy racional, empleando un razonamiento a la francesa y<br />

no a la griega.<br />

La formación europea de Arangoity, sobre todo en su estadía en Francia, lo imbuye<br />

de un pensamiento cívico que va acorde con el espíritu neoclásico empleado en la<br />

parroquia, a la que el arquitecto le da apariencia laica de un teatro.<br />

En el interior, la gran nave de la iglesia está decorada en su derredor con un friso dórico<br />

de triglifos y metopas ornamentadas con rosetones; los demás elementos decorativos


son estilizaciones vegetales: cintas de follaje, guirnaldas y festones; de igual manera,<br />

con gran acierto Rodríguez Arangoity, en los remates de los vanos interiores, maneja<br />

las formas a manera de frontones con roleos, en los que enmarcadas con guirnaldas<br />

aparecen las efigies de Jesús y pequeños angelillos acomodados en los roleos, a la<br />

manera renacentista.<br />

En cuanto a la cúpula, muy esbelta, recuerda al primer neoclásico, al de Tresguerras.<br />

En ella se logró una buena solución en el gran tambor, que por fuera tiene columnas<br />

pareadas y por dentro correspondientes pilastras, medida que se remonta a Miguel<br />

Ángel y que fue tan del gusto de los primeros arquitectos neoclásicos como el mencionado<br />

Tresguerras.<br />

Retrato del Arq. Ramón Rodríguez y Arangoity,<br />

quien proyectó la nueva iglesia Parroquial de <strong>San</strong> José<br />

el PorfIrISmo<br />

99


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

100<br />

Este inmueble tan emblemático y simbólico para nuestro pueblo, fue bendecido<br />

el jueves 19 de septiembre de 1895 por el Pbro. Miguel Matilde de la Vega, Párroco de<br />

<strong>San</strong> José en compañía de los presbíteros Juan José Plaza y Antonio Centeno.<br />

4. obra piCtóriCa del padre Campa<br />

Es poco conocida la faceta de Campa como pintor, y que bien vale la pena nos<br />

detengamos a esbozar al respecto. Sabemos que siendo estudiante de filosofía en los<br />

antiguos Colegios de <strong>San</strong> Ignacio y <strong>San</strong> Francisco Javier de Querétaro, ya impartía una<br />

modesta cátedra de dibujo y como aficionado frecuentaba algunos talleres de artistas;<br />

considera nuestro buen amigo el Mtro. José Rodolfo Anaya Larios, que su formación<br />

fue autodidacta y apoyado en algún tratado, por lo que su obra no podríamos<br />

considerarla estrictamente académica, pero no por ello deja de ser importante.<br />

Sabemos a groso modo que su incursión en la pintura fue muy variada, desde<br />

retratos, temas religiosos y nacionalistas, paisajes y dado a realizar reproducciones de<br />

los grandes maestros de la pintura nacional y universal.<br />

Hasta nuestros días son pocos los lienzos que se conservan de su autoría,<br />

quizá para los iturbidenses los más conocidos son los retratos de los padres Cipriano<br />

Rodríguez y Juan José Plaza, y del maestro alarife Valentín López. El primero de<br />

ellos realizado de manera póstuma, ya que falleció en 1873 y fue pintado en 1882,<br />

es un sacerdote anciano y no tiene mayor composición. El del padre Plaza es muy<br />

característico por la charola con monedas que lo acompaña junto a un Crucifijo<br />

sobre el escritorio, aquí Campa quiso dejar constancia del trabajo incansable de este<br />

sacerdote en la colecta de recursos para la construcción del Templo Parroquial. En<br />

el caso del retrato de Valentín López, llama poderosamente la atención no sólo su<br />

composición que se logra con todos los elementos: la escuadra y el cincel, los planos<br />

y plantillas, el jorongo y sombrero, los ojos irritados por el polvo de la cantera; un<br />

verdadero tributo a los artífices de nuestro gran monumento. Hoy estos retratos se<br />

pueden apreciar en la sala-museo “Salvador Medina”, anexo a la Parroquia.<br />

En cuanto temas religiosos destacan, como lo mencioné, La Asunción de la<br />

Virgen, que no hay duda intenta reproducir la versión de Murillo La Concepción de<br />

El Escorial, aunque en el rostro encontramos a una Virgen de mayor edad como se


denota en su rostro, se afirma sin comprobarlo, que quiso plasmar el rostro de una<br />

de sus hermana: Mariana; la disposición de los ángeles es la mismas aunque cambia<br />

algunos tonos en el color.<br />

En 1988 me topé con una tela enrollada y roída, al desdoblarla apareció una<br />

imagen ya desdibujada y con grandes faltantes de lo que fue la representación de La<br />

Sagrada Familia, al contemplarla salió a luz una firma y una fecha: “Nicolás Campa,<br />

<strong>Iturbide</strong>, 1882”; un lienzo que también ornamentó la nave de la Parroquia y al estar<br />

expuesta con seguridad a humedades pasó a una bodega. Con este descubrimiento y<br />

previo permiso del Párroco de entonces, me comuniqué con don Luis Ávila Blancas,<br />

sacerdote del Oratorio, Canónigo de la Catedral de México y a quien México le debe<br />

el rescate de innumerables obras del arte. Puso a nuestra disposición su taller de<br />

restauración en la pinacoteca de La Profesa y se logró salvar esta obra, que lucen,<br />

junto con la anterior, en la Sacristía de la Parroquia.<br />

Otra faceta en sus gustos de la pintura, fueron los temas patrióticos y personajes<br />

de la historia Nacional; destaca el retrato del Cura Miguel Hidalgo, que donó a la<br />

población por medio de su autoridad Municipal en 1883. Refiere el mismo Campa:<br />

Cuando asistí por primera vez a las fiestas nacionales que celebra anualmente esta<br />

Villa en los días 15 y 16 de septiembre, pude notar la falta de un retrato del Sr. Cura<br />

Hidalgo, cuyo héroe llena por decirlo así aquellas festividades patrióticas. Inclinado<br />

desde mis primero años a la pintura… pensé pintar un gran cuadro que representara<br />

al héroe inmortal…, trabajé más de año dedicado a la obra el poco tiempo que me<br />

dejan libre las atenciones parroquiales y las del Colegio que dirijo, hasta llevarla a su<br />

término el mes próximo pasado”.<br />

el PorfIrISmo<br />

101


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

102<br />

Modelo del retrato reproducido por el P. Campa y que obsequió a la población<br />

Esta obra por desgracia fue siniestrada en 1927 en la incursión Cristera que acabó<br />

con los archivos municipales, entre otras cosas, lo cierto es que era una reproducción<br />

del que se encuentra en el Salón de Embajadores de Palacio Nacional cuya autoría se<br />

debe a Joaquín Ramírez. Un periódico de esa época refiere al respecto:<br />

El apreciable Sr. Lic. D. Nicolás Campa, cura de <strong>Iturbide</strong>, regaló al Ayuntamiento<br />

de esa población, un magnífico retrato del ilustre D. Miguel Hidalgo. El lienzo es de


grandes dimensiones, y débese (sic) al pincel del Sr. Campa, cuya habilidad en el arte<br />

de Murillo, Velásquez y Cabrera, es bastante conocida y premiada fue en la Exposición<br />

de Querétaro.<br />

En el catálogo de la Exposición de Querétaro de 1882, aparece su participación<br />

con algunas obras, entre ellas un retrato de Maximiliano y un <strong>San</strong> Jerónimo. Se sabe<br />

también que pintó paisajes y una reproducción de la Virgen del Rosario de Murillo sin<br />

tener seguridad plena.<br />

5. Vida polítiCa y soCial<br />

El régimen porfirista delineó de manera clara el ejercicio del poder, es así<br />

que la Villa de <strong>Iturbide</strong> tiene como autoridad al Jefe Político, quien tiene facultades<br />

gubernativas y su encargo no estaba bien definido en cuanto a la temporalidad.<br />

Destacan como jefes políticos en este periodo Miguel Hernández, Manuel González y<br />

Francisco Domínguez.<br />

En materia de justicia se impartía en primera instancia en los juzgados<br />

municipales. También es esta época y quizá debido al número de transacciones<br />

comerciales se establece el Registro Público de la Propiedad y del Comercio, que<br />

desafortunadamente años después se trasladan estos trámites a <strong>San</strong> Luis de la Paz.<br />

En cuanto a infraestructura es muy escasa salvo la construcción de un conjunto<br />

de bordería que será de gran utilidad en décadas posteriores. En la Plaza Principal<br />

se construyen los portales públicos que hoy conocemos como el de “Las Flores” y<br />

“El Refugio” que son los más laboriosos y el costado de la Presidencia Municipal,<br />

de manera simétrica los portales de “El Gigante” y el de “La Estrella”, este último<br />

modificado en la década de los 80’ del siglo XX.<br />

La vida social se circunscribe a la convivencia familiar, se organizan conciertos<br />

y se invitan agrupaciones para este fin, sólo por citar un ejemplo la visita de la<br />

Academia de Música de Querétaro en enero de 1883, se presentó en el extinto Teatro<br />

de la Paz de esta Villa:<br />

el PorfIrISmo<br />

103


<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />

104<br />

Un grupo de alumnas de ese utilísimo establecimiento marchó a la progresista Villa<br />

de <strong>Iturbide</strong>, con objeto de dar un concierto destinado sus productos pecuniarios a la<br />

monumental obra material que ahí se está levantando bajo la dirección del activo e<br />

infatigable Sr. Lic. D. Nicolás Campa.<br />

A diez leguas de la referida Villa de <strong>Iturbide</strong> salieron más de cien personas en briosos<br />

corceles a encontrar a las alumnas y al llegar a la población lo más culto de ella,<br />

perteneciente al bello sexo, la saludó afectuosamente desde las ventanas y azoteas;<br />

al llegar las viajeras a su alojamiento, fueron saludadas por la orquesta que tocó el<br />

siempre entusiasta himno Nacional.<br />

La fiesta brava tuvo también un auge importante, destacan las haciendas<br />

ganaderas de El Jovero, La Alameda, Begoña y La Noria, esta última propiedad de<br />

don Arturo Ducoing y administrada por don Alberto Ferro Torres; don Arturo fue un<br />

personaje conocido no sólo por su fuerte carácter sino por su prolífica descendencia<br />

que también aficionó a la tauromaquia.<br />

En 1886 se anuncia en la vecina ciudad de Querétaro la presentación de la<br />

“compañía infantil de toreros de <strong>Iturbide</strong>” con toros de Montenegro propiedad del Sr.<br />

Legarreta.<br />

Cerca al actual Mercado Municipal, se levantaba una improvisada plaza de<br />

toros a donde acudían regularmente la sociedad iturbidense, una de la últimas corridas<br />

previo al inicio de la Revolución, fue la anunciada para el domingo 6 de noviembre de<br />

1910 con seis “arrogantes toros de las haciendas de La Alameda, Jovero y Salitre de Frías,<br />

de los cuales se lidiarán tres a muerte. Personal de cuadrilla. Picadores: Francisco Mejía<br />

(Cantares) y Roberto Vega “El Roro”. Matador: José Guerrero, Soca, sobresaliente con<br />

obligación de banderillar. Pablo Muñúzuri “El Tecolote”. Banderilleros: Manuel Lugo<br />

“El Coyote”, Alfonso Muñúzuri “La Onza”, Jesús Lugo “La Pulga” y Ciro Origuelo<br />

“El Chango”. Lanzadores: Alfonso y Alberto Ducoing. Alguacil: Jesús Orduña “La<br />

Lechuza”. La corrida será presidida por las simpáticas y bellas señoritas Luz de la<br />

Peza, <strong>Jose</strong>fina Muñúzuri, María Gómez y Altagracia Hernández. Banderillas a caballo<br />

por el Sr. Alberto Ducoing (jr.). Mulilleros: Ciro y Francisco Verduzco. Director del<br />

cambio de suertes, Bartolomé Elorza.


Después de esta corrida, pareciera que nuevamente la suerte de la Villa de<br />

<strong>Iturbide</strong> estaba echada al iniciarse la Revolución social de 1910, la cual trajo consigo<br />

muerte y desolación así como el término de una gran época que jamás regresó.<br />

el PorfIrISmo<br />

105


caPítulo I<br />

PrImera Parte<br />

HIStorIa<br />

el Caminar de Casas Viejas<br />

PerIodo PreHISPánIco<br />

caPítulo II<br />

ÉpoCa Virreinal<br />

índiCe<br />

1.PrImeroS PobladoreS......................................................................................7<br />

2.cHIcHImecaS, PobladoreS del terrItorIo a la llegada de loS eSPañoleS.........10<br />

1. eVangelIzacIón y PrImeraS mercedeS de tIerraS............................................13<br />

2. la fundacIón de caSaS VIeJaS.......................................................................16<br />

3. el PatrocInIo de <strong>San</strong> JoSé a la VIcaría de caSaS VIeJaS..................................28<br />

4. conStruccIón de la PrImItIVa IgleSIa............................................................28<br />

5. eStado fíSIco y natural de <strong>San</strong> JoSé Según la relacIón de caSaS VIeJaS.......35


caPítulo III<br />

san josÉ Casas Viejas en la ÉpoCa de la independenCia<br />

caPítulo IV<br />

1. SItuacIón SocIo-PolítIca anteS de InIcIar el moVImIento armado.<br />

deVaStacIoneS de loS boSqueS Por el arrendatarIo PrIncIPal de el caPulín.....43<br />

JurISdIccIón cIVIl........................................................................................44<br />

JurISdIccIón mIlItar......................................................................................44<br />

2. batalla de Puerto de carroza, octubre de 1810.........................................45<br />

3. <strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS, guarnIcIón de doS fuegoS..........................................47<br />

4. trazado del Poblado....................................................................................48<br />

5. PrImer ayuntamIento, (1821).......................................................................49<br />

6. aguStín de IturbIde en <strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS...............................................52<br />

ÉpoCa independiente<br />

1. InStruccIón PúblIca......................................................................................57<br />

2. conStruccIón de la caSa conSIStorIal.........................................................57<br />

3. reVolucIón de la SIerra gorda, 1847-1849..................................................59<br />

4. ereccIón del Pueblo de <strong>San</strong> JoSé caSaS VIeJaS<br />

a la categoría PolítIca de VIlla, 1849............................................................63<br />

5. ereccIón del dePartamento de SIerra gorda, (1849)..................................65<br />

6. creacIón del terrItorIo de SIerra gorda....................................................67<br />

7. SocIedad comPradora de la HacIenda de el caPulín....................................68<br />

8. fundacIón de laS congregacIoneS de el caPulín y <strong>San</strong> JoSé de cHarcaS.....77<br />

9. PreSencIa del gral. mIguel maría ecHegaray,<br />

encargado del gobIerno munIcIPal, 1862.....................................................78<br />

10. Segundo ImPerIo........................................................................................79<br />

11. InIcIo de la conStruccIón de la nueVa IgleSIa ParroquIal..........................80<br />

12. la <strong>San</strong>ta caSa de loreto.............................................................................84<br />

13. InauguracIón de la línea telegráfIca, 1873-1874.......................................87


caPítulo V<br />

el porfirismo<br />

1. nombramIento del P. lIc. nIcoláS camPa como nueVo Párroco...................89<br />

2. educacIón....................................................................................................93<br />

el colegIo de SeñorItaS de la SrIta. agrIPIna VIeyteS................................94<br />

colegIo del Señor <strong>San</strong> JoSé........................................................................95<br />

3. contInuacIón de la obra de la IgleSIa ParroquIal.......................................97<br />

4. obra PIctórIca del Padre camPa.................................................................100<br />

5. VIda PolítIca y SocIal..................................................................................103

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